¿Cómo enfrentar a Trump? - Germán Alarco Tosoni
Después de la democracia, ¿qué? - Santiago Pedraglio
Los contratos de APP y sus adendas - Iván Alonso
Nadie sabe para quién trabaja - Marco Sifuentes
Nuestra corrupción - Luis Davelouis
Nueva crisis y nuevo escenario - Juan de la Puente
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¿Cómo enfrentar a Trump?
Germán Alarco Tosoni
Muchos pensaban
que el presidente electo de los EE.UU. se moderaría antes de asumir el mando.
Esto no ocurrió. En las últimas semanas los conflictos fueron de mediana
intensidad pero continuos.
Las presiones
mediante Twitter a las automotoras Ford, GM, Toyota y esta semana a BMW. Las
acciones promovidas desde el Congreso contra el Obamacare sin tener una
propuesta alternativa. Los intercambios con China no solo por temas
comerciales sino por asuntos de soberanía delicados por su vínculo con lo
militar. Los cruces de palabras con las autoridades europeas y de la UE. Sus
desplantes contra México y su insistencia de que pagará por la ampliación y
refuerzo del muro fronterizo; su prepotencia contra congresistas, periodistas
y todo quien opine diferente a él, entre otros.
Trump continúa en
campaña, ¿quién sabe por qué?, ¿hay alguna racionalidad o son puros impulsos
sin autocontrol alguno? Si esto último es cierto hay que seguir preocupados
ya que nada vislumbra de que cambie su modo de actuar luego de que tome el
poder.
Los frentes que ha
abierto son numerosos y espinosos. Para buena suerte de todos ha bajado el
tono, por el momento, con relación al tema migratorio para reducir tensiones
internas, pero se alistan muchas manifestaciones en su contra.
Su virtud, es un
decir, se encuentra en la capacidad de congregar a sus opositores. Esta es
una oportunidad que debemos aprovechar todos los países y organizaciones que
nos veamos afectados. La unión hace la fuerza.
Jorge Castañeda
(2017), ex Secretario de Relaciones Exteriores de México, nos recuerda que
debemos aprovechar la institucionalidad nacional e internacional para
enfrentarlo.
En el tema de la
expulsión de los migrantes propone que su gobierno asigne abundantes recursos
a los consulados en EE.UU. para contratar más personal local, más abogados,
más tiempo-aire en los medios para no aceptar la repatriación voluntaria;
pelearla caso por caso en las audiencias y ante los juzgados de migración.
En el caso del
muro hay que recurrir a todas las herramientas legales, ambientales,
políticas, sociales, culturales y regionales para detener su construcción.
Hay que movilizar a las grandes comunidades binacionales de las ciudades
fronterizas que actualmente coexisten armónicamente.
En los temas
comerciales hay que apegarse a los textos de los acuerdos. Exigir la
aplicación rigurosa de los procedimientos acordados y si fuera el caso
renegociar sólo temas puntuales. Una reapertura general de los TLC frenaría
el comercio y las inversiones internacionales.
Hay que buscar
aliados. La siguiente instancia sería aprovechar la institucionalidad de la
Organización Mundial del Comercio (OMC) para judicializar cada caso con las
reglas actuales. Estas son nuestras líneas de defensa.
http://diariouno.pe/columna/como-enfrentar-a-trump/
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Después de la democracia, ¿qué?
Santiago Pedraglio
El Perú vivirá
buen tiempo encharcado en los impredecibles efectos de la corrupción de
políticos y de altos funcionarios por empresas brasileñas. No obstante, en la
agenda internacional lo que preocupa es la crisis de los regímenes políticos
democráticos (que el socialismo marxista-leninista murió hace décadas es
indiscutible, salvo para pequeños grupos marginales; los “socialismos” de
Venezuela, Ecuador y Bolivia son, en sus diferentes versiones, regímenes
nacionalistas y pretendidamente redistributivos).
El surgimiento de
variadas formas de autoritarismo predomina en Oriente y Occidente. China, que
hoy, a propósito de las políticas proteccionistas anunciadas por Trump, se
presenta como líder de la globalización, es un régimen claramente
autoritario, un capitalismo de Estado de partido único. Rusia tiene, para
decirlo en breve, un régimen que combina el sistema electoral federativo
universal con el autoritarismo.
A esto se suman el
crecimiento y la consolidación del autoritarismo en países significativos como
Turquía, donde se está modificando la Constitución en pro de un
presidencialismo autoritario, y otros sustantivos más regionalmente, como
Indonesia, cuyo presidente quiere imponer la ley marcial. Hay que agregar,
además, las experiencias de Arabia Saudita, Irán, Argelia…
Sin embargo, la
clave del cambio se está produciendo en los adalides mundiales de la
democracia representativa: EE.UU. y Europa Occidental. El triunfo de Trump no
representa solo la posible crisis del libre comercio –exclusiva preocupación
de los hinchas del neoliberalismo–; es también, y sobre todo, el anuncio de
una posible crisis de la democracia norteamericana. En Europa Occidental, a
la par de la tremenda crisis de la socialdemocracia, los regímenes están
amenazados por múltiples formas de autoritarismo y se defienden a duras
penas. ¿Y China será, entonces, la nueva estrella del libre comercio y de sus
adoradores?
Por todo esto, la
pregunta ya es ineludible: después de la democracia, ¿qué?
http://peru21.pe/opinion/santiago-pedraglio-despues-democracia-que-2268328
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Los contratos de APP y sus adendas
Iván Alonso
Por razones de
todos conocidas, las asociaciones público-privadas (APP) están actualmente en
entredicho. Va a ser difícil que se avance mucho en la construcción de
infraestructura mientras la opinión pública tenga dudas sobre la justicia
(fairness) de esta modalidad contractual, en la que comparten costos y
beneficios, por un lado, y riesgos, por otro, el estado y un concesionario.
Hay que sacar leña del fuego para tener una visión balanceada de lo que son y
lo que no son las APP.
Un artículo
publicado en estas páginas el martes último echa sombras sobre las mismas y
particularmente sobre las adendas o modificaciones contractuales después de
adjudicadas las concesiones, que brindarían “oportunidades para prácticas
corruptas”. El autor, José Luis Guasch, es un especialista en infraestructura
que trabajó muchos años en el Banco Mundial y que inclusive ha publicado un
libro sobre el tema (Granting and Renegotiating Infrastructure Concessions,
World Bank Institute, 2004), lo que le otorga un peso nada desdeñable a su
opinión. Creemos, sin embargo, que el artículo citado incurre en
generalizaciones injustificadas.
Este columnista ha
presenciado la negociación de algunas adendas, y no recuerda una sola que
haya sido frívola ni, mucho menos, corrupta. Quizás en ésas su presencia era
inútil, en cuyo caso agradece el halago involuntario. Las adendas versaban,
por ejemplo, sobre la extensión del plazo de la concesión, contemplada en el
contrato original; sobre la postergación o también, a veces, el adelanto de
las obligaciones de inversión; o sobre inconsistencias entre el contrato de
concesión y sus anexos en cuestiones críticas como el mecanismo de reajuste
tarifario.
Ninguna de esas
adendas resultó de una “negociación bilateral entre gobierno y operador”,
como afirma el doctor Guasch. Siempre intervino el regulador, y en ocasiones
también Proinversión y el Ministerio de Economía y Finanzas.
Piense el lector
en lo siguiente. Los contratos de APP tienen plazos de 20 o 30 años. Es
inconcebible que en ese lapso no ocurran situaciones imprevistas que hagan
necesaria o conveniente una renegociación. Y no es extraño que se den en los
primeros años, la etapa de construcción, que es generalmente la más compleja
del contrato.
Pasa lo mismo en
el sector privado. Hemos podido apreciar en otra vida cómo los bancos y sus
prestatarios firman un “amendment” tras otro a los contratos de crédito a
largo plazo con los que se financian los proyectos de infraestructura. Muchas
veces esas enmiendas alteran la distribución inicial de los riesgos, esa
matriz que el doctor Guasch considera sacrosanta. En ningún manual de crédito
una renegociación es sinónimo de corrupción.
Hasta aquí
nuestras discrepancias. Ahora nuestras coincidencias.
Es verdad que
muchos proyectos de infraestructura “se han lanzado aún crudos, con un mínimo
de rigurosidad en los estudios de prefactibilidad”. En tales circunstancias,
se hace prácticamente inevitable negociar adendas, corruptas o no, para
precisar lo que no estaba precisado. No ayuda, en ese sentido, que el
gobierno haya matado al SNIP, que era la instancia encargada de evaluar los
costos y beneficios de un proyecto para saber si respondía a los intereses
del país; y lo mejor que podría hacer sería resucitarlo calladamente en el
reglamento del nuevo modelo llamado invierte.pe.
http://elcomercio.pe/opinion/mirada-de-fondo/contratos-app-y-sus-adendas-ivan-alonso-noticia-1961856
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Nadie
sabe para quién trabaja
Marco
Sifuentes
Hoy, la
juramentación de Donald Trump como presidente de Estados Unidos marcará la
consagración oficial de una ola de populismo conservador que se ha venido
germinando en todo el mundo. En cada región, por supuesto, esta ola tiene sus
propias características. Los movimientos en Europa están marcados por la
inmigración. En Estados Unidos, también, pero, además, le agregan ataques
directos a los derechos conseguidos por la mujer y la población LGTB. No en
vano su vicepresidente Mike Pence es un defensor radical de las posiciones
más extremas de los cultos evangélicos conservadores de Estados Unidos.
En América Latina,
las iglesias evangélicas –y sus reivindicaciones– son la piedra angular de
nuestra participación en esta ola conservadora. En Colombia fueron clave para
la derrota del proceso de paz en el referéndum. En Brasil, en el que nada
menos que la cuarta parte de la población es pentecostal, incluso existe la
famosa 'bancada evangélica' en el Congreso (92 diputados), que votó
masivamente por la destitución de Dilma Rousseff. Según un informe de AFP, el
19% de América Latina se declara protestante.
En el Perú, los
evangélicos que vienen organizando #ConMisHijosNoTeMetas pertenecen a
diversos movimientos e iglesias agrupados bajo el ascéptico nombre de Coordinadora
Nacional Pro Familia (Conapfam). A esta se acaba de unir, en la campaña,
quizás la institución más grande del protestantismo peruano: las Asambleas de
Dios del Perú. Esto último ha sido tomado como un verdadero triunfo político
de los líderes asociados a la Conapfam, que pueden ser ilustres desconocidos
para el gran público peruano, pero que gracias a sus representantes políticos
están consiguiendo marcar la agenda del debate nacional.
Por supuesto, el
fundamentalismo evangélico viene tentando el poder desde que se alió con
Fujimori en 1990. Pero desde entonces varias cosas han cambiado, para ventaja
de ellos. Y, según un estudio del Pew Research Center del 2015, actualmente
dos de cada tres peruanos que se declaran protestantes fueron criados, originalmente,
como católicos. Es decir, el ratio de abandono del catolicismo hacia los
movimientos evangélicos es violentamente elevado.
A pesar de todo
esto, varios católicos conservadores –despistados o desesperados– se han
convertido en furgón de cola de esta movida sin darse cuenta de que, en
realidad, están jugando para la competencia.
El populismo
conservador –como ya se está viendo en el resto de América Latina– se lleva
mucho mejor con las formas desmesuradas y, a veces, pintorescas de este
sector de evangélicos. La rigidez más institucional del catolicismo no es
terreno fértil para este tipo de votantes. Cuando el fujimorismo –nuestro
populismo conservador– busque cosechar votos en el 2021 (o antes) hará lo que
ya intentó el año pasado: venderse como la candidatura de los 5 millones de
evangélicos. Y si ganan, podría ocurrir algo insólito: que los católicos
tengan que compartir la oficialidad del poder. Parafraseando el salmo: lo que
sembraron con regocijo, con lágrimas segarán.
http://elcomercio.pe/opinion/rincon-del-autor/nadie-sabe-quien-trabaja-marco-sifuentes-noticia-1961864
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Nuestra corrupción
Luis Davelouis
El jueves de la
semana conversábamos en Chicharrón de Prensa con el presidente de Proética,
Jorge Medina, sobre el escándalo Odebrecht y todo lo que hace que la
corrupción se instale en el Perú y en todos sus estamentos, instituciones,
sectores y comunidades como Pedro en su casa. “La corrupción es un síntoma,
no algo que existe por sí mismo”, decía. Jorge ha sido el CEO de E&Y y
–entre los empresarios– tiene una muy inusual visión humanista y
trascendental de la vida, la sociedad y las personas (por eso, algunos
idiotas creen que es medio “rojo” o por lo menos “caviar”; pero esa es otra
historia).
El asunto es peor
de lo que señala Jorge. La corrupción es funcional a todo el mundo, es la
formalidad dentro de la informalidad. Y la razón es muy simple: es un sistema
que es más eficaz, más rápido, más confortable y más predecible que la
formalidad.
El que gana en el
Poder Judicial es el que tiene más plata, el juez falla a favor de la
billetera más gorda. El Ministerio de Trabajo no te visita. El policía hace
su trabajo más rápido. El inspector de Sedapal no te pone multa.
El inspector de
Indeci te da tu certificado más rápido y sin observaciones. La empresa
encargada de hacer la revisión técnica te da tu papelito aprobatorio aunque
tu auto no tenga luces ni ventanas, ni frenos. La Sunat no te persigue porque
el informal no es un blanco identificado: todito lo que vendes se queda para
ti solito. Y esto funciona tanto para el chofer de combi asesina como para el
presidente de la Cámara Peruana de la Construcción, pasando por Odebrecht y
el que vende helados en el garaje de su casa.
Por eso, el
problema que enfrentamos socialmente no tiene tanto que ver con el sistema,
sino con las personas.
http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-nuestra-corrupcion-2268317
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Nueva crisis y nuevo escenario
Juan de la Puente
El primer dato
político al inicio del presente año es el cambio de escenario respecto de los
meses anteriores que estuvieron presididos por una convivencia forzada entre
el gobierno y el fujimorismo y de una gobernabilidad compartida. Lo que se
tiene a la vista es una larga crisis que ha venido a quedarse por mucho
tiempo: la crisis de la corrupción.
Esta crisis abraza
a todos en distinta intensidad. Para el Gobierno, es una crisis “nueva”
debido a que no se encuentra en discusión, exclusivamente, sus relaciones con
el Congreso sino las denuncias contra el mismo Presidente de la República a
raíz de su participación en actos del 2005 que investiga la fiscalía, y de
por los menos otros tres ex presidentes.
Se ha dicho
bastante sobre lo que este hecho implica para el sistema y se ha usado para
ello palabras que denotan su naturaleza destructiva, como “terremoto”,
“tsunami” o “colisión de un meteorito”. Esto es cierto, como también lo es la
fortaleza de este sistema aparentemente muy débil, pero más fuerte de lo que
creemos o de lo que queremos. De hecho, un posible efecto de esta crisis es
que el sistema solo se descosa pero que no se rompa, lo que ya sucedió el año
2000.
Las tendencias
están a la vista: 1) la debilidad del gobierno, especialmente del Presidente
PPK; 2) las dificultades de un diálogo político consistente y eficaz como
respuesta a esa debilidad del gobierno; 3) la combustión de personajes
públicos importantes y de sus colectividades, con escasas posibilidades de
defensa pública; y 4) la re emergencia de las demandas sociales que ponen a
prueba y en evidencia la ausencia de reformas en los ámbitos de la política y
de la economía.
Por esas razones,
el año 2017 será de una compleja inestabilidad que, al no reducirse en
intensidad, será el antecedente de cambios drásticos el año 2018. En ese
contexto, la sola discusión de una probable vacancia presidencial representa
un elemento perturbador del proceso democrático y aunque esta posibilidad es
remota genera un estado de cosas en el que progresan salidas radicales dentro
y fuera del sistema.
PPK es el lado más
vulnerable de esta crisis al carecer de recursos que eviten su deterioro. La
reciente encuesta de IPSOS refleja una drástica caída suya mientras que sus
ministros, particularmente el premier Zavala, resisten. Esto podría indicar
que la opinión pública ha empezado a diferenciar su figura del resto del
gobierno. Algo contrario sucede con el fujimorismo: mientras el Congreso cae
varios puntos de aprobación, Keiko Fujimori se recupera y sube algunos
puntos. Todo esto podría ser la señal de que hemos retornado a un sistema de
competencia perfecta donde lo que pierde el jefe del gobierno lo gana la
cabeza de la oposición.
El segundo dato de
este nuevo escenario es que el principal impulso de los cambios obedece a una
alianza entre los medios y la opinión pública, que tienen al frente
instituciones con una escasa capacidad de movimiento, quizás a excepción de
la fiscalía. Las demandas anticorrupción de esa alianza ya tienen logros
–como la anulación del peaje de Puente Piedra y las restricciones a los
movimientos de algunos investigados– aunque todavía no tiene “calle” de un
modo sostenido, ni representación política. A eso se debe que la inicial
consigna de que “se vayan todos” sea débil y marginal, aunque podría crecer
en intensidad si se aprecia que los procesos judiciales tienden a la
impunidad o a la demora.
El tercer dato de
este nuevo momento es que esta larga crisis parece haber tomado por sorpresa
a todos a pesar de que las denuncias brotaron hace más de un año. El cuadro
formado presenta una evolución caótica y está a la espera de respuestas institucionales.
Una de ellas pudo provenir del Congreso, especialmente de la comisión
Lavajato, la que parece haber desestimado esta posibilidad decantándose por
una investigación bulliciosa y poco profesional. En un terreno fértil para la
movilización contra la corrupción, solo una parte de la izquierda, la
liderada por Verónika Mendoza, ha ensayado un llamado a la vigilancia
ciudadana.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/841237-nueva-crisis-y-nuevo-escenario
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viernes, 20 de enero de 2017
OPINIONES 20/01/2017
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