El BCR y la mala macroeconomía - Pedro Francke
El paquete del Gobierno - Augusto Álvarez Rodrich
Lucho sabe mucho - Rosa María Palacios
Más fronteras, menos mercados - Mirko Lauer
Minería informal y exclusión - Roberto Abusada Salah
Nosotros robamos menos, ¿sí? - Pedro Tenorio
Si es ‘malo’ sale y si es bueno digo que es mío - Luis Davelouis
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Con PPK en Palacio
César Lévano
No soy un
periodista asiduo de Palacio de Gobierno. Pocas veces he aterrizado ahí a lo
largo de varios presidentes: Alan García, Alejandro Toledo, Valentín
Paniagua. Ayer fui invitado igual que otros 40 colegas, al desayuno de
Trabajo en que el Poder Ejecutivo explicó el alcance de los decretos
legislativos dictados con autorización del Congreso.
Hay que saludar,
en primer término, el hecho de que el Congreso, de abrumadora mayoría
fujimorista, concediera esas facultades al Poder Ejecutivo, pese a ásperas discrepancias
entre los dos poderes del Estado.
Buen número de los
decretos son positivos y pueden mejorar los índices de nivel de vida, moral
pública y seguridad ciudadana. Los referidos al proyecto de agua potable y
servicios sanitarios al ciento por ciento de los pobladores es digno de
aplauso. Entre otras cosas, porque no parece convalidar los planes de
privatizar Sedapal.
En el Campo de la
lucha contra la corrupción pública y contra el crimen organizado hay asimismo
avances. La muerte civil implantada para que los corruptos no trabajen nunca
más en el Estado, así como la responsabilidad administrativa y penal de las
empresas comprendidas en casos de corrupción.
El fortalecimiento
de la acción contra el crimen organizado atiende un clamor de los ciudadanos,
y en particular de los sindicatos. En esta columna nos hemos hecho eco de la
protesta y la congoja de la Federación de Trabajadores en Construcción Civil,
que ha padecido el asesinato de muchos de sus dirigentes. Hemos denunciado
también el hilo político de las bandas criminales, creadas para combatir el
sindicalismo independiente, pero que se han convertido en semillas de crimen
y muerte contra otros sectores de la sociedad.
En la información
difundida ayer en Palacio se precisa que quien promueva, organice, constituya
e integre una organización criminal de tres o más miembros será penado con
carcelería entre ocho y quince años. Los líderes, jefes o financistas tendrán
de 15 a 20 años de cárcel. Igual condena se les aplicará si causan muerte o
lesiones graves durante su acción delictiva.
En la reunión
palaciega me reencontré con PPK, a quien conozco desde los días en que éramos
vecinos en el edificio La Nacional, sede de CARETAS. Me sorprendió su réplica
cuando le comenté: “después de años…”:
-Yo te leo todos
los días.
http://diariouno.pe/columna/con-ppk-en-palacio/
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El BCR y la mala macroeconomía
Pedro Francke
El directorio del
Banco Central de Reserva con la presencia de los directores fujimoristas José
Chlimper y Rafael Rey ya empezó a actuar. Dos primeras decisiones importantes
han sido continuar la misma política monetaria de antes manteniendo su tasa
de interés de referencia y emitir un Reporte de Inflación que resume una
visión económica similar a la muy optimista del Ministerio de Economía y
Finanzas.
Ambas decisiones
tienen grandes implicancias económicas. Continuar con la tasa de interés en
el alto nivel en el que está mantiene un elevado costo para quienes tienen un
crédito bancario. En efecto, las tasas de interés activas se mantienen por
encima del 20 por ciento en promedio, con picos encima del 100 por ciento.
Estas altas tasas de interés reflejan fuertes ganancias de los bancos y
tienen como base las tasas de interés que fija el BCR. Si a Ud. le parece
caro lo que paga por su crédito de carro o de consumo, acá hay un primer
responsable.
Por otro lado, al
mantener altas las tasas de interés en vez de reducirlas como propusimos con
Verónika Mendoza la campaña electoral pasada, el BCR enfría la economía.
Actúa contra la inversión privada, cuyos costos se elevan. Frena también el
consumo, ya que las familias deben pagar más por sus créditos, restándoles capacidad
de compra. Esto puede ser necesario cuando la economía está sobrecalentada
por demasiada demanda. No es el caso hoy en el Perú: la demanda interna
apenas crece en 1% anual, muy por debajo del crecimiento potencial calculado
en 4% cuando menos. Si hoy hay menos puestos de trabajo que hace un año y la
industria y la construcción están detenidas, ya sabe quiénes son algunos de
los responsables.
El BCR también ha
sacado su “Reporte de Inflación”, en el que sustenta las súper-optimistas
proyecciones de recaudación y crecimiento del MEF para 2017. Aunque este año
la inversión privada sigue cayendo, no hay demanda y los cambios en EEUU no
nos ayudan, dicen que la inversión privada no minera crecerá 6% el próximo
año. Más increíble es su proyección de la inversión pública, que pronostican
crecerá 7,4%, cuando el presupuesto aprobado prácticamente congela esa
inversión.
El BCR también
subvalora los riesgos de que la sequía, el aumento del precio del petróleo y
el alza del dólar empujen la inflación hacia arriba. En este caso, no es de
extrañar: en los últimos años el BCR ha rebasado su propia meta de inflación
continuamente.
Dos cosas quedan
claras. La primera es que hay un continuismo total en el BCR. Habrá ingresado
el fujimorismo pero nada cambia, lo que no es de extrañar, tanto porque
comparten la misma política neoliberal, como a que ya Chlimper estuvo antes
en el mismo directorio (nombrado por Alan García 2006-2011). La segunda cosa
que queda muy clara es que el co-gobierno PPK-Fujimori en política económica
marcha viento en popa.
http://diariouno.pe/columna/el-bcr-y-la-mala-macroeconomia/
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El paquete del Gobierno
Augusto Álvarez Rodrich
Es mejor
desconfiar del que tiene la ingenuidad de creer que un país se transforma a
punta de leyes, pero no hay duda de que un marco legal apropiado es clave
para emprender nuevas políticas públicas si se tiene capacidad de gestión
para ponerlas en marcha en la dirección correcta.
Ese debiera ser el
espíritu que anime al gobierno del presidente Pedro Pablo Kuczynski con la
promulgación de 112 decretos legislativos (DL) en cinco áreas cruciales para
cumplir su promesa de campaña: que el Perú avance hacia ser un país más justo
y moderno y con más oportunidades.
Las cinco áreas
son: cobertura de agua y saneamiento; reactivación económica y formalización;
anti corrupción; seguridad ciudadana; y simplificación administrativa.
Algunas áreas
constituyen una demanda ciudadana crucial, como la seguridad, cuyo deterioro
profundo en los últimos años convierte su atención en una urgencia en la que,
de no haber mejoras sustantivas, hará que este período gubernamental se
sienta, en su conjunto, como un fracaso.
En este rubro los
DL apuntan a combatir al crimen organizado, la tenencia ilegal de armas, y la
corrupción en la policía. El objetivo es recuperar la confianza de la
sociedad en la policía y reducir las víctimas de robo de 14.8% en la
actualidad a 10.5% al 2018.
Un tema vinculado,
de profunda preocupación ciudadana, es la lucha contra la corrupción
especialmente ahora con Lava Jato. Aquí los DL buscan cambios en la
prevención, persecución y sanción, y reinserción.
Otra urgencia de
la gente es la reactivación económica. El gobierno ha promulgado normas que
buscan, además de la formalización, facilitar las inversiones de todo nivel
pero con especial atención a la clase media y los pequeños empresarios.
Hay otros dos
rubros que pueden ser trascendentales. Uno es la simplificación
administrativa que busca poner el Estado al servicio del ciudadano mediante
la optimización, automatización o eliminación de trámites, y el reforzamiento
de los organismos estatales encargados de protegerlo.
El otro radica en
el agua y saneamiento, en el cual se ha creado todo un marco distinto que
parece lo más revolucionario de todo el paquete de los 112 DL y cuyo objetivo
es que en el año 2021 el 100% de peruanos cuenten con el servicio de agua
potable y alcantarillado las 24 horas del día.
Se trata, en
resumen, de un conjunto de leyes que busca cambiar la vida de las personas
para transformar el Perú. Ojalá que el gobierno lo sepa defender en el
Congreso para que no sea recortado, y que lo pueda poner en marcha con una
buena gestión.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/838293-el-paquete-del-gobierno
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Lucho sabe mucho
Rosa María Palacios
Los actos de
violencia son condenables y deben ser perseguidos, sea cual sea su causa. En
eso no se puede ser débil. Destruir propiedad pública o privada debe terminar
con la detención y juzgamiento severo de los culpables. En las últimas
semanas del año todos vimos lo que pasó en Huaycan y ahora en Puente Piedra.
Esos actos no pueden ser justificados bajo ninguna circunstancia.
Aclarado el punto,
los hechos de violencia por una caseta de peaje adicional – en sentido
inverso del tránsito a la pre existente – en el distrito de Puente Piedra revelaron la existencia de
serias irregularidades – termino muy amable – en la ejecución del contrato de
concesión de Rutas de Lima, en donde el concedente es la Municipalidad Metropolitana
de Lima y el concesionario es la auto declarada corrupta empresa constructora
brasilera Odebrecht.
La razón por la
que el Estado concesiona una obra pública es simple. No tiene el dinero para
satisfacer hoy una necesidad pública impostergable. Es decir, necesita que el
concesionario ponga el capital hoy, ejecute la obra, beneficie a la sociedad
con la prestación del servicio lo más rápido posible y se cobre a lo largo de
la vida útil de la obra. Esa es la idea. Una concesión donde el capital lo
pone el Estado integramente, o peor, lo pone usted directamente, no tiene
sentido. Para ese resultado es mejor que el Estado ejecute la obra solo y por
los años que le demore recaudar lo necesario para hacerlo. Sino ¿cuál es el
beneficio?
Luis Castañeda ha
pretendido, una vez más, agarrarnos de idiotas. Eso, no es delito. Es culpa
nuestra que se lo permitamos. Pero,
¿darle beneficios indebidos a un concesionario? Eso, sí lo es. Y de
eso, Lucho no dice una palabra. Su defensa frente al nuevo peaje es que “el
contrato lo ata de manos”. Mentira.
A pocos días del
estallido social escuche – contrato en mano – a Gustavo Guerra García, un
experto en concesiones que trabajó en el periodo Villarán, explicar las cosas
que nuestro Alcalde oculta. Algunas son indicios claros de actividad
delictiva.
Lo primero es que
el contrato de concesión con Odebrecht sólo permitía recaudar en los peajes
pre existentes con un reajuste tarifario gradual a lo largo del tiempo. Es
decir, subir 0,50 centavos el peaje si esta permitido. Eso, podía hacerse. Lo
que NO podía hacerse es poner un nuevo peaje ahí donde nunca existió hasta
que no CONCLUYAN las obras. El integro de ellas. Y eso ¿ha sucedido? No, no
ha sucedido. Entonces, ¿por qué la Municipalidad autorizó ese peaje? ¿Acaso
eso es lo que dice el contrato?
Lo segundo es que
la Municipalidad debía liderar un proceso de conversaciones para ver la mejor
ubicación futura de ese peaje. Esta no era al lado del pre existente. Hay
zonas en el trayecto con menor densidad poblacional. El peaje no es para
quien recorre 3 kilómetros. Eso es absurdo. El peaje es para distancias
largas. ¿Conversó Castañeda con los Alcaldes del norte de Lima cómo se lo
solicitaron? Nunca. ¿Por qué? Ahí no basta con escudarse en la mudez. La
responsabilidad es suya. En el mismo día, subió el peaje, puso uno nuevo y
quitó el subsidió al transporte de carga de larga distancia que pagaba peaje
al MTC en el cercano Ancón. ¿Esa es una gestión eficiente? No lo creo. Lo que
Lucho ha demostrado es ser un pésimo gestor. Pero esto puede tener, como
veremos, otra explicación.
Lo tercero, y esto
es gravísimo, es que se le ha entregado a Odebrecht el 4% de la recaudación
del peaje que estaba reservada a la Municipalidad. Se ha modificado
sustancialmente el contrato sin seguir la vía regular – addenda, revisión y
aprobación del MEF – sólo por resolución del Concejo. ¿Por qué motivo? Nadie
lo sabe. Es decir, se ha regalado al concesionario una montaña de dinero,
cuando Marcelo Odebrecht ya estaba preso y todos sabíamos de los delitos de
corrupción cometidos en el Brasil por esta empresa. La única razón posible es
ayudar a la empresa a vender la concesión con mayor solidez. ¿Va a hacer eso el Alcalde de Lima a cambio
de nada?
Y por enésima vez
el Mudo tiene muditos. ¿Donde esta la gran prensa dando la pelea? El Alcalde ya
hizo un chanchullo con OAS ahí sí, modificando un contrato y quitándole al
Rímac y a la comunidad Shipiba de Cantagallo un futuro mejor para hacer un by
pass que nadie pidió y que hoy no sirve para nada.
En redes, los
fujitrolls tienen la orden de destruir a la izquierda y tienen en Susana
Villarán la excusa perfecta. Aunque ella no milite en Fuerza Social, igual
es, van por todos. Lo que esta demostrado hasta hoy, es que al menos ella no
tienen ninguna imputación por corrupción y que sus signos exteriores de
riqueza son mas de bien de pobreza. Digna pobreza de un ex funcionario
público, como debe ser.
¿Era necesaria la
concesión de Rutas de Lima? Eso es indudable. La Municipalidad no tiene como
hacer mas de treinta intercambios viales en 140 kilómetros de vías, ni como
ampliar la autopista Rámiro Priale hasta Chosica en 5 años. La única forma es
con el capital del concesionario. Pero de ahí a trasgredir el propio contrato
y decir con hipocresía “estoy atado de manos” hay un camino bien largo.
Lucho sabe mucho.
Pero, salvo una pequeña y perseguida oposición municipal, nadie le hace las
preguntas que el Ministerio Público ya le debería estar haciendo, hace mucho
tiempo.
http://rosamariapalacios.pe/2017/01/09/lucho-sabe-mucho/
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Más fronteras, menos mercados
Mirko Lauer
Con la
globalización la vida de los automóviles es compleja. Con las fábricas de
componentes, las plantas de ensamblaje y las empresas propietarias dispersas
por el mundo, en muchos países no hay cómo saber si un automóvil es nacional
o importado. Una pluralidad de identidades en medio de la cual la marca de
fábrica no ayuda.
Esto está
empezando a cambiar. El próximo gobierno de Donald Trump ya está presionando
para que los fabricantes de automóviles muden sus plantas a los EEUU. Detrás
de esto inevitablemente llegarán impuestos a la importación, y no solo para
vehículos, sino para todo bien que los EEUU sean capaces de producir.
La idea es
preservar puestos de trabajo y mantener ganancias en el país, aun a expensas
de un encarecimiento. Con lo cual el famoso muro en la frontera mexicana en
cierto modo puede terminar abarcando el mundo. Si esto prospera, es poco
probable que los países afectados por el proteccionismo puedan dejar de ir
avanzando también ellos en la misma dirección.
Sin duda el Perú
puede terminar entre los afectados. Por ejemplo el camino para vender muchos
de nuestros productos agrícolas al gran mercado de los EEUU ha sido un camino
cuesta arriba desde mediados de los años 90, incluso en el contexto del TLC.
Pronto los productores de ese país tendrían más apoyo estatal para bloquear
la competencia de fuera.
Sin embargo los
agricultores consideran que la estructura de mutuas ventajas EEUU-Perú en el
intercambio protege a nuestro país. Ni Trump querría una inflación en el 50%
de alimentos que EEUU importa. Además, en términos generales, la balanza
comercial es favorable al país del norte.
Un problema con el
escenario proteccionista es que prepararse para enfrentarlo ya es tener que
empezar a recorrer el camino proteccionista. Es difícil imaginar un mundo que
siga practicando el libre comercio al margen del proteccionismo de Trump. Más
fácil es ir pensando en una guerra comercial que lo cubriría todo.
Aquí hemos vivido
larguísimos periodos de proteccionismo, y sabemos qué se siente: las alzas de
precios para el consumidor local casi no tienen límites, pero la capacidad
productiva (que incluye exportadora) de las empresas sí. La perspectiva de
una contracción de la economía peruana sería evidente.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/838291-mas-fronteras-menos-mercados
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Minería informal y exclusión
Roberto Abusada Salah
El Estado lleva
años intentando sin éxito formalizar a la minería informal. El esfuerzo del
anterior gobierno constituye un amplio catálogo de desatinos. Se le exigía a
un minero artesanal que extrae unas cuantas latas de piedras al día los
mismos requisitos que a una mina que procesa 300.000 toneladas diarias, o la
aplicación de métodos que rayan con lo socialmente criminal, como dinamitar
maquinarias que bien se podrían decomisar. La idea de que tales políticas
podrían cumplir algún objetivo benéfico es solo concebible emergiendo de
algún conjunto de mentes perturbadas. Del total de mineros informales, unos
70 mil se acogieron al proceso de formalización ofrecido por el Estado, y
solo el 0,2% de ellos pudo sortear los alucinantes requisitos. Lograba así el
‘Gobierno de la inclusión’ perpetrar una innoble tarea de exclusión masiva.
Con los decretos
legislativos 1293 y 1336 emitidos por el Ejecutivo en los últimos doce días,
al amparo de las facultades delegadas por el Congreso, se intentará
nuevamente formalizar a la minería informal. Estos decretos demuestran un
grado de comprensión conmensurablemente mayor del problema de la informalidad
minera, pero son insuficientes para lograr el objetivo, y menos aun bajo la
administración de los gobiernos regionales.
Se debe
diferenciar la minería artesanal de socavón que opera principalmente en zonas
desérticas y que ocupa al grueso de los informales, de la minería aluvial de
oro en las zonas de selva. La primera no incluye necesariamente el
procesamiento metalúrgico, mientras que la aluvial utiliza mercurio que se
ventea en el medio ambiente causando un daño enorme que trasciende al área de
sus operaciones. Al daño que causa esta última modalidad de explotación, hay
que agregar el de la deforestación. Ante las acciones de interdicción y la
imposibilidad de cumplir con barreras absurdas, los mineros aluviales
conservan sus áreas concesionadas como coartada, pero obligados por tales
barreras se internan en la selva afectando áreas de reserva. Esto no implica
que se deba prohibir la minería aluvial, sino obligar a cambiar el actual
proceso de extracción del oro por el que se usa en países ambientalmente
responsables como Canadá, donde el circuito cerrado para el uso del mercurio
es obligatorio, evitando que se disperse en el ambiente.
Tanto en el caso
de la minería de socavón como en el de la aluvial, se debe partir por
prohibir el uso de cianuro y mercurio fuera de las plantas donde se procese
el mineral.
El Estado debe
controlar estrictamente la utilización de estos insumos, y ayudar a que todos
los mineros pequeños y artesanales tengan acceso a plantas de procesamiento
formales, fomentando a la vez el incremento de estas en todo el territorio.
Un ente estatal especializado, ubicado en la vecindad de las plantas, concentraría
todas las tareas de asistencia en formalización, impartiría directivas de
seguridad laboral y asistencia técnica general, además de verificar el
cumplimiento tributario. El pequeño minero vería sus ingresos incrementados
al tener acceso a un proceso industrial eficiente.
Las ideas aquí
expuestas ciertamente son solo esquemáticas, y excluyen la consideración de
varias otras medidas a adoptar como la necesidad de normar un sistema
razonable para la adquisición, transporte, almacenamiento y uso de muy
pequeñas cantidades de explosivos, poniendo fin a la ilegal venta de estos a
informales por parte de muchos municipios y gobiernos regionales. También la
conveniencia de elevar los derechos de vigencia de concesiones en áreas de
explotación aluvial para financiar tareas de reforestación. Igualmente, se
deberá considerar la disminución del tamaño mínimo del área denunciable,
adecuándola a las características de la minería artesanal, y permitir por
ejemplo denunciar una cuarta parte del actual mínimo de las cien hectáreas
que abarca una cuadrícula del catastro minero.
Hoy los
empresarios de la mediana y gran minería mantienen con la minería informal
una relación de mutua desconfianza. A partir de las disposiciones de la nueva
legislación que facilita los acuerdos entre estos dos grupos es posible que
se empiece a construir un mejor nivel de entendimiento. Más aun, la gran
minería puede encontrar en el pequeño minero a un defensor de la industria
minera, evitando que en su marginación se sienta tentado, como ahora, a
volcar su simpatía hacia el movimiento antiminero.
Lo que sí se puede
afirmar con convicción es que el Estado no puede seguir cual avestruz
enterrando la cabeza en la arena, desatendiendo el derecho a ganarse la vida
de cientos de miles de peruanos, avalando el despectivo epíteto de “minería
mendicante” con el que alguien describió alguna vez a la actividad que
permite que miles de compatriotas encuentren su sustento.
http://elcomercio.pe/opinion/columnistas/mineria-informal-y-exclusion-roberto-abusada-salah-noticia-1959405
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Nosotros robamos menos, ¿sí?
Pedro Tenorio
No veo un sincero
afán fiscalizador en los miembros de la Comisión Lava Jato del Congreso, ni
en la mayoría de políticos que opinan al respecto. Al menos no todavía. Lo
que observo es una suerte de “todos contra todos” estupenda para ganar
titulares y atacar a los adversarios de turno, pero no para garantizar el
tipo de investigación capaz de librarnos (o al menos intentarlo seriamente)
de todo atisbo de corrupción.
Lo vemos a diario:
una mayoría fujimorista que apunta casi exclusivamente al gobierno humalista
y al de Alejandro Toledo, como también a Susana Villarán luego de su paso por
la Alcaldía de Lima; y antifujimoristas que, por su lado, exigen que se
incluya en las pesquisas la década de Alberto Fujimori y, sobre todo, a Alan
García y a Luis Castañeda Lossio. Como punto de partida no estaría mal. Sin
embargo, todos se mueven casi exclusivamente en torno a sus fobias. Disparan
cifras dejando en el aire una sensación de “Nosotros robamos menos” que, si
no se han dado cuenta, deja pésimo a todos.
A tres semanas de
detonado el escándalo, en el Congreso son pocas las voces que proponen una
investigación seria, discreta en sus estrategias y hallazgos preliminares
hasta dar con un resultado decisivo, y donde podamos conocer la verdad de los
millones contratados como obra pública desde las arcas del Estado durante las
últimas décadas. Caiga quien caiga, sí, pero en serio.
De ahí que los
miembros de la Comisión Lava Jato deban pasar del verso a la acción: alcanzar
cuanto antes consensos sobre un plan de trabajo que permita determinar
objetivamente las responsabilidades de todo funcionario que resulte
comprometido con los sobornos admitidos por Odebrecht y las empresas
constructoras brasileñas que han operado en el Perú. Y que vaya más allá,
pues este “megacaso” crecerá en intensidad en las próximas semanas. El
Parlamento requiere una línea de investigación que acompañe activamente –y no
entorpezca– los esfuerzos de la fiscalía y de las procuradurías a cargo.
Si no lo hace se
pone en la línea de fuego de otros actores que se consideran ajenos a la
mancha corruptora. Ahí está Julio Guzmán, en pleno proceso de recolección de
firmas para inscribir su partido, llamando a “jubilar” a los dinosaurios que
no pudo extinguir políticamente el verano pasado. Y no es el único.
Al menos el
gobierno entendió que no podía seguir siendo laxo y ha presentado algunas
iniciativas anticorrupción, lo que es solo un comienzo. Pedro Pablo Kuczynski
sabe que el tema podría afectarlo políticamente dada su participación clave
en la administración Toledo, por lo que debe actuar con serenidad –¡cualquier
paso en falso parecería encubrimiento!– en los próximos meses. Cuidado, señor
presidente.
http://elcomercio.pe/opinion/rincon-del-autor/nosotros-robamos-menos-si-pedro-tenorio-noticia-1959387
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Si es ‘malo’ sale y si es bueno digo que es mío
Luis Davelouis
Ya fueron
publicados los 112 decretos legislativos que el Poder Ejecutivo elaboró en el
marco de las facultades delegadas por el Congreso. Por lo expresado por el
presidente del Consejo de Ministros, Fernando Zavala (parte interesada, hay
que decirlo), en una columna publicada en El Comercio, se trata de un paquete
de normas que le permitirán al gobierno conducirse con calma y cumplir con
los ofrecimientos que el presidente Pedro Pablo Kuczynski hizo en campaña y
atender también algunas deudas que el Estado mantiene con varios colectivos
de ciudadanos (deudas de muy larga data y eso también hay que decirlo).
Para poder
comentar cabalmente esos decretos, hay que esperar a que se publiquen las fes
de erratas respectivas que, aunque no sean muy numerosas, pueden cambiar de
manera sustancial la forma en la que esas normas son interpretadas.
Por eso, sorprende
que el congresista fujimorista Miguel Torres haya declarado que “[…] si no
nos gusta algún decreto [pero] ha sido emitido dentro de las facultades,
entonces debemos esperar que algún congresista presente algún proyecto de ley
y que se analice en las comisiones para su votación en el Pleno”. Es decir,
yo tengo 72 escaños, así que si considero que no me gusta algún decreto, ¿me
lo bajo sí o sí?
Y fue más allá:
“Si encontramos un decreto que ha ido más allá de las facultades […] pero que
tiene un buen contenido […] buena intención, lo que correspondería es que se
derogue e inmediatamente se presente un proyecto de ley con el mismo
contenido, para que el Congreso lo apruebe”. O sea, ¿elimino tu norma y luego
apruebo una igualita pero con mi firma?
¿Si es ‘malo’, lo
elimino, y si es bueno, digo que es mío? Espero que no.
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