Chinchero (sí, de nuevo) - Luis Davelouis
¿Cómo mueren los policías en el Perú? - César Bazán
De perros, chacales y ratas - Nelson Manrique
El contralor tiene razón - Pedro Francke
La orquesta del Titanic - Augusto Álvarez Rodrich
Nacionales deportados por decreto - Juan Alvarez Vita
Sangre, sudor... ¿y Zavala? - Pedro Tenorio
Turbulencias sobre Chinchero - César Lévano
Un cierto sopor nacional - Mirko Lauer
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Chinchero (sí, de nuevo)
Luis Davelouis
Hoy, a las 4 p.m.,
se firmará un convenio para suspender el inicio de las obras del aeropuerto
de Chinchero. ¿Por qué? Porque la Contraloría ha encontrado “un riesgo
potencial relacionado a la entrega del valor del adelanto” (casi US$50
millones) al que se obligó el Estado con Kuntur Wasi mediante la adenda que
ya todos conocemos.
Como dice la nota
de Gestión, hasta que la Contraloría no emita su informe final, todo queda en
stand by. O sea, ¿existe la posibilidad de que Chinchero no vaya? Sí, es
remota, pero existe.
Pienso que los
elementos de juicio que se han lanzado desde muchos frentes son más que
suficientes para devolver todo a fojas cero y que el Estado, si quiere
aeropuerto allí, se haga cargo él mismo en lugar de asociarse con un operador
que no quiere poner un sol (porque al grupo Vargas, plata no le falta) y al
que el financiamiento le cuesta un ojo de la cara y se lo quiere cobrar al
Estado.
Ya está siendo
costosísimo en términos de aprobación popular que, para una parte creciente
de la opinión pública, el Poder Ejecutivo no parezca estar a cargo de nada (o
de muy poco) como para que sigan estirando el resultado de una obra tan
controvertida y no puedan tomar una decisión. ¿Ni siquiera puede gestionar
algo tan acotado como ese proyecto al punto que siempre deben culpar al
gobierno anterior (que gran responsabilidad tiene, pero ya no está a cargo)?
Que el Congreso
tenga una aprobación menor que el Ejecutivo es consuelo de tontos. La
mototaxi puede tener 1% de aprobación y aun así bajarse a todos los ministros
que quiera porque nadie saldrá a la calle a apoyar a ninguno.
Es hora de
replanteamientos.
http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-chinchero-si-nuevo-2272300
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¿Cómo mueren los policías en el Perú?
César Bazán
Una vez le
pregunté a un policía colombiano por qué en la escuela no se trabaja con más
profundidad el tema de la muerte, considerando que ella –sea la propia o la
ajena– ronda cotidianamente en esa labor. Él me respondió: “En la escuela
siempre nos dicen que un policía no tiene nada más seguro que la muerte”.
Esa fría sentencia
es muy cierta en el Perú. Según fuentes periodísticas, entre diciembre y
enero ha muerto en promedio un policía cada tres días. Demos un repaso rápido
y parcial a esta sangría verde. En diciembre un suboficial se ahoga en el río
Mazamari en una práctica de paracaidismo. Ese mismo mes, dos suboficiales son
abatidos en un intercambio de disparos con terroristas en el Vraem. El hecho
más trágico ocurrió en Apurímac, cuando el despiste de un bus mató a trece
jóvenes policías y dejó heridos a otros tantos. En enero, delincuentes
asesinaron con su arma de reglamento a un suboficial, mientras otros dos
efectivos murieron en otro accidente de tránsito, presumiblemente por una
falla mecánica de su patrullero. En febrero, una suboficial murió de un
disparo en la boca. Las investigaciones hablan de un suicidio o que su
enamorado, un compañero de armas, la mató. Ese mes, delincuentes en fuga
atropellaron a un policía.
Estos casos, que
son solo algunos, nos permiten sacar conclusiones preliminares sobre cómo
mueren los policías en el Perú. Lo primero es un llamado de atención: la
mayoría de los policías muertos en los últimos meses fueron víctima de
accidentes de tránsito. Presumiblemente, la mayoría de estos accidentes no
habría ocurrido si los oficiales y suboficiales encargados de la seguridad
laboral hubieran tenido la diligencia debida.
Por otro lado, los
asesinatos de policías cometidos por delincuentes es la segunda causa de
muerte. En la mayoría de casos, estamos frente a policías que se arriesgaron
para defender la vida y la propiedad de las personas. Atacados por
delincuentes en fuga, intentando frustrar robos en la vía pública o en buses,
de franco o de servicio, enfrentando a terroristas, los efectivos policiales
fueron muertos cumpliendo su función. En su ley.
Estos dos
hallazgos preliminares nos llevan a pensar en respuestas de políticas
públicas para evitar la innecesaria muerte de policías. En primer lugar, el
mayor respeto de los derechos humanos de los efectivos, en particular de sus
derechos laborales. Las autoridades civiles y los oficiales deben garantizar
las condiciones de seguridad en el trabajo de los policías y minimizar los
riesgos, especialmente en el uso de vehículos de transporte.
En segundo lugar,
con relación a los oficiales muertos en su ley, cabe estudiar los casos en
que fueron asesinados y, tras reconstruir los hechos, sacar lecciones: ¿cuál
era la mejor acción que debía tomar el policía?, ¿qué debía hacer para resguardar
su vida y la de los civiles?, ¿qué otras alternativas podían ensayarse? La
idea es evitar que otros policías mueran en situaciones similares.
Finalmente, la
sanción y la reparación. Los asesinos –y también aquellos que por negligencia
son responsables de la muerte de policías– deben ser sancionados penalmente y
disciplinariamente. No estoy evocando a un Congreso figuretti que quiera
subir las penas, ni tampoco a jueces que dictan prisión preventiva, sino
concretamente a sentencias célebres y definitivas, que pongan en la cárcel a
los responsables y que también sirvan de reparación (simbólica y económica) a
los familiares de los policías víctimas. Los deudos deben ser prioridad.
http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/como-mueren-policias-peru-cesar-bazan-noticia-1972087
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De perros, chacales y ratas
Nelson Manrique
“Estados Unidos se
enfoca en aquellas áreas donde hay problemas. Como el Medio Oriente. No
invierte mucho tiempo en América Latina, pues es como un perro simpático que está
durmiendo en la alfombrita y no genera ningún problema”. Quien se ha
expresado así sobre América Latina no es un cavernícola senador republicano
de Mississippi sino el Presidente de la República del Perú, Pedro Pablo
Kuczynski (http://bit.ly/2mDdy4a). Y no lo hace en una reunión privada sino
en un acto público, en la Universidad de Princeton: “Un público acogedor, más
de mil personas me dieron esta medalla”, narra entusiasmado. Redondeando su
faena, declara que pidió al gobierno de Venezuela “dar un paso al costado”.
La vergüenza que
provoca estas declaraciones en boca del Presidente ha generado agrias
condenas en las redes sociales. Indigna la equiparación que PPK hace de
Latinoamérica con un perro. Esto se atribuye a su edad, pero un balance de su
visita a los Estados Unidos lo muestra en plena posesión de sus facultades, y
responsable por tanto de sus actos y sus declaraciones.
Mi impresión es
que el problema va por otro lado. No es el presidente de una nación
latinoamericana (con la problemática carga histórica que esto supone en las
relaciones con el vecino del norte, precisamente cuando se va a construir un
muro para partir en dos a América) el que está hablando, sino un gringo
conversando con otros gringos, recurriendo a los tópicos con que los gringos
suelen caracterizar a sus vecinos del sur: mascotas a sobrellevar, como “un
perro simpático que está durmiendo en la alfombrita”, o problemáticas, como
Venezuela, a cuyo gobierno PPK ha pedido “dar un paso al costado”. PPK va a
tener que definir de qué lado está su corazón.
En medio del
escándalo mundial por la continuación de las denuncias por abusos sexuales
perpetrados por curas (aquí tenemos una en Vitarte), el papa Francisco ha
decidido suavizar los castigos para los religiosos pedófilos. En resumen, en
adelante no se les apartará del sacerdocio (Benedicto XVI expulsó a 800 curas
por este motivo), se les sustrae a la justicia y se les condena a “una vida
de penitencia y oración y a la prohibición de ejercer públicamente su
ministerio”. En otras palabras, se quedan a vivir confortablemente en
residencias en Roma, como curas, con la iglesia garantizando su impunidad,
como se ha hecho con el monstruo del Sodalicio, Luis Figari, pues “el
concepto de la misericordia de Francisco se aplica incluso a los culpables de
crímenes atroces”, según ha declarado un portavoz del Vaticano. Es difícil
encontrar correspondencia entre esta manera de entender la misericordia,
perdonando a quienes sodomizan a niños, desentendiéndose de las víctimas y
encubriendo a los victimarios, y la sentencia de Cristo para este crimen:
“Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y le arrojen al
mar, que escandalizar a uno de estos pequeños” (Lucas 17:2).
En medio de las
revelaciones que se van haciendo en el caso Odebrecht, en el Perú prosigue el
montaje de los aparatos de encubrimiento, destinados a burlar a la justicia.
El escándalo de la semana corrió a cargo de la procuradora Julia Príncipe,
que ante la denuncia de una cercanía problemática con la familia Tambini, de
filiación aprista y con antecedentes de defensa de narcotraficantes, negó ser
la persona retratada en una fotografía comprometedora. Tuvo que retractarse
luego, cuando aparecieron otras fotografías, en alguna de las cuales destaca
como centro de la reunión Alan García. Los sucesivos retrocesos llegaron
hasta las declaraciones de Moisés Tambini, que habla de una entrañable
amistad de tres o cuatro décadas. La señorita Príncipe adelantó opinión
declarando que no existen elementos que vinculen a Alan García con Odebrecht y
ahora ha desautorizado a la procuradora ad-hoc Katherine Ampuero, que
evaluaba incorporar a Alan García como investigado. Julia Príncipe es
defendida por los apristas y los fujimoristas.
La fiscalía
descartó una intervención en Odebrecht y optó por la negociación, a cambio de
que la empresa entregue información documentada sobre las coimas. Quien debe
entregar esa información es Lourdes Carreño, abogada de Odebrecht en Perú y
ex asesora de la Comisión de Indultos y Gracias Presidenciales del segundo
gobierno de Alan García, la que otorgó los narcoindultos a 3,200
narcotraficantes y a 1,600 delincuentes de alta peligrosidad, negociado que
está impune. Así, los responsables de la corrupción en el metro de Lima
terminan siendo funcionarios menores: Jorge Cuba, Edwin Luyo y Miguel Ángel
Navarro, mientras las grandes ratas lo pasan en grande
(http://bit.ly/2mmFnBM).
http://larepublica.pe/impresa/opinion/852354-de-perros-chacales-y-ratas
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El contralor tiene razón
Pedro Francke
El Contralor
General de la República Edgar Alarcón ha señalado que debe cambiarse la
legislación sobre las APPs gracias a la cual Odebrecht y sus socias han hecho
tantas fechorías.
El contralor tiene
razón. Solo hay que añadir que esa legislación tan permisiva es parte del
neoliberalismo que cree que hay que eliminar los controles estatales y dar
todas las ventajas a las grandes empresas privadas.
Lamentablemente el
gobierno de PPK profundiza esa política. Dentro del paquete de decretos
legislativos sacó nuevas normas para las APPs que en vez de luchar contra la
corrupción permiten que esta se entronice más.
Las nuevas normas
llegan al extremo de permitir a los funcionarios que ven los contratos de
APPs que actúen como les dé la gana, impidiendo que se les pida cuentas por
sus actos e incluso contratándoles un seguro especial (pagado por el Estado)
en caso sean acusados por negligencia. Es un error garrafal.
La confianza ciega
en los tecnócratas neoliberales facilita enormemente la corrupción, con
lobbies, puertas giratorias y tratos por lo bajo. Sobre estas leyes que
facilitan la corrupción en las APPs, la mayoría fujimorista en el Congreso,
siempre tan dispuesta a criticar al gobierno, no ha dicho esta boca es mía:
algunos millones de razones tendrán para guardar silencio.
Hay otros
elementos claves de las APPs que tienen que cambiarse. Es inaceptable que pueda
haber decenas de adendas en un contrato de APP, y más todavía que a pocas
semanas de firmado un contrato, con el cual se hizo la competencia respectiva
entre varios postores, ya se esté cambiando.
Peor todavía que
eso se haga sin que la Contraloría pueda siquiera pronunciarse sobre aspectos
técnicos y legales. Está mal que haya APPs sin estudios definitivos de las
obras y que se haya eliminado el “Comparador Público-Privado” que permite
definir técnicamente si no es mejor hacerlo como obra pública (caso del
aeropuerto de Chinchero tras la adenda).
Fiscales y jueces
deben hacer su labor y meter a todos los corruptos a la cárcel.
Pero el Congreso
también tiene un trabajo que hacer, recayendo la responsabilidad principal en
la mayoría fujimorista. Les pagamos harto: escuchen al contralor, pónganse
las pilas y cambien la ley de APPs.
http://diariouno.pe/columna/el-contralor-tiene-razon/
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La orquesta del Titanic
Augusto Álvarez Rodrich
Pedro Pablo
Kuczynski sigue perdiendo popularidad dentro de una tendencia que parece
difícil de revertir pues no se percibe a un gobierno con ideas para lograrlo,
mientras desde la oposición se advierten varios nubarrones, configurándose un
riesgo serio para la estabilidad política, económica y social del país.
Desde noviembre,
según GfK, PPK no deja de perder aprobación a la forma como conduce su
gobierno. En diciembre, cayó en cinco puntos; en enero, once; y en febrero,
seis, llegando a 29% –menos de la mitad que al inicio del mandato (60%)–, y
con una desaprobación de 58% (más de cuatro veces que en agosto 2016).
Si nada cambia por
parte del gobierno, lo más probable es que la hemorragia de popularidad
continúe, y la verdad es que no se vislumbra en el horizonte algo relevante
en camino, como algunos relevos en el gabinete ministerial para energizar a
una administración que lo necesita.
Lo que, en cambio,
asoma en el horizonte son nubarrones desde la oposición que, además del
enfriamiento económico en progreso –que siempre mella la relación del
ciudadano con el gobierno–, van a perjudicar aún más a la presidencia de PPK.
Por ejemplo, un
acorralado Alejandro Toledo que quiere acusar a PPK para construir un túnel
de escape, tal como ya lo desliza sin remilgo su abogado Heriberto Benítez:
“Kuczynski tuvo responsabilidad en este caso por haber firmado una ley con
nombre propio, él debe estar asustado”.
Es una amenaza
celebrada en el fujimorismo, como lo delata Luis Galarreta (“Palacio está
aterrado con la llegada de Toledo”) en un contexto en el que su esfuerzo para
debilitar al gobierno es imposible de ocultar.
El otro nubarrón
en camino es la interpelación –con intención de censura– al ministro de
Transportes y Comunicaciones y vicepresidente Martín Vizcarra, por el esquema
elegido para el aeropuerto de Chinchero.
Lo más probable es
que estemos en la antesala del derribamiento de un nuevo ministro –con los
votos de Acción Popular, el fujimorismo y el Apra– que, como sucedió con
Jaime Saavedra, proyectará la sensación de un gobierno crecientemente débil.
Ese es el riesgo
principal de la perspectiva del país hasta fin de año: un presidente
percibido cada vez más débil frente a una oposición que quiere acorralarlo
mediante el desprestigio de su gestión y su involucración con los escándalos
de Odebrecht.
Ese es el riesgo
de un presidente como PPK que no para de perder popularidad y que, si no hace
algo, puede llegar a Navidad con solo un dígito de aprobación a su desempeño.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/852353-la-orquesta-del-titanic
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Nacionales deportados por decreto
Juan Alvarez Vita
Nadie podría dejar
de reconocer los méritos de la mayoría de los decretos legislativos que
aprobó el Ejecutivo. Sin embargo, una excepción que pasó desapercibida es el
Decreto Legislativo 1350 relativo a las migraciones que entrará en vigencia
el 1 de marzo.
Si bien esta disposición
contiene aspectos positivos como permitir el acceso de extranjeros a cargos
en la administración del Estado, así como una marcha administrativa más ágil,
resulta muy preocupante la inclusión de ciertas figuras contrarias al goce de
los derechos fundamentales garantizados por la Constitución y los tratados
internacionales ratificados por el Estado Peruano.
Así, por ejemplo,
sea por carencia de claridad, fallas de redacción o por otras razones que
convendría aclarar y rectificar, el artículo 50 de la mencionada disposición
legal ha restaurado la pena de destierro para personas de nacionalidad
peruana.
La historia de los
regímenes de deportaciones fue una constante en nuestra historia. Durante el
siglo pasado, el derecho a que una persona no sea deportada de su propio país
fue recogido en la Declaración Universal de Derechos Humanos y,
posteriormente, por una serie de tratados internacionales, todos ellos
ratificados por el Perú (como la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención para
la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial). En el campo
interno, ello fue establecido en la Constitución de 1979 y también en la de
1993.
No obstante, el
Código Penal peruano de 1991, contrariando la Carta Magna de 1979 y los
mencionados tratados, incluyó la pena de expatriación para nacionales.
Recuerdo que en un artículo publicado en este Diario por aquel entonces
señalé esta incongruencia jurídica. Los diplomáticos peruanos no teníamos
cómo explicar en los foros de la ONU y de la OEA esta anomalía que deterioró
nuestra imagen internacional durante 18 años, hasta que se promulgó la Ley
29460, del 27 de noviembre del 2009, que derogó la pena de deportación para
los nacionales. ¡Ojalá que en esta oportunidad el Perú no deje pasar dos
décadas para enmendar este grave error que puede tener peligrosas
consecuencias jurídicas en el campo de los derechos humanos!
Pero la figura de
la deportación no es el único desaguisado que aparece en el mencionado
decreto legislativo. Quizás con la idea de acelerar aspectos procesales, la
norma ha establecido que las resoluciones de la Superintendencia Nacional de
Migraciones son de ejecución inmediata, contrariando así disposiciones
expresas de la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos
de Todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares, de la que el Perú
es parte y que dispone la obligatoriedad de establecer una instancia
adicional que permita su impugnación.
Se omite también
dar cumplimiento a varias obligaciones contraídas por el Perú al ser parte de
la Convención sobre los Derechos del Niño. Deroga, además, parte de la Ley
del Notariado que ya no tenía vigencia en virtud de una ley anterior.
Por otra parte, el
citado decreto legislativo viola la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo, pues
solo ha sido refrendado por el ministro del Interior, mas no así por el de
Relaciones Exteriores como corresponde. Hay, pues, muchas cosas que enmendar
no solo para restablecer la legalidad, sino por razones de buena imagen en el
exterior y, principalmente, para evitar que se use un texto abiertamente
ilegal para violar los derechos humanos de los peruanos.
http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/nacionales-deportados-decreto-juan-alvarez-vita-noticia-1972084
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Sangre, sudor... ¿y Zavala?
Pedro Tenorio
Miremos esta
escena: presentación ante la prensa para hacer un anuncio importante, pero se
termina respondiendo sobre todos los temas de la agenda pública (¡y no
siempre en el tono más favorable!). Así ha sido la comunicación política del
gobierno en los últimos siete meses y seguimos viendo los resultados: GFK
registra una nueva caída en la aprobación a la gestión presidencial (29%
nacional, seis puntos porcentuales menos que en enero), y nada anticipa que
la situación vaya a mejorar.
Parte del problema
se deriva de la manera de trabajar y comunicar que tiene el jefe del
Gabinete, Fernando Zavala. Y lo es por distintas razones. Primero, porque es
el vocero del Ejecutivo después del presidente Pedro Pablo Kuczynski y en sus
presentaciones ante la prensa continuamente aparece como alguien a la
defensiva, centrado en responder cuestionamientos antes que en presentar
soluciones específicas para cada problema. Segundo, porque su estilo pausado
y detallista en la cifra o el dato técnico parece el de un ministro más
(¿Economía? ¿Comercio Exterior? ¿Producción?), careciendo del tono político
que debe tener un jefe del Gabinete.
Tercero, porque
siendo joven y muy capaz –nadie puede mezquinar su preparación y experiencia–
no parece muy dispuesto a ponerse en los zapatos del peruano promedio. Y
subrayo “no parece” porque me imagino que dedica su tiempo a tratar de
resolver los enormes problemas del país al lado del presidente. Sin embargo,
Fernando Zavala se muestra como un primer ministro distante, cómodo en su
escritorio o en ciertos círculos empresariales antes que en la acción
inmediata. Su comparecencia de ayer en el Centro de Operaciones de Emergencia
Nacional (COEN) al lado de otros ministros monitoreando la emergencia
nacional de huaicos y crecidas de ríos dista de la camisa remangada y las
visitas de trabajo –que sí ha realizado, pero poco o nada se percibe– a las
zonas más afectadas.
Lo hemos dicho
muchas veces: en política tan importante como ser es parecer. Y Zavala no
parece haber aprendido mucho en estos siete meses. Visión de país tiene, y se
complementa muy bien con PPK, por lo que haría bien en afinar su equipo,
definir claramente sus mensajes y llegar así a más peruanos. La lucha
anticorrupción es fundamental, pero el día a día del manejo económico y social
–la lucha contra la delincuencia, sobre todo– no se consolida entre las
cuatro paredes de la PCM, sino con una comunicación política que convenza al
país de que hay un equipo a cargo de estos temas. Las marchas y contramarchas
por el aeropuerto de Chinchero son otro escándalo que agudiza las sospechas y
debe ser neutralizado cuanto antes. Fernando Zavala, cuyo equipo ministerial
solo tiene 23% de aprobación, no tiene más tiempo que perder.
http://elcomercio.pe/autor/pedro-tenorio-645
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Turbulencias sobre Chinchero
César Lévano
La primera piedra
del aeropuerto de Chinchero colocada por el presidente Pedro Pablo Kuczynski
había tenido rebote. Por lo pronto, el vice y ministro de Transportes Martín
Vizcarra, ante la tempestad de críticos, ha tenido que decidir no entregar ni
un céntimo a la empresa Kuntur Wasi mientras la Contraloría no emita el
informe final de su investigación sobre la adenda firmada con la compañía.
Entretanto, cada
día cobra mayor relieve el severo texto de Nicholas Asheshov que antes he
glosado en parte. Nos parece importante añadir algunos pasajes más del
escrito:
“Los burócratas y
políticos en Cusco y en Lima, en ProInversión y en el Ministerio de
Transportes, han llegado a llamarlo el aeropuerto internacional de Cusco.
Esta es una mentira propagada por la concesionaria subfinanciada, Kunturwasi.
Vuelos entre Chinchero, si este idiota, brumoso proyecto va por delante,
seguirá pasando por Lima, como lo hacen hoy y hasta el próximo siglo. Con una
diferencia. Los boletos costarán $ 300 más de lo que hacen hoy.
“Niebla, granizo,
normal en las altas montañas, añadir al peligro de Chinchero. Los glaciares y
los campos de nieve de la Cordillera Urubamba, a 6.000 m.a.s.l., se ciernen
sobre Chinchero. Están a solo unos kilómetros al norte de los campos de papa
Chinchero. Pintoresco, dramático. Peligroso”.
Asheshov precisa
que el macizo de Chinchero tiene una base de piedra caliza. Eso le permite
suponer que si algún día un avión de 200 toneladas aterriza ahí, abrirá un
enorme agujero instantáneo. Añádanse el estado patético de las carreteras, el
alcantarillado y la electricidad del Cusco. En Urubamba, la provincia donde
se ubica Chinchero, los cortes de energía son casi diarios.
Kuczynski prevé
siete millones de turistas al año en Cusco, pero un estudio oficial que los
pasajeros no pueden pasar de dos millones.
Esos cálculos me
recuerdan la crónica de Gabriel García Márquez “Un domingo de delirio”.
Cuenta ahí Gabo que Cartagena había decidido construir un Centro
Internacional de Convenciones para tres mil visitantes. No habían tomado en
cuenta que se necesitarían por lo menos diez jumbos para llegar a la ciudad y
por lo menos un mes para salir por las siete puertas del aeropuerto. Para
conseguir que las telefonistas atendieran las llamadas de los convencionistas
se necesitarían 32 años.
La prosa de Gabo
se engarza en el realismo mágico. Los cálculos sobre Chinchero corresponden
al irrealismo trágico. Y venal.
http://diariouno.pe/columna/turbulencias-sobre-chinchero/
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Un cierto sopor nacional
Mirko Lauer
Aunque la
encuestadora GfK no lo dice, su pregunta sobre aprobación de líderes
políticos hoy sin cargos públicos podría estar funcionando como un sondeo
sobre futuros beneficiarios de la actual situación política. La respuesta de
los consultados es que a todos menos uno les va igual o mejor en medio de la
tormenta. Aunque en términos generales es un cuadro de figuras más bien
congeladas.
Aunque hay unas
pocas excepciones GfK presenta un panorama de poco movimiento de enero a
febrero en la opinión pública. Una excepción es Pedro Pablo Kuczynski seis
puntos abajo. Otra es Julio Guzmán, siete puntos arriba. Todo lo demás se
resuelve por debajo de ese porcentaje. La sensación es que los consultados
tienen pocas ganas de opinar sobre personas.
Los líderes políticos
cuya aprobación ha subido una ñisca en cuatro semanas son básicamente el
elenco que participó en las pasadas elecciones, menos PPK que ganó. Llama la
atención que ellos sigan siendo los líderes políticos estándar para la
consulta. Obvia señal de que el caso Odebrecht no ha lanzado a nadie
realmente nuevo al primer plano.
¿Lo lanzará?
Quizás todavía es temprano, en el caso Odebrecht y en el propio proceso
político. Sin embargo es verdad sostenida que la situación de estos días
podría arrasar con los nombres más conocidos. Pero para una versión del “que
se vayan todos” es indispensable que haya una conciencia de quiénes podrían
ser los reemplazantes. Eso todavía no asoma.
Hay correas de
transmisión del descrédito corruptivo que no necesariamente tienen que ver
con acusaciones o investigaciones concretas. La idea de que todos los
políticos son iguales, o por lo menos potencialmente iguales, es un factor a
tomar en cuenta. Los que están libres del pecado Odebrecht son premiados,
pero bastante poco: todavía son sospechosos potenciales.
De otra parte, en
estos tiempos de sorpresas ingratas nadie sensato lanzaría una ofensiva
política. No es difícil imaginar una elección 2021 con candidatos percibidos
como previos o posteriores de una línea no tan imaginaria llamada el
escándalo Odebrecht. De modo que los líderes políticos de GfK quizás solo le
están cuidando el sitio a alguna otra persona.
¿Todo esto sugiere
la espera de un mesías anticorruptivo? Pues sí. Parece que es el tipo de
tiempos hacia los que estamos avanzando.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/852351-un-cierto-sopor-nacional
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