De estas tierras, estos barros - Luis Davelouis
¿Dónde quedó el Estado laico? - Liz Meléndez
El candor del presidente Kuczynski - Oswaldo de Rivero
¿Independientes de qué y liberales para qué? - Armando B. Ginés
Sobre canastas y lecciones de derecho laboral - Arturo Rodríguez
TAZÓN AL FILO DE LA MESA - Mirko Lauer
¿Y si se cae el Gasoducto Sur Peruano? - Humberto Campodónico
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De estas tierras, estos barros
Luis Davelouis
La reunión I: Como
acordado, dada la naturaleza sensible del encuentro con la lideresa de Fuerza
Popular, PPK llega solo a la casa de monseñor Cipriani.
Este lo recibe en
la puerta y mientras se dirigen al ambiente en el que se celebrará la reunión
con Keiko, el prelado felicita al presidente por pensar primero en el país y
hacer a un lado toda otra consideración. PPK no termina aún de agradecerle
por auspiciar la cita cuando, dentro de la sala, se encuentra con Keiko
flanqueada por Joaquín Ramírez, Pedro Spadaro, Luz Salgado, Alejandro
Aguinaga y Martha Chávez. Sorprendido, PPK se vuelve hacia Cipriani, quien,
mirándolo a los ojos, le dice a manera de explicación: “Yo no voy a
participar porque gracias a su papá yo soy cardenal y prefiero mantenerme
imparcial” y cierra la puerta.
La reunión II:
“Bueno, en vista de que su gobierno está profundamente infiltrado por
esbirros humalientos que le deben el puesto a Nadine y que son declarados
enemigos del fujimorismo, si usted quiere gobernabilidad deberá deshacerse de
ellos”, exigió Keiko.
“Pero son
demasiados y no todos son sus enemigos, la mayoría tiene un perfil técnico
que nada tiene que ver ni quiere tener que ver con política”, replicó PPK.
“Además, son tantos que si los sacamos, ¿cómo los vamos a reemplazar?”.
“Esa es la segunda
parte de esta condición de gobernabilidad”, le explica Keiko mientras le
alcanza un fólder repleto de hojas con listas de nombres, “nos hemos quedado
cortos con los diezmos del Congreso… perdón, con los puestos del Congreso…
digo… nada, nada. Aquí tiene una lista de nuestros trolls, quiero decir,
simpatizantes y aportantes… es decir, partidarios… perdón, de reconocidos
profesionales neutrales… gente muy honesta y leal que nos gustaría ver
trabajando por el país. Y no en CAS”. “Un momentito, ¿y dónde quiere que
pongamos a este castragatos?”.
http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-estas-tierras-estos-barros-2265323
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¿Dónde quedó el Estado laico?
Liz Meléndez
Es evidente que
urge un diálogo democrático en nuestro país, el cual reúna a todas las
fuerzas políticas, así como a representantes de la sociedad civil organizada
para remirar los actuales retos frente a la gobernabilidad.
Es fundamental que
este proceso se realice en el marco de un Estado laico, si es que aspiramos a
construir una democracia real, que no sea tan débil como la que actualmente
tenemos.
Por ello, es
preocupante que ante el contexto de crisis que estamos atravesando, se haya
ofrecido como mediador del inicio del diálogo político entre el presidente de
la República y Keiko Fujimori, el señor Juan Luis Cipriani. Afianza esta preocupación que PPK haya
aceptado esta invitación.
Como todos sabemos
el señor Cipriani es el principal representante de la Iglesia Católica en el
Perú, por tanto, su constante intromisión en la política del país y la
aceptación de la misma desde el gobierno, es un atentado contra el principio
de laicidad y neutralidad del Estado.
Cabe anotar que no
es casualidad que este personaje se ofrezca como mediador en un contexto de
crisis, en donde parte de la argumentación para afianzar la oposición al
exministro de Educación estuvo centrada en la crítica a la incorporación del
enfoque de género e igualdad en la nueva Currícula de Educación Básica. Cipriani, es uno de los más férreos
opositores a los derechos de las mujeres y de las personas LGBTI en el país.
De otro lado, este
personaje que hoy se ofrece de mediador, tiene cero objetividad frente al
fujimorismo, no solo ha demostrado su constante apoyo a la lideresa del
partido Fuerza Popular, sino además ha mantenido una actitud pasiva frente a
los múltiples crímenes, actos de corrupción y violaciones a los derechos
humanos que se cometieron durante la dictadura fujimorista.
Como vemos la
falta de separación entre Estado e Iglesia impacta negativamente en las
políticas públicas para garantizar la igualdad; pero además distorsiona la
democracia.
Necesitamos
renovar los compromisos con el Acuerdo Nacional, si bien para ello es
fundamental iniciar un diálogo político, este debe darse respetando el
principio de laicidad del Estado, sin cardenales interfiriendo en este
proceso.
http://exitosanoticias.pe/opinion-liz-melendez-donde-quedo-el-estado-laico/
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El candor del presidente Kuczynski
Oswaldo de Rivero
A pesar de que
muchos analistas calificaron la obstinación del fujimorismo de censurar al
ministro Saavedra como el inicio de una política de erosión del poder del
presidente hasta vacarlo, el presidente Kuczynski no tocó este delicado
asunto en su mensaje a la nación y dijo más bien con candor y olor de
sumisión que no buscaría una cuestión de confianza.
Sin embargo,
frente a esta candorosa prudencia del Presidente no ha habido de parte de
Keiko Fujimori, en su calidad de dirigente máxima de Fuerza Popular, una
respuesta al mensaje presidencial, diciendo por lo menos, aunque sea por
cortesía, que su partido no busca la mentada vacancia del presidente Pedro
Pablo Kuczynski. Este silencio es significativo.
El Presidente, con
esta declaración candorosa y sin advertencia de que no toleraría otra
censura, perdió una oportunidad de demostrar firmeza y también de acumular el
apoyo de las calles llenas de una juventud que rechaza tanto la esencia
autoritaria como las formas vulgares del fujimorismo.
Si se repite otro
linchamiento ministerial y el candor de PPK persiste, entonces tendrá las
calles en su contra y la vacancia cercana. Y no es una exageración decir
esto, porque hoy la vacancia de la Presidencia es un popular deporte
parlamentario en la América Latina. Y el Presidente Kuczynski con el poco
apoyo político con que cuenta, no sería una excepción dentro de esta
tendencia parlamentaria, que no es otra cosa que un producto de la baja
intensidad que tiene la democracia en nuestra región.
Entre el año 2000
y el 2016 nueve presidentes en América Latina han sido destituidos por los
Parlamentos: en el año 2000 Perú inicio esta racha con Fujimori, luego
siguieron los Presidentes de Argentina (2001), Bolivia (2003) Ecuador (2005),
Honduras (2009), El Salvador (2012), Paraguay (2012), Guatemala (2015) y
Brasil (2016).
Hoy para gobernar
en América Latina y en el mundo, lo ideal es ser amado y temido a la vez,
pero si no se puede ser ambas cosas, es preferible ser temido-dicho por de
Nicolás Maquiavelo hace 503 años y válido hasta ahora.
Entonces, Señor
Presidente Pedro Pablo Kuczynski, si usted por su candor innato quiere
dialogar con Keiko, hágalo pero practicando una realpolitik, no perennice el
diálogo, no se convierta en un rehén de Keiko y esté dispuesto a ser temido,
a usar el arma legal que la Constitución le da contra un desgobierno y una
inestabilidad inducida desde el Congreso.
No pierda otra
oportunidad de usarla, y hágalo antes que el apoyo que usted tiene de la
juventud y de la mayoría de la gente honesta del Perú se disuelva, y se
convierta en otro Presidente fallido de la América Latina.
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¿Independientes de qué y liberales para qué?
Armando B. Ginés
Medios
independientes e ideología liberal son conceptos que gozan de la presunción
de inocencia en términos políticos sea cual fuere el contexto en que se
mencionen. Ser independiente y ser liberal abre puertas allá donde se vaya,
funcionando como etiquetas positivas casi inatacables.
Las dos palabras
remiten a universos cálidos donde la democracia reinaría sin parangón ni
límites sociales o de expresión o de pensamiento. También son citadas como
prueba del algodón inefable para trasladar la idea de que un país o régimen
adolece de pedigrí democrático o lo tiene sin discusión.
Sin embargo,
detrás de ambos conceptos suelen esconderse intereses muy concretos de grupos
de poder con nombres y apellidos y políticas de clase determinadas, siempre
escoradas hacia las elites y lo que se ha convenido en llamar economía de
mercado.
Cuando se trae a
colación la falta o pluralismo de medios independientes de comunicación o se
añade liberal a ideologías conservadoras o socialdemócratas es necesario
ponerse en alerta porque será más que probable que intenten colarnos
intereses ocultos tras su enunciación aparentemente neutral.
Resulta
conveniente señalar que un medio de comunicación no es más que una empresa
que elabora noticias como mercancía perecedera que tiene que vender al
público en competencia con otros que persiguen el mismo fin. Y que su fuente
de financiación, además de la venta al lector, son otras empresas de
diferentes sectores que pagan por enlatar sus mensajes mediante la
publicidad.
Por tanto, un
periódico, una cadena de televisión y una emisora de radio se deben a sus
lectores, cada vez en menor cuantía, y a sus anunciantes, casi siempre marcas
potentes a escala internacional.
Forma parte de la
sabiduría popular que morder la mano que te da de comer no es nada
aconsejable. Por tanto, criticar con informaciones independientes y veraces a
los propios anunciantes no es la mejor política editorial a seguir.
Pero el asunto se
complica más cuando se conoce que para iniciar una aventura empresarial de
cierto calado en el sector de la comunicación es imprescindible contar con un
capital considerable, situación accesible a muy pocos: millonarios, bancos,
fondos de inversión, multinacionales, grandes emporios e instituciones
similares. Este hecho no admite controversia alguna: para levantar un gran
medio es indispensable posee un enorme capital inversor.
De lo reflejado se
deduce que la hermosa independencia no existe, solo hay intereses
comerciales, políticos e ideológicos, todos juntos en la mayoría de las
ocasiones.
Las noticias nunca
remontan hacia la opinión pública de manera virginal, antes son elaboradas
desde una perspectiva ideológica que busca un rendimiento doble tanto de
beneficio empresarial como de rédito político. La sacrosanta objetividad
tiene miles de factores que adulteran su esencia hasta transformarse en
información útil para ser consumida.
Sin duda que es
buena la pluralidad en los medios de comunicación, si bien cabría preguntarse
quiénes la conforman en nuestras sociedades capitalistas de Occidente. Un
somero repaso de los dueños nos indica que en los consejos de administración
de los principales mass media no se sientan ni las ideas de izquierda (salvo
excepciones en webs digitales emergentes hace casi nada), ni los sindicatos,
ni las asociaciones civiles críticas con el sistema o simplemente
reivindicativas, ni las minorías de cualquier signo o condición. En suma, ni
la clase trabajadora ni la clase media marcan la pauta o inciden expresamente
en la línea editorial de los medios de comunicación más importantes del “mundo
libre”.
Es la clase alta,
corporativa y transnacional la que ofrece su visión de los hechos y crea la
realidad que merece ser considerada como noticiable. A ello hay que agregar
que los profesionales de los medios son asalariados de las empresas de comunicación,
es decir, están sujetos a relaciones laborales como un albañil o una
operadora de telemarketing: si no obedecen órdenes, su empleo puede irse al
garete. Hay multitud de ejemplos al respecto. De ello rezuma que la
autocensura es un formidable agente interno para atenuar su independencia
formal como periodista.
Existe pluralidad
de cabeceras. Resulta más que evidente. Pero no hay pluralidad real de
opiniones ni de líneas editoriales dispares ni está representada la inmensa
mayoría de la gente, que pertenece a la clase trabajadora: todo es puro
negocio y guerra comercial entre emporios rivales y juego político de los más
señeros intereses del capital internacional.
En breves
palabras: la independencia es un velo ideológico y multicolor para construir
consenso de masas alrededor del orden establecido.
Respecto al
vocablo liberal sucede algo parecido. Liberal y libertad se aman con
arrumacos superficiales igual que un matrimonio de conveniencia, esto es,
sobreviven como pueden de ese primer impulso erótico que les puso en
contacto. O sea, viven de las rentas.
Para edulcorar las
ideas regresivas de las opciones de derechas más rancias y casposas, los
políticos profesionales suelen acomodarse en el liberalismo con el propósito
de elevar su categoría ideológica. Oiga que yo soy liberal, de esta manera se
envuelven en un halo mítico prácticamente a prueba de razones y argumentos
más que sólidos y coherentes. Cualquier hecho nocivo o de índole cuestionable
o negativa que les tenga como protagonistas estelares cede ante la magia
primitiva del liberalismo. Así, en general y a lo bruto.
Nadie se para a
pensar qué significa ser eso de liberal. Políticamente hablando podría
traducirse como tolerante con las opiniones o actitudes ajenas, dialogante y
empático con las posturas no coincidentes con la propia, elegante en las
maneras personales y respetuoso en el trato privado. Otra cosa sería
sumergirse en sus acepciones de carácter económico: libre mercado sin
restricciones a la mano anónima que distribuye recursos de forma arbitraria,
nada de Estado ni de políticas sociales, todo privatizado, cero público
(salvo la socialización de las pérdidas).
En cualquier caso,
las profundidades del liberalismo nada importan en el uso como tal de la
palabra liberal. Es lo que evoca en el inconsciente colectivo lo único que
pretenden: suena bien, dispara emociones irracionales de libertad, huele a
consumismo sin trabas. De ese sentimiento a flor de piel se valen las
derechas montaraces y recalcitrantes para salvar sus desmanes políticos y
salir indemnes de sus tropelías y corrupciones venales y sistémicas.
En esta lid de
requiebros semánticos tampoco le falta afición a las izquierdas nominales y
parlamentarias. Cuando son acusadas por sus pares del espectro derechista de
poner demasiado énfasis en políticas o ideas, aun por tímidas que se
manifiesten, de impacto social o público (inversiones estatales o coberturas
para favorecer la cohesión y vertebración social en educación, sanidad o en
materia laboral), esa mala conciencia de izquierdas quiere quitarse todo
vestigio de radical, comunista o socialista tapándose las vergüenzas con la
seda de, oiga, espere, yo soy tanto o más liberal que usted. Y aquí se acaba
la polémica. Todos y todas liberales. ¿Hay algo más bonito que ser liberal?
Mucho cuidado con
la independencia de la prensa y con el liberalismo de los profesionales del
ruedo político. Viven de comprar gatos y venderlos por liebres. A buen
catador, sobran las especias.
http://rebelion.org/noticia.php?id=220607
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Sobre canastas y
lecciones de derecho laboral
Arturo Rodríguez
Esta semana ha sido
bastante “educativa” en materia de derechos laborales, ello a partir de la
justificación que han pretendido hacer funcionarios y congresistas sobre la
serie de beneficios que han recibido por fiestas navideñas: S/. 920.00 en
canasta; S/. 1,500.00 por aguinaldo; S/. 500.00 en tarjeta de débito; S/.
80.00 en pavo; y dado los “magros” beneficios otorgados cobrarán también S/.
15,000 por concepto de gratificación por fiestas de Navidad.
En conferencia de
prensa realizada el pasado lunes 12 de diciembre, el Oficial Mayor del
Congreso señaló que respecto de las canastas estas eran un “derecho
adquirido”, otorgado a congresistas, trabajadores del Congreso, policías que
resguardan las instalaciones del Congreso, pensionistas y jubilados; para
redondear la idea la congresista fujimorista Rosa Bartra expresó que dicha
“obligación” nacía del convenio colectivo suscrito con el Sindicato de
Trabajadores del Congreso, señalando su “aspiración” a que todos los
servidores del Estado reciban un aguinaldo similar para darle una alegría a
los trabajadores.
Esto último no
podemos tomarlo sino como una broma de mal gusto. Olvida acaso la congresista
que la recientemente aprobada Ley de Presupuesto para el año 2017 en su
artículo 6, siguiendo la línea de sus antecesoras, prohíbe expresamente
cualquier tipo de reajuste, incremento remunerativo, bonificación, asignación
entre otros para los trabajadores de la administración pública, hecho que
contraviene frontalmente lo resuelto por el Tribunal Constitucional que hace
unos meses declaró inconstitucionales aquellas disposiciones contenidas en
sucesivas leyes de presupuesto que prohibían el incremento de remuneraciones,
vía negociación colectiva, para los trabajadores del sector público.
En virtud a dichas
inconstitucionales restricciones, los trabajadores públicos siguen con sus
sueldos congelados teniéndose que conformar con los magros 300.00 soles como
gratificación, ni qué decir de aquellos sectores que actualmente se
encuentran en huelga como los trabajadores del Poder Judicial.
Volviendo al
“derecho adquirido” a favor de los congresistas en virtud al Convenio
Colectivo de los trabajadores del Congreso, en primer lugar conforme lo
establece el art. 9 del D.S. 010-2003-TR, los alcances de un Pacto Colectivo
se circunscriben únicamente a los trabajadores sindicalizados o en su defecto
a todos los trabajadores siempre y cuando el Sindicato sea mayoritario.
En el caso de los
congresistas no son aplicables las reglas de la negociación colectiva, en
efecto, conforme a su propio reglamento (artículo 21), los congresistas son
funcionarios públicos, dada la naturaleza de sus funciones y su forma de
elección no están comprendidos en la carrera administrativa, por lo que
resulta fuera de todo análisis jurídico pretender señalar que la percepción
de tanta gollería se sustenta en un “convenio colectivo”.
No estamos en
contra de la existencia de beneficios laborales como canastas, bonos,
aguinaldos, a favor de los trabajadores; sin embargo, indigna que la
percepción de los mismos sea malinterpretada ilegalmente para beneficiar a
funcionarios (congresistas, personal de confianza, entre otros) cuyas
remuneraciones están muy por encima del promedio, cuando la gran mayoría de
trabajadores sobrevive con sueldos irrisorios; siendo que en el caso de
quienes laboran para la administración pública incluso se les prohíbe que vía
negociación colectiva puedan siquiera mejorar sus condiciones de vida, se
cumple perfectamente la frase “lo ancho para algunos lo angosto para otros.
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TAZÓN AL FILO DE LA MESA
Mirko Lauer
Luego de todos los
cambios del comunismo chino, la decisión no parece de gran impacto. Pero
romper el llamado tazón de hierro de los trabajadores marcaría el tránsito de
un comunismo modernizado por la necesidad a una dictadura capitalista. No es
la primera vez que Beijing intenta dar el martillazo, pero esta vez parece
serle más urgente.
El tazón al que se
refiere la expresión es para arroz, y el hierro alude a un compromiso
vitalicio del gobierno con el empleo y los beneficios del trabajador. Los
salarios siempre fueron muy bajos, pero en la teoría duraban de por vida, y
venían acompañados de vivienda, salud y educación pagadas por la empresa, que
era estatal por definición.
El famoso tazón
nunca fue muy grande, pero desde 1949 dio sustento entre las masas a las
ideas maoístas sobre solidaridad. La versión comunista del dicho confuciano
según el cual “Entre los cuatro mares todos los hombres son hermanos”, unido
al lema de Carlos Marx en su crítica al Programa de Gotha, “a cada cual según
sus necesidades”.
Deshacerse del
tazón ya estaba en los planes originales de Den Hsiao-Ping. Pero se ha
mantenido a pesar de la llegada del capitalismo por ser funcional a la
política de exportaciones apoyada en la mano de obra barata. También porque
el PC chino teme que si lo rompe la estabilidad se haría añicos.
Pero ahora las
empresas estatales (donde vige el tazón) están entrando en problemas a medida
que el gobierno les recorta los subsidios. Con lo cual empieza a tener los
mismos problemas que los empleadores privados. Peor aún, el tazón le resulta
al gobierno una obvia desventaja en términos de productividad.
El primer tramo de
esa crisis empezó con la debacle financiera mundial del 2008. Ahora el género
de nacionalismo estadounidense que anuncia Donald Trump podría marcar un
segundo tramo, con los trabajadores chinos pagando parte de la factura de una
guerra comercial en el mundo.
Austeridad al filo
de la pobreza unida a estabilidad de la cuna a la tumba ha sido por un siglo
el paquete ofrecido por el capitalismo de Estado a sus trabajadores. Sin eso
instituciones como el sindicalismo y la huelga cobran nuevo sentido, y una
nueva importancia. También, si se quiere, elegir a los gobernantes.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/831860-tazon-al-filo-de-la-mesa
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¿Y si se cae el Gasoducto Sur Peruano?
Humberto Campodónico
El GSP es una obra
que interesa a los 31 millones de peruanos pues llevará el gas de Camisea al
sur, lo que proveerá a esas regiones de energía barata (y más limpia),
impulsando la industria petroquímica, verdadero paso adelante para la
diversificación productiva que nos aleja de la dependencia de las materias
primas.
El GSP fue
licitado en el 2014, tiene 31% de avance y se han invertido US$ 1,500
millones (1). Sin embargo, atraviesa serios problemas financieros que podrían
llevar a la pérdida de la concesión dentro de un mes. Pero, antes, veamos las
consecuencias de dicha caducidad.
En primer lugar,
el nombre del proyecto es “Mejoras a la Seguridad Energética del País y
desarrollo del Gasoducto Sur Peruano”.
Actualmente, el gas natural y los líquidos que vienen de Camisea a
Lima solo cuentan con un gasoducto y un ducto de líquidos, en el tramo selva,
operados por TGP. Si se rompe cualquiera de ellos, se interrumpe el flujo de
gas y líquidos a la costa.
Por eso, el
proyecto de ductos del GSP tiene un tramo que otorga “redundancia y
seguridad” pues "se cruzan” con los ductos de TGP a 150 kms de Camisea.
Esto es clave porque el 46% de la producción de electricidad se haca con
centrales a gas natural, situadas casi todas en Chilca.
Según fuentes del
sector, una falla mayor del gasoducto de TGP podría ser reparado en 5 días,
en época de lluvia. Hoy el sector eléctrico consume 130 mil MWh por día y el
costo de no tener electricidad significaría una pérdida de PBI de US$ 650
millones/día. Por lo tanto, una falla mayor daría una pérdida del PBI de US$
3,250 millones en 5 días.
Hace años que esto
se sabe. El GSP estaba a punto de solucionarlo. Si se cae, nos quedaremos con
el riesgo consecuente.
En segundo lugar,
las previsiones actuales indican que con las centrales térmicas a gas de Lima
(3,600 MW) más las centrales térmicas a gas del sur (1,800 MW) el precio de
energía eléctrica estaría controlado hasta el 2024. Esto es lo que se ve en
el gráfico del Comité de Operaciones del Sistema Interconectado Nacional
(COES/SINAC).
Pero, ojo, esto se
daría solo si los 1,800 MW de las centrales del Sur (los 1000 MW del Nodo
Energético, más las centrales de Engie/Suez) utilizan el gas del GSP, que es
barato. Si el gas no llega, tendrían que “quemar” diesel, que es carísimo.
Ver gráfico otra vez.
El COES estima que
si no se concreta el GSP, los precios de la energía se elevarían en US$
20/MWh. Como la demanda en el 2020 sería 60 millones de MWh, el aumento de
las tarifas implicaría un mayor pago de los consumidores de US$ 1,200 millones
por año. ¿Qué cosa?
¿Quiénes se
benefician con US$ 1,200 millones más de ingresos? Los que tienen
hidroeléctricas y centrales a gas. ¿Por qué? Porque debido al sistema
tarifario peruano, venderían su energía (barata) al precio que cobran las
centrales del sur, obligadas a quemar diesel caro.
¿Quiénes son
ellos? El grupo ENEL (italiano), con el 18% del mercado. El grupo Engie/Suez,
con el 17.4% y Kallpa, de Israel Corp, con el 15.7%. El Estado peruano tiene
el 20.2% (sobre todo por Mantaro) y también están Termochilca (Fondo Larraín
de Chile) y Fénix Power (Grupo Colbún de Chile). ¿Están haciendo algún tipo
de “lobby”? Podría ser. Eso debería estar en la agenda de la Comisión
Investigadora del GSP del Congreso.
En tercer lugar,
tenemos que en la actualidad todos los productores de gas de Camisea lo están
vendiendo sin extraer el etano líquido, con el cual se obtiene el etileno,
insumo básico de la industria petroquímica para fabricar plásticos. Hoy el
consumo total de gas de Camisea es de 1,300 millones de pies cúbicos diarios
(MMPCD), de los cuales 700 son para el consumo interno y 600 para la
exportación (y pronto se llegará a 1,500 MMPCD).
Como el etano en
el mercado internacional se vende a un precio de US$ 3 por millón de BTU, se
podrían vender 130 MMPCD a ese precio, con lo cual se obtendrían US$ 142
millones anuales, lo que hoy día simplemente se “quema” junto con el gas
natural.
¿Cómo es posible
que el Estado peruano permita esa barbaridad y no plantee que se construya
una planta separadora del etano? Todos los países lo hacen (Bolivia acaba de
terminar la construcción de esa planta) porque si no, ó estamos “quemando” el
etano con el restos del gas ó, peor aún, se lo estamos regalando (sí,
regalando), a los importadores del gas peruano, quienes sí van a extraer el
etano en el extranjero.
Con toda la
importancia que esto tiene, la cosa no acaba ahí. Como el gas peruano del
Lote 56 se exporta hoy al precio Henry Hub, se reciben US$ 2.60 por millón de
BTU (MMBTU). Pero como a ese precio hay que descontarle los costos de
llevarlo a México (transporte por barco, licuefacción en Pampa Melchorita y
el transporte desde Camisea a Cañete), solo se recibe en el Perú la ínfima
cantidad de US$ 0.45 por millón de BTU.
Y, ojo, ese precio incluye el costo no pagado del etano.
Lo que esto quiere
decir es que la petroquímica del etano sería perfectamente viable a ese
precio de exportación, pues pagaríamos por ese etano lo mismo que hoy nos
pagan por el gas natural. Con la diferencia que el valor agregado sería
enorme, pues el valor agregado de la petroquímica es 20 veces superior (sí,
veinte) al de la venta del gas como materia prima.
¿Por qué esto no
se hace? Es la pregunta de los millones. Una de las respuestas es: como el
GSP tiene contemplada la petroquímica, de todas maneras se va a extraer el
etano del gas natural que se transporte al sur. Y eso afecta los intereses de
los productores actuales. Es probable que el etano del gas que se exporta a
México y/ó a otros mercados sea extraído por allá (lo que no sabemos) pero sí
lo saben quienes venden. Eso también lo debe ver la Comisión del Congreso que
ya está investigando los contratos de exportación ( y en muchos casos de
re-exportación) del gas de la Shell.
Como se ve, hay
muchos intereses en juego. ¿Qué es lo que más le conviene a los consumidores?
Pues que el GSP no se caiga para tener seguridad energética y que el gas
llegue al sur en el 2020. Si se cae, pasarán por lo menos 18 a 24 meses antes
de una nueva licitación, con las consecuencias ya mencionadas. Hay aún tiempo
para que eso no suceda, pero parece que eso al gobierno no le interesa mucho,
lo que será tema de nuestro próximo artículo.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/831865-y-si-se-cae-el-gasoducto-sur-peruano
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