Barata desbarata - Rosa María Palacios
Chinchero, estafa de alto vuelo - César Lévano
#ConMiVeredaNoTeMetas - Maritza Espinoza
Ecuador: ¿Quién engañó a quién? La agenda del fraude - Alejandro Fierro
Nuestra defensa - Wilfredo Pedraza
Palabras fuertes - Mirko Lauer
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Barata desbarata
Rosa María Palacios
El delator Barata
es nuestra Matilde Pinchi Pinchi en democracia. A diferencia de ella, que
tenía videos, el señor Barata tiene toda la trazabilidad del dinero de la
corrupción de Odebrecht en un sistema encriptado en Suiza, que manejó la ya
famosa “Dirección de Operaciones Estructuradas” (un nombrecito sabrosamente
cínico para una gerencia de coimas) y que todavía no se exhibe como prueba
ante la opinión pública.
Sin embargo,
Barata, nuestro Deep throat, tiene un problema con la dosificación de la
información. Lo tiene él o lo tiene la Fiscalía que suelta con cuentagotas
las acusaciones, no lo puedo precisar. Pero hay ciertas diferencias entre lo
que dice contra unos y otros. Hasta la fecha tenemos cuatros acusaciones.
Primero, la “banda del MTC” que solo complica a un viceministro y sus
subordinados durante el régimen aprista. Segundo, Toledo. En ambos casos
Barata puede corroborar sus dichos con números de cuentas, montos de
depósitos, fechas y titulares de la receptación. Son casos redondos y los
implicados ya están presos o con orden de captura.
Los casos tres y
cuatro son los Humala recibiendo dinero de campaña y las socias constructoras
peruanas compartiendo coimas. Pero aquí Barata no cuenta –hasta donde sabemos
– los detalles necesarios para que los acusados caigan. Es decir, las
reputaciones están ya destrozadas, pero no hay forma aún de corroborar, como
en los primeros casos, lo afirmado. Hay que tener en cuenta que Barata se
juega la cárcel si miente. No puede hacerlo ni aquí, ni en Brasil, ni en ninguna
parte. Recordemos que, desde el Perú, Barata es un funcionario clave en las
coimas de la región.
Los Humala ya
negaron haber recibido maletines con dinero de Odebrecht, práctica ilícita,
pero lamentablemente, no delictiva. La Fiscalía tendría que probar que el
pago de campaña se vincula a la adjudicación de obra pública y en ese salto
Barata no ha colaborado. Por ahora no se puede perseguir a los Humala como a
Toledo. Por ahora, digo, porque Barata podría cambiar de opinión y poner al
servicio de la Fiscalía la enigmática información encriptada en Suiza que es
la “caja de todos los vicios secretos” en esta mega investigación. Ahí puede
estar no solo el registro de los 3 millones de dólares sino también los
registros de coimas en alguna de las doce obras que Odebrecht ganó en el
periodo de Humala.
En cuanto a las
empresas constructoras peruanas consorciadas para obra pública, señaladas de
“saberlo todo y pagarlo todo”, solo Graña y Montero ha salido a negar la
acusación, tal vez porque cotiza en la Bolsa de Nueva York y la caída brutal
del valor de su acción así lo exigía. Las otras (no son pocas) se han quedado
mudas tratando de pasar con perfil bajo. Mala idea. Como con los Humala –pero
con más detalle– Barata puede ofrecer una contabilidad paralela acordada en
los directorios de los consorcios. Cada pedido de cash (los consorciados
ponen dinero de acuerdo a su porcentaje de participación) puede tener
partidas de cada consorciado en donde Barata podría señalar con el dedo el
escondite de la coima. Es una situación complicadísima para Graña y Montero
que se verá obligada, en su próxima Junta General de Accionistas, a cambiar
todo su Directorio, conformando uno nuevo, probablemente con directores
independientes y nombrar nuevas gerencias ajenas a trato alguno en el pasado
con Odebrecht. Al margen de lo que siga, el daño está hecho. Sus actuales
funcionarios deberán afrontar los procesos penales sin tener cargo en la
empresa si es que no quieren que su acción no valga nada en la Bolsa. Un
simple ejercicio de control de daños en cualquier empresa de ese tamaño, se
haría de esa forma, en cualquier economía del mundo.
¿Y el ex
presidente Alan García? Barata visitó 16 veces Palacio de Gobierno en su
gestión y ¿solo nos va a contar que se dedicó a sobornar funcionarios de
menor jerarquía? Eso no se lo cree nadie.
Se sobreentiende
que la Fiscalía y el delator tienen que dosificar la sangría. Pero estos
pactos deben ser transparentes y hasta ahora no lo son. Soltar la información
a medias para hacer mentir al imputado es un truco viejo. Mejor será que
Barata lo cuente todo. Que arme el desbarate completo, sin omisiones, sin
medias verdades. Que todo caiga, para poder construir, desde este holocausto
de corruptos, un mucho mejor país.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/851735-barata-desbarata
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Chinchero, estafa de alto vuelo
César Lévano
La idea, la
ilusión del aeropuerto de Chinchero ha apasionado al pueblo del Cusco. Una
gran campaña de engaños ha conducido, por otra parte, a hacer creer que el
problema es solo económico, de adendas y otros aspectos. En verdad, hay un
engaño de doble fondo. Es un negociazo privado, que va a costar millones de
dólares al Perú y no garantiza beneficios para el Cusco.
Detrás hay un gran
problema moral. No sé si los que han armado la trama merecen el calificativo
que se les ha aplicado, pero los hechos son de tal gravedad que justifican,
sí, su empleo.
Nicholas Asheshov,
periodista estadounidense arraigado hace años en el Cusco, publicó en
Peruvian Times, revista en inglés que se publica en Lima, el 26 de enero de
este año un texto documentado y demoledor acerca del proyecto. He aquí
algunos párrafos:
“Los padres de la
ciudad de Cusco dicen que necesitan un nuevo aeropuerto. Esto es incorrecto.
Su objetivo es agarrar la valiosa tierra de construcción del aeropuerto
actual. Pero incluso si Cusco necesita un nuevo aeropuerto, Chinchero es
fácilmente la peor de las alternativas. La Pampa de Anta, cerca, es
incomparablemente mejor. Anta es dramáticamente más baja en altura y ya está
en pista plana.
“Comenzó, como
hacen estos proyectos, con dinero divertido. Hace cuatro años, el Gobierno
Regional de Cusco, dirigido por el asociado de Humala, Jorge Coco Acurio,
pagó 70 millones de dólares por una hilera de 330 hectáreas de papa en el
macizo ondulado, frío y nublado de Chinchero.
“Los afortunados
propietarios de los campos eran los 426 miembros de un par de comunidades de
Chinchero. Recibieron $ 230.000 por hectárea, lo que los convierte en los
campos de papa más caros del mundo. Usted puede comprar una hectárea de campo
de papa en Idaho, la región más grande del mundo de papa, por $ 5.000 por
hectárea. En el costoso sur de Inglaterra, en Devon y Somerset, por ejemplo,
el mismo campo de papa podría costar 10.000 libras esterlinas, un veinteavo
del precio de Acurio Chinchero”.
Hace ocho años, el
10 de enero del 2008, el general FAP Alberto Thorndike había expuesto en la
Red Voltaire razones contra el proyecto:
“1) La ubicación
de la pista no está determinada. Sin la exacta ubicación de la pista de
aterrizaje ¡no puede haber estudios definitivos de ingeniería para un aeropuerto!
“2) Los Estudios
Definitivos existentes sólo encaran las categorías de aviones “B” y “C”,
actualmente hay clase “D”, “E” y hasta “F”.
“3) Todas la
comisiones investigadoras de lo actuado han desestimado el proyecto por
anti-técnico, incompleto y deleznable”.
Ahora, todo
debería volver a fojas cero y los culpables del faenón tendrían que
comparecer ante la justicia.
http://diariouno.pe/columna/chinchero-estafa-de-alto-vuelo/
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#ConMiVeredaNoTeMetas
Maritza Espinoza
Si hay un bicho
humano que me produce más aversión que las arañas es esa viejita en pantuflas
que aparece de la nada apenas tú estacionas tu auto junto a la vereda que da a su casa. No frente a su
cochera. No sobre la línea amarilla. No estorbando el tránsito. Es decir, en
un lugar permitido para estacionar en cualquier parte del paneta.
-Señorita, ¡no
puede estacionarse ahí!
-Señora, sí puedo,
porque no hay línea amarilla (la señal universal de los lugares donde no
puedes estacionarte) y no estoy obstruyendo su cochera.
-¡Pero ese es
miiii sitio!
-Disculpe, pero es
imposible que usted haya comprado el terreno que está más allá de su vereda…
¡Es un sitio público!
-¡No me importa,
pero nadie se estaciona porque ahí yo cuadro mi auto! ¡Váyase! (A estas
alturas, con la voz de Fujimori gritando ¡say inacenteee! y torciendo el
pescuezo como la niña de El Exorcista).
Pero hay vecinos
peores: aquellos que se mandan fabricar un mojón de cemento con un palo en
medio y que colocan conchudamente en la vía pública, para impedir que nadie
más estacione en su calle, algo que en cualquier legislación sería
considerado apropiación ilícita, pero que, aquí, las autoridades permiten con
una dejadez alucinante.
Las calles de Lima
son tierra de nadie. Por ejemplo, en los estacionamientos de la Residencial
San Felipe, en Jesús María (espacio que fue diseñado como un lugar amigable
para los visitantes, con multitud de cocheras a los que cualquiera podía
acceder por orden de llegada), los vecinos, aquellos que no tuvieron la
previsión de comprar una cochera pagada, han tenido la concha absoluta de
“separar”, con tremendas rejas de hierro con candados, las cocheras comunes
que, ahora, están desocupadas a lo largo de todo día hasta ellos lleguen del
trabajo. ¡Cocheras que no han comprado, que en ningún sitio figuran como
suyas y que podrían ser usadas por los visitantes sin ningún problema!
Y más aún: la zona
de cocheras destinadas a los autos que llegan a la zona comercial (algo muy
bien planificado desde la construcción de La Resi) está literalmente
expropiada por decenas de lavadores de autos que, con toda impunidad, colocan
sus mojones de cemento en medio para que nadie se estacione en ellas, salvo
que les garantice la propina o la lavada a precio leonino.
Y no hablemos de
distritos como San Isidro o Miraflores, donde estacionar, aún en calles donde
hacerlo no molesta a nadie ni viola normas, es tarea imposible, porque, con
el boom inmobiliario, los tacañazos que compraron depa con menos cocheras de
las que necesitaban han decidido que la vereda es suya e instruido a los
guachimanes de los edificios para echar a todo “intruso” que pretenda cuadrar
enfrente (algo que, en términos legales, viene a ser el equivalente de
obligar a un modesto trabajador a faltar a la ley en nombre de sus
empleadores).
Entonces, si por
razones de trabajo (o placer, que el libre mercado permite que tengas auto y
lo uses para lo que creas conveniente) necesitas ir en auto a uno de esos
distritos y estacionar, sea por una hora o diez minutos, tendrás que
resignarte a meterlo en un estacionamiento de aquellos donde te sacan un ojo
de la cara por hora y/o fracción, y que se oponen mafiosamente al proyecto de
ley por el que tendrían que cobrar por los minutos ocupados y no por la hora
completa (¿alguien dijo Los Portales?)
Sí, ya sé, no
faltarán los “eco-lovers” que me digan “¿Para qué vas en auto, pues? Usa el
transporte público”, o “Camina, es más saludable”, o “Anda en bicicleta y no
jodas”, argumentos que he leído
últimamente entre gente que ha empezado a fanatizarse contra los
automovilistas, sacando a la luz al pequeño fundamentalista que tienen
escondido en sus políticamente correctos corazoncitos.
Mi respuesta,
siempre civilizada (por lo menos hasta que no me salga la india que llevo
dentro y que es el 70% de mi ADN), será: mamita, si a ti te parece que irte
caminando o en bici del Callao a La Molina es tu manera de contribuir al
futuro de la humanidad, okey, pero yo necesito el auto, tengo mis razones,
pago mis impuestos, y no es justo que en mi propia ciudad no tenga espacio
para dejarlo diez minutos sin que la viejita de porquería en pantuflas o la
corporación Los Portales me jodan la vida.
(Postdata: amo
caminar y creo que los peatones debemos tener todas las preferencias en la
ciudad, pero no voy a caer en el fanatismo de aquellos que creen que, porque
sus motivos son idealistas, deben imponérselos a todos los demás ciudadanos,
más o menos como los fanáticos de #ConMisHijoNoTeMetas)!
http://larepublica.pe/impresa/domingo/851832-conmiveredanotemetas
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Ecuador:
¿Quién engañó a quién? La agenda del fraude
Alejandro Fierro
El pasado domingo,
cuando aún faltaban horas para el cierre de los colegios electorales, la
derecha ya estaba llamando a sus seguidores a las calles para denunciar
fraude. En los días anteriores, la sospecha del fraude electoral había
desplazado a la economía y el empleo como los principales temas de la
campaña. Los candidatos derechistas centraron su discurso en la supuesta
manipulación de los votos. Lo mismo hizo su todopoderosa maquinaria
mediática. El fraude fue tendencia en Twitter en varias ocasiones...
La operación
estaba en marcha. Por supuesto, no hacía falta aportar ninguna prueba para
construir la profecía autocumplida. Era idéntico esquema que en abril en 2013
en Venezuela, cuando Henrique Carpriles desconoció los resultados la misma
noche electoral. O más recientemente en Estados Unidos, con Donald Trump
alertando sobre una posible alteración de los sufragios. Finalmente no tuvo
que utilizar este recurso, pero es más que probable que hubiera echado mano
de él en caso de haberlo necesitado.
Es obvio que la
derecha ha incorporado el fraude a su arsenal estratégico cuando los
resultados son ajustados. Las encuestas señalaban que Lenin Moreno, el
candidato de Alianza País, estaría muy cercano al 40% requerido para ganar en
primera vuelta. Había que aplicar sin dilación la agenda del fraude.
La propia dinámica
de los hechos hizo el resto. Con un escrutinio tan al límite, la verificación
de cada voto era crucial. Lógicamente, el Consejo Nacional Electoral (CNE)
demoró más de lo habitual en anunciar los resultados definitivos.
Nada de esto le
importó a la derecha. Agitó la situación hasta extremos profundamente
antidemocráticos, poniendo en duda la credibilidad del CNE y, con ella la
institucionalidad del país. Utilizó palabras de trazo grueso como dictadura,
autoritarismo, trampa, engaño masivo... Todo ello a pesar de evidencias como
que de haber existido realmente un retorcimiento de la voluntad popular el
engaño se habría materizado en la misma noche electoral o que incluso en las
últimas horas el porcentaje de voto de Lenin Moreno fue menguando. Extraño
fraude, sin duda...
El guión continuó
el miércoles cuando se anunció definitivamente la segunda vuelta. La derecha
atribuyó la decisión a la “valentía” del pueblo que defendió la democracia en
la calle. En realidad, en los momentos más álgidos apenas hubo más de 3.000 o
4.000 personas frente a las sedes del CNE de Quito o Guayaquil. Tampoco
importaba. Su hegemonía mediática posicionó la matriz de la presión popular
victoriosa frente al autoritarismo del Gobierno.
Ahora, la derecha
está llevando la campaña hacia la disputa entre la democracia de las mayorías
frente a la dictadura de unos pocos, ocultando que Alianza País sigue siendo
la fuerza más votada, con doce puntos porcentuales de diferencia frente al
segundo. Más allá del veredicto final de las urnas, lo vivido en Ecuador en
estos días arroja luz sobre lo que puede acontencer en los procesos
electorales que están por venir.
Las disputas
electorales deben ser objetivos prioritarios para los procesos de
emancipación. En los comicios de asalto al poder la victoria se cimentó sobre
el desmoronamiento de la propuesta neoliberal. Posteriormente, las eficientes
políticas económicas, sociales y de profundización democrática, la bonanza
económica y los liderazgos carismáticos convirtieron a las elecciones en
paseos triunfales, con victorias por hasta 20 y 30 puntos de diferencia.
El escenario
actual es completamente distinto. La previsión es que los comicios se diriman
por muy pocos votos. Esto obliga a afrontar las elecciones con el máximo
rigor y con una preparación continua y permanente más allá del tiempo de
campaña. Esta preparación debería abarcar cinco estrategias:
1.- Abordar las
elecciones con criterios científicos y profesionales, desde la utilización de
estudios cuantitativos y cualitativos confiables hasta recursos de
comunicación eficientes. Habría que plantearse también la familiarización de
los candidatos con técnicas de oratoria, debate e imagen pública, algo que
hasta el momento no se había contemplado dado el enorme carisma de los
líderes iniciáticos.
2.- La batalla
mediática sigue siendo una asignatura pendiente. No basta con los medios
públicos. El neoliberalismo ha logrado que nazcan manchados con el pecado
original de su supuesta parcialidad, mientras que consigue que los suyos sean
considerados independientes por el mero hecho de ser de propiedad privada. A
esto hay que añadir que la comunicación realizada desde lo público carece, en
muchas ocasiones, de atractivo y capacidad de seducción. Tampoco es
suficiente con la red de medios comunitarios y populares fraguada en estos
años. Ademas de su limitado alcance, sus mensajes están dirigidos a una
audiencia con un alineamiento político ya muy definido. Es necesario
construir medios de gran envergadura y con vocación hegemónica que no sólo
informen y formen, sino que también entretengan, con una programación variada
que cubra desde las noticias hasta los deportes, desde películas hasta
concursos. Medios que se anclen en la cotidianidad de la gente, que sean esa
cadena de televisión de referencia que está siempre sintonizada en el salón
del hogar o esa emisora de radio que suena de fondo mientras se realizan las
labores domésticas, se conduce o se trabaja.
1.3.- Las redes
sociales son un espacio de disputa. Twitter o Facebook todavía no ganan
elecciones, pero está próximo el día en que sean los medios definitorios. Y
si aun no son la clave de la victoria, sí que hay ya ejemplos de candidatos
que han perdido por un uso deficiente de los mismo. Los procesos de
emancipación deben entrar a esta batalla desde dos flancos. Por una parte,
extendiendo su utilización entre las mayorías populares. La composición
socioeconómica del electorado de derecha le hace mayoritario en las redes. Es
necesario superar esta brecha tecnológica con programas de educación digital
y facilitando el acceso a los soportes. Por otro lado, los modos
comunicacionales de las redes -individualizados, horizontales, heterogéneos,
circulares, anárquicos- obligan a una reformulación del lenguaje utilizado
hasta ahora por los procesos de cambio, que si bien fue exitoso en los
inicios y la posterior consolidación no parece el más eficaz para estos
nuevos tiempos.
1.4.- La función
de los movimientos populares anclados en el territorio. Los procesos de
emancipación tienen una ventaja objetiva sobre la derecha: cuentan con una
sólida implantación popular activa y comprometida. Centenares de miles de
personas, principalmente de las zonas populares, han creado un rico tejido
organizativo a lo largo de estos años y constituyen un poderoso músculo para
la batalla electoral. Pero su papel no debe ser el de seguidores de la
“campaña oficial” ni meros comparsas para llenar mítines, pegar carteles o
repartir propaganda. Su verdadero potencial radica en su capacidad para
desarrollar una campaña propia, muy pegada al territorio, barrio por barrio y
casa por casa, explicando de forma pedagógica a sus convecinos lo hecho y lo
que está por hacer o que significa votar por una u otra opción, etc.
1.5.- Continuar
fortaleciendo la institucionalidad. La derecha subcontinental ya ha
demostrado que no le importa poner en peligro la estabilidad de los pilares
que sustentan el andamiaje del Estado. En el reciente caso de Ecuador ha sido
el poder electoral, pero hay múltiples ejemplos de ataques a los parlamentos,
al poder judicial, ejecutivo, ejércitos y fuerzas de seguridad... Frente a
esta acometida antidemocrática, los gobiernos progresistas deben seguir
reforzando las instituciones alumbradas por las nuevas constituciones del
siglo XXI. La solidez institucional es el mejor baluarte contra las andanadas
desestabilizadoras de la derecha.
http://www.telesurtv.net/opinion/Ecuador-Quien-engano-a-quien-La-agenda-del-fraude-20170226-0019.html
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Nuestra defensa
Wilfredo Pedraza
Diversos medios de
comunicación han difundido la declaración que Jorge Barata brindó en Brasil a
un fiscal de nuestro país, en el marco de su postulación a colaborador
eficaz. Dicha información constituye la fuente del presente comentario.
En versión de
Barata, el Partido de los Trabajadores de Brasil habría solicitado a Marcelo
Odebrecht que brinde apoyo económico, a través de su empresa, al Partido
Nacionalista Peruano. Por lo que, a mediados del 2010, Barata habría recibido
una llamada de Marcelo Odebrecht con instrucción de que realice “una donación
con valores no contabilizados por US$3 millones de dólares para la campaña
del candidato Ollanta Humala”. Parte de esos pagos se habrían hecho a
Valdemir Garreta en Brasil –intermediario y socio de Luis Favre– y a Nadine
Heredia en Lima.
Tanto el ex
presidente Ollanta Humala como su cónyuge Nadine Heredia han negado lo dicho
por Barata, añadiendo que todos los aportes para la campaña fueron
oportunamente declarados a la ONPE. Esta afirmación, que constituye la línea
base de nuestra defensa, no impide hacer una valoración de su significado en
perspectiva del derecho penal, pues se trata de un testimonio brindado en el
marco de una colaboración eficaz, vinculado a una investigación iniciada hace
ya más de un año por la Segunda Fiscalía Supraprovincial de Lavado de
Activos, sin que ello suponga –reiteramos– aceptar esa imputación.
Entonces, ¿qué
implicancia penal tiene la recepción de dinero de la empresa privada
Odebrecht como aporte para una campaña política? Creemos que ninguna, pues la
Ley de Partidos Políticos (art. 31) identifica con claridad las tres fuentes
prohibidas para los aportes en una campaña: entidades públicas, confesiones
religiosas, así como partidos y agencias de gobiernos extranjeros. Por tanto,
la contribución de una empresa privada, nacional o extranjera, es una fuente
permitida.
Un tema diferente
es el monto del aporte, el cual no debe superar las 60 UIT al año, y lo
declarado por Barata excede esa cifra. ¿Tiene connotación penal? Tampoco,
pues constituye una infracción administrativa que, conforme al artículo 31 de
la citada ley, se sanciona con una multa a la organización política. Si
conforme a la versión de Barata, los aportes fueron para la campaña política
del 2011 y no se encuentran vinculados a ningún proyecto (procesos de
contratación, obras u operaciones), sus implicancias solo pueden discutirse
en el marco del derecho electoral, criterio que se aplica a las
contribuciones de empresas privadas a todos los partidos políticos sin
excepción.
Se ha sostenido
también que el aporte declarado por Barata constituye delito de lavado de
activos, porque el dinero provendría de la división de cuentas estructuradas
de la empresa Odebrecht. Por “principio de culpabilidad”, quien recibe un
dinero con fines de lavado debe conocer, o por lo menos presumir, el origen
ilícito de ese recurso (delito fuente), que debe ser el resultado de acciones
delictivas vinculadas a los delitos de minería ilegal, tráfico de drogas,
terrorismo, contra la administración pública u otros delitos similares
capaces de generar ganancias ilegales. En los casos de recepción de dinero,
la existencia de ese conocimiento debe probarse en la investigación fiscal,
criterio que se aplica para todos los casos.
En la versión de
Barata, ¿tiene algún significado penal que el supuesto aporte se haya
efectuado con recursos del departamento de operaciones estructuradas? Lo
tendría, siempre que el dinero se haya entregado para evitar su
identificación, tenga origen ilícito derivado de los delitos que antes
mencionamos y que el receptor haya conocido o presumido esa ilicitud. En el
2010 no se conocían las cuentas paralelas de Odebrecht y esa empresa estaba
siempre visible en las famosas ‘feijoadas’ de su embajada.
El dicho de un
aspirante a colaborador eficaz justifica una investigación preliminar. Sin
embargo, un aspecto inherente a este procedimiento pasa por corroborar la
información. No hay legislación premial en el mundo que trate con laxitud
este aspecto, porque quien declara no lo hace en su papel de buen ciudadano,
sino en la búsqueda de un beneficio que aligere o lo exonere de su probable
sanción penal, y ese condicionamiento podría en ocasiones conducirlo a no
decir la verdad. El juez brasileño Sergio Moro, encargado del Caso Lava Jato
en su país, ha dicho hace poco que “en una sociedad democrática, donde se
respeta el debido proceso, el testimonio debe acompañarse de documentos,
detalles, que permitan corroborar el relato para que este se convierta en una
prueba” (“La República”, 24/2/2017).
Hasta hoy, la
versión de Barata ha sido contradicha también por el publicista Luis Favre
(El Comercio, 23/2/2017), por Valdemir Garreta (“Folha de S.Paulo”,
23/2/2017) y contrasta radicalmente con lo que dijo ante la Comisión Lava
Jato del anterior Congreso de la República –presidida por Juan Pari–.
Otro aspecto
relevante para la defensa es que la pareja Humala-Heredia no tiene rutas de
dinero por descubrir, ni cuentas ocultas en el extranjero, ni empresas
‘offshore’, y no aparece en los Panamá Papers. Por ello, esperamos una
investigación técnica y rigurosa, sin juicios mediáticos ni políticos, sin
impunidad, pero sin linchamiento, que es como corresponde examinar un caso
penal en democracia, donde el respeto a los principios básicos del derecho
penal, como el de legalidad y culpabilidad, constituyen mecanismos de
protección de los derechos fundamentales de todas las personas sin excepción.
Se trata entonces
de respetar la presunción de inocencia, de no suponer responsabilidad penal
sobre la base de encuestas y de respetar la autonomía del Ministerio Público
y del Poder Judicial.
http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/nuestra-defensa-wilfredo-pedraza-noticia-1971543
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Palabras fuertes
Mirko Lauer
¿Le convenía a
Odebrecht incluir a socios comerciales peruanos en el expediente de las
coimas?
Las delaciones de
Jorge Barata sobre una suerte de acuerdo corruptivo con las empresas
constructoras socias en el Perú dan un giro nuevo al tema de las coimas. Pues
las empresas peruanas niegan el hecho de plano, como lo han venido haciendo
desde el inicio. Con lo cual es la palabra del brasileño contra las de los
ejecutivos locales.
Parte del giro es
también que el caso ha dado un salto de la seclusión judicial de las
declaraciones embargadas, que la comisión Lava Jato no podría conocer, a la
exposición a los medios y el consiguiente debate público. Con lo cual también
en este caso las culpabilidades e inocencias aparecerán antes que las
investigaciones.
Dicho lo anterior,
es obvio que Graña y Montero, o JJC, están en un terreno débil. En parte
porque un acuerdo corruptivo como el que menciona Barata figura dentro de la
lógica de una sociedad de compinches. En parte porque demostrar, y sobre todo
convencer, que no se sabía de las coimas es una tarea difícil de llevar
adelante.
Sin embargo Barata
va a tener que demostrar sus imputaciones, lo cual significa sobre todo
documentos y cifras. Por lo pronto GyM ha declarado que enjuiciará a
Odebrecht por los daños causados, y estas últimas palabras de Barata
ciertamente serán parte de ellos. El prestigio y el valor accionarial de la
empresa se han ido al agua.
Así, otro giro es
que las declaraciones de Barata, y en realidad las de todo delator premiado
de esta historia, se escinden entre lo que está demostrado de partida
(cuentas, testigos solventes) y lo que está por demostrar. Este es el momento
en que entran a tallar los pesos pesados del gremio de los estudios de
abogados.
Por lo pronto la
declaración de GyM sobre el tema, ante la comisión Lava Jato, a comienzos de
este mes, fue tajante: “Nunca vimos, conocimos ni participamos en algún acto
irregular”. Evidentemente la carga de la prueba está del lado de Odebrecht,
pero aun si el acuerdo corruptivo no se demuestra, a GyM le va a costar mucho
recuperar su buen nombre.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/851732-palabras-fuertes
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