(Correo del Orinoco)
15 Abril, 2019 9:08
El discurso repetitivo montado por casi dos décadas, con la complicidad de los medios de comunicación, de que la falla de los servicios públicos se debe pura y llanamente a la falta de mantenimiento, de inversión o por ineptitud, se ha ido desvaneciendo ante las evidencias del saboteo y los ataques terroristas. La palabra ”crisis” no la vinculan a la guerra económica, ni a la persecución y bloqueo financiero de la administración Trump. Las derrotas electorales son culpa del CNE
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Se afirma, testimonio en mano, y con ejemplos sobrantes, que la mayoría de los periodistas y entrevistadores de la derecha ocultan un puñal en la boca o mantienen una gárgara de clavos cuando tienen ante sí a un vocero o dirigente del chavismo o de postura medianamente cercana a la racionalidad. Entonces, se engrinchan, pierden la compostura o tratan de encajonar al entrevistado “oficialista” con preguntas irracionales procurando una respuesta inducida. ¿En este país se tortura?, preguntan uno. ¿En este país se tortura, sí o no? Ah, le estoy preguntando si en este país se tortura, ¿sí o no? ¿Se violan los derechos humanos?, insisten, como si tales irregularidades fueran una práctica recurrente y una política de Estado. Por contraste, cuando se trata de la vocería opositora se la recibe con una amabilidad que aparenta ser distante, acogen sus argumentos en forma acrítica. Ambos se entienden en un lenguaje de palabras y expresiones que calzan con sus intereses. De las laptos o de los mensajes de textos, de los cuales extraen preguntas del público, leen complacidos aquellas cargadas de odio y recriminaciones contra el Gobierno chavista y su dirigencia y de loas y halagos hacia el bando opositor.
En un intercambio cómplice, a los países de derecha y al Grupo de Lima se les presenta como la “comunidad internacional”, incluyendo a organismos como la OEA, con Luis Almagro a la cabeza; el sabotaje a los servicios públicos se encubre con “falta de mantenimiento”, de inversión, de carencia de dotación par el personal obrero o de incapacidad gerencial. En el plano electoral le echan la culpa de las veinte y tantas derrotas al “ventajismo del Gobierno” y a la parcialidad del CNE, sobre todo de Tibisay Lucena.
En todos estos años, la extrema derecha, los grupos económicos, la vocería política, ha justificado su postura antidemocrática, sus conjuras golpistas y crímenes contra el pueblo venezolano, su entrega y dependencia de factores y potencias externas, bajo un doble discurso de apego a los valores y principios democráticos, mientras que por la vía de los hechos apela a la violencia, las guarimbas, la conspiración, el saboteo económico, con la anuencia cómplice del grueso de los medios de comunicación.
Se refieren al Grupo de Lima como la “comunidad internacional”
Un exdiplomático de los tiempos de Copei y de Acción Democrática, metido a analista y conductor de un espacio televisivo, llegó a justificar la violación de la soberanía y la intromisión en los asuntos internos de Venezuela de los Estados Unidos de Norteamérica y otros países, así como de la OEA, alegando que últimamente se acepta, en la comunidad internacional, que la soberanía no es absoluta y por ello se justifica una intervención extranjera en ciertas situaciones.
En el caso de los 150 paramilitares colombianos introducidos en el país para asesinar a Hugo Chávez, en mayo del 2004, el binomio prensa-oposición política apeló al sarcasmo y a la ironía, camufló el grave delito con el velo irónico de “paracachitos”, mientras que el intento de asesinato de Nicolás Maduro y su gabinete, en agosto del año pasado fue descalificado como un “montaje del régimen”. Y un individuo como Oscar Pérez, el hombre que disparó desde un helicóptero contra un jardín de infancia y tiroteó desde el aire una reunión social en la azotea del TSJ, es presentado como una especie de “Rambo” libertario o justiciero, a quien se violaron sus derechos humanos y contra el que se cometió un crimen de lesa humanidad cuando fue abatido en El Junquito por fuerzas especiales policiales. En esta retahila de mentiras, a los colectivos, tal cual como a los Círculos Bolivarianos de los primeros años de la Revolución, se les acusa de hordas, de conformar grupos criminales, de integrar bandas armadas al servicio de la “dictadura”.
Una de las posturas más trilladas y recurrentes de los analistas, juristas, y opinadores de la derecha, entre ellos abogados y economistas, consiste en camuflar bajo el término “crisis” la gravedad de la situación social y económica, ocultando que es consecuencia del saboteo, del ataque a los servicios públicos y a la infraestructura o de la imposición de un dólar paralelo que conduce a la hiperinflación, tal cual como se ha denunciado en foros, coloquios, y seminarios. Los voceros económicos de Fedecámaras, de Conindustria, Consecomercio, Fedenaga, Fedeagro y la dirigencia opositora eluden referirse la política de exterminio económico impulsada con todos los medios por el imperio estadounidense contra la Revolución Bolivariana.
Para la derecha criolla, sus fracasos electorales son culpa del CNE
“Eramos felices y no lo sabíamos”, repiten por las redes sociales quienes pretenden hacer ver que el pasado “puntofijista”, caracterizado por el saqueo y la entrega de nuestros recursos a la potencia del Norte, del “cuánto hay pa’eso”, del agotamiento del modelo político y económico que explotó con “el Caracazo” en 1989 y la rebelión del 4 de febrero de 1992, no son sino invenciones del réeeegimen, asegurando que “el modelo socialista fracasó”.
Algunos analista asumen posturas filosóficas y aducen que “el chavismo no entiende que hay tiempo para gobernar y tiempo para irse”, y desconocen que el chavismo, en el fondo, representa la propuesta de extirpación de un modelo económico y social expoliador que se resiste a morir.
“Con unas reglas claras, Venezuela arranca al día siguiente (del cambio de gobierno). Cuántos recursos no hay en el mundo esperando para venir. Se reactiva el empleo, la economía, quienes se han ido, regresan al país”, dijo recientemente, en un programa de radio, un dirigente opositor, expresidente de la Cantv en la Cuarta República.
Medios de fiesta
Los noticieros de ciertos medios de comunicación, radiales y televisivos, son utilizados a menudo para encubrir actos de sabotaje cometidos en época electoral, presentados como consecuencia de la supuesta “falta de mantenimiento”, la “ineptitud del Gobierno” y la “falta de inversión.
En los días previos a la campaña electoral para elegir a los diputados a la Asamblea Nacional, en septiembre de 2010, el canal Televen abrió uno de sus noticieros con declaraciones, una tras otra, de dirigentes sindicales opositores, en regiones distintas (Anzoátegui, Bolívar) mediante las cuales alertaban sobre la carencia de dotación e incumplimiento de la contratación laboral, de la falta de mantenimiento y de renovación de equipos en el sector eléctrico. En los días siguientes se produjo una brutal seguidilla de apagones, sobre todo en el estado Anzoátegui, principalmente en ciudades como Puerto La Cruz y Barcelona. La oscurana era celebrada con fanfarria por el conductor de Aló, Ciudadano, que transmitía Globovisión. En aquella oportunidad, la derecha se alzó con siete de los ocho diputados en juego en Anzoátegui.
Las fallas en el Metro, de los servicios de agua, gas, telecomunicaciones, la caída en la producción petrolera, son adjudicados directa e inmediatamente, en boca de los expertos del sector opositor, al régimen chavista que “todo lo que agarra lo daña”.
Un ejemplo sobre el caradurismo de la derecha venezolana, en complicidad con sus partidario medios de comunicación, lo constituye la trágica explosión de la refinería de Amuay, en el estado Falcón, en agosto de 2012, en la que perecieron al menos 55 trabajadores y hubo 156 heridos.
El saboteo al servicio eléctrico lo atribuyen a “falta de mantenimiento”
Mientras Pdvsa, en el informe que recoge la investigación del siniestro, concluye que se debió a una acción de sabotaje y que se encontraron aflojados siete de ocho espárragos de la base de la bomba de olefinas P-2601 del bloque 23, y atribuye la responsabilidad a terceros interesados en provocar una catástrofe, un grupo de “expertos”, meses después, presentó en IESA, una institución de derecha, los resultados de un documento en el que se habla de inconsistencias en la explicación de la petrolera acerca de la manipulación humana del la bomba de olefinas y cuestionó la proyección presentada sobre el trayecto de la explosión.
Un diario estadounidense como El Nuevo Herald, de poca solvencia ética y moral, se hizo eco de este informe divulgado en el IESA por una comisión del Centro de Orientación en Energía (Coener). Y afirmó: “La negligencia, la falta de mantenimiento y un abandono generalizado de la cultura de seguridad dentro de la estatal Pdvsa serían los causantes de la explosión de la refinería de Amuay en el 2012 (…) El informe, preparado por una comisión del Centro en Orientación en Energía (Coener), contradice la versión oficial del régimen de Nicolás Maduro de que el peor siniestro en la historia petrolera del país fue provocado por ‘actos directos de sabotaje’ que habrían sido orquestados por la oposición y Estados Unidos con fines electorales”.
El diario agrega: “La versión del Gobierno es como una falta de respeto (a la capacidad intelectual)”, dijo en Caracas Diego González, presidente de Coener, un centro de investigación venezolano”.
La CIA busca a Rondón
“¿Maduro sigue en Miraflores?”, es el título de un reciente artículo de opinión publicado en el diario Ultimas Noticias por la economista Pascualina Curcio. Allí, en reflexiones difundidas y reenviadas por grupos de Whatsapp, refiere que esa es la pregunta que todas las mañanas, con molestia y cada vez mayor desespero, hace Trump a sus empleados de la CIA.
La profesora de la Universidad Simón Bolívar, quien en estos años ha desmontado las falacias y argumentos de los economistas opositores, coloca a Donald Trump, presidente estadounidense, increpando a la CIA sobre una serie de dilemas e interrogantes que no alcanza a comprender.
“¿Por qué si hemos aplicado todos los manuales para derrocar gobiernos democráticos y ensayado con cada una de las doctrinas y armas de guerra no convencional, Maduro sigue mandando en Venezuela?”, se pregunta el hombre.
“Comenzamos presionando a las empresas transnacionales para que generaran escasez de bienes esenciales. Luego decidimos bloquearles las transacciones financieras. Como a ningún otro país les hemos atacado su moneda e inducido una hiperinflación. Les robamos Citgo, un oro que tienen en Inglaterra y un dinero en Euroclear”.
“Intentamos desencadenar una guerra civil”, prosigue. “Financiamos a esos grupos de la supuesta resistencia que se creyeron el cuento de ser los libertadores. Con el apoyo de nuestros medios de comunicación y de Almagro pretendimos hacer creer al mundo que Maduro es un dictador. Que es el responsable de una crisis humanitaria que tampoco hemos logrado generar”.
En otro comentario el magnate Presidente de copete amarillo afirma, bajo la pluma de Pascualina, que “llegamos al punto de convocar nosotros mismos la marcha del 23 de enero, para que hubiese un grupito de personas que garantizase el show de autoproclamación de Guaidó. A él y otros más les hemos pagado para que convenzan a la FANB de dar un golpe de Estado (.…) Los hemos amenazado de intervención militar. Les boicoteamos la electricidad, el agua, las comunicaciones, el transporte… y Maduro sigue allí”.
Los halcones cabizbajos responden : “Cuentan con una estrategia de guerra que no tenemos codificada: la unión cívico-militar. Fue un invento de Chávez. Estamos descifrando de qué se trata y cómo funciona”.
“Los apoyan buenos amigos: los rusos con juguetes bélicos de última generación y los chinos con su nueva creación, el petro-yuan-oro. Creemos que se trata de otro código militar. Lo estamos descifrando”, indican los halcones.
“No solo es Maduro. Es todo un ejército. Son millones. Están organizados y muy bien armados de ideas y consciencia. Tienen tomadas las calles en campamentos que llaman tribunas antiimperialistas. Hay algo que debe saber que nos preocupa, señor Presidente: hay un tal Rondón que dicen no ha peleado todavía…”, concluye la nota de la profesora.
T/ Manuel Abrizo
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