El 5 de abril y los derechos laborales - Arturo Rodríguez
Enfermedades imaginarias - Jorge Bruce
Locura colectiva - Rodolfo Bueno
Siria: matanza de inocentes con gas sarín - Oswaldo de Rivero
sí que quieres arreglar Siria… - Alonso Gurmendi
¿Transparencia para saber o para qué? - Enrique Bernales
Trump y el Estado nación - Humberto Campodónico
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El 5 de abril y los derechos laborales
Arturo Rodríguez
Alberto Fujimori,
aprovechando la crisis generalizada en que nos sumió el anterior gobierno
aprista, azuzado por el “cuco” terrorista, profirió aquel tristemente
recordado mensaje a la Nación en el que declaraba “disuelto” el Parlamento e
intervenidas una serie de instituciones públicas.
Lo que vino
posteriormente es historia conocida. Uno de los ámbitos más afectados durante
la dictadura fujimorista, fue el de los derechos laborales: se multiplicaron
como plaga las Services, se eliminó la estabilidad laboral, siendo despedidos
más de 300 mil empleados públicos.
Don Miguel fue uno
de ellos, extrabajador de Electrolima, un día de agosto de 1995 se le
comunicó su cese intempestivo junto a 250 trabajadores de la empresa, desde
entonces él y sus compañeros han venido movilizándose incansablemente por
lograr que el Estado reconozca el acto lesivo, incorporándolo a alguna de las
listas de cesados irregularmente durante la década fujimorista.
En dicho período
prácticamente se proscribió el ejercicio sindical, se encarcelaron numerosos
dirigentes sindicales con la consabida acusación de “terrorismo”; así,
mientras que al inicio de los 90 la tasa de sindicalización era
aproximadamente de 20% al terminar el régimen fue de 4%”, no por nada la
propia OIT la denominó en su momento como la “flexibilización más salvaje en
América Latina”.
Los posteriores
gobiernos han continuado la misma política laboral, así el actual ministro de
Trabajo, en diferentes oportunidades ha señalado su intención de eliminar el
derecho a la reposición en el trabajo (recuperada gracias a diferentes
Sentencias del Tribunal Constitucional), así como, con el consabido argumento
de la formalización, flexibilizar aún más las relaciones laborales.
En los últimos
meses se han dado nuevas “reformas” tales como eliminar la obligación de
registrar los contratos temporales ante el Ministerio de Trabajo, eliminar
los exámenes médico ocupacionales de ingreso y salida; asimismo se ha
anunciado la remisión al Congreso de una serie de proyectos sobre Ceses Colectivos,
reducción de regímenes laborales, modificación al arbitraje laboral, entre
otros.
El 5 de abril debe
quedar guardado para siempre en nuestra memoria, no como una fecha de
celebraciones, sino para reflexionar y asumir el compromiso de bregar, desde
donde nos encontremos, por la recuperación de los derechos sociales y
laborales, conculcados desde la dictadura. Por su parte don Miguel se prepara
para reunirse otra vez con sus compañeros despedidos, les han comunicado que
ya viene trabajando la Comisión que revisará y propondrá una Quinta Lista de
cesados irregularmente (Ley 30484), una vez más la esperanza asoma en su
mirada.
http://diariouno.pe/columna/el-5-de-abril-y-los-derechos-laborales/
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Enfermedades imaginarias
Jorge Bruce
El revuelo causado
por las recientes declaraciones del congresista Bienvenido Ramírez, de Fuerza
Popular, podría ocultar su trasfondo político. Sostener que leer mucho
produce Alzheimer es tan risible, que se corre el riesgo de tomarlo a la ligera.
Porque lo cierto es que el congresista nos alerta, sin proponérselo, acerca
de otro síndrome degenerativo: el odio antiintelectual de los populismos.
Isaac Asimov lo
definió así: “El antiintelectualismo es el culto a la ignorancia. Ha sido una
constante en nuestra historia política y cultural, promovida por la falsa
idea de que la democracia consiste en que ‘mi ignorancia es tan válida como
tu conocimiento’.”
El Alzheimer es
una enfermedad real y terrible, que afecta a millones de personas en el
mundo. Lo hace con independencia de que cultiven hábitos de lectura, la
verdad sea dicha. Me consta que hay personas que sufren de Alzheimer habiendo
sido grandes lectores y otros que nunca lo fueron. Lo que sí ocurre es que la
lectura podría detener el avance de ese proceso, cuya cura desconocemos. Pero
no sabemos más.
En cambio sabemos
que los populismos autoritarios prefieren masas ignorantes y manipulables. Por
eso detestan a quienes los enfrentan con argumentos y conocimientos. De ahí
que se inventen enfermedades como la de la lectura, caso del pensamiento
Bienvenido, o bien la homosexualidad. Enfermedades imaginarias a las que
convendría agregar la libertad de expresión y pensamiento. Por eso no es
coincidencia que FP pretenda legislar en contra de los derechos de los grupos
LGTBI, así como intenta hacerlo contra la libertad de prensa.
El pensamiento
retrógrado del fujimorismo y sus aliados es una cuestión de poder. Con
certeza, algunos de sus integrantes no comparten esas ideas reaccionarias. No
importa. Esa es precisamente la prueba de que se trata de poder. En una
encuesta de Ipsos que cita Alfredo Torres en su artículo dominical en El
Comercio, acerca de la educación sexual y la homosexualidad, el 50% de los
peruanos es moderadamente conservador y el 20% ultraconservador. Solo el 30%
abraza un pensamiento liberal. Es a ese 70% que apunta la estrategia
fujimorista, cada vez más oscurantista.
Aunque las encuestas
no parecen estar dándoles la razón en sus posturas autoritarias y en contra
de derechos fundamentales (Keiko Fujimori ha llegado al 55% de desaprobación,
subiendo 17 puntos según GfK), ellos persisten. Acaso acicateados por el
asedio del menor de los Fujimori, quien parece haber encontrado, en esa
regresión política, un terreno fértil para desmarcarse de su hermana.
No hay que
ayudarlos ni aconsejarlos. Es preferible que se hundan en el abismo de la
historia. Lo que urge es persistir en la mejora de esa educación que ellos
han procurado, descaradamente, disolver. La censura del ministro Saavedra fue
un mensaje que no podemos desoír.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/863791-enfermedades-imaginarias
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Locura colectiva
Rodolfo Bueno
Deshojaba
margaritas el ex presidente Obama: Destruyo Siria, no destruyo Siria...
cuando se le prendió el foquito: Voy a crear una línea roja que Al Assad no
puede cruzar: Si emplea armas químicas, acabo con él. Su idea fue el punto de
partida para que el Estado Islámico, EI, las adquiriera y las empleara en
Guta en el 2013, el peor ataque químico conocido últimamente, para de
inmediato acusar al gobierno sirio de su uso. Cuando Obama estaba al punto de
cumplir con su amenaza, Siria, a petición de Rusia, expresó la disposición de
poner bajo control internacional su arsenal químico, y el mundo se salvó del
desastre nuclear por un pelo.
Siria entregó la
lista completa de sus reservas de armas químicas, dio acceso sin restricción
para que los inspectores de la ONU controlaran los lugares donde se
conservaban, facilitó la aplicación de procedimientos para la destrucción de
las mismas bajo control internacional, para cuya tarea la ONU proporcionó
todo el apoyo logístico. Sólo en el caso de romperse este acuerdo, en el
Consejo de Seguridad de la ONU se podría discutir el empleo de la fuerza
militar. La tarea se cumplió tan pulcramente y con tal eficiencia que el
equipo que la realizó obtuvo el Premio Nobel.
Cuando, luego de
la liberación de Alepo por el Ejército Sirio, la guerra en Siria estaba al
borde de culminar con la total derrota del EI, se produce el ingreso de armas
químicas a Idlib. Los terroristas ejecutan un ataque con estas armas, en
consecuencia mueren 77 civiles, entre ellos 11 niños. Estados Unidos, Francia
y el Reino Unido acusan a Al Assad del ataque aéreo, pero Siria no lo pudo
efectuar porque, como ya se dijo, no posee estas armas. Ni siquiera la
Oficina de la ONU para el Desarme ha confirmado que desde el aire se hubiera
efectuado algún ataque químico.
Rusia presenta al
Consejo de Seguridad de la ONU su propuesta para investigar la realidad del
problema, pero antes de que siquiera se discuta su borrador, el Presidente
Trump ordena el ataque a la base de Shairat, la operación es a ojos vista
premeditada y, además de ilegal, viola las leyes internacionales.
¡Bravo, así se
actúa! ¡Por fin tenemos quien nos dirija!, gritan en coro los vasallos del
imperialismo mundial globalizado, IMG, todos neocon que antes lo criticaban
por su amistad con Rusia. Hasta McCain, otrora enemigo acérrimo de Trump, lo
aplaude; en cambio, a la señora Clinton le parece insignificante el acto y le
exige exterminar a las Fuerzas Armadas Sirias. Finalmente, Trump ha sido
contagiado por la locura colectiva de los aliados de EE.UU., que no conocen
más que el empleo de la fuerza para gobernar. Así lo hicieron siempre y así
lo van a hacer en adelante.
Y no es que no se
ha desnudado el rey, que siempre estuvo desnudo, ciegos son los que se
negaron a ver su desnudez y se persuadieron de que algo podría cambiar con
Trump, que había ofrecido: Anular los tratados comerciales TPP y NAFTA, del
que tanto se han beneficiado los neocon; colaborar con Moscú para derrotar al
EI, creado por los neocon para presionar a Rusia, China e Irán; desmantelar
la OTAN; investigar lo que realmente pasó el 9/11; auditar al Banco de la
Reserva Federal para controlar las finanzas de EE.UU.
Como dijo el
poeta, “Y los sueños, sueños son”.
http://rebelion.org/noticia.php?id=225121
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Siria: matanza de inocentes con gas sarín
Oswaldo de Rivero
La ONU aprobó en
el año 2004 un nuevo principio de derecho internacional llamado, “la
responsabilidad de proteger”. Según este principio, los gobiernos tienen la
obligación de proteger a su población en los conflictos civiles, y cuando no
puede o no quiere ejercer esta protección, la ONU interviene, inclusive
usando la fuerza, previa aprobación del Consejo de Seguridad.
El régimen de
Assad en Siria ha violado el principio de la responsabilidad de proteger a su
población civil, permitiendo el exterminio de ciento de miles y convirtiendo
a unos 10 millones en refugiados. Y no solo eso, sino que ha usado contra su
propia población armas químicas que están prohibidas por el derecho
internacional (Convención de Armas Químicas).
El reciente ataque
químico del gobierno de Assad, matando decenas de personas con gas nervioso
sarín, justifica que el Consejo de Seguridad asuma la protección de la
población de Siria.
Sin embargo, la
protección del Consejo de Seguridad no ha sido posible debido al veto de
Rusia, que además de vetar, ha intervenido militarmente para ayudar a Assad,
bombardeando ferozmente Alepo y otros lugares de Siria.
Rusia legitima su
intervención armada alegando que ha sido invitada por el gobierno de un país
soberano para combatir el terrorismo. Este argumento ruso lamentablemente es
débil, puesto que Assad no ejerce ninguna soberanía; primero, porque el
pueblo sirio no se la ha otorgado por falta de elecciones justas y limpias; y
segundo, porque es un gobierno que viola totalmente la obligación de proteger
a su población.
La excusa
inventada por Assad para usar gas sarín contra su propio pueblo ha sido que
la aviación siria bombardeó un depósito de armas de los rebeldes sin saber
que allí había gas sarín. Esto no es verdad, porque como embajador del Perú,
participé en la negociación del Convenio de Armas químicas, y puedo decir que
la producción de gas sarín es un proceso complicado como para ser fabricado
por terroristas en un garaje.
El ataque con gas
sarín de Assad dando una muerte horrible a bebés, jóvenes y adultos
inocentes, es un acto tan abominable que tenía que ser castigado
inmediatamente con una represalia militar, so pena de permitir en el futuro
impunidad para el uso de las ilegitimas armas químicas.
En todo caso, el
ataque de los Estados Unidos no ha sido contra Rusia, ya que se le aviso para
que evacuara a su personal militar antes del ataque.
Este ataque es una
advertencia que los Estados Unidos le hacen a Assad para que nunca más use
armas químicas; y también es un llamado a Rusia para que controle al
Frankenstein que ha creado, como resultado de su protección a un tirano como
Assad.
Felizmente, el
ministro de Relaciones ruso Lavrov y el Secretario de Estado norteamericano
Tillerson se reunirán la próxima semana.
Ojalá que de esta
reunión salga una fórmula para terminar con esta obscena guerra civil, donde
el uso de gas nervioso sarín, sin que haya una protesta mundial, ha mostrado
el bajo nivel moral de lo que hoy se llama, con mucha pompa, la comunidad
internacional.
http://diariouno.pe/columna/siria-matanza-de-inocentes-con-gas-sarin/
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sí que quieres arreglar Siria…
Alonso Gurmendi
Donald Trump ha
lanzado 59 misiles Tomahawk en contra de una base aérea siria. La movida
parece indicar un cambio en la política de Trump hacia el Levante, señalando
que el uso de la fuerza (o incluso una posible invasión militar) ya no está
fuera de las posibilidades. El ataque ha enfurecido a Moscú, que suspendió el
memorándum sobre cooperación en seguridad firmado con Washington para
coordinar operaciones militares y evitar atacarse por error. Para Rusia,
Bashar al Asad le garantiza mantener el control de la Base Naval de Tartús y
la Base Aérea de Hmeimim, dos puntos claves para la proyección estratégica
del poder ruso en el mundo. La señal de Putin es clara: “La guerra contra Al
Asad bien puede llevar a la guerra con Rusia, así que no conviene escalar
tensiones”.
Ver una hipotética
intervención estadounidense en Siria como una mera lucha de voluntades entre
Trump y Putin, sin embargo, sería un error. El conflicto en Siria es uno de
los más complejos que han existido y la decisión de intervenir simplemente no
depende del capricho de una u otra potencia. Solamente la cantidad de actores
en el terreno es ya una barrera descomunal para cualquier planeamiento
estratégico. Entre las fuerzas rebeldes sirias existen más de 100 grupos
armados diferentes, cada uno con distintos intereses. En términos simplistas,
suele hablarse del Ejército Libre Sirio (ELS) o “los rebeldes” como un bloque
cohesionado, pero la verdad es que no todos los grupos rebeldes son miembros
del ELS y no todos los grupos del ELS quieren instaurar una democracia.
Algunos, como el Frente Islámico, quieren establecer un Estado islámico en
Siria (solo que uno diferente al de ISIS). Escoger quiénes son los amigos y
enemigos en Siria sería complicadísimo para Estados Unidos; una desventaja
que Putin no tiene, pues él solo debe disparar a todos los que no sean Bashar
al Asad.
Problemas
similares plagan a las fuerzas de la milicia kurda en Siria YPG. Si bien el
grupo es apoyado por Estados Unidos, sus vínculos con el Partido de los
Trabajadores de Kurdistán (PKK) garantizan el distanciamiento entre Washington
y Turquía, país que considera al PKK un grupo terrorista. El problema no
queda allí: el YPG y el PKK ven en el conflicto sirio una oportunidad para
crear un futuro Estado kurdo. Para lograrlo, han incurrido en la limpieza
étnica contra las poblaciones árabes sunitas, precisamente la población más
en riesgo de unirse al Estado Islámico, también sunita.
Si a todas estas
complicaciones les añadimos, además, a ISIS, el Frente al Nusra, Irán, Arabia
Saudí y Hezbolá, podremos empezar a comprender el nivel de complejidad que
implica decidir intervenir en la guerra civil siria. El problema es que la
elección moral de intervenir es mucho más terrible de lo que pensamos.
Limitarse a lanzar misiles es, por ponerlo elegantemente, estratégicamente
inconsecuente. Las acciones del presidente Trump –además de ilegales–
difícilmente tendrán un efecto real en las hostilidades si no son seguidas de
una intensificación del accionar estadounidense.
Para tener efectos
reales en el conflicto, esta intensificación tendría que ser necesariamente
una invasión: 300.000 soldados tomando el control de las zonas dominadas por
Al Asad, ISIS y otros grupos, reemplazando sus centros de poder por los de un
nuevo gobierno sirio democrático. Pero tal como demostró la experiencia en
Iraq, las campañas prolongadas de contrainsurgencia requieren una fuerza
capaz de ganarse los “corazones y mentes” de la población civil, algo que el
ejército estadounidense nunca será capaz de lograr en el Medio Oriente. La
democracia no puede imponerse a punta de tanques. Como en Iraq, una invasión
probablemente incentivaría más insurrecciones, agravando y prolongando el
conflicto o creando nuevos. No existe ningún ejército en el planeta capaz de
realizar el tipo de operación que requeriría una verdadera “intervención
humanitaria” en Siria. La alternativa que queda es, sin embargo, igual de
inmoral: no invadir. El conflicto también empeoraría, pero por otras causas.
No existe una
salida fácil a la guerra civil siria. Las dos opciones disponibles son
moralmente cuestionables y las opciones intermedias son estratégicamente
inútiles. En este contexto, lanzar 59 misiles sin ofrecer un plan de acción
detallado para el futuro de Siria no arreglará nada.
http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/asi-que-quieres-arreglar-siria-alonso-gurmendi-noticia-1982565
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¿Transparencia para saber o para qué?
Enrique Bernales
En el derecho,
como en la política, la transparencia es fundamental para el buen
funcionamiento del sistema democrático. En nuestro país, la Asociación Civil
Transparencia es un ejemplo de trabajo eficiente para hacer que nuestra
democracia progrese en claridad y buenas prácticas.
Pero donde la
transparencia no camina es en el Estado. En todo su amplio conjunto de
sistemas y funciones. Las razones son varias: ausencia de prácticas
democráticas, tendencias a no compartir el poder o temor a que la ciudadanía
se entere de los verdaderos propósitos de ciertas decisiones. En lo que a los
partidos políticos se refiere, debilidad y afanes de “encriptarse” para que
no se sepa de una parálisis que los invalida para la representación y las
ofertas programáticas.
Mis alumnos
desconfían de la legalidad constitucional y rechazan cualquier opción de
participar activamente en política. Si esto sucede en especialidades como el
derecho, ¡cómo será en las disciplinas que cultivan las artes o las ciencias
exactas! ¿De dónde saldrá la clase política encargada de gobernar el país en
el futuro?
Pongo dos ejemplos
de esa desconexión. En el primero me refiero a la interpretación
constitucional que suele aplicarse cuando una norma es oscura y ambigua. En
esos casos se recurre al ejercicio interpretativo que apela al análisis sistemático
de la Constitución, al todo, que sirve para encontrar el camino de lo que en
verdad dice la Carta Magna.
Son varios los
artículos de la Constitución vigente que tienen una redacción ambigua,
difícil de entender. Por ejemplo, ¿qué es lo que quiere decir el primer
párrafo del artículo 92? Según el texto, los congresistas lo son a tiempo
completo y les está prohibido desempeñar cualquier profesión u oficio durante
las horas de funcionamiento del Congreso. ¿Cuál es el tiempo completo de un
congresista? ¿Tiene un mínimo de 8 horas diarias? ¿Debiera tener un tiempo
regulado para su profesión u oficio? ¿Qué impide que un congresista dedique
más tiempo diario a su profesión u oficio que al funcionamiento del Congreso?
Pareciera que esa
norma está hecha para que sea compatible representar y ejercer profesión u
oficio simultáneamente. ¿Es transparente la norma? Definitivamente no. Unos
cumplirán honestamente con el tiempo completo y otros no.
Inversamente, otro
texto es claro, pero sufre de argumentos políticos ad hoc, que introducen
sospechas de conductas que afectarían al artículo segundo, inciso 4, de la
Constitución (que trata del derecho ciudadano a la libertad de expresión,
opinión, información y del pensamiento en cualquier medio de comunicación social,
sin previa autorización y censura ni impedimento alguno). Este dispositivo es
preciso y el segundo párrafo indica que si en el ejercicio de este derecho se
cometiesen excesos que podrían configurar comisión de delito, este tiene que
estar previamente tipificado en el Código Penal y se juzgará en el fuero
común. Mayor transparencia no se puede pedir.
Pero los
representantes de Fuerza Popular han presentado un proyecto de ley que
presume defender los derechos y libertades de este dispositivo. Y lo han hecho
dos veces consecutivas.
Sostengo que en
estos casos se debe apelar al análisis político que profundiza en el estudio
de los contextos, en la ubicación e identificación de los actores y en las
circunstancias concomitantes que permiten encontrar los elementos de
intencionalidad política ocultos tras una argumentación falsa. En efecto,
elaborar un proyecto de ley especial, que no se incorpora al Código Penal,
que desconoce la esencia valorativa de los derechos fundamentales y que
además sobreañade una pena que no fue considerada en la sanción penal que
sufrió una persona (como es la prohibición de ser miembro de una empresa de
prensa y ejercer el periodismo en cualquier medio de comunicación), no tiene
ningún asidero constitucional.
Configura más bien
una hostilidad política a personas que tienen derecho a la rehabilitación
social y a trabajar en todos los campos que tutela la Constitución. ¿Por qué
el partido Fuerza Popular, que se empeña en ganarse un espacio democrático
legítimo, presenta un proyecto de ley que lo retrae al más sombrío período
del fujimontesinismo, a sabiendas de lo mucho que eso lo perjudica?
El análisis
político objetivo lleva a considerar hipótesis. Por ejemplo, el afán de que
el dardo apunte al diario El Comercio, que no se explicita pero que subyace,
bajo el predicado que afectándolo en cualquier supuesto escenario de
relaciones con Graña y Montero y miembros de su ex dirección empresarial,
este Diario perdería el peso que tiene en el país como un medio que cuenta
con una inmensa legión de lectores.
http://elcomercio.pe/opinion/columnistas/transparencia-saber-que-enrique-bernales-noticia-1982725
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Trump y el Estado nación
Humberto Campodónico
El ataque de Trump
con misiles a un aeropuerto sirio se ha hecho por encima de su propio
Congreso y sin consulta a los otros Estados involucrados, comenzando por
Rusia, la Unión Europea, el propio país atacado, Siria, y, también, China.
Hay dos temas
clave que van más allá de la coyuntura. El primero es el declive, relativo,
de la hegemonía económica y política de EEUU. Después de la II Guerra EEUU
tenía el 28% del PBI del planeta y el 49% de la producción industrial. A
fines de los 80, EEUU derrotó políticamente a la URSS y habría una larga era
de hegemonía unipolar.
Siempre ha habido
un país hegemónico para garantizar el “orden”. Grecia, Roma, España,
Inglaterra, EEUU, en Occidente. El imperio otomano, Persia, India y China en
Oriente. Cuando no lo hay, como después de la I Guerra, cunde el desorden. Lo
que se “arregla” con otra guerra que vuelve a poner orden.
Pero nada dura
para siempre y no hay razón para decir que habrá hegemonía de EEUU per secula
seculorum. Después de la II Guerra Mundial Europa y Japón se reconstruyeron.
Algunas economías se volvieron “emergentes”, donde destacan los BRICS, pero
sobre todo China. Cada cual pelea por un lugar en el poder mundial.
EEUU trató de
volver a 1945 –después del ataque a las “torres gemelas” en el 2001– con la
invasión a Irak (que nada tuvo que ver en ello) y Afganistán. Pero fracasó y
desestabilizó a todo el Medio Oriente. La crisis siria del 2013 y los
titubeos de Obama para intervenir revelaron claramente los límites de la
hegemonía USA y la emergencia de nuevas potencias.
Se suponía,
entonces, se venía la era multipolar, donde el “orden” dependería de
entendimientos múltiples y ganaría fuerza alguna forma de gobernanza mundial.
¿No era ese el camino seguido por la integración europea con mercado y moneda
común, habiéndose planteado una Constitución común? Por ese camino avanzaban
el Mercosur, la Comunidad Andina, el EFTA y la ASEAN, entre otros.
La Organización
Mundial de Comercio podría haber provisto las bases, no solo para la
desgravación arancelaria, sino también para los “nuevos temas” que venían de
la mano con la globalización. Pero no se pudo porque los países más grandes
querían abrir los mercados de los países pequeños pero no los suyos (por
ejemplo, los mercados agrícolas). Y la resistencia de las economías
emergentes fue grande: querían su sitio en el nuevo tablero (1).
Las empresas
multinacionales y sus Estados quisieron “sacarle la vuelta” a la OMC con los
TLC, el NAFTA y el TTP. Plantean que “todos ganan” con el libre comercio y
con las nuevas reglas en propiedad intelectual, servicios, normas laborales y
solución de controversias. Pero no “todos ganan”. Y, en un régimen
democrático, los perdedores del “libre comercio y del libre mercado” pueden
cambiar las cosas, ganando las elecciones. Ojo.
Dani Rodrik dice
que hay un trilema entre democracia, globalización y soberanía. Solo puedes
tener dos, nunca los tres. Trump arremetió contra el “libre comercio” para
echar a los inmigrantes y, supuestamente, devolver los empleos para que
“América sea grande otra vez”: mi Estado Nación va primero, fuera el NAFTA
(2). Lo dijo para ganar las elecciones, ¿lo cumplirá?
El retroceso ya
había comenzado en la cuna europea con el Brexit, que podría haber seguido en
Austria y Holanda y que hoy está presente en las elecciones francesas. Las
quejas son contra la burocracia de Bruselas, la crisis económica, la pérdida
de soberanía y la migración proveniente del África, el Medio Oriente y el
este de Europa. En EEUU se va a construir un muro. La tendencia es al
desmembramiento.
El telón de fondo
es la crisis económica y financiera que sigue golpeando a los “países
industrializados”, lo que algunos llaman “estancamiento secular” y otros una
“crisis sistémica” de enormes proporciones que tenderá a agravarse con la
economía digital que suprime empleos (Uber, Amazon) y el proceso de
robotización. Hay gran discusión sobre sus causas y consecuencias. Pero la
crisis y estos nuevos temas están allí.
Resumiendo, hay un
Trump que reafirma su Estado Nacional y sus intereses estratégicos, en medio
de la globalización liderada por las transnacionales que, a pesar de todo,
son “sus” empresas (3). En la UE la tendencia a su liquidación es grande. Y
los nuevos actores en la disputa de parcelas regionales de hegemonía quieren
hacer valer sus armas: Rusia e Irán en el actual conflicto sirio y China, en
otro contexto.
Si la
globalización está cuestionada (allá), por haber ido demasiado lejos y los
Estados Nación luchan por sus intereses estratégicos en lo económico y
político, ¿no es hora ya de replantear las ideas obsoletas de que el “libre
mercado” lo arregla todo y de que no puede haber soberanía en plena
globalización? Digo, es un decir.
(1) Los Estados
Nación viven y colean, www.cristaldemira.com, 26/12/2016
(2) Ahora se sabe
que México ha perdido con el NAFTA. Ver Mark Weisbrot, CEPR, Marzo 2017,
http://cepr.net/images/stories/reports/nafta-mexico-update-2017-03.pdf?v=2
(3) No lo logrará,
pues no se puede volver al pasado. Lo que es peor, su bombardeo en Siria
contradice su posición “aislacionista” y ni cuenta se da que nos puede llevar
a una guerra nuclear (¿o sí?).
http://larepublica.pe/impresa/opinion/863792-trump-y-el-estado-nacion
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