lunes, 10 de abril de 2017

OPINIONES 10/04/2017



El 5 de abril y los derechos laborales - Arturo Rodríguez
Enfermedades imaginarias - Jorge Bruce
Locura colectiva - Rodolfo Bueno
Siria: matanza de inocentes con gas sarín - Oswaldo de Rivero
sí que quieres arreglar Siria… - Alonso Gurmendi
¿Transparencia para saber o para qué? - Enrique Bernales
Trump y el Estado nación - Humberto Campodónico
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El 5 de abril y los derechos laborales

Arturo Rodríguez

Alberto Fujimori, aprovechando la crisis generalizada en que nos sumió el anterior gobierno aprista, azuzado por el “cuco” terrorista, profirió aquel tristemente recordado mensaje a la Nación en el que declaraba “disuelto” el Parlamento e intervenidas una serie de instituciones públicas.

Lo que vino posteriormente es historia conocida. Uno de los ámbitos más afectados durante la dictadura fujimorista, fue el de los derechos laborales: se multiplicaron como plaga las Services, se eliminó la estabilidad laboral, siendo despedidos más de 300 mil empleados públicos.

Don Miguel fue uno de ellos, extrabajador de Electrolima, un día de agosto de 1995 se le comunicó su cese intempestivo junto a 250 trabajadores de la empresa, desde entonces él y sus compañeros han venido movilizándose incansablemente por lograr que el Estado reconozca el acto lesivo, incorporándolo a alguna de las listas de cesados irregularmente durante la década fujimorista.

En dicho período prácticamente se proscribió el ejercicio sindical, se encarcelaron numerosos dirigentes sindicales con la consabida acusación de “terrorismo”; así, mientras que al inicio de los 90 la tasa de sindicalización era aproximadamente de 20% al terminar el régimen fue de 4%”, no por nada la propia OIT la denominó en su momento como la “flexibilización más salvaje en América Latina”.

Los posteriores gobiernos han continuado la misma política laboral, así el actual ministro de Trabajo, en diferentes oportunidades ha señalado su intención de eliminar el derecho a la reposición en el trabajo (recuperada gracias a diferentes Sentencias del Tribunal Constitucional), así como, con el consabido argumento de la formalización, flexibilizar aún más las relaciones laborales.

En los últimos meses se han dado nuevas “reformas” tales como eliminar la obligación de registrar los contratos temporales ante el Ministerio de Trabajo, eliminar los exámenes médico ocupacionales de ingreso y salida; asimismo se ha anunciado la remisión al Congreso de una serie de proyectos sobre Ceses Colectivos, reducción de regímenes laborales, modificación al arbitraje laboral, entre otros.

El 5 de abril debe quedar guardado para siempre en nuestra memoria, no como una fecha de celebraciones, sino para reflexionar y asumir el compromiso de bregar, desde donde nos encontremos, por la recuperación de los derechos sociales y laborales, conculcados desde la dictadura. Por su parte don Miguel se prepara para reunirse otra vez con sus compañeros despedidos, les han comunicado que ya viene trabajando la Comisión que revisará y propondrá una Quinta Lista de cesados irregularmente (Ley 30484), una vez más la esperanza asoma en su mirada.

http://diariouno.pe/columna/el-5-de-abril-y-los-derechos-laborales/


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Enfermedades imaginarias

Jorge Bruce

El revuelo causado por las recientes declaraciones del congresista Bienvenido Ramírez, de Fuerza Popular, podría ocultar su trasfondo político. Sostener que leer mucho produce Alzheimer es tan risible, que se corre el riesgo de tomarlo a la ligera. Porque lo cierto es que el congresista nos alerta, sin proponérselo, acerca de otro síndrome degenerativo: el odio antiintelectual de los populismos.

Isaac Asimov lo definió así: “El antiintelectualismo es el culto a la ignorancia. Ha sido una constante en nuestra historia política y cultural, promovida por la falsa idea de que la democracia consiste en que ‘mi ignorancia es tan válida como tu conocimiento’.”

El Alzheimer es una enfermedad real y terrible, que afecta a millones de personas en el mundo. Lo hace con independencia de que cultiven hábitos de lectura, la verdad sea dicha. Me consta que hay personas que sufren de Alzheimer habiendo sido grandes lectores y otros que nunca lo fueron. Lo que sí ocurre es que la lectura podría detener el avance de ese proceso, cuya cura desconocemos. Pero no sabemos más.

En cambio sabemos que los populismos autoritarios prefieren masas ignorantes y manipulables. Por eso detestan a quienes los enfrentan con argumentos y conocimientos. De ahí que se inventen enfermedades como la de la lectura, caso del pensamiento Bienvenido, o bien la homosexualidad. Enfermedades imaginarias a las que convendría agregar la libertad de expresión y pensamiento. Por eso no es coincidencia que FP pretenda legislar en contra de los derechos de los grupos LGTBI, así como intenta hacerlo contra la libertad de prensa.

El pensamiento retrógrado del fujimorismo y sus aliados es una cuestión de poder. Con certeza, algunos de sus integrantes no comparten esas ideas reaccionarias. No importa. Esa es precisamente la prueba de que se trata de poder. En una encuesta de Ipsos que cita Alfredo Torres en su artículo dominical en El Comercio, acerca de la educación sexual y la homosexualidad, el 50% de los peruanos es moderadamente conservador y el 20% ultraconservador. Solo el 30% abraza un pensamiento liberal. Es a ese 70% que apunta la estrategia fujimorista, cada vez más oscurantista.

Aunque las encuestas no parecen estar dándoles la razón en sus posturas autoritarias y en contra de derechos fundamentales (Keiko Fujimori ha llegado al 55% de desaprobación, subiendo 17 puntos según GfK), ellos persisten. Acaso acicateados por el asedio del menor de los Fujimori, quien parece haber encontrado, en esa regresión política, un terreno fértil para desmarcarse de su hermana.

No hay que ayudarlos ni aconsejarlos. Es preferible que se hundan en el abismo de la historia. Lo que urge es persistir en la mejora de esa educación que ellos han procurado, descaradamente, disolver. La censura del ministro Saavedra fue un mensaje que no podemos desoír.

http://larepublica.pe/impresa/opinion/863791-enfermedades-imaginarias

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Locura colectiva

Rodolfo Bueno

Deshojaba margaritas el ex presidente Obama: Destruyo Siria, no destruyo Siria... cuando se le prendió el foquito: Voy a crear una línea roja que Al Assad no puede cruzar: Si emplea armas químicas, acabo con él. Su idea fue el punto de partida para que el Estado Islámico, EI, las adquiriera y las empleara en Guta en el 2013, el peor ataque químico conocido últimamente, para de inmediato acusar al gobierno sirio de su uso. Cuando Obama estaba al punto de cumplir con su amenaza, Siria, a petición de Rusia, expresó la disposición de poner bajo control internacional su arsenal químico, y el mundo se salvó del desastre nuclear por un pelo.

Siria entregó la lista completa de sus reservas de armas químicas, dio acceso sin restricción para que los inspectores de la ONU controlaran los lugares donde se conservaban, facilitó la aplicación de procedimientos para la destrucción de las mismas bajo control internacional, para cuya tarea la ONU proporcionó todo el apoyo logístico. Sólo en el caso de romperse este acuerdo, en el Consejo de Seguridad de la ONU se podría discutir el empleo de la fuerza militar. La tarea se cumplió tan pulcramente y con tal eficiencia que el equipo que la realizó obtuvo el Premio Nobel.

Cuando, luego de la liberación de Alepo por el Ejército Sirio, la guerra en Siria estaba al borde de culminar con la total derrota del EI, se produce el ingreso de armas químicas a Idlib. Los terroristas ejecutan un ataque con estas armas, en consecuencia mueren 77 civiles, entre ellos 11 niños. Estados Unidos, Francia y el Reino Unido acusan a Al Assad del ataque aéreo, pero Siria no lo pudo efectuar porque, como ya se dijo, no posee estas armas. Ni siquiera la Oficina de la ONU para el Desarme ha confirmado que desde el aire se hubiera efectuado algún ataque químico.

Rusia presenta al Consejo de Seguridad de la ONU su propuesta para investigar la realidad del problema, pero antes de que siquiera se discuta su borrador, el Presidente Trump ordena el ataque a la base de Shairat, la operación es a ojos vista premeditada y, además de ilegal, viola las leyes internacionales.

¡Bravo, así se actúa! ¡Por fin tenemos quien nos dirija!, gritan en coro los vasallos del imperialismo mundial globalizado, IMG, todos neocon que antes lo criticaban por su amistad con Rusia. Hasta McCain, otrora enemigo acérrimo de Trump, lo aplaude; en cambio, a la señora Clinton le parece insignificante el acto y le exige exterminar a las Fuerzas Armadas Sirias. Finalmente, Trump ha sido contagiado por la locura colectiva de los aliados de EE.UU., que no conocen más que el empleo de la fuerza para gobernar. Así lo hicieron siempre y así lo van a hacer en adelante.

Y no es que no se ha desnudado el rey, que siempre estuvo desnudo, ciegos son los que se negaron a ver su desnudez y se persuadieron de que algo podría cambiar con Trump, que había ofrecido: Anular los tratados comerciales TPP y NAFTA, del que tanto se han beneficiado los neocon; colaborar con Moscú para derrotar al EI, creado por los neocon para presionar a Rusia, China e Irán; desmantelar la OTAN; investigar lo que realmente pasó el 9/11; auditar al Banco de la Reserva Federal para controlar las finanzas de EE.UU.

Como dijo el poeta, “Y los sueños, sueños son”.


http://rebelion.org/noticia.php?id=225121


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Siria: matanza de inocentes con gas sarín

Oswaldo de Rivero

La ONU aprobó en el año 2004 un nuevo principio de derecho internacional llamado, “la responsabilidad de proteger”. Según este principio, los gobiernos tienen la obligación de proteger a su población en los conflictos civiles, y cuando no puede o no quiere ejercer esta protección, la ONU interviene, inclusive usando la fuerza, previa aprobación del Consejo de Seguridad.

El régimen de Assad en Siria ha violado el principio de la responsabilidad de proteger a su población civil, permitiendo el exterminio de ciento de miles y convirtiendo a unos 10 millones en refugiados. Y no solo eso, sino que ha usado contra su propia población armas químicas que están prohibidas por el derecho internacional (Convención de Armas Químicas).

El reciente ataque químico del gobierno de Assad, matando decenas de personas con gas nervioso sarín, justifica que el Consejo de Seguridad asuma la protección de la población de Siria.

Sin embargo, la protección del Consejo de Seguridad no ha sido posible debido al veto de Rusia, que además de vetar, ha intervenido militarmente para ayudar a Assad, bombardeando ferozmente Alepo y otros lugares de Siria.

Rusia legitima su intervención armada alegando que ha sido invitada por el gobierno de un país soberano para combatir el terrorismo. Este argumento ruso lamentablemente es débil, puesto que Assad no ejerce ninguna soberanía; primero, porque el pueblo sirio no se la ha otorgado por falta de elecciones justas y limpias; y segundo, porque es un gobierno que viola totalmente la obligación de proteger a su población.

La excusa inventada por Assad para usar gas sarín contra su propio pueblo ha sido que la aviación siria bombardeó un depósito de armas de los rebeldes sin saber que allí había gas sarín. Esto no es verdad, porque como embajador del Perú, participé en la negociación del Convenio de Armas químicas, y puedo decir que la producción de gas sarín es un proceso complicado como para ser fabricado por terroristas en un garaje.

El ataque con gas sarín de Assad dando una muerte horrible a bebés, jóvenes y adultos inocentes, es un acto tan abominable que tenía que ser castigado inmediatamente con una represalia militar, so pena de permitir en el futuro impunidad para el uso de las ilegitimas armas químicas.

En todo caso, el ataque de los Estados Unidos no ha sido contra Rusia, ya que se le aviso para que evacuara a su personal militar antes del ataque.

Este ataque es una advertencia que los Estados Unidos le hacen a Assad para que nunca más use armas químicas; y también es un llamado a Rusia para que controle al Frankenstein que ha creado, como resultado de su protección a un tirano como Assad.

Felizmente, el ministro de Relaciones ruso Lavrov y el Secretario de Estado norteamericano Tillerson se reunirán la próxima semana.

Ojalá que de esta reunión salga una fórmula para terminar con esta obscena guerra civil, donde el uso de gas nervioso sarín, sin que haya una protesta mundial, ha mostrado el bajo nivel moral de lo que hoy se llama, con mucha pompa, la comunidad internacional.

http://diariouno.pe/columna/siria-matanza-de-inocentes-con-gas-sarin/


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sí que quieres arreglar Siria…

Alonso Gurmendi

Donald Trump ha lanzado 59 misiles Tomahawk en contra de una base aérea siria. La movida parece indicar un cambio en la política de Trump hacia el Levante, señalando que el uso de la fuerza (o incluso una posible invasión militar) ya no está fuera de las posibilidades. El ataque ha enfurecido a Moscú, que suspendió el memorándum sobre cooperación en seguridad firmado con Washington para coordinar operaciones militares y evitar atacarse por error. Para Rusia, Bashar al Asad le garantiza mantener el control de la Base Naval de Tartús y la Base Aérea de Hmeimim, dos puntos claves para la proyección estratégica del poder ruso en el mundo. La señal de Putin es clara: “La guerra contra Al Asad bien puede llevar a la guerra con Rusia, así que no conviene escalar tensiones”.

Ver una hipotética intervención estadounidense en Siria como una mera lucha de voluntades entre Trump y Putin, sin embargo, sería un error. El conflicto en Siria es uno de los más complejos que han existido y la decisión de intervenir simplemente no depende del capricho de una u otra potencia. Solamente la cantidad de actores en el terreno es ya una barrera descomunal para cualquier planeamiento estratégico. Entre las fuerzas rebeldes sirias existen más de 100 grupos armados diferentes, cada uno con distintos intereses. En términos simplistas, suele hablarse del Ejército Libre Sirio (ELS) o “los rebeldes” como un bloque cohesionado, pero la verdad es que no todos los grupos rebeldes son miembros del ELS y no todos los grupos del ELS quieren instaurar una democracia. Algunos, como el Frente Islámico, quieren establecer un Estado islámico en Siria (solo que uno diferente al de ISIS). Escoger quiénes son los amigos y enemigos en Siria sería complicadísimo para Estados Unidos; una desventaja que Putin no tiene, pues él solo debe disparar a todos los que no sean Bashar al Asad.

Problemas similares plagan a las fuerzas de la milicia kurda en Siria YPG. Si bien el grupo es apoyado por Estados Unidos, sus vínculos con el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) garantizan el distanciamiento entre Washington y Turquía, país que considera al PKK un grupo terrorista. El problema no queda allí: el YPG y el PKK ven en el conflicto sirio una oportunidad para crear un futuro Estado kurdo. Para lograrlo, han incurrido en la limpieza étnica contra las poblaciones árabes sunitas, precisamente la población más en riesgo de unirse al Estado Islámico, también sunita.

Si a todas estas complicaciones les añadimos, además, a ISIS, el Frente al Nusra, Irán, Arabia Saudí y Hezbolá, podremos empezar a comprender el nivel de complejidad que implica decidir intervenir en la guerra civil siria. El problema es que la elección moral de intervenir es mucho más terrible de lo que pensamos. Limitarse a lanzar misiles es, por ponerlo elegantemente, estratégicamente inconsecuente. Las acciones del presidente Trump –además de ilegales– difícilmente tendrán un efecto real en las hostilidades si no son seguidas de una intensificación del accionar estadounidense.

Para tener efectos reales en el conflicto, esta intensificación tendría que ser necesariamente una invasión: 300.000 soldados tomando el control de las zonas dominadas por Al Asad, ISIS y otros grupos, reemplazando sus centros de poder por los de un nuevo gobierno sirio democrático. Pero tal como demostró la experiencia en Iraq, las campañas prolongadas de contrainsurgencia requieren una fuerza capaz de ganarse los “corazones y mentes” de la población civil, algo que el ejército estadounidense nunca será capaz de lograr en el Medio Oriente. La democracia no puede imponerse a punta de tanques. Como en Iraq, una invasión probablemente incentivaría más insurrecciones, agravando y prolongando el conflicto o creando nuevos. No existe ningún ejército en el planeta capaz de realizar el tipo de operación que requeriría una verdadera “intervención humanitaria” en Siria. La alternativa que queda es, sin embargo, igual de inmoral: no invadir. El conflicto también empeoraría, pero por otras causas.

No existe una salida fácil a la guerra civil siria. Las dos opciones disponibles son moralmente cuestionables y las opciones intermedias son estratégicamente inútiles. En este contexto, lanzar 59 misiles sin ofrecer un plan de acción detallado para el futuro de Siria no arreglará nada.

http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/asi-que-quieres-arreglar-siria-alonso-gurmendi-noticia-1982565


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¿Transparencia para saber o para qué?

Enrique Bernales

En el derecho, como en la política, la transparencia es fundamental para el buen funcionamiento del sistema democrático. En nuestro país, la Asociación Civil Transparencia es un ejemplo de trabajo eficiente para hacer que nuestra democracia progrese en claridad y buenas prácticas.

Pero donde la transparencia no camina es en el Estado. En todo su amplio conjunto de sistemas y funciones. Las razones son varias: ausencia de prácticas democráticas, tendencias a no compartir el poder o temor a que la ciudadanía se entere de los verdaderos propósitos de ciertas decisiones. En lo que a los partidos políticos se refiere, debilidad y afanes de “encriptarse” para que no se sepa de una parálisis que los invalida para la representación y las ofertas programáticas.

Mis alumnos desconfían de la legalidad constitucional y rechazan cualquier opción de participar activamente en política. Si esto sucede en especialidades como el derecho, ¡cómo será en las disciplinas que cultivan las artes o las ciencias exactas! ¿De dónde saldrá la clase política encargada de gobernar el país en el futuro?

Pongo dos ejemplos de esa desconexión. En el primero me refiero a la interpretación constitucional que suele aplicarse cuando una norma es oscura y ambigua. En esos casos se recurre al ejercicio interpretativo que apela al análisis sistemático de la Constitución, al todo, que sirve para encontrar el camino de lo que en verdad dice la Carta Magna.

Son varios los artículos de la Constitución vigente que tienen una redacción ambigua, difícil de entender. Por ejemplo, ¿qué es lo que quiere decir el primer párrafo del artículo 92? Según el texto, los congresistas lo son a tiempo completo y les está prohibido desempeñar cualquier profesión u oficio durante las horas de funcionamiento del Congreso. ¿Cuál es el tiempo completo de un congresista? ¿Tiene un mínimo de 8 horas diarias? ¿Debiera tener un tiempo regulado para su profesión u oficio? ¿Qué impide que un congresista dedique más tiempo diario a su profesión u oficio que al funcionamiento del Congreso?

Pareciera que esa norma está hecha para que sea compatible representar y ejercer profesión u oficio simultáneamente. ¿Es transparente la norma? Definitivamente no. Unos cumplirán honestamente con el tiempo completo y otros no.

Inversamente, otro texto es claro, pero sufre de argumentos políticos ad hoc, que introducen sospechas de conductas que afectarían al artículo segundo, inciso 4, de la Constitución (que trata del derecho ciudadano a la libertad de expresión, opinión, información y del pensamiento en cualquier medio de comunicación social, sin previa autorización y censura ni impedimento alguno). Este dispositivo es preciso y el segundo párrafo indica que si en el ejercicio de este derecho se cometiesen excesos que podrían configurar comisión de delito, este tiene que estar previamente tipificado en el Código Penal y se juzgará en el fuero común. Mayor transparencia no se puede pedir.
Pero los representantes de Fuerza Popular han presentado un proyecto de ley que presume defender los derechos y libertades de este dispositivo. Y lo han hecho dos veces consecutivas.

Sostengo que en estos casos se debe apelar al análisis político que profundiza en el estudio de los contextos, en la ubicación e identificación de los actores y en las circunstancias concomitantes que permiten encontrar los elementos de intencionalidad política ocultos tras una argumentación falsa. En efecto, elaborar un proyecto de ley especial, que no se incorpora al Código Penal, que desconoce la esencia valorativa de los derechos fundamentales y que además sobreañade una pena que no fue considerada en la sanción penal que sufrió una persona (como es la prohibición de ser miembro de una empresa de prensa y ejercer el periodismo en cualquier medio de comunicación), no tiene ningún asidero constitucional.

Configura más bien una hostilidad política a personas que tienen derecho a la rehabilitación social y a trabajar en todos los campos que tutela la Constitución. ¿Por qué el partido Fuerza Popular, que se empeña en ganarse un espacio democrático legítimo, presenta un proyecto de ley que lo retrae al más sombrío período del fujimontesinismo, a sabiendas de lo mucho que eso lo perjudica?

El análisis político objetivo lleva a considerar hipótesis. Por ejemplo, el afán de que el dardo apunte al diario El Comercio, que no se explicita pero que subyace, bajo el predicado que afectándolo en cualquier supuesto escenario de relaciones con Graña y Montero y miembros de su ex dirección empresarial, este Diario perdería el peso que tiene en el país como un medio que cuenta con una inmensa legión de lectores.

http://elcomercio.pe/opinion/columnistas/transparencia-saber-que-enrique-bernales-noticia-1982725

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Trump y el Estado nación

Humberto Campodónico

El ataque de Trump con misiles a un aeropuerto sirio se ha hecho por encima de su propio Congreso y sin consulta a los otros Estados involucrados, comenzando por Rusia, la Unión Europea, el propio país atacado, Siria, y, también, China.

Hay dos temas clave que van más allá de la coyuntura. El primero es el declive, relativo, de la hegemonía económica y política de EEUU. Después de la II Guerra EEUU tenía el 28% del PBI del planeta y el 49% de la producción industrial. A fines de los 80, EEUU derrotó políticamente a la URSS y habría una larga era de hegemonía unipolar.

Siempre ha habido un país hegemónico para garantizar el “orden”. Grecia, Roma, España, Inglaterra, EEUU, en Occidente. El imperio otomano, Persia, India y China en Oriente. Cuando no lo hay, como después de la I Guerra, cunde el desorden. Lo que se “arregla” con otra guerra que vuelve a poner orden.

Pero nada dura para siempre y no hay razón para decir que habrá hegemonía de EEUU per secula seculorum. Después de la II Guerra Mundial Europa y Japón se reconstruyeron. Algunas economías se volvieron “emergentes”, donde destacan los BRICS, pero sobre todo China. Cada cual pelea por un lugar en el poder mundial.

EEUU trató de volver a 1945 –después del ataque a las “torres gemelas” en el 2001– con la invasión a Irak (que nada tuvo que ver en ello) y Afganistán. Pero fracasó y desestabilizó a todo el Medio Oriente. La crisis siria del 2013 y los titubeos de Obama para intervenir revelaron claramente los límites de la hegemonía USA y la emergencia de nuevas potencias.

Se suponía, entonces, se venía la era multipolar, donde el “orden” dependería de entendimientos múltiples y ganaría fuerza alguna forma de gobernanza mundial. ¿No era ese el camino seguido por la integración europea con mercado y moneda común, habiéndose planteado una Constitución común? Por ese camino avanzaban el Mercosur, la Comunidad Andina, el EFTA y la ASEAN, entre otros.

La Organización Mundial de Comercio podría haber provisto las bases, no solo para la desgravación arancelaria, sino también para los “nuevos temas” que venían de la mano con la globalización. Pero no se pudo porque los países más grandes querían abrir los mercados de los países pequeños pero no los suyos (por ejemplo, los mercados agrícolas). Y la resistencia de las economías emergentes fue grande: querían su sitio en el nuevo tablero (1).

Las empresas multinacionales y sus Estados quisieron “sacarle la vuelta” a la OMC con los TLC, el NAFTA y el TTP. Plantean que “todos ganan” con el libre comercio y con las nuevas reglas en propiedad intelectual, servicios, normas laborales y solución de controversias. Pero no “todos ganan”. Y, en un régimen democrático, los perdedores del “libre comercio y del libre mercado” pueden cambiar las cosas, ganando las elecciones. Ojo.

Dani Rodrik dice que hay un trilema entre democracia, globalización y soberanía. Solo puedes tener dos, nunca los tres. Trump arremetió contra el “libre comercio” para echar a los inmigrantes y, supuestamente, devolver los empleos para que “América sea grande otra vez”: mi Estado Nación va primero, fuera el NAFTA (2). Lo dijo para ganar las elecciones, ¿lo cumplirá?

El retroceso ya había comenzado en la cuna europea con el Brexit, que podría haber seguido en Austria y Holanda y que hoy está presente en las elecciones francesas. Las quejas son contra la burocracia de Bruselas, la crisis económica, la pérdida de soberanía y la migración proveniente del África, el Medio Oriente y el este de Europa. En EEUU se va a construir un muro. La tendencia es al desmembramiento.

El telón de fondo es la crisis económica y financiera que sigue golpeando a los “países industrializados”, lo que algunos llaman “estancamiento secular” y otros una “crisis sistémica” de enormes proporciones que tenderá a agravarse con la economía digital que suprime empleos (Uber, Amazon) y el proceso de robotización. Hay gran discusión sobre sus causas y consecuencias. Pero la crisis y estos nuevos temas están allí.

Resumiendo, hay un Trump que reafirma su Estado Nacional y sus intereses estratégicos, en medio de la globalización liderada por las transnacionales que, a pesar de todo, son “sus” empresas (3). En la UE la tendencia a su liquidación es grande. Y los nuevos actores en la disputa de parcelas regionales de hegemonía quieren hacer valer sus armas: Rusia e Irán en el actual conflicto sirio y China, en otro contexto.

Si la globalización está cuestionada (allá), por haber ido demasiado lejos y los Estados Nación luchan por sus intereses estratégicos en lo económico y político, ¿no es hora ya de replantear las ideas obsoletas de que el “libre mercado” lo arregla todo y de que no puede haber soberanía en plena globalización? Digo, es un decir.

(1) Los Estados Nación viven y colean, www.cristaldemira.com, 26/12/2016

(2) Ahora se sabe que México ha perdido con el NAFTA. Ver Mark Weisbrot, CEPR, Marzo 2017, http://cepr.net/images/stories/reports/nafta-mexico-update-2017-03.pdf?v=2

(3) No lo logrará, pues no se puede volver al pasado. Lo que es peor, su bombardeo en Siria contradice su posición “aislacionista” y ni cuenta se da que nos puede llevar a una guerra nuclear (¿o sí?).

http://larepublica.pe/impresa/opinion/863792-trump-y-el-estado-nacion


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