martes, 4 de abril de 2017

OPINIONES 04/04/2017


5 de abril: bodas de odio - Pedro Tenorio
Desastres telúricos y morales - Nelson Manrique
Ecuador: triunfo de la izquierda - César Lévano
La moral universal existe - Víctor Hurtado Oviedo
La reconstrucción como oportunidad - Roberto Abusada Salah
Lo bruto del Producto Bruto Interno - Pedro Francke
Techito sin vara - Luis Davelouis
Una emboscada de Trump - Mirko Lauer
Una izquierda de la esfera pública - Emir Sader
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5 de abril: bodas de odio

Pedro Tenorio

Mañana se cumplen 25 años del 5 de abril, día del golpe inconstitucional que cambió la vida política del país hasta hoy. “Quien no conoce su pasado corre el riesgo de repetirlo”: utilícese cada vez que quiera enfatizar el carácter negativo de un hecho. Sin duda, uno de ellos fue el autogolpe gestado y ejecutado por el entonces presidente Alberto Fujimori y su principal asesor Vladimiro Montesinos en 1992. La pregunta no es qué significó este hecho –tantas veces analizado–, sino qué tanto le sirve al país permanecer atrapado en tan polémica fecha.

A trancas y barrancas, los más conspicuos representantes del fujimorismo han dejado de reivindicarla. Veamos: “¡Nunca más un 5 de abril!” (Keiko Fujimori, 4-4-2016), “El 5 de abril no es una fecha para celebrar” (Kenji Fujimori, 5-4-2015), y “El fujimorismo cometió gravísimos errores, los que no se deben repetir nunca más, por ejemplo, el 5 de abril. No es una fecha para celebrar, nunca hay que celebrarla”, afirmaba un aplicadísimo Joaquín Ramírez –hoy fuera del partido– en su estreno como secretario general de Fuerza Popular (“Perú21”, 13-5-2014). Una mayoría del país tiene muy presente los abusos y tropelías contra libertades y derechos fundamentales perpetrados hasta noviembre del 2000, cuando la fuga de Fujimori a Japón (y de Montesinos a Venezuela) puso fin a su tercer período en el poder. Y es obvio que los tienen presentes porque fue uno de los factores de la derrota de Keiko Fujimori el año pasado, como también en el 2011.

¿Ahí se agotan las repercusiones de esta efeméride? No lo creo. El país avanzó mucho en estos 25 años, pero lo hizo por un cúmulo de razones. Una de ellas fue la recuperación de la democracia plena en el 2000, otra la Constitución de 1993, instrumento esencial para el cambio de matriz económica del país y su reinserción en mercados extranjeros, lo que posibilitó el crecimiento de la economía y, con ello, el financiamiento del Estado y de los programas sociales imprescindibles para la subsistencia de millones de peruanos. Parte del fujimorismo de hoy camina muy desorientado si en vez de asociar esta fecha con la Carta de 1993 (que sin duda puede y debe ser mejorada) propicia en cambio que se lo vincule con un intento de controlar la libertad de prensa como sucede, por estos días, en el Congreso.

Otra consecuencia negativa del 5 de abril es que hasta hoy muchos fujimoristas ven a sus críticos como “terrucos” y que gran parte de sus adversarios los consideren “mafiosos”. Ni el odio ni la beligerancia sirven en una democracia. Nadie propone un borrón y cuenta nueva, pero sin diálogo ni tolerancia tampoco llegaremos lejos. 


http://elcomercio.pe/opinion/rincon-del-autor/5-abril-bodas-odio-pedro-tenorio-noticia-1981215



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Desastres telúricos y morales
  
 Nelson Manrique


El cambio de clima que se viene sintiendo durante estos últimos días permite albergar la esperanza de que lo peor de la cadena de desastres que nos ha deparado el Niño Costero haya pasado y que la furia de la Naturaleza se vaya aquietando. La solidaridad debe mantenerse, pues es imprescindible cuando hay miles de compatriotas que lo han perdido todo.

No hay que bajar la guardia; encaramos además amenazas que vienen de antes de esta emergencia, como esos centenares de toneladas de relaves mineros amontonados al lado del río Rímac en Cocachacra, que envenenan crónicamente con arsénico, plomo, mercurio y otros metales pesados nuestra principal fuente de agua y que de derrumbarse sobre el cauce del río ocasionarían una catástrofe de consecuencias incalculables.

La devastación sufrida inevitablemente ha opacado la importancia de otros temas que ocupaban el centro del debate. Pero evitar que estos desastres vuelvan a suceder, cuando se espera que las emergencias climáticas se presenten con mayor frecuencia debido al calentamiento global, hay que prestar atención, también, a temas como el uso de los recursos que se van a destinar a la reconstrucción.

De nuestra experiencia histórica podemos aprender que las épocas de emergencia son propicias para qué aparezca la corrupción, desde aquella que actúa en pequeña escala, a través de los delincuentes que acaparan las donaciones para luego venderlas, hasta el latrocinio a gran escala de donaciones hechas de gobierno a gobierno.

Recuérdese a la familia Fujimori robando las donaciones enviadas desde Japón para los peruanos pobres, delito denunciado por Susana Higuchi y por el cual las hermanas y el cuñado de Alberto Fujimori, Víctor Aritomi, siguen prófugos de la justicia peruana. La otra gran vía de la corrupción es el desvío de los recursos destinados a mitigar los daños sufridos por la población y la reconstrucción.

Hay un caso que ilustra paradigmáticamente el riesgo al cual nos enfrentamos. Sucedió durante el segundo gobierno de Alan García, cuando había que afrontar la destrucción ocasionada por el terremoto que asoló Pisco y varias otras ciudades el 15 de agosto del 2007. Julio Espinoza Jiménez, médico y militante aprista, jefe del Seguro Integral de Salud (SIS), un organismo cuya función supuestamente era brindar atención médica a los más necesitados, fue condenado por el robo de más de 19 millones de soles destinados a la compra de víveres para ayudar a los damnificados del terremoto. Juzgado y condenado, fue sentenciado a 15 años de prisión. Lo extraordinario es que apenas ocho meses después recibió un indulto presidencial virtualmente clandestino. El programa “Cuarto Poder” expuso a los televidentes la resolución fechada el 14 de junio del 2008, aprobada en primera instancia por la Comisión de Indultos Presidenciales (la misma que tramitó la liberación de 5,500 delincuentes, entre ellos 3,200 narcotraficantes) y firmada por Alan García y su ministra de Justicia de entonces, Rosario Fernández.

El argumento que justificó la gracia presidencial fue que Espinoza Jiménez padecía un cáncer terminal, y que pasaba de los 65 años de edad. Este último argumento fue desbaratado casi inmediatamente: a esa fecha Espinoza tenía 61 años, y no ameritaba la gracia presidencial. Eso no arredró al Ministerio de Justicia, que publicó una carta defendiendo el indulto y que calificó la mentira de Espinoza sobre su edad como “un error material no trascendente” (sic).

Procedió pues el indulto; Espinoza Jiménez fue liberado y milagrosamente su “enfermedad terminal” desapareció. Según un informe publicado por La República en julio del 2011, a esa fecha el desahuciado gozaba de una excelente salud y se desempeñaba como profesor universitario (http://bit.ly/2nTbCIr). Es de desearle una larga vida.

La reconstrucción del país va a demandar la movilización de miles de millones de dólares, en un momento cuando las más importantes empresas constructoras del país están en el ojo de la tormenta, por su participación en fraudes millonarios contra el país, en asociación con empresas constructoras brasileñas.

Es hora de exigir la máxima transparencia y ejercer una estrecha vigilancia ciudadana, para no tener que afrontar, adicionalmente, un nuevo desastre moral.

http://larepublica.pe/impresa/opinion/861935-desastres-teluricos-y-morales


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Ecuador: triunfo de la izquierda

César Lévano

Las elecciones del domingo en Ecuador han significado un triunfo ajustado pero contundente del sector progresista dirigido por el actual presidente, Rafael Correa. El nuevo jefe del Estado ecuatoriano es un Lenín, un Lenín Moreno.

El candidato de la derecha, Guillermo Lasso, no acepta su derrota y alega, sin pruebas, que ha habido fraude. Quizá teme que sin el poder en sus manos salga a luz y debate el informe de la Superintendencia de Bancos de Panamá, al que tuvo acceso el portal del diario bonaerense Página 12, que reveló que el banquero Lasso está asociado a 49 empresas offshore en paraísos fiscales y acumuló en solo dos años, entre 1999 y 2000, una fortuna de 30 millones de dólares.

Lasso no representa únicamente a la reacción de su país. Es uno de los adalides del gran capital latinoamericano, subordinado al imperialismo. Por eso sus alaridos contra el resultado electoral y sus denuncias de fraude van a ser acogidos por el poder mediático continental.

El instinto represor de Lasso se manifestó en la campaña, al decir que si ganaba la presidencia daría a Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, 30 días de plazo para que abandone la embajada de Ecuador en Londres, donde está aislado. Ahora, Assange le ha dado su réplica: le pide que en un plazo de 30 días abandone Ecuador.

La elección de Moreno, personero del partido de Rafael Correa, expresa la aprobación ciudadana al gobierno actual, pero refleja también un margen de desgaste. Pudiera ser que el ánimo polémico de Correa en los últimos años haya sido desaprobado por muchos ecuatorianos.

Moreno ha presentado en su campaña un talante amable, a la vez firme y sonriente. Por ejemplo, se negó a participar en debates electorales con su contendor, Lasso, y prefirió los diálogos sobre las propuestas gubernamentales de los dos candidatos.

El presidente electo se moviliza desde 1998 en silla de ruedas, debido al disparo que recibió durante un asalto y que lo dejó parapléjico. De allí que durante la etapa en que fue vicepresidente de Correa (2007-2013) impulsara programas de asistencia al sector de mi-nusválidos, lo cual le ganó simpatía en la población.

Después de dejar el gobierno continuó con esa tarea. Por ello el entonces secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, lo nombró su enviado especial sobre Discapacidad y Accesibilidad.

http://diariouno.pe/columna/ecuador-triunfo-de-la-izquierda/


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La moral universal existe

Víctor Hurtado Oviedo


La evolución de las especies nos dio las mismas normas morales básicas.

Hace poco leí unas declaraciones equivocadas: “No existe una moral universal. Al contrario, los preceptos histórica y socialmente construidos acerca de lo que es moral o no, varían de una cultura a otra y cambian con el tiempo”. Sin embargo, la realidad es otra, como veremos. Aquella opinión puede refutarse brevemente con una pregunta y una respuesta: “¿Existe algún grupo humano que apruebe la mentira dentro de él?”. “No; el rechazo es universal”.

Mandatos comunes
El rechazo de la mentira ocurre en todos los lugares, todas las clases sociales y todas las épocas: no es relativo, no varía. Aunque se mienta mucho, las mentiras son repudiadas por la gente, y nadie gusta de un mentiroso. Entonces, sí hay una característica moral universal; y basta que haya una para que la tesis moral relativista quede refutada.

No obstante, además de rechazar la mentira, todos los grupos prohíben dañar, matar y robar, y premian la ayuda y la obediencia. Estos mandatos son universales.

¿Hay excepciones? Sí, pero de menor importancia. Por ejemplo, se admiten las “mentiras piadosas”, orientadas a evitar sufrimientos. También se tolera mentir por salvar generosamente un bien mayor: mentiremos a un criminal si busca a un inocente para matarlo y si nos pregunta dónde vive este (sabiéndolo nosotros). En una guerra se admite mentir a un enemigo.

El daño físico y la muerte se aplican a los miembros de ciertos grupos que han violado normas comunes, no a cualquiera. La idea del robo existe siempre, aunque depende del concepto de la propiedad, que sí varía. En todo caso, es importante retener esta idea: las normas morales rigen siempre dentro de cada grupo, aunque no siempre fuera.

Recordemos a la familia Corleone: roba y mata a extraños, pero sigue una moral estricta hacia dentro: dentro de las mafias no se debe mentir, robar ni matar (excepto a los traidores, ya excluidos del grupo), y se debe ayudar y obedecer. Hacia dentro, la familia Corleone y un equipo de fútbol infantil siguen las mismas reglas morales; hacia fuera, no.

El biólogo William Hamilton demostró los motivos genéticos por los que cuidamos más a nuestros parientes inmediatos (hijos y hermanos); por ello, nuestros cuidados decrecen conforme el parentesco y la amistad se alejen y se esfumen hasta anularse ante personas desconocidas y lejanas. A esto alude la teoría de los círculos decrecientes de solidaridad.

Muchos experimentos revelan que nacemos con instintos prosociales y que los desarrollamos según sea nuestro ambiente. Por ejemplo, unos niños de un año de edad entregaron objetos que se les habían caído (fingidamente) a otras personas, y otros niños rechazaron a un muñeco que había impedido que otro abriese una caja. Los distintos cerebros y las educaciones diferentes harán que las personas sean más o menos solidarias, pero la base moral ya está dada.

INSTINTO MATERNO.
Hay normas morales universales, pues el ser humano es gregario por naturaleza, como otros mamíferos. Donde hay grupos estables, hay normas de convivencia: cortesía, leyes, moral, etc. Empero, ¿por qué vivimos en grupos? Somos gregarios –por tanto, tenemos una moral común– porque nacemos antes de tiempo.

El ser humano nace tan indefenso que alguien debe cuidarlo. Con otras especies ocurre algo distinto; así, los peces y los reptiles cuidan sus huevos y alimentan a sus larvas, pero no les enseñan habilidades (no las crían). Con los insectos sucede lo mismo, incluso con los llamados “eusociales” (muy sociales), como las abejas y hormigas.

Casos distintos son las aves y los mamíferos. Unas y otros nacen “antes de tiempo”, de los huevos o de los cuerpos de sus madres. Su larga indefensión obliga a que por lo menos un individuo cuide a los recién nacidos; casi siempre lo hace la madre, pero también pueden sumarse el padre y los miembros del respectivo grupo.

En los mamíferos, la madre y su cría forman el primer grupo natural. La cría se apega a la madre, y la madre alimenta y protege a la cría. Ambas conductas son instintivas; ya están formadas en los circuitos cerebrales y se activan mediante la secreción de hormonas, como la oxitocina y la vasopresina en la madre. (Léase El cerebro moral, de Patricia Churchland.)

Las normas morales son la traducción humana, verbal, de hábitos que ya exhiben los otros primates. Si los bonobos pudiesen hablar, formularían nuestras mismas reglas morales básicas, pues ellos también viven en grupos integrados por familias.

La moral universal existe para garantizar la confianza que debe haber entre los miembros de los grupos. Sin confianza mutua, no existirían las sociedades. Por esto, todos los grupos prohíben el robo y la agresión entre sus miembros. No es esta una cuestión de “altos principios morales”, sino de sobrevivencia pues el Homo sapiens no puede vivir solo, a riesgo de morir.

LA PIRÁMIDE MORAL
El hecho de ser una sola especie explica por qué todos los grupos humanos comparten las mismas reglas morales básicas. Por ejemplo, con variantes menores, los diez mandamientos de Moisés son universales del cuarto al décimo. Sin embargo, ¿por qué hay diferentes códigos morales culturales si hay una sola especie humana? Aquí debemos imaginar una pirámide de tres pisos.

El piso inferior contiene los instintos individuales y los sociales: 1) instintos de preservación (alimento, defensa, etc.) y de la propia reproducción; 2) instintos de lealtad para con los grupos, por lo que debemos ayudar y obedecer, pero no mentir, robar ni dañar.

Los instintos sociales son las bases de los valores, y estos forman el segundo piso de la pirámide: veracidad, bondad, generosidad, justicia, reciprocidad, honradez, laboriosidad, humildad, gratitud, solidaridad con los desvalidos (niños, ancianos, enfermos, etc.), etc. Por accidentes históricos imprevisibles, unos valores importan más en un grupo que en otro; así, una sociedad guerrera tiene un cuadro de valores distinto del que posee una sociedad pacífica. Lo mismo rige para las personas: unas valoran mucho la justicia; otras, menos.

En el tercer piso de la pirámide están las consecuencias que causan el cumplimiento o la violación de aquellos valores morales. Veamos dos ejemplos. Alguien se porta generosamente y salva a un niño de la muerte: en la sociedad A se le otorga una medalla, pero en la B se le ofrece una fiesta. Alguien viola los valores de la honradez y la reciprocidad, y roba: en la sociedad A se lo envía a una cárcel, pero en la C se lo ahorca. Los castigos varían, pero hay castigos.

Fuera de esos tres “pisos” existen muchas costumbres, que no son morales ni inmorales, ni buenas ni malas, como el largo del cabello o las formas del matrimonio (monógamo, poliándrico, “gay”, etc.).

En resumen, sí, hay una gran variedad de conductas y castigos morales, pero todas se basan en instintos universales: nos los dio la evolución de las especies, no la cultura ni los dioses, siempre imaginarios. El relativismo cultural tiene límites naturales.



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La reconstrucción como oportunidad

Roberto Abusada Salah

La desolación y muerte que vienen causado los desastres naturales ha llevado al gobierno y a la población a una positiva movilización pocas veces vista. Ello ha dado un necesario respiro político después de un período marcado por un ambiente de confrontación, abriendo a la vez un espacio de cooperación política cuya duración dependerá de la eficacia en que se siga manejando la crisis y la eficiencia con que se enfrente la reconstrucción. 

Terminada la crisis se harán patentes otros problemas como las demoras en las obras, las emergencias sanitarias o los efectos en el crecimiento de la economía. Pero también, al desnudar de manera dramática errores del pasado, la crisis ha abierto una enorme oportunidad para enfrentar problemas de larga data. 

No es del todo correcto llamar ‘desastre natural’ a la situación actual. Gran parte de la penuria por la que pasan hoy centenas de miles de peruanos es producto de la ignorancia, la indolencia y el desinterés de un Estado débil, ausente y muchas veces corrupto. Se culpa a ‘la gente’ de irresponsable al asentarse en lugares peligrosos, pero no se dice nada de la inexistente política de desarrollo territorial, ni el hecho de que en el Perú son los traficantes de terrenos y los acaparadores de tierras quienes obligan a los ciudadanos más pobres a asentarse en los lugares más expuestos. 

A los primeros, el Estado deberá enfrentarlos con la misma dureza que se debe enfrentar al narcotráfico. A los segundos, deberá imponerles impuestos a la tierra que acumulan con fines puramente especulativos, sin plan alguno de desarrollo. 

Tampoco es correcto llamar ‘natural’ a un desastre causado por obras de prevención mal hechas en el pasado. Existen innumerables ejemplos de obras, como aquellas efectuadas después del fenómeno de El Niño de 1983, que siguen cumpliendo su cometido al lado de otras efectuadas con increíble incompetencia.

Para que el siguiente evento natural no sea tan devastador, la tarea de la reconstrucción debe partir de un plan con visión de futuro donde se ponga énfasis en la oportunidad para remediar males endémicos de nuestras políticas públicas. Esta es la oportunidad para empezar a planificar ciudades, terminar con el tráfico de terrenos, reconstruir carreteras y puentes de manera técnica, rápida y eficaz, reformar de raíz a decenas de empresas de agua y saneamiento de todo el país, y apoyar de manera inteligente al pequeño agricultor. 

Esta reconstrucción debe marcar también el inicio de una tarea de largo aliento para mitigar el otro enorme riesgo que enfrenta nuestro territorio: el riesgo sísmico. Un sismo de gran magnitud puede fácilmente causar mil veces más pérdidas de vidas que el actual fenómeno.

Afortunadamente, siendo hoy los daños equivalentes a los de circunstancias anteriores, el Perú los enfrenta con una economía cuatro veces más grande que la que tuvo durante El Niño de 1998, y más de diez veces mayor a la de 1983. Cuenta, además, con una disponibilidad de recursos y acceso a crédito inexistentes en aquellas situaciones.

La idea de designar un zar encargado es una idea facilista sin ningún sustento operativo práctico. La reconstrucción debe estar conducid
a por un equipo multisectorial compacto, empoderado, y preferentemente asentado en el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Tal equipo debe tener el asesoramiento de una empresa internacional especializada de primer nivel que actúe como brazo técnico –tal como se hizo exitosamente en 1998–. 

Se debe estimar el costo total de la reconstrucción y el monto que se ejecutará durante cada año, creando para tal fin una partida presupuestal única. Cada obra grande, cada conjunto de obras y cada transferencia de recursos debe ser rápidamente validada con ayuda técnica del MEF. 

La ejecución debe ser rápida y eficiente, para ello se debe abandonar la idea de asignar partidas presupuestales (cheques en blanco) sin especificidad o control estricto. Los recursos deben fluir al sector encargado después de validar cada conjunto de obras haciendo prevalecer el criterio técnico sobre el político.

En el caso de los caminos, por ejemplo, se deben establecer paquetes de obras buscando una nueva manera más rápida, eficiente y transparente para contratar. Para la asistencia a los pequeños agricultores, el Ministerio de Agricultura debe encargarse del levantamiento de la información para un plan razonable de refinanciamiento de deudas. Para el caso de soluciones de vivienda, deben considerarse soluciones temporales a cargo del Estado. Y para la reubicación y edificación permanente, se pueden utilizar sistemas de transferencias condicionadas.

Reconstrucción con visión de futuro. Ese debe ser el lema y el principio básico con los que el Estado y el sector privado enfrenten la reconstrucción. 


http://elcomercio.pe/opinion/columnistas/reconstruccion-como-oportunidad-roberto-abusada-salah-noticia-1981176


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Lo bruto del Producto Bruto Interno

Pedro Francke


A muchos puede parecer paradójico que, en medio de tanta destrucción que los desastres están causando en nuestro país, se esté hablando de que el PBI, el Producto Bruto Interno, va a crecer este año. ¿Cómo se puede decirque hay crecimiento con tantas viviendas, carreteras y puentes caídos? ¿No es evidente que, más allá de las causas, terminaremos este año con menos que con lo que empezamos?

La razón esencial de esa contradicción es que el PBI es, precisamente, Bruto.

Técnicamente hablando, el PBI es “Bruto” porque mide el valor de todo lo que se produce en el país, sin descontar los desgastes y pérdidas que hay en el camino. Distinto a cuando una empresa calcula si ha tenido ganancias o pérdidas, que descuenta también el desgaste que ha tenido su maquinaria y si un huaico se llevó un camión, pues es una pérdida, claro está. Pero el cálculo del PBI, como es Bruto, hace caso omiso a ese tipo de pérdidas. Si hay camiones, puentes o casas caídas, no lo considera. Por eso, claro, el PBI de este año puede ser positivo, dado que todas las enormes pérdidas que estamos sufriendo, no se cuentan.

Ese cálculo es tonto, es decir muy bruto, pensarán ustedes. Si un taxista, por ejemplo, no separa una parte de sus ingresos del día para eventualmente reponer su carro, pues en unos años se queda sin negocio. Saber cuándo valor ha generado requiere descontar lo que se está perdiendo de valor. Hacer el cálculo de otra manera es errado y, en vez de ayudar, desorienta.

Bueno, los economistas no somos tan tontos. Existe un cálculo que se le conoce como el Producto Nacional Neto, el que descuenta este desgaste de las maquinarias y equipos. Pero casi no se usa. Pero incluso el Producto Nacional Neto sigue siendo bastante bruto. Porque hace descuentos de maquinarias desgastadas pero no de la naturaleza, los bosques y el agua limpia perdida, ni considera cuánto trabajo extenuante, estrés e infelicidad nos causa a los seres humanos esa producción. Si más gente tiene accidentes de trabajo y se muere, eso no se considera. La medida del Producto que miramos con tanto afán resulta ser, así, bastante Bruta. Es hora de prestarle menos atención porque puede desorientarnos.


http://diariouno.pe/columna/lo-bruto-del-producto-bruto-interno/



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Techito sin vara

Luis Davelouis


La Comisión de Ética del Congreso decidió suspender por 120 días al congresista de PPK Carlos Bruce por haberle pedido a la Policía que vaya a pararse en la puerta de su restobar en la Costa Verde el día de la inauguración, como si fueran sus guachimanes particulares.

Hasta ahí, bien y merecido, porque, además, debido a este incidente Bruce no se presentó el día que interpelaron al ex ministro Saavedra. Esto es grave considerando que en la bancada de PPK solo hay dos operadores políticos experimentados: Bruce y Sheput, y este último ya había dicho que, por él, que Saavedra se vaya. Así que la ausencia de Bruce descolocó a su bancada y dejó en la réplica a un correcto pero inocuo Gino Costa.

Más allá de la justicia de la sanción y aunque lo que dice Bruce parezca pataleta de patio de colegio, es verdad que 120 días le pusieron al congresista Michael Urtecho (Solidaridad Nacional), que cobraba cupos a su personal contratado (o sea, te contrato pero me das una parte de tu sueldo) y eso linda con lo delincuencial. Y una cosa es ser conchudo y otra delincuente. Bruce está siendo acusado constitucionalmente y ante la Fiscalía.

Más: como señala Bruce (y dijimos aquí en su momento), el congresista Lucio Ávila amenazó a la presidenta del Sineace, Peregrina Morgan, y la denunció sin motivo ante la Comisión de Fiscalización ante la negativa de esta de acreditar sin proceso, con condiciones especiales y fuera de plazo, a la Universidad Nacional del Altiplano, en la que Ávila trabajó por décadas. No contento con eso, Ávila le envió una carta al ministro de Educación para intentar presionarlo en el mismo sentido sin éxito. Esta misma Comisión de Ética consideró que eso no era investigable y menos castigable. Lucio Ávila es fujimorista. ¿Vara?

Parece venganza.

http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-techito-sin-vara-2276530


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Una emboscada de Trump


Mirko Lauer


Las cosas se han invertido. Antes era Corea del Norte la que emitía amenazas con fuerte tufo nuclear. Ahora Donald Trump le ha lanzado a Kim Jong-un una amenaza con por lo menos una arista bélica. La declaración está dirigida a Pyongyang, pero parece más bien una amenaza para beneficio de Beijing, con cuyo N°1 Trump se reunirá a fines de esta semana.

El planteamiento completo es más o menos así: si China no logra controlar de alguna manera los agresivos arrestos bélicos de Corea del Norte, entonces Trump va a tener que hacerse cargo por su cuenta. Algo así como querer robarle los huevos al águila china en su propio territorio, de paso amenazando con escalar la presencia de los EEUU en el teatro de operaciones asiático.

No parece la mejor manera de crear un buen ambiente para la cumbre Trump-Xi Jinping en Florida esta semana, pero la estrategia es evidente. Se busca que el tema coreano distraiga de la larga lista de desacuerdos entre los dos mandatarios, sobre todo sus respectivas políticas comerciales, y la creciente presencia militar de Beijing en el mar del sur de China.

El planteamiento chino es “encontrarse a medio camino” con los EEUU, un desenlace sin ganador que daría tiempo y oxígeno para ir limando las asperezas de a pocos. Trump quiere salir de la cumbre victorioso, casi con la imagen del policía mundial de los años 50-60. Para eso debe mostrar a China débil frente a Corea del Norte. ¿Pero cómo sería la fuerza de los EEUU?

CNN calcula tres maneras en que Trump podría actuar por cuenta propia frente a Corea del Norte: proponer conversaciones de presidente a presidente, ajustar las clavijas con más sanciones, o acciones militares. Son iniciativas que han estado sobre el tapete casi desde los años 50, cada una de ellas con sus propios contraargumentos.

Así, por el momento la pugnaz Corea del Norte termina siendo una simple ficha en la pugna entre dos potencias. Para Xi moverse contra Pyongyang sería someterse a Trump. Probablemente le conviene más esperar. Pues salvo un ataque directo, altamente improbable, las medidas de Trump simplemente van a parecer más de lo mismo.

http://www.larepublica.pe/impresa/opinion/861932-una-emboscada-de-trump


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Una izquierda de la esfera pública

Emir Sader


La izquierda del siglo XX fue una izquierda del Estado, que se valió del Estado para organizar proyectos de nación, para hacer que el Estado empujara el desarrollo económico, garantizara derechos sociales. Tuvo un rol fundamental, sobre todo si pensamos que antes había un Estado estrictamente de las élites dominantes, de las oligarquías primario exportadoras, que hacían del Estado un instrumento estricto de sus intereses.

Cuando se agotó el ciclo largo expansivo del capitalismo internacional y, con él, el modelo desarrollista, dos perspectivas se presentaban en el horizonte. Ronald Reagan enarboló una, la vencedora: el Estado habría dejado de ser solución, para ser problema. Y la forma de enfrentar ese problema era reducirlo a sus proporciones mínimas, al Estado mínimo, promoviendo el mercado a un rol de centralidad. El viejo adagio del liberalismo recobraba nueva fuerza: el mercado es el mejor asignador de recursos.

Aparentemente de forma contrapuesta a esa versión, surgió un relato que también pretendía superar el agotamiento del Estado, pero proponiendo a la sociedad civil como su sucedáneo. Condenaba tanto o incluso más que la versión anterior al Estado. Toni Negri alcanzó a tildarlo de conservador, como pieza de museo. Holloway tenía esperanzas de que se podría cambiar el mundo sin el tomar el poder, sin el Estado.

Los primeros han realizado su sueño y han llevado el mundo a sus desastres actuales, resultado de la centralidad de un mercado descontrolado, mercado dominado por el capital especulativo y por los grandes bancos privados. Los segundos han quedado relevados a la intrascendencia, prisioneros de la trampa liberal de una sociedad civil en contra del Estado.

La versión alternativa era otra. No era el abandono del Estado, sino su democratización. No era ni el abandono a la esfera mercantil, ni el retorno puro y simple a la esfera estatal, sino la construcción, a partir del Estado y de organizaciones sociales, la esfera pública. Una esfera de la ciudadanía, una esfera de los derechos iguales para todos, la verdadera esfera democrática.

Lo gobiernos que han revertido el modelo neoliberal de la centralidad del mercado son aquellos que se han valido del Estado para promover los derechos sociales de todos, para rescatar el rol activo del Estado como inductor del crecimiento económico y proyector de políticas externas soberanas. Fueron los gobiernos antineoliberales de America del Sur.

Pero incluso éstos han recuperado al Estado, sin trasformarlo, defendiendo a la sociedad de las consecuencias negativas de un mercado descontrolado, pero sin democratizar al Estado, con la centralidad en la esfera pública. Los aparatos de Estado han resistido, desde adentro, con las alianzas con las fuerzas conservadoras desde afuera, para frenar un amplio proceso de democratización política, social, económica y cultural, de que carecen las sociedades contemporáneas.

Cuando los gobiernos antineoliberales se enfrentan a obstáculos no deben ceder pura y simplemente al liberalismo tradicional, al mercado, sino, al contrario, avanzar hacia la transformación radical de los estados con la centralidad de la esfera pública. Porque la contradicción fundamental en la era neoliberal es la que se da entre la esfera mercantil –el afán de mercantilizar a todo, de trasformar derechos en mercancías y ciudadanos en consumidores– y la esfera publica, la esfera de los derechos para todos, la esfera de los ciudadanos.

Se puede medir cuánto se ha avanzado en la superación del neoliberalismo por la medida en que se ha avanzado en la extensión de los derechos para todos y en la restricción de la mercantilización de la sociedad. La medida en que se han fortalecido la educación pública, la salud pública, por ejemplo, a expensas de la educación mercantil, de la salud mercantilizada, el fortalecimiento de los bancos públicos a expensas de los bancos privados.

La esfera pública no representa sólo la democratización de la sociedad actual, sino apunta hacia una dinámica anticapitalista, en la medida en que el eje y el proyecto central del capitalismo son la mercantilización generalizada de todas las esferas de la sociedad, transformar todo en mercancías, que todo tenga precio, que todo se pueda vender y comprar. La esfera pública, por el contrario, promueve el derecho de todos, la promoción de todos los individuos a ciudadanos, esto es, a sujetos de derechos.

Para llegar a tener una izquierda de la esfera pública es indispensable, antes que todo, además de una crítica radical de todos los efectos negativos de la centralidad del mercado, desarrollar una profunda conciencia pública, radicalmente democrática, un espíritu de la centralidad de los bienes públicos, de las empresas públicas, de los servicios públicos, del Estado como un instrumento en las manos de toda la sociedad, ante todo de los trabajadores y del pueblo. El Estado no es así ni la solución por sí solo ni el problema. Es un espacio de disputa entre la esfera mercantil y la esfera pública. Cabe a la izquierda del siglo XXI ser una izquierda de la esfera pública –que es la forma actual de ser anticapitalista– para la construcción de sociedades profundamente democráticas y de un mundo apropiado por sus pueblos a partir de esos estados nacionales democratizados y centrados en la esfera pública.


http://www.jornada.unam.mx/2017/04/03/opinion/020a2pol




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