martes, 14 de marzo de 2017

OPINIONES 14/03/2017

Corrección política y polarización - Nelson Manrique
Keiko y el hermanísimo - Augusto Álvarez Rodrich
Furibundo traslapo - Mirko Lauer
Ideología de género  (y otras perlitas) - Luis Davelouis
Ojo, Keiko: los errores avisan - Pedro Tenorio
¿Periodismo? - Alejandra Cruz
Preguntas sobre nuevo programa de empleo juvenil - Pedro Francke
Roque Benavides amenaza - César Lévano
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Corrección política y polarización


Nelson Manrique


A raíz de la disputa en torno al currículo escolar una consigna ha venido circulando profusamente durante estos días: “Ser intolerantes con la intolerancia”. Oponer la intolerancia a la intolerancia, contribuye borrar las áreas grises de la realidad y esta termina convertida en la oposición blanco/negro; de un lado los buenos, y del otro los malos.

Entonces terminan copando el escenario las posiciones minoritarias, las fundamentalistas de uno y otro color, mientras que la mayoría, que suele situarse en un espacio gris, ni completamente blanco ni cerradamente negro, es obligada a alinearse con las posiciones extremistas. Son numerosas las quejas de quienes se sienten insultados y agredidos por una minoría ilustrada.

El argumento que justifica oponer la intolerancia a la intolerancia, es que esta hace daño a la sociedad, legitima los maltratos, la persecución e incluso el asesinato contra personas y grupos discriminados y por lo tanto no debe ser tolerada en una sociedad democrática. Pero cierra el espacio al debate que debiera permitir convencer a la mayoría de padres de familia de que sus preocupaciones son infundadas y lo que se busca es construir precisamente una sociedad tolerante, que no discrimine y garantice los derechos de todos.

Debemos ponernos de acuerdo sobre qué denominamos “intolerancia”. Quien emite opiniones, aún si estas nos parecen repulsivas, ejerce un derecho consagrado por la Constitución. Se puede criticar sus posiciones, denunciarlas, rebatirlas, polemizar con ellas, pero no silenciarlas, pues estas están legalmente protegidas dentro de los límites que la propia ley define. Las declaraciones que incitan al odio, la violencia y la discriminación, por ejemplo, están explícitamente sancionadas y es nuestro deber como ciudadanos exigir que la ley se cumpla.

Pretender negar derechos a quienes tienen una orientación sexual distinta a la heterosexual dominante viola derechos consagrados por la Constitución: “Nadie debe ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquiera otra índole” (Artículo 2, inciso 2). Esto vale tanto para las opiniones como para la orientación sexual.

El Código Penal es igualmente claro: “Será sancionada penalmente la persona que discrimine a una o más personas y que incite o promueva en forma pública actos discriminatorios con el objeto de negarle el goce o ejercicio de un derecho” (Artículo 323°).

Existe una legítima preocupación por el avance conservador que revela la lucha entablada por sectores evangélicos fundamentalistas en torno al currículo escolar. Hay lecciones que podemos aprender de la experiencia que llevó a Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos.

Trump como candidato violó todos y cada uno de los principios democráticos que en EEUU eran considerados conquistas históricas irreversibles. Era un patán machista, que alardeaba de serlo, xenófobo militante, rodeado de un entorno de racistas calificados, capaz de decir las mayores barbaridades y mentiras públicamente, con total impunidad: la invención de la categoría “hechos alternativos” para calificar a sus mentiras da una medida de hasta dónde descendió la exigencia de verdad de la opinión pública norteamericana.

El análisis convencional asumía que la suma de semejantes defectos acabaría con cualquier candidato. Sin embargo Trump derrotó no solo a su rival electoral sino al sentido común progresista, que se mostró incapaz de entender qué estaba sucediendo.

Una pista interesante a seguir es que a su triunfo se le caracterizó como “una rebelión contra la corrección política”. Las encuestas previas a las elecciones fracasaron porque muchos electores que públicamente declararon con “corrección política” que votarían contra Trump, luego en el secreto de las cámaras de votación le dieron el respaldo que lo llevó a la presidencia.

La lucha por introducir cambios en las subjetividades conservadoras durante las últimas décadas se ha concentrado en el combate contra lo “políticamente incorrecto”, buscando erradicar palabras, expresiones, gestos y actitudes políticamente condenables, como las manifestaciones racistas, machistas, sexistas y discriminatorias en general. La erradicación de lo “políticamente incorrecto” resultaba así un importante indicador de los avances en la lucha por la construcción de una sociedad democrática, justa e inclusiva.

El problema es que aquello que es reprimido no es erradicado verdaderamente. Los postulados condenables no desaparecen sino se ocultan en lo profundo de la psiquis, listos para emerger cuando haya condiciones propicias, como puede ser la presencia de un caudillo populista que se atreve a decir aquello que muchos piensan pero no se atreven a decir, o se articula un movimiento político conservador utilizando justificaciones religiosas para intentar mantener un orden discriminador y excluyente. Freud caracterizó este fenómeno como “el retorno de lo reprimido”.


http://larepublica.pe/impresa/opinion/856211-correccion-politica-y-polarizacion


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Keiko y el hermanísimo

Augusto Álvarez Rodrich


El sétimo aniversario de Fuerza Popular (FP) –la última etiqueta de un fujimorismo que ya tiene 27 años– lo encuentra como el partido político más fuerte del país y con un enfrentamiento interno creciente.

Un rasgo del fujimorismo en sus casi tres décadas ha sido –como en el Apra– la disciplina de su bancada, desde la época del beeper hasta la actual del telegram ‘mototaxi’, pero eso está empezando a cambiar y ya asoma el fantasma de la discordia.

La amenaza al liderazgo que llevó a Keiko Fujimori a ser candidata en dos oportunidades –2011 y 2016– se llama Kenji y tiene su mismo apellido.

Esto no debiera ser novedad pues los anuncios de la rivalidad fraterna empezaron hace tiempo y se hicieron obvios en la última campaña electoral.

Empezando por el hecho insólito de que Kenji no fuera a votar por Keiko en una segunda vuelta apretadísima en la que cada voto realmente contaba, aunque eso podría ser únicamente una expresión de malestar con su hermana, pues lo más claro fue su anuncio de que “sólo en el supuesto negado que Keiko no gane la presidencia, yo postularé en el 2021”.

Pues, por un lado, Keiko no ganó la presidencia, su segunda derrota consecutiva –2011 contra Ollanta Humala y 2016 frente a PPK– cuando ya tenía la presidencia en el bolsillo.

Y, por el otro, Kenji –quien es el congresista más votado– está haciendo las cosas que suelen hacer los candidatos. No va mucho al congreso –como se lo increpa el keikista Héctor Becerril–, un club que siempre quema a sus socios; anda en giras frecuentes por colegios; hace regalos por todos lados; y aprende quechua.

Pero más importante que eso son sus anuncios cada vez más frecuentes sobre sus discrepancias con la bancada que domina su hermana mayor.

El último y más notorio fue por el blindaje dispuesto por Keiko a los violadores del Sodalicio, lo cual fue aprovechado por Kenji para asumir una posición principista frente a una decisión que –como él dijo– es “nauseabunda”; marcar diferencia con su hermana (su principal obstáculo en la campaña 2021); y meterle caña al entorno político que maneja FP.

Keiko respondió soltando sus congresistas a morder a Kenji, aunque no es claro cuántos están con ella y cuántos con el sector tradicional que quedó con sangre en el ojo por haber sido excluido en la elección pasada.

Conclusiones: habrá competencia en el fujimorismo por la candidatura 2021; Keiko deberá tomar decisiones en su bancada que afectarán la escena nacional pero pensando en el frente interno; la bancada de FP va a parecer más confundida de lo que ya parece.


http://larepublica.pe/impresa/opinion/856213-keiko-y-el-hermanisimo


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Furibundo traslapo

Mirko Lauer


Las elecciones en el mundo han dejado de ser un asunto de entrecasa. Las campañas salen a buscar votantes emigrados, y hay casos en que algunos candidatos denuncian la intromisión de algún gobierno extranjero. El ejemplo paradigmático de esto último es la posible interferencia de Rusia en las pasadas elecciones estadounidenses, todavía en investigación.

Algunos cruces electorales de la frontera son inocuos. Es el caso peruano en que los candidatos viajan al norte para hacer campaña entre los bolsones de paisanos transterrados. Iniciativas que en las apretadas segundas vueltas pueden ser decisivas. Los gobiernos anfitriones todavía no se han quejado de la práctica.

Para la Unión Europea, aquejada por la doble cuestión de la enorme masa de inmigrantes y de los conflictos en torno de la fe musulmana, este traslapo (superposición) de intereses nacionales, el local y los de fuera, empieza a ser un problema. De eso trata la guerra verbal desatada entre Holanda y Turquía, este último un importante aliado de la OTAN.

El núcleo de este conflicto ha sido la coincidencia entre una manifestación del holandés Geert Wilders, un político de extrema derecha anti musulmana con la estrella en alza, y una que planeaba presidir en Áms-terdam el canciller turco Mevlut Cavusoglu. Este último buscaba votos turcos al parecer decisivos para un apretado referendo constitucional en su país.

El canciller turco ignoró la negativa holandesa, basada en el argumento de que su presencia crearía serios problemas de seguridad, y tomó un vuelo a Holanda. El gobierno de La Haya desvió el vuelo, dejando al canciller turco literalmente en el aire. Lo cual desató la furia del premier turco Recep Erdogan, que acusó a los holandeses de “restos del nazismo”.

Donde el conflicto pesa mucho más en la propia Turquía, donde las acusaciones de nazismo (ya Erdogan las ha hecho contra Alemania e Israel) buscan potenciar la carta nacionalista del gobierno en el referendo. Aunque cabe advertir que Turquía se mantuvo neutral durante la Segunda Guerra, y recién pasó al bando de los aliados en 1945.

Hoy hay 11 partidos musulmanes en seis países de Europa, frente a 20 partidos antiislamistas en un número parecido de países. El partido de Wilders, que preconiza cerrar todas las mezquitas de Holanda, va en segundo lugar, con posibilidades en las elecciones de mañana. No era el momento para que aterrizara Cavusoglu.



http://larepublica.pe/impresa/opinion/856209-furibundo-traslapo


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Ideología de género
 (y otras perlitas)

Luis Davelouis


¿La abolición de la esclavitud se alcanzó gracias a una ideología que se impuso subrepticia o explícitamente contra la voluntad popular o fue producto del avance del protestantismo, la ciencia y de la influencia de ambas en los legisladores y hacedores de políticas públicas?

¿Se destruyó el sentido común prevaleciente, según el cual había gente que podía ser vendida como ganado o mobiliario, vulnerando los derechos de los dueños de esclavos o reconociendo a los esclavos como sujetos de derecho? ¿Había una “ideología” de la “abolición de la esclavitud”? Ciertamente pudo haber sido así considerada, pero lo que se impuso no fue una lectura antojadiza de la realidad o de su administración (como el fascismo, el libertarianismo, el comunismo, el marxismo, el socialismo del siglo XXI y el capitalismo), sino un hecho científico, probado y cierto: todos somos seres humanos.

La ideología de género no existe porque no se busca imponer ninguna interpretación de la realidad a nadie. Cada uno puede seguir creyendo lo que le dé la gana, pero no puede obligar al Estado a que discrimine en función de esas creencias personales o de grupo. Que el sexo biológico no determina el género es un hecho, no es ideología.

No es ideología enseñarle en el colegio a un niño que no es anormal ni “rarito” porque no le gusta el fútbol, prefiere las manualidades y vestirse de colores pastel. Tampoco es ideología enseñarle a una niña que no es anormal ni “machona” porque le gusta el rugby y no sabe qué hacer con una muñeca. Y no es ideología enseñar a los niños a los que les gusta el fútbol y a las niñas que juegan con muñecas que lo anterior es perfectamente normal y que el sexo no impide que una niña sea estibadora o un niño bailarín de ballet.

http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-ideologia-genero-y-otras-perlitas-2273881

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Ojo, Keiko: los errores avisan

Pedro Tenorio


Es curioso ver a varios voceros del fujimorismo criticando en los últimos días a Kenji Fujimori y fustigar su falta de compromiso con la bancada y sus ausencias al Congreso, pero que a la hora de la verdad no dudaron en correr hasta la Comisión de Ética para blindarlo y evitar así que fuera investigado. Fue un error porque si el suelo estaba parejo y no había nada indebido en los regalos que entrega Kenji durante sus giras, ¿cuál era el problema con investigarlo? ¿Por qué acentuar la sensación de impunidad en un asunto que, a decir del propio partido, no configuró ilícito alguno?

A ello se suma la controversial posición fujimorista en el consejo directivo donde se decidió que el Parlamento no investigaría las denuncias de abusos sexuales contra el Sodalicio. Mucho se ha dicho al respecto, pero más allá de si correspondía o no esta pesquisa, no hacerlo es un error político que será utilizado hábilmente por los adversarios de Keiko Fujimori. Sobre todo cuando enfrente su próxima campaña electoral. Increíblemente, el único que la vio clarita fue Kenji.

Ambos hechos –el blindaje al congresista más votado y la decisión de no apoyar la investigación al Sodalicio– constituyen ejercicios a favor de una impunidad sin atenuantes. Son errores de conducción que evidencian horrores de apreciación y de olfato políticos en el entorno de la principal figura de oposición.

Agréguese a ello la pobre performance de la propia Keiko el jueves último, durante el séptimo aniversario de su partido, Fuerza Popular. Ahí fustigó al gobierno y al presidente Pedro Pablo Kuczynski, pero sin ofrecer propuestas concretas que marcaran la diferencia. Fue un largo –y merecido, sin duda– listado de las metidas de pata pepekausas. Sin embargo, su discurso no fue el de una lideresa capaz de proyectarse como estadista. Más aun en estos momentos de crisis ejecutiva. A Keiko no le suman los aplausos de los convencidos, le convendría analizar si su actuación es la más adecuada y si cuenta con el aporte de inteligencias que sumen a su proyecto, no que vivan a costa de lo ya conseguido.

En esa línea, no veo hoy una disputa entre hermanos para definir al próximo candidato a la presidencia. Veo en Kenji a alguien que trabaja para perfilarse mejor y contar con un capital propio que le permita negociar espacios e influencias con Keiko, para él y sus allegados, en mejores condiciones que en el 2016. Ya lo veíamos venir a fines de enero (“¡Guarda con Kenji!”, 21-1-2017). Así, mientras él se reinventa –o al menos lo intenta–, su hermana parece atrapada en los ecos de la campaña que perdió. Es muy temprano para decirlo, pero igual me animo: o espabila o va camino a reincidir en la derrota.


http://elcomercio.pe/opinion/rincon-del-autor/ojo-keiko-errores-avisan-pedro-tenorio-noticia-1975739


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¿Periodismo?

Alejandra Cruz


¿En qué momento decidimos reducir el periodismo a señalar enemigos a diestra y siniestra, con especulaciones dignas de una teoría de conspiración? ¿Dónde quedaron las denuncias confirmadas, identificando los hechos y partes involucradas?

Phillip Butters tenía días asegurando que "muchísima gente en medios de comunicación recibe dinero para promover la ideología de género", antes de lanzar el nombre de René Gastelumendi con más insultos que evidencias. De hecho, aún no hay pruebas. Y ahora llama a un boicot a los anunciantes que le dieron la espalda advirtiendo que una compañía chilena de telefonía espiaría a los peruanos y que una marca de útiles escolares podría envenenar a los niños.

Pero no es el único. Para la muestra, un botón: hace unas semanas Milagros Leiva afirmaba que quizá, tal vez, seguramente el alcalde de Miraflores había recibido dinero de Los Portales para construir los estacionamientos del Parque Kennedy. Sí, la misma Leiva que fue obligada a renunciar a Canal N tras pagarle US$ 30 mil a Martín Belaunde Lossio por una entrevista y por supuestos documentos que se “tumbarían” al gobierno Humala.

“En unos días regreso a mi oficio en otro medio… seguiré denunciando graves actos de corrupción que estoy verificando con información que tengo”, dijo hace un año y medio. Esperamos que pronto termine de verificar. Seguro sus pruebas ayudarían mucho en las ramificaciones del caso Lava Jato. Pero a estas alturas, mejor esperamos sentados.

Exitosa la rescató de lo que para muchos debió ser una muerte segura por falta de ética. Ahora hace lo mismo con Butters, que promete cambiar sus errores de “forma”.

Y ya que tienen esa segunda oportunidad, sería bueno que vuelvan a las raíces. Si lo que Butters y Leiva dicen es cierto, pues vuelvan a distinguir entre información y opinión, a reportear e investigar, a emitir denuncias, no chismes o conjeturas. Dejemos de escondernos detrás de la conjugación en condicional. Esas cosas son de políticos.


http://larepublica.pe/impresa/la-contra/856294-periodismo



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Preguntas sobre nuevo programa de empleo juvenil

Pedro Francke


El gobierno acaba de lanzar un nuevo programa mediante el cual se propone promover el empleo juvenil subsidiando los aportes a EsSalud que deben hacer las empresas por esos trabajadores. El objetivo es loable pero cabe hacerse algunas preguntas.

La primera: Si lo que se hace es que para las empresas sea más barato contratar jóvenes que adultos, ¿no es lógico esperar que haya un reemplazo de unos por otros, de tal manera que se mantiene el mismo número de puestos de trabajo? Si ya se han facilitado los despidos al máximo y se debilita la SUNAFIL que no multa y solo “recomienda”, ¿no es lógico que esto sea lo que en realidad se promueve? ¿Cómo se va a evitar esto?

La segunda: ¿Es razonable que el Estado subsidie el contrato de algún profesional joven exitoso que gane 10 mil soles mensuales, con 900 soles mensuales de sus contribuciones a la seguridad social en salud, mientras que para alguien que gana el salario mínimo solo aporte 76 soles mensuales? ¿Es lógico realizar una política tan poco focalizada, con tantas filtraciones, al mismo tiempo que se evalúa y propone retirar a millones de peruanos del Seguro Integral de Salud?

La tercera: ¿Se ha calculado cuánto dinero le costará al Estado este programa en relación a la cantidad de dinero invertido, considerando que se está otorgando un subsidio a las empresas y no a los jóvenes? ¿Se ha considerado que las estimaciones disponibles indican que por cada 10% de menor costo laboral para las empresas, el empleo aumenta a lo más en 1,5% y en varios estudios el aumento de empleo es nulo, de tal manera que con un subsidio como este ganan las empresas pero no hay beneficios sociales?

La cuarta: Si el Estado le debe una suma que se calcula en 1,300 millones de soles a EsSalud, institución a la que además por ley le paga contribuciones reducidas por los cientos de miles de trabajadores CAS contratados, ¿no debería empezarse por honrar esas deudas y pagar el íntegro de la contribución del 9%, sobre todo si hay un estudio actuarial que muestra que EsSalud tiene ingresos 10% por debajo de lo requerido?

La quinta: Si se trata de reactivar la demanda, ¿no conocen los varios estudios que dicen es más efectivo incrementar el gasto, como se haría si se cubriera las deudas a EsSalud, que reducirle impuestos a las empresas que van a engrosar sus utilidades?



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Roque Benavides amenaza

César Lévano


Roque Benavides, apenas elegido presidente de la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep), ha esgrimido el hacha de la guerra contra los trabajadores. La amenaza tiene un título: flexibilización laboral.

En declaraciones en televisión y prensa ha precisado en qué consiste el programa de la gran empresa que él representa. “En Estados Unidos”, ha dicho en La República del domingo 12, “uno puede contratar a personas por tiempos definidos y eso también genera mucha dinamización”.

Ese es el punto. En más de un trabajo hemos demostrado que todo el programa antilaboral es copia fiel de los métodos reaccionarios del capitalismo. Lo que elogia Roque Benavides es la implementación del empleo precario, a plazo fijo. Ese sistema es empleado en el Perú para despedir dirigencias sindicales completas. En la minería, en el sector textil, eso se ha impuesto. La excusa es: no despedimos; lo que pasa es que ya se venció el contrato.

Esa arma forma parte del arsenal del neoliberalismo, que ha provocado catástrofes allí donde se aplica. España, Argentina, son casos espectaculares.

El pretexto de recortar derechos para crear nuevos empleos es una mentira aparatosa, que solo sostienen los fieles servidores de los grandes patronos, como el periodista Jaime de Althaus.

Otro propósito que Benavides exhibe es el reducir el periodo de vacaciones, que es una conquista sindical que ha regido durante décadas en el Perú. El neoliberalismo, con su plan de desregulación laboral –flexibilización la llaman los esclavistas locales– elimina de hecho ese beneficio.

Igual ha hecho con la jornada laboral de ocho horas, derecho heroicamente conquistado por los trabajadores peruanos en enero de 1919, antes de que se implantara en los países avanzados de Europa.

El neoliberalismo tiene entre sus fundamentos disminuir el rol del Estado en la economía. Esto le brota a Benavides de sus convicciones, que son dictadas por sus intereses. Cuando La República le pregunta sobre Chinchero, responde: “Cusco necesita otro aeropuerto. Decir que lo construya el Estado es ir contra la corriente”. ¿Qué corriente? ¿La de Odebrecht y sus socios peruanos?

Roque Benavides fue militante aprista desde cuando estudiaba en la Universidad Católica y era afín a Alan García, quien, siendo presidente de la República, le permitió abusos y crímenes, y le otorgó licencia para proyectos mineros que no respetaban el medio ambiente. Su inclinación política se debía quizá a que su madre, doña Elsa Ganoza de la Torre, era sobrina del jefe aprista.



http://diariouno.pe/columna/roque-benavides-amenaza/


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