jueves, 3 de noviembre de 2016

OPINIONES 03/11/2016

  
Angurria fujimorista
Agustín Haya de la Torre
Desde la época del fundador del movimiento, el cleptócrata Alberto Fujimori, no se percibía tanta desesperación por copar puestos públicos. Lo sucedido con la elección de gente improvisada o investigada, demuestra que Fuerza Popular se dispone a capturar cuanto puesto quede al alcance de su correlación parlamentaria.

No entienden que la democracia no reside solamente en imponer la mayoría, sino en un proceso donde la mayoría debe, en la medida de lo posible, ganar el consenso. O por lo menos, no abusar prepotentemente del número para sacar ventaja a como dé lugar.

Difícil convencer a nadie que un investigado por adulterar los audios del piloto que denunció al entonces secretario general de su partido, posea la solvencia moral que exige un cargo de tan alta responsabilidad.

En el caso de Rafael Rey, usaron a la facción pro fujimorista del PAP, que se prestó al juego aun sin que sus votos fuesen necesarios. El ardid resultó insostenible para el propósito de alcanzar tres nuevos asientos fujimoristas en el Banco. Así, el país siente lo actuado como una burla, sin que los postulantes presenten siquiera sus credenciales ante los propios congresistas.

El Banco Central de Reserva recuperó con la democracia, su prestigio como institución seria y responsable. Nadie cuestiona que sus directores militen en algún partido, de ser el caso. Lo que la opinión pública pone por delante es un criterio elemental, la idoneidad.

En los últimos tres lustros sus directorios demuestran pluralidad. La designación será siempre política, allí no reside el problema. Economistas de derecha, centro o izquierda, ejercieron o desempeñan sus cargos sin que existan cuestionamientos a su trayectoria.

Como señalan los estudiantes de economía de varias universidades, a ellos les exigen un alto nivel de conocimientos para sus carreras. Reciben clases de varios directivos o exintegrantes de la cúpula del BCR, que siguen modelos económicos distintos, sin que nadie cuestione su calidad académica.

Por ello que resulta tan chocante que de pronto personajes sin mayor experiencia o imputados por el Ministerio Público, aparezcan entrometidos en tan delicada responsabilidad. Incluso el menos cuestionado genera dudas por sus intereses empresariales en una entidad que vende datos financieros.

La postura de algunos parlamentarios del gobierno también llama la atención. Temerosos de alguna reacción de la aplastante mayoría, justifican la designación. El Ejecutivo viene nombrando sin mayor necesidad, a varios cuadros del cogollo de la candidata perdedora, en cargos clave como el de la Sunat. En este punto, el ministro de Economía sentenció que quiere que la entidad recaudadora “no se sienta”, incógnita frase en una sociedad repleta de ilegales y evasores.

La marcha contra la nueva repartija podría completarse con una sugerencia: ¿qué tal si Rey da una clase sobre política monetaria en la Pacífico y Chlimper otra de ética en la Católica?
http://diariouno.pe/columna/angurria-fujimorista/


Debilidad moral de la memoria
César Lévano
El congresista Luis Galarreta parece sufrir una falla en el hipotálamo, el órgano cerebral que se encarga de almacenar o desechar recuerdos. No se explica de otra manera que, habiendo sido antes antifujimorista y cambiado varias veces de camiseta política, defienda ahora a Vladimiro Montesinos.

Su argumento desmemoriado consiste en que Montesinos apareció a mitad del primer gobierno de Alberto Fujimori, mientras que Carlos Moreno, el del negociazo en Salud, que era asesor de Pedro Pablo Kuczynski, se ha revelado al comienzo de la administración de PPK. Es un sofisma casi cómico. Parte de una mentira para arribar a un engaño.

El entonces capitán Montesinos era, después de haber sido expulsado del Ejército por espiar para los Estados Unidos, abogado de narcos. Cuando Fujimori empezó su primera campaña presidencial, Montesinos se alistó entre los partidarios del “japonesito” y lo asesoró para encubrir manejos turbios en propiedades. Dio así lo que puede llamarse el “play del deshonor”.

Un hecho comprobado es que desde el arranque del fujimorato fue el asesor principal del dictador. Entre sus servicios figura el haber urdido, con la complicidad de jefes militares, el golpe de Estado del 5 de abril de 1992.

Ese cuartelazo llevó desde el primer momento el sello de Montesinos. No es casual que en los primeros momentos del golpe fuerzas militares asaltaran oficinas de jueces antinarcos y decomisaran material que sin duda comprometía a clientes del abogado Montesinos. Cámaras de televisión captaron y transmitieron la escena en que se ve cómo, desde un balcón del Palacio de Justicia, se arrojaban legajos de archivos sobre narcotráfico.

Fujimori en esos momentos decretaba la eliminación del Congreso y una sospechosa reorganización del Poder Judicial.

Montesinos no hubiera podido hacer todo lo que hizo –matanzas, ayuda a los narcos, coimas en las compras de equipo militar, corrupción del periodismo– sin el apoyo de Fujimori. Y Fujimori no hubiera hecho lo que hizo –prisiones injustas, torturas, masacres, robos– sin el concurso temprano y permanente de Montesinos.

Algo más: es harto probable que Montesinos haya programado las sucesivas reelecciones del dictador. A él le interesaba continuar con el negocio de la droga, y contar con la impunidad para los crímenes, cometidos en dúo y con repartija de robos.

El fujimorista Galarreta no puede parapetarse en su edad. Cierto, es joven, nació en 1971, pero ha vivido intensamente la política y de la política. La prueba de que en su hipotálamo la memoria elige los recuerdos es que su narración de la historia elude todo criterio de ética y valores.

http://diariouno.pe/columna/debilidad-moral-de-la-memoria/




Esperanzas angustias
Mirko Lauer
En algunas encuestas la reciente intervención del director del FBI en la campaña le ha dado un cierto respiro de último momento a Donald Trump. No es tanto como para vaticinar una victoria de Trump, ni siquiera una ajustada. Pero a pocos días de la elección le permite evitar que su derrota se dé por descontada.

Con tantas encuestas disponibles, y el leve repunte de Trump a última hora, este es el momento en el cual los analistas más cautos prefieren opinar que cualquier cosa es posible. Pero si bien el repunte ha llevado a Trump a un empate en las cifras generales, la ventaja de fondo de Hillary Clinton sigue fuerte.

Si bien en la encuesta Post-ABC de The Washington Post hay un empate, el cálculo de Josh Katz para The New York Times, puesto al día para ayer dos de noviembre, post-FBI, le da a Clinton un 87% de chances de ganar. Incluso el cálculo incluye para los demócratas un 59% de chances de recuperar el control del Senado.

Lo que está calentando el final de la campaña no es el conteo general de votos, sino la posibilidad de que Trump gane en estados claves. Lugares donde una pequeña ventaja puede producir un avance importante en términos de votos del colegio electoral donde se decidirá la presidencia. Lo que los analistas llaman la ruta hacia el triunfo.

La ventaja de Clinton en votos electorales es grande. RealClearPolitics le daba ayer 246 seguros o a favor, versus los 164 de Trump, y 128 aun no decididos. Lo cual ubica a Clinton a solo 24 votos electorales de la presidencia. Las esperanzas de Trump están insólitamente puestas en estados donde el voto de minorías no blancas es decisivo.

El voto adelantado que comenzó hace unos días confirma la delantera de Clinton, y muestra una ligera ventaja en los estados indecisos (swing states). El NYT señala que en los estados que pueden decidir la elección, como Florida, Nevada o Colorado, casi una cuarta parte de los votos ya han sido emitidos, para ser abiertos la próxima semana.

Mucho más que antes, la competencia se ha trasladado a unos cuantos estados claves, donde se podría alterar el conteo final de los votos en el colegio electoral.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/817866-esperanzadas-angustias

 Marcha aprista
Augusto Álvarez Rodrich
Tener que organizar una marcha de protesta por la suspensión de la elección de la dirigencia del Apra constituye una expresión del descalabro institucional que sufre el que fuera uno de los partidos políticos más importantes del país.

Esa es la protesta planteada por Enrique Cornejo, candidato a la secretaría general del Apra, debido a que ya se han producido cinco postergaciones de las elecciones.

El Apra sigue siendo un actor relevante en la escena nacional aunque, principalmente, por el peso político del ex presidente Alan García y de unos pocos congresistas con una capacidad de influencia desproporcionada para el tamaño de su bancada en el Congreso y de las autoridades municipales y regionales en el país.

En este sentido, a pesar de la presencia pública que unos cuantos congresistas apristas puedan tener –Mauricio Mulder, Jorge del Castillo y Javier Velásquez Quesquén–, es evidente que la década siguiente luego del segundo gobierno de García –el lustro 2011/2016, y el en curso 2016/2021–establecen una trayectoria del Apra marcada por el declive.

Dicho declive puede ser más profundo, incluso, y prolongarse al lustro siguiente al del bicentenario, si es que el Apra no realiza una renovación importante que le asegure una presencia política en el futuro.

Porque eso es lo que, en el fondo, está en juego en esta pugna entre el intento renovador de un sector del Apra, y el esfuerzo descarado por evitarlo con el fin de mantener el statu quo en el que el ex presidente García sigue mangoneando en el partido.

“Vivo un año sabático –político y universitario– pues catorce años en el Instituto de Gobierno y muchos más de política activa, hacen necesario reflexionar sobre nuevos temas y, además, desde lejos, observar cómo el Partido del Pueblo adopta las decisiones más convenientes para su futuro”, acaba de escribir García.

Lo evidente, sin embargo, es que, desde Madrid, él sigue manejando un partido que día a día se descalabra, por su pérdida de contacto y de empatía con el ciudadano debido a sus planteamientos anquilosados; por la percepción popular de ser una organización mafiosa que busca el asalto al erario; y por las alianzas que establece, siendo la más clamorosa el acercamiento tan sólido como antiguo con el fujimorismo.

El aprofujimorismo, en efecto, existe, y una expresión reciente es haber servido de biombo para colocar a Rafael Rey en el BCR, un candidato fujimorista disfrazado de aprista. ¿No tenía el Apra, acaso, ni un economista que presentar?
http://larepublica.pe/impresa/opinion/817870-marcha-aprista

Castañeda y la antipolítica
Alberto Adrianzén
Hasta ahora me pregunto por qué solo algunos partidos y colectivos ciudadanos han asumido la ciudad como objeto de su acción política. Para algunos políticos, la política transcurre en una suerte de vacío, situado en ninguna parte, y no en un espacio concreto (un territorio) que es donde habitan personas.

Como sabemos, la ciudad ha sido y sigue siendo el espacio privilegiado de la modernidad y también de la política. Ahí nació la autoridad pública, ahí también se conquistó la ciudadanía y fue, igualmente, donde surgió la división social del trabajo y, por lo tanto, las clases sociales.

Sin embargo, con Lima sucede todo lo contrario. Con ello no me refiero a los trabajos académicos que hace muchos años pusieron sus ojos sobre la ciudad. Me refiero, por ejemplo, a los primeros trabajos de José Matos Mar, de Aníbal Quijano, Carlos Iván Degregori, Julio Calderón, Gustavo Riofrío, entre otros, que dan cuenta de esta preocupación que fue muy fuerte en los setentas y ochentas. Pero, inclusive en esos años, no llegamos a tener, ni menos hasta ahora, un libro equivalente a Lima la Horrible de Sebastián Salazar Bondy que arremete con furia contra lo que él llamó, en ese momento, la vigencia de la “arcadia colonial” y que tiene como objeto de análisis Lima y su gente y, en particular, sus élites. En esta perspectiva cabe destacar los trabajos de Guillermo Nugent y Danilo Martuccelli.

Digo todo ello porque hoy Lima vive, acaso, su peor crisis. En esta ciudad la gente no convive sino más bien coexiste. Las personas se ven de lejos y no se tocan. Cada uno vive en el “lugar que le corresponde” y el lugar donde uno vive se asocia con la clase social a la que “pertenece”. Lima es también una de las ciudades más caóticas de la región. Hoy sabemos que el tráfico en la capital es uno de los peores en el mundo. Mientras que los servicios públicos brillan por su ausencia en muchos sectores de la ciudad, lo mismo que la autoridad pública. La otra cara de todo esto es el crecimiento caótico y el aumento del crimen organizado y las mafias.

Me parece que todo ello es consecuencia del abandono de la ciudad por las élites, como también de la falta de una autoridad pública capaz de sentar las bases de un crecimiento planificado. Pero también de un punto de vista que cree que en Lima habitan vecinos con “problemas” y no personas que son al mismo tiempo ciudadanos. Por eso, mientras las élites vivan más lejos del caos y esté garantizada su seguridad, el resto, como se dice, vive como puede.

Esta crisis se ha agudizado con el regreso de Luis Castañeda al municipio de Lima. Si en sus primeros gobiernos tenía alguna idea de cómo gobernar Lima, hoy sabemos que no tiene ninguna. Un ejemplo, notable por cierto, es la propuesta de construir más de una docena de bypass en Lima. De los cuales cinco, como ha dicho el arquitecto Adolfo Córdova, estarían ubicados en la avenida Salaverry, lo cual es un real disparate.

En realidad, Castañeda prefiere a los privados y a los vehículos que a las personas y el transporte público como lo demuestra su boicot a la reforma del transporte que inició valientemente la administración municipal de Susana Villarán. Y si a todo ello le sumamos las denuncias sobre corrupción que hoy van saliendo cada vez más a la luz, uno llega a la conclusión de que Castañeda no gobierna.

Esta forma de gobernar, por decir algo, condena a Lima no solo al caos cotidiano sino también a una suerte de antipolítica, cuando, justamente, lo que se requiere es politizar la ciudad y sus problemas. Castañeda es la mejor y mayor expresión de esta “antipolítica”. Se quiere presentar como un “técnico” que hace “obras”, pero no como una autoridad que organiza la ciudad en función de sus habitantes. La mudez, el cemento y el autoritarismo son sus mejores aliados, como también una población que ve con malos ojos a los políticos. Es el mejor continuador de Alberto Fujimori.

Por eso no nos debe extrañar el intento antidemocrático y autoritario de Castañeda de sancionar al regidor Hernán Núñez que hoy encabeza la campaña “Habla Castañeda”. Como también la creación de una comisión con mayoría de su partido y sin presencia de la principal fuerza opositora (Diálogo Vecinal), para investigar el escándalo de OAS y Línea Amarilla. Todo indica que pedir transparencia en la Municipalidad de Lima no es otra cosa, por lo visto en estos días, que seguir la huella del dinero.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/817869-castaneda-y-la-antipolitica

 La dictadura de la mayoría
Sinesio López
La elección de los representantes del Congreso en el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) pone encima del tapete un debate sobre la democracia de regla de mayoría que es el tipo de democracia que el Perú comparte con la mayoría de países del mundo. Luz Salgado ha pedido que “se respete el voto popular. Quienes respetan la democracia deben respetar el voto popular; si no, ya se hubiera desconocido a este gobierno. ¡Basta de odio!”. Juan Sheput, vocero de PPK, ha dicho: “A mí no me gusta el resultado de las elecciones de los directores del BCRP, pero soy un político demócrata, y si vamos a continuar sin aceptar las decisiones que se toman y actuar como se está haciendo, entonces que el Congreso cierre y que la turba tome decisiones”. (Perú21, 2/10/2016).

Matices más o matices menos, fujimoristas y ppkausas se ubican del mismo lado. Pero la mayoría de los medios, los colectivos de jóvenes y el FA cuestionan esa elección por razones técnicas, éticas y políticas. Mi posición crítica cuestiona la concepción misma de democracia que tienen los fujimoristas y los ppkausas (no todos quizás). Para ellos la democracia se reduce al dicho popular “la mayoría manda” y punto. Doble reduccionismo: reducen la democracia a la regla de mayoría (desconociendo la democracia de consenso que se aplica a una docena de países de sociedades plurales o multinacionales) y reducen la democracia a la mera voluntad (o capricho) de la mayoría.

La democracia de regla de mayoría no solo se rige por la voluntad de la mayoría, sino también por el sometimiento de la voluntad mayoritaria a las leyes y a la ley de leyes que es la Constitución tanto en el acceso al gobierno como en el ejercicio del mismo (y de la mayoría parlamentaria). La regla de mayoría tiene límites. Las reglas de acceso al gobierno son de sobra conocidas aunque poco practicadas: las elecciones tienen que ser generales, libres, limpias, competitivas y periódicas. Las reglas y leyes de ejercicio del gobierno son múltiples, dependiendo del caso de que se trate. Lamentablemente en el Perú y en AL estas leyes son las menos practicadas. Elegimos presidentes y parlamentos democráticos, pero nos gobiernan dictadores. Ya es hora de acabar con esta pésima tradición.

En el caso que estamos discutiendo, la Constitución prescribe que el BCRP es autónomo y el artículo 11 de su Ley Orgánica traduce esa autonomía en la exigencia de capacidades técnicas y calidad moral de sus representantes, pero ni el fujimorismo ni su apéndice aprista han respetado la Constitución ni la Ley Orgánica. Ergo su decisión no es legítima porque no es legal. Se argumenta que anteriores representantes no fueron técnicos (economistas) sino abogados y de otras profesiones. Ha sido un error y el error no puede ser un fundamento de la jurisprudencia. Manuel Moreyra es quizás una excepción. Era abogado, pero sabía economía como el que más y manejó bien el BCRP.

El riesgo que el fujimorismo aplique esta concepción errónea de la democracia de regla de mayoría sin límites a otros organismos autónomos de control (Poder Judicial, CNM, Tribunal Constitución) nos encamina hacia una dictadura de mayoría. Las protestas y movilizaciones contra esa amenaza son legítimas.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/817868-la-dictadura-de-la-mayoria


Reglas claras
Luis Davelouis
Hace algunos días tuve un incidente con una tienda por departamentos. El sistema había sido injusto conmigo, sí, y raudo en rectificarse, también. Pero, ¿eran ambos excepciones o procedimientos de rutina? El “error” parecía un procedimiento diseñado para desanimar los reclamos y la velocidad de rectificación por completo atípica.

Según me explicó Falabella, el procedimiento para devoluciones es como sigue: 1. Se le ofrece al cliente una nota de crédito. 2. Si no la quiere, se le ofrece un “gift card”. 3. Si no quiere ninguno se procede a extornar (devolver) el dinero en su tarjeta de crédito. Si es Visa demora hasta 15 días; si es CMR, 48 horas. 4. Si el cliente pagó en efectivo se le devuelve el dinero en efectivo. 5. Las notas de crédito no vencen. 6. Los gift card vencen cada año por seguridad, pero se pueden reactivar por un año y hasta por tres años. 7. El saldo no utilizado de las gift cards se provisiona contablemente, es decir, se registra como “deuda”.

Si estas reglas simples estuvieran escritas en cada oficina de atención al cliente de la cadena, se evitarían muchos malos entendidos y ahorrarían tiempo y dinero porque reducirían la discrecionalidad de los que atienden al público. Tres de ellas me dijeron que: 1. el saldo sin usar de una tarjeta se “pierde”; 2. Que las renovaciones son únicas y solo duran 15 días y; 3. que en ningún caso devuelven el dinero. Raro, ¿no? Porque se trata de que esto no le suceda a ninguno de sus clientes. Hasta como estrategia comercial es buena porque la gente confía más. A ver si aprenden. Y al Congreso, daño no le haría.

PD: Con relación al artículo de ayer, debo aclarar que la empresa Drokasa ni ninguna de sus empresas asociadas ha sido ni es parte del accionariado de Inkarfarma.
http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-reglas-claras-2261312

 Galarril y Becerreta  
Franco Giuffra
No es fácil entender qué pasó con el congresista don Luis Galarreta. Tiene 45 años y ya ha dado la cara por tres partidos distintos: Renovación Nacional, el PPC y ahora Fuerza Popular. Más intrigante es la mutación sufrida desde sus años como presidente de la Comisión de Economía del Congreso hasta su condición actual de vocero del fujimorismo. Un tránsito desde la mesura hacia el desenfreno. Ha sido aliado de PPK hace pocos años y ahora es uno de sus opositores más rabiosos. La mímesis de otro fujimorista destemplado, don Héctor Becerril.

También es un enigma qué pudo estar haciendo cuando a sus 19 años salió elegido Fujimori y durante toda la década posterior. Tiene que haber sido algo que lo desconectara de las noticias de la vida nacional. De otro modo no se comprende cómo puede ignorar su genealogía política y los antecedentes de su partido.

Ahora todo lo ve malo, desenfocado, rumbo al fracaso. El gobierno tiene 100 días y ya está desahuciado, envuelto en un remolino de dislates y contaminado íntegramente por la corrupción. Si el presidente anuncia algo, le faltó el cómo. Si dice el cómo, le falta el cuándo y si dice el cuándo, resulta que nada de lo anterior es una novedad.

No encuentro en el señor Galarreta ningún afán por construir algo mejor para el Perú. Hay opositores ideológicos, hay adversarios con entendimientos distintos de cómo avanzar y hay políticos que saben negociar con sus contrincantes. No veo nada de eso en Galarreta.

Claro que tiene derecho, y mucho, para criticar, sobre todo los brotes tempranos de corrupción del gobierno ppkausa. Ese doctor Moreno negociando con la salud de los pobres es nauseabundo. Y las personas que lo pusieron en Palacio tuvieron un pésimo juicio. Pero no es verdad que todo el gobierno esté sumido ya en la indecencia, irrecuperablemente perdido en manos del malhacer.

Finalmente, hay roles que a algunas personas u organizaciones no les sientan bien. Poses, trajes y vestidos que no les permiten lucir su mejor figura. El fujimorismo exigiendo decencia y honestidad es un ejemplo. No sugiero que se abstengan, simplemente que busquen otros atributos de su marca porque en esa materia no van a conectar con el consumidor.

No puede olvidar el señor Galarreta que el mismo Alberto Fujimori fue rankeado por Transparencia Internacional como el séptimo presidente más corrupto del mundo, en su informe del año 2004. Tampoco que el récord galáctico de putrefacción lo tiene ganado Vladimiro Montesinos para toda la eternidad.

En su memoria tienen que resonar los nombres de Víctor Joy Way, César Saucedo, Jorge Baca Campodónico, Nicolás de Bari Hermoza, Antonio Ibárcena Amico, José Villanueva Ruesta, Blanca Nélida Colán, Alejandro Rodríguez Medrano, Elesván Bello, Julio Salazar Monroe y otros 200 ciudadanos procesados, condenados o encarcelados por corrupción durante el fujimorato.

Si no recuerda esos nombres, puede conectarse a You Tube para ver cómo el fujimorismo llegó a construir una red mafiosa de operaciones políticas y económicas, en donde la bancada congresal discutía con Montesinos los planes para copar los poderes del Estado de una manera que nunca antes conoció el país. Usando dinero público para comprar todo: periodistas, congresistas, jueces, fiscales, ministros, futbolistas, empresarios.

Ojalá Luis Galarreta vuelva a ser el congresista ejemplar de sus años mozos. Tendría que empezar por repasar la historia de su partido y asumir su vocería con humildad, porque el fujimorismo tiene mucho por exigir, pero mucho más por lo cual pedir perdón.
http://elcomercio.pe/opinion/mirada-de-fondo/galarril-y-becerreta-franco-giuffra-noticia-1943835

Dale like, no lo ignores
Patricia del Río
Rezo. A veces lo hago mientras manejo o corro. Otras veces, lo hago sola, antes de dormir, o acompañada de mi hijo. Puede que recurra a alguna de las oraciones conocidas, o puede simplemente que converse con Dios. Considero que rezar es una forma de humildad, de conectarnos de una manera personal y sincera con aquello en lo que creemos y, sobre todo, es una forma de pensar en los demás. Rezar es la oportunidad que tenemos diariamente de dedicarle a alguna causa ajena (la salud de alguien, su bienestar, su seguridad) parte de nuestras energías y nuestro tiempo.

Gracias a la tecnología y las redes sociales, podemos enterarnos hoy, con mucha más rapidez que antes, sobre los bienes y los males de los otros. Celebramos en el Facebook los nacimientos, los cumpleaños y las recuperaciones; pero también anunciamos las enfermedades, los malestares y las muertes. Cada vez que me encuentro con alguna amiga que pide una oración por su nieto que está grave, o su padre que falleció, rezo por ellos. Me uní, como muchos de ustedes, a las plegarias por la recuperación de Sonaly Tuesta cuando estuvo muy enferma, y no sé si fue nuestra oración la que nos la devolvió sana o si la ciencia hizo su trabajo, de lo que estoy absolutamente segura es que ese acto de pensar en otro, de ponernos en contacto con nosotros, de pedir perdón y perdonar, solo puede ser fuente de cosas buenas.

Por eso, hay una moda que circula por redes sociales que me parece nefasta. Cada vez es más común encontrar fotos absolutamente amarillistas, de niños con enfermedades terribles o víctimas de maltrato explícito, a las que acompañan textos como el siguiente: “Este es Julián, el hijo de mi amiga Cecilia Lesoto, sufre una terrible enfermedad, necesita de tu oración, no lo ignores, dale like y escribe amén para su recuperación”. Algunas veces te piden que además reces, otras te vaticinan miles de plagas si no le haces caso. Por supuesto, si uno hace un seguimiento descubre que es un fraude. La instrumentalización del dolor ajeno llega a tales niveles, que los que hacen circular estos absurdos pedidos no saben quién es el niño de la imagen, ni les importa qué le pasa realmente.

No soy una persona de fe inquebrantable y crecí en una religión que no entiendo, pero la oración, como a muchos otros, me hace sentir segura, útil, acompañada. Por eso, esto que podría considerarse simplemente una moda ridícula, me parece que esconde un trasfondo macabro: utilizar el dolor ajeno, el valor de la oración y la preocupación por el otro como gancho para uno de los fines más banales y estúpidos que han nacido con la tecnología: el de llamar la atención a cualquier precio y por las puras. El de cosechar likes y comentarios para alimentar una popularidad narcisista, vacía y cada vez más horrenda.
http://elcomercio.pe/opinion/rincon-del-autor/dale-like-no-lo-ignores-patricia-rio-noticia-1943842

El exorcismo de la maldita Sunat  
Diego Macera
Con pocos días transcurridos desde el 31 de octubre, los lectores que no se hayan jaraneado al ritmo de “Jacobo el Leñador” recordarán la película de terror que quizá eligieron para pasar la Noche de Brujas. El género del horror, tan extendido en la industria del cine, ofrece miles de opciones nacionales e importadas.

En el mundo de la administración pública –también escenario privilegiado de algunas historias que podrían llamarse de horror– la “maldita” Sunat es un personaje recurrente. Puede crear una atmósfera de tensión y suspenso permanente, aparecer en los momentos menos esperados, y tener un comportamiento impredecible y en ocasiones hasta violento. Historias dignas de “Cementerio general” o “Secreto Matusita”.

Felizmente, la nueva administración parece haber notado la importancia del asunto y –crucifijo y resolución en mano– se apresta a corregir algunas de las fallas del ente recaudador para la tranquilidad de sus atemorizados contribuyentes. Como se sabe, la semana pasada la Sunat emitió una resolución que realineaba los incentivos de sus trabajadores para obtener bonos por desempeño. De metas basadas en la recaudación (que podían dar motivo para multas o procedimientos de cobranza coactiva innecesarios) a metas en función de la satisfacción del contribuyente, la simplificación administrativa, entre otros temas de tenor similar.

Pero si quitarle el sambenito de “maldita” a la Sunat es un exorcismo completo de administración pública, el realineamiento de sus incentivos operativos es solo equivalente al primer padrenuestro. Hay todavía mucho por hacer.

Resulta absolutamente descabellado, sobre todo, tener un sistema en el que el costo del cumplimiento tributario –entendido como el gasto en servicios legales y contables, el tiempo invertido en colas, el mantenimiento del registro contable, entre otras perlas– pueda ser mayor que el impuesto por pagar. Este es el caso para no pocas empresas pequeñas. A eso, además, debe sumársele los costos de administración en los que incurre la Sunat por gestionar el proceso.

En el extremo y para simplificar, podemos decir que en ocasiones la sociedad –privados y públicos– puede invertir S/1 para recaudar S/0,90 en impuestos. Un sinsentido. En este contexto, a menos que el Estado pueda garantizar que la rentabilidad social de cada sol que usan los ministerios o gobiernos regionales es enorme, se hace difícil justificar la eficiencia de ese proceso tributario.

La Sunat debe enfrentar, pues, un cambio de paradigma fundamental. El organismo debe entender al contribuyente ya no como un potencial evasor al que hay que marcar a cada paso del camino, como una presencia fantasmagórica constante y amenazante sobre negocios y personas naturales. El contribuyente, en realidad, es la razón de ser de la Sunat. Es su aliado estratégico por excelencia cuya suerte está ligada a la suya. Si la bodega o el pequeño negocio de reparaciones eléctricas cierra, no hay impuestos que recaudar. Todos perdemos.

Por nuestra parte, los contribuyentes debemos tomar responsabilidad por pagar lo que nos corresponde. Desde la venta sin boleta hasta la inocente factura que algunos piden para las compras familiares o el almuerzo de domingo con los amigos, nuestras permanentes faltas hacen más justificable la sospecha de evasión fiscal. Si todos somos evasores, no queda otra que tratarnos como tal.

La actual administración, cual padre Damien Karras en la famosa película, parece comprometida en exorcizar los demonios que aún poseen a la “maldita” Sunat, y va por buen camino. Esperamos que, al cabo de unos meses, el esfuerzo no salga también por la ventana.
http://elcomercio.pe/opinion/columnistas/exorcismo-maldita-sunat-diego-macera-noticia-1943827

La nueva reforma universitaria  
José Dextre Chacón
Estamos a poco menos de 100 años de la Reforma Universitaria de Córdoba, cuyo carácter libertario e innovador marcó por décadas la gestión de la universidad latinoamericana. Era la reivindicación de la autonomía juvenil y los nuevos aires de la modernidad. El concepto motor era la libertad: de pensar, de transformar, de romper cánones y paradigmas tradicionales.

Los fines de la reforma, sin embargo, eran más intuitivos que ciertos. El cogobierno estudiantil auguró a los escépticos el caos y, quizás por ello, nunca funcionó bien. La libertad de cátedra respondió al compromiso del docente con la tolerancia y la democracia. La autonomía –sustantivo contestatario por su esencia independiente– reflejó la responsabilidad y madurez de quienes la ejercieron y demostró resultados tan trascendentes como deficientes.

Tal como el cambio social democrático produjo la reforma cordobesa, el giro social del siglo XX obligó a repensar la gestión en general y con ello la misma gestión universitaria. Una educación secundaria que se universaliza y cuestiona el elitismo universitario y un Estado cuyos recursos le hacen imposible proveer este servicio a una población cada vez más grande promueven desde el Banco Mundial (BM) la incursión de capitales privados en el sector educativo.

Entonces, la competencia y el mercado aparecen en un sector donde la oferta era proveída  por la Iglesia o el Estado. Claudio Rama la denomina la segunda reforma universitaria, más silenciosa pero igualmente trascendente por sus resultados, y que derivará en una tercera reforma, caracterizada por la presencia de organismos reguladores y la exigencia de la acreditación.

Nuestro país fue uno de los primeros en asumir estas recomendaciones del BM. Los resultados fueron el incremento de la cobertura (lo que evitó serios conflictos sociales que la necesidad de estudios pudo provocar). Se inició en el Perú un proceso de acreditación voluntario, impensado por los conservadores, con excepción del Sineace, que lo impulsó al margen del Ministerio de Educación.

También se inició la transformación de un subsidio a la oferta a uno a la demanda. Así, programas como Beca 18 permitieron a jóvenes sin recursos y talentosos estudiar en la universidad que eligieran. Sin embargo, contra lo que un conservador pudiera pensar, escogieron preferente y mayoritariamente universidades privadas, para colmo, societarias.

Que existe mala calidad en las universidades al lado de otras excelentes es evidente. Subsisten pésimas universidades públicas, pésimas sin fines de lucro con más de medio siglo a cuestas y, lamentablemente, pésimas societarias recientes. Corregir esta situación es indispensable. Pero la ley en dos años ha hecho poco.

¿Qué hacer? Perfeccionar la ley desde lo político y lo técnico. La Sunedu requiere un consejo directivo autónomo del Ejecutivo, representante de la sociedad civil, plural ideológicamente y meritocrático, elegido al margen del gobierno, y que nombre al superintendente como una gerencia profesional.

Técnicamente, la ley debe corregir absurdos como limitar la educación virtual al 50% presencial, que destruye su valor inclusivo e ignora nuevos formatos de educación global, o disponer que solo se puedan ofrecer dos ciclos al año y que una carrera deba durar como mínimo cinco años, olvidando ciclos de verano o modalidades cuatrimestrales que son estándares internacionales. También se debe eliminar el licenciamiento temporal por burocrático, y mantener sensatamente, acorde con la eficacia administrativa, que se pueda cancelar la licencia definitiva por faltas graves.

Como los conservadores de inicios del siglo pasado, sus pares del siglo actual no comprenden ni permiten el cambio. Plantean que solo su modelo es válido y único para ofrecer calidad, al margen de lo que la realidad demuestra. Considero que profundizar la reforma universitaria es indispensable y ella pasa por recuperar la libertad de pensar, innovar la gestión, estimular la competencia y la inversión privada. Es imprescindible perfeccionar la actual Ley Universitaria, que no muestra resultados más allá de burocratizar y entorpecer la gestión académica.
http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/nueva-reforma-universitaria-jose-dextre-chacon-noticia-1943830

La belleza de los números: ¿Qué necesitan Clinton y Trump para ganar?
Diego Salazar:
A solo cinco días de las elecciones, la expectativa de victoria o derrota de uno y otro candidato dependerá de qué canal, qué estación de radio, qué site noticioso o qué podcast sintonizas.

Si uno tiene Fox News en el televisor y el app de la cadena de Rupert Murdoch en el teléfono, está colgado del Facebook y el Twitter del site ultraconservador Breitbart (cuyo ex director ejecutivo dirige la campaña de Trump) o escucha el programa de radio de Alex Jones (el teórico de la conspiración de extrema derecha favorito de América), estará convencido sin lugar para el más mínimo resquicio de duda, primero, de que América no es América desde que tiene un presidente negro, pero, sobre todo y más importante ahora mismo, de que la victoria de Donald Trump es inminente. Aun cuando todas las balanzas de probabilidad se inclinen a favor de Clinton por encima del 70%.

Si, por el contrario, tu dieta mediática se nutre básicamente de lo que los republicanos adoran llamar con desdén “liberal mainstream media” –léase New York Times, Washington Post, CNN, etc.–, puede que hayas dejado atrás ya el nivel de pánico DEFCON 2 previo a los debates presidenciales y estés empezando a olvidar que ese 13% de probabilidades de victoria que le da el modelo estadístico del New York Times a Trump o el 28% que le da el site FiveThirtyEight significan precisamente eso: que tiene 13% o 28% de probabilidades. No CERO. Y que cosas más raras hemos visto este año, empezando por Brexit y por ese hombre de cabello rubio cenizo y tez naranja que se hizo con la nominación del Partido Republicano cuando hasta finales de enero de este año, habiendo anunciado su candidatura a las primarias en junio de 2015, nunca había superado el 28% de probabilidades. Y vean dónde estamos ahora.

Si bien el concierto de dimes y diretes en la prensa puede resultar divertido, lo más inteligente para hacerse una idea del estado real de la carrera de caballos es prestarle más atención a la fría objetividad de los números y aislarnos un poco del trabajo 24/7 de los spin doctors, esos señores y señoras –muchos de ellos incluso se hacen llamar periodistas– dispuestos casi a matar para convencerte de que la Tierra no gira alrededor del Sol y tu nombre no es tu nombre, a menos de que su interés sea convencerte de lo contrario.

Pero los números no hablan por sí solos, necesitan de intérpretes, y en ese oficio, a la hora de procesar y traducir números, nadie tan competente como Nate Silver, wunderkind de la estadística electoral y editor jefe de FiveThirtyEight, el site de periodismo de datos más importante de Estados Unidos. Silver hizo su fama en las elecciones de 2008 y 2012, cuando su sistema estadístico predijo al ganador en 49 de los 50 estados y en 50 de 50, respectivamente. La honestidad y seriedad de Silver como analista están tan fuera de duda que en mayo de 2016, una vez que Trump se hizo con la nominación republicana, publicó un artículo titulado “De cómo actué como un comentarista partidario y la cagué respecto a Donald Trump”. Durante meses, Silver desestimó la posibilidad de que Trump terminara siendo el candidato republicano a tal punto que en setiembre de 2015 publicó un artículo titulado: “Querida prensa, por favor dejen de friquear por las encuestas a favor de Trump”. En apariciones públicas y entrevistas, llegó a pedir calma y asegurar que no había forma de que Trump ganara las primarias. Y, bueno, Trump ganó.

Silver, lejos de esconder la cabeza, salió al frente y explicó las razones de su error. Igual que hacen la mayoría de periodistas, ¿cierto? Ahora, por supuesto, Silver es mucho más prudente a la hora de hacer vaticinios. De hecho, según sus mismas palabras, “yo no doy pronósticos, los hace el modelo estadístico. Si mañana yo muero, el modelo de FiveThirtyEight seguirá funcionando y dando exactamente la misma data”.

¿Qué dice Silver sobre lo que queda de carrera electoral? En una frase: la victoria de Trump es improbable, pero no imposible. Existe un camino que podría llevar a una derrota de Hillary Clinton. ¿Cuál es ese camino?
En sencillo, tendrían que concurrir dos eventos:

1.-Que Clinton no consiga animar a votar a dos sectores del electorado que son hostiles a Trump pero a los que ella no consigue entusiasmar, es decir, afroamericanos y millennials.

2.-Que Trump consiga sacar a votar a los republicanos que tienen enormes dudas sobre él y, por ende, no forman parte de su electorado hardcore.

Si llegado el 8 de noviembre el porcentaje de votantes no es muy alto, las chances de Trump crecen. Pero, dependiendo sobre todo del comportamiento de esos dos grupos claves para Clinton.

Si llegado el 8 de noviembre existe un porcentaje alto de votantes en todos los distintos grupos demográficos, la victoria de Clinton es más probable que la de Trump, ya que la coalición alrededor de la candidata demócrata es más amplia. Su núcleo duro son adultos blancos urbanos con educación universitaria, con una inclinación mayor hacia las mujeres, latinos y americanos de origen asiático. Los dos sectores mayoritariamente demócratas con que Clinton no termina de conectar son afroamericanos y millennials (jóvenes adultos nacidos después de 1980). Estos últimos suman unos 75 millones de personas (sobra decir que la categorización generacional es trasversal a la étnica), según el análisis del censo de 2015 hecho por el Pew Research Center.

Teniendo en cuenta que en Estados Unidos existen 218 millones de electores hábiles, de los que se registran unos 146 millones, y que los millennials que ya votaron –según data de Next Gen Climate, una ONG que apoya a Clinton pero que ha demostrado ser muy escrupulosa en el manejo de su data durante la campaña– en estados aún en disputa –Colorado, Florida, Iowa, Michigan, Nevada, New Hampshire, Carolina del Norte, Ohio, Pensilvania, Virginia y Wisconsin– lo han hecho mayoritariamente por la candidata demócrata (60% frente a 21% para Trump), no es absurdo afirmar que, a cinco días de la fecha clave, los millennials pueden tener la elección en sus manos con solo decidir si van a votar o no. Gajes de una democracia donde, si se vota, se vota dos veces en realidad: primero eligiendo votar y en segundo lugar, un escalón por debajo en importancia, decidiendo por quién votar.
http://peru21.pe/opinion/diego-salazar-belleza-numeros-que-necesitan-clinton-y-trump-ganar-2261315




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