Cosas raras - Luis Davelouis
Deforma electoral - Arturo Maldonado
Dos cataclismos - Pedro Francke
El Apra y la corrupción - Nelson Manrique
El arte de la mentira política - César Lévano
Kuczynski en “La La Land” - Pedro Tenorio
Los chantajes del Banco Mundial - Rocío Silva Santisteban
Quijano: ¿Cómo nos pensamos? - Mirko Lauer
Riesgo de una presidencia volando bajo - Augusto Álvarez Rodrich
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Adiós míster Obama, sin pena
René Naba
El presidente
Barack Obama abandona la escena presidencial después de un mandato de ocho
años marcado por la relación de Estados Unidos con dos de los principales
opositores a la hegemonía estadounidense, Cuba e Irán, en contraposición con
una gestión maquinadora de la Primavera Árabe y completada por la superación
del contencioso doloroso con Japón (Pearl Harbor e Hiroshima). Pero de una
pasividad sorprendente con respecto al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu,
a quien el presidente gratificará al final de su mandato con un regalo
exorbitante: una subvención militar de 38.000 millones de dólares.
Una pasividad
insultante del líder estadounidense. Una complacencia corrosiva para la
credibilidad y el prestigio de la diplomacia de EE.UU.
Revisión del
mandato del primer presidente negro de Estados Unidos
El primer Premio
Nobel de la Paz, nunca otorgado a un presidente en activo y que además se le
concedió cuando tomó posesión y no al final de su mandato, ha terminado su
doble legislatura (2008-2016) con una ayuda récord a uno de los estados más
belicistas del mundo.
Aquél que inauguró
su mandato con un sonoro ¡salam aleikum! al mundo árabe desde la universidad
de El Cairo en su célebre declaración pronunciada en la fecha simbólica del 4
de junio de 2009, ha finalizado su mandato con una gratificación exorbitante
de 38.000 millones de dólares al dirigente que más le ha despreciado a todo
lo largo de su doble mandato presidencial.
El «nuevo
comienzo» destinado a mejorar las relaciones estadounidenses con el mundo
árabe y musulmán, en ruptura con la era belicista de George Bush jr., se ha
revelado como un retroceso y sus críticas a Israel como una broma de mal
gusto.
En vez de acallar
el cacareo de su interlocutor israelí el afroestadounidense ha tenido de
recular, acompañando su retroceso con un regalo real de un presidente
masoquista a un dirigente xenófobo que burló continuamente su autoridad e
hizo fracasar sus intentos de resolver el conflicto israelí-palestino.
Calificar, por
añadidura, de «gigante del siglo XX» a Shimon Péres, quien equipó
atómicamente a Israel en Dimona y ordenó la carnicería de Cana (sur de
Líbano) -la masacre de 106 civiles libaneses refugiados en un campo bajo la
protección de los Cascos Azules de la ONU, asesinados por la artillería
israelí en 1996- y para mayor escarnio elevarle a la categoría de Nelson
Mandela, el antiguo decano de los presos políticos del mundo propulsado al
rango de icono planetario absoluto de los pueblos en lucha por la libertad,
revela si no un halago rastrero al menos un exceso de celo contraproducente.
«Comparar a Shimon
Péres con Mandela es escupir a la figura de Mandela», tronó Rony Brauman, uno
de los fundadores de Médicos sin Fronteras, en una encendida llamada a la
mesura al presidente estadounidense.
Todavía más, en su
oración fúnebre, sin duda llevado por un arrebato lírico, el presidente de
EE.UU. tuvo la impertinencia de calificar a Jerusalén de «capital de Israel»,
ganándose una vigorosa llamada al orden del Departamento de Estado infamante
para una personalidad de semejante nivel de responsabilidad.
Es cierto que la
adopción por parte del Congreso de la Ley JASTA, quince años después del
ataque a los símbolos de la superpotencia estadounidense el 11 de septiembre
de 2001, que autorizaba a EE.UU. a perseguir al reino saudí en indemnización
de los daños sufridos por los piratas del aire –de los cuales 14 de los 19
eran de nacionalidad saudí- puso la espada de Damocles en suspensión sobre la
dinastía wahabí, pero al mismo tiempo Barack Obama avaló la agresión saudí a
Yemen y muestra una cierta connivencia con los grupos yihadistas del
terrorismo islámico, en particular en Siria.
De esta forma el
primer presidente negro de Estados Unidos ha reforzado con su impulso de
generosidad de final de mandato, sin la menor contrapartida, a un Estado que
trata a sus propios negros, los falashas etíopes, como ciudadanos de segunda
aparcados en guetos y en empleos precarios y residuales.
Una ayuda militar
escandalosa destinada principalmente a seguir masacrando a los palestinos y a
continuar fagocitando Palestina con desprecio de la legalidad internacional
de la cual EE.UU., en su calidad de miembro permanente de las Naciones
Unidas, tiene el deber de preservar y defender.
38.000 millones de
dólares de Estados Unidos a Israel en detrimento del pueblo estadounidense
mientras más de 40 millones de ciudadanos afroestadounidenses viven por
debajo del umbral de la pobreza y 70 millones de ciudadanos de EE.UU. no
disponen de ninguna cobertura social, a pesar del modesto Medicare de Obama.
Abanderado de los
sueños de la comunidad negra de Estados Unidos y de todos los pueblos morenos
del cuarto mundo (1), Obama no ha dejado mes tras mes, año tras año, de
demostrar que solo es un BASP (Negro Anglosajón Protestante), una variante
cromática del WASP (Blanco Anglosajón Protestante).
Así, el presidente
más cool del mundo ha sido, hasta el final, el más decepcionante con respecto
a las esperanzas que suscitó.
La resolución
2334
Presa de un
remordimiento tardío frente al país considerado el principal productor de
alambradas del mundo y por otra parte deseoso de frenar las pulsiones
expansionistas de Benjamín Netanyahu, Barack Obama le lanzó un tiro de
advertencia absteniéndose de votar –y de oponer su veto- a un texto de
denuncia de la colonización israelí.
La resolución 2334
(2) adoptada por el Consejo de Seguridad el 23 de diciembre de 2016, que
recogió 14 votos a favor y salió adelante gracias a la abstención
estadounidense, marca un hito en los anales diplomáticos internacionales en
cuanto que marca un precedente. Es el primer voto en ese sentido desde hace
un cuarto de siglo, más exactamente desde el Tratado de Washington que selló
la paz entre Israel y Egipto el 29 de marzo de 1979, abre la vía al hecho de
que el paraguas diplomático estadounidense ya no se despliega
incondicionalmente para proteger a Israel y señala que el veto ya no es un
derecho automático para todo lo que concierne al Estado hebreo.
Un regalo
envenenado a su sucesor xenófobo, el populista y ultrasionista Donald Trump,
cuyo embajador en Israel, David Friedmann, ha anunciado su intención de
instalarse en Jerusalén y no en Tel Aviv, con una buena gresca diplomática en
perspectiva para el nuevo presidente durante los primeros cien días de su
mandato presidencial.
El número de
colonos se eleva a 590.000 en Cisjordania y Jerusalén Oriental, de ellos
90.000 más allá de la barrera de seguridad construida por los israelíes. Un
proyecto de ley en la Knesset dirigido a legalizar todos los puestos de
avanzada –colonias salvajes e ilegales según el derecho israelí- indica una
grave deriva colonialista israelí a seis meses de la celebración del cincuentenario
de la ocupación de Cisjordania, en junio de 2017.
¿Constatación de
fracaso? ¿De impotencia? ¿Gesto de desafío a un país que ha arruinado su
balance diplomático? La amonestación tardía de John Kerry à Israel –país que
visitó 25 veces en 4 años de mandato- revela el mismo razonamiento, un
arrepentimiento de pacotilla de un secretario de Estado en el final de misión
por la desidia con la que trató las aspiraciones legítimas del pueblo
palestino al mismo tiempo que un enfoque destinado a cortar la vía a los
desbordamientos hipersionistas del sucesor islamófobo del presidente Obama.
En cualquier caso, señal de una viva irritación con respecto a un aliado que
podría aparecer en el fututo cada vez más engorroso y cuyos desmanes están en
el origen del descrédito moral de Estados Unidos en el Tercer Mundo.
Al contrario de su
predecesor George Bush, que invadió directamente Afganistán (2001) e Irak
(2003) en el marco de la «guerra global contra el terrorismo, Barack Obama ha
multiplicado las guerras «por delegación». Contra Libia y Siria –dos países
árabes sin endeudamiento y aliados de los BRICS, particularmente de Rusia y
de China- en el Mar Mediterráneo y paralelamente ha desarrollado guerras
furtivas por medio de drones ampliando el despliegue de bases estadounidenses
en el mundo: unas 60 bajo su mandato, 23 de ellas en África.
Más de 500
millones de dólares invirtió el ejército estadounidense en la formación de
suplentes árabes para su empresa de balcanización del mundo árabe,
especialmente en Siria e Irak. En vano. Y en pago del silencio de Washington
sobre los crímenes de guerra de Arabia Saudí en Yemen y otros lugares, Barack
Obama aprobó la venta de material de guerra al Reino por un montante de
151.000 millones durante su doble mandato presidencial.
Ante la
preocupación de Shimon Péres, entonces líder del Partido Laborista israelí,
por el comportamiento provocativo con respecto al Gobierno estadounidense de
Ariel Sharon, el ultrahalcón primer ministro israelí de la época y mentor de
Netanyahu, Sharon le respondió: «No tengo miedo de las presiones
estadounidenses sobre Israel. Nosotros, el pueblo judío, ejercemos una
influencia sobre Estados Unidos. Ellos no ignoran esta realidad. Para ellos
es prácticamente imposible llevar a cabo una política estadounidense en
Oriente Medio sin el aval de los judíos estadounidenses. Los judíos
estadounidenses controlan perfectamente los medios de comunicación de EE.UU.,
e incluso a los miembros del Congreso. El lobby judío no permitirá que el
Congreso tome la menor medida hostil contra Israel», en una entrevista del 3
de octubre de 2001. «La embajada de Israel en Washington determina el orden
del día del Congreso por medio de los millonarios judíos», concluyó Sharon.
Recordemos que el
montante de la ayuda estadounidense a Israel durante los mandatos de Richard
Nixon, Ronald Reagan y Bill Clinton, fue infinitamente más alto que el coste
de la guerra de Vietnam (1955-1975) que puso en marcha dos portaviones, una
flota aérea de 500 aviones de combate, otros tantos helicópteros y un cuerpo
expedicionario de 500.000 combatientes.
Que un presidente
a la conquista de un segundo mandato haga demagogia halagando a sus electores
potenciales podría ser comprensible, pero que un presidente en el final de su
mandato conceda un finiquito desmesurado demostrando una mala gestión al
dilapidar el presupuesto nacional en beneficio de un aliado incontrolable y
despectivo, es contraproducente a largo plazo.
¿Ha dejado este
«trabajo sucio» a su sucesor? ¿Por qué tanta generosidad con un ser
despectivo y despreciable? ¿Miedo a ser tachado de antisemita? ¿Mejor la
sumisión que la revolución? El título de «mejor aliado de Israel» no es, ni
mucho menos, un título glorioso.
Soñemos un
infausto destino del predecesor de Barack Obama, George Bush jr., el peor
presidente de Estados Unidos de todos los tiempos.
De sus compañeros
ingleses de infortunio: Tony Blair y David Cameron.
De sus compadres
franceses, el cuarteto socialista de siniestra memoria:
- Guy Mollet, el
hombre Suez y Argel, la vergüenza del socialismo francés.
- Lionel Jospin
(¿Hizbulá terrorista?), primer dirigente socialista eliminado en la primera
vuelta de la competición presidencial, el destino quebrado en plena gloria.
- Dominique
Strauss Khan, quien se preguntaba todos los días qué podía hacer por la
«grandeza de Israel» -y no de Francia donde había sido elegido- antes de que
su destino presidencial tropezara con una camarera de hotel.
- François
Hollande y sus serenatas de amor en la cocina del líder de la derecha
xenófoba israelí, el más impopular de los presidentes franceses en igualdad
con su colega posgaullista atlantista, el «mestizo» Nicolas Sarkozy,
destructor de Libia y de Siria, generador del flujo migratorio masivo de la
ribera sur del mediterráneo hacia Europa.
El título de
«mejor amigo de Israel» constituye, a la vista de los hechos, una abdicación
de soberanía a nivel del Estado y una alienación mental al nivel de los
individuos en cuanto que aniquila, tanto en un caso como en el otro,
cualquier espíritu crítico con respecto a un país supuestamente amigo.
Más allá del
culebrón electoral de la campaña presidencial estadounidense de 2016 y del
traumatismo que podría haber generado en amplias capas de la población, los
estadounidenses se verán conducidos antes o después a purgar sus demonios y a
dejar de creer que pueden seguir sangrando eternamente al resto del planeta,
a golpes de bonos del tesoro, para conservar su supremacía. Mientras tanto
permanecen cautivos de Israel para la determinación de su estrategia global y
destruyen a sus opositores bajo una forma de «caos constructor» para la
supervivencia de petromonarquías desacreditadas y criticadas, en las
antípodas de los valores de la democracia estadounidense.
Traducción Caty R.
http://rebelion.org/noticia.php?id=222292
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Cosas raras
Luis Davelouis
El fiscal ad hoc
del caso Odebrecht, Hamilton Castro, rechazó el pedido de la Procuraduría
Anticorrupción para incautar los activos de la empresa y congelar sus
cuentas, como ha sucedido en otros países ante el mismo caso. El procurador
Amado Enco encuentra inexplicables la respuesta y proceder de la Fiscalía y
evalúa presentar medidas legales para obligar al Ministerio Público a ser más
“drástico”.
La Fiscalía
celebró un contrato con Odebrecht por medio del cual la empresa se
comprometía a allanarse y satisfacer los requerimientos de información del
Ministerio Público y al pago de S/30 millones como adelanto de reparación
civil. El contenido específico de ese acuerdo es, según la Fiscalía, de
carácter reservado y tampoco es conocido por la Procuraduría. Empieza, por
todo esto, a ser muy raro el por qué no se ha actuado así en el Perú.
También es raro
que todos los personajes que están siendo buscados o que han sido detenidos
hasta ahora con la colaboración de Odebrecht tienen que ver con el mismo caso
(el tren, relativamente pequeño comparado con las IIRSA o el gasoducto) y que
son cercanos y viejos colaboradores de Enrique Cornejo, quien hasta la semana
pasada postulaba a la Secretaria General del Apra, en claro desafío a Alan
García.
Se vuelve más raro
todavía si nos fijamos en quién escoge qué información recibe la Fiscalía: la
abogada de Odebrecht, Lourdes Carreño. Antes de trabajar para los brasileños,
Carreño fue integrante de la Comisión de Indultos y Gracias Presidenciales
que recomendó a Alan García otorgar los narcoindultos. Facundo Chinguel fue
preso y Aurelio Pastor dejó de ser ministro, pero Carreño se quedó en la
comisión.
Todos los que caen
comprometen al enemigo de Alan y ella es quien le da los nombres a la
Fiscalía. Raro, ¿no?
http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-cosas-raras-2269331
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Deforma electoral
Arturo Maldonado
La reforma
electoral está en la agenda del Congreso. Actualmente se están discutiendo
propuestas como el regreso a la bicameralidad, la reelección de autoridades,
el voto preferencial, el financiamiento de los partidos políticos, su
democracia interna, entre otros.
Sobre qué
combinación de reglas es la mejor podemos decir que hay tantas como los hay
políticos, politólogos o analistas políticos. Cada uno presenta evidencia a
favor de su combo o en contra de otra combinación. El sustento va desde
argumentos normativos, evidencia anecdótica de otros países o, en el mejor de
los casos, sistematización de experiencias múltiples.
Muchas veces hay
conclusiones a favor y en contra para cada propuesta. Esto es sintomático de
lo limitado de nuestro conocimiento acerca de los efectos prácticos del
cambio de las reglas de juego.
La intención de
los proponentes es que la implementación de nuevas reglas genere el efecto
teórico deseado. Lamentablemente, a pesar de las buenas intenciones, las
nuevas reglas a menudo traen efectos negativos no planeados. La introducción
de la revocatoria, por ejemplo, tuvo muchas consecuencias negativas que no se
previeron (y que quizá no se podían prever). En manos de personajes como
Marco Tulio Gutiérrez, este cambio terminó deformando la reforma.
Los cambios en los
mecanismos de democracia interna de los partidos son otra expresión de buenas
intenciones que pueden empedrar el infierno electoral. La idea de fondo es
que mayor participación ciudadana permitiría que los partidos sean más representativos
de la población y, por ende, se recupere la confianza en estas instituciones.
La ONPE propone elecciones de candidatos simultáneas para puestos de elección
popular, incluyendo presidentes regionales y alcaldes. Se plantea que los
organismos electorales intervengan en los procesos y se aumenten los
requisitos en las declaraciones juradas de los postulantes.
Esto colisiona,
sin embargo, con lo que se observa en la realidad. Se reconoce que la
implementación de este tipo de medidas ha traído un recambio generacional
parcial de las élites partidarias, pero ha venido acompañado de un aumento de
lucha intrapartidaria que puede derivar en fragmentación y división. Sin ir
muy lejos, el Frente Amplio estuvo cerca de quebrarse como resultado de una pugna
entre dos liderazgos. Así podría pasar con otras agrupaciones políticas.
De otro lado, la
idea implícita es que los partidos siguen siendo esas organizaciones de
masas, cuyos partidarios son los garantes de la representatividad de los
candidatos. No se considera que hace tiempo los partidos son maquinarias
electorales al servicio de caudillos y que los partidarios casi han
desaparecido y dado paso a las portátiles.
Por eso mayor
democracia interna no necesariamente implica una mejor representación. En otras
partes del mundo se encuentra paradójicamente que partidos en los que las
élites partidarias deciden la nominación de sus candidatos suelen mostrar
mejores grados de representación que partidos con procedimientos más
inclusivos. Es decir, existe evidencia en contra de los supuestos beneficios
de la apertura en la selección de candidatos.
Como en el caso de
la revocatoria o de la democracia interna, las consecuencias no deseadas de
otros cambios en las reglas de juego también existen. Es más, las reformas
siempre chocan con reticencias entre aquellos beneficiados con el statu quo y
pueden ser mutiladas de acuerdo a los intereses de aquellos políticos que
calculan se pueden beneficiar con los cambios. Es decir, una reforma integral
puede ser tasajeada a medida, lo que introduce más ruido en la decisión
técnica.
Los reformólogos
no solo deben dar cuenta de los efectos teóricos esperados, sino también
asumir que existen potenciales efectos perniciosos de cada cambio. Los
expertos deben garantizar la posibilidad de reajuste de las reformas, una vez
establecidas nuevas reglas de juego. Así deformaciones de reformas no se
vuelven statu quo.
http://elcomercio.pe/opinion/mirada-de-fondo/deforma-electoral-arturo-maldonado-noticia-1964637
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Dos cataclismos
Pedro Francke
Dos grandes
movimientos, de enorme magnitud, atraviesan el país y empiezan a generar
cambios profundos que apenas empezamos a vislumbrar. No, no me refiero a la
cantidad de huaicos, inundaciones, derrumbes y otros desastres que asolan a
muchas poblaciones, sobre todo de la sierra peruana; siendo terribles sus
consecuencias humanas y siendo lamentable ver cómo nuestros gobiernos y
pobladores han sido incapaces de prevenir adecuadamente, no se trata de nada
nuevo: sucede todos los años.
Los dos
movimientos que hoy remecen la historia peruana de las próximas décadas son
el escándalo Odebrecht y demás constructoras brasileñas, y el gobierno de
Donald Trump. Sobre lo primero, esperemos que no demore mucho hasta que
Toledo, García y Humala terminen en la cárcel, como me parece que hay
suficientes indicios para establecerlo. Todos los ministros y altos
funcionarios involucrados les harán compañía.
Esperemos que no
demore mucho en que salgan a luz todos los movimientos bancarios de las
coimas de Odebrecht y demás constructoras. Las empresas peruanas asociadas
como Graña y Montero deben también asumir sus responsabilidades, eso de que
“es mi hermano pero no sé nada” no se lo cree ni su abuelita.
Pero todo eso solo
son buenos deseos: la corrupción en el Perú tiene mucha historia y gente como
Alan García han mostrado que tienen excelentes relaciones entre fiscales y
jueces para, con un pretexto u otro, escaparse de la justicia.
Las revelaciones
de la corrupción, de las cuales recién empezamos a ver algunas pruebas, remecen
al país. Comparto los sentimientos que una reciente encuesta GfK indica
tenemos los peruanos. Decepción, vergüenza, molestia, cólera.
Tremendo
desprestigio de la democracia peruana y, por cierto, de casi todos los países
latinoamericanos: Odebrecht, Camargo Correa, OAS y demás coimeaban ministros
de derecha y de izquierda, partidarios de Uribe y de Lula. Ojalá esto sirva
para una limpieza regional; pero por un buen periodo, la política peruana se
encuentra en un mar movido. Peligroso que tengamos un gobierno tan poco capaz
de marcar buen rumbo en estas circunstancias.
Al mismo tiempo,
Trump a cargo del gobierno del país más poderoso del planeta, no hay que
olvidarlo, muestra su cara intolerante y fascistoide. Levanta el muro y
quiere pasarle la factura a México, engañando en el camino a su triste
presidente. Impide la entrada al país a gente a quienes ya les habían dado la
visa, sobre la base de puros prejuicios. Desfinancia las Naciones Unidas. Es
un mono con metralleta, solo que no solo tiene metralleta, tiene miles de
armas nucleares.
Ante mares tan
movidos, resulta indispensable reafirmarse en los valores que nos sostienen.
El rechazo total a la corrupción y la política como servicio público. La
promoción y defensa de derechos sociales. La democracia y los acuerdos entre
los países para la paz.
http://diariouno.pe/columna/dos-cataclismos/
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El Apra y la corrupción
Nelson Manrique
Tras la
sorprendente noticia de que el Apra tiene un Tribunal de Ética y Moral, vino
el esperable anuncio de que este organismo ha decidido abrir proceso
disciplinario a Enrique Cornejo y suspenderle sus derechos partidarios.
Cornejo está acusado de realizar declaraciones infraternas, llegando a
asegurar que Alan García lideraba el rechazo hacia su postulación a la
Secretaría General y de acusar a los dirigentes de bloquear la renovación del
partido. Todo lo cual es verdad, pero igual va preso.
Tradicionalmente,
en el Perú es muy difícil lograr justicia. El sistema judicial está
profundamente penetrado por la corrupción y los más importantes corruptores
están blindados de investigaciones y sanciones penales por una enmarañada red
de funcionarios cuyo trabajo principal es asegurar la impunidad. El libreto
habitual empieza con un gran despliegue mediático y juramentos de que esta
vez se irá hasta el fondo de las cosas para sancionar a los culpables. Luego
vienen las maniobras para enredar el proceso y dilatarlo hasta que salga del
foco de la atención pública. En el camino, jueces amigos se encargan de
invalidar las pruebas, archivarlas, y, cuando eso no es posible, adulterarlas
o simplemente desaparecerlas, como lo mostró el caso Petroaudios. Si el
escándalo es suficientemente grande se necesitará chivos expiatorios que
carguen con las culpas. Es la hora de los Mantilla.
El escenario está
montado para la repetición del libreto. Estamos en el momento en que se trata
de conseguir funcionarios menores que acepten cargar con las culpas para
cubrir a la dirección, como lo hizo en su momento Agustín Mantilla por los
inexplicables 6 millones de dólares que le encontraron en cuentas en el
extranjero. Es el rol que tienen asignado hoy Jorge Cuba, Miguel Ángel
Navarro y Edwin Luyo.
El caso de Luyo,
funcionario de la Autoridad Autónoma del Tren Eléctrico, procesado por los
delitos de cohecho pasivo propio y lavado de activos, es revelador. En su
primera aparición ante el juez, luego de su captura, Luyo afirmó que “todos
saben que en realidad la pita se rompe por el lado más débil (...) en cada
requerimiento que hagan voy a decir la verdad”. Reconoció haber recibido
pagos de Odebrecht por US$ 196 000 y US$ 304 000, transferidos a una cuenta
offshore de Andorra. De pronto abandonó esta actitud y dio un viraje
completo: sus culpas no existen y los sobornos se han convertido en
“consultorías”. El caso del otro detenido, Miguel Ángel Navarro, sigue un
patrón similar. En su primera presentación, luego de su detención, reconoció sus
culpas con lágrimas en los ojos y prometió cooperar con la justicia: “He
aceptado todos los cargos y estoy bien arrepentido. Me he acogido a la
confesión sincera. Pido perdón al Estado peruano”. Según el fiscal adjunto
Marcial Páucar, Navarro admitió que abrió una offshore para el exviceministro
prófugo Jorge Cuba –el que acaba de prometer ponerse a derecho–. Como en el
caso anterior, Navarro se desdijo luego de su promesa y renunció a la
colaboración eficaz.
Posiblemente la
sanción benigna que recibió Miguel Facundo Chinguel, al cargar con las culpas
en el caso de narcoindultos, debe haber sido un poderoso argumento para
convencer a los candidatos a mártires. Pero ahora la situación es muy
diferente. Por una parte las pruebas van a ser provistas por la justicia
brasileña, y va a ser muy difícil escamotearlas habiendo copias en el
exterior. En segundo lugar, Alan García no tiene ya el poder que lo hacía
invulnerable. Viene de un desastre electoral y carga con un profundo
descontento por su manejo arbitrario del partido aprista, que está
profundamente fracturado, con dirigentes cuyo mandato expiró el año 2014 y
que siguen en el poder porque existe una fundada preocupación de la cúpula
que lo controla por perder el poder. La debilidad del Apra es para ellos la
ominosa perspectiva de una larga condena.
El caso Enrique
Cornejo debe verse desde esta perspectiva. Cornejo se sublevó y pretendió
decir “paso” ante el llamado al martirio, pero los hechos que hasta hoy se
conocen lo involucran tan fuertemente en el escándalo que aparentemente el
único camino que le queda es el de negociar su silencio, como lo hicieron en
su momento Rómulo León Alegría y el contralmirante (r) Elías Ponce Feijóo (el
marino propietario de la empresa Business Track). Hacer llegar el mensaje de
que podían hablar les ganó a los dos el respaldo del aparato del partido para
salir bien librados de sus acusaciones. El Apra es el camino, pero no parece
llevar a un final feliz. No parece que le vaya a evitar una temporada en la
cárcel.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/844310-el-apra-y-la-corrupcion
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El arte de la mentira política
César Lévano
Hace varios
siglos, el gran satírico Jonathan Swift escribió El arte de la mentira
política. Pero ahora, en la era de Donald Trump, George W. Bush y Alan
García, las técnicas descritas por Swift se han visto superadas.
El semanario
inglés The Economist publicó el 10 de setiembre de 2016 un ensayo que permite
examinar el método de políticos como García. Señala la revista cómo, durante
la campaña electoral estadounidense, Trump aseguró que el certificado de
Barack Obama era falsificado y que el entonces presidente era fundador del
Estado Islámico.
The Economist
indica que el método es exponente de la política de “postverdad”, un uso de
afirmaciones que suenan a veraces pero que no tienen ninguna base en la
realidad.
En verdad, esa
técnica no es nueva en los políticos de Washington. Basta recordar la
declaración George W. Bush de que los Estados Unidos tenían pruebas de que
Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva. Después, Colin Powell,
secretario de Estado, tuvo que confesar en la asamblea de la ONU, que eso no
era cierto, y que la CIA lo había engañado al respecto.
El semanario
londinense señala que la mentira tiene nuevos recursos por la evolución de
los medios. “La fragmentación de las fuentes de noticias”, expresa, “ha
creado un mundo en que las mentiras, los rumores y los chismes se difunden
con alarmante rapidez”.
Esa fluidez
informativa es aprovechada por los políticos que tienen la conciencia sucia.
Alan García ha reaccionado desde su cómodo refugio en España. Se defiende
recurriendo a historias del pasado, cuando la red judicial del Apra lo
favorecía. Por lo demás, su honradez no puede demostrarse con documentos
tramposos o descargando culpas sobre funcionarios y cómplices de segundo
orden. Lo que debe descubrirse son las cuentas secretas, manejadas por unos
cuantos testaferros.
Una muestra de que
García, que no se distingue por su valentía, está asustado, es la declaración
de su oficina. Ahí se ve cómo se refugia en procesos del pasado, pero al
mismo tiempo recurre al insulto contra Sergio Tejada, presidente de la
Comisión Multipartidaria del Congreso que investigó, desenmascaró y denunció
delitos de García en la presidencia.
Dice ahora el jefe
aprista respecto a Tejada:
“El presidente de
la Comisión investigadora, en su papel de sicario político, envió el mismo
tema ante la Fiscalía. El Fiscal archivó el caso pero otro lo reabre
nuevamente”.
http://diariouno.pe/columna/el-arte-de-la-mentira-politica/
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Kuczynski en “La La Land”
Pedro Tenorio
Cuidado: el
problema con “el humor inglés” del presidente Pedro Pablo Kuczynski es que
pueda parecerse cada vez menos al de Winston Churchill y cada vez más al de
Francis Drake. Decir, como declaró el último viernes, que “es muy importante
que América Latina voltee la página y no esté metida en estos líos y
pillerías que estamos viendo hoy”, cuando todo el continente se debate en
medio del más grande escándalo de corrupción de las últimas décadas, es de
una temeridad política inaudita.
Y lo es porque no
cabe “voltear la página” donde urgen investigaciones a fondo, expedientes
acusatorios impecables y condenas ejemplares para todos los responsables en
la danza de sobornos pagados por empresas constructoras brasileñas y,
especialmente, Odebrecht. La frase de PPK no precisa de “traductor”, pero sí
de espíritu autocrítico: ¡qué necesidad tiene de opinar en términos tan
erráticos sobre una materia crucial en el devenir político de su gobierno!
Se acaban de
cumplir seis meses desde que se instaló en Palacio de Gobierno (con una
explosión de entusiasmo similar a la apertura del musical al que aludimos en
el título) y es evidente que está muy lejos de todo lo anunciado. Según GFK,
Kuczynski cierra enero con una aprobación de solo 35% (su desaprobación
alcanza 52%), cifra peligrosa pues afianza su debilidad política. Súmese a
ello una bancada parlamentaria que ha perdido peso en el debate de la agenda
pública y, lo que es sorprendente, un Gabinete sin dinamismo. Porque es
precisamente en plena crisis nacional de huaicos y desastres naturales que
uno se pregunta ¿dónde están los ministros? Los vemos lentos, movilizándose
uno por uno y sin liderar la entrega de ayuda a los damnificados. Peor,
imposible.
Hace dos semanas
advertimos en este mismo espacio que PPK se estaba mimetizado con el
Alejandro Toledo presidente, no solo por su desgaste sino por sus actitudes
ante lo que el país espera de él. Viendo las encuestas, es claro que
Kuczynski y Fernando Zavala necesitan cambiar su estilo de gestión y de comunicación
política. La mayoría no cree que vayan por el camino correcto: solo un 19%
(siempre según GFK) piensa que “está realizando cambios para la mejora del
país”, y 16%, que “promueve el empleo y la inversión”, cuando todos
esperábamos que esa fuera una clave de su administración. ¡Ni siquiera dos de
cada diez encuestados! Y siguen bajando.
Ciento ochenta
días son suficientes y todo indica que ha llegado el momento de un ajuste en
el equipo ministerial que le devuelva novedad y expectativa a un gobierno que
se ahoga antes de tiempo. No esperen que todo parezca una imposición de sus
adversarios, tomen la iniciativa política de una buena vez.
http://elcomercio.pe/opinion/rincon-del-autor/kuczynski-land-pedro-tenorio-noticia-1964641
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Los chantajes del Banco Mundial
Rocío Silva Santisteban
La semana pasada
ante el TC en Arequipa, los abogados Juan Carlos Ruiz y Henri Carhuatocto,
acompañados de la activista indígena, Gladys Vila, sustentaron la acción de
inconstitucionalidad que la CNDDHH presentó en el año 2014 contra la Ley
30230 más conocida como “paquetazo antiambiental”. ¿Por qué esa ley es lesiva
a las comunidades indígenas? Precisamente porque las afecta en lo que
constituye el núcleo duro de su identidad: su territorio. Pero además porque
estipuló recortes a instituciones de protección ambiental como la OEFA, luego
de las tremendas multas que impuso a numerosas empresas como Yanacocha o
Volcan, entre otras, dándoles amnistía o reduciéndolas. El Estado dejó de
ganar millones en multas gracias a esta ley para “destrabar la tramitología”,
esa palabrita inventada por Roberto Abusada del IPE (Francisco Durand dixit).
Lo lamentable de
esta ley es que fue cocinada en el Banco Mundial. Así como lo leen: el Banco
Mundial, institución que me envía como suscriptora un reporte sobre los
progresos que el planeta realiza con su ayuda en torno a la pobreza y la
desigualdad, fue quien la “impulsó” en el marco de acciones previas a la
aprobación de un Préstamo para Políticas para el Desarrollo (DPL en inglés).
En otras palabras: chantajeó al gobierno de Ollanta Humala con la necesidad
de esta ley para poder dar un préstamo, cuando el mismo Banco Mundial se
vería beneficiado por las obras de infraestructura en zonas de territorios
indígenas (el BM, por ejemplo, tiene el 5% de las acciones de Conga). Ah… el
BM, además, con esta norma, facilitó el Gaseoducto del Sur, ergo, a
Oderbrecht.
Esta política es
intolerable. Somos testigos de lo que ha implicado el poder del BNDES y su
juego con empresas corruptas expuestas en Lava Jato, juego afilado por los
préstamos a gobiernos “progresistas” de la región cuando, debajo, las
empresas tenían a sus corruptores sumamente organizados rompiéndole la mano a
cuanto funcionario público se le pusiera delante. Por eso hay que
desenmascarar a quienes, a través de este tipo de “incidencia”, que no es
otra cosa que alisar las sábanas para tender la cama, pretenden presionar y
condicionar a los gobiernos.
Ese es el
escenario que busca el BM con el actual gobierno de PPK a través de la
Alianza con el Perú 2017-2021. Al parecer el pánico al decrecimiento de la
economía sigue produciendo laxitud en torno a las medidas que deben cuidar
nuestro medio ambiente y proteger a los pueblos indígenas. Como sostiene el
comunicado de DAR, Red Muqui y 50 otras instituciones sobre el BM y los
decretos legislativos de PPK: “En algunos de ellos hay un retroceso en
materia de derechos de los pueblos indígenas, transparencia, seguridad
territorial, flexibilización de la normativa minera, derecho al agua, minería
informal, flexibilidad laboral, entre otros”.
Este comunicado y
algunos analistas, como José de Echave, concluyen que la flexibilización y
desprotección anterior han sido un fracaso: “La ley 30230 prometía mayor
inversión, sin éxito, ya que el Perú, desde 2011 se ha mantenido en el puesto
67 del ranking de competitividad Doing Business”. No hubo ningún efecto sobre
dinamización de inversiones, pero sí aumentó la conflictividad social y la
corrupción.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/844311-los-chantajes-del-banco-mundial
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Quijano: ¿Cómo nos pensamos?
Mirko Lauer
Un premio en Casa
de las Américas, Cuba, ha servido para recordarle al Perú algo que en otros
lugares es evidente: la creciente importancia mundial de las ideas de Aníbal
Quijano acerca de la colonialidad del poder. Muy resumida, la idea es que hay
una modernidad eurocéntrica asentada en siglos de dominación colonial, cuya
lógica de fondo debe ser criticada, y reemplazada.
La teoría ha sido
construida en base al debate con dos ideas hegemónicas en las ciencias
sociales: la modernización estructural-funcionalista y el materialismo
histórico marxista leninista. Frente a esas dos viejas ideas, Quijano plantea
la elaboración de otra manera de pensar, es decir de acercarse a la realidad,
desde la raíz.
Hay coincidencia
en que la colonialidad del poder es, junto con la teología de la liberación
de Gustavo Gutiérrez, la teoría de la marginalidad originada en los
pensadores de la dependencia, y la pedagogía del oprimido de Paulo Freire,
uno de los cuatro principales aportes de América Latina al debate mundial
sobre los problemas de las mayorías.
En lo formal,
Quijano es un seguidor de la longue durée braudeliana, y por tanto reconoce que
las cuestiones problemáticas de estos tiempos se inscriben en una dominación
de 500 años. Allí están las explicaciones de por qué tantos países y
sociedades siguen postergados respecto de otros, en una desigualdad que
parece natural.
En lo estructural,
Quijano concibe el poder actual como el dominio de cinco aspectos de la
realidad que deben ser vistos como un conjunto: el trabajo, la naturaleza, la
sexualidad, la autoridad colectiva y la intersubjetividad. En cada una de
ellas hay una agenda para la liberación individual y colectiva de las
personas.
Si hubiera que
resumir aún más sus ideas, se trata de no pensar como lo han hecho los siglos
euro-norteamericanos y empezar a reflexionar como lo hace cada vez más la
amplia base popular, histórica y permanente, de América Latina. Uno de sus
argumentos es que entre numerosas comunidades autóctonas, por ejemplo, ese
proceso ya ha comenzado.
Los trabajos de
Quijano son de particular interés para entender cómo la crisis del capital
post-2008 viene alterando a gran velocidad lo que se ha llamado la
“geopolítica del conocimiento”. En esto, Quijano tiene cada vez más
seguidores en el mundo académico, y en el político.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/844308-quijano-como-nos-pensamos
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Riesgo de una presidencia volando bajo
Augusto Álvarez Rodrich
Cualquiera que sea
la razón principal que produjo el bajón, entre diciembre y enero, de once
puntos porcentuales en la aprobación a Pedro Pablo Kuczynski en su gestión
como jefe del Estado, es claro que la pérdida sostenida de respaldo que está
sufriendo su presidencia desde su inicio constituye una pésima noticia para
la perspectiva de la estabilidad política peruana.
Once puntos menos
en solo un mes, según la encuesta de GfK, revelada el domingo en La
República, no es poca cosa ni debiera dejar de ser motivo de preocupación en
Palacio de Gobierno, en donde se percibe una variedad amplia de asesoría en
comunicación pero, por los resultados que se están observando, una escasa
efectividad.
PPK empezó su
gobierno con 60% de aprobación y 14% de desaprobación, pero hoy, medio año
después, el cuadro es bastante malo comparado con eso. Los que respaldan al
presidente en enero son casi la mitad (35%) y los que no lo hacen se han
multiplicado casi por cuatro (52%).
La trayectoria
declinante se empezó a acelerar en octubre pasado, pero es claro que, cada
mes que pasa, las cosas se ponen peor para PPK.
Algunos atribuyen
su pérdida de aprobación al efecto del tremendo huayco Odebrecht/Lava Jato
que arrasa con lo que encuentra a su paso, afectando no solo la popularidad
del presidente PPK sino las de sus principales opositores.
Así, entre enero y
diciembre, Keiko Fujimori tienen seis puntos menos de aprobación; Verónika
Mendoza, tres; Julio Guzmán, dos; Kenji Fujimori, siete y Alan García, cuatro
(llegando a una popularidad en enero de solo 7%). La de Alejandro Toledo ya
ni se mide.
Pero una cosa es
estar en la oposición y otra en el Gobierno.
Es evidente que
las encuestas de opinión no son ni debieran ser el referente de cuán bien lo
está haciendo un presidente. Incluso, podría ocurrir que, al inicio del
mandato, se tomen medidas impopulares que luego den sus frutos tanto en el
campo de la efectividad de la política pública como en el de la retina del ciudadano.
Pero también es
cierto que una presidencia tan frágil como la de Kuczynski no puede darse el
lujo de una pérdida excesiva de respaldo ciudadano, pues eso la expondría a
la inclemencia de una oposición no muy perspicaz ni inteligente, pero sí muy
brusca y fuerte.
Imagínense, nomás,
el escenario de fragilidad política que sería, a fin de este año, un
presidente como PPK con una aprobación inferior al 10%.
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