miércoles, 4 de enero de 2017

OPINIONES 04/01/2017


Columnas de opinión - Gonzalo Portocarrero
El fustán - Enviar a un amigo
EEUU entrena a los nuevos golpistas en América Latina - Emir Sader
Fiscalía... ¿A cargo? - Luis Davelouis
La gran oportunidad de Lava Jato - Augusto Álvarez Rodrich
¿Muchas manos en el plato? - Mirko Lauer
¿Qué es peor, Fujimori u Odebrecht? - Fernando Vivas
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Columnas de opinión

Gonzalo Portocarrero


Escribo para explorar mis pensamientos, usualmente enredados y confusos. Solo mediante el ejercicio de la escritura llego a saber lo que realmente pienso. De otra manera me quedaría en la incertidumbre que suele ser oscura e inquietante. Teniendo una esforzada formación en el campo de las ciencias humanas, y un interés por el presente, el gusto por la escritura me impulsa a tratar de desentrañar la complejidad de lo actual, en la ilusión de que este esfuerzo me permita objetivar nuestras alternativas, tratando de identificar la mejor, la más conducente a los intereses de las mayorías.

Supongo que esta vocación me califica como un columnista de opinión. Un “opinólogo”, como se suele decir hoy. Mezclándose en este término un cierto menosprecio que rebaja a priori el valor de lo publicado con, de otro lado, el reconocimiento de que se trata de una tarea necesaria, incluso para cristalizar un punto de vista gracias a la crítica y negación de las afirmaciones de tal o cual “opinólogo”.

Ciertamente hay muchas clases de columnistas de opinión. Para elaborar un panorama: hay quienes reciclan los estereotipos del momento, añadiendo, a este hilvanamiento de lugares comunes, algunas valoraciones que reiteran un modo de ver las cosas, una posición partidaria. Aunque controversiales, estas columnas pueden jugar un papel importante, pues informan al lector de una situación que demanda una toma de posición. Y también hay quienes pretenden ir más lejos, analizando sin tomar un partido de inicio, tratando –hasta donde es posible– de ser objetivos, dejando siempre al lector la última palabra. No adoctrinando.

La configuración de la escena política en el Perú hoy puede ser un buen ejemplo. El hecho básico es la falta de acuerdos elementales entre PPK y el fujimorismo, y el mutuo hostigamiento. Vivimos en la incertidumbre y el futuro aparece impredecible. Para muchos, el factor responsable sería la “debilidad” de PPK que habría sido incapaz de poner un freno a las pretensiones, cada vez más amplias, del fujimorismo. Para otros, lo central sería la “revancha” de una candidata que aún no termina de asimilar su derrota y que quiere convertir su apoyo político en medio de venganza y en el copamiento de la alta burocracia estatal con incondicionales. Finalmente, para otro grupo el problema estaría sobre todo en la actitud despectiva de la bancada de PPK que no reconoce la contundencia de la bancada de Fuerza Popular. Sea como fuere, el hecho es que no termina de consolidarse una fórmula de entendimiento que permita una toma de decisiones fluida, acorde con las necesidades del país.

Con prescindencia de la línea editorial, fijada por la dirección, todo medio de comunicación debería aspirar a un mínimo de pluralidad que desarrolle en sus lectores la capacidad para ser críticos y objetivos. Es decir, capaces de asumir una posición, no en base a prejuicios, sino al balance reflexivo de la información y las opiniones respectivas.

Vuelvo entonces a la cuestión de la escritura especialmente en el caso de las columnas de opinión. La escritura debe entenderse como un proceso creativo donde se hace pública una reflexión que pretende un esfuerzo de originalidad, que aspira a irradiar las luces que nos permiten difuminar las sombras y dudas que una situación alberga. De allí que los medios de comunicación más significativos suelan contar entre sus columnistas a escritores y académicos de orientaciones distintas para brindar así un panorama plural del acontecer del mundo.

Finalmente, las columnas de opinión no tienen por qué restringirse al seguimiento del proceso político. Estas columnas desarrollan una función muy importante: introducir información y reflexiones sobre los grandes temas morales, estéticos, económicos, históricos, científicos y un largo etcétera. Se trata de interesar a un público en el desarrollo de una capacidad de pensar por sí mismo, de rechazar el sectarismo y asimilar los principios de una escritura clara y reflexiva, que convierta la lectura en un placer.


http://elcomercio.pe/opinion/columnistas/columnas-opinion-gonzalo-portocarrero-noticia-1958044


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El fustán

Enviar a un amigo


Al comenzar 2017, la política peruana gira en base al caso Odebrecht, que amenaza la precaria estabilidad de nuestras instituciones republicanas. Como han reconocido sus directivos, esta empresa ha empleado US$ 29 millones en sobornos en el Perú y cantidades semejantes en media Latinoamérica. Incluso, ha sido descubierta una estructura interna de la empresa especializada en operaciones ilegales a escala internacional. Así, el verano político promete ser muy caliente en el Perú y en toda la región.

Al formarse la tormenta, hubo quienes estuvieron en contra de una comisión investigadora del Congreso. Pero, antes de que el debate prospere, el legislativo ha cortado por lo sano decidiendo formar la comisión respectiva que se instalará esta semana.

La principal razón de los opositores a estas comisiones congresales es que se superponen a la investigación de las Fiscalías especializadas. En principio, éstas siguen procedimientos establecidos y acumulan pruebas con garantías, que permiten luego juzgar y eventualmente sancionar. Mientras que los congresistas carecen de esa especialidad, no solo repiten lo que otro hace, sino que ensucian las pruebas, hacen escándalo y las anulan como elemento judicial. En efecto, esos males son eternos en las comisiones investigadoras del Congreso. Además, y también se ha dicho, estas comisiones son capaces de exagerar las cosas al infinito para tapar o agrandar los asuntos, siempre de acuerdo a su conveniencia política.

Pero ellas son indispensables porque son el vehículo de formación de la opinión pública. Son altamente mediáticas y sus posturas contribuyen a formar una clase ilustrada que conduce la agenda nacional. En el fondo, movilizan a la ciudadanía en torno a procesos cuestionables que afectan al Estado. Alrededor de sus temas se forman las posturas que disputan la hegemonía política.

En otras latitudes, normalmente los Congresos también poseen esa potestad de formar comisiones investigadoras, que en algunos países son más útiles porque evitan cruzarse con el Poder Judicial o el Ministerio Público. Los Congresos eficientes investigan las responsabilidades políticas y se zambullen en los razonamientos que fundamentan las decisiones. No acumulan estados de cuentas ni rebuscan cheques, sino que indagan sobre las líneas políticas que llevaron a la corrupción. Ejercen control político, permitiendo que jueces y fiscales hagan lo suyo. El problema en el Perú es la constante superposición de funciones, donde varios hacen lo mismo y nadie hace nada. Pero superarla no es tan difícil, basta que alguien entienda y se limite; a continuación, se especializa y legitima su función.

En este momento de definiciones del mandato de la comisión congresal, interesa también precisar el período bajo escrutinio, porque tiene enormes consecuencias políticas. Hasta hoy, en todos los escenarios aparece como horizonte temporal desde el 2005 hasta nuestros días. Es decir, los mandatos de Toledo, García y Humala.

Pero estas fechas están sesgadas. Odebrecht está en el Perú desde 1979, ha ejecutado grandes obras bajo ocho gobiernos, incluyendo al de Alberto Fujimori, uno de los más corruptos de la historia peruana. ¿Cuál sería la razón para que solamente se investigue a los tres últimos presidentes? Es más, políticamente esas fechas permiten que Keiko Fujimori se presente como la única limpia y desde ahí demoler a todos sus adversarios. Incluyendo a PPK, porque fue ministro de economía y primer ministro de Toledo. También a la izquierda, porque la gestión de Susana Villarán estará bajo la lupa.

Esa maniobra se sustenta en las fechas. Si se investiga desde Toledo en adelante, es obvio que el fujimorismo queda limpio. Pero, si se incluye a Alberto Fujimori en la colada, a todos se les verá el fustán.


http://larepublica.pe/impresa/opinion/836386-el-fustan


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EEUU entrena a los nuevos golpistas en América Latina

Emir Sader


EEUU han preparado los golpistas del golpe militar de Brasil en 1964, a partir de la fundación de la Escuela Superior de Guerra, fundada por Golbery do Couto e Silva y Humberto Castelo Branco, que habían convivido con las tropas norteamericanas durante la participación de Brasil al final de la Segunda Guerra Mundial, en Italia. Junto a la Escuela de las Américas, en Panamá, se formó así la generación que preparó y puso en práctica el golpe militar de Brasil en 1964. La Doctrina de Seguridad Nacional y los métodos de tortura fueron las dos claves esenciales del régimen de terror que fue implantado en Brasil y en los otros países del Cono Sur de América Latina.

En la pos-guerra fría los EEUU buscaron su nuevo enemigo, figura esencial para exorcizar hacia lo exterior, los problemas de la sociedad norteamericana. Junto al narcotráfico, se fijaron en el terrorismo

Como parte de la lucha en contra del terrorismo, con toda la amplitud que George W. Bush pasó a dar al tema, se desarrolló un campo de actividad llamado de “contraterrorismo”, como parte de la función de “policía del mundo” que EEUU han asumido.

El blanqueo de dinero pasó a ser parte de esa acción, en la creencia de que el terrorismo lavaba sus recursos en los mecanismos bancarios. Se pasó a la “investigación y castigo en los casos de blanqueo de dinero, incluyendo la cooperación formal e informal entre los países, confiscación de bienes, métodos para extraer pruebas, negociación de delaciones, uso de examen como herramienta y sugerencias de cómo tratar con las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs), sospechosas de ser usadas para financiamiento ilícito”.

En el seminario “proyecto Puentes: construyendo puentes para la aplicación en Brasil” – cuyo tenor fue revelado por WikiLeaks -, realizado en octubre de 2009, en Rio de Janeiro, contó con la presencia de autoridades norteamericanas encargadas de la formación del nuevo personal al servicio del Imperios, para consolidar el entrenamiento bilateral de aplicación y habilidades prácticas de contraterrorismo. Han participado promotores y jueces federales de 26 provincias brasileñas, además de 50 policías federales de todas las provincias, en la más grande delegación, reunión que contaba también con representantes de México, Costa Rica, Argentina, Panamá, Uruguay y Paraguay.

En el trascurso de la reunión intervino nada más que Sergio Moro, el hoy muy conocido promotor brasileño, que pretende ser un “justiciero, al margen de la ley, en contra de la corrupción”. El habló sobre los “cinco punto más comunes de lavado de dinero en Brasil”. Los participantes han solicitado entrenamiento adicional, sobre la búsqueda de evidencias, entrevistas e interrogatorios. Ese interés se daría porque “la democracia brasileña no tiene todavía 20 años de edad. Así, los jueces federales, los promotores, los abogados son novatos en el proceso democrático, no fueron entrenados en cómo lidiar con largos procesos judiciales (...) y se encontraron incapaces de utilizar eficazmente el nuevo código criminal que fue completamente alterado”.

El informe pide, en los resultados de la reunión, que se realicen cursos más profundos en Sao Paulo, Curitiba y Campo Grande. El informe concluye que “el sector judicial brasileño claramente está muy interesado en la lucha en contra del terrorismo, pero necesita herramientas y entrenamiento para empeñar fuerzas eficazmente. (...) Promotores y jueces especializados han conducido en Brasil los casos más significativos de corrupción de individuos de alto nivel”.

El surgimiento de gobiernos que contrarían las orientaciones de EEUU fue la oportunidad para adaptar esas orientaciones a proyectos de desestabilización de esos gobiernos, apoyados en acciones que se concentran en la denuncia reiterada de supuestas irregularidades cometidas por esos gobiernos, por los partidos que los apoyan y por sus líderes. La contribución de Moro y de sus comparsas es la de usar los métodos que aprendieron con los norteamericanos – que incluían ya el uso de las delaciones, entre otros métodos -, para destruir la democracia, reconstruida después del agotamiento de las dictaduras militares, instaladas por la generaciones anteriores de golpistas, igualmente formados por los EEUU.

Los datos revelados por WikiLeaks ya habían demostrado que la información fruto del espionaje hecho por el gobierno de los EEUU en la presidencia de la república de Brasil, en el Ministerio de Minas y Energía y en Petrobras, fue suministrada a Sergio Moro y su comparsa, para que dieran inicio a las denuncias en contra del gobierno del PT. Esa reunión de 2009 es significativa de los nuevos métodos de desestabilización política generados por EEUU, con intervención escandalosa en los asuntos internos de los otros países, violando su soberanía y contando para ello con miembros del Poder Judicial y de la Policía. Esa fue un episodio preparatorio de EEUU de la nueva violación de la democracia brasileña, apoyado en personajes que representan directamente los intereses del Imperio, como Sergio Moro y su comparsa.


http://www.alainet.org/es/articulo/182618

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Fiscalía... ¿A cargo?

Luis Davelouis


Antes de ayer escuché al fiscal que liderará las investigaciones del caso Odebrecht en el Perú, Hamilton Castro, decir que no se allanarían las oficinas de la empresa en Lima, básicamente, porque no hay allí documentos ni materiales relevantes para la investigación en el Perú, ya que estos están en otras oficinas fuera del país. ¿Quién le dijo eso al Ministerio Público? Pues la misma empresa que, además, se allanó a pagar una especie de “adelanto” de la reparación civil que le corresponderá asumir cuando terminen las investigaciones y los procesos a los que aquellas den lugar.

Es verdad que, desde las primeras operaciones de detención de sospechosos e involucrados y allanamientos de oficinas en Brasil, han pasado casi tres años (primer trimestre del 2014). También es cierto que en ese lapso la constructora debe haber destruido una cantidad enorme de evidencia en sus oficinas de todo el mundo. Pero el mensaje de la Fiscalía del Perú al “creer” en la palabra de Odebrecht y no allanar sus oficinas, congelar sus cuentas e impedir la salida del país de TODOS los involucrados, es el de una autoridad débil.

El 22 de diciembre, las autoridades ecuatorianas hicieron precisamente eso: allanaron las oficinas de la empresa Odebrecht en ese país y congelaron todo. ¿Por qué aquí es diferente? ¿Dicha acción puede deberse a un gesto populista pero poco práctico del gobierno de ese país? Puede ser, pero el gesto de cara a la opinión pública es inequívoco: el Estado está liderando, el Poder Judicial se respeta, aquí nadie hace lo que le da la gana.

En cambio, la Fiscalía en el Perú dice que lo mejor para la investigación es la colaboración eficaz. O sea, me quedo con lo que ese que tiene –o puede tener, uno nunca sabe– la soga al cuello me quiera contar. Y estoy seguro de que a Toledo, García y a Humala les gusta esto.


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La gran oportunidad de Lava Jato


Augusto Álvarez Rodrich


Si, como dicen, toda crisis también constituye una oportunidad, habría que encarar Lava Jato como la gran posibilidad de enfrentar a la corrupción con una perspectiva que no solo incluya la indispensable condena de los culpables sino, además, la reformulación de los procesos que facilitan e incentivan a los corruptos.

El Perú ya ha vivido un proceso de destape de la mega corrupción a fines de los noventa, cuando el régimen de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos colapsó con los vladivideos.

Gracias a ellos, los peruanos pudimos conocer un backstage del poder que tenía un modus operandi mafioso en donde todo se compraba y vendía, entre políticos, congresistas, empresarios, militares, policías, tecnócratas, periodistas, jueces y fiscales, entre muchos otros.

El esfuerzo que se hizo para enfrentar esa gran corrupción fue muy importante y culminó con el procesamiento judicial y condena de gente tan importante e influyente como un presidente de la república y su asesor y compinche, comandantes generales del ejército, jueces o empresarios.

Ello fue posible gracias a la sagacidad de los responsables de impulsar estos procesos anticorrupción y al respaldo a sus acciones por parte de las principales autoridades del país, además de la fuerza fundamental de una opinión pública escandalizada por ver al elenco estable del poder cómo se llenaba los bolsillos con descaro, todo lo cual conforma eso que se llama voluntad política.

Pero más allá de condenar a los culpables, lo que entonces faltó fue reformar las condiciones de los procesos de toma de decisiones que hacen que sea tan sencillo el avance de la corrupción en el Estado peruano.

Y eso es lo que ha permitido que, a pesar de lo ocurrido a inicios del nuevo siglo, siga habiendo tanto entusiasmo por la corrupción.

Corrupción siempre habrá, pero lo que se necesita es reformar las condiciones para hacerla más complicada. Por ejemplo, promoviendo la transparencia en las decisiones del Estado en todos sus niveles.

Eso es lo que se debe promover ahora en el país, utilizando las recomendaciones de la Comisión Presidencial de Integridad y, por supuesto, también, procesando a todos los responsables de la corrupción de Lava Jato, caiga quien caiga, de rey a paje.

De esta manera, el strip tease que implicará Lava Jato al conocer a muchos corruptos con poder debe ser otra gran oportunidad para enfrentar a la corrupción de raíz. Ojalá que esta vez no la desaprovechemos.


http://larepublica.pe/impresa/opinion/836385-la-gran-oportunidad-de-lava-jato



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¿Muchas manos en el plato?

Mirko Lauer



Una de las líneas de preocupación frente al caso de los sobornos brasileños en el Perú es que hay demasiados participantes a la hora de investigar. Esto porque existen por lo menos cuatro activos focos de pesquisa de los cuales uno, el Poder Judicial, preferiría tener la exclusividad para investigar un caso que sin duda hará historia.

Los otros focos son el Congreso, los medios, y quienes llevan el caso en otros países. Hasta aquí la multiplicación de interesados no ha creado problemas, porque estamos en la fase de los destapes, reales o no, bienvenidos en toda circunstancia. La impresión es que ya hay más información que la que se puede administrar.

Pero a medida que avancen los días, o los meses, la calidad de la información se va a ir volviendo un valor en sí misma. Es decir que los investigadores van a tener que pasar de informadores a discriminadores. No es lo mismo una prueba legal que una filtración parlamentaria, un cable de fuera o una primicia periodística.

De todas estas fuentes de datos, la única que en efecto parece prescindible es la parlamentaria, con los argumentos de que no es realmente vinculante, de que sus métodos son primarios, y de que muy rara vez es eficaz. El Congreso no piensa lo mismo, y menciona su derecho a fiscalizar. Lo van a hacer de todas maneras.

El fondo de la pugna está en la capacidad de Lava Jato para causar daño político, como se ha demostrado en el Brasil. Quien tenga el control real del proceso controlará las consecuencias políticas de los descubrimientos (o de los ocultamientos, si fuera el caso). Quizás por eso hay voces que quieren separar al Congreso del proceso.

El Poder Judicial peruano no tiene el peso ni el prestigio, ni el encuadre constitucional, del brasileño. La otra diferencia es que en el Perú el Congreso no parece metido de pico y patas en el problema. De modo que la investigación va a tener que ser compartida, o por lo menos estereofónica.

Del periodismo se puede esperar una cobertura en 360°: investigaciones, rumores, genuinos hallazgos, patinadas, amenazas (muchas), sesgos, opiniones a granel, y datos de último minuto.


http://larepublica.pe/impresa/opinion/836383-muchas-manos-en-el-plato


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¿Qué es peor, Fujimori u Odebrecht?

Fernando Vivas


Fujimori fue peor. Dejó que Montesinos montara un aparato que hincó a sus pies a las Fuerzas Armadas, corrompió al corazón de los poderes Judicial y Electoral, compró medios y perfeccionó formatos para robar. Por ejemplo, con el cuento de un súbito interés nacional, promulgó decretos supremos para comprar sin control. Por cierto, una megaobra como la Interoceánica Sur, declarada de ‘necesidad pública’ y exonerada del SNIP durante el gobierno de Toledo, es hija de las motivaciones oscuras tras los decretos supremos, así como ambas son nietas de la corrupción de gobiernos anteriores. Hay una tradición corrupta que se remonta a la herencia colonial y a las torceduras republicanas. Pero, vamos, en los 90, ¡el fujimontesinismo organizó al Estado para delinquir!

Pero, ojo, ¡lo de ahora también es monstruoso! De alguna manera, corrige y aumenta el mal. Ante la debilidad política e institucional de los grupos que llegan al poder desde el 2000, la tecnocracia se ha hecho responsable de la corrupción estatal. El mal se ha ‘institucionalizado’ como una contingencia en la planificación del Estado y se ha globalizado. Descubrir, a raíz del escándalo de los petroaudios, que los organismos internacionales eran los favoritos de empresarios y autoridades coimeras para escapar al control, le dio un matiz escalofriante al escándalo.

Hablo de la corrupción como un proyecto incubado por la tecnocracia porque, sin ser oficial, se ha beneficiado de políticas de Estado y de la continuidad que no tienen los partidos en el gobierno. La política de brazos abiertos a los inversores extranjeros, por ejemplo, atraviesa quinquenios. Pero es durante el segundo gobierno de García que llega a su clímax, con el presidente declamando que su despacho está abierto a los inversores y promoviendo la mistificación del gigante brasileño. Humala fue más lejos: hizo visible que era Brasil y no Venezuela su principal auspiciador, subordinando su gobierno a un proyecto, ese sí, de corrupción tripartita: poder político, tecnocracia y empresa.

En este mundo de posideología y pospopulismo, las fronteras del mal y las responsabilidades de técnicos y políticos se redefinen. ¿Que hay muchos funcionarios honestos que han firmado, sin saberlo, contratos y adendas que entrañaban robos millonarios? Claro que sí. ¿Que algunos de estos, indolentes o idiotas, pueden ir presos por negligencia u omisión de funciones? Claro que sí. Miren a Christine Lagarde, cabeza del FMI, condenada por autorizar un arbitraje fraudulento.

Que no nos atemorice el caiga quien caiga. Lo importante es que queden en pie las instituciones y caigan los corruptos que las han sembrado con sus redes y argucias para robar.


http://elcomercio.pe/opinion/rincon-del-autor/que-peor-fujimori-odebrecht-fernando-vivas-noticia-1958056




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