Cosas raras - Luis Davelouis
Deforma electoral - Arturo Maldonado
Dos cataclismos - Pedro Francke
El Apra y la corrupción - Nelson Manrique
El arte de la mentira política - César Lévano
Kuczynski en “La La Land” - Pedro Tenorio
Los chantajes del Banco Mundial - Rocío Silva Santisteban
Quijano: ¿Cómo nos pensamos? - Mirko Lauer
Riesgo de una presidencia volando bajo - Augusto Álvarez Rodrich
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Adiós míster Obama, sin pena 
René Naba 
El presidente
  Barack Obama abandona la escena presidencial después de un mandato de ocho
  años marcado por la relación de Estados Unidos con dos de los principales
  opositores a la hegemonía estadounidense, Cuba e Irán, en contraposición con
  una gestión maquinadora de la Primavera Árabe y completada por la superación
  del contencioso doloroso con Japón (Pearl Harbor e Hiroshima). Pero de una
  pasividad sorprendente con respecto al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu,
  a quien el presidente gratificará al final de su mandato con un regalo
  exorbitante: una subvención militar de 38.000 millones de dólares. 
Una pasividad
  insultante del líder estadounidense. Una complacencia corrosiva para la
  credibilidad y el prestigio de la diplomacia de EE.UU. 
Revisión del
  mandato del primer presidente negro de Estados Unidos 
El primer Premio
  Nobel de la Paz, nunca otorgado a un presidente en activo y que además se le
  concedió cuando tomó posesión y no al final de su mandato, ha terminado su
  doble legislatura (2008-2016) con una ayuda récord a uno de los estados más
  belicistas del mundo. 
Aquél que inauguró
  su mandato con un sonoro ¡salam aleikum! al mundo árabe desde la universidad
  de El Cairo en su célebre declaración pronunciada en la fecha simbólica del 4
  de junio de 2009, ha finalizado su mandato con una gratificación exorbitante
  de 38.000 millones de dólares al dirigente que más le ha despreciado a todo
  lo largo de su doble mandato presidencial. 
El «nuevo
  comienzo» destinado a mejorar las relaciones estadounidenses con el mundo
  árabe y musulmán, en ruptura con la era belicista de George Bush jr., se ha
  revelado como un retroceso y sus críticas a Israel como una broma de mal
  gusto. 
En vez de acallar
  el cacareo de su interlocutor israelí el afroestadounidense ha tenido de
  recular, acompañando su retroceso con un regalo real de un presidente
  masoquista a un dirigente xenófobo que burló continuamente su autoridad e
  hizo fracasar sus intentos de resolver el conflicto israelí-palestino. 
Calificar, por
  añadidura, de «gigante del siglo XX» a Shimon Péres, quien equipó
  atómicamente a Israel en Dimona y ordenó la carnicería de Cana (sur de
  Líbano) -la masacre de 106 civiles libaneses refugiados en un campo bajo la
  protección de los Cascos Azules de la ONU, asesinados por la artillería
  israelí en 1996- y para mayor escarnio elevarle a la categoría de Nelson
  Mandela, el antiguo decano de los presos políticos del mundo propulsado al
  rango de icono planetario absoluto de los pueblos en lucha por la libertad,
  revela si no un halago rastrero al menos un exceso de celo contraproducente. 
«Comparar a Shimon
  Péres con Mandela es escupir a la figura de Mandela», tronó Rony Brauman, uno
  de los fundadores de Médicos sin Fronteras, en una encendida llamada a la
  mesura al presidente estadounidense. 
Todavía más, en su
  oración fúnebre, sin duda llevado por un arrebato lírico, el presidente de
  EE.UU. tuvo la impertinencia de calificar a Jerusalén de «capital de Israel»,
  ganándose una vigorosa llamada al orden del Departamento de Estado infamante
  para una personalidad de semejante nivel de responsabilidad. 
Es cierto que la
  adopción por parte del Congreso de la Ley JASTA, quince años después del
  ataque a los símbolos de la superpotencia estadounidense el 11 de septiembre
  de 2001, que autorizaba a EE.UU. a perseguir al reino saudí en indemnización
  de los daños sufridos por los piratas del aire –de los cuales 14 de los 19
  eran de nacionalidad saudí- puso la espada de Damocles en suspensión sobre la
  dinastía wahabí, pero al mismo tiempo Barack Obama avaló la agresión saudí a
  Yemen y muestra una cierta connivencia con los grupos yihadistas del
  terrorismo islámico, en particular en Siria. 
De esta forma el
  primer presidente negro de Estados Unidos ha reforzado con su impulso de
  generosidad de final de mandato, sin la menor contrapartida, a un Estado que
  trata a sus propios negros, los falashas etíopes, como ciudadanos de segunda
  aparcados en guetos y en empleos precarios y residuales. 
Una ayuda militar
  escandalosa destinada principalmente a seguir masacrando a los palestinos y a
  continuar fagocitando Palestina con desprecio de la legalidad internacional
  de la cual EE.UU., en su calidad de miembro permanente de las Naciones
  Unidas, tiene el deber de preservar y defender. 
38.000 millones de
  dólares de Estados Unidos a Israel en detrimento del pueblo estadounidense
  mientras más de 40 millones de ciudadanos afroestadounidenses viven por
  debajo del umbral de la pobreza y 70 millones de ciudadanos de EE.UU. no
  disponen de ninguna cobertura social, a pesar del modesto Medicare de Obama. 
Abanderado de los
  sueños de la comunidad negra de Estados Unidos y de todos los pueblos morenos
  del cuarto mundo (1), Obama no ha dejado mes tras mes, año tras año, de
  demostrar que solo es un BASP (Negro Anglosajón Protestante), una variante
  cromática del WASP (Blanco Anglosajón Protestante). 
Así, el presidente
  más cool del mundo ha sido, hasta el final, el más decepcionante con respecto
  a las esperanzas que suscitó. 
La resolución
  2334   
Presa de un
  remordimiento tardío frente al país considerado el principal productor de
  alambradas del mundo y por otra parte deseoso de frenar las pulsiones
  expansionistas de Benjamín Netanyahu, Barack Obama le lanzó un tiro de
  advertencia absteniéndose de votar –y de oponer su veto- a un texto de
  denuncia de la colonización israelí. 
La resolución 2334
  (2) adoptada por el Consejo de Seguridad el 23 de diciembre de 2016, que
  recogió 14 votos a favor y salió adelante gracias a la abstención
  estadounidense, marca un hito en los anales diplomáticos internacionales en
  cuanto que marca un precedente. Es el primer voto en ese sentido desde hace
  un cuarto de siglo, más exactamente desde el Tratado de Washington que selló
  la paz entre Israel y Egipto el 29 de marzo de 1979, abre la vía al hecho de
  que el paraguas diplomático estadounidense ya no se despliega
  incondicionalmente para proteger a Israel y señala que el veto ya no es un
  derecho automático para todo lo que concierne al Estado hebreo. 
Un regalo
  envenenado a su sucesor xenófobo, el populista y ultrasionista Donald Trump,
  cuyo embajador en Israel, David Friedmann, ha anunciado su intención de
  instalarse en Jerusalén y no en Tel Aviv, con una buena gresca diplomática en
  perspectiva para el nuevo presidente durante los primeros cien días de su
  mandato presidencial. 
El número de
  colonos se eleva a 590.000 en Cisjordania y Jerusalén Oriental, de ellos
  90.000 más allá de la barrera de seguridad construida por los israelíes. Un
  proyecto de ley en la Knesset dirigido a legalizar todos los puestos de
  avanzada –colonias salvajes e ilegales según el derecho israelí- indica una
  grave deriva colonialista israelí a seis meses de la celebración del cincuentenario
  de la ocupación de Cisjordania, en junio de 2017. 
¿Constatación de
  fracaso? ¿De impotencia? ¿Gesto de desafío a un país que ha arruinado su
  balance diplomático? La amonestación tardía de John Kerry à Israel –país que
  visitó 25 veces en 4 años de mandato- revela el mismo razonamiento, un
  arrepentimiento de pacotilla de un secretario de Estado en el final de misión
  por la desidia con la que trató las aspiraciones legítimas del pueblo
  palestino al mismo tiempo que un enfoque destinado a cortar la vía a los
  desbordamientos hipersionistas del sucesor islamófobo del presidente Obama.
  En cualquier caso, señal de una viva irritación con respecto a un aliado que
  podría aparecer en el fututo cada vez más engorroso y cuyos desmanes están en
  el origen del descrédito moral de Estados Unidos en el Tercer Mundo. 
Al contrario de su
  predecesor George Bush, que invadió directamente Afganistán (2001) e Irak
  (2003) en el marco de la «guerra global contra el terrorismo, Barack Obama ha
  multiplicado las guerras «por delegación». Contra Libia y Siria –dos países
  árabes sin endeudamiento y aliados de los BRICS, particularmente de Rusia y
  de China- en el Mar Mediterráneo y paralelamente ha desarrollado guerras
  furtivas por medio de drones ampliando el despliegue de bases estadounidenses
  en el mundo: unas 60 bajo su mandato, 23 de ellas en África. 
Más de 500
  millones de dólares invirtió el ejército estadounidense en la formación de
  suplentes árabes para su empresa de balcanización del mundo árabe,
  especialmente en Siria e Irak. En vano. Y en pago del silencio de Washington
  sobre los crímenes de guerra de Arabia Saudí en Yemen y otros lugares, Barack
  Obama aprobó la venta de material de guerra al Reino por un montante de
  151.000 millones durante su doble mandato presidencial. 
Ante la
  preocupación de Shimon Péres, entonces líder del Partido Laborista israelí,
  por el comportamiento provocativo con respecto al Gobierno estadounidense de
  Ariel Sharon, el ultrahalcón primer ministro israelí de la época y mentor de
  Netanyahu, Sharon le respondió: «No tengo miedo de las presiones
  estadounidenses sobre Israel. Nosotros, el pueblo judío, ejercemos una
  influencia sobre Estados Unidos. Ellos no ignoran esta realidad. Para ellos
  es prácticamente imposible llevar a cabo una política estadounidense en
  Oriente Medio sin el aval de los judíos estadounidenses. Los judíos
  estadounidenses controlan perfectamente los medios de comunicación de EE.UU.,
  e incluso a los miembros del Congreso. El lobby judío no permitirá que el
  Congreso tome la menor medida hostil contra Israel», en una entrevista del 3
  de octubre de 2001. «La embajada de Israel en Washington determina el orden
  del día del Congreso por medio de los millonarios judíos», concluyó Sharon. 
Recordemos que el
  montante de la ayuda estadounidense a Israel durante los mandatos de Richard
  Nixon, Ronald Reagan y Bill Clinton, fue infinitamente más alto que el coste
  de la guerra de Vietnam (1955-1975) que puso en marcha dos portaviones, una
  flota aérea de 500 aviones de combate, otros tantos helicópteros y un cuerpo
  expedicionario de 500.000 combatientes. 
Que un presidente
  a la conquista de un segundo mandato haga demagogia halagando a sus electores
  potenciales podría ser comprensible, pero que un presidente en el final de su
  mandato conceda un finiquito desmesurado demostrando una mala gestión al
  dilapidar el presupuesto nacional en beneficio de un aliado incontrolable y
  despectivo, es contraproducente a largo plazo. 
¿Ha dejado este
  «trabajo sucio» a su sucesor? ¿Por qué tanta generosidad con un ser
  despectivo y despreciable? ¿Miedo a ser tachado de antisemita? ¿Mejor la
  sumisión que la revolución? El título de «mejor aliado de Israel» no es, ni
  mucho menos, un título glorioso. 
Soñemos un
  infausto destino del predecesor de Barack Obama, George Bush jr., el peor
  presidente de Estados Unidos de todos los tiempos. 
De sus compañeros
  ingleses de infortunio: Tony Blair y David Cameron. 
De sus compadres
  franceses, el cuarteto socialista de siniestra memoria: 
- Guy Mollet, el
  hombre Suez y Argel, la vergüenza del socialismo francés. 
- Lionel Jospin
  (¿Hizbulá terrorista?), primer dirigente socialista eliminado en la primera
  vuelta de la competición presidencial, el destino quebrado en plena gloria. 
- Dominique
  Strauss Khan, quien se preguntaba todos los días qué podía hacer por la
  «grandeza de Israel» -y no de Francia donde había sido elegido- antes de que
  su destino presidencial tropezara con una camarera de hotel. 
- François
  Hollande y sus serenatas de amor en la cocina del líder de la derecha
  xenófoba israelí, el más impopular de los presidentes franceses en igualdad
  con su colega posgaullista atlantista, el «mestizo» Nicolas Sarkozy,
  destructor de Libia y de Siria, generador del flujo migratorio masivo de la
  ribera sur del mediterráneo hacia Europa. 
El título de
  «mejor amigo de Israel» constituye, a la vista de los hechos, una abdicación
  de soberanía a nivel del Estado y una alienación mental al nivel de los
  individuos en cuanto que aniquila, tanto en un caso como en el otro,
  cualquier espíritu crítico con respecto a un país supuestamente amigo. 
Más allá del
  culebrón electoral de la campaña presidencial estadounidense de 2016 y del
  traumatismo que podría haber generado en amplias capas de la población, los
  estadounidenses se verán conducidos antes o después a purgar sus demonios y a
  dejar de creer que pueden seguir sangrando eternamente al resto del planeta,
  a golpes de bonos del tesoro, para conservar su supremacía. Mientras tanto
  permanecen cautivos de Israel para la determinación de su estrategia global y
  destruyen a sus opositores bajo una forma de «caos constructor» para la
  supervivencia de petromonarquías desacreditadas y criticadas, en las
  antípodas de los valores de la democracia estadounidense. 
Traducción Caty R. 
http://rebelion.org/noticia.php?id=222292 
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Cosas raras 
Luis Davelouis 
El fiscal ad hoc
  del caso Odebrecht, Hamilton Castro, rechazó el pedido de la Procuraduría
  Anticorrupción para incautar los activos de la empresa y congelar sus
  cuentas, como ha sucedido en otros países ante el mismo caso. El procurador
  Amado Enco encuentra inexplicables la respuesta y proceder de la Fiscalía y
  evalúa presentar medidas legales para obligar al Ministerio Público a ser más
  “drástico”. 
La Fiscalía
  celebró un contrato con Odebrecht por medio del cual la empresa se
  comprometía a allanarse y satisfacer los requerimientos de información del
  Ministerio Público y al pago de S/30 millones como adelanto de reparación
  civil. El contenido específico de ese acuerdo es, según la Fiscalía, de
  carácter reservado y tampoco es conocido por la Procuraduría. Empieza, por
  todo esto, a ser muy raro el por qué no se ha actuado así en el Perú. 
También es raro
  que todos los personajes que están siendo buscados o que han sido detenidos
  hasta ahora con la colaboración de Odebrecht tienen que ver con el mismo caso
  (el tren, relativamente pequeño comparado con las IIRSA o el gasoducto) y que
  son cercanos y viejos colaboradores de Enrique Cornejo, quien hasta la semana
  pasada postulaba a la Secretaria General del Apra, en claro desafío a Alan
  García. 
Se vuelve más raro
  todavía si nos fijamos en quién escoge qué información recibe la Fiscalía: la
  abogada de Odebrecht, Lourdes Carreño. Antes de trabajar para los brasileños,
  Carreño fue integrante de la Comisión de Indultos y Gracias Presidenciales
  que recomendó a Alan García otorgar los narcoindultos. Facundo Chinguel fue
  preso y Aurelio Pastor dejó de ser ministro, pero Carreño se quedó en la
  comisión. 
Todos los que caen
  comprometen al enemigo de Alan y ella es quien le da los nombres a la
  Fiscalía. Raro, ¿no? 
http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-cosas-raras-2269331 
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Deforma electoral 
Arturo Maldonado 
La reforma
  electoral está en la agenda del Congreso. Actualmente se están discutiendo
  propuestas como el regreso a la bicameralidad, la reelección de autoridades,
  el voto preferencial, el financiamiento de los partidos políticos, su
  democracia interna, entre otros. 
Sobre qué
  combinación de reglas es la mejor podemos decir que hay tantas como los hay
  políticos, politólogos o analistas políticos. Cada uno presenta evidencia a
  favor de su combo o en contra de otra combinación. El sustento va desde
  argumentos normativos, evidencia anecdótica de otros países o, en el mejor de
  los casos, sistematización de experiencias múltiples.  
Muchas veces hay
  conclusiones a favor y en contra para cada propuesta. Esto es sintomático de
  lo limitado de nuestro conocimiento acerca de los efectos prácticos del
  cambio de las reglas de juego. 
La intención de
  los proponentes es que la implementación de nuevas reglas genere el efecto
  teórico deseado. Lamentablemente, a pesar de las buenas intenciones, las
  nuevas reglas a menudo traen efectos negativos no planeados. La introducción
  de la revocatoria, por ejemplo, tuvo muchas consecuencias negativas que no se
  previeron (y que quizá no se podían prever). En manos de personajes como
  Marco Tulio Gutiérrez, este cambio terminó deformando la reforma. 
Los cambios en los
  mecanismos de democracia interna de los partidos son otra expresión de buenas
  intenciones que pueden empedrar el infierno electoral. La idea de fondo es
  que mayor participación ciudadana permitiría que los partidos sean más representativos
  de la población y, por ende, se recupere la confianza en estas instituciones.
  La ONPE propone elecciones de candidatos simultáneas para puestos de elección
  popular, incluyendo presidentes regionales y alcaldes. Se plantea que los
  organismos electorales intervengan en los procesos y se aumenten los
  requisitos en las declaraciones juradas de los postulantes. 
Esto colisiona,
  sin embargo, con lo que se observa en la realidad. Se reconoce que la
  implementación de este tipo de medidas ha traído un recambio generacional
  parcial de las élites partidarias, pero ha venido acompañado de un aumento de
  lucha intrapartidaria que puede derivar en fragmentación y división. Sin ir
  muy lejos, el Frente Amplio estuvo cerca de quebrarse como resultado de una pugna
  entre dos liderazgos. Así podría pasar con otras agrupaciones políticas. 
De otro lado, la
  idea implícita es que los partidos siguen siendo esas organizaciones de
  masas, cuyos partidarios son los garantes de la representatividad de los
  candidatos. No se considera que hace tiempo los partidos son maquinarias
  electorales al servicio de caudillos y que los partidarios casi han
  desaparecido y dado paso a las portátiles. 
Por eso mayor
  democracia interna no necesariamente implica una mejor representación. En otras
  partes del mundo se encuentra paradójicamente que partidos en los que las
  élites partidarias deciden la nominación de sus candidatos suelen mostrar
  mejores grados de representación que partidos con procedimientos más
  inclusivos. Es decir, existe evidencia en contra de los supuestos beneficios
  de la apertura en la selección de candidatos. 
Como en el caso de
  la revocatoria o de la democracia interna, las consecuencias no deseadas de
  otros cambios en las reglas de juego también existen. Es más, las reformas
  siempre chocan con reticencias entre aquellos beneficiados con el statu quo y
  pueden ser mutiladas de acuerdo a los intereses de aquellos políticos que
  calculan se pueden beneficiar con los cambios. Es decir, una reforma integral
  puede ser tasajeada a medida, lo que introduce más ruido en la decisión
  técnica.  
Los reformólogos
  no solo deben dar cuenta de los efectos teóricos esperados, sino también
  asumir que existen potenciales efectos perniciosos de cada cambio. Los
  expertos deben garantizar la posibilidad de reajuste de las reformas, una vez
  establecidas nuevas reglas de juego. Así deformaciones de reformas no se
  vuelven statu quo. 
http://elcomercio.pe/opinion/mirada-de-fondo/deforma-electoral-arturo-maldonado-noticia-1964637 
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Dos cataclismos 
Pedro Francke 
Dos grandes
  movimientos, de enorme magnitud, atraviesan el país y empiezan a generar
  cambios profundos que apenas empezamos a vislumbrar. No, no me refiero a la
  cantidad de huaicos, inundaciones, derrumbes y otros desastres que asolan a
  muchas poblaciones, sobre todo de la sierra peruana; siendo terribles sus
  consecuencias humanas y siendo lamentable ver cómo nuestros gobiernos y
  pobladores han sido incapaces de prevenir adecuadamente, no se trata de nada
  nuevo: sucede todos los años. 
Los dos
  movimientos que hoy remecen la historia peruana de las próximas décadas son
  el escándalo Odebrecht y demás constructoras brasileñas, y el gobierno de
  Donald Trump. Sobre lo primero, esperemos que no demore mucho hasta que
  Toledo, García y Humala terminen en la cárcel, como me parece que hay
  suficientes indicios para establecerlo. Todos los ministros y altos
  funcionarios involucrados les harán compañía. 
Esperemos que no
  demore mucho en que salgan a luz todos los movimientos bancarios de las
  coimas de Odebrecht y demás constructoras. Las empresas peruanas asociadas
  como Graña y Montero deben también asumir sus responsabilidades, eso de que
  “es mi hermano pero no sé nada” no se lo cree ni su abuelita. 
Pero todo eso solo
  son buenos deseos: la corrupción en el Perú tiene mucha historia y gente como
  Alan García han mostrado que tienen excelentes relaciones entre fiscales y
  jueces para, con un pretexto u otro, escaparse de la justicia. 
Las revelaciones
  de la corrupción, de las cuales recién empezamos a ver algunas pruebas, remecen
  al país. Comparto los sentimientos que una reciente encuesta GfK indica
  tenemos los peruanos. Decepción, vergüenza, molestia, cólera. 
Tremendo
  desprestigio de la democracia peruana y, por cierto, de casi todos los países
  latinoamericanos: Odebrecht, Camargo Correa, OAS y demás coimeaban ministros
  de derecha y de izquierda, partidarios de Uribe y de Lula. Ojalá esto sirva
  para una limpieza regional; pero por un buen periodo, la política peruana se
  encuentra en un mar movido. Peligroso que tengamos un gobierno tan poco capaz
  de marcar buen rumbo en estas circunstancias. 
Al mismo tiempo,
  Trump a cargo del gobierno del país más poderoso del planeta, no hay que
  olvidarlo, muestra su cara intolerante y fascistoide. Levanta el muro y
  quiere pasarle la factura a México, engañando en el camino a su triste
  presidente. Impide la entrada al país a gente a quienes ya les habían dado la
  visa, sobre la base de puros prejuicios. Desfinancia las Naciones Unidas. Es
  un mono con metralleta, solo que no solo tiene metralleta, tiene miles de
  armas nucleares. 
Ante mares tan
  movidos, resulta indispensable reafirmarse en los valores que nos sostienen.
  El rechazo total a la corrupción y la política como servicio público. La
  promoción y defensa de derechos sociales. La democracia y los acuerdos entre
  los países para la paz. 
http://diariouno.pe/columna/dos-cataclismos/ 
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El Apra y la corrupción 
Nelson Manrique 
Tras la
  sorprendente noticia de que el Apra tiene un Tribunal de Ética y Moral, vino
  el esperable anuncio de que este organismo ha decidido abrir proceso
  disciplinario a Enrique Cornejo y suspenderle sus derechos partidarios.
  Cornejo está acusado de realizar declaraciones infraternas, llegando a
  asegurar que Alan García lideraba el rechazo hacia su postulación a la
  Secretaría General y de acusar a los dirigentes de bloquear la renovación del
  partido. Todo lo cual es verdad, pero igual va preso. 
Tradicionalmente,
  en el Perú es muy difícil lograr justicia. El sistema judicial está
  profundamente penetrado por la corrupción y los más importantes corruptores
  están blindados de investigaciones y sanciones penales por una enmarañada red
  de funcionarios cuyo trabajo principal es asegurar la impunidad. El libreto
  habitual empieza con un gran despliegue mediático y juramentos de que esta
  vez se irá hasta el fondo de las cosas para sancionar a los culpables. Luego
  vienen las maniobras para enredar el proceso y dilatarlo hasta que salga del
  foco de la atención pública. En el camino, jueces amigos se encargan de
  invalidar las pruebas, archivarlas, y, cuando eso no es posible, adulterarlas
  o simplemente desaparecerlas, como lo mostró el caso Petroaudios. Si el
  escándalo es suficientemente grande se necesitará chivos expiatorios que
  carguen con las culpas. Es la hora de los Mantilla. 
El escenario está
  montado para la repetición del libreto. Estamos en el momento en que se trata
  de conseguir funcionarios menores que acepten cargar con las culpas para
  cubrir a la dirección, como lo hizo en su momento Agustín Mantilla por los
  inexplicables 6 millones de dólares que le encontraron en cuentas en el
  extranjero. Es el rol que tienen asignado hoy Jorge Cuba, Miguel Ángel
  Navarro y Edwin Luyo. 
El caso de Luyo,
  funcionario de la Autoridad Autónoma del Tren Eléctrico, procesado por los
  delitos de cohecho pasivo propio y lavado de activos, es revelador. En su
  primera aparición ante el juez, luego de su captura, Luyo afirmó que “todos
  saben que en realidad la pita se rompe por el lado más débil (...) en cada
  requerimiento que hagan voy a decir la verdad”. Reconoció haber recibido
  pagos de Odebrecht por US$ 196 000 y US$ 304 000, transferidos a una cuenta
  offshore de Andorra. De pronto abandonó esta actitud y dio un viraje
  completo: sus culpas no existen y los sobornos se han convertido en
  “consultorías”. El caso del otro detenido, Miguel Ángel Navarro, sigue un
  patrón similar. En su primera presentación, luego de su detención, reconoció sus
  culpas con lágrimas en los ojos y prometió cooperar con la justicia: “He
  aceptado todos los cargos y estoy bien arrepentido. Me he acogido a la
  confesión sincera. Pido perdón al Estado peruano”. Según el fiscal adjunto
  Marcial Páucar, Navarro admitió que abrió una offshore para el exviceministro
  prófugo Jorge Cuba –el que acaba de prometer ponerse a derecho–. Como en el
  caso anterior, Navarro se desdijo luego de su promesa y renunció a la
  colaboración eficaz. 
Posiblemente la
  sanción benigna que recibió Miguel Facundo Chinguel, al cargar con las culpas
  en el caso de narcoindultos, debe haber sido un poderoso argumento para
  convencer a los candidatos a mártires. Pero ahora la situación es muy
  diferente. Por una parte las pruebas van a ser provistas por la justicia
  brasileña, y va a ser muy difícil escamotearlas habiendo copias en el
  exterior. En segundo lugar, Alan García no tiene ya el poder que lo hacía
  invulnerable. Viene de un desastre electoral y carga con un profundo
  descontento por su manejo arbitrario del partido aprista, que está
  profundamente fracturado, con dirigentes cuyo mandato expiró el año 2014 y
  que siguen en el poder porque existe una fundada preocupación de la cúpula
  que lo controla por perder el poder. La debilidad del Apra es para ellos la
  ominosa perspectiva de una larga condena. 
El caso Enrique
  Cornejo debe verse desde esta perspectiva. Cornejo se sublevó y pretendió
  decir “paso” ante el llamado al martirio, pero los hechos que hasta hoy se
  conocen lo involucran tan fuertemente en el escándalo que aparentemente el
  único camino que le queda es el de negociar su silencio, como lo hicieron en
  su momento Rómulo León Alegría y el contralmirante (r) Elías Ponce Feijóo (el
  marino propietario de la empresa Business Track). Hacer llegar el mensaje de
  que podían hablar les ganó a los dos el respaldo del aparato del partido para
  salir bien librados de sus acusaciones. El Apra es el camino, pero no parece
  llevar a un final feliz. No parece que le vaya a evitar una temporada en la
  cárcel. 
http://larepublica.pe/impresa/opinion/844310-el-apra-y-la-corrupcion 
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El arte de la mentira política 
César Lévano 
Hace varios
  siglos, el gran satírico Jonathan Swift escribió El arte de la mentira
  política. Pero ahora, en la era de Donald Trump, George W. Bush y Alan
  García, las técnicas descritas por Swift se han visto superadas. 
El semanario
  inglés The Economist publicó el 10 de setiembre de 2016 un ensayo que permite
  examinar el método de políticos como García. Señala la revista cómo, durante
  la campaña electoral estadounidense, Trump aseguró que el certificado de
  Barack Obama era falsificado y que el entonces presidente era fundador del
  Estado Islámico. 
The Economist
  indica que el método es exponente de la política de “postverdad”, un uso de
  afirmaciones que suenan a veraces pero que no tienen ninguna base en la
  realidad. 
En verdad, esa
  técnica no es nueva en los políticos de Washington. Basta recordar la
  declaración George W. Bush de que los Estados Unidos tenían pruebas de que
  Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva. Después, Colin Powell,
  secretario de Estado, tuvo que confesar en la asamblea de la ONU, que eso no
  era cierto, y que la CIA lo había engañado al respecto. 
El semanario
  londinense señala que la mentira tiene nuevos recursos por la evolución de
  los medios. “La fragmentación de las fuentes de noticias”, expresa, “ha
  creado un mundo en que las mentiras, los rumores y los chismes se difunden
  con alarmante rapidez”. 
Esa fluidez
  informativa es aprovechada por los políticos que tienen la conciencia sucia.
  Alan García ha reaccionado desde su cómodo refugio en España. Se defiende
  recurriendo a historias del pasado, cuando la red judicial del Apra lo
  favorecía. Por lo demás, su honradez no puede demostrarse con documentos
  tramposos o descargando culpas sobre funcionarios y cómplices de segundo
  orden. Lo que debe descubrirse son las cuentas secretas, manejadas por unos
  cuantos testaferros. 
Una muestra de que
  García, que no se distingue por su valentía, está asustado, es la declaración
  de su oficina. Ahí se ve cómo se refugia en procesos del pasado, pero al
  mismo tiempo recurre al insulto contra Sergio Tejada, presidente de la
  Comisión Multipartidaria del Congreso que investigó, desenmascaró y denunció
  delitos de García en la presidencia. 
Dice ahora el jefe
  aprista respecto a Tejada: 
“El presidente de
  la Comisión investigadora, en su papel de sicario político, envió el mismo
  tema ante la Fiscalía. El Fiscal archivó el caso pero otro lo reabre
  nuevamente”. 
http://diariouno.pe/columna/el-arte-de-la-mentira-politica/ 
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Kuczynski en “La La Land” 
Pedro Tenorio 
Cuidado: el
  problema con “el humor inglés” del presidente Pedro Pablo Kuczynski es que
  pueda parecerse cada vez menos al de Winston Churchill y cada vez más al de
  Francis Drake. Decir, como declaró el último viernes, que “es muy importante
  que América Latina voltee la página y no esté metida en estos líos y
  pillerías que estamos viendo hoy”, cuando todo el continente se debate en
  medio del más grande escándalo de corrupción de las últimas décadas, es de
  una temeridad política inaudita. 
Y lo es porque no
  cabe “voltear la página” donde urgen investigaciones a fondo, expedientes
  acusatorios impecables y condenas ejemplares para todos los responsables en
  la danza de sobornos pagados por empresas constructoras brasileñas y,
  especialmente, Odebrecht. La frase de PPK no precisa de “traductor”, pero sí
  de espíritu autocrítico: ¡qué necesidad tiene de opinar en términos tan
  erráticos sobre una materia crucial en el devenir político de su gobierno! 
Se acaban de
  cumplir seis meses desde que se instaló en Palacio de Gobierno (con una
  explosión de entusiasmo similar a la apertura del musical al que aludimos en
  el título) y es evidente que está muy lejos de todo lo anunciado. Según GFK,
  Kuczynski cierra enero con una aprobación de solo 35% (su desaprobación
  alcanza 52%), cifra peligrosa pues afianza su debilidad política. Súmese a
  ello una bancada parlamentaria que ha perdido peso en el debate de la agenda
  pública y, lo que es sorprendente, un Gabinete sin dinamismo. Porque es
  precisamente en plena crisis nacional de huaicos y desastres naturales que
  uno se pregunta ¿dónde están los ministros? Los vemos lentos, movilizándose
  uno por uno y sin liderar la entrega de ayuda a los damnificados. Peor,
  imposible. 
Hace dos semanas
  advertimos en este mismo espacio que PPK se estaba mimetizado con el
  Alejandro Toledo presidente, no solo por su desgaste sino por sus actitudes
  ante lo que el país espera de él. Viendo las encuestas, es claro que
  Kuczynski y Fernando Zavala necesitan cambiar su estilo de gestión y de comunicación
  política. La mayoría no cree que vayan por el camino correcto: solo un 19%
  (siempre según GFK) piensa que “está realizando cambios para la mejora del
  país”, y 16%, que “promueve el empleo y la inversión”, cuando todos
  esperábamos que esa fuera una clave de su administración. ¡Ni siquiera dos de
  cada diez encuestados! Y siguen bajando.  
Ciento ochenta
  días son suficientes y todo indica que ha llegado el momento de un ajuste en
  el equipo ministerial que le devuelva novedad y expectativa a un gobierno que
  se ahoga antes de tiempo. No esperen que todo parezca una imposición de sus
  adversarios, tomen la iniciativa política de una buena vez.  
http://elcomercio.pe/opinion/rincon-del-autor/kuczynski-land-pedro-tenorio-noticia-1964641 
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Los chantajes del Banco Mundial 
Rocío Silva Santisteban 
La semana pasada
  ante el TC en Arequipa, los abogados Juan Carlos Ruiz y Henri Carhuatocto,
  acompañados de la activista indígena, Gladys Vila, sustentaron la acción de
  inconstitucionalidad que la CNDDHH presentó en el año 2014 contra la Ley
  30230 más conocida como “paquetazo antiambiental”. ¿Por qué esa ley es lesiva
  a las comunidades indígenas? Precisamente porque las afecta en lo que
  constituye el núcleo duro de su identidad: su territorio. Pero además porque
  estipuló recortes a instituciones de protección ambiental como la OEFA, luego
  de las tremendas multas que impuso a numerosas empresas como Yanacocha o
  Volcan, entre otras, dándoles amnistía o reduciéndolas. El Estado dejó de
  ganar millones en multas gracias a esta ley para “destrabar la tramitología”,
  esa palabrita inventada por Roberto Abusada del IPE (Francisco Durand dixit). 
Lo lamentable de
  esta ley es que fue cocinada en el Banco Mundial. Así como lo leen: el Banco
  Mundial, institución que me envía como suscriptora un reporte sobre los
  progresos que el planeta realiza con su ayuda en torno a la pobreza y la
  desigualdad, fue quien la “impulsó” en el marco de acciones previas a la
  aprobación de un Préstamo para Políticas para el Desarrollo (DPL en inglés).
  En otras palabras: chantajeó al gobierno de Ollanta Humala con la necesidad
  de esta ley para poder dar un préstamo, cuando el mismo Banco Mundial se
  vería beneficiado por las obras de infraestructura en zonas de territorios
  indígenas (el BM, por ejemplo, tiene el 5% de las acciones de Conga). Ah… el
  BM, además, con esta norma, facilitó el Gaseoducto del Sur, ergo, a
  Oderbrecht. 
Esta política es
  intolerable. Somos testigos de lo que ha implicado el poder del BNDES y su
  juego con empresas corruptas expuestas en Lava Jato, juego afilado por los
  préstamos a gobiernos “progresistas” de la región cuando, debajo, las
  empresas tenían a sus corruptores sumamente organizados rompiéndole la mano a
  cuanto funcionario público se le pusiera delante. Por eso hay que
  desenmascarar a quienes, a través de este tipo de “incidencia”, que no es
  otra cosa que alisar las sábanas para tender la cama, pretenden presionar y
  condicionar a los gobiernos. 
Ese es el
  escenario que busca el BM con el actual gobierno de PPK a través de la
  Alianza con el Perú 2017-2021. Al parecer el pánico al decrecimiento de la
  economía sigue produciendo laxitud en torno a las medidas que deben cuidar
  nuestro medio ambiente y proteger a los pueblos indígenas. Como sostiene el
  comunicado de DAR, Red Muqui y 50 otras instituciones sobre el BM y los
  decretos legislativos de PPK: “En algunos de ellos hay un retroceso en
  materia de derechos de los pueblos indígenas, transparencia, seguridad
  territorial, flexibilización de la normativa minera, derecho al agua, minería
  informal, flexibilidad laboral, entre otros”. 
Este comunicado y
  algunos analistas, como José de Echave, concluyen que la flexibilización y
  desprotección anterior han sido un fracaso: “La ley 30230 prometía mayor
  inversión, sin éxito, ya que el Perú, desde 2011 se ha mantenido en el puesto
  67 del ranking de competitividad Doing Business”. No hubo ningún efecto sobre
  dinamización de inversiones, pero sí aumentó la conflictividad social y la
  corrupción. 
http://larepublica.pe/impresa/opinion/844311-los-chantajes-del-banco-mundial 
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Quijano: ¿Cómo nos pensamos? 
Mirko Lauer 
Un premio en Casa
  de las Américas, Cuba, ha servido para recordarle al Perú algo que en otros
  lugares es evidente: la creciente importancia mundial de las ideas de Aníbal
  Quijano acerca de la colonialidad del poder. Muy resumida, la idea es que hay
  una modernidad eurocéntrica asentada en siglos de dominación colonial, cuya
  lógica de fondo debe ser criticada, y reemplazada. 
La teoría ha sido
  construida en base al debate con dos ideas hegemónicas en las ciencias
  sociales: la modernización estructural-funcionalista y el materialismo
  histórico marxista leninista. Frente a esas dos viejas ideas, Quijano plantea
  la elaboración de otra manera de pensar, es decir de acercarse a la realidad,
  desde la raíz. 
Hay coincidencia
  en que la colonialidad del poder es, junto con la teología de la liberación
  de Gustavo Gutiérrez, la teoría de la marginalidad originada en los
  pensadores de la dependencia, y la pedagogía del oprimido de Paulo Freire,
  uno de los cuatro principales aportes de América Latina al debate mundial
  sobre los problemas de las mayorías. 
En lo formal,
  Quijano es un seguidor de la longue durée braudeliana, y por tanto reconoce que
  las cuestiones problemáticas de estos tiempos se inscriben en una dominación
  de 500 años. Allí están las explicaciones de por qué tantos países y
  sociedades siguen postergados respecto de otros, en una desigualdad que
  parece natural. 
En lo estructural,
  Quijano concibe el poder actual como el dominio de cinco aspectos de la
  realidad que deben ser vistos como un conjunto: el trabajo, la naturaleza, la
  sexualidad, la autoridad colectiva y la intersubjetividad. En cada una de
  ellas hay una agenda para la liberación individual y colectiva de las
  personas. 
Si hubiera que
  resumir aún más sus ideas, se trata de no pensar como lo han hecho los siglos
  euro-norteamericanos y empezar a reflexionar como lo hace cada vez más la
  amplia base popular, histórica y permanente, de América Latina. Uno de sus
  argumentos es que entre numerosas comunidades autóctonas, por ejemplo, ese
  proceso ya ha comenzado. 
Los trabajos de
  Quijano son de particular interés para entender cómo la crisis del capital
  post-2008 viene alterando a gran velocidad lo que se ha llamado la
  “geopolítica del conocimiento”. En esto, Quijano tiene cada vez más
  seguidores en el mundo académico, y en el político. 
http://larepublica.pe/impresa/opinion/844308-quijano-como-nos-pensamos 
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Riesgo de una presidencia volando bajo 
Augusto Álvarez Rodrich 
Cualquiera que sea
  la razón principal que produjo el bajón, entre diciembre y enero, de once
  puntos porcentuales en la aprobación a Pedro Pablo Kuczynski en su gestión
  como jefe del Estado, es claro que la pérdida sostenida de respaldo que está
  sufriendo su presidencia desde su inicio constituye una pésima noticia para
  la perspectiva de la estabilidad política peruana. 
Once puntos menos
  en solo un mes, según la encuesta de GfK, revelada el domingo en La
  República, no es poca cosa ni debiera dejar de ser motivo de preocupación en
  Palacio de Gobierno, en donde se percibe una variedad amplia de asesoría en
  comunicación pero, por los resultados que se están observando, una escasa
  efectividad. 
PPK empezó su
  gobierno con 60% de aprobación y 14% de desaprobación, pero hoy, medio año
  después, el cuadro es bastante malo comparado con eso. Los que respaldan al
  presidente en enero son casi la mitad (35%) y los que no lo hacen se han
  multiplicado casi por cuatro (52%). 
La trayectoria
  declinante se empezó a acelerar en octubre pasado, pero es claro que, cada
  mes que pasa, las cosas se ponen peor para PPK. 
Algunos atribuyen
  su pérdida de aprobación al efecto del tremendo huayco Odebrecht/Lava Jato
  que arrasa con lo que encuentra a su paso, afectando no solo la popularidad
  del presidente PPK sino las de sus principales opositores. 
Así, entre enero y
  diciembre, Keiko Fujimori tienen seis puntos menos de aprobación; Verónika
  Mendoza, tres; Julio Guzmán, dos; Kenji Fujimori, siete y Alan García, cuatro
  (llegando a una popularidad en enero de solo 7%). La de Alejandro Toledo ya
  ni se mide. 
Pero una cosa es
  estar en la oposición y otra en el Gobierno. 
Es evidente que
  las encuestas de opinión no son ni debieran ser el referente de cuán bien lo
  está haciendo un presidente. Incluso, podría ocurrir que, al inicio del
  mandato, se tomen medidas impopulares que luego den sus frutos tanto en el
  campo de la efectividad de la política pública como en el de la retina del ciudadano. 
Pero también es
  cierto que una presidencia tan frágil como la de Kuczynski no puede darse el
  lujo de una pérdida excesiva de respaldo ciudadano, pues eso la expondría a
  la inclemencia de una oposición no muy perspicaz ni inteligente, pero sí muy
  brusca y fuerte. 
Imagínense, nomás,
  el escenario de fragilidad política que sería, a fin de este año, un
  presidente como PPK con una aprobación inferior al 10%. 
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