Avanza Venezuela pese a la guerra económica - Hedelberto López Blanch
EEUU, el imperio que se arruinó por ir a la guerra - Pascual Serrano
De damnificados a reconstructores - Carlos Meléndez
El autogol del defensor - Alfredo Bullard
El plan destituyente del Pentágono y el secretario de la OEA - Telma Luzzani
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Avanza Venezuela pese a la guerra económica
Hedelberto López Blanch
Resulta increíble comprender cómo el legítimo gobierno de Venezuela ha logrado sortear las innumerables acciones desestabilizadoras económicas, financieras y políticas que ha sufrido durante los últimos años por parte de la derecha criolla apoyada desde Estados Unidos y, además, ha podido continuar ampliando los programas sociales en beneficio de su población.
El 2016 fue uno de los años más largos y duros desde el inicio de la Revolución Bolivariana debido a los enormes ataques que sufrió con la intención de derrocar al gobierno de Nicolás Maduro.
Entre esas acciones se destaca el bloqueo de cuentas de la República por parte del Banco City Bank que intentó descalificar la credibilidad financiera del país.
Además, las calificadoras occidentales de riesgos como JP Morgan, presagiaban una inminente cesantía de pagos de deudas venezolanas, logrando un cerco para acceder a créditos internacionales.
La empresa PDVSA como principal generadora de divisas del país, fue víctima de ataques y sabotajes que pretendían evitar un canje de deuda para el desarrollo de la industria.
Simultáneamente, hubo un complot para sacar de circulación y llevarse fuera del país todos los billetes de 100 bolívares. Ese golpe se montó sobre una estrategia para bloquear financieramente las operaciones y transacciones realizadas por la República para evitar que cumpliera con los proveedores de bienes, materias primas e insumos esenciales para abastecer de medicamentos, alimentos y de servicios a la nación, así como la cancelación de la deuda.
A todas esas maniobras se sumó los bajos precios del petróleo en los mercados internacionales por lo cual el país sufrió una fuerte disminución en la entrada de divisas que solo llegaron a un poco más de 5 000 millones de dólares mientras que el año anterior habían alcanzado 13 000 millones de dólares.
Pese a las adversas circunstancias, la inversión social aumentó en 2016 dos puntos respecto al 2015; 9 de cada 10 venezolanos de la tercera edad tienen una pensión equivalente al salario mínimo base, unos 40 000 bolívares mensuales, y actualmente son casi 3 500 000 los que la reciben.
El beneficio en alimentación creció en 70 % con incidencia en todas las escalas salariales y fundamentalmente hizo crecer el salario mínimo de 63 700 a 108 000 bolívares. En términos integrales y debido a todos los beneficios que recibe el pueblo, ese salario se ubica en 148 638 bolívares.
Venezuela continuó con el incremento de los programas sociales que son parte inalienables de los derechos humanos lo que significa una verdadera amenaza para los sistemas neoliberales en el continente americano.
Entre los logros más destacados desde 1999 cuando el líder histórico de la Revolución Bolivariana Hugo Chávez llegó al poder, se destacan que la inversión del Estado pasó de 38 % en la Cuarta República al 71,4 % en 2016.
Del 19,6 % de la población pensionada pasó al 90 %; el porcentaje de hogares en pobreza extrema se redujo de 10,8 % en 1998 a 4,4 % en 2016; en programas de salud, más de 1 400 000 vidas se han salvado por la misión Barrio Adentro; la Gran Misión Vivienda Venezuela ha entregado 1 500 000 casas que resulta el 50 % del total fijado hasta el 2019.
La agenda Bolivariana para enfrentar las dificultades tiene varios objetivos fundamentales entre estos: fortalecer la producción nacional, luchar contra la especulación y lograr el acceso de la población a los alimentos y servicios públicos a precios justos.
Con la visión de contrarrestar los programas de desabastecimiento impulsados por la derecha, y continuando la vía iniciada por Chávez que con gran lucidez mezclaba las tareas apremiantes en beneficio del pueblo con soluciones para estructurar una economía de emergencia, surgieron el pasado año los denominados Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP).
Esta nueva iniciativa ha permitido que 6 000 000 de venezolanos reciban productos fundamentales de la canasta básica a precios justos sin la especulación que estaba ahogando a la mayoría de la población.
La medida ha sido una forma acertada de escape a la tensión social provocada por los acaparamientos y especulaciones de productos, impulsadas por las fuerzas de la derecha para dar al traste con el gobierno.
Los CLAP desde su nacimiento se fueron extendiendo por los barrios y ciudades y actualmente abarcan a más del 50 % de los habitantes del país.
Todo hace indicar que los CLAP, aun con algunos defectos y dificultades, continuarán proliferando y se convertirán, al igual que las numerosas misiones sociales en una efectiva herramienta para la alimentación de la población, sin especulación.
Hace pocos días se aprobó también la creación de los CLAP Textiles, que atenderán las necesidades de millones de educandos. Además, se agrega a esa canasta los productos de higiene que habían desaparecido de los mercados por las mismas acciones desestabilizadoras.
Una verdad es irrefutable: el Gobierno Bolivariano ha logrado campear los temporales a pesar de la furia de las clases adineradas y los regímenes neoliberales para tratar de derrocarlo. Por eso el Gobierno comprende que el apoyo del pueblo es determinante para mantener los programas sociales, la soberanía y la independencia.
http://rebelion.org/noticia.php?id=224792
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Ceplan y la reconstrucción nacional
Germán Alarco Tosoni
El Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (Ceplan) sigue manteniendo una condición anodina, similar a la que tuvo en los últimos gobiernos. A la par de esta desafortunada realidad, pequeños grupos de la sociedad están comentando que una institución de planeamiento activa con énfasis en la gestión de riesgos hubiera sido útil para minimizar las pérdidas humanas y materiales de los recientes desastres naturales.
Ya no es hora de llorar sobre la leche derramada, ni que el gobierno siga en actitud dubitativa sobre quién debe liderar el esfuerzo de la reconstrucción. Ni un liderazgo personalizado incapaz de romper las inercias gubernamentales, ni la clásica desarticulación y dispersión ministerial, ni la creación de una nueva institución sin experiencia son suficientes para hacer frente a este reto.
El Ceplan debe liderar y comprometerse íntegramente a esta actividad durante los próximos tres o cuatro años. Efectivamente, ninguna institución actual tiene todos los atributos que se requieren para la nueva tarea, pero aquella existe con algunas funciones cercanas y hay que aprovecharlas.
La reconstrucción requeriría relievar las funciones de planeamiento con horizonte de largo plazo, ordenamiento territorial, priorización, programación, formulación de proyectos y contratos, concursos, evaluación de alternativas, ejecución y supervisión de proyectos.
Asimismo, se necesita de una perspectiva sistémica englobando los temas ambientales, manejo de cuencas, infraestructura, saneamiento, desarrollo urbano, actividades productivas entre otras.
Habría que hacer una reingeniería institucional transformando sus tres direcciones generales en: planeamiento, priorización y programación; formulación de proyectos, diseño de contratos y evaluación; y en concursos, ejecución y supervisión. Asimismo, habría que constituir un grupo técnico asesor permanente conformado con los expertos más importantes del país en los asuntos involucrados.
Un tema clave sería complementar esta estructura con una división geográfica de las zonas sujetas a reconstrucción donde el liderazgo estaría a cargo de un grupo de trabajo ad hoc designado por los gobiernos regionales o locales que interactuaría continuamente con el Ceplan y a partir de allí con el grupo responsable del ministerio o institución pública que corresponda.
El esfuerzo de la reconstrucción debe involucrar a los colegios profesionales, grupos organizados, y a toda la Sociedad a nivel local, regional y nacional, ya que se trataría de construir un proyecto integral para todos.
Asimismo, es imprescindible que las universidades públicas y privadas y ONGs de todo el país participen en este esfuerzo haciéndose responsables del diseño y evaluación de propuestas en las zonas geográficas que se les asigne.
http://diariouno.pe/columna/ceplan-y-la-reconstruccion-nacional/
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EEUU, el imperio que se arruinó por ir a la guerra
Pascual Serrano
La denuncia de que Rusia pueda haber influido de forma relevante en la campaña electoral estadounidense supone una humillación sin precedentes para el indiscutible país más poderoso del mundo. Recordemos que no se trata de una denuncia periodística o política, son acusaciones de los servicios de inteligencia de Estados Unidos. La nación que desde el final de la Segunda Guerra Mundial lleva influyendo en la elección de gobiernos de todos los continentes ahora observa que su destino podría haber sido manipulado por un gobierno foráneo.
El imbatible poder militar estadounidense y su agresividad global nos está impidiendo observar la auténtica realidad del declive en el que actualmente se encuentra esta potencia en el panorama internacional. En realidad seguimos bajo el espejismo de que, tras la caída de la URSS, Estados Unidos quedaba como potencia imbatible vencedora de la guerra fría. Pero han pasado muchos años... y muchas cosas.
Es verdad que ningún país se puede acercar al poderío militar de Estados Unidos, pero, ¿de verdad es eso lo que en el siglo XXI define el predominio de un país? No será, al contrario, que una obsesión por el poder militar le ha supuesto un desgaste y un deterioro que no ha sido compensado con sus políticas de asedio y asalto a países y recursos. Ese mantra que siempre manejábamos de que Estados Unidos invadía países, como el caso de Irak, para quedarse con su petróleo no les ha resultado del todo rentable. Todavía hoy la ocupación le cuesta 4.000 millones de dólares mensuales.
Lo de Estados Unidos es un imperialismo militar de pérdidas netas, en palabras del profesor de Relaciones Internacional Augusto Zamora R. Para sostenerlo aporta valiosos datos en su libro Política y geopolítica para rebeldes, irreverentes y escépticos (Akal, 2016), por ejemplo que a diciembre de 2014 la guerra de Afganistán le habría costado un billón de dólares, lo que equivale a diez presupuestos militares anuales de Rusia o dos de EEUU, que son de 500.000 millones.
La expresión más elocuente del dilema estadounidense la daba en 2011 el senador por Virginia, Joe Manchin: "Tenemos que elegir entre reconstruir Afganistán o América. A la luz del peligro fiscal de nuestra nación no podemos hacer ambas cosas". Han pasado los años y Estados Unidos parece definitivamente decidido a no reconstruir ninguno de los dos países.
Si ya en 2008, el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz titulaba su libro La guerra de los tres billones de dólares: El verdadero coste del conflicto de Irak. Ahora, según un reciente informe del Instituto Watson para Asuntos Públicos e Internacionales de la Universidad de Brown, conocemos que los gobernantes estadounidenses se han fundido 4,79 billones de dólares en los conflictos bélicos en los que se han embarcado desde 2001. Solamente los intereses de los préstamos de guerra ascienden a 453.000 millones de dólares.
Los autores del informe realizan algunas comparaciones sobre todo lo que se podría luchar contra el hambre en el mundo con ese dinero. Pero no se trata de pedirle tamaña generosidad a Estados Unidos, basta con calcular cómo mejoraría la economía de sus ciudadanos si todo ese dinero gastado en guerras se destinase a mejorar las condiciones de los estadounidenses. En cambio lo que tienen es una deuda pública que se aproxima a los 20 billones de dólares, el 102,6% del PIB de EEUU. Ésta se ha cuadruplicado durante los últimos 14 años, ya que a comienzos de siglo se situaba en los 5,62 billones de dólares, el 54,7% del PIB. Hoy cada niño estadounidense nace debiendo casi 63.000 euros. No parece tan buena idea querer ser ciudadano de ese país.
Ahora viene lo más interesante. ¿Y a quién le deben los estadounidenses todo ese dinero que se han gastado en unas guerras en las que ni siquiera se han podido recuperar con el saqueo? La mitad a acreedores extranjeros, principalmente Japón y China, que acumulan el 37,2% de la deuda de EEUU en poder de otros países. Por tanto ya tenemos un mito derrumbado: la gran potencia mundial es fundamentalmente un tipo que debe dinero a un centenar de países para poder pagar unas guerras que le han dejado en bancarrota.
Sigamos repasando la situación del supuesto imperio. Ahora en cuanto a potencia industrial. Si en los años cincuenta Estados Unidos poseía el 50% del PIB mundial y era la indiscutible primera potencia económica hoy no llega al 20% y, desde 2014, y atendiendo al parámetro considerado más riguroso por el Fondo Monetario Internacional para comparar economías, el Producto Interno Bruto (PIB) ajustado por Paridad de Poder de Compra, China ha adelantado a Estados Unidos. Según el FMI, en el año 2040 la República Popular China representará el 40% del PIB mundial, EEUU se quedará en el 15%, India será el 12% y la Unión Europea tendrá un escuálido 5%. Por su parte, el informe de PWC El Mundo en 2050 ¿Cómo cambiará el orden económico mundial? prevé que, para ese año, el segundo puesto será para India, que desbancará a Estados Unidos.
Hoy Estados Unidos es solo una potencia militar arruinada e ineficaz. El gasto militar de Estados Unidos en 2015 fue ya de 601.000 millones de dólares, una cifra mayor al presupuesto militar de los siete países del mundo que gastan más en defensa después de EEUU. En la actualidad, tiene capacidad militar ofensiva como la suma de las diez potencias siguientes y representa el 41% del gasto militar mundial, pero solo le sirve para que sus ciudadanos sufran carencias por la disminución del gastos en las otras partidas y, en cambio, ni siquiera gana las guerras, para humillación de sus dirigentes.
Desde su fracaso en Vietnam no ha logrado ninguna victoria: más de una década después no ha conseguido controlar ni Afganistán ni Irak. Es más, si otrora el principal objetivo de Estados Unidos era Irán, tras el desastre en el derrocamiento de Sadam Hussein, la República Islámica ha salido más reforzada que nunca. Y cuanto más intenta maniobrar Estados Unidos en su contra peor le sale. Hoy Estados Unidos ya necesita a Irán para restablecer el orden en la región y frenar el terrorismo. De hecho ha tenido que negociya lo habar el acuerdo nuclear, levantar las sanciones y devolverle los fondos que tenía congelados.
En términos geopolíticos otro de sus ridículos se está viviendo en Siria. Allí, las conversaciones de paz se están negociando oficialmente entre Rusia, Turquía e Irán, la primera potencia militar el mundo es la gran ausente.
Y en cuanto a su difusa guerra contra el terrorismo, a la vista está su fracaso. El caos es tal que hace unas semanas el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, denunciaba en una conferencia de prensa a través de internet, que la CIA estadounidense ha "perdido el control de todo su arsenal de armas cibernéticas", que podrían estar en el mercado negro a disposición de "hackers" de todo el mundo. El máximo ejemplo de la ineficiencia del Departamento de Defensa ha sido cuando admitió la dificultad para encontrar a los culpables de publicar imágenes de soldados desnudas en Internet. Y no era en un círculo pequeño de difusión, se trataba de un grupo privado de Facebook en el que participan más de 30.000 militares.
El sentimiento de fracaso militar es el que ha llevado a Donald Trump a proponer... más de lo mismo. "Tenemos que ganar. Tenemos que empezar a ganar guerras de nuevo", dijo. Y prometió aumentar en 54.000 millones de dólares el presupuesto destinado al Departamento de Defensa, en detrimento de medio ambiente y educación.
Aquel mito del "Nuevo Siglo Americano" que se prometían en Estados Unidos tras el derrumbe soviético ha terminado en fiasco. Las nuevas potencias emergentes (Rusia, India, Irán, Brasil) están sorprendiendo a una Europa y unos Estados Unidos paralizados en sus crisis financieras e industriales, pero obsesionados en seguir lubricando esa máquina armamentística de la OTAN, tan cruel como absurda.
Mientras tanto, China se ha caracterizado históricamente por un escrupuloso respeto al resto de los países, sus guerras siempre han sido por agresiones de otras potencias a su territorio. Su historia ha sido la de una víctima constante de atropellos por parte de otros imperios. Su pacifismo ha terminado premiándole, el poder del futuro dependerá más de la economía que del armamento bruto.
Como señala Augusto Zamora, "una vasta mayoría de países de este planeta azul están encantados de comerciar y relacionarse con la República Popular. Sin intervenciones, humillaciones, imposiciones...". Durante la visita oficial que hizo a EEUU en septiembre de 2015, el presidente chino Xi Jinping declaró en una entrevista a Wall Street Journal que, "fortaleciendo nuestra defensa nacional y la construcción militar, no caemos en aventuras militares. Esta idea nunca se nos ocurre", recordando que "China no tiene bases militares en Asia ni tropas desplegadas fuera de sus fronteras".
Y, mientras tanto, Donald Trump, dedicado a gastar el dinero de los estadounidenses en armas, guerras y muros. En realidad, algo parecido a los anteriores presidentes.
http://www.eldiario.es/zonacritica/EEUU-imperio-arruino-ir-guerra_6_628247201.html
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De damnificados a reconstructores
Carlos Meléndez
Empieza el momento de recuperación de las zonas afectadas por El Niño costero. El primer paso consiste en dilucidar cómo conceptualizar la reconstrucción. Un enfoque limitado pone énfasis en la inversión eficiente en ladrillo y cemento, y en la reubicación ordenada. Un enfoque más integral, por su parte, debe concebir la reconstrucción como un proceso social, dotando a los damnificados de herramientas para convertirlos en protagonistas y agentes de su propia recuperación material y comunitaria. De otro modo, la desafección respecto al Estado se agudizará más, como sucedió en Ica luego del terremoto del 2007.
En este sentido, es central la articulación y potenciación del capital social con que cuentan las poblaciones afectadas. Es decir, identificar los lazos asociativos fundantes del trabajo colaborativo organizado. Las políticas públicas –especialmente aquellas destinadas a situaciones de emergencia– requieren de un sustento social. En situaciones similares, pasados gobiernos apelaron a la sociedad civil popular como socio activo. Cooperación Popular (en el gobierno de Belaunde) y las organizaciones femeninas de base (en el gobierno de Fujimori) constituyeron pilares sociales claves. No hay reconstrucción sostenible sin una sociedad civil popular organizada.
Tengo la impresión de que el capital social en el Perú se ha devaluado en las últimas décadas por una combinación de exacerbación del individualismo, desconfianza del activismo público y desprestigio de la política. En el mundo popular, las organizaciones sociales languidecen, las juntas barriales son parte del pasado, las rondas campesinas han tenido mejores momentos de articulación y las asociaciones de regantes pierden vigencia. Hay poco organizado en la sociedad peruana más allá de iglesias (católicas y evangélicas) y frentes de defensa armados al gusto de la protesta de turno. ¿Por cuál entramado social fluirá el esfuerzo comunitario que la reconstrucción requiere?
No se trata de que el gobierno de Kuczynski decrete un mágico incremento del capital social, sino de que identifique la gravedad de su déficit. Por ejemplo, podría buscar acercamientos con partidos políticos con algo de enraizamiento social en el norte (Alianza para el Progreso, el Apra). Lamentablemente este gobierno está demostrando su mirada angosta para comprender la realidad nacional, sus bien intencionadas obsesiones sesgan el sentido de gobierno. Ensimismados en la evolución del PBI, olvidan la responsabilidad de organizar la vida comunitaria de la sociedad. Se emocionan con el capital financiero y se nublan ante el capital social. Su ‘sensibilidad social’ se concentra en las redes sociales virtuales, perdiendo de vista las reales. La presencia del Estado no se concreta en hashtags sino al cultivar la confianza ciudadana.
Si no se da la transición de damnificados a reconstructores, el gobierno habrá desaprovechado su tan anhelada oportunidad de conectar con el país. Lo que es peor, habrá agudizado la desafección y se habrá convertido en la confirmación del estereotipo provinciano y popular sobre las élites limeñas: desmerecedoras de dirigir un país que no conocen.
http://elcomercio.pe/opinion/rincon-del-autor/damnificados-reconstructores-carlos-melendez-noticia-1980486
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El autogol del defensor
Alfredo Bullard
El objetivo de un defensor en un campo de fútbol es evitar que la pelota ingrese en su arco. Y su mayor tragedia es empujar el balón anotando un gol en su propia valla.
El objetivo del defensor del Pueblo es, supuestamente, evitar que se perjudique al pueblo. Su mayor tragedia sería dañar con sus decisiones a los ciudadanos.
En los últimos días, el defensor Walter Gutiérrez ha empujado la pelota dentro de su propia valla proponiendo una medida que dañará a quienes debe proteger. Defendió su posición en este mismo Diario (“Desastres naturales y libertad de precios”, 28 de marzo del 2017).
Pretende que se sancione penalmente a unos individuos a los que llama “acaparadores y especuladores”, términos de las épocas de Velasco y del primer gobierno de Alan García. Ambos destrozaron la economía con sus ideas.
Su razonamiento es tan absurdo como equivocado. Según su tesis, estos “acaparadores o especuladores” pueden, en épocas de desastre, retener bienes (esconderlos debajo del escaparate) y subir sus precios perjudicando a los damnificados.
Ello, sin embargo, no es posible. El error de Velasco (como el de Maduro en Venezuela) era creer que las empresas tienen el poder de hacerlo cuando se produce un desastre. Ese poder no existe en los ejemplos que él coloca (agua embotellada, transporte interprovincial, etc.).
Los precios subían por otra razón: si controlas el precio no hay incentivos para producirlos. Al reducirse o eliminarse el margen, no hay interés de producir a pérdida.
Los bienes escaseaban por el propio control de precios que pretendía defender al consumidor. Y cuando las cosas escasean, las personas están dispuestas a pagar más.
El mal llamado mercado negro, de precios más altos, era la única oportunidad de obtener leche, azúcar y arroz. En realidad, debería haberse llamado mercado blanco porque se convertía en la única oportunidad de obtener los bienes que los consumidores necesitaban.
Walter Gutiérrez lamentablemente no entiende para qué sirven los precios. Los precios bajos no son ni buenos ni malos. Los precios altos tampoco. Los precios son un sistema de señales. Conforman un lenguaje que permite organizar la producción y consumo de bienes y servicios.
Los precios funcionan como un semáforo que busca lidiar con la escasez. Cuando algo es escaso, los precios suben. Del lado del proveedor, el precio alto es una luz verde que le indica: “produce y vende, porque el precio se ha vuelto atractivo” o “lleva bienes a la zona de desastre”. Del lado del consumidor es una luz roja que le dice “no compres, o compra menos y úsalo con prudencia”. Aumentan la oferta y contraen la demanda para crear incentivos que nos saquen de la escasez.
El problema con los desastres es que, como lo hace la estupidez económica de controlar precios, genera escasez. Los precios suben precisamente para mandar la señal a los consumidores de que cuiden el consumo y a los proveedores incentivarlos a producir y llevar bienes a la zona donde son escasos. Si el precio fuera igual en Piura que en Lima, y yo tengo agua en Lima, ¿por qué asumiría los costos de llevarla a Piura (donde es más necesaria) si el precio que puedo cobrar en Lima va a ser el mismo? Los precios altos son justo un mecanismo para llevar los bienes a donde son más necesarios.
Conclusión: si lo que propone Walter Gutiérrez prospera, la escasez se agudizará en las zonas de desastre, donde más se requieren esos bienes. Y como nadie llevará más bienes, los precios seguirán subiendo. Un autogol olímpico.
No quiero que se me malentienda. Sin duda la solidaridad y el apoyo desinteresado a las víctimas de los desastres contribuyen a resolver el problema y hemos visto ejemplos realmente conmovedores. Pero la solidaridad es insuficiente para atender a todos.
Adam Smith dijo, en una de sus frases más citadas: “No es por la benevolencia del carnicero, del cervecero y del panadero que podemos contar con nuestra cena, sino por su propio interés”. La frase es muy mal leída por quienes piensan como Gutiérrez, pese a que contiene uno de los principios fundamentales para entender cualquier sistema económico. El carnicero nos alimenta no por preocuparse en nuestro bienestar, sino porque quiere nuestro dinero. El propio interés crea incentivos muy relevantes para resolver problemas ajenos. La generosidad es importante, pero es insuficiente en relación con las necesidades que se deben atender.
http://elcomercio.pe/opinion/columnistas/autogol-defensor-alfredo-bullard-noticia-1980546
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El plan destituyente del Pentágono y el secretario de la OEA
Telma Luzzani
Existe un gravísimo señalamiento contra el actual Secretario General de la OEA, Luis Almagro, que lo involucra en una operación comando planificada por el Pentágono contra el gobierno de Venezuela. El dato se encuentra en un documento titulado “Venezuela Freedom 2” con fecha del 25 de febrero de 2015 y está firmado por el jefe del Comando Sur, Almirante Kurt Tidd. Cabe destacar que Estados Unidos nunca cuestionó la autenticidad de este documento ni el acuerdo entre el Pentágono y Almagro que aquí se va a detallar.
El plan destituyente “Freedom 2” consta de 12 puntos y plantea entre otras cosas un “enfoque de cerco y asfixia" contra el gobierno de Nicolás Maduro y, en “el plano político interno insistir en el gobierno de transición y las medidas a tomar después de la caída del régimen, incluyendo la conformación de un gabinete de emergencia”.
El punto octavo es el que involucra directamente a Almagro. Dice así: “En el plano internacional hay que insistir en la aplicación de la Carta Democrática, tal como lo hemos convenido con Luis Almagro Lemes, Secretario General de la OEA.”
Este pacto con las altas esferas de Estados Unidos (cuya contraaprestación se desconoce) explica el afán con que Almagro se ha abocado desde el comienzo de su cargo en la OEA a derribar el gobierno de Maduro. Almagro condena a diario la prisión del venezolano Leopoldo López (quien, como dice el politólogo Atilio Borón, si hubiera realizado los mismos actos en EEUU no tendría apenas 13 años de prisión sino probablemente cadena perpetua) pero no dice una palabra sobre los asesinatos a líderes sociales en Colombia (que pasan largamente el centenar desde la firma de los acuerdos de paz), ni de los crímenes diarios en Honduras o México, ni de las denuncias de persecución que elevan organizaciones sociales y de izquierda contra el gobierno de Horacio Cartés en Paraguay.
En mayo de 2016, Almagro organizó una cruzada que terminó en fracaso. Convocó al Consejo Permanente de la OEA a una sesión extraordinaria para “atender a la alteración del orden constitucional y cómo la misma afecta gravemente el orden democrático” de Venezuela. Salvo Paraguay ningún país apoyó su iniciativa sino todo lo contrario defendieron el diálogo propiciado por Unasur.
A fines de 2016, frente a otra ofensiva de Almagro fue el Vaticano quien recomendó continuar con la mesa del diálogo entre gobierno y oposición pero el uruguayo se animó incluso a criticar a la Iglesia diciendo que con esas propuestas estaba retardando la aplicación de la Carta Democrática.
El presidente boliviano ha sido uno de los más duros críticos del secretario general de la OEA. Escribió Evo: “Almagro de la invasión española ha resucitado para convertirse en el Almagro de la intervención imperial norteamericana”. Se refería al conquistador español Diego de Almagro socio de Pizarro: ambos urdieron el asesinato de Atahualpa y para robar y repartirse las riquezas del Imperio Inca.
http://www.tiempoar.com.ar/articulo/view/65767/el-plan-destituyente-del-penta-gono-y-el-secretario-de-la-oea-por-telma-luzzani
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