viernes, 6 de enero de 2017

OPÍNIONES 06/01/2016

Alzas en tiempo de la cólera - César Lévano
Corrupción - Luis Davelouis
Mi pata es chévere - Marco Sifuentes
No a los puestos de trabajo subsidiados - Iván Alonso
Posverdad: la palabra del año 2016 - Alejandro Teitelbaum
PPK y su resistencia a la política - Santiago Pedraglio
Rechazamos la reforma laboral contra los trabajadores - Mario Huamán Rivera
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Alzas en tiempo de la cólera

César Lévano

La violenta protesta de ayer en Puente Piedra por un cambio en la tarifa del peaje expresa la crispación ciudadana por las continuas alzas en el costo de vida. Ese mismo estado de ánimo se exhibe en el descontento por el hecho de que el público pague a través de sus recibos de electricidad un subsidio para financiar el gasoducto del sur.

Varias bancadas del Congreso elaboran proyectos para eliminar ese cobro abusivo, destinado a reemplazar la inversión privada de un consorcio encabezado por Odebrecht.

Al mismo tiempo, el continente es recorrido por una ola de protestas. En México, el pueblo se ha alzado contra la subida de los combustibles hasta en 20 por ciento. El país azteca ha experimentado cinco días de desórdenes en las principales ciudades. Esto ha causado ya una muerte y la detención de más de 500 personas, señal del carácter masivo de la lucha.

Nada perturba, sin embargo, al presidente de México, Enrique Peña Nieto. Acaba de declarar que no dará marcha atrás en la medida, “porque los efectos serían peores”. El político que ejerce el poder en contra de Pemex, la petrolera estatal, y prometió privatizarla en parte, sabe que eso ofende la historia y la dignidad de México. Ahora le echa la culpa a los precios internacionales del petróleo, que ha empezado a subir. Cabe preguntarse: ¿qué tiene que ver el precio internacional con el precio interno?

En Argentina, gobernada por otro neoliberal, no se detiene la marea de las alzas, así como crecen las justas protestas.

El panorama latinoamericano es de crisis económica y descontento, y de fracaso de la receta del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. La derecha más ciega se niega a aceptar esa realidad.

El miércoles, el empecinado Jaime de Althaus aseguró que el anuncio de Ford de retirar de México una inversión de 1.600 millones de dólares, inspirado en el programa proteccionista de Donald Trump, estaba condenado al fracaso porque no obedece a las leyes del mercado.

¿Cuáles leyes? ¿las de Odebrecht, las de Mauricio Macri, las de Peña Nieto? ¿Las de los políticos corruptos como los neoliberales Alberto Fujimori, Alan García, Alejandro Toledo, Ollanta Humala, dispuestos a vender el país por una coima en dólares?

Lo que apena en el caso peruano es que no existe un frente que encarne y guíe el descontento. Lo que hay acá es una izquierda dividida, dividida por infiltrada. La derecha del quijotismo reaccionario, no tiene –por el momento– un gallo que le dé pelea.


http://diariouno.pe/columna/alzas-en-tiempo-de-la-colera/


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Corrupción


Luis Davelouis



¿Estamos preparados para enfrentar la corrupción? Claramente, no. Hay dos cosas que me mantienen escéptico con respecto a los resultados de la investigación del caso Odebrecht y demás constructoras brasileras en el Perú.
La primera es el rol pasivo de la Fiscalía. Para que la situación se parezca a lo que sucede en Brasil, Marcelo Odebrecht tendría que estar en su casa entregándole a la justicia de ese país la información que él considera conveniente a cambio de un adelanto de reparación civil por el daño causado.

Pero no, Odebrecht está preso, como varios de sus socios y funcionarios, sus cuentas y las de la empresa congeladas, las oficinas cerradas y decenas de personas con comparecencia. Y todos obligados a colaborar para no ir demasiado tiempo al bote. En el Perú, Odebrecht hizo negocios por más de US$15,000 millones, pero no le cierran la oficina, no detienen a nadie y no congelan nada. Y todo a cambio de S/30 millones y una promesa de colaboración eficaz. Aquí se la llevan fácil.

Lo segundo es que, mirando el espejo de lo ocurrido tras la caída del régimen más corrupto de la historia reciente de nuestro país, muchísima gente involucrada salió bien librada. O porque su vladivideo nunca salió, o porque alguien se lo llevó, lo quemó o lo compró. O porque ante el tamaño de la corrupción de algunos la suya no parecía tan importante.

Y si eso pasó con un aparato de justicia independiente, aislado de todo lo demás que pudiera contaminarlo, ¿cómo será ahora que no existe tal aislamiento y la corrupción que se investiga involucra –posiblemente– a todos los gobiernos desde 1980?

Julia Príncipe ha sido fotografiada en una fiesta departiendo con connotados personajes por su polémica relación con la transparencia. Jodido, ¿no?


http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-corrupcion-2267021

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Mi pata es chévere

Marco Sifuentes


Axioma: En nuestro medio existe la tendencia a destacar la valía de una persona en función a la cercanía personal preexistente.

Ejemplo: la función y la gestión de Jaime Saavedra eran suficientemente valiosas por sí mismas como para generar argumentos de sobra para defenderlas del ataque de los conservadores y de los aliados de las universidades de medio pelo. Sin embargo, para algunos líderes de opinión lo importante de Saavedra era que lo conocían de chiquito y, por tanto, no podía ser un corrupto comeniños. Pero allí no quedó la cosa. Quienes ya estaban convencidos de no entregar la cabeza de Saavedra a los sectores más retardatarios de la sociedad celebraron que el ahora ex ministro fuera amigo de alguien de chiquito y se dedicaron a difundir ese argumento.

Vamos, nadie está descubriendo la pólvora aquí. En todos lados las apelaciones emocionales triunfan sobre cualquier argumento racional. En todos lados tener alguna cercanía –sobre todo si es de larga data– con un personaje influyente es como tener un ‘cheat code’ en el videojuego de la vida. En todos lados, la gente difunde sin pensar cualquier “contenido” que refuerce sus propias convicciones ya establecidas.

El problema es que, últimamente, estos fenómenos se están reforzando y convergiendo en ese nuevo orden social que es la posverdad (que no es una forma huachafa de llamar a la mentira, sino que denomina al estado de cosas, exacerbado por las redes, en el cual tener la razón no es suficiente ni necesario para convencer a nadie y en cual toda afirmación que lleve un # delante se convierte en dogma).

Esto no es exclusivo de ninguna tienda política. Imaginemos algo: el “sospechoso de Larcomar” cuyo rostro difundió el Ministerio del Interior. ¿No le habría costado la cartera a Basombrío si el sospechoso fuera ‘gentita’? ¿Si, digamos, hubiese estudiado, como medio Gabinete, en la PUCP o en la Pacífico? Pero como se trata de un simple trabajador, su imagen fue vulnerada y sometida a escarnio público sin mayores consecuencias.

Una más. Odebrecht corrompió gobiernos nacionales y locales, pero para algunos colegas de izquierda la gestión de Villarán no existió. ¿El proyecto vías nuevas de Lima? ¿Qué es eso? Seguro un invento ‘fujitroll’. Yo conozco a todititos los que trabajaron en la muni con Susana, estudiaron en mi cole y son chéveres. Ya pues.

Veamos. Los fujimoristas salivan con Lava Jato porque está consiguiendo que “el otro lado” caiga en un funesto “nosotros robamos menos” (y, por supuesto, porque les pone en bandeja el recurso de la vacancia, pero ese es un tema para otro día). Es más, están intentando establecer la narrativa según la cual “los medios” no dicen “nada” del tema (cuando lo cierto es que las denuncias contra esta empresa en el Perú vienen desde los primeros gobiernos de Fujimori y García y, de hecho, se incrementaron exponencialmente durante el de Humala). Deliran. Pero eso no quiere decir que no deba investigarse el caso como se debe. Que ellos no tengan razón no significa que nosotros debamos perderla.

http://elcomercio.pe/opinion/rincon-del-autor/mi-pata-chevere-marco-sifuentes-noticia-1958475


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No a los puestos de trabajo subsidiados

Iván Alonso


Se suponía que en el último consejo de ministros del año que acaba de terminar se iba a discutir un decreto legislativo para dar beneficios tributarios a las empresas que contraten nuevos trabajadores y los pongan en planilla. No sabemos qué pasó, pero el decreto no ha sido aprobado; al menos, no todavía. Quién sabe si para cuando este artículo se publique ya lo haya sido. Ojalá que no, porque no es una buena idea.

El beneficio tributario puede presentarse de distintas maneras, pero todas, en esencia, se reducen a lo mismo: que el estado pague directa o indirectamente una parte de los costos salariales y no salariales de los nuevos trabajadores; en otras palabras, un subsidio al empleo. Se trata, en apariencia, de una medida positiva porque incentivará la creación de puestos de trabajo formales. Pregúntese, sin embargo, el lector cuándo es que se necesita el subsidio.

Si una empresa estima, en base a los antecedentes, calificaciones o habilidades de una persona, que ésta es capaz de producir más de lo que cuesta mantenerla en planilla, no es necesario ningún subsidio para que la contrate. Sabe que le conviene porque agregará más a sus ingresos que a sus costos y contribuirá, por lo tanto, a aumentar sus utilidades. Pero esos trabajadores ya están contratados el día de hoy o lo estarán próximamente, con o sin beneficio tributario.

El beneficio tributario es necesario solamente cuando el trabajador no produce lo suficiente como para justificar el sueldo que se le paga más todos los costos no salariales que manda la ley. A la empresa, obviamente, no le conviene contratarlo, salvo que alguien –el estado, por ejemplo– asuma una parte del costo. En tales circunstancias, el subsidio puede servir para crear un puesto de trabajo, pero ese puesto de trabajo durará lo que dure el subsidio.

Seguramente el gobierno estará pensando en un subsidio temporal, hasta que la productividad del trabajador se nivele con el costo de contratarlo. Pero ¿cómo se enterará? ¿Va a mandar a la Sunafil a medirla? La empresa tiene un incentivo para no revelar los aumentos de productividad, si la consecuencia de hacerlo es perder el subsidio. Dudará también en subirle más adelante el sueldo al trabajador, así lo merezca, porque el gobierno podría interpretarlo como un reconocimiento de que la productividad ha aumentado y retirarle el subsidio.

Una alternativa es ponerles fecha de caducidad a los beneficios tributarios, como ha sugerido el primer ministro para todas las regulaciones que emita la administración pública. Pero no es una alternativa creíble porque al acercarse esa fecha el gobierno se enfrentará a la posibilidad de que algunas personas –o muchas, dependiendo de cuán efectivo resulte el decreto– pierdan su empleo. La vigencia de la norma se extenderá, primero, “por única vez” y luego terminará perpetuándose.

Hay otro peligro que se cierne sobre aquellas empresas que reciban los beneficios tributarios. El incentivo a la creación de empleo es, al mismo tiempo, un desincentivo a la inversión en tecnología, porque hace más barato que ciertas tareas se ejecuten manualmente. Eso, a la larga, las volverá menos competitivas.

Las interferencias con el mecanismo de oferta y demanda que regula los precios –y el salario es un precio también– tienen la mala costumbre de ocasionar más problemas de los que resuelven.

http://elcomercio.pe/opinion/mirada-de-fondo/no-puestos-trabajo-subsidiados-ivan-alonso-noticia-1958485



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Posverdad: la palabra del año 2016

Alejandro Teitelbaum


«Post-truth (posverdad): «Relativo o referido a circunstancias en las que los hechos objetivos son menos influyentes en la opinión pública que las emociones y las creencias personales».

Esta es la palabra del año para el Diccionario Oxford, que ha constatado un incremento en su uso “en el contexto del referéndum británico sobre la Unión Europea y las elecciones presidenciales en Estados Unidos”, hasta convertirse en un término habitual en los análisis políticos.

Según Oxford, el término se usó por primera vez en un artículo de Steve Tesich publicado en 1992 en la revista The Nation, en el que hablaba de la primera Guerra del Golfo. Tesich lamentaba que “nosotros, como pueblo libre, hemos decidido libremente que queremos vivir en una especie de mundo de la posverdad”, es decir, un mundo en el que la verdad ya no es importante ni relevante.

Oxford cita un artículo del Independent, publicado antes de las elecciones estadounidenses, en el que se apuntaba que tras las elecciones hemos pasado a vivir en la sociedad de la posverdad: “La verdad se ha devaluado tanto que ha pasado de ser el ideal del debate político a una moneda sin valor”. También otro de The Economist, titulado “El arte de la mentira”, en el que se dice que “Trump es el principal exponente de la política de la posverdad, que se basa en frases que ‘se sienten verdaderas’, pero que no tienen ninguna base real”.

En EL PAÍS, Soledad Gallego-Díaz escribía a finales de septiembre un artículo titulado “La era de la política posverdad”, en el que recordaba que "una cosa es exagerar u ocultar, y otra, mentir descarada y continuadamente sobre los hechos”.

Nada más cierto.

Entre muchos otros ejemplos, se manipulan, se omiten, se tergiversan o se falsifican desde las cifras de la desocupación o del costo de la vida, economistas muy mediatizados predican distintas variantes del TINA (no hay alternativa) thatcheriano y hasta se oculta la verdadera naturaleza del sangriento conflicto en Siria, llamando rebeldes (ya casi inexistentes como fuerza autónoma) a los terroristas (bien equipados y financiados por Occidente vía Arabia Saudita y Turquía). A los ataques de la aviación estadounidense se los llama «apoyo aéreo» y a los de la aviación rusa «masacre» y «genocidio».

La posverdad es el arma de desorientación masiva de la opinión pública que emplean los grandes medios de comunicación y todos los líderes políticos, no sólo Trump. Desorientación masiva que se revela muy útil para la preservación del sistema capitalista dominante, explotador, ecocida, represor y guerrerista.

Una de las pruebas de su eficacia son las contiendas electorales, donde la grandes mayorías creen votar por la mejor alternativa cuando en realidad están eligiendo entre la sartén y el fuego, con una tendencia manifiesta a inclinarse ahora por el populismo de derecha en sus distintas variantes.

Esta desorientación masiva se extiende y agrava a causa de la falta de propuestas alternativas coherentes y consecuentes para construir un sistema socialista auténticamente democrático y realmente participativo con rotación periódica de los dirigentes, no reelegibles y sometidos a revocación.

Y por cierto, no hay ejemplos o modelos a los cuales referirse, mal que les pese a algunos opinólogos profesionales con sus escritos apologéticos sobre gobiernos supuestamente progresistas o revolucionarios de países que nunca han salido o en franca regresión a típicas sociedades duales de explotadores y explotados.

Es verdad que en el balance del fracaso de los distintos intentos de realizar cambios sociales radicales es imprescindible también tener en cuenta, además de los factores internos, la “variable externa”, dicho de otro modo, la agresión imperialista, como son los casos –entre otros– de medio siglo de embargo contra Cuba, de la “contra” armada y financiada por USA para hostigar con actos terroristas a la revolución sandinista en Nicaragua, el golpe de Estado contra Allende en Chile, la invasión a Guatemala en 1954, organizada por la CIA y financiada por la United Fruit, etc. etc.



http://rebelion.org/noticia.php?id=221323


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PPK y su resistencia a la política

Santiago Pedraglio



El presidente Pedro Pablo Kuczynski insiste en comportarse como ministro de Economía, presidente del Consejo de Ministros o banquero victorioso y relajado. Es lo que ha hecho en el pasado y lo que ha sabido hacer bastante bien. El cargo de presidente de la República es, sin embargo, esencialmente político, y él se niega a asumirlo así.

Para evidenciarlo, basta tomar como ejemplo tres señales, siempre tan importantes en la política.

La primera tiene que ver con el encuentro con Keiko Fujimori. Es comprensible que el presidente considerara urgente tener un contacto directo con ella, pero la forma fue desprolija. La reunión debió ser en Palacio –era el sitio “natural”– y sin intermediarios, más aun cuando la censura a su ministro de Educación no equivalió a una crisis de gobierno ni nada por el estilo. Tampoco debió permitir la difusión de fotos como esa en la capilla, en la que está arrodillado, detrás del arzobispo de Lima y de la lideresa de Fuerza Popular.

Otra señal es la poca importancia que le otorga a su bancada parlamentaria. Es cierto que hubo roces internos. Es verdad, además, que los 72 congresistas del FP son, cuantitativamente, más de cuatro veces los 18 de PPK. Pero las relaciones políticas no se miden con esa vara. Si bien minoritaria, su bancada debería –y podría– convertirse en un círculo de defensa mucho más poderoso de lo que PPK considera.

Finalmente, sus reiterados errores al hacer declaraciones son, también, señales de una actitud que ignora la política. En el caso del tratamiento tributario a Universitario y Alianza, hoy con grandes deudas que solventar, ¿por qué tenía que opinar sobre el asunto?

La reacción fácil consiste en cargarles la responsabilidad a sus asesores. Pero ¿tiene PPK operadores políticos?, ¿los toma en cuenta? En cualquier caso, parece que está escuchando poco. Prefiere creer, según todo lo indica, que la mejor forma de gobernar es apelando solo a la desenvoltura de un personaje canchero y exitoso.



http://peru21.pe/opinion/santiago-pedraglio-ppk-y-su-resistencia-politica-2267037


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Rechazamos la reforma laboral contra los trabajadores

Mario Huamán Rivera


La situación económica presenta signos de deterioro. Los alimentos suben en los mercados afectando la economía popular. Los trabajadores son despedidos o, como prefieren decir los empresarios, “no se renuevan los contratos”.

Por estos y otros problemas, el 3 de enero, en reunión con el ministro de Trabajo, Alfonso Grados, la CGTP expresó su preocupación y rechazo a las medidas que aparentan ser parte de un proceso de simplificación administrativa, pero realmente son una reforma laboral que contribuye a la precariedad laboral y que se hace en contra de los compromisos firmados por el presidente de la República con la CGTP.

Kuczynski se comprometió a no desarrollar ninguna reforma que precarice el empleo y a respetar los derechos existentes y las libertades sindicales. Nada de eso se ha cumplido. Expresamos nuestro rechazo a la nueva ley MYPES, el DS 013-2014-TR; la eliminación de la obligatoriedad de copia de contrato al MTPE; la eliminatoria del recurso de revisión contenido en el D.S. 017-2012-TR; entre otros cambios en materia laboral que ha perpetrado este Gobierno.

Este Gobierno debe retroceder en las modificaciones a la norma de Seguridad y Salud en el Trabajo, pues se ha eliminado los exámenes médicos obligatorios de ingreso al trabajo, por lo que será difícil constatar una enfermedad profesional. Asimismo, está pendiente la dación de los reglamentos de salud y seguridad en sectores claves como Agroindustria, Salud y Construcción Civil.

Exigimos la promulgación del Reglamento de la Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo, del nuevo Reglamento de la Ley de Tercerización y la modificación de los reglamentos internos de las empresas; los proyectos de estos dos últimos fueron presentados hace más de cinco años por la CGTP.

Actualmente, se limita el plazo para el registro sindical a dos días útiles, se exige un notario para validar trámites internos y no se reconoce la cuota sindical en organizaciones de segundo y tercer grado. Eso debe cambiar. Es necesaria la revisión de los registros sindicales de Construcción Civil para derogar los que pertenecen a bandas delincuenciales.

Demandamos la plena vigencia y respeto irrestricto de la negociación colectiva. Es necesario fortalecer el Arbitraje Potestativo y no eliminarlo, así como la Mediación que actualmente es sólo retórica. Demandamos la derogatoria de la Ley Servir por ser contraria al derecho internacional en materia de negociación colectiva y libertad sindical.

El diálogo social es legítimo cuando llega a acuerdos y resultados concretos. Exigimos que el Ministerio de Trabajo recoja todo lo expuesto por la CGTP, como parte del cumplimiento de los compromisos firmados por Pedro Pablo Kuczynski con la clase trabajadora.

http://diariouno.pe/columna/rechazamos-la-reforma-laboral-contra-los-trabajadores/


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