Trump: discurso sin sorpresas - Germán Alarco Tosoni
“Nadie sabe para quién trabaja” - Carlos Tapia
El Perú en la guerra - Mirko Lauer
Politizar - Eduardo Dargent
Los abogados del diablo - Raúl Tola
Los mudos y la ciudad - Carlos Meléndez
La asombrosa historia de Juan Concha - Alfredo Bullard
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Trump: discurso sin sorpresas
Germán Alarco Tosoni
El discurso de
toma de mando del presidente Trump estuvo acorde al clima que lo rodeó: frío
y húmedo. Orientado hacia la gente común, sin contenidos, ademanes, ni
expresiones espectaculares. En lo económico repitió los temas de la campaña,
America First (Estados Unidos primero).
Un nuevo gobierno
que se define orientado a favor de la gente común que solo ha visto prosperar
a sus líderes políticos, mientras que se deterioraba su situación económica.
Estuvo orientado exclusivamente hacia los estadounidense, con una u otra
referencia marginal al mundo; olvidándose que esa nación se construyó a lo
largo del tiempo en base al esfuerzo de los ciudadanos de muchas latitudes.
MIRANDO SU PROPIO
OMBLIGO
Un EE.UU. que solo
mira a su propio ombligo, olvidándose de la importancia de crear y compartir
la riqueza con el mundo, Trump mantiene su visión simplista de la realidad,
donde los culpables son el establishment político y las políticas que han
redistribuido las riquezas de las clases medias norteamericanas al resto del
globo.
Se propone no más
enriquecer a empresas extranjeras, no más subsidiar a ejércitos de otros
países, no más defender las fronteras de otras regiones del mundo, no más
olvidar invertir en la infraestructura de su propio territorio.
Se trata, según el
nuevo Presidente, de recuperar los empleos, rescatar las fronteras, rescatar
la prosperidad y los sueños de los trabajadores y las familias
norteamericanas. Obviamente el discurso no entró en detalles.
Solo definió dos
políticas clave que pueden sonar razonables para cualquier país, pero que
llevadas al extremo pueden ser peligrosas para el resto del mundo: comprar
(bienes y servicios) norteamericanos y contratar (emplear trabajadores)
norteamericanos.
LOS GRANDES
OLVIDOS
Trump plantea
respuestas simples a grandes problemas. Se olvida que ese deterioro de las
condiciones de vida de los trabajadores y las clases medias de los EE.UU. fue
resultado precisamente de las políticas neoliberales implantadas a partir de
los años ochenta. Omite mencionar el abandono del modelo fordista preocupado
por el equilibrio entre proporcionar beneficios tanto para los trabajadores
como para los capitalistas que rigió en EE.UU. entre los años 50´s y 70´s y
en casi todo el resto del mundo.
Ronald Reagan, su
principal referente político, fue el padre de la relocalización internacional
de las empresas industriales, de la financiarización, de la economía basada
exclusivamente en los servicios, de la desregulación de los mercados que
condujo luego a la crisis financiera internacional que despojó de sus
viviendas, genero desempleo masivo y empobreció a importantes segmentos de la
población. ¿Por qué ahora rasgarse las vestiduras? Ese mundo de beneficios
compartidos lo terminaron de destruir ustedes.
Trump se olvida
también que ese nuevo orden internacional a partir de los años ochenta fue
construido por y para los poderosos del mundo. La elevada desigualdad es hija
de las políticas neoliberales pero paradójicamente padres del Brexit, de su
propia victoria y de todos los nacionalismos que florecen en Europa y el
resto del mundo.
Es cierto que
algunos tratados comerciales han abierto espacios para algunas economías
emergentes y otras más pobres, pero lo que es claro es que benefician ante
todo a las empresas, incluidas las norteamericanas.
La derrama de
empleos e ingresos es también una realidad tangible en los lugares donde se
han relocalizado las firmas que ahora proveen bienes intermedios, de consumo
y de capital, a las economías desarrolladas. Sin embargo, es obvio que con
salarios y condiciones laborales por debajo de los estándares de EE.UU.
Si la lógica era a
favor del capital, ¿cómo querían que este fenómeno de traslado de empresas no
ocurra? Ahora, en nuestra perspectiva ¿eso poco que se había avanzado a favor
de nuestras economías, se va a perder?
CONTRADICCIONES A
LA VISTA
Hay que reconocer
que en esta ocasión, como debía ser, Trump fue prudente y mantuvo las formas
con relación a todos los que no piensan como él. No mencionó explícitamente a
los migrantes, incluyendo los ilegales, que fueron y son un elemento
importante para el poderío económico de los EE.UU. No son marginales, además
que son parte de la sociedad.
China, Europa, el
resto de Asia y sus otros socios comerciales y financieros del mundo son
perfectamente funcionales al régimen de producción norteamericano. China
provee ahora buenos productos más baratos que han permitido mantener el poder
de compra de los estadounidenses, a la par que mantuvo empleos y beneficios
en el sector comercial. Sus excedentes en forma de capital se han orientado a
la compra de Bonos del Tesoro norteamericano, donde es su principal acreedor.
¿Qué ocurriría si
se desatan guerras comerciales?, ¿solo se perjudicarían los chinos, europeos
y el resto del mundo?, ¿qué ocurriría con los mercados de capitales en los
EE.UU. y en el mundo?
La contribución de
México al progreso de los EE.UU. es un hecho real y tangible tanto por su
aportación de capital humano, de materias primas, insumos intermedios y ahora
de productos de alto contenido tecnológico.
¿Qué hubiera
ocurrido si EE.UU. no contaba con esos recursos?, ¿qué ocurrirá con todas las
cadenas de valor que se han construido en los últimos veinte años?, ¿puede
EE.UU. aislarse de su vecino del sur?, ¿a EE.UU. le conviene un vecino con
mayores problemas económicos y sociales?, ¿le conviene un mundo con menos
comercio, flujos de inversión y libre movimiento de personas?
Del mundo unipolar
se transcurrió al bipolar y luego al multipolar. Trump se olvida que en la historia
no hay marcha atrás. Ya no existen islas por más muros que se quieran
construir. La historia nos recuerda cómo terminaron mal esas experiencias
nacionalistas extremas del siglo XX.
Efectivamente el
orden internacional sigue siendo injusto, especialmente para las economías
más pobres. Había algunos avances positivos y muchos temas en agenda por
negociar y concretar.
La ruta de patear
el tablero o buscar el exclusivo provecho para una de las partes (más que
ahora) es perjudicial para todos. Si no se crea valor compartido los
conflictos y la inestabilidad, en muchas esferas, estarán a la vuelta de la
esquina. Ojalá se mantenga la prudencia.
http://diariouno.pe/columna/trump-discurso-sin-sorpresas/
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“Nadie sabe para quién trabaja”
Carlos Tapia
1).- La
congresista Lourdes Alcorta respondió duramente a Verónika Mendoza por
oponerse a que un fujimorista presida la comisión Lava Jato. Las bases
izquierdistas apoyaron a esta y Arana perdió al haber coincidido
indirectamente con Alcorta. Asimismo, Aldo Mariátegui –en su línea–
comparando a la ex candidata de la izquierda con Arana, calificó a este como
un político honesto. Este ‘abrazo del oso’ debilitó al ex cura y Verónika se
fortaleció.
2).- Enrique
Bernales es un respetado constitucionalista y presidente de la comisión
encargada de investigar los ascensos militares durante el gobierno de Ollanta
Humala. Ante la Comisión de Defensa afirmó que por medio de un asesor, el
presidente Humala presionó al alto mando del Ejército para que informara qué
generales habían votado por Keiko Fujimori en la segunda vuelta que él ganó.
Para así lograr deshacerse de ellos, cosa que sí sucedió.
Esta acusación
mostraría a nuestro Ejército como una frágil institución llena de soplones y
compinches, de lo que se aprovechó Humala. ¡La principal culpa la tendrían
ellos, no Humala!
3).- La sala
encargada ya va a dictar sentencia en el caso que se le sigue a el general ®
Daniel Urresti por el salvaje asesinato del periodista Hugo Bustíos en 1988.
Todos los periodistas lo consideran un mártir. Pero, en un acto ignominioso,
de humor negro y falta de respeto a sus deudos, se invitó a Urresti a una
parodia en un programa de TV para que imite el rol de ‘periodista’
entrevistador.
4).- Las
acusaciones de infiltrados senderistas, del Movadef o Fudep, en la protesta
contra el cobro del peaje en Puente Piedra ha sido un boomerang doble. Los
detenidos salieron libres y, además, se ganaron con la imagen del éxito de la
lucha popular.
5).- A veces es
mejor no disparar que hacerlo a sus pies.
http://peru21.pe/opinion/carlos-tapia-nadie-sabe-quien-trabaja-2268430
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El Perú en la guerra
Mirko Lauer
De las muchas
ofertas dramáticas de Donald Trump en política exterior, la guerra comercial
con China parece la más fácil de entregar. Se puede ir avanzando de a pocos y
haciendo la contabilidad de las victorias, con el ojo puesto en los peligros
de la iniciativa, que incluyen un efecto dominó para todo el comercio
mundial.
Uno de los
argumentos actuales frente a este posible escenario es que la economía
peruana es demasiado chica como para sufrir sus efectos, y que eso nos
protegería en todos los casos. Los puestos que se van al Perú por las
inversiones de EEUU no son muchos, ni hay perspectivas de que lleguen a
serlo.
Vista desde el
Perú una guerra así tendría varios aspectos. De un lado debilitaría mercados
vitales para las exportaciones peruanas. De otro convertiría a nuestro
mercado en una presa para compensar las pérdidas de clientela entre los
combatientes comerciales. Pasaríamos a depender aun más del mundo exterior,
en medio de una versión del clásico fuego cruzado.
Asumiendo que
mantuviéramos el mismo grado de apertura comercial con China y los EEUU, lo
que ahora es una fuerte competencia entre productos similares de estos países
pasaría a convertirse en una lucha de dumpings. Por ejemplo, el match
Chevrolet-Changan podría conocer momentos con precios realmente
sorprendentes.
Uno de los
problemas para Perú sería pagar el diluvio de importaciones baratas que
aparecería ante nuestras puertas. De hecho desde hace años importamos mucho
más de lo que exportamos a China y los EEUU. Esta tendencia solo podría
cambiar con algunas renegociaciones, pero una guerra comercial no sería el
mejor momento para ellas.
Una guerra
comercial es una guerra de proteccionismos, y eso significará que muchos de
nuestros productos exportables van a empezar a rebotar en cada vez más
fronteras, comenzando por las de nuestros dos principales mercados. En ese
contexto las importaciones abaratadas simplemente nos pueden ir desangrando.
La reciente
declaración de Pedro Pablo Kuczynski contra el proteccionismo sin duda fue un
paso en la dirección correcta, un ejemplo de lo que hoy se está llamando
neoliberalismo progresista. Pero quizás no habría que esperar que el problema
nos caiga encima antes de haber empezado a prepararnos.
En más de un
sentido, el problema ya está aquí.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/841523-el-peru-en-la-guerra
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Politizar
Eduardo Dargent
Juan Sheput
considera que la caída de popularidad del gobierno se explica porque hay
ministros “que están encerrados en su labor de escritorio” y “no están
cumpliendo un papel comunicador”. El presidente estaría haciendo “bien su
labor”, ellos mucho menos. Esos ministros “más parecen consejeros
presidenciales que políticos”. Les recuerda que “hacer política significa
confrontar, criticar, polemizar y, sobre todo, poner la agenda”.
Estoy de acuerdo
con Sheput en que hay un problema en la forma en que los ministros están
actuando y comunicando para construir una base de apoyo en la población.
Discrepo en que este sea solo un problema de ministros, creo que el
Presidente también viene fallando en establecer y transmitir esta agenda e
incluiría en el problema a la desordenada bancada oficialista. Pero el
llamado de atención parece correcto y apunta a la necesidad de ministros más
activos para sostener mejor al gobierno.
No es un problema
solo de este gabinete, más bien hay un patrón desde la transición. Los gabinetes
de los tres gobiernos previos también tuvieron serios problemas para
establecer una agenda y comunicarla. Ver esta pérdida progresiva de
popularidad como una mera cuestión de errores o virtudes es perder de vista
condiciones más profundas que hacen difícil gobernar.
Entre ellas, la
alta desconfianza de la población que lleva a que rápidamente los ciudadanos
pierdan su entusiasmo inicial por los presidentes. Grupos políticos débiles,
sin expertos ni operadores en el territorio, que conducen a los escándalos de
advenedizos corruptos que conocemos bien o a que problemas a nivel local se
salgan de control. Es fácil decir que hay que politizar y ser menos
tecnocrático, ¿pero con qué políticos?
A ello hay que
sumar un Estado débil al que le cuesta mucho mostrar cambios significativos
en el corto plazo. Y medios de comunicación, especialmente la televisión
abierta, que no dan tiempo ni al gobierno ni a la oposición para presentar y
debatir sus propuestas. Suena a excusa cuando gobiernos que cometen serios errores
hablan de meros “problemas de comunicación”, pero hay algo de cierto en su
lamento: hay pocos canales efectivos para informar a la ciudadanía.
Pero dadas estas
condiciones, que son con las que hay que jugar, pues resulta mucho más
urgente tener una estrategia de acción política y comunicación para intentar
enfrentarlas. Mi impresión, como señala Sheput, es que eso pasa por construir
una agenda, ser consecuentes e insistentes.
Para mí esa agenda
está más al centro de donde se viene gobernando, por supuesto sin pensar que
un gobierno de alguien con los antecedentes de PPK puede ser progresista.
Pasa por recuperar iniciativa en sectores que deberían estar en el centro de
debates sociales y productivos y que hoy están en silencio. Por enfrentar en
serio el tema de la corrupción. Y si se va a hacer de la desregulación su
principal bandera, pues explicar y demostrar por qué es central para la vida
de los ciudadanos.
Pero sea cual sea
la posición política que se adopte, tiene que tener orden, consistencia y
creatividad. Tener alineados al Presidente, el gabinete y la bancada de
gobierno. Y evitar lo que es demoledor cuando los gobiernos van en caída: la
percepción de banalidad y fatuidad, sea real o falsa. El rumor de un
Presidente que vive en su club en vez de gobernando es el equivalente a las
compras de Nadine o las fiestas de Toledo.
¿Tiene el gobierno
herramientas para construir una narrativa política y transmitirla? Me parece
que todavía hay espacio, requiere apuntalar a sus ministros más carismáticos
y con mejor capacidad de comunicar. Deben percibirse como actores
comprometidos hacia el futuro, con ambición de continuidad y de construir un
proyecto de país, no como aves de paso por la política. Sin esos cambios,
probablemente se mantenga la caída tal como les pasó a los anteriores
gobiernos. Pero esta vez sin una bancada capaz de defenderlo y con un partido
de oposición que sabrá capitalizar sus errores.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/841526-politizar
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Los abogados del diablo
Raúl Tola
He leído con
creciente asombro el comunicado donde el Ministerio Público anuncia el
archivamiento de las denuncias por abusos sexuales, físicos y psicológicos contra
varias figuras del Sodalicio de Vida Cristiana. Los argumentos presentados
por la fiscal María del Pilar Peralta para desechar las acusaciones que
comienzan en Luis Fernando Figari –fundador de esta sociedad de derecho
pontificio– y alcanzan a varios de sus heraldos son sorprendentes, por no
decir ridículos o abiertamente malintencionados.
Dice el documento
en una de sus líneas más estrambóticas: «Por el tiempo transcurrido desde la
creación de dicho movimiento –más de 40 años– los delitos ya habían
prescrito, de haberse cometido». Entiendo que lo que se investiga es la
comisión de los delitos, no la fundación del Sodalicio. De existir, la
prescripción debería contarse a partir del día que aquellos fueron cometidos.
¿O acaso la iglesia es inimputable por haber sido fundada hace más de 2.000
años?
Luego añade: «Se
pudo corroborar que, como parte de los estatutos del Sodalicio, para ingresar
a dicha institución se requería tener mayoría de edad, por lo que no existían
menores de edad al interior de la misma». ¿No es una cosa lo que dice el
papel impreso, y otra lo que ocurre en la realidad? ¿Importan los códigos y
reglamentos si está demostrado que al menos una de las víctimas –José Enrique
Escardó– ingresó con 17 años?
«Ninguno de los
presuntos agraviados presenta actualmente problemas psicológicos derivados de
su permanencia en el Sodalicio. Por el contrario, las pericias demuestran que
todos ellos llevaron vidas personales y profesionales exitosas». ¿Tener una
vida miserable y llena de fracasos es obligatorio para probar un delito? ¿Qué
propone la fiscal Peralta para las víctimas de futuros casos semejantes?
El caso Sodalicio
ha vuelto a poner en evidencia los niveles de inhumanidad a los que pueden
llegar algunos peruanos, sorprendente, en su mayoría, muy vinculados con las
posturas religiosas más conservadoras e inflexibles. ¿Qué tocaría a un
verdadero católico frente a estas denuncias tan serias? ¿No debería pelear
por el agraviado, el débil, el que sufre? ¿Por defender lo justo, lo
virtuoso, lo honesto? ¿Por combatir el mal, la vileza, el pecado?
Lo que hemos visto
ha sido muy distinto, y confirma una vieja y perversa costumbre. Llegado el
momento de la verdad, a algunos les importa mucho la defensa de los
privilegios, simpatías y agendas de una casta, y muy poco los principios que
los inspiran, y que supuestamente dan sentido a sus vidas. ¿Cómo pueden
mirarse al espejo esos defensores de un credo que aspira al bien si desde la
aparición de «Mitad monjes, mitad soldados» se dedicaron a defender a Luis
Fernando Figari y a sus cómplices, en lugar de solidarizarse con las
comprobadas víctimas de sus abusos? ¿Cómo han podido responder con desprecio
en vez de solidaridad, burla en vez de comprensión, mentira en vez de
sinceridad?
Que vayan a darse
golpes de pecho, a cantar sus salmos, a besar sus cirios. Que confíen en el
consuelo de la confesión, para pecar alegremente y luego enjuagar sus
inmundicias. No han notado que tienen el alma corrompida, y se están
pudriendo desde dentro.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/841525-los-abogados-del-diablo
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Los mudos y la ciudad
Carlos Meléndez
Es un lugar común
para melancólicos referirse a “la Lima que se fue” con la seguridad de que
todo tiempo pasado fue mejor. El desastre que es la capital en la actualidad
permite corroborar dicha afirmación. Sin embargo, no se puede explicar su
situación caótica sin el pasado. No es necesario referirse a un tiempo
remoto, sino simplemente a la acumulación sucesiva de funestas gestiones edilicias.
La actual –que dirige Castañeda Lossio– no enmienda el camino y afianza
decisiones equivocadas que se tomaron en su peor momento. Lima asfixia la
esperanza y refleja la medianía de sus autoridades y sus élites pensantes.
El alcalde
Castañeda refleja con claridad que “representación” no es sinónimo de
“gobernabilidad”. Durante sus gestiones –las anteriores y la actual– ha
proyectado una imagen aceptada con estima por el limeño promedio, con mayor
calidez entre quienes viven en las zonas marginales. El hecho que este mes
–por primera vez– su desaprobación supere a sus cifras de apoyo no
deslegitima sus altos y constantes índices de popularidad. En un país donde
campea la desconfianza a los políticos, es una de las autoridades con mayor
respaldo. Estemos o no de acuerdo con su peculiar estilo populista silente
–arbitrario, pragmático y aislado–, Castañeda logró calar en el limeño
migrante marginal quizás con mayor éxito que –en sus respectivos momentos–
Alfonso Barrantes y Ricardo Belmont.
Castañeda, sin
embargo, no capitalizó –hasta ahora– la representación para hacer las
reformas sustantivas que Lima necesita con urgencia. A diferencia de lo que
sucede en la administración de la economía nacional, no existe una
tecnocracia urbanística –mucho menos un “piloto automático”– para gobernar la
ciudad. Castañeda es –aún– un alcalde popular que carece de gestores con
visión de futuro. Su popularidad tampoco le alcanzó para construir una
narrativa de convivencia social, más allá del manido “todas las sangres”.
Lima, como comunidad, está fragmentada en circuitos que reproducen la
discriminación y el clasismo. Ni siquiera el progresismo local ha escapado de
sus prejuicios virreinales: cuando un cholo toma una pileta en Chorrillos
está “interviniendo un espacio público”; cuando reclama sus derechos frente a
los peajes de Puente Piedra, se trata de “vandalismo”.
El silencio frente
a los retos de la ciudad trasciende a sus élites políticas y se inmiscuye en
sus brillos intelectuales. No existe reflexión profesional y académica que se
conecte con proyectos políticos para la capital. Se confunde el activismo con
el “expertise”. Asimismo, la sociología urbana languidece al entender las
dinámicas sociales de la capital. (Véase, por ejemplo, el libro de Omar
Pereyra sobre la residencial San Felipe, más cerca de un ‘souvenir’ de
nostalgia hipster que de un tratado sustantivo sobre las clases medias
capitalinas). Los limeños retoman esa sana costumbre de levantar la voz sobre
sus demandas vecinales. Lo que antes fue la habilitación urbana, hoy es el
desplazamiento seguro por la ciudad. Pero mientras los ríos humanos hablan
con más fuerza, las élites políticas e intelectuales enmudecen.
http://elcomercio.pe/opinion/rincon-del-autor/mudos-y-ciudad-carlos-melendez-noticia-1962170
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La asombrosa historia de Juan Concha
Alfredo Bullard
Juan Concha está
muy contento. Se acaba de comprar un juego de sala y un juego de comedor. Se
ven muy bien en su casa. Pero sus muebles anteriores aún están en buen
estado. No los va a botar a la basura. Mejor los guarda para dárselos a su
hijo que se casa el próximo año.
Lamentablemente su
casa es pequeña. No tiene un depósito adecuado ni hay espacio en el resto de
habitaciones. Puede alquilar un espacio en un almacén en otro lado, pero,
como es obvio, le van a cobrar. Y a nadie le gusta pagar por algo que puede
ser gratis.
Entonces se le
ocurre una idea brillante. En la vía pública, frente a su casa, hay un
espacio disponible. Va y coloca los muebles en ese espacio.
Por supuesto
vienen los vecinos a quejarse. Juan les contesta: “La calle es de todos… yo
vi ese espacio disponible y lo agarré, estoy en mi derecho”.
¿Lo está? Es obvio
que no. Justamente porque la calle es de todos, no puede ser usada para fines
meramente privados. La calle se construye con nuestros impuestos para otros
fines: la circulación de personas y vehículos. Es un espacio escaso. Por eso
tenemos tanta congestión y tráfico. Los muebles reducen ese espacio para el
beneficio de una sola persona: Juan Concha.
Por supuesto que
el lector tiene claro qué es lo que debe pasar con los muebles de Juan. Tiene
que sacarlos de la calle y llevarlos a un almacén, y pagar por el costo del
espacio que va a usar.
La forma de actuar
de Juan Concha nos parece asombrosa. ¿A quién se le ocurre tremendo
desparpajo? Solo a una persona sin criterio. La calle no es un almacén.
Lo curioso es que
usted posiblemente hace lo mismo que Juan, y lo hace todos los días. Si usted
tiene un automóvil y no tiene garaje en su casa, es posible que lo estacione
en la calle. Y si tiene garaje o alquila un espacio en una playa, puede ser
que al ir al trabajo sí deje el auto en la calle.
Muchos automóviles
privados pasan largas horas, días o hasta meses estacionados en las calles
ocupando el espacio supuestamente dedicado a la circulación. Y es que
estacionar gratis en la calle no es realmente gratis. Cuesta, y mucho. Lo
pagan conductores atracados en el tráfico o peatones circulando por espacios
reducidos y ocupados por vehículos. Se paga en accidentes.
Es una buena
política pública evitar que las calles se usen como depósito. Generar
incentivos para la construcción de playas de estacionamiento fuera de la vía
pública mejora la calidad de vida pues habrá mayor disponibilidad de espacios
destinados a la circulación.
Por ello, si un
municipio promueve un estacionamiento (como varios de los que,
afortunadamente, se están construyendo en los últimos años), lo lógico es que
elimine o incremente el costo del uso de la calle para motivar el uso de
playas privadas. Y es que tener un bien privado como un automóvil no debe
resolverse de manera pública, sino privada. El costo de su uso debe ser
asumido por el propietario. Eso significa que la solución al problema le
tiene que costar al dueño y no a todos los demás.
Es legítimo reservar
algunos pocos espacios para permanencias de corta duración. El señor que se
estaciona para comprar 10 minutos en la farmacia o recoger su terno de la
lavandería. Pero debe ser más caro que la playa de estacionamiento justamente
para fomentar permanencias cortas en dicho espacio.
Por supuesto que
quien no pagaba o pagaba poco reaccionará de inmediato, porque a nadie le
gusta pagar por lo que antes era gratuito. Hará protestas y buscará regresar
las cosas al estado anterior.
Allí surge el
argumento que eliminar estacionamientos en las calles incrementa los
bolsillos de las playas privadas. El argumento es correcto. Pero así debe ser
porque de lo contrario son los dueños de los automóviles los que se
enriquecen a costa de todos los demás, no pagando por lo que usan. ¿Y a quién
le debe costar el problema que genera guardar su automóvil? Sin duda, como en
el caso de los muebles de Juan Concha, a su propietario.
http://elcomercio.pe/opinion/columnistas/asombrosa-historia-juan-concha-alfredo-bullard-noticia-1962196
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