lunes, 30 de enero de 2017

OPINIONES 30/01/2017

Incremento de puestos para practicantes o nueva Ley Pulpín - Arturo Rodríguez
La fiesta en paz - Luis Davelouis
Lo que se dice y lo que se calla - José Antonio Hernández
Que pague Trump - Víctor Hurtado Oviedo
Todos caen, PPK más - Mirko Lauer
"Trumpeteros" - Andrés Calderón
___________________




Incremento de puestos para practicantes o nueva Ley Pulpín

Arturo Rodríguez



Hace unos días el asesor principal del ministro de Trabajo, Germán Lora, anunció en diferentes medios la voluntad del Ministerio en incrementar el número de convenios de formación laboral de los jóvenes de 3,000 a 50,000, en otras palabras permitir que las empresas puedan contratar un mayor número de practicantes, de pasantías o aprendices; actualmente el máximo permitido es el 20% del total de trabajadores.

Hasta ahí pareciera correcta la intención del MINTRA, sin embargo no todo es color de rosa, en nuestro país muchos empresarios emplean dichas modalidades formativas para obtener “mano de obra barata”, contratando practicantes para que realicen labores ordinarias, como cualquier trabajador, con las responsabilidades y riesgos que ello conlleva.

Y esto fue lo que le sucedió a Marco Atoq Ramón, joven periodista, quien se desempeñaba como practicante en un diario local, su contrato culminó la quincena de diciembre del año 2016, y con la promesa de que dicho contrato de prácticas sería prorrogado, continuó desempeñándose en el citado diario, hasta que el pasado 05 de enero lo enviaron a cubrir la noticia de las protestas de los pobladores de Puente Piedra contra el peaje, siendo arteramente atacado por un mal efectivo policial, quien le disparó una ráfaga de perdigones comprometiendo la visión de uno de sus ojos a punto casi de perderlo.

Actualmente Atoq se encuentra recibiendo tratamiento en el extranjero, donde tuvo que ser trasladado a sugerencia de los médicos que lo atendieron en Lima dada la gravedad de su lesión. Por su parte el diario para el cual realizaba prácticas ha anunciado que Marco era un trabajador y por ende contaba con los beneficios de ley; si, claro, desde que venció su último contrato como practicante, no había suscrito aún la renovación que le habían prometido (como practicante, no como empleado), entonces ahora sí lo consideran como un trabajador, para menguar su responsabilidad por los hechos sucedidos, ¿qué hubiera pasado de no haber sucedido el accidente, lo hubieran considerado igual un “trabajador”?

Lo sucedido con Marco Atoq no es un caso aislado, es una realidad por la que tienen que atravesar miles de “practicantes” quienes realizan las mismas labores que cualquier trabajador, pero con la diferencia de percibir una remuneración (subvención económica) inferior, dado que su relación no es reconocida como “laboral”, por lo que no gozan de los derechos y beneficios de ley, entonces si por un lado no lograron imponer la Ley Pulpín, ahora desde el MINTRA nos salen con esta novísima idea que sería una forma encubierta de resucitar dicha norma.

Tanto el Poder Judicial como el Tribunal Constitucional han emitido una serie de pronunciamientos respecto a la desnaturalización de este tipo de modalidades formativas, cuando el “practicante” realiza actividades distintas para las que fue contrato, labora sin contrato, realiza labores propias de cualquier otro trabajador, entre otros.

Mientras tanto, al cierre de este artículo, la familia de Atoq sigue esperando a que la empresa les comunique si es que van a asumir los gastos en los que viene incurriendo el tratamiento para salvar la visión de su ojo. Por su parte, el ministro del Interior no ha dicho esta boca es mía, a pesar que se encuentra por demás corroborada la cobarde agresión del efectivo policial, ante el casi unánime silencio de la prensa en general.


http://diariouno.pe/columna/incremento-de-puestos-para-practicantes-o-nueva-ley-pulpin/

_____________

La fiesta en paz

Luis Davelouis


En poco más de una semana, Trump ha movilizado a una parte importante de la sociedad de EE.UU. en contra de sus decisiones. En su más reciente ataque contra lo que el pueblo estadounidense piensa de sí mismo (al menos para poder autoproclamarse “la tierra de los libres”), Trump prohibió el ingreso a su país de refugiados y ciudadanos de siete países con mayoría musulmana por infundadas razones de seguridad.

Es usual que Trump utilice argumentos falaces y mentiras flagrantes. Arabia Saudita (principal origen de terroristas que han atacado a EE.UU., incluyendo las Torres Gemelas) no está entre los siete ni ningún país con los que las empresas de Trump tienen negocios.

Ha sido inspirador ver la maquinaria institucional de EE.UU. en acción. Ver universidades, gobernadores, alcaldes, jueces y medios de comunicación de ese país oponerse y enfrentar desafiantes las decisiones de Trump; rechazarlas y rebatirlas con firmeza, con rigurosidad, con argumentos basados en la ley y en los hechos, y no solo en pareceres.

Y ha sido descorazonador comprobar cuán lejos estamos de eso. Aquí se pide “calma”, se pide no hacer olas, se pide no reaccionar ante los atropellos y arbitrariedades de quienes detentan el poder y todo, increíblemente, “por el bien del país”. Se queda uno preguntándose si algunos solo se compran el pleito cuando se trata de poner “orden” o “mano dura” para neutralizar una protesta social que amenaza alguna inversión. La democracia y la institucionalidad son mantequilla.

P.D. Leí ayer a Beto Ortiz y dice la verdad. Fue como ver a los fujimoristas repudiando a los corruptos, a los coimeros, a los asesinos y a la prensa chicha teniendo en su historia constituyente a Alberto, a Montesinos, a Martín Rivas y a Wolfenzon y Schutz. Y es trágico. Es trágico porque, siendo cierto, da risa.


http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-fiesta-paz-2269237


_____________


Lo que se dice y lo que se calla

José Antonio Hernández


Tras décadas de abandono, el sistema educativo peruano se encuentra entre los más deficientes de la región, con bajos promedios y terribles brechas. La buena noticia es que en los últimos años se ha consolidado una reforma educativa liderada por el Ministerio de Educación (Minedu), que ha fijado como sus ejes estratégicos mejorar la carrera docente, las infraestructuras, los sistemas de gestión y los aprendizajes.

Pese a que todas las evaluaciones comienzan a mostrar avances (ECE, PISA, Terce), la reforma no está siendo pacífica –ni mucho menos–. Basta recordar los paros contra los cambios en la carrera magisterial en el 2012 que dejaron a miles de escolares sin clases durante meses, las maniobras contra la Ley Universitaria o la reciente y controvertida censura a Jaime Saavedra.

Ahora, en una preocupante escalada, el debate que se produce sobre el nuevo currículo nacional es más bien un ejemplo de lo que se ha denominado posverdad. Así, hablar de debate resulta muy generoso, porque lo que hemos escuchado hasta la saciedad entre los portavoces de la reciente campaña que ha inundado de carteles las avenidas de Lima no son argumentos, sino la acusación de que el currículo promueve algo que aún nadie ha explicado qué es: la “ideología de género”. En lo que parece una carrera por no quedarse atrás, la Conferencia Episcopal presentó la semana pasada una declaración en la que realiza la misma acusación con la misma falta de concreción.

El nuevo currículo nacional es la principal herramienta para mejorar la calidad de los aprendizajes, y plantea un ambicioso nuevo enfoque pedagógico: la educación por competencias. Se pretende que la educación sea un proceso integral que desarrolle en los escolares sus competencias matemáticas, de comunicación, de ciencia y tecnología, pero también competencias para la ciudadanía, para desarrollar la creatividad, la capacidad crítica o la toma de decisiones. Una propuesta que es fruto de años de trabajo de expertos que han presentado y debatido su contenido con miles de representantes de todos los colectivos vinculados a la educación y que se enmarca en la legislación vigente.

De todos estos asuntos los críticos no dicen nada. Las denuncias se concentran en la parte que defiende la tolerancia y la igualdad, tergiversando los contenidos para asustar con una presunta agenda oculta que causará la disolución de la familia, la patria y la civilización occidental.

El currículo busca que se respete a las personas, sea cual sea su orientación sexual. ¿Acaso está mal que se quiera terminar con el ‘bullying’ homofóbico? También busca la igualdad entre hombres y mujeres. ¿Acaso está mal que una niña piense que de mayor puede ser ingeniera o que un niño crea que de mayor puede cocinar en su casa y cuidar y dar cariño a sus hijos?

A lo largo de la historia ya hemos vivido épocas en las que las mujeres no podían votar, los homosexuales eran tratados como delincuentes o enfermos mentales, los pobres no accedían a la educación o las personas de piel oscura no podían usar los mismos servicios públicos que los de tez clara. Los cambios legales que terminaron con estas situaciones en muchos países también contaron con furibundos opositores.

Si enseñar el respeto, desterrar el odio a los que son diferentes y promover la igualdad de oportunidades es algo que le disgusta a alguien porque colisiona con sus valores y su visión de la sociedad, propongo que no se calle. Si se está contra la igualdad entre hombres y mujeres y a favor de la discriminación, que en el debate público se defiendan estas propuestas. Sin tapujos y sin ocultarse detrás de acusaciones vagas e inconcretas.

Confiemos en que tal como ha sucedido en varias etapas complicadas para la reforma educativa, ahora haya la adecuada combinación de firmeza y diálogo para que el currículo nacional contribuya a mejorar la calidad de la educación. Y así, se ayude a construir la sociedad democrática, respetuosa, tolerante y con igualdad de oportunidades en la que nuestros niños tienen derecho a crecer.

http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/lo-que-se-dice-y-lo-que-se-calla-jose-antonio-hernandez-noticia-1964363


_____________


Que pague Trump

Víctor Hurtado Oviedo

En tiempos del senador Joseph McCarthy, el presidente Donald Trump hubiera sido encarcelado por ser un agitador antiimperialista: Trump es el chavista de la Casa Blanca. Él ya ha unido a todos los mexicanos decentes: a los empresarios preocupados por sus exportaciones, a los trabajadores por sus empleos, a los familiares de los emigrados y, en general, a todos los mexicanos que repudian la humillación inmerecida que les infiere Trump. Este ha renovado tanto la imagen del “americano feo”, que ya se cantará en Hispanoamérica:

Donald Trump

¡Donald, chavista, gran antiimperialista!
Así, en el exterior, conforme pasan los minutos, Donald Trump va quedándose más solo, igual que el comisario Gary Cooper en la película High Noon, pero con la diferencia de que contra Trump ya están los malos y también los buenos: así no se gana ni en el cine. No faltan irrespetuosos para quienes Donald Trump es la necedad toda junta.

QUE PASEN, NO MÁS
Una reciente matonería de Trump consiste en intentar “hacer pagar” a México el costo del ya famoso muro internacional subiendo un 20% los aranceles impuestos a los productos llegados desde México.

Algunos políticos mexicanos ya han adelantado eventuales respuestas que su país podría dar a Trump. El excanciller mexicano Jorge Castañeda ha opinado: “En vez de detener a los migrantes centroamericanos en su frontera sur, México debería dejar que pasen y recorran el camino hasta los Estados Unidos. Veamos si su muro mantiene fuera a los terroristas porque nosotros no lo haremos”.

Otra respuesta adecuada sería que México obligue a Trump a financiar todo el altísimo costo de combatir el tráfico de drogas del territorio mexicano hacia los Estados Unidos, trasiego causado por los millones de estadounidenses drogadictos. Algunos de estos probablemente sean amigos de Donald Trump, dado el alto consumo de cocaína registrado entre los ejecutivos de Wall Street (“Wall”, otro muro).

De paso, Donald Trump pagaría los mayores gastos requeridos en la represión policial antidrogas que habría dentro de su país, y los mayores costos médicos y sociales invertidos en rehabilitar a sus paisanos drogadictos, cuyo número lamentablemente crecerá –y no por culpa de México–.

Huelga fronteriza
Puede cobrarse a Trump calculando lo que México perderá por el alza de los aranceles estadounidenses, y eliminando, en consecuencia, las partidas presupuestarias mexicanas orientadas hoy a la represión del narcotráfico en su frontera del norte. El gobierno mexicano podría explicar la reducción de aquellas partidas arguyendo que el alza de aranceles estadounidenses y las menores exportaciones lo obligan a reducir el gasto público en la represión fronteriza. México es soberano y puede eliminar las partidas A y no las B sin pedir permiso a nadie.

Por supuesto, habría que conservar los gastos de reprimir el tráfico interior en México para no perjudicar a los mexicanos. Incluso, habría más fondos para esta política. Todo consiste en declararse en “huelga” en la frontera del norte. El Estado mexicano no fomenta el narcotráfico, y sus problemas económicos y sociales serían mucho menores si no hubiese tantos drogadictos en los Estados Unidos. “La demanda crea la oferta”, dicen los economistas, y es verdad hasta en Wall Street.

El muro quizá sirva para reducir el narcotráfico llegado desde México, pero bajarlo tomaría mucho tiempo pues el muro no se hará en un día. De construirse el muro de Trump, el ingreso de drogas bajaría algo en el territorio estadounidense, pero el señor Donald Trump se quedaría sin algunos amigos de narices resentidas en su Wall Street: una lástima; pero, felizmente, ya habrán pasado cuatro años.

http://diariouno.pe/columna/que-pague-trump/


_____________


Todos caen, PPK más


Mirko Lauer


l a más reciente encuesta de GfK muestra que hay cosas que se están moviendo y cosas que no se están moviendo. La aprobación de Pedro Pablo Kuczynski definitivamente se está moviendo hacia abajo, con 11 puntos perdidos en un mes. Ni a él ni a su equipo les ha ido mejor en nada de diciembre pasado a enero de este año.

El movimiento hacia abajo toca a todo y a todos. Las únicas dos excepciones están en el rubro líderes políticos y son César Acuña, de 14% a 15% de aprobación, y Alfredo Barnechea, que se mantiene en 18%. Insólitos lugares a los que la opinión pública ha ido a buscar algo distinto que una visión de decadencia.

Sin duda un lastre importante de PPK es Odebrecht. Casi la mitad de los encuestados, 43%, lo ve recibiendo coimas cuando fue ministro de Alejandro Toledo. Un porcentaje igual ya lo considera contemplativo con los culpables. Acerca de que si su gobierno está haciendo o no lo necesario para aclarar las cosas, hay un empate 35% sí versus 31% no.

El único rincón optimista es el de las relaciones entre Ejecutivo y Congreso, que es vista como menos conflictiva, más cordial, “tensa, pero avanza”. De no haber estallado el caso Odebrecht, esto quizás hubiera significado esperanzas democráticas y mejores cifras para todos. Ahora solo es un dato positivo que flota en el aire.

Es interesante que GfK haya querido preguntar sobre algunos políticos de la pasada campaña. Todos tienen poca aprobación, y casi todos han perdido puntos en enero. Pero el dato quizás es que siguen allí, pero sin haberse beneficiado de la aprobación perdida en virtud del caso Odebrecht.

¿Podemos imaginar una futura encuesta donde todas estas cifras reboten? Si el lastre es efectivamente Odebrecht, la caída tiene para largo. Tampoco asoman en el horizonte figuras o conceptos de recambio para atajar la crisis de Estado con desenlace autoritario a la que está aludiendo Rosa María Palacios.




http://larepublica.pe/impresa/opinion/844009-todos-caen-ppk-mas




_____________

"Trumpeteros"

Andrés Calderón

Imagine, querido lector, que es usted un ingeniero eléctrico, tiene esposa y tres hijos. Que durante diez años ha trabajado como contratista (como ingeniero e intérprete) para las Fuerzas Armadas de Estados Unidos presentes en su país. Y, como consecuencia de ello, ha sufrido diversas amenazas y atentados contra su vida y la de su familia, por parte de las milicias antinorteamericanas. Dos de sus colegas han muerto en estos ataques.

Para cuidar su integridad y la de los suyos, decide postular a una visa especial creada por el Congreso norteamericano (hace diez años) para dar refugio a personas que, como usted, enfrentan este tipo de peligros. Consigue, en primer lugar, la aprobación del jefe de la misión de la embajada norteamericana que certifica su “fiel y valioso” servicio a EE.UU. Pasa por una serie de chequeos de antecedentes, una entrevista en el consulado, controles de seguridad y hasta un examen médico. Dos años y cuatro meses después, recibe la visa. Aborda un avión hacia Norteamérica con toda su familia, con todos sus papeles en regla, su vida empacada en unas maletas y la esperanza de vivir en un sellito de su pasaporte.

Pero el sellito no llega. Más bien llega la separación de su familia al arribar al aeropuerto. Lo van a deportar. No le permiten reunirse con su abogado (de una ONG de defensa de derechos civiles en Nueva York). Y cuando este pregunta a los oficiales de inmigración quién puede autorizarlo a conversar con su defendido, le responden: “El presidente, llame al señor Trump”.

Usted, querido lector, probablemente, no sea iraquí, iraní, libio, somalí, sudanés, sirio o yemení, ni tiene familiares ni amigos provenientes de esos países. Yo tampoco. Pero la humanidad no conoce de nacionalidades. Y basta un poquito de empatía por el prójimo para indignarse y lamentar lo que están sufriendo y sufrirán miles de personas afectadas por una de las primeras órdenes ejecutivas del presidente estadounidense, Donald Trump; personas que cometieron el único pecado de nacer unos kilómetros más al este que uno.

Esa misma empatía que parece tan ausente en muchos de los miembros del club peruano de fans de Mr. Trump y que se regocijan con el dolor ajeno, que festejan que Donald J. esté cumpliendo su palabra xenófoba y proteccionista, y le gritan al mundo “[¡]lloren progres, lloren!” antes de pasar a cobrar su dieta como director del BCR. Para ellos, los derechos humanos (de quienes son distintos a ellos) son caviaradas. Habrá que recordar a estos “trumpeteros” cuando se quieran disfrazar de estadistas y conciliadores en futuras campañas electorales.

Como también habrá que recordar su defensa ciega del 45° presidente de EE.UU. y su postura anticomercio (salirse del TPP, renegar del Nafta), anticonsumidor (imponer tasas de 20% a las importaciones mexicanas, con lo cual serán los propios consumidores estadounidenses los que pagarán el muro y no los mexicanos) y mercantilista (amenazar a compañías para que inviertan en su país y no en el extranjero), la próxima vez que se quieran posicionar como salvavidas antagónicos de la izquierda y nacionalistas. “Let’s make Peru great again”, les responderemos con sorna.

Felizmente, aún hay abogados en el mundo como los de la ACLU y estudiantes de Derecho como los de Yale (me llena de orgullo haber pasado por sus aulas), entre otros, que se preocupan por el prójimo y presentan habeas corpus en su nombre, y juezas como Ann Donnelly que hacen respetar la Constitución por encima de los delirios de poder. Parece ser, sin embargo, que a la enfermedad del odio no la detienen en migraciones y no requiere visa para ingresar al Perú.

Escucho y leo que la presidencia de Donald Trump no tendrá mayor impacto en el Perú, pues pasaremos bajo el radar. ¡No es el Perú, stupid! ¡Es el mundo!



http://elcomercio.pe/opinion/mirada-de-fondo/trumpeteros-andres-calderon-noticia-1964383


_____________



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

Seguidores

Archivo del blog