martes, 28 de febrero de 2017

OPINIONES 28/02/2017




Chinchero (sí, de nuevo) - Luis Davelouis
¿Cómo mueren los policías en el Perú? - César Bazán
De perros, chacales y ratas - Nelson Manrique
El contralor tiene razón - Pedro Francke
La orquesta del Titanic - Augusto Álvarez Rodrich
Nacionales deportados por decreto - Juan Alvarez Vita
Sangre, sudor... ¿y Zavala? - Pedro Tenorio
Turbulencias sobre Chinchero - César Lévano
Un cierto sopor nacional - Mirko Lauer
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Chinchero (sí, de nuevo)

Luis Davelouis


Hoy, a las 4 p.m., se firmará un convenio para suspender el inicio de las obras del aeropuerto de Chinchero. ¿Por qué? Porque la Contraloría ha encontrado “un riesgo potencial relacionado a la entrega del valor del adelanto” (casi US$50 millones) al que se obligó el Estado con Kuntur Wasi mediante la adenda que ya todos conocemos.

Como dice la nota de Gestión, hasta que la Contraloría no emita su informe final, todo queda en stand by. O sea, ¿existe la posibilidad de que Chinchero no vaya? Sí, es remota, pero existe.

Pienso que los elementos de juicio que se han lanzado desde muchos frentes son más que suficientes para devolver todo a fojas cero y que el Estado, si quiere aeropuerto allí, se haga cargo él mismo en lugar de asociarse con un operador que no quiere poner un sol (porque al grupo Vargas, plata no le falta) y al que el financiamiento le cuesta un ojo de la cara y se lo quiere cobrar al Estado.

Ya está siendo costosísimo en términos de aprobación popular que, para una parte creciente de la opinión pública, el Poder Ejecutivo no parezca estar a cargo de nada (o de muy poco) como para que sigan estirando el resultado de una obra tan controvertida y no puedan tomar una decisión. ¿Ni siquiera puede gestionar algo tan acotado como ese proyecto al punto que siempre deben culpar al gobierno anterior (que gran responsabilidad tiene, pero ya no está a cargo)?

Que el Congreso tenga una aprobación menor que el Ejecutivo es consuelo de tontos. La mototaxi puede tener 1% de aprobación y aun así bajarse a todos los ministros que quiera porque nadie saldrá a la calle a apoyar a ninguno.

Es hora de replanteamientos.



http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-chinchero-si-nuevo-2272300


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¿Cómo mueren los policías en el Perú?

César Bazán

Una vez le pregunté a un policía colombiano por qué en la escuela no se trabaja con más profundidad el tema de la muerte, considerando que ella –sea la propia o la ajena– ronda cotidianamente en esa labor. Él me respondió: “En la escuela siempre nos dicen que un policía no tiene nada más seguro que la muerte”.

Esa fría sentencia es muy cierta en el Perú. Según fuentes periodísticas, entre diciembre y enero ha muerto en promedio un policía cada tres días. Demos un repaso rápido y parcial a esta sangría verde. En diciembre un suboficial se ahoga en el río Mazamari en una práctica de paracaidismo. Ese mismo mes, dos suboficiales son abatidos en un intercambio de disparos con terroristas en el Vraem. El hecho más trágico ocurrió en Apurímac, cuando el despiste de un bus mató a trece jóvenes policías y dejó heridos a otros tantos. En enero, delincuentes asesinaron con su arma de reglamento a un suboficial, mientras otros dos efectivos murieron en otro accidente de tránsito, presumiblemente por una falla mecánica de su patrullero. En febrero, una suboficial murió de un disparo en la boca. Las investigaciones hablan de un suicidio o que su enamorado, un compañero de armas, la mató. Ese mes, delincuentes en fuga atropellaron a un policía.

Estos casos, que son solo algunos, nos permiten sacar conclusiones preliminares sobre cómo mueren los policías en el Perú. Lo primero es un llamado de atención: la mayoría de los policías muertos en los últimos meses fueron víctima de accidentes de tránsito. Presumiblemente, la mayoría de estos accidentes no habría ocurrido si los oficiales y suboficiales encargados de la seguridad laboral hubieran tenido la diligencia debida.

Por otro lado, los asesinatos de policías cometidos por delincuentes es la segunda causa de muerte. En la mayoría de casos, estamos frente a policías que se arriesgaron para defender la vida y la propiedad de las personas. Atacados por delincuentes en fuga, intentando frustrar robos en la vía pública o en buses, de franco o de servicio, enfrentando a terroristas, los efectivos policiales fueron muertos cumpliendo su función. En su ley.

Estos dos hallazgos preliminares nos llevan a pensar en respuestas de políticas públicas para evitar la innecesaria muerte de policías. En primer lugar, el mayor respeto de los derechos humanos de los efectivos, en particular de sus derechos laborales. Las autoridades civiles y los oficiales deben garantizar las condiciones de seguridad en el trabajo de los policías y minimizar los riesgos, especialmente en el uso de vehículos de transporte.

En segundo lugar, con relación a los oficiales muertos en su ley, cabe estudiar los casos en que fueron asesinados y, tras reconstruir los hechos, sacar lecciones: ¿cuál era la mejor acción que debía tomar el policía?, ¿qué debía hacer para resguardar su vida y la de los civiles?, ¿qué otras alternativas podían ensayarse? La idea es evitar que otros policías mueran en situaciones similares.

Finalmente, la sanción y la reparación. Los asesinos –y también aquellos que por negligencia son responsables de la muerte de policías– deben ser sancionados penalmente y disciplinariamente. No estoy evocando a un Congreso figuretti que quiera subir las penas, ni tampoco a jueces que dictan prisión preventiva, sino concretamente a sentencias célebres y definitivas, que pongan en la cárcel a los responsables y que también sirvan de reparación (simbólica y económica) a los familiares de los policías víctimas. Los deudos deben ser prioridad.

http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/como-mueren-policias-peru-cesar-bazan-noticia-1972087


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De perros, chacales y ratas

Nelson Manrique


“Estados Unidos se enfoca en aquellas áreas donde hay problemas. Como el Medio Oriente. No invierte mucho tiempo en América Latina, pues es como un perro simpático que está durmiendo en la alfombrita y no genera ningún problema”. Quien se ha expresado así sobre América Latina no es un cavernícola senador republicano de Mississippi sino el Presidente de la República del Perú, Pedro Pablo Kuczynski (http://bit.ly/2mDdy4a). Y no lo hace en una reunión privada sino en un acto público, en la Universidad de Princeton: “Un público acogedor, más de mil personas me dieron esta medalla”, narra entusiasmado. Redondeando su faena, declara que pidió al gobierno de Venezuela “dar un paso al costado”.

La vergüenza que provoca estas declaraciones en boca del Presidente ha generado agrias condenas en las redes sociales. Indigna la equiparación que PPK hace de Latinoamérica con un perro. Esto se atribuye a su edad, pero un balance de su visita a los Estados Unidos lo muestra en plena posesión de sus facultades, y responsable por tanto de sus actos y sus declaraciones.

Mi impresión es que el problema va por otro lado. No es el presidente de una nación latinoamericana (con la problemática carga histórica que esto supone en las relaciones con el vecino del norte, precisamente cuando se va a construir un muro para partir en dos a América) el que está hablando, sino un gringo conversando con otros gringos, recurriendo a los tópicos con que los gringos suelen caracterizar a sus vecinos del sur: mascotas a sobrellevar, como “un perro simpático que está durmiendo en la alfombrita”, o problemáticas, como Venezuela, a cuyo gobierno PPK ha pedido “dar un paso al costado”. PPK va a tener que definir de qué lado está su corazón.

En medio del escándalo mundial por la continuación de las denuncias por abusos sexuales perpetrados por curas (aquí tenemos una en Vitarte), el papa Francisco ha decidido suavizar los castigos para los religiosos pedófilos. En resumen, en adelante no se les apartará del sacerdocio (Benedicto XVI expulsó a 800 curas por este motivo), se les sustrae a la justicia y se les condena a “una vida de penitencia y oración y a la prohibición de ejercer públicamente su ministerio”. En otras palabras, se quedan a vivir confortablemente en residencias en Roma, como curas, con la iglesia garantizando su impunidad, como se ha hecho con el monstruo del Sodalicio, Luis Figari, pues “el concepto de la misericordia de Francisco se aplica incluso a los culpables de crímenes atroces”, según ha declarado un portavoz del Vaticano. Es difícil encontrar correspondencia entre esta manera de entender la misericordia, perdonando a quienes sodomizan a niños, desentendiéndose de las víctimas y encubriendo a los victimarios, y la sentencia de Cristo para este crimen: “Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y le arrojen al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños” (Lucas 17:2).

En medio de las revelaciones que se van haciendo en el caso Odebrecht, en el Perú prosigue el montaje de los aparatos de encubrimiento, destinados a burlar a la justicia. El escándalo de la semana corrió a cargo de la procuradora Julia Príncipe, que ante la denuncia de una cercanía problemática con la familia Tambini, de filiación aprista y con antecedentes de defensa de narcotraficantes, negó ser la persona retratada en una fotografía comprometedora. Tuvo que retractarse luego, cuando aparecieron otras fotografías, en alguna de las cuales destaca como centro de la reunión Alan García. Los sucesivos retrocesos llegaron hasta las declaraciones de Moisés Tambini, que habla de una entrañable amistad de tres o cuatro décadas. La señorita Príncipe adelantó opinión declarando que no existen elementos que vinculen a Alan García con Odebrecht y ahora ha desautorizado a la procuradora ad-hoc Katherine Ampuero, que evaluaba incorporar a Alan García como investigado. Julia Príncipe es defendida por los apristas y los fujimoristas.

La fiscalía descartó una intervención en Odebrecht y optó por la negociación, a cambio de que la empresa entregue información documentada sobre las coimas. Quien debe entregar esa información es Lourdes Carreño, abogada de Odebrecht en Perú y ex asesora de la Comisión de Indultos y Gracias Presidenciales del segundo gobierno de Alan García, la que otorgó los narcoindultos a 3,200 narcotraficantes y a 1,600 delincuentes de alta peligrosidad, negociado que está impune. Así, los responsables de la corrupción en el metro de Lima terminan siendo funcionarios menores: Jorge Cuba, Edwin Luyo y Miguel Ángel Navarro, mientras las grandes ratas lo pasan en grande (http://bit.ly/2mmFnBM).


http://larepublica.pe/impresa/opinion/852354-de-perros-chacales-y-ratas



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El contralor tiene razón

Pedro Francke

El Contralor General de la República Edgar Alarcón ha señalado que debe cambiarse la legislación sobre las APPs gracias a la cual Odebrecht y sus socias han hecho tantas fechorías.

El contralor tiene razón. Solo hay que añadir que esa legislación tan permisiva es parte del neoliberalismo que cree que hay que eliminar los controles estatales y dar todas las ventajas a las grandes empresas privadas.

Lamentablemente el gobierno de PPK profundiza esa política. Dentro del paquete de decretos legislativos sacó nuevas normas para las APPs que en vez de luchar contra la corrupción permiten que esta se entronice más.

Las nuevas normas llegan al extremo de permitir a los funcionarios que ven los contratos de APPs que actúen como les dé la gana, impidiendo que se les pida cuentas por sus actos e incluso contratándoles un seguro especial (pagado por el Estado) en caso sean acusados por negligencia. Es un error garrafal.

La confianza ciega en los tecnócratas neoliberales facilita enormemente la corrupción, con lobbies, puertas giratorias y tratos por lo bajo. Sobre estas leyes que facilitan la corrupción en las APPs, la mayoría fujimorista en el Congreso, siempre tan dispuesta a criticar al gobierno, no ha dicho esta boca es mía: algunos millones de razones tendrán para guardar silencio.

Hay otros elementos claves de las APPs que tienen que cambiarse. Es inaceptable que pueda haber decenas de adendas en un contrato de APP, y más todavía que a pocas semanas de firmado un contrato, con el cual se hizo la competencia respectiva entre varios postores, ya se esté cambiando.

Peor todavía que eso se haga sin que la Contraloría pueda siquiera pronunciarse sobre aspectos técnicos y legales. Está mal que haya APPs sin estudios definitivos de las obras y que se haya eliminado el “Comparador Público-Privado” que permite definir técnicamente si no es mejor hacerlo como obra pública (caso del aeropuerto de Chinchero tras la adenda).

Fiscales y jueces deben hacer su labor y meter a todos los corruptos a la cárcel.

Pero el Congreso también tiene un trabajo que hacer, recayendo la responsabilidad principal en la mayoría fujimorista. Les pagamos harto: escuchen al contralor, pónganse las pilas y cambien la ley de APPs.

http://diariouno.pe/columna/el-contralor-tiene-razon/

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La orquesta del Titanic

Augusto Álvarez Rodrich


Pedro Pablo Kuczynski sigue perdiendo popularidad dentro de una tendencia que parece difícil de revertir pues no se percibe a un gobierno con ideas para lograrlo, mientras desde la oposición se advierten varios nubarrones, configurándose un riesgo serio para la estabilidad política, económica y social del país.

Desde noviembre, según GfK, PPK no deja de perder aprobación a la forma como conduce su gobierno. En diciembre, cayó en cinco puntos; en enero, once; y en febrero, seis, llegando a 29% –menos de la mitad que al inicio del mandato (60%)–, y con una desaprobación de 58% (más de cuatro veces que en agosto 2016).

Si nada cambia por parte del gobierno, lo más probable es que la hemorragia de popularidad continúe, y la verdad es que no se vislumbra en el horizonte algo relevante en camino, como algunos relevos en el gabinete ministerial para energizar a una administración que lo necesita.

Lo que, en cambio, asoma en el horizonte son nubarrones desde la oposición que, además del enfriamiento económico en progreso –que siempre mella la relación del ciudadano con el gobierno–, van a perjudicar aún más a la presidencia de PPK.

Por ejemplo, un acorralado Alejandro Toledo que quiere acusar a PPK para construir un túnel de escape, tal como ya lo desliza sin remilgo su abogado Heriberto Benítez: “Kuczynski tuvo responsabilidad en este caso por haber firmado una ley con nombre propio, él debe estar asustado”.

Es una amenaza celebrada en el fujimorismo, como lo delata Luis Galarreta (“Palacio está aterrado con la llegada de Toledo”) en un contexto en el que su esfuerzo para debilitar al gobierno es imposible de ocultar.

El otro nubarrón en camino es la interpelación –con intención de censura– al ministro de Transportes y Comunicaciones y vicepresidente Martín Vizcarra, por el esquema elegido para el aeropuerto de Chinchero.

Lo más probable es que estemos en la antesala del derribamiento de un nuevo ministro –con los votos de Acción Popular, el fujimorismo y el Apra– que, como sucedió con Jaime Saavedra, proyectará la sensación de un gobierno crecientemente débil.

Ese es el riesgo principal de la perspectiva del país hasta fin de año: un presidente percibido cada vez más débil frente a una oposición que quiere acorralarlo mediante el desprestigio de su gestión y su involucración con los escándalos de Odebrecht.

Ese es el riesgo de un presidente como PPK que no para de perder popularidad y que, si no hace algo, puede llegar a Navidad con solo un dígito de aprobación a su desempeño.


http://larepublica.pe/impresa/opinion/852353-la-orquesta-del-titanic


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Nacionales deportados por decreto


Juan Alvarez Vita


Nadie podría dejar de reconocer los méritos de la mayoría de los decretos legislativos que aprobó el Ejecutivo. Sin embargo, una excepción que pasó desapercibida es el Decreto Legislativo 1350 relativo a las migraciones que entrará en vigencia el 1 de marzo.

Si bien esta disposición contiene aspectos positivos como permitir el acceso de extranjeros a cargos en la administración del Estado, así como una marcha administrativa más ágil, resulta muy preocupante la inclusión de ciertas figuras contrarias al goce de los derechos fundamentales garantizados por la Constitución y los tratados internacionales ratificados por el Estado Peruano.

Así, por ejemplo, sea por carencia de claridad, fallas de redacción o por otras razones que convendría aclarar y rectificar, el artículo 50 de la mencionada disposición legal ha restaurado la pena de destierro para personas de nacionalidad peruana.

La historia de los regímenes de deportaciones fue una constante en nuestra historia. Durante el siglo pasado, el derecho a que una persona no sea deportada de su propio país fue recogido en la Declaración Universal de Derechos Humanos y, posteriormente, por una serie de tratados internacionales, todos ellos ratificados por el Perú (como la Convención Americana sobre Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial). En el campo interno, ello fue establecido en la Constitución de 1979 y también en la de 1993.

No obstante, el Código Penal peruano de 1991, contrariando la Carta Magna de 1979 y los mencionados tratados, incluyó la pena de expatriación para nacionales. Recuerdo que en un artículo publicado en este Diario por aquel entonces señalé esta incongruencia jurídica. Los diplomáticos peruanos no teníamos cómo explicar en los foros de la ONU y de la OEA esta anomalía que deterioró nuestra imagen internacional durante 18 años, hasta que se promulgó la Ley 29460, del 27 de noviembre del 2009, que derogó la pena de deportación para los nacionales. ¡Ojalá que en esta oportunidad el Perú no deje pasar dos décadas para enmendar este grave error que puede tener peligrosas consecuencias jurídicas en el campo de los derechos humanos!

Pero la figura de la deportación no es el único desaguisado que aparece en el mencionado decreto legislativo. Quizás con la idea de acelerar aspectos procesales, la norma ha establecido que las resoluciones de la Superintendencia Nacional de Migraciones son de ejecución inmediata, contrariando así disposiciones expresas de la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares, de la que el Perú es parte y que dispone la obligatoriedad de establecer una instancia adicional que permita su impugnación.

Se omite también dar cumplimiento a varias obligaciones contraídas por el Perú al ser parte de la Convención sobre los Derechos del Niño. Deroga, además, parte de la Ley del Notariado que ya no tenía vigencia en virtud de una ley anterior.

Por otra parte, el citado decreto legislativo viola la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo, pues solo ha sido refrendado por el ministro del Interior, mas no así por el de Relaciones Exteriores como corresponde. Hay, pues, muchas cosas que enmendar no solo para restablecer la legalidad, sino por razones de buena imagen en el exterior y, principalmente, para evitar que se use un texto abiertamente ilegal para violar los derechos humanos de los peruanos.


http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/nacionales-deportados-decreto-juan-alvarez-vita-noticia-1972084


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Sangre, sudor... ¿y Zavala?

Pedro Tenorio



Miremos esta escena: presentación ante la prensa para hacer un anuncio importante, pero se termina respondiendo sobre todos los temas de la agenda pública (¡y no siempre en el tono más favorable!). Así ha sido la comunicación política del gobierno en los últimos siete meses y seguimos viendo los resultados: GFK registra una nueva caída en la aprobación a la gestión presidencial (29% nacional, seis puntos porcentuales menos que en enero), y nada anticipa que la situación vaya a mejorar.

Parte del problema se deriva de la manera de trabajar y comunicar que tiene el jefe del Gabinete, Fernando Zavala. Y lo es por distintas razones. Primero, porque es el vocero del Ejecutivo después del presidente Pedro Pablo Kuczynski y en sus presentaciones ante la prensa continuamente aparece como alguien a la defensiva, centrado en responder cuestionamientos antes que en presentar soluciones específicas para cada problema. Segundo, porque su estilo pausado y detallista en la cifra o el dato técnico parece el de un ministro más (¿Economía? ¿Comercio Exterior? ¿Producción?), careciendo del tono político que debe tener un jefe del Gabinete.

Tercero, porque siendo joven y muy capaz –nadie puede mezquinar su preparación y experiencia– no parece muy dispuesto a ponerse en los zapatos del peruano promedio. Y subrayo “no parece” porque me imagino que dedica su tiempo a tratar de resolver los enormes problemas del país al lado del presidente. Sin embargo, Fernando Zavala se muestra como un primer ministro distante, cómodo en su escritorio o en ciertos círculos empresariales antes que en la acción inmediata. Su comparecencia de ayer en el Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN) al lado de otros ministros monitoreando la emergencia nacional de huaicos y crecidas de ríos dista de la camisa remangada y las visitas de trabajo –que sí ha realizado, pero poco o nada se percibe– a las zonas más afectadas.

Lo hemos dicho muchas veces: en política tan importante como ser es parecer. Y Zavala no parece haber aprendido mucho en estos siete meses. Visión de país tiene, y se complementa muy bien con PPK, por lo que haría bien en afinar su equipo, definir claramente sus mensajes y llegar así a más peruanos. La lucha anticorrupción es fundamental, pero el día a día del manejo económico y social –la lucha contra la delincuencia, sobre todo– no se consolida entre las cuatro paredes de la PCM, sino con una comunicación política que convenza al país de que hay un equipo a cargo de estos temas. Las marchas y contramarchas por el aeropuerto de Chinchero son otro escándalo que agudiza las sospechas y debe ser neutralizado cuanto antes. Fernando Zavala, cuyo equipo ministerial solo tiene 23% de aprobación, no tiene más tiempo que perder.


http://elcomercio.pe/autor/pedro-tenorio-645


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Turbulencias sobre Chinchero

César Lévano



La primera piedra del aeropuerto de Chinchero colocada por el presidente Pedro Pablo Kuczynski había tenido rebote. Por lo pronto, el vice y ministro de Transportes Martín Vizcarra, ante la tempestad de críticos, ha tenido que decidir no entregar ni un céntimo a la empresa Kuntur Wasi mientras la Contraloría no emita el informe final de su investigación sobre la adenda firmada con la compañía.

Entretanto, cada día cobra mayor relieve el severo texto de Nicholas Asheshov que antes he glosado en parte. Nos parece importante añadir algunos pasajes más del escrito:

“Los burócratas y políticos en Cusco y en Lima, en ProInversión y en el Ministerio de Transportes, han llegado a llamarlo el aeropuerto internacional de Cusco. Esta es una mentira propagada por la concesionaria subfinanciada, Kunturwasi. Vuelos entre Chinchero, si este idiota, brumoso proyecto va por delante, seguirá pasando por Lima, como lo hacen hoy y hasta el próximo siglo. Con una diferencia. Los boletos costarán $ 300 más de lo que hacen hoy.

“Niebla, granizo, normal en las altas montañas, añadir al peligro de Chinchero. Los glaciares y los campos de nieve de la Cordillera Urubamba, a 6.000 m.a.s.l., se ciernen sobre Chinchero. Están a solo unos kilómetros al norte de los campos de papa Chinchero. Pintoresco, dramático. Peligroso”.

Asheshov precisa que el macizo de Chinchero tiene una base de piedra caliza. Eso le permite suponer que si algún día un avión de 200 toneladas aterriza ahí, abrirá un enorme agujero instantáneo. Añádanse el estado patético de las carreteras, el alcantarillado y la electricidad del Cusco. En Urubamba, la provincia donde se ubica Chinchero, los cortes de energía son casi diarios.

Kuczynski prevé siete millones de turistas al año en Cusco, pero un estudio oficial que los pasajeros no pueden pasar de dos millones.

Esos cálculos me recuerdan la crónica de Gabriel García Márquez “Un domingo de delirio”. Cuenta ahí Gabo que Cartagena había decidido construir un Centro Internacional de Convenciones para tres mil visitantes. No habían tomado en cuenta que se necesitarían por lo menos diez jumbos para llegar a la ciudad y por lo menos un mes para salir por las siete puertas del aeropuerto. Para conseguir que las telefonistas atendieran las llamadas de los convencionistas se necesitarían 32 años.

La prosa de Gabo se engarza en el realismo mágico. Los cálculos sobre Chinchero corresponden al irrealismo trágico. Y venal.


http://diariouno.pe/columna/turbulencias-sobre-chinchero/



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Un cierto sopor nacional


Mirko Lauer


Aunque la encuestadora GfK no lo dice, su pregunta sobre aprobación de líderes políticos hoy sin cargos públicos podría estar funcionando como un sondeo sobre futuros beneficiarios de la actual situación política. La respuesta de los consultados es que a todos menos uno les va igual o mejor en medio de la tormenta. Aunque en términos generales es un cuadro de figuras más bien congeladas.

Aunque hay unas pocas excepciones GfK presenta un panorama de poco movimiento de enero a febrero en la opinión pública. Una excepción es Pedro Pablo Kuczynski seis puntos abajo. Otra es Julio Guzmán, siete puntos arriba. Todo lo demás se resuelve por debajo de ese porcentaje. La sensación es que los consultados tienen pocas ganas de opinar sobre personas.

Los líderes políticos cuya aprobación ha subido una ñisca en cuatro semanas son básicamente el elenco que participó en las pasadas elecciones, menos PPK que ganó. Llama la atención que ellos sigan siendo los líderes políticos estándar para la consulta. Obvia señal de que el caso Odebrecht no ha lanzado a nadie realmente nuevo al primer plano.

¿Lo lanzará? Quizás todavía es temprano, en el caso Odebrecht y en el propio proceso político. Sin embargo es verdad sostenida que la situación de estos días podría arrasar con los nombres más conocidos. Pero para una versión del “que se vayan todos” es indispensable que haya una conciencia de quiénes podrían ser los reemplazantes. Eso todavía no asoma.

Hay correas de transmisión del descrédito corruptivo que no necesariamente tienen que ver con acusaciones o investigaciones concretas. La idea de que todos los políticos son iguales, o por lo menos potencialmente iguales, es un factor a tomar en cuenta. Los que están libres del pecado Odebrecht son premiados, pero bastante poco: todavía son sospechosos potenciales.

De otra parte, en estos tiempos de sorpresas ingratas nadie sensato lanzaría una ofensiva política. No es difícil imaginar una elección 2021 con candidatos percibidos como previos o posteriores de una línea no tan imaginaria llamada el escándalo Odebrecht. De modo que los líderes políticos de GfK quizás solo le están cuidando el sitio a alguna otra persona.

¿Todo esto sugiere la espera de un mesías anticorruptivo? Pues sí. Parece que es el tipo de tiempos hacia los que estamos avanzando.

http://larepublica.pe/impresa/opinion/852351-un-cierto-sopor-nacional


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