Crisis del simpático delator - Mirko Lauer
Gabo y la mujer - César Lévano
Generalicemos el derecho a la estabilidad laboral - Arturo Rodríguez
La corrupción está en el ADN de la sociedad peruana - Oswaldo de Rivero
Las agendas de Trump para América Latina - Michael Shifter
Perú, campeón de los aranceles bajos - Humberto Campodónico
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Allí estuvieron todo el tiempo
Luis Davelouis
En 1990, Alberto
Fujimori se puso delante de los “desclasados” y ganó. Cuando, dos años
después, cerró el Congreso para que no se investigue a sus hermanos ladrones
(hoy todos prófugos), la lectura complaciente de la gran mayoría de peruanos
fue por otro lado. Cerrar el Congreso tenía más que ver con revancha, con
darles su merecido a los “comechados” que vivían cómodamente de la teta del
Estado en nombre de un pueblo al que ya hacía muchísimo tiempo habían dejado
de representar. El cierre del Congreso, en ese sentido y a ojos de la mayoría
que lo aprobó, tenía más de justicia que de gesto autoritario.
Pero el rasgo
autoritario de ese gesto no pasó desapercibido. Si hubiera que escoger dos
atributos diferenciadores del fujimorismo, son la mano dura y la reivindicación
–casi el rescate– de los olvidados, de esos a los que el establishment les da
la espalda.
Pues bien, la
política –toda ella, hoy– es establishment y este vive de espaldas a las
grandes mayorías. Kenji se dio cuenta –o alguien le dijo, da igual– de que el
fujimorismo había perdido esa conexión, ese rasgo reivindicativo, ese “estoy
contigo, no te he olvidado, tu lucha es mi lucha” que tan bien supieron usar
Alberto y Montesinos. Recuerden: quien se subía al helicóptero para llevar
ayuda adonde jamás una autoridad había puesto un pie era Kenji, no su
hermana.
¿Quién o quiénes
siguieron al pie del cañón después de ser traicionados por Fujimori? Las
iglesias evangélicas, que cumplen un rol de reafirmadoras de identidad, de
dadoras de sentido de pertenencia, de legitimización de las necesidades y las
aspiraciones de un montón de gente que no se siente identificada con nada más
ni representada por nadie. Y resulta que es un montón de gente y que todo el
tiempo ha estado ahí. ¿Haremos algo con eso?
Butters es solo un
síntoma.
http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-alli-estuvieron-todo-tiempo-2272963
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Crisis del simpático delator
Mirko Lauer
L uego de una
fulgurante entrada en escena, que cambió la topografía política de varios
países latinoamericanos, los delatores premiados brasileños han empezado a
sufrir algunas críticas. Sin duda un motivo es porque los delatados se
defienden, algo que es comprensible, y no deja de tener sus efectos ante la
opinión pública.
Un factor
adicional es que las delaciones se vienen multiplicando, a más velocidad que
la capacidad de los sistemas probatorios judiciales, lo cual supone un efecto
inflacionario. No solo la acusación se va devaluando, sino que además su
abundancia se presta a algunos errores demostrables, que afectan el conjunto
de toda la cruzada moralizadora.
Luego está la
parte premiada de la delación. Hay casos en Brasil donde delatar ha equivalido
a reducir la pena del delator a plazos ridículos en relación a la que le
hubiera correspondido en otras circunstancias. Beneficio a menudo sospechoso
de estar alentando delaciones sin real fundamento, que significan una
injusticia para algunos acusados.
O simplemente la
delación es sincera, pero el sistema judicial todavía no tiene los medios
para corroborarla. Algo que nos va a suceder en el Perú con varios casos. Los
acusadores brasileños se declaran cuidadosos en el tratamiento de la
información que reciben, pero ese cuidado tiene un límite, y los medios de
prensa por lo general actúan mucho más rápido.
Todo esto va
creando un clima de relativismo en lo judicial y en la opinión pública.
Ciertamente hay acusaciones firmes y documentadas, pero también las hay que,
una vez lanzadas, tienen que esperar pruebas convincentes. Después de todo,
esos delatores son parte del tinglado corruptivo que se intenta identificar y
desarticular.
Pero todavía la
opinión pública está del lado de quienes revelan nombres y alcances de la
corrupción. Sin delatores no habría realmente Lava Jato. Pero los medios y
ese mismo público brasileño vienen criticando casos en que acusar es una
forma de salvar el pellejo, o parte de él. El problema es que la oferta de
beneficios suele venir antes de la investigación.
Los delatores
todavía son indispensables. Pero vendrá el día en que sus delaciones tendrán
que pasar por un tamiz riguroso antes de ser tomadas en cuenta como lo vienen
siendo en esta primera hora de entusiasmo moralizador.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/853944-crisis-del-simpatico-delator
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Gabo y la mujer
César Lévano
Hace tiempo
escribí este artículo sobre el papel de la mujer en la vida y obra del
escritor colombiano Gabriel García Márquez. Reproducimos este texto en el
marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer este miércoles.
Gabriel García
Márquez es un ejemplo de respeto a la mujer, a la que siempre ha considerado
–bajo la forma de la abuela y de las tías– como fuente de su inspiración.
El autor de Cien
años de soledad, la novela máxima de Nuestra América, el Don Quijote de nuestro
tiempo, ha declarado: “toda mi formación es a base de cultura popular”. Aun
en los tiempos revueltos que le ha tocado vivir en Colombia, fueron las
mujeres la correa de transmisión de tradiciones, leyendas, desbordes de la
imaginación.
Eso me hace pensar
en una frase de Goethe: “Se piensa siempre en los héroes que fueron a la
guerra; pero se olvida a las mujeres de esos guerreros, que se quedaron solas
en sus casas, en la paz de la tristeza”. Cito de memoria, pero soy fiel a la
idea del poeta mayor de la lengua alemana, amador de las bellas y amado por
ellas, quien, al final de su Fausto, escribió: “Lo eterno femenino nos
conduce a lo alto”.
Las páginas de
García Márquez están llenas de amor por ellas, y de consideración por sus
sentimientos. El amor en los tiempos del cólera es un homenaje, en clave de
ficción, al amor de sus padres. Inolvidable es su crónica: Las señoras
casadas se suicidan a las cinco de la tarde. Basándose en datos de la crónica
policial, se duele del destino de esas damas cuyo esposo está muy ocupado en
su oficina, cuyos hijos han sido coronados por el éxito y se han alejado, y,
entonces, a las cinco horas vesperales, cuando han terminado de ver su
telenovela favorita, ingieren la cicuta de la muerte.
En el Perú, es
como si nada de eso se hubiera escrito. La mujer es acá víctima del acoso,
cuando no de la violación. No solo las capas sociales más pobres incurren en
esos atentados. Los despechados por una mujer se desahogan con el método
cobarde de la golpiza y el asesinato. Se les malpaga en el empleo y en el
trato, sobre todo si no son blancas y rubias. Se les insulta con “piropos”
recargados de vulgaridad, torpeza e irrespeto.
Las autoridades
civiles, la policía y hasta la Iglesia transmiten, en los hechos y en las
leyes, el maltrato y el menosprecio de la mujer.
Hay detrás de todo
un problema de cultura, de civilización, no solo de educación. En el Perú hay
muchos varones que necesitan aprender a ser hombres.
En la lucha contra
esos estigmas toca un gran papel a las mujeres, en particular al creciente
número de intelectuales y profesionales del bello sexo. Gran papel
corresponde también a los maestros y maestras.
http://diariouno.pe/columna/gabo-y-la-mujer-3/
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Generalicemos el derecho a la estabilidad laboral
Arturo Rodríguez
Desde que fue
emitida por el Tribunal Constitucional la histórica sentencia recaída en el
caso de una conocida empresa donde el máximo intérprete de la Constitución,
interpretando sistémicamente los artículos 1º, 22º y 27º de la Carta Magna,
declaró inconstitucional el segundo párrafo del artículo 34º del Decreto
Legislativo 728 y por ende contrario a la Constitución todo despido sin
expresión de causa, motivado por el mero arbitrio del empleador, retornamos
al sistema de la estabilidad laboral de salida.
Hasta el día de
hoy, asumiendo un criterio restrictivo, se entiende que los efectos de dicha
Sentencia (reposición en el empleo) son aplicables únicamente para los
trabajadores sujetos al ámbito del Decreto Legislativo 728 (D.S. 003-97-TR) y
por ende excluye a los otros regímenes laborales, a menos que su propia ley
lo permita.
En nuestro país
coexisten 39 regímenes laborales, 15 en el sector público (276, CAS,
militares, policías, entre otros) y 24 en la actividad privada (DL 728,
Agrario, exportación no tradicional, microempresa, etc), de estos, si el
citado pronunciamiento del TC solo es aplicable a uno (DL 728) y qué pasa con
los otros? en especial los más abusivos como el CAS, Microempresa,
Exportación No Tradicional, a cuyos trabajadores no se les reconoce el
derecho a la estabilidad laboral.
Si analizamos lo
resuelto por el TC a la luz de una interpretación abierta, acorde con el
texto constitucional, llegaremos a la necesaria conclusión que todo despido,
carente de motivación, es contrario a la Constitución, así el artículo 27º de
la Carta Magna al establecer “adecuada protección contra el despido
arbitrario” solo puede ser interpretada, como lo señala el profesor Jorge
Rendón Vásquez, en la restitución del trabajador en su puesto de trabajo, lo
cual tiene correlato directo con el artículo 22º de la Constitución que erige
el derecho al trabajo como derecho Constitucional.
El artículo 138º
de la Constitución otorga a los Jueces la potestad de aplicar el Control
Difuso, “de existir incompatibilidad entre una norma constitucional y una
norma legal, los jueces prefieren la primera”, entonces no encontramos
impedimento alguno para que los jueces, ante un actuar irrazonado del
empleador, en cualquier otro régimen laboral que no establezca el derecho a
la reposición laboral, como en el CAS, invocando los criterios esbozados por
el TC, declare la inaplicación de la norma en concreto y ordene la reposición
del trabajador en su puesto de trabajo.
Así como el
empresariado, con la anuencia y beneplácito de nuestro Ministro de Trabajo,
pretende eliminar el derecho a la estabilidad laboral, los trabajadores por
su parte deberían exigir que los jueces laborales, asumiendo la doctrina
expuesta por el TC, declaren la inconstitucionalidad de todo despido
injustificado, independientemente del régimen laboral en el cual se adscriba
el trabajador.
http://diariouno.pe/columna/generalicemos-el-derecho-a-la-estabilidad-laboral/
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La corrupción está en el ADN de la sociedad peruana
Oswaldo de Rivero
Nadie superÓ en
corrupción en el siglo XX a Fujimori, quien ha sido el presidente más
patrimonialista.
La característica
cultural de la corrupción en el Perú es el ejercicio del “patrimonialismo,”
que consiste en el manejo de los fondos públicos para enriquecer el patrimonio
privado. Esto se remonta a los virreyes, quienes en colusión con los
corregidores y los oidores, cometían abusos cobrando tributos a los indios y
comerciantes criollos y fomentando el contrabando de bienes franceses y
británicos. Desde esa época se comenzó a establecer en el ADN de la sociedad
peruana la cultura del patrimonialismo.
Y esta cultura no
cesó con la Independencia, San Martín y su ambicioso ministro Monteagudo
contrataron en Londres, a través de James Paroissien, un amigo británico de
San Martín, el primer préstamo usurero en el extranjero por un 1 millón 200
libras esterlinas a un interés del 6%. Durante la presidencia de Bolívar se
repitió este préstamo, además, Bolívar se hizo pagar un millón de pesos por
el Congreso como recompensa de su campaña libertadora. También recibieron
“recompensas” Sucre, O’Higgins, Riva Agüero y Echenique.
Luego vino la
corrupción patrimonialista de la guerra civil entre militares que gobernaron
el Perú entre 1828 y 1840. En ese periodo, fue notable la corrupción de
Gamarra y de Salaverry que imponían impuestos para ellos a punta de bayoneta.
Posteriormente, Castilla al abolir la esclavitud, favoreció a muchos amigos
pagándoles una enorme compensación por la manumisión de los esclavos. Luego
vino el hípercorrupto gobierno de Echenique donde él y sus amigos hicieron
fortuna con la consolidación de la deuda interna del Perú.
En la década
1860-1870 la corrupción llegó a su paroxismo con el otorgamiento, bajo
coimas, del monopolio del comercio del guano a consignatarios extranjeros a
través del corrupto contrato Dreyfus, promovido por Piérola. Y a fines del
siglo XIX, el Perú vivió otro gran escándalo de corrupción con el contrato
Grace, donde según Basadre, quien también sostiene que la corrupción es
cultural, “corrió dinero.”
En los primeros 30
años del siglo XX, la corrupción dentro del régimen de Leguía fue notoria. En
los años cincuenta la corrupción siguió indetenible con Odría. Luego vino
Prado un gobierno patrimonialista en favor de la oligarquía peruana. Pero
nadie superó en corrupción en el siglo XX a Fujimori, quien ha sido el
presidente más patrimonialista. Su fortuna la logró malbaratando la venta de
los bienes públicos y también con el contrabando de armas para la FARC. Y
ahora en el siglo XXI, nuestra cultura de corrupción está batiendo un record
mundial, con tres expresidentes altamente sospechosos de corrupción.
Tan cultural es la
corrupción en el Perú, que está casi legitimada bajos tres lemas peruanos,
únicos en el mundo, como son: “roba pero hace obra,” “la plata viene sola,
“hecha la ley hecha la trampa.” Y así una gran mayoría de los peruanos viven
trampeando y circunvalando la ley hasta un punto que no distinguen entre el
patrimonio privado y el público, menos aun cuando detentan el poder.
No va a ser nada
fácil extirpar del ADN cultural del Perú el corrupto “gen patrimonialista”,
pero por lo menos hay que hacer que la corrupción sea difícil, adoptando
medidas como las siguientes:
1-Los presidentes,
vicepresidentes, ministro, viceministros, congresistas y jueces no podrán
ejercer durante sus funciones ninguna actividad económica.
2-Todos los
activos en el Perú y en el extranjero de dichos funcionarios deberán ponerse
bajo el cuidado o tutela de un Órgano de Vigilancia Patrimonial creado por la
Contraloría hasta el fin de su mandato o función
3- Sus cuentas
bancarias no tendrá secreto, pasarían cada mes bajo el examen de este Órgano
de Vigilancia Patrimonial para ver si hay excesos patrimoniales.
4- Tener como
texto de lectura en colegios y universidades la “Historia de la Corrupción en
el Perú” de Alfonso Quiroz.
5.- Crear el Museo
de la Corrupción, donde se exhiban los escándalos de corrupción pasados y
presentes con las imágenes de los corruptos y donde se celebren seminarios y
ceremonias anticorrupción.
De este Museo, que
es importante para desculturizar la corrupción en la sociedad peruana, me
ocuparé en un próximo artículo.
http://diariouno.pe/columna/la-corrupcion-esta-en-el-adn-de-la-sociedad-peruana/
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Las agendas de Trump para América Latina
Michael Shifter
La cordialidad del
encuentro entre Pedro Pablo Kuczynski y Donald Trump contrasta con la tensión
y la incertidumbre que experimentan las relaciones de EE.UU. con América
Latina. Aunque la reunión aparentemente salió bien, hay razones para
preocuparse.
Como si siguiera
la campaña electoral, el primer discurso de Trump ante el Congreso
estadounidense estuvo plagado de referencias xenófobas y falsas acusaciones
contra los inmigrantes. Sin pruebas, Trump culpa a los inmigrantes latinos,
especialmente a los mexicanos, de cometer crímenes y quitar empleos a los
locales. Según informes periodísticos, agentes federales han acelerado la
expulsión de inmigrantes indocumentados, muchos con varios años de residencia
en EE.UU. y sin antecedentes criminales.
Además, Trump
culpa al comercio exterior por la pérdida de empleos industriales en EE.UU.,
ha prometido renegociar el tratado de libre comercio de América del Norte
(Nafta), se retiró del TPP y su administración está evaluando ignorar los
dictámenes de la Organización Mundial de Comercio para aumentar drásticamente
el proteccionismo. Trump también confirmó su intención de construir un muro
en la frontera con México, una iniciativa de escasa practicidad que envía un
fuerte mensaje negativo a la región. Finalmente, la propuesta de presupuesto
de Trump recorta drásticamente los fondos para asistencia internacional, lo
que podría resultar en reducciones importantes en los proyectos de
cooperación en América Latina y otras partes del mundo. Este discurso y estas
acciones dañan la imagen de EE.UU. en la región.
Por ahora no toda
América Latina ocupa el rol de chivo expiatorio que el presidente
estadounidense le ha adjudicado a su vecino del sur. Kuczynski mismo pareció
resaltar las diferencias entre su país y México poco antes de la reunión
cuando dijo que “el Perú no exporta delincuentes” y que el comercio bilateral
es favorable a EE.UU. en varios miles de millones de dólares. Hasta el
momento, Trump tampoco ha dado muestras de querer revisar los acuerdos
comerciales bilaterales que tiene EE.UU. con el Perú, Chile, Colombia,
Centroamérica y Panamá.
Sin embargo, la
región no puede ser complaciente. En el centro de la retórica y las políticas
de Trump contra la inmigración y el comercio, hay una ideología
ultranacionalista impulsada por su poderoso asesor Steve Bannon, quien parece
ser el cerebro del “Estados Unidos primero”. Al mismo tiempo, los
republicanos en el Congreso están divididos en temas centrales como la
revisión del Nafta y la continuidad del deshielo con Cuba, hoy puesto en
duda. Trump ha nombrado a conservadores tradicionales en su Gabinete, pero no
siempre los escucha a la hora de diseñar políticas o escribir discursos. Nada
indica, entonces, que el resto de América Latina no pueda volverse blanco de
la ira nacionalista de Trump en el futuro. Todo es incierto.
Otro tema central
es el narcotráfico, donde hay señales de un refortalecimiento de las
políticas más “duras”. Washington podría aumentar la presión sobre el Perú y
Colombia, y seguramente oponerse a las iniciativas para la flexibilización de
las políticas antidrogas, incluyendo la legalización.
Aunque algunos
cuestionaron el apuro de Kuczynski en visitar a Trump, evitar al líder del
país más poderoso del mundo por los próximos cuatro años no es una opción. Defender
el interés y los valores latinoamericanos requerirá un esfuerzo por articular
posiciones comunes para enfrentar a Trump cuando haga falta y encontrar
puntos de cooperación posibles. Un ejemplo de potencial cooperación es la
crisis venezolana: EE.UU. podría acordar posiciones comunes con líderes que
condenan el autoritarismo chavista, como el propio Kuczynski y el argentino
Mauricio Macri. Por otra parte, en los próximos meses Trump deberá nombrar a
sus funcionarios a cargo de diseñar la política hemisférica. Esto empezará a
aclarar las numerosas dudas sobre sus intenciones en la región.
La próxima cumbre
de las Américas, que se realizará en el Perú en abril del 2018, será una
oportunidad inmejorable para que Trump se reúna con sus pares latinoamericanos,
escuche sus preocupaciones y encuentre puntos de acuerdo. EE.UU. se
beneficiará si coopera con sus vecinos. De lo contrario, tendrá mucho que
perder si basa su política hemisférica en prejuicios ideológicos.
http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/agendas-trump-america-latina-michael-shifter-noticia-1973611
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Perú, campeón de los aranceles bajos
Humberto Campodónico
En el 2016 el Perú
ocupó el puesto # 7 en el mundo en aranceles promedio a los productos
importados (1). Los líderes son Hong Kong y Macao con 0 % de arancel,
seguidos de Singapur (0.2%), Islas Mauricio (1%), Georgia (1.5%) y Nueva
Zelandia (2.0%). Justo después viene Perú con 2.4% (en el 2013 teníamos el
puesto 10, con 3.36%).
Más atrás viene
EEUU con 3.5% (lo que quizá no dure por el proteccionismo de Trump), Japón
(4%), Israel (4.5%), Unión Europea (5.1%), Colombia (5.7%) y Chile (6%). Más
atrás todavía están China con 10% y Corea del Sur con 13.9%.
Aquí hay varios
temas. Primero: “nos ganan” ciudades (como Hong Kong, Macao y Singapur) y
países con baja población (Islas Mauricio, Georgia y Nueva Zelanda). Por
tanto, estamos cerca del #1 como país de 30 millones de habitantes.
Segundo, que el
arancel efectivo (la recaudación efectiva en dólares como proporción del
valor total de importaciones) fue solo 1.2% en el 2015, más bajo que el
arancel promedio (del total de partidas) ya señalado de 2.4%.
Tercero, que
países con políticas de “libre mercado” como Colombia y Chile tienen aranceles
más altos. Y grandes “países emergentes” industrializados, como China y Corea
del Sur tienen aranceles promedio de dos dígitos.
Cuarto, que más
del 90% del comercio exterior peruano se realiza con países con los que
tenemos Tratados de Libre Comercio (EEUU, China, Japón, Unión Europea, Corea
del Sur, CAN, Mercosur). Por tanto, los aranceles actuales tienen compromisos
vinculantes obligatorios con el Estado peruano.
Quinto, que el
dólar barato (producto del super ciclo de precios de las materias primas y la
masiva entrada de capitales) disminuyó el valor en soles de los productos
importados, sobre todo de los bienes de consumo, duraderos y no duraderos.
Esta apreciación del nuevo sol “llovió sobre el suelo mojado” de los ya bajos
aranceles, perjudicando a importantes sectores de la industria nacional y,
también, a los ingresos fiscales aduaneros.
Sexto, en el Perú
la aplicación de estas políticas ha venido de la mano con la afirmación
“todos ganan con el libre comercio”, dejando de lado los argumentos que
señalan claramente que hay ganadores y perdedores. Así, los importadores
Oeschle, Falabella y Ripley son ganadores, mientras que Gamarra (textiles) es
un claro perdedor de 400,000 puestos de trabajo y US$ 500 millones de mercado
interno (Expreso, 19/02/2017).
Sétimo, la
industria peruana se está viendo seriamente afectada en los últimos años por
una serie de motivos, entre ellos la reducción arancelaria ya mencionada.
Dice la Sociedad Nacional de Industrias en el Foro Ejecutivo para la
Reactivación Industrial que el sector ha bajado su participación en el PBI de
16.5% a 13% del 2007 hasta el 2016 y que se han perdido 150,000 empleos desde
el 2012 (1).
Octavo, las
medidas contra la competencia desleal (aprobadas por la OMC) en el Perú están
en retroceso a diferencia de la tendencia mundial. Dice la SNI que las
medidas antidumping en el Perú han bajado de 34 a 7 del 2006 al 2016 (-79%),
mientras en el mundo han subido de 1,198 a 1,538 (+28%). ¿Aló, Indecopi, aló?
La política
industrial brilla por su ausencia, a pesar de que el exministro de la
producción, Piero Ghezzi, hizo esfuerzos en el gobierno pasado (Plan Nacional
de Desarrollo Productivo). Pero el actual tiró esos avances por la borda.
Eso no es
casualidad porque el Consenso de Washington (vigente acá) dice que no debe
haber políticas de promoción explícitas a algún sector, pues el “libre mercado”
se ocupará de la asignación eficiente de recursos. Así, a diferencia de China
y el sudeste asiático, que tuvieron un crecimiento liderado por las
exportaciones industriales, impulsado con políticas explícitas, aquí el
crecimiento fue liderado por las exportaciones primarias (minerales) con
mínimo valor agregado, que luego nos regresan como productos terminados
(China consume el 50% de cobre del mundo).
Pero las cosas han
comenzado a cambiar. Dice el BID que hay que replantear el problema del
desarrollo productivo y que “eso no es un retroceso, sino un avance que busca
diferentes enfoques para remediar los problemas del crecimiento que siguen
afectando a AL. Se requiere comprender qué falló, no con el fin de revaluar
el pasado, sino para asegurarse de que las nuevas soluciones no repitan los
mismos errores” (2). Dicho de otra manera, las “nuevas soluciones” del CdeW
botaron al niño de las políticas industriales junto con el agua sucia de la
bañera.
Volviendo al
principio: el libre comercio, la desgravación arancelaria y los TLC son un
medio y no un fin en sí mismo, a pesar de lo que diga el neoliberalismo
extremo. Si lo fueran, el “Perú campeón de los aranceles bajos” estaría
boyante. Los planteamientos recientes de la SNI deben iniciar, ya, una seria discusión
sobre las políticas de desarrollo productivo.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/853947-peru-campeon-de-los-aranceles-bajos
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