viernes, 20 de enero de 2017

OPINIONES 20/01/2017





¿Cómo enfrentar a Trump? - Germán Alarco Tosoni
Después de la democracia, ¿qué? - Santiago Pedraglio
Los contratos de APP y sus adendas - Iván Alonso
Nadie sabe para quién trabaja - Marco Sifuentes
Nuestra corrupción - Luis Davelouis
Nueva crisis y nuevo escenario - Juan de la Puente
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¿Cómo enfrentar a Trump?

Germán Alarco Tosoni


Muchos pensaban que el presidente electo de los EE.UU. se moderaría antes de asumir el mando. Esto no ocurrió. En las últimas semanas los conflictos fueron de mediana intensidad pero continuos.

Las presiones mediante Twitter a las automotoras Ford, GM, Toyota y esta semana a BMW. Las acciones promovidas desde el Congreso contra el Obamacare sin tener una propuesta alternativa. Los intercambios con China no solo por temas comerciales sino por asuntos de soberanía delicados por su vínculo con lo militar. Los cruces de palabras con las autoridades europeas y de la UE. Sus desplantes contra México y su insistencia de que pagará por la ampliación y refuerzo del muro fronterizo; su prepotencia contra congresistas, periodistas y todo quien opine diferente a él, entre otros.

Trump continúa en campaña, ¿quién sabe por qué?, ¿hay alguna racionalidad o son puros impulsos sin autocontrol alguno? Si esto último es cierto hay que seguir preocupados ya que nada vislumbra de que cambie su modo de actuar luego de que tome el poder.

Los frentes que ha abierto son numerosos y espinosos. Para buena suerte de todos ha bajado el tono, por el momento, con relación al tema migratorio para reducir tensiones internas, pero se alistan muchas manifestaciones en su contra.

Su virtud, es un decir, se encuentra en la capacidad de congregar a sus opositores. Esta es una oportunidad que debemos aprovechar todos los países y organizaciones que nos veamos afectados. La unión hace la fuerza.

Jorge Castañeda (2017), ex Secretario de Relaciones Exteriores de México, nos recuerda que debemos aprovechar la institucionalidad nacional e internacional para enfrentarlo.

En el tema de la expulsión de los migrantes propone que su gobierno asigne abundantes recursos a los consulados en EE.UU. para contratar más personal local, más abogados, más tiempo-aire en los medios para no aceptar la repatriación voluntaria; pelearla caso por caso en las audiencias y ante los juzgados de migración.

En el caso del muro hay que recurrir a todas las herramientas legales, ambientales, políticas, sociales, culturales y regionales para detener su construcción. Hay que movilizar a las grandes comunidades binacionales de las ciudades fronterizas que actualmente coexisten armónicamente.

En los temas comerciales hay que apegarse a los textos de los acuerdos. Exigir la aplicación rigurosa de los procedimientos acordados y si fuera el caso renegociar sólo temas puntuales. Una reapertura general de los TLC frenaría el comercio y las inversiones internacionales.

Hay que buscar aliados. La siguiente instancia sería aprovechar la institucionalidad de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para judicializar cada caso con las reglas actuales. Estas son nuestras líneas de defensa.


http://diariouno.pe/columna/como-enfrentar-a-trump/


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Después de la democracia, ¿qué?

Santiago Pedraglio


El Perú vivirá buen tiempo encharcado en los impredecibles efectos de la corrupción de políticos y de altos funcionarios por empresas brasileñas. No obstante, en la agenda internacional lo que preocupa es la crisis de los regímenes políticos democráticos (que el socialismo marxista-leninista murió hace décadas es indiscutible, salvo para pequeños grupos marginales; los “socialismos” de Venezuela, Ecuador y Bolivia son, en sus diferentes versiones, regímenes nacionalistas y pretendidamente redistributivos).

El surgimiento de variadas formas de autoritarismo predomina en Oriente y Occidente. China, que hoy, a propósito de las políticas proteccionistas anunciadas por Trump, se presenta como líder de la globalización, es un régimen claramente autoritario, un capitalismo de Estado de partido único. Rusia tiene, para decirlo en breve, un régimen que combina el sistema electoral federativo universal con el autoritarismo.

A esto se suman el crecimiento y la consolidación del autoritarismo en países significativos como Turquía, donde se está modificando la Constitución en pro de un presidencialismo autoritario, y otros sustantivos más regionalmente, como Indonesia, cuyo presidente quiere imponer la ley marcial. Hay que agregar, además, las experiencias de Arabia Saudita, Irán, Argelia…

Sin embargo, la clave del cambio se está produciendo en los adalides mundiales de la democracia representativa: EE.UU. y Europa Occidental. El triunfo de Trump no representa solo la posible crisis del libre comercio –exclusiva preocupación de los hinchas del neoliberalismo–; es también, y sobre todo, el anuncio de una posible crisis de la democracia norteamericana. En Europa Occidental, a la par de la tremenda crisis de la socialdemocracia, los regímenes están amenazados por múltiples formas de autoritarismo y se defienden a duras penas. ¿Y China será, entonces, la nueva estrella del libre comercio y de sus adoradores?

Por todo esto, la pregunta ya es ineludible: después de la democracia, ¿qué?

http://peru21.pe/opinion/santiago-pedraglio-despues-democracia-que-2268328


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Los contratos de APP y sus adendas

Iván Alonso



Por razones de todos conocidas, las asociaciones público-privadas (APP) están actualmente en entredicho. Va a ser difícil que se avance mucho en la construcción de infraestructura mientras la opinión pública tenga dudas sobre la justicia (fairness) de esta modalidad contractual, en la que comparten costos y beneficios, por un lado, y riesgos, por otro, el estado y un concesionario. Hay que sacar leña del fuego para tener una visión balanceada de lo que son y lo que no son las APP.

Un artículo publicado en estas páginas el martes último echa sombras sobre las mismas y particularmente sobre las adendas o modificaciones contractuales después de adjudicadas las concesiones, que brindarían “oportunidades para prácticas corruptas”. El autor, José Luis Guasch, es un especialista en infraestructura que trabajó muchos años en el Banco Mundial y que inclusive ha publicado un libro sobre el tema (Granting and Renegotiating Infrastructure Concessions, World Bank Institute, 2004), lo que le otorga un peso nada desdeñable a su opinión. Creemos, sin embargo, que el artículo citado incurre en generalizaciones injustificadas.

Este columnista ha presenciado la negociación de algunas adendas, y no recuerda una sola que haya sido frívola ni, mucho menos, corrupta. Quizás en ésas su presencia era inútil, en cuyo caso agradece el halago involuntario. Las adendas versaban, por ejemplo, sobre la extensión del plazo de la concesión, contemplada en el contrato original; sobre la postergación o también, a veces, el adelanto de las obligaciones de inversión; o sobre inconsistencias entre el contrato de concesión y sus anexos en cuestiones críticas como el mecanismo de reajuste tarifario.

Ninguna de esas adendas resultó de una “negociación bilateral entre gobierno y operador”, como afirma el doctor Guasch. Siempre intervino el regulador, y en ocasiones también Proinversión y el Ministerio de Economía y Finanzas.

Piense el lector en lo siguiente. Los contratos de APP tienen plazos de 20 o 30 años. Es inconcebible que en ese lapso no ocurran situaciones imprevistas que hagan necesaria o conveniente una renegociación. Y no es extraño que se den en los primeros años, la etapa de construcción, que es generalmente la más compleja del contrato.

Pasa lo mismo en el sector privado. Hemos podido apreciar en otra vida cómo los bancos y sus prestatarios firman un “amendment” tras otro a los contratos de crédito a largo plazo con los que se financian los proyectos de infraestructura. Muchas veces esas enmiendas alteran la distribución inicial de los riesgos, esa matriz que el doctor Guasch considera sacrosanta. En ningún manual de crédito una renegociación es sinónimo de corrupción.

Hasta aquí nuestras discrepancias. Ahora nuestras coincidencias.

Es verdad que muchos proyectos de infraestructura “se han lanzado aún crudos, con un mínimo de rigurosidad en los estudios de prefactibilidad”. En tales circunstancias, se hace prácticamente inevitable negociar adendas, corruptas o no, para precisar lo que no estaba precisado. No ayuda, en ese sentido, que el gobierno haya matado al SNIP, que era la instancia encargada de evaluar los costos y beneficios de un proyecto para saber si respondía a los intereses del país; y lo mejor que podría hacer sería resucitarlo calladamente en el reglamento del nuevo modelo llamado invierte.pe.


http://elcomercio.pe/opinion/mirada-de-fondo/contratos-app-y-sus-adendas-ivan-alonso-noticia-1961856




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Nadie sabe para quién trabaja

Marco Sifuentes


Hoy, la juramentación de Donald Trump como presidente de Estados Unidos marcará la consagración oficial de una ola de populismo conservador que se ha venido germinando en todo el mundo. En cada región, por supuesto, esta ola tiene sus propias características. Los movimientos en Europa están marcados por la inmigración. En Estados Unidos, también, pero, además, le agregan ataques directos a los derechos conseguidos por la mujer y la población LGTB. No en vano su vicepresidente Mike Pence es un defensor radical de las posiciones más extremas de los cultos evangélicos conservadores de Estados Unidos.

En América Latina, las iglesias evangélicas –y sus reivindicaciones– son la piedra angular de nuestra participación en esta ola conservadora. En Colombia fueron clave para la derrota del proceso de paz en el referéndum. En Brasil, en el que nada menos que la cuarta parte de la población es pentecostal, incluso existe la famosa 'bancada evangélica' en el Congreso (92 diputados), que votó masivamente por la destitución de Dilma Rousseff. Según un informe de AFP, el 19% de América Latina se declara protestante.

En el Perú, los evangélicos que vienen organizando #ConMisHijosNoTeMetas pertenecen a diversos movimientos e iglesias agrupados bajo el ascéptico nombre de Coordinadora Nacional Pro Familia (Conapfam). A esta se acaba de unir, en la campaña, quizás la institución más grande del protestantismo peruano: las Asambleas de Dios del Perú. Esto último ha sido tomado como un verdadero triunfo político de los líderes asociados a la Conapfam, que pueden ser ilustres desconocidos para el gran público peruano, pero que gracias a sus representantes políticos están consiguiendo marcar la agenda del debate nacional.

Por supuesto, el fundamentalismo evangélico viene tentando el poder desde que se alió con Fujimori en 1990. Pero desde entonces varias cosas han cambiado, para ventaja de ellos. Y, según un estudio del Pew Research Center del 2015, actualmente dos de cada tres peruanos que se declaran protestantes fueron criados, originalmente, como católicos. Es decir, el ratio de abandono del catolicismo hacia los movimientos evangélicos es violentamente elevado.

A pesar de todo esto, varios católicos conservadores –despistados o desesperados– se han convertido en furgón de cola de esta movida sin darse cuenta de que, en realidad, están jugando para la competencia.

El populismo conservador –como ya se está viendo en el resto de América Latina– se lleva mucho mejor con las formas desmesuradas y, a veces, pintorescas de este sector de evangélicos. La rigidez más institucional del catolicismo no es terreno fértil para este tipo de votantes. Cuando el fujimorismo –nuestro populismo conservador– busque cosechar votos en el 2021 (o antes) hará lo que ya intentó el año pasado: venderse como la candidatura de los 5 millones de evangélicos. Y si ganan, podría ocurrir algo insólito: que los católicos tengan que compartir la oficialidad del poder. Parafraseando el salmo: lo que sembraron con regocijo, con lágrimas segarán.

http://elcomercio.pe/opinion/rincon-del-autor/nadie-sabe-quien-trabaja-marco-sifuentes-noticia-1961864


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Nuestra corrupción

Luis Davelouis


El jueves de la semana conversábamos en Chicharrón de Prensa con el presidente de Proética, Jorge Medina, sobre el escándalo Odebrecht y todo lo que hace que la corrupción se instale en el Perú y en todos sus estamentos, instituciones, sectores y comunidades como Pedro en su casa. “La corrupción es un síntoma, no algo que existe por sí mismo”, decía. Jorge ha sido el CEO de E&Y y –entre los empresarios– tiene una muy inusual visión humanista y trascendental de la vida, la sociedad y las personas (por eso, algunos idiotas creen que es medio “rojo” o por lo menos “caviar”; pero esa es otra historia).

El asunto es peor de lo que señala Jorge. La corrupción es funcional a todo el mundo, es la formalidad dentro de la informalidad. Y la razón es muy simple: es un sistema que es más eficaz, más rápido, más confortable y más predecible que la formalidad.

El que gana en el Poder Judicial es el que tiene más plata, el juez falla a favor de la billetera más gorda. El Ministerio de Trabajo no te visita. El policía hace su trabajo más rápido. El inspector de Sedapal no te pone multa.

El inspector de Indeci te da tu certificado más rápido y sin observaciones. La empresa encargada de hacer la revisión técnica te da tu papelito aprobatorio aunque tu auto no tenga luces ni ventanas, ni frenos. La Sunat no te persigue porque el informal no es un blanco identificado: todito lo que vendes se queda para ti solito. Y esto funciona tanto para el chofer de combi asesina como para el presidente de la Cámara Peruana de la Construcción, pasando por Odebrecht y el que vende helados en el garaje de su casa.

Por eso, el problema que enfrentamos socialmente no tiene tanto que ver con el sistema, sino con las personas.




http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-nuestra-corrupcion-2268317



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Nueva crisis y nuevo escenario


Juan de la Puente



El primer dato político al inicio del presente año es el cambio de escenario respecto de los meses anteriores que estuvieron presididos por una convivencia forzada entre el gobierno y el fujimorismo y de una gobernabilidad compartida. Lo que se tiene a la vista es una larga crisis que ha venido a quedarse por mucho tiempo: la crisis de la corrupción.

Esta crisis abraza a todos en distinta intensidad. Para el Gobierno, es una crisis “nueva” debido a que no se encuentra en discusión, exclusivamente, sus relaciones con el Congreso sino las denuncias contra el mismo Presidente de la República a raíz de su participación en actos del 2005 que investiga la fiscalía, y de por los menos otros tres ex presidentes.

Se ha dicho bastante sobre lo que este hecho implica para el sistema y se ha usado para ello palabras que denotan su naturaleza destructiva, como “terremoto”, “tsunami” o “colisión de un meteorito”. Esto es cierto, como también lo es la fortaleza de este sistema aparentemente muy débil, pero más fuerte de lo que creemos o de lo que queremos. De hecho, un posible efecto de esta crisis es que el sistema solo se descosa pero que no se rompa, lo que ya sucedió el año 2000.

Las tendencias están a la vista: 1) la debilidad del gobierno, especialmente del Presidente PPK; 2) las dificultades de un diálogo político consistente y eficaz como respuesta a esa debilidad del gobierno; 3) la combustión de personajes públicos importantes y de sus colectividades, con escasas posibilidades de defensa pública; y 4) la re emergencia de las demandas sociales que ponen a prueba y en evidencia la ausencia de reformas en los ámbitos de la política y de la economía.

Por esas razones, el año 2017 será de una compleja inestabilidad que, al no reducirse en intensidad, será el antecedente de cambios drásticos el año 2018. En ese contexto, la sola discusión de una probable vacancia presidencial representa un elemento perturbador del proceso democrático y aunque esta posibilidad es remota genera un estado de cosas en el que progresan salidas radicales dentro y fuera del sistema.

PPK es el lado más vulnerable de esta crisis al carecer de recursos que eviten su deterioro. La reciente encuesta de IPSOS refleja una drástica caída suya mientras que sus ministros, particularmente el premier Zavala, resisten. Esto podría indicar que la opinión pública ha empezado a diferenciar su figura del resto del gobierno. Algo contrario sucede con el fujimorismo: mientras el Congreso cae varios puntos de aprobación, Keiko Fujimori se recupera y sube algunos puntos. Todo esto podría ser la señal de que hemos retornado a un sistema de competencia perfecta donde lo que pierde el jefe del gobierno lo gana la cabeza de la oposición.

El segundo dato de este nuevo escenario es que el principal impulso de los cambios obedece a una alianza entre los medios y la opinión pública, que tienen al frente instituciones con una escasa capacidad de movimiento, quizás a excepción de la fiscalía. Las demandas anticorrupción de esa alianza ya tienen logros –como la anulación del peaje de Puente Piedra y las restricciones a los movimientos de algunos investigados– aunque todavía no tiene “calle” de un modo sostenido, ni representación política. A eso se debe que la inicial consigna de que “se vayan todos” sea débil y marginal, aunque podría crecer en intensidad si se aprecia que los procesos judiciales tienden a la impunidad o a la demora.

El tercer dato de este nuevo momento es que esta larga crisis parece haber tomado por sorpresa a todos a pesar de que las denuncias brotaron hace más de un año. El cuadro formado presenta una evolución caótica y está a la espera de respuestas institucionales. Una de ellas pudo provenir del Congreso, especialmente de la comisión Lavajato, la que parece haber desestimado esta posibilidad decantándose por una investigación bulliciosa y poco profesional. En un terreno fértil para la movilización contra la corrupción, solo una parte de la izquierda, la liderada por Verónika Mendoza, ha ensayado un llamado a la vigilancia ciudadana.


http://larepublica.pe/impresa/opinion/841237-nueva-crisis-y-nuevo-escenario


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