La fiesta en paz - Luis Davelouis
Lo que se dice y lo que se calla - José Antonio Hernández
Que pague Trump - Víctor Hurtado Oviedo
Todos caen, PPK más - Mirko Lauer
"Trumpeteros" - Andrés Calderón
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Incremento de puestos para practicantes o nueva Ley
Pulpín
Arturo Rodríguez
Hace unos días el
asesor principal del ministro de Trabajo, Germán Lora, anunció en diferentes
medios la voluntad del Ministerio en incrementar el número de convenios de
formación laboral de los jóvenes de 3,000 a 50,000, en otras palabras
permitir que las empresas puedan contratar un mayor número de practicantes,
de pasantías o aprendices; actualmente el máximo permitido es el 20% del
total de trabajadores.
Hasta ahí
pareciera correcta la intención del MINTRA, sin embargo no todo es color de
rosa, en nuestro país muchos empresarios emplean dichas modalidades
formativas para obtener “mano de obra barata”, contratando practicantes para
que realicen labores ordinarias, como cualquier trabajador, con las
responsabilidades y riesgos que ello conlleva.
Y esto fue lo que
le sucedió a Marco Atoq Ramón, joven periodista, quien se desempeñaba como
practicante en un diario local, su contrato culminó la quincena de diciembre
del año 2016, y con la promesa de que dicho contrato de prácticas sería
prorrogado, continuó desempeñándose en el citado diario, hasta que el pasado
05 de enero lo enviaron a cubrir la noticia de las protestas de los
pobladores de Puente Piedra contra el peaje, siendo arteramente atacado por
un mal efectivo policial, quien le disparó una ráfaga de perdigones
comprometiendo la visión de uno de sus ojos a punto casi de perderlo.
Actualmente Atoq
se encuentra recibiendo tratamiento en el extranjero, donde tuvo que ser
trasladado a sugerencia de los médicos que lo atendieron en Lima dada la
gravedad de su lesión. Por su parte el diario para el cual realizaba
prácticas ha anunciado que Marco era un trabajador y por ende contaba con los
beneficios de ley; si, claro, desde que venció su último contrato como
practicante, no había suscrito aún la renovación que le habían prometido
(como practicante, no como empleado), entonces ahora sí lo consideran como un
trabajador, para menguar su responsabilidad por los hechos sucedidos, ¿qué
hubiera pasado de no haber sucedido el accidente, lo hubieran considerado igual
un “trabajador”?
Lo sucedido con
Marco Atoq no es un caso aislado, es una realidad por la que tienen que
atravesar miles de “practicantes” quienes realizan las mismas labores que
cualquier trabajador, pero con la diferencia de percibir una remuneración (subvención
económica) inferior, dado que su relación no es reconocida como “laboral”,
por lo que no gozan de los derechos y beneficios de ley, entonces si por un
lado no lograron imponer la Ley Pulpín, ahora desde el MINTRA nos salen con
esta novísima idea que sería una forma encubierta de resucitar dicha norma.
Tanto el Poder
Judicial como el Tribunal Constitucional han emitido una serie de
pronunciamientos respecto a la desnaturalización de este tipo de modalidades
formativas, cuando el “practicante” realiza actividades distintas para las
que fue contrato, labora sin contrato, realiza labores propias de cualquier
otro trabajador, entre otros.
Mientras tanto, al
cierre de este artículo, la familia de Atoq sigue esperando a que la empresa
les comunique si es que van a asumir los gastos en los que viene incurriendo
el tratamiento para salvar la visión de su ojo. Por su parte, el ministro del
Interior no ha dicho esta boca es mía, a pesar que se encuentra por demás
corroborada la cobarde agresión del efectivo policial, ante el casi unánime
silencio de la prensa en general.
http://diariouno.pe/columna/incremento-de-puestos-para-practicantes-o-nueva-ley-pulpin/
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La fiesta en paz
Luis Davelouis
En poco más de una
semana, Trump ha movilizado a una parte importante de la sociedad de EE.UU.
en contra de sus decisiones. En su más reciente ataque contra lo que el
pueblo estadounidense piensa de sí mismo (al menos para poder autoproclamarse
“la tierra de los libres”), Trump prohibió el ingreso a su país de refugiados
y ciudadanos de siete países con mayoría musulmana por infundadas razones de
seguridad.
Es usual que Trump
utilice argumentos falaces y mentiras flagrantes. Arabia Saudita (principal
origen de terroristas que han atacado a EE.UU., incluyendo las Torres
Gemelas) no está entre los siete ni ningún país con los que las empresas de
Trump tienen negocios.
Ha sido inspirador
ver la maquinaria institucional de EE.UU. en acción. Ver universidades, gobernadores,
alcaldes, jueces y medios de comunicación de ese país oponerse y enfrentar
desafiantes las decisiones de Trump; rechazarlas y rebatirlas con firmeza,
con rigurosidad, con argumentos basados en la ley y en los hechos, y no solo
en pareceres.
Y ha sido
descorazonador comprobar cuán lejos estamos de eso. Aquí se pide “calma”, se
pide no hacer olas, se pide no reaccionar ante los atropellos y
arbitrariedades de quienes detentan el poder y todo, increíblemente, “por el
bien del país”. Se queda uno preguntándose si algunos solo se compran el
pleito cuando se trata de poner “orden” o “mano dura” para neutralizar una
protesta social que amenaza alguna inversión. La democracia y la
institucionalidad son mantequilla.
P.D. Leí ayer a
Beto Ortiz y dice la verdad. Fue como ver a los fujimoristas repudiando a los
corruptos, a los coimeros, a los asesinos y a la prensa chicha teniendo en su
historia constituyente a Alberto, a Montesinos, a Martín Rivas y a Wolfenzon
y Schutz. Y es trágico. Es trágico porque, siendo cierto, da risa.
http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-fiesta-paz-2269237
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Lo que se dice y lo que se calla
José Antonio Hernández
Tras décadas de
abandono, el sistema educativo peruano se encuentra entre los más deficientes
de la región, con bajos promedios y terribles brechas. La buena noticia es
que en los últimos años se ha consolidado una reforma educativa liderada por
el Ministerio de Educación (Minedu), que ha fijado como sus ejes estratégicos
mejorar la carrera docente, las infraestructuras, los sistemas de gestión y
los aprendizajes.
Pese a que todas
las evaluaciones comienzan a mostrar avances (ECE, PISA, Terce), la reforma
no está siendo pacífica –ni mucho menos–. Basta recordar los paros contra los
cambios en la carrera magisterial en el 2012 que dejaron a miles de escolares
sin clases durante meses, las maniobras contra la Ley Universitaria o la
reciente y controvertida censura a Jaime Saavedra.
Ahora, en una
preocupante escalada, el debate que se produce sobre el nuevo currículo
nacional es más bien un ejemplo de lo que se ha denominado posverdad. Así,
hablar de debate resulta muy generoso, porque lo que hemos escuchado hasta la
saciedad entre los portavoces de la reciente campaña que ha inundado de
carteles las avenidas de Lima no son argumentos, sino la acusación de que el
currículo promueve algo que aún nadie ha explicado qué es: la “ideología de
género”. En lo que parece una carrera por no quedarse atrás, la Conferencia
Episcopal presentó la semana pasada una declaración en la que realiza la
misma acusación con la misma falta de concreción.
El nuevo currículo
nacional es la principal herramienta para mejorar la calidad de los
aprendizajes, y plantea un ambicioso nuevo enfoque pedagógico: la educación
por competencias. Se pretende que la educación sea un proceso integral que
desarrolle en los escolares sus competencias matemáticas, de comunicación, de
ciencia y tecnología, pero también competencias para la ciudadanía, para
desarrollar la creatividad, la capacidad crítica o la toma de decisiones. Una
propuesta que es fruto de años de trabajo de expertos que han presentado y
debatido su contenido con miles de representantes de todos los colectivos
vinculados a la educación y que se enmarca en la legislación vigente.
De todos estos
asuntos los críticos no dicen nada. Las denuncias se concentran en la parte
que defiende la tolerancia y la igualdad, tergiversando los contenidos para
asustar con una presunta agenda oculta que causará la disolución de la
familia, la patria y la civilización occidental.
El currículo busca
que se respete a las personas, sea cual sea su orientación sexual. ¿Acaso
está mal que se quiera terminar con el ‘bullying’ homofóbico? También busca
la igualdad entre hombres y mujeres. ¿Acaso está mal que una niña piense que
de mayor puede ser ingeniera o que un niño crea que de mayor puede cocinar en
su casa y cuidar y dar cariño a sus hijos?
A lo largo de la
historia ya hemos vivido épocas en las que las mujeres no podían votar, los
homosexuales eran tratados como delincuentes o enfermos mentales, los pobres
no accedían a la educación o las personas de piel oscura no podían usar los
mismos servicios públicos que los de tez clara. Los cambios legales que
terminaron con estas situaciones en muchos países también contaron con
furibundos opositores.
Si enseñar el
respeto, desterrar el odio a los que son diferentes y promover la igualdad de
oportunidades es algo que le disgusta a alguien porque colisiona con sus
valores y su visión de la sociedad, propongo que no se calle. Si se está
contra la igualdad entre hombres y mujeres y a favor de la discriminación,
que en el debate público se defiendan estas propuestas. Sin tapujos y sin
ocultarse detrás de acusaciones vagas e inconcretas.
Confiemos en que
tal como ha sucedido en varias etapas complicadas para la reforma educativa,
ahora haya la adecuada combinación de firmeza y diálogo para que el currículo
nacional contribuya a mejorar la calidad de la educación. Y así, se ayude a
construir la sociedad democrática, respetuosa, tolerante y con igualdad de
oportunidades en la que nuestros niños tienen derecho a crecer.
http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/lo-que-se-dice-y-lo-que-se-calla-jose-antonio-hernandez-noticia-1964363
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Que pague Trump
Víctor Hurtado Oviedo
En tiempos del
senador Joseph McCarthy, el presidente Donald Trump hubiera sido encarcelado
por ser un agitador antiimperialista: Trump es el chavista de la Casa Blanca.
Él ya ha unido a todos los mexicanos decentes: a los empresarios preocupados
por sus exportaciones, a los trabajadores por sus empleos, a los familiares
de los emigrados y, en general, a todos los mexicanos que repudian la
humillación inmerecida que les infiere Trump. Este ha renovado tanto la
imagen del “americano feo”, que ya se cantará en Hispanoamérica:
Donald Trump
¡Donald, chavista,
gran antiimperialista!
Así, en el
exterior, conforme pasan los minutos, Donald Trump va quedándose más solo,
igual que el comisario Gary Cooper en la película High Noon, pero con la
diferencia de que contra Trump ya están los malos y también los buenos: así
no se gana ni en el cine. No faltan irrespetuosos para quienes Donald Trump
es la necedad toda junta.
QUE PASEN, NO MÁS
Una reciente
matonería de Trump consiste en intentar “hacer pagar” a México el costo del
ya famoso muro internacional subiendo un 20% los aranceles impuestos a los
productos llegados desde México.
Algunos políticos
mexicanos ya han adelantado eventuales respuestas que su país podría dar a
Trump. El excanciller mexicano Jorge Castañeda ha opinado: “En vez de detener
a los migrantes centroamericanos en su frontera sur, México debería dejar que
pasen y recorran el camino hasta los Estados Unidos. Veamos si su muro
mantiene fuera a los terroristas porque nosotros no lo haremos”.
Otra respuesta
adecuada sería que México obligue a Trump a financiar todo el altísimo costo
de combatir el tráfico de drogas del territorio mexicano hacia los Estados
Unidos, trasiego causado por los millones de estadounidenses drogadictos.
Algunos de estos probablemente sean amigos de Donald Trump, dado el alto
consumo de cocaína registrado entre los ejecutivos de Wall Street (“Wall”,
otro muro).
De paso, Donald
Trump pagaría los mayores gastos requeridos en la represión policial
antidrogas que habría dentro de su país, y los mayores costos médicos y
sociales invertidos en rehabilitar a sus paisanos drogadictos, cuyo número
lamentablemente crecerá –y no por culpa de México–.
Huelga fronteriza
Puede cobrarse a
Trump calculando lo que México perderá por el alza de los aranceles
estadounidenses, y eliminando, en consecuencia, las partidas presupuestarias
mexicanas orientadas hoy a la represión del narcotráfico en su frontera del
norte. El gobierno mexicano podría explicar la reducción de aquellas partidas
arguyendo que el alza de aranceles estadounidenses y las menores
exportaciones lo obligan a reducir el gasto público en la represión
fronteriza. México es soberano y puede eliminar las partidas A y no las B sin
pedir permiso a nadie.
Por supuesto,
habría que conservar los gastos de reprimir el tráfico interior en México
para no perjudicar a los mexicanos. Incluso, habría más fondos para esta
política. Todo consiste en declararse en “huelga” en la frontera del norte.
El Estado mexicano no fomenta el narcotráfico, y sus problemas económicos y
sociales serían mucho menores si no hubiese tantos drogadictos en los Estados
Unidos. “La demanda crea la oferta”, dicen los economistas, y es verdad hasta
en Wall Street.
El muro quizá
sirva para reducir el narcotráfico llegado desde México, pero bajarlo tomaría
mucho tiempo pues el muro no se hará en un día. De construirse el muro de
Trump, el ingreso de drogas bajaría algo en el territorio estadounidense,
pero el señor Donald Trump se quedaría sin algunos amigos de narices
resentidas en su Wall Street: una lástima; pero, felizmente, ya habrán pasado
cuatro años.
http://diariouno.pe/columna/que-pague-trump/
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Todos caen, PPK más
Mirko Lauer
l a más reciente
encuesta de GfK muestra que hay cosas que se están moviendo y cosas que no se
están moviendo. La aprobación de Pedro Pablo Kuczynski definitivamente se
está moviendo hacia abajo, con 11 puntos perdidos en un mes. Ni a él ni a su
equipo les ha ido mejor en nada de diciembre pasado a enero de este año.
El movimiento
hacia abajo toca a todo y a todos. Las únicas dos excepciones están en el
rubro líderes políticos y son César Acuña, de 14% a 15% de aprobación, y
Alfredo Barnechea, que se mantiene en 18%. Insólitos lugares a los que la
opinión pública ha ido a buscar algo distinto que una visión de decadencia.
Sin duda un lastre
importante de PPK es Odebrecht. Casi la mitad de los encuestados, 43%, lo ve
recibiendo coimas cuando fue ministro de Alejandro Toledo. Un porcentaje
igual ya lo considera contemplativo con los culpables. Acerca de que si su
gobierno está haciendo o no lo necesario para aclarar las cosas, hay un
empate 35% sí versus 31% no.
El único rincón
optimista es el de las relaciones entre Ejecutivo y Congreso, que es vista
como menos conflictiva, más cordial, “tensa, pero avanza”. De no haber
estallado el caso Odebrecht, esto quizás hubiera significado esperanzas
democráticas y mejores cifras para todos. Ahora solo es un dato positivo que
flota en el aire.
Es interesante que
GfK haya querido preguntar sobre algunos políticos de la pasada campaña.
Todos tienen poca aprobación, y casi todos han perdido puntos en enero. Pero
el dato quizás es que siguen allí, pero sin haberse beneficiado de la
aprobación perdida en virtud del caso Odebrecht.
¿Podemos imaginar
una futura encuesta donde todas estas cifras reboten? Si el lastre es
efectivamente Odebrecht, la caída tiene para largo. Tampoco asoman en el
horizonte figuras o conceptos de recambio para atajar la crisis de Estado con
desenlace autoritario a la que está aludiendo Rosa María Palacios.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/844009-todos-caen-ppk-mas
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"Trumpeteros"
Andrés Calderón
Imagine, querido
lector, que es usted un ingeniero eléctrico, tiene esposa y tres hijos. Que
durante diez años ha trabajado como contratista (como ingeniero e intérprete)
para las Fuerzas Armadas de Estados Unidos presentes en su país. Y, como
consecuencia de ello, ha sufrido diversas amenazas y atentados contra su vida
y la de su familia, por parte de las milicias antinorteamericanas. Dos de sus
colegas han muerto en estos ataques.
Para cuidar su
integridad y la de los suyos, decide postular a una visa especial creada por
el Congreso norteamericano (hace diez años) para dar refugio a personas que,
como usted, enfrentan este tipo de peligros. Consigue, en primer lugar, la
aprobación del jefe de la misión de la embajada norteamericana que certifica
su “fiel y valioso” servicio a EE.UU. Pasa por una serie de chequeos de
antecedentes, una entrevista en el consulado, controles de seguridad y hasta
un examen médico. Dos años y cuatro meses después, recibe la visa. Aborda un
avión hacia Norteamérica con toda su familia, con todos sus papeles en regla,
su vida empacada en unas maletas y la esperanza de vivir en un sellito de su
pasaporte.
Pero el sellito no
llega. Más bien llega la separación de su familia al arribar al aeropuerto.
Lo van a deportar. No le permiten reunirse con su abogado (de una ONG de
defensa de derechos civiles en Nueva York). Y cuando este pregunta a los
oficiales de inmigración quién puede autorizarlo a conversar con su
defendido, le responden: “El presidente, llame al señor Trump”.
Usted, querido
lector, probablemente, no sea iraquí, iraní, libio, somalí, sudanés, sirio o
yemení, ni tiene familiares ni amigos provenientes de esos países. Yo
tampoco. Pero la humanidad no conoce de nacionalidades. Y basta un poquito de
empatía por el prójimo para indignarse y lamentar lo que están sufriendo y
sufrirán miles de personas afectadas por una de las primeras órdenes ejecutivas
del presidente estadounidense, Donald Trump; personas que cometieron el único
pecado de nacer unos kilómetros más al este que uno.
Esa misma empatía
que parece tan ausente en muchos de los miembros del club peruano de fans de
Mr. Trump y que se regocijan con el dolor ajeno, que festejan que Donald J.
esté cumpliendo su palabra xenófoba y proteccionista, y le gritan al mundo
“[¡]lloren progres, lloren!” antes de pasar a cobrar su dieta como director
del BCR. Para ellos, los derechos humanos (de quienes son distintos a ellos)
son caviaradas. Habrá que recordar a estos “trumpeteros” cuando se quieran
disfrazar de estadistas y conciliadores en futuras campañas electorales.
Como también habrá
que recordar su defensa ciega del 45° presidente de EE.UU. y su postura
anticomercio (salirse del TPP, renegar del Nafta), anticonsumidor (imponer
tasas de 20% a las importaciones mexicanas, con lo cual serán los propios
consumidores estadounidenses los que pagarán el muro y no los mexicanos) y
mercantilista (amenazar a compañías para que inviertan en su país y no en el
extranjero), la próxima vez que se quieran posicionar como salvavidas
antagónicos de la izquierda y nacionalistas. “Let’s make Peru great again”,
les responderemos con sorna.
Felizmente, aún
hay abogados en el mundo como los de la ACLU y estudiantes de Derecho como
los de Yale (me llena de orgullo haber pasado por sus aulas), entre otros,
que se preocupan por el prójimo y presentan habeas corpus en su nombre, y
juezas como Ann Donnelly que hacen respetar la Constitución por encima de los
delirios de poder. Parece ser, sin embargo, que a la enfermedad del odio no
la detienen en migraciones y no requiere visa para ingresar al Perú.
Escucho y leo que
la presidencia de Donald Trump no tendrá mayor impacto en el Perú, pues
pasaremos bajo el radar. ¡No es el Perú, stupid! ¡Es el mundo!
http://elcomercio.pe/opinion/mirada-de-fondo/trumpeteros-andres-calderon-noticia-1964383
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