jueves, 25 de mayo de 2017

OPINIONES 25/05/2017

Comunidades reveladas - Mirko Lauer
El país que juega a la ballena azul - Augusto Álvarez Rodrich
"Fujimori cometió crímenes de lesa humanidad" - Carlos Rivera
Letra Ordinaria: Los medios del fascismo - Ángel Daniel González
Los desafíos de las izquierdas - Sinesio López
Malportados - Luis Davelouis
____________________________







Comunidades reveladas

Mirko Lauer


Ponciano del Pino ha escrito un libro sobre política en los Andes que arroja nuevas luces sobre el caso de Uchuraccay 1983. Su enfoque es histórico, pero a la vez muy actual, e invita a pensar en lo poco que sabía el país sobre el mundo campesino convulsionado en aquella época. Una ignorancia que se extiende a todos los actores de entonces.

Del Pino demuestra que en los violentos encuentros de la comunidad con las tropas de Sendero Luminoso y del Estado peruano estuvieron definidos conflictos internos que los precedieron. Uchuraccay defendió su propio orden ancestral frente a todo lo que pudiera amenazarlos desde fuera, y vio a los combatientes modernos como invasores.

Su detallado trabajo, con categorías de análisis poco conocidas hasta ahora, derriba las hipótesis al uso sobre lo sucedido en esos años. Comenzando por las rápidas ideas de la Comisión Vargas Llosa sobre una violencia primitiva nacida del desconocimiento. Del Pino muestra que Uchuraccay hizo su propia política a todo lo largo de esos terribles años.

El libro muestra cómo Uchuraccay en todo momento vio a SL como un “trauma limitado”, inicialmente abordado con cierta indiferencia, y llegado un momento enfrentado con total decisión. Así, el asesinato de los ocho periodistas fue un error, como ellos reconocen. Pero un error enmarcado en una estrategia propia, con leyes particulares.

En nombre del gobierno (Lima, La Siniestra-UNJ, 2017) evoca la célebre frase según la cual “toda política es local”. Es decir que reducir los sucesos de Uchuraccay y sus alrededores en los años de la violencia a la dinámica de la política nacional no pasó de ser una manera de fabricar ignorancia e incomprensión.

Aunque no lo pretende hablar en nombre de la comunidad, este trabajo se aproxima mucho a ser una mirada de los hechos desde una suerte de largo plazo campesino. Por ejemplo el dato de que Uchuraccay siempre se vio a sí misma como representante del Estado peruano, que es una explicación del título del libro.

Lo que aflora en estas páginas no es solo una revisión de los sucesos de Uchuraccay, sino sobre todo elementos permanentes, actuales, para comprender a estos y a otros protagonistas de la política comunera en los Andes. Por ejemplo el enfrentamiento de los silencios a los embates de una historia poco generosa con su gente.


http://larepublica.pe/impresa/opinion/879160-comunidades-reveladas

__________________


El país que juega a la ballena azul

Augusto Álvarez Rodrich


Lo peor de esta batalla sin relevancia ni final a la vista entre el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski y el congreso de Keiko Fujimori es que se tire por la borda la oportunidad de que el Perú y sus ciudadanos progresen en el lustro previo al bicentenario.

Más allá del espíritu por la sobrevivencia del gobierno, y del afán por la venganza de la oposición, lo peor de estos cinco años sería que, sin perjuicio de la comprensible tensión entre ambos, propia de la política, se desperdicie la gran oportunidad de fortalecer la democracia y de atraer inversión para producir crecimiento, empleo y mejor calidad de vida.

Más allá de la podredumbre que expide, en general, la política peruana, especialmente un congreso que desde hace mucho tiempo no logra corregir su mediocridad y corrupción –pero que en el primer año de este lustro ya exhibe niveles francamente desmesurados–, lo más triste es que el país se está paralizando.

A un año de la elección 2016, cada día se constata que no se ha logrado articular la convivencia básica entre un gobierno débil y enclenque como el de PPK, y una oposición robusta y aplastante como la de Keiko.

Cada quien tendrá su propia interpretación de a quién le toca la responsabilidad principal, si a un gobierno que gobierna con impericia y poca decisión, o a una oposición que se opone de manera artera y con sed de venganza, pero, cada día que pasa, se constata que el Perú no avanza como podría, en beneficio de su gente.

Porque, al final, para la gente, poco importa quién tiene la culpa, porque la consecuencia es la misma: la de un país que ve pasar la oportunidad de avanzar, sin darse cuenta, en medio de todo el jaleo de políticos que paran el país para camuflar su corrupción y mediocridad, de que cada punto de PBI que se deja de crecer significa 140 mil empleos que se pierden.

Peor aún, pues parece que no solo no se avanza sino que se retrocede. Tenía razón el psicoanalista Jorge Bruce cuando escribió el lunes en esta página que “en una suerte de aceleración cuesta abajo o de regresión permanente, la sociedad peruana se levanta cada mañana un poco peor que el día anterior. Y se adapta”.

Una expresión simple del drama: que algunos crean que Laura Bozzo es una voz digna y creíble para interpretar el Perú y le pongan amplificador al servicio de intereses subalternos.

Con frecuencia, pero más en estos días, el Perú parece un país desmanejado por irresponsables que juegan a esa ballena azul que circula en las redes y a la que se le atribuye el suicidio de jóvenes que no llegan a la adultez.


http://larepublica.pe/impresa/opinion/879164-el-pais-que-juega-la-ballena-azul


__________________


"Fujimori cometió crímenes de lesa humanidad"

Carlos Rivera


Los casos de Barrios Altos y La Cantuta constituyen crímenes de lesa humanidad, pero algunos alegan que tal condición fue “mañosamente” incluida por el juez César San Martín en el momento de emitir la sentencia. Otros dicen que tal calificación constituye una violación al principio de legalidad, ya que se habría aplicado una ley promulgada varios años después de los hechos.
El fallo de la sentencia dictada por la Sala Penal Especial, presidida por el juez San Martín, en el parágrafo 823 condena a Alberto Fujimori como autor mediato de los delitos de asesinato, lesiones graves (Barrios Altos y La Cantuta) y secuestro agravado (Gorriti y Dyer), estableciendo que “los mencionados delitos de homicidio calificado y lesiones graves constituyen crímenes contra la humanidad según el Derecho Internacional Penal”.

El asesinato, las lesiones graves y el secuestro agravado están tipificados en el Código Penal de 1991 y, consecuentemente, no existe ninguna violación del principio de legalidad penal. Lo que hizo el tribunal fue calificar los hechos de Barrios Altos y La Cantuta como crímenes de lesa humanidad. No los retipificó sino los calificó, utilizando el derecho internacional consuetudinario. Esta es una calificación complementaria que no tiene efectos incriminatorios ni punitivos, aunque sí tiene efectos de carácter secundario. En los fundamentos jurídico-penales, la sentencia presenta el desarrollo histórico de los delitos de lesa humanidad desde los convenios de La Haya relativos a las leyes y costumbres de la guerra terrestre de 1899 y 1907, así como de la noción de crímenes de lesa humanidad que por primera vez fue consagrada de manera explícita en el artículo 6 del Estatuto del Tribunal Internacional de Nuremberg (1945). Así, hacia 1991 toda la comunidad internacional no tenía ninguna duda de que crímenes como Barrios Altos y La Cantuta constituían un ataque no solo contra las víctimas directas, sino contra el conjunto de la humanidad.

En el juicio se logró acreditar que Barrios Altos y La Cantuta fueron dos de una docena de operaciones ejecutadas por el destacamento Colina entre 1991 y 1992 en las cuales siempre se ejecutaron personas, acreditando así el ataque sistemático. Se probó que esos hechos eran parte de una política de Estado, y que los ejecutores materiales y el autor mediato eran funcionarios y que las víctimas eran parte de la población civil, demostrándose los cuatro requisitos que el derecho penal internacional exige para calificar un hecho como crimen de lesa humanidad.
El Caso Barrios Altos fue reabierto en abril del 2001, luego de que la Corte Interamericana de Derechos Humanos declaró sin efectos jurídicos las leyes de amnistía. Algunos meses después, el 13 de setiembre del 2001, la Vocalía de Instrucción abrió el proceso penal contra Alberto Fujimori por este caso al haberse establecido que había desarrollado “[…] mecanismos de violación sistemática de los derechos humanos con el pretexto de acabar con los últimos rezagos de los movimientos subversivos que operaban en el país […]”. En el 2002 el fiscal Richard Saavedra y en el 2003 el fiscal Eduardo Mundaca se pronunciaron señalando expresamente que –al amparo del derecho internacional consuetudinario– Barrios Altos constituía un crimen de lesa humanidad.

Durante el juicio oral el intenso debate probatorio sobre la existencia de un contexto de violación de los derechos humanos durante los años 90 ayudó a la parte civil, desde la primera sesión, a desarrollar los fundamentos del crimen de lesa humanidad. En este debate participó la defensa del condenado. Así, la calificación no fue una sorpresa, sino una conclusión.

Por lo tanto, tal calificación no se sustenta en la Ley 26926 que tipificó los “delitos contra la humanidad” y los incorporó al Código Penal en febrero de 1998. Consecuentemente, no hay una aplicación retroactiva de la ley penal.

La calificación no es declarativa ya que sí tiene efectos de carácter secundario, porque, cuando un hecho es calificado como un crimen de lesa humanidad automáticamente se transforma en imprescriptible, habilita la jurisdicción universal y quedan prohibidos el otorgamiento de amnistías e indultos. Esta prohibición la encontramos en la jurisprudencia de la Corte Interamericana. Así, en la sentencia Gutiérrez Soler vs. Colombia, la corte declara “[…] el Estado deberá abstenerse de recurrir a figuras como la amnistía, el indulto, la prescripción […]”.

Entonces, no queda duda de que Alberto Fujimori fue condenado por los delitos de asesinato y lesiones graves tipificados en nuestra ley penal nacional, los que de acuerdo con el derecho penal internacional constituyen crímenes de lesa humanidad.



http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/alberto-fujimori-cometio-crimenes-lesa-humanidad-c-rivera-425876


__________________




Letra Ordinaria: Los medios del fascismo

Ángel Daniel González


La élite política y económica que fue desplazada del poder estatal con la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999 intenta por la vía de la violencia salir de una vez por todas del gobierno chavista del presidente Nicolás Maduro. Para esto implementa una segunda ola de violencia callejera (la primera fue en 2014, y fallaron) combinada con la orquestación de los poderes trasnacionales para que ejerzan presión sobre el Gobierno y sus fuerzas armadas. El objetivo es hacerlos dimitir. Su estrategia es operar en dos líneas generales: el caos y el odio. Las tácticas consisten, por un lado, en el terrorismo: generar violencia callejera generalizada, confrontación con la guardia y la policía para provocar “represión”, asesinatos selectivos (van más de 60 muertes a causa de esta ola), ataques incendiarios a edificaciones gubernamentales e instalaciones del partido socialista, coacción a los comerciantes para generar un paro de facto, tranca de vías principales y vandalismo en urbanizaciones residenciales. Por el otro lado, se ejecutan acciones que no pueden ser catalogadas sino como fascismo: persecución y ataques físicos a personas que puedan estar relacionadas de cualquier manera con el Gobierno. Se difunde de distintas maneras la idea de que todo “chavista” es un “delincuente” y un “asesino”, y la idea consecuente de que por estas razones todos “deben pagar”. El objetivo es estimular el suficiente nivel de odio en una parte de la población para provocar que se sumen y respalden las acciones terroristas y para asegurar que, de lograr derrocar al Gobierno, todo lo que sea o parezca chavista quede execrado de la vida pública nacional, así sea mediante su eliminación física.

Esos son sus medios, conceptualmente hablando, digamos, para lograr su gran meta política y económica. Pero también existen otros “medios” que constituyen un factor fundamental para la ejecución de esta agenda perversa de la oligarquía venezolana. Los medios de comunicación. Nada de lo anteriormente descrito pudiera ser eficientemente ejecutado sin la actuación de una maquinaria de propaganda de guerra, configurada en el caso venezolano por una red de medios de comunicación que incluye los llamados tradicionales (televisión, radio, prensa) y un creciente número de medios digitales (sitios web y cuentas en redes sociales). Se encargan de difundir informaciones parciales sobre los hechos de violencia, vulgarmente dirigidas en el discurso utilizado a instalar un escenario que se adecua plenamente a la estrategia de la oposición declarada terrorista.

Celebran los destrozos, los ataques a personas y voltean la tortilla, de manera que queden incriminados los cuerpos de seguridad en la totalidad de las muertes producidas por la escalada de violencia de la oposición. Repiten de distintas formas los señalamientos de “asesinos” y las acusaciones que degradan a los chavistas a una condición “infrahumana”, a seres “detestables”. De esta manera, reproducen el caos e incitan al odio contra el chavismo.

A la hora de juzgar y combatir a los creadores de muerte y destrucción, es necesario poner bajo la lupa a los medios de comunicación.


http://ciudadccs.info/2017/05/24/letra-ordinaria-los-medios-del-fascismo/

__________________





Los desafíos de las izquierdas

Sinesio López        


A diferencia de los electores de las derechas, los de las izquierdas quieren que sus representantes políticos estén y actúen unidos. Existe en la política peruana una especie de imperativo político que se ejerce sobre los representantes de las izquierdas que los de derechas no tienen ni sienten: el deber de la unidad política. Este imperativo proviene probablemente del sentimiento de exclusión y de debilidad de los sectores populares, de los que proviene la mayoría de los votantes de las izquierdas, que los induce a hacer suyo el dicho popular “la unión hace la fuerza”.

Las derechas políticas y mediáticas prefieren que las izquierdas estén divididas porque de esa manera se anulan como actor político, pero critican su división porque quieren mostrar su inconsecuencia y su sectarismo. Las izquierdas saben que hay varias maneras de estar y actuar unidos: la organización partidaria, los frentes de partidos, los programas de gobierno y las plataformas de acción política.

Parece que es más difícil convivir en organizaciones que compartir las propuestas programáticas y la acción política. Lo orgánico traba lo político. Todo esto sugiere que es necesario invertir la discusión: comenzar por los programas de gobierno y las plataformas de acción política para llegar a los problemas de organización que, de ese modo, a lo mejor quedan superados.

Los problemas de organización de la izquierda existen, hay que reconocerlos y tratar de superarlos. No se les puede negar a los militantes el derecho de tener su propia capilla de fieles. Que la tengan si eso los hace felices, pero eso mismo no les debiera impedir la participación en una unidad mayor: un frente de partidos como el FA, por ejemplo. El problema surge cuando un sector izquierdista quiere que el FA sea también una capilla (aunque distorsione la idea de frente) porque tiene la llave de los cielos: la franquicia electoral. En ese caso, los sectores que no la poseen tienen el derecho a buscar su inscripción electoral. Eso es lo que viene haciendo Nuevo Perú dirigido por Verónika Mendoza para disgusto de los que quieren al FA como capilla. Sospecho que Nuevo Perú tiene que olvidarse del nombre FA, que, dicho sea de paso, ha sido usurpado en varias ocasiones.

Si lo orgánico los divide, la política los puede unificar. La política puede ayudar a las izquierdas a definir con precisión sus relaciones de enemistad. Pienso que todas ellas estarían de acuerdo en combatir contra el fujimorismo golpista y contra la corrupción y el lobbysmo y en levantar algunas banderas en torno a las cuales movilizarse en esta etapa de la lucha política: la reconstrucción con reordenamiento del territorio y con planificación urbana, la reactivación económica con diversificación productiva y con empleo y la democratización y la renovación de la política.

La lucha contra sus enemigos reales y el levantamiento de banderas de bienestar y de justicia pueden hacer que las izquierdas actúen unitariamente en el Congreso y en la calle, convocando a una vasta movilización ciudadana para conseguir estos objetivos y para ganar en el 2018 y en el 2021.



http://larepublica.pe/impresa/opinion/879162-los-desafios-de-las-izquierdas


__________________



Malportados

Luis Davelouis


Hay decenas de estudios que muestran con bastante claridad que, en promedio, las personas suelen ceder con más facilidad a la tentación de portarse mal cuando no hay nadie mirándolas, incluso más que cuando su “travesura” puede quedar impune habiendo testigos. Pero Nadie quiere ser atrapado in fraganti ni ser considerado deshonesto, ni siquiera a los propios ojos. La manera en la que este tipo de conductas se racionalizan suelen ser siempre las mismas y están basadas, casi todas ellas, en una idea que dice más o menos: “esto no le hace daño a nadie” o “esto (que estoy haciendo) es insignificante”. Es decir, las personas a veces se permiten ser deshonestas delante de sus propios ojos, pero jamás delante de los ojos de los demás. Estamos hablando, claramente, de personas normales, no de delincuentes.

Por eso, siempre pensé que cuando los grandes corruptos de nuestro país (en el sector público y privado, de ex presidentes y CEO hasta secretarias y portapliegos) cometían alguna fechoría, lo hacían tratando de convencerse de que eso que hacían era “por el bien de país”, “por el bien de los trabajadores”, “por el bien de los accionistas” porque “no le hace daño a nadie coimear a alguien para que el papelito salga más rápido” o la Sunat me devuelva lo que me debe porque “¿por qué voy a pagar tantos impuestos si doy tanto trabajo?”.

Pero estaba equivocado: algunos se portan mal a sabiendas y sin vergüenza y sin necesidad alguna de justificación para sí ni para nadie. Eso es la iniciativa para que el Estado regrese a los nefastos arbitrajes que Orellana (¡hola, Calle!) convirtió en industria delincuencial o la abortada iniciativa para despenalizar la minería ilegal, por ejemplo.
PD: ¿se habrá soltado Zavala?


http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-malportados-2282989


__________________




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

Seguidores

Archivo del blog