martes, 3 de enero de 2017

OPINIONES 03/01/2017


A dónde va el fujimorismo - Nelson Manrique
¡Bang! - Luis Davelouis
Crecimiento de crisis - El Comercio
Economía: un balance de fin de año - Pedro Francke
La regla del conflicto social - Jeffrey Radzinsky
Luz y sombra de Brasil - César Lévano
Todo menos la renuncia - Mirko Lauer
Verónika y su partido aparte - Héctor Villalobos

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A dónde va el fujimorismo

Nelson Manrique



Una escisión atraviesa a virtualmente todos los partidos. Comenzaremos por los predios fujimoristas.

El fujimorismo es hoy la principal fuerza política del país, no solo por su mayoría parlamentaria, sino porque dispone de una estructura nacional articulada en base a una red de lealtades clientelares. No es accidental que, cuando Kenji Fujimori fuera descubierto recientemente entregando dádivas en el sur, respondiera que esa es su manera de hacer política.

Pero el fujimorismo tiene dos debilidades que amenazan su hegemonía en el mediano plazo. En primer lugar, la fragilidad de una bancada parlamentaria con dirigentes de una mediocridad abrumadora, constituida además por el reclutamiento de notables locales sin una ideología cohesionadora, retenidos por una ley redactada e impuesta por el fujimorismo que convierte en parias a los parlamentarios que se atrevan a abandonar el partido con el que fueron elegidos. En segundo lugar, el conflicto dinástico que enfrenta a Keiko y Kenji por la candidatura presidencial del 2021.

La negación de Keiko a reconocer su derrota no solo fue motivada por la humillación de ser derrotada por segunda vez, cuando aparentemente era la segura ganadora. Tan o más importante, fueron las consecuencias de su derrota al interior del fujimorismo y en su entorno familiar inmediato.

Keiko realizó su campaña buscando desembarazarse de la “pesada mochila” que representaba el prontuario de su padre. Su paso más audaz en esa dirección fue el discurso en la Universidad de Harvard, en el que esbozó la imagen de un “nuevo fujimorismo” que rompía con el pasado corrupto y autoritario familiar y proclamaba una renovación con un talante democrático y tolerante. Reforzando la idea de un quiebre con un pasado vergonzoso, a la hora de elaborar las listas parlamentarias, optó por mandar a un retiro forzado a los escuderos más cercanos a su padre. Martha Chávez, María Luisa Cuculiza y Alejandro Aguinaga fueron apartados del escenario político contra la opinión de Alberto Fujimori, que envió una carta pública demandando que los incluyeran como candidatos. Keiko lo desairó. Con igual determinación aplastó el intento de rebelión de su hermano Kenji, que insinuó que podría ser el candidato presidencial el 2021. Keiko cuadró al partido y notificó a su hermano que podría ser apartado si seguía en esa dirección, haciéndolo retroceder en toda la línea.

Pero fue imposible mantener la ficción de un fujimorismo renovado. Primero se hizo público que el financista principal de Keiko, Joaquín Ramírez, que aparte de fondos aportó los locales y vehículos para la campaña y que ocupaba la Secretaría General del partido, estaba comprometido en una investigación de la DEA norteamericana por lavado de activos procedentes del narcotráfico. A esto se añadió la burda maniobra del nuevo Secretario General, José Chlimper, de recurrir a la adulteración de un audio para desacreditar la denuncia. El esquema ganador entró en crisis y Keiko llevó la campaña de tumbo en tumbo, hasta terminar adoptando el talante cínico y autoritario del fujimorismo añejo, un viraje que contribuyó decisivamente a su derrota.

Mientras tanto, Kenji terminó convertido en el vocero del descontento paterno y de las quejas y protestas de los fujimoristas históricos, todo públicamente expuesto en desplantes como no ir a votar por su hermana, ni en la primera ni en la segunda vuelta. Todo hubiera quedado en el olvido si Keiko hubiera ganado las elecciones. Pero perdió, y los reclamos y reproches embalsados debieron amargarle profundamente la vida. Tanto Keiko como Kenji se han encargado de mantener este pasado vigente, Keiko con su ostentoso retiro a sus cuarteles de invierno por todo un semestre y Kenji realizando intensas giras proselitistas por el sur, que reafirman el carácter bifronte del fujimorismo que está en el horizonte.

Debe reconocérsele a Kenji sin retaceos, como un mérito destacable, su decisión de aprender a hablar quechua. Se puede especular con que quiere competir con Verónika Mendoza, pero sea cual sea su motivación, ella está orientada en la dirección correcta, contribuyendo al reconocimiento de vastos sectores sociales históricamente discriminados. Ojalá en unos años no haya ningún candidato que no sea capaz de comunicarse con los quechuahablantes en su propia lengua.

En buena medida qué vaya suceder en el pulseo entre los hermanos Fujimori por el poder va a depender del desempeño de la bancada parlamentaria fujimorista. El talante matonesco exhibido este semestre ha constituido un torpedo en la línea de flotación para las aspiraciones presidenciales de Keiko y sería suicida persistir en esa línea.

Mientras tanto, Kenji observa.


http://larepublica.pe/impresa/opinion/836055-donde-va-el-fujimorismo


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¡Bang!

Luis Davelouis


Es de noche y escuchas un ruido. Te asomas por la ventana y no ves nada fuera de lo ordinario. Todo está ahí: tus autos, las luces de la calle, el guachimán, su caseta vacía, y ese perro rengo que no sabes cómo se llama olisquea algo entre la vereda y el jardín de tu vecino. Perro de mierda, cómo no se muere con todo el bocado que le he puesto. Decides –porque nada te lo impide– que el ruido fue un poco más fuerte de lo que debería ser normal. Si te preguntan qué es normal, no sabrías qué contestar, pero insistirías en que ese ruido no lo fue. Así que seguramente es un disparo. Por supuesto, nunca has escuchado un disparo fuera del cine o de la tele, pero eso no importa, tú sabes que fue un disparo.
Así que con genuina preocupación llamas al vigilante que se acerca a tu puerta:
-Hércules, ¿escuchó el disparo?
-No, señor.
Creo que vino de por allá dices levantando la mano con el dedo extendido, pero sin señalar realmente en ninguna dirección.
Sí, seguro te responde el guachi sobándose las legañas.
Intrigado, te imaginas que el disparo fue donde solía vivir el presidente. Por allí hay siempre policías armados y el centro comercial y los bancos están muy cerca. ¡SEGURAMENTE HAN INTENTADO ROBAR UN BANCO!, dices exaltado para ti mismo. Luego recuerdas que es 1 de enero, que en los bancos no hay un mango y que ese día solo abren los chilenos explotadores de Wong, y se te pasa.
Pero el disparo sí sonó. Ignorando que creíste que fue cerca de los bancos, a casi 20 cuadras de tu casa, recuerdas que tus vecinos están de viaje. ¡SE METIERON A ROBAR Y MATARON A LOS PERROS! Cuando sale, el vecino deja a sus perros en la misma perrera que tú, son tres perros y solo fue un “disparo”. Pero no importa: hay un ladrón en la casa de al lado. (Continuará).


http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-bang-2266744

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Crecimiento de crisis

El Comercio

Las tensiones al interior del Frente Amplio (FA) se hicieron evidentes desde antes de la segunda vuelta electoral del año pasado (a partir de algunas diferencias de opinión acerca de si sus integrantes debían votar por Peruanos por el Kambio en esa coyuntura) y desde entonces no han hecho más que agravarse. Algunos líderes de ese conglomerado, sin embargo, han intentado negar permanentemente la seriedad de esas tensiones, incómodos acaso por las inevitables evocaciones del sino divisionista de la izquierda que la situación suscita. Y también, seguramente, por lo que ella sugiere a propósito de lo que habría sido un gobierno conducido por una dirigencia tan enfrentada.

En su afán de restarle importancia a la clara toma de distancia del proyecto unitario con Tierra y Libertad que supone recoger firmas para inscribir un movimiento distinto (al que piensan denominar Nuevo Perú), la congresista Marisa Glave ha declarado, por ejemplo, que lo que esa iniciativa busca es ‘democratizar’ el FA. “No hay división; lo que hay es una crisis de crecimiento”, ha sentenciado.

Pero su versión de los hechos presenta algunos problemas de coherencia. Para empezar, durante toda la campaña pasada, los voceros del FA se jactaron de que, como la votación para elegir a su candidata presidencial había demostrado, su organización era democrática… Y, como es obvio, nadie puede ‘democratizar’ lo que supuestamente era ya democrático en origen. De manera que hay algo en esa explicación que no cuadra.

Más difícil de ignorar, no obstante, es el contraste entre lo que ella dice y el diagnóstico que hace de todo este trance el también congresista Marco Arana, cabeza visible de Tierra y Libertad (TyL), el sector que es dueño de la única inscripción en el registro electoral de la que dispone hasta ahora todo el conglomerado.

Como se sabe, tras haber pedido licencia a su cargo de coordinadora nacional de la organización, la parlamentaria Glave y no menos de 40 militantes más renunciaron en una carta pública a TyL para emprender el proyecto de Nuevo Perú, y la forma en que Arana calificó lo sucedido no pudo ser más elocuente.

“Creo que en la lógica esta de intentar descalificar a TyL como sectaria y poco dialogante, esta renuncia apunta a confirmar esa percepción. […] Ese es el elemento por el que no solo yo, sino el Comité Ejecutivo Nacional, calificamos de infraterna esa actitud”, señaló. En otra entrevista afirmó también: “Lo que ha habido es una campaña durísima, sistemática, contra mi persona y contra mi organización política”.

Parecería, pues, que los legisladores estuviesen hablando de dos crisis distintas –una casi saludable y otra poco menos que fratricida–, cuando en realidad se refieren a la misma. Una crisis, dicho sea de paso, en la que lo que está de por medio es la candidatura presidencial izquierdista del 2021, pues no olvidemos que Arana y Verónika Mendoza (la lideresa del sector que está aglutinándose en torno de Nuevo Perú) compitieron por esa posición en el proceso interno previo a los comicios del 2016. Y también, la administración de los fondos que, de acuerdo con la nueva legislación electoral, el Estado deberá trasladarle al FA para solventar sus próximas campañas y en una cantidad que refleje su última performance en las urnas.

Atrás quedaron, pues, las épocas en las que la izquierda se dividía por razones ideológicas (o por lo menos era eso lo que alegaba). Ahora, lo que enfrenta a sus facciones es, monda y lirondamente, la vocación de concentrar el poder y el dinero dentro del espacio político que comparten. Y eso difícilmente se solucionará con una “inscripción adicional” a la de TyL en FA, como postula la congresista Glave.

Los factores con los que ella describe el problema del conglomerado son los correctos, pero el orden en el que los plantea, no. Y en este caso, ese orden sí altera el producto: no estamos ante una crisis de crecimiento, sino ante el crecimiento de una crisis.


http://elcomercio.pe/opinion/editorial/editorial-crecimiento-crisis-noticia-1957793



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Economía: un balance de fin de año

Pedro Francke


Es bueno empezar el año haciendo una evaluación de la política económica y sus resultados, aunque haya pasado aún poco tiempo desde el inicio de esta gestión gubernamental.

Para quienes pensamos en la economía de las familias del pueblo, el dato más importante es el del empleo. En Lima Metropolitana, hay ochenta mil puestos de trabajo menos que hace un año, hablo de puestos en empresas formales, no autoempleados, lavadores de carros o ambulantes. La situación es grave, hace años que no estábamos en una situación como esta, sobre todo porque las tendencias no parecen mejorar.

Esto es consecuencia directa de la recesión en la industria y la construcción: las empresas están produciendo menos,por lo que necesitan menos trabajadores. La industria ha caído 3 por ciento y van tres años consecutivos que nuestra producción industrial va para atrás como el cangrejo. La producción agrícola está también en retroceso, igual que la ganadería. Se construye 16 por ciento menos que hace un año, producto directo del recorte de la inversión pública y de las mayores dificultades de los sectores medios de comprar departamentos.

Por ello, cuando se repite que el PBI habría crecido cerca de 4 por ciento el 2016 (parece que no se llegaría a esa cifra), se trata en realidad de un espejismo estadístico debido a que la minería creció un enorme 24%, cifra que no se repetirá.

El principal objetivo que se puso el gobierno, que era recuperar la inversión privada, no se ha logrado: la inversión privada se redujo en 9 por ciento en el tercer trimestre del año, último dato disponible. La confianza de los empresarios de la Confiep en PPK no se ha traducido en que traigan su plata a apostar por el Perú.

Estos resultados no son todos por la mala herencia recibida, sino que han sido agravados por la errada política económica aplicada. PPK ha continuado con la misma política de tasas de interés altas, ahora a cargo del BCR cogobernado con el fujimorismo (un balance sobre esto la próxima semana). Más grave ha sido el ajustón fiscal que se ha traído abajo la inversión pública en 25% el tercer trimestre; no es que no haya “destrabe”, es que han cerrado el caño presupuestal.

Ojalá me equivoque, pero no veo con optimismo la economía peruana el 2017. La política de Trump nos va afectar negativamente. El gobierno apuesta a que sus buenas relaciones con la Confiep y los beneficios dados a algunas grandes empresas constructoras (¿a alguien esto le recuerda un escándalo de reciente revelación?) en proyectos de transporte público servirán para reactivar la inversión privada. Creo, por el contrario, que la macroeconomía manda, y que el ajuste monetario y fiscal, el abandono de la diversificación productiva y el freno a la redistribución y los programas sociales nos está pasando la factura, y lo seguirá haciendo.


http://diariouno.pe/columna/economia-un-balance-de-fin-de-ano/


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La regla del conflicto social

Jeffrey Radzinsky



Un asunto recurrente en el análisis de la realidad nacional y los principales proyectos de inversión –tanto desarrollados como frustrados– es el de los conflictos sociales.

Hace algunas semanas, la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) y la Defensoría del Pueblo presentaron sus informes a noviembre del 2016 sobre conflictividad social. Mientras la PCM menciona 169 casos (entre activos y preventivos), la defensoría señala que son 213. Al margen de las diferencias y eventual cuestionamiento de las metodologías de diagnóstico, ambos reportes destacan a la minería y al sector hidrocarburos.

El conflicto es inherente a las relaciones sociales y no necesariamente es negativo. Las discrepancias pueden dar lugar a oportunidades, inspiración creativa, innovación, ejercicios de tolerancia, así como definición de derechos y deberes en un Estado democrático en el que se haga efectivo el cumplimiento de la ley.

Los conflictos sociales (con los que convivimos en una espiral de violencia, frustración colectiva y diálogos infructuosos) podrían tener como problema de origen la falta de entendimiento. Obviamente, su origen se encuentra en la sociedad, pero son fundamentalmente disputas políticas y carencias institucionales, por lo que sugiero que sea desde esos dos frentes que se realice el diagnóstico, así como las propuestas de solución.

Son institucionales porque existe una notoria falta de claridad sobre las reglas de juego. Es decir, sobre las normas, acuerdos y expectativas que corresponden al gobierno, las empresas y la comunidad (legitimada por una mayoría o no). Y son políticos porque –en mayor o menor medida– subyace a cada controversia un problema de límites del poder en relación con los sujetos o partes del conflicto.

La aproximación política e institucional limita que tengamos posturas maniqueas y generalizaciones que llegan al absurdo (como: “las transnacionales vienen a saquear la riqueza y maltratan a nuestra gente” o “la comunidad protesta porque es manipulada por políticos y diversas ONG”). Evidentemente, existen grandes empresas que son socialmente muy responsables, así como mucha gente que protesta con conocimiento de la materia, legítimo derecho y por voluntad propia.

El gobierno anterior instaló equipos para el diálogo y gestión de conflictos en regiones que consideró prioritarias (como Áncash, Arequipa, Cajamarca, Cusco, La Libertad y Piura). Sin embargo, no logró plasmar una estrategia, y más allá de algunos éxitos aislados se dedicó principalmente a apaciguar la violencia y no a prevenir controversias.

Las mesas de diálogo que el Estado instala desde hace años han tenido la dinámica de una negociación comercial de prestaciones y contraprestaciones, sin incidir en la representatividad de los voceros, la sostenibilidad de los acuerdos ni el costo de fiscalizar y hacer cumplir los compromisos.

La Oficina Nacional de Diálogo y Sostenibilidad (ONDS) fue una de las últimas áreas de la PCM en designar a su jefatura en este gobierno. Tras cinco meses, su equipo aún no está armado. Así, pese a su esforzada labor, la propia ONDS señala en su último informe de diciembre del 2016 que carece de una plataforma digital y de personal especializado en gestionar asuntos públicos. A esto se suma que varias oficinas de gestión social sectoriales parecen no sintonizar con los lineamientos de la ONDS.

Más allá de útiles técnicas de negociación o búsqueda de valor compartido entre el Estado, las empresas y los ciudadanos, resulta imprescindible que podamos prevenir la conflictividad, a partir de la definición de reglas claras (incluyendo garantías) para los proyectos de inversión, así como establecer canales efectivos y permanentes de comunicación entre la ciudadanía y sus autoridades obligadas a rendir cuentas. Si tenemos una ONDS, debe quedar claro que el liderazgo lo asume la PCM.

La ONDS no puede realizar un trabajo efectivo de prevención desde Lima. Debería tener un equipo permanente en cada región del país y convocar de manera quincenal a los alcaldes, gobernadores y principales gremios de cada departamento a reuniones –en las que participe por lo menos un ministro o viceministro y eventualmente empresas–. Esto con el objeto de analizar normas, acciones y proyectos que permitan prevenir lo que denominamos “conflictos institucionales y políticos”, y todo debe ser eficazmente comunicado a la población.

Es mejor construir tomando diligentes medidas de seguridad que hacerlo precariamente, apelando a un estupendo equipo de socorristas que podrá actuar cuando la edificación colapse.


http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/regla-conflicto-social-jeffrey-radzinsky-noticia-1957789



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Luz y sombra de Brasil

César Lévano


El Poder Judicial del Perú apareció ayer ante la opinión pública representado por magistrados que procesan el caso Odebrecht. Grato fue escuchar a Hamilton Castro, Fiscal Anticorrupción, informar sobre el esfuerzo investigativo complejo y minucioso, y el dato de que la colaboración con la justicia de Brasil incluye el pedido peruano de que la empresa brasileña pague al Estado peruano un adelanto por las ganancias ilícitas obtenidas en el Perú.

Por su parte, el Fiscal de la Nación, Pablo Sánchez, prometió: “lucharemos contra la corrupción, caiga quien caiga”.

El trabajo de ubicar responsabilidades y nombres ha significado un esfuerzo de cooperación con organismos judiciales de Brasil, de Suiza y otros países. Las pruebas se van acumulando, y prometen algo así como un terremoto político, periodístico y moral. Más de uno de los expresidentes del Perú confrontados en el juicio por recepción de coimas y lavado de activos debe de estar tejiendo planes de fuga.

Lo cierto es que el escándalo tiene no solo redes vastas, sino también recursos delictivos. El doctor Hamilton Castro calificó el establecido por Odebrecht como “un sistema de corrupción sin precedentes en la historia del Perú”. Señaló el Fiscal que la organización inmoral operaba con tres financieras off-shore, y que los dineros de sobornos eran entregados a través de esas ramas a personajes ocultos en seudónimos.

Con el caso Odebrecht y el de Petrobras, Brasil ha quedado marcado como una capital de la corrupción. Esa es una cara, la cara de sombra del gigante sudamericano.

Pero Brasil tiene asimismo rostros de luz. Uno de ellos es el del arzobispo y cardenal Paulo Evaristo Arns, defensor de los pobres, militante de la Teología de la Liberación y enemigo de las dictaduras, y denunciador de torturas y represión, quien ha muerto el 14 de diciembre.

El prelado fue el cuarto de trece hijos del matrimonio de dos inmigrantes alemanes. Muy joven ingresó a la orden de los padres franciscanos. Después de estudiar Teología en Brasil, se doctoró en lenguas clásicas en la Universidad de la Soborna de París.

Su ejercicio eclesiástico lo llevó a crear comunidades católicos de base, que llegaron a ser 80.000 en Brasil. Su firmeza lo llevó a escribir al Papa Ratzinger:

“Usted ha asumido la visión de los enemigos de esta teología [de la liberación], que son los militares latinoamericanos y los grupos conservadores del episcopado… Espero de usted un nuevo documento, positivo ahora, que reconozca esta forma de hacer teología a partir del sufrimiento de los pobres y en función de su liberación”.

El Papa escuchó al arzobispo, y escribió una instrucción positiva sobre libertad y liberación.


http://diariouno.pe/columna/luz-y-sombra-de-brasil/


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Todo menos la renuncia


Mirko Lauer


Cuando Luz Salgado ofreció renunciar nadie se lo estaba pidiendo. ¿Por qué lo hizo? Quizás para mostrar fe ciega en la honorabilidad de su equipo y aligerar la identificación con el caso del Minedu. Su internamiento en una clínica pudo deberse al colerón que le tuvo que haber causado descubrir que sí había motivos para una renuncia. Ahora varios de sus colegas se la están reclamando.

Reincorporada a sus funciones ha buscado fortalecerse con un par de entrevistas, y dice que no le va a dar el gusto a quienes quieren su renuncia. Pero la primera en desear su renuncia bajo ciertas condiciones fue ella misma, al vincular su presidencia del Congreso con la honorabilidad de algún miembro de su equipo. Lo que sus críticos quieren es que cumpla una promesa.

Para ella el nudo lógico es que al haberse cancelado la operación de las 980 computadoras, no se ha cometido delito. Esto puede ser formalmente cierto, pero queda el asunto de la intención de delinquir. Esta ha sido suficiente para que renuncie su jefe de logística y para que el procurador denuncie a su oficial mayor. De modo que algo irregular se estaba cocinando.

Entre renunciados y denunciados ha empezado un juego del gran bonetón, que en cierto modo también desmiente la inocencia de la frustrada operación de compra, y echa sombras sobre todo el proceso de adquisiciones del Congreso. Es más o menos obvio que se espera la aparición de un culpable, o por lo menos un responsable.

Nadie piensa que Salgado vaya a renunciar, y sus entrevistas lo confirman. Pero lo sucedido la cubre con varias capas de descrédito. Que no renuncie Salgado dignifica aun más a Jaime Saavedra. Aferrarse al cargo la sube al estilo mototaxi que había estado evitando cuidadosamente. Pero quizás le asegura la reelección, como gesto desafiante de Fuerza Popular.

Este fin de año ha mostrado cómo circulan los recursos por el Congreso. Una mezcla de derechos adquiridos (unos sindicales, otros tradicionales, otros naturales), libre albedrío, decisiones al filo de la norma (canastas y computadoras), y cadenas de responsabilidad poco claras. La actual mayoría no lo ha inventado, pero parece haberlo heredado con gusto.


http://larepublica.pe/impresa/opinion/836053-todo-menos-la-renuncia



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Verónika y su partido aparte

Héctor Villalobos


La izquierda peruana, tan llena de organizaciones que confluyen y se dispersan para luego volver a confluir; tan de todos y de todas; tan presta a llorar a Castro y tan parca a la hora de criticar a Maduro; tan generosa para apoyar candidatos en segunda vuelta y tan desprendida para marcar distancia de ellos cuando son presidentes ( 1990, 2011 y 2016, por citar algunos ejemplos), tiene una nueva marca política para los próximos años (¿meses?): el movimiento Nuevo Perú.

La agrupación en ciernes, nacida de los temores de Marco Arana de perder el liderazgo del resquebrajado Frente Amplio y de los deseos válidos de un sector de esa agrupación que busca presentar una candidatura presidencial libre del corset de la inscripción electoral de Tierra y Libertad, enfrenta un gran obstáculo que pone en riesgo el sueño del partido propio: la falta de firmas y el tiempo cada vez más corto para conseguirlas.

Para participar en unas elecciones con una organización propia no basta, como algunos tratan de hacer creer, con comprar un kit electoral y anunciarlo a los medios. El proceso es mucho más complicado: se requiere recolectar más de 733 mil firmas. No es una tarea sencilla y muchos prospectos de partidos se han quedado a la mitad de camino en el intento. Si no logran el objetivo, las intenciones electorales de Verónika Mendoza podrían terminar alojadas en un vientre de alquiler cuyo líder/propietario tenga al menos algunas afinidades ideológicas con ella. Es decir, dejar de jugar con la pelota de Arana y pedírsela prestada a otro.

Otro factor que podría terminar afectando las aspiraciones de ese sector es la innata vocación de los movimientos izquierdistas por la autopulverización. La aparición de un liderazgo paralelo al de Mendoza en una organización que recién se encuentra en la etapa de recolección firmas no está descartada, tomando en cuenta que aún falta mucho tiempo para el próximo proceso electoral.

En tanto, mientras la ex candidata presidencial continúa tratando de sacar adelante su proyecto, al remendado Frente Amplio le esperan cuatro años y medio de convivencia en el Congreso. Divididos en dos facciones negadas, aranistas y mendocistas no tienen reparos en hacer públicas sus muestras de “cariño” cada cierto tiempo, lo que hace muy difícil tomar en serio los alardes de unidad que tanto pregonan.

Sin ir muy lejos, hace un par de días la congresista Marisa Glave señaló que el movimiento Nuevo Perú nace para “democratizar” el Frente Amplio. Esta afirmación abre varias interrogantes: ¿Verónika Mendoza postuló a la presidencia por un partido que no es democrático? ¿O es que en algún momento este fue democrático pero luego se transformó en una dictadura? Y si es así, ¿qué hacen Glave y sus colegas disconformes integrando la bancada de una agrupación antidemocrática?

La respuesta de los aranistas no debe tardar en llegar y será, seguramente, nada conciliadora. Mientras tanto, desde la comodidad de su tribuna, Gregorio Santos observa sonriente.


http://elcomercio.pe/politica/opinion/veronika-y-su-partido-aparte-columna-hector-villalobos-noticia-1957828?ref=portada_home


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