Corrupción - Luis Davelouis
Mi pata es chévere - Marco Sifuentes
No a los puestos de trabajo subsidiados - Iván Alonso
Posverdad: la palabra del año 2016 - Alejandro Teitelbaum
PPK y su resistencia a la política - Santiago Pedraglio
Rechazamos la reforma laboral contra los trabajadores - Mario Huamán Rivera
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Alzas en tiempo de la cólera
César Lévano
La violenta
protesta de ayer en Puente Piedra por un cambio en la tarifa del peaje
expresa la crispación ciudadana por las continuas alzas en el costo de vida.
Ese mismo estado de ánimo se exhibe en el descontento por el hecho de que el
público pague a través de sus recibos de electricidad un subsidio para
financiar el gasoducto del sur.
Varias bancadas
del Congreso elaboran proyectos para eliminar ese cobro abusivo, destinado a
reemplazar la inversión privada de un consorcio encabezado por Odebrecht.
Al mismo tiempo,
el continente es recorrido por una ola de protestas. En México, el pueblo se
ha alzado contra la subida de los combustibles hasta en 20 por ciento. El
país azteca ha experimentado cinco días de desórdenes en las principales
ciudades. Esto ha causado ya una muerte y la detención de más de 500
personas, señal del carácter masivo de la lucha.
Nada perturba, sin
embargo, al presidente de México, Enrique Peña Nieto. Acaba de declarar que
no dará marcha atrás en la medida, “porque los efectos serían peores”. El
político que ejerce el poder en contra de Pemex, la petrolera estatal, y
prometió privatizarla en parte, sabe que eso ofende la historia y la dignidad
de México. Ahora le echa la culpa a los precios internacionales del petróleo,
que ha empezado a subir. Cabe preguntarse: ¿qué tiene que ver el precio
internacional con el precio interno?
En Argentina,
gobernada por otro neoliberal, no se detiene la marea de las alzas, así como
crecen las justas protestas.
El panorama
latinoamericano es de crisis económica y descontento, y de fracaso de la
receta del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. La derecha más
ciega se niega a aceptar esa realidad.
El miércoles, el
empecinado Jaime de Althaus aseguró que el anuncio de Ford de retirar de México
una inversión de 1.600 millones de dólares, inspirado en el programa
proteccionista de Donald Trump, estaba condenado al fracaso porque no obedece
a las leyes del mercado.
¿Cuáles leyes?
¿las de Odebrecht, las de Mauricio Macri, las de Peña Nieto? ¿Las de los
políticos corruptos como los neoliberales Alberto Fujimori, Alan García,
Alejandro Toledo, Ollanta Humala, dispuestos a vender el país por una coima
en dólares?
Lo que apena en el
caso peruano es que no existe un frente que encarne y guíe el descontento. Lo
que hay acá es una izquierda dividida, dividida por infiltrada. La derecha
del quijotismo reaccionario, no tiene –por el momento– un gallo que le dé
pelea.
http://diariouno.pe/columna/alzas-en-tiempo-de-la-colera/
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Corrupción
Luis Davelouis
¿Estamos
preparados para enfrentar la corrupción? Claramente, no. Hay dos cosas que me
mantienen escéptico con respecto a los resultados de la investigación del
caso Odebrecht y demás constructoras brasileras en el Perú.
La primera es el
rol pasivo de la Fiscalía. Para que la situación se parezca a lo que sucede
en Brasil, Marcelo Odebrecht tendría que estar en su casa entregándole a la
justicia de ese país la información que él considera conveniente a cambio de
un adelanto de reparación civil por el daño causado.
Pero no, Odebrecht
está preso, como varios de sus socios y funcionarios, sus cuentas y las de la
empresa congeladas, las oficinas cerradas y decenas de personas con
comparecencia. Y todos obligados a colaborar para no ir demasiado tiempo al
bote. En el Perú, Odebrecht hizo negocios por más de US$15,000 millones, pero
no le cierran la oficina, no detienen a nadie y no congelan nada. Y todo a
cambio de S/30 millones y una promesa de colaboración eficaz. Aquí se la llevan
fácil.
Lo segundo es que,
mirando el espejo de lo ocurrido tras la caída del régimen más corrupto de la
historia reciente de nuestro país, muchísima gente involucrada salió bien
librada. O porque su vladivideo nunca salió, o porque alguien se lo llevó, lo
quemó o lo compró. O porque ante el tamaño de la corrupción de algunos la
suya no parecía tan importante.
Y si eso pasó con
un aparato de justicia independiente, aislado de todo lo demás que pudiera
contaminarlo, ¿cómo será ahora que no existe tal aislamiento y la corrupción
que se investiga involucra –posiblemente– a todos los gobiernos desde 1980?
Julia Príncipe ha
sido fotografiada en una fiesta departiendo con connotados personajes por su
polémica relación con la transparencia. Jodido, ¿no?
http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-corrupcion-2267021
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Mi pata es chévere
Marco Sifuentes
Axioma: En nuestro
medio existe la tendencia a destacar la valía de una persona en función a la
cercanía personal preexistente.
Ejemplo: la
función y la gestión de Jaime Saavedra eran suficientemente valiosas por sí
mismas como para generar argumentos de sobra para defenderlas del ataque de
los conservadores y de los aliados de las universidades de medio pelo. Sin
embargo, para algunos líderes de opinión lo importante de Saavedra era que lo
conocían de chiquito y, por tanto, no podía ser un corrupto comeniños. Pero
allí no quedó la cosa. Quienes ya estaban convencidos de no entregar la
cabeza de Saavedra a los sectores más retardatarios de la sociedad celebraron
que el ahora ex ministro fuera amigo de alguien de chiquito y se dedicaron a
difundir ese argumento.
Vamos, nadie está
descubriendo la pólvora aquí. En todos lados las apelaciones emocionales
triunfan sobre cualquier argumento racional. En todos lados tener alguna
cercanía –sobre todo si es de larga data– con un personaje influyente es como
tener un ‘cheat code’ en el videojuego de la vida. En todos lados, la gente
difunde sin pensar cualquier “contenido” que refuerce sus propias
convicciones ya establecidas.
El problema es
que, últimamente, estos fenómenos se están reforzando y convergiendo en ese
nuevo orden social que es la posverdad (que no es una forma huachafa de
llamar a la mentira, sino que denomina al estado de cosas, exacerbado por las
redes, en el cual tener la razón no es suficiente ni necesario para convencer
a nadie y en cual toda afirmación que lleve un # delante se convierte en
dogma).
Esto no es
exclusivo de ninguna tienda política. Imaginemos algo: el “sospechoso de
Larcomar” cuyo rostro difundió el Ministerio del Interior. ¿No le habría
costado la cartera a Basombrío si el sospechoso fuera ‘gentita’? ¿Si,
digamos, hubiese estudiado, como medio Gabinete, en la PUCP o en la Pacífico?
Pero como se trata de un simple trabajador, su imagen fue vulnerada y
sometida a escarnio público sin mayores consecuencias.
Una más. Odebrecht
corrompió gobiernos nacionales y locales, pero para algunos colegas de
izquierda la gestión de Villarán no existió. ¿El proyecto vías nuevas de
Lima? ¿Qué es eso? Seguro un invento ‘fujitroll’. Yo conozco a todititos los
que trabajaron en la muni con Susana, estudiaron en mi cole y son chéveres.
Ya pues.
Veamos. Los
fujimoristas salivan con Lava Jato porque está consiguiendo que “el otro
lado” caiga en un funesto “nosotros robamos menos” (y, por supuesto, porque
les pone en bandeja el recurso de la vacancia, pero ese es un tema para otro
día). Es más, están intentando establecer la narrativa según la cual “los
medios” no dicen “nada” del tema (cuando lo cierto es que las denuncias
contra esta empresa en el Perú vienen desde los primeros gobiernos de
Fujimori y García y, de hecho, se incrementaron exponencialmente durante el
de Humala). Deliran. Pero eso no quiere decir que no deba investigarse el
caso como se debe. Que ellos no tengan razón no significa que nosotros
debamos perderla.
http://elcomercio.pe/opinion/rincon-del-autor/mi-pata-chevere-marco-sifuentes-noticia-1958475
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No a los puestos de trabajo subsidiados
Iván Alonso
Se suponía que en
el último consejo de ministros del año que acaba de terminar se iba a
discutir un decreto legislativo para dar beneficios tributarios a las
empresas que contraten nuevos trabajadores y los pongan en planilla. No
sabemos qué pasó, pero el decreto no ha sido aprobado; al menos, no todavía.
Quién sabe si para cuando este artículo se publique ya lo haya sido. Ojalá
que no, porque no es una buena idea.
El beneficio
tributario puede presentarse de distintas maneras, pero todas, en esencia, se
reducen a lo mismo: que el estado pague directa o indirectamente una parte de
los costos salariales y no salariales de los nuevos trabajadores; en otras
palabras, un subsidio al empleo. Se trata, en apariencia, de una medida
positiva porque incentivará la creación de puestos de trabajo formales.
Pregúntese, sin embargo, el lector cuándo es que se necesita el subsidio.
Si una empresa
estima, en base a los antecedentes, calificaciones o habilidades de una
persona, que ésta es capaz de producir más de lo que cuesta mantenerla en
planilla, no es necesario ningún subsidio para que la contrate. Sabe que le
conviene porque agregará más a sus ingresos que a sus costos y contribuirá,
por lo tanto, a aumentar sus utilidades. Pero esos trabajadores ya están
contratados el día de hoy o lo estarán próximamente, con o sin beneficio
tributario.
El beneficio
tributario es necesario solamente cuando el trabajador no produce lo
suficiente como para justificar el sueldo que se le paga más todos los costos
no salariales que manda la ley. A la empresa, obviamente, no le conviene
contratarlo, salvo que alguien –el estado, por ejemplo– asuma una parte del
costo. En tales circunstancias, el subsidio puede servir para crear un puesto
de trabajo, pero ese puesto de trabajo durará lo que dure el subsidio.
Seguramente el
gobierno estará pensando en un subsidio temporal, hasta que la productividad
del trabajador se nivele con el costo de contratarlo. Pero ¿cómo se enterará?
¿Va a mandar a la Sunafil a medirla? La empresa tiene un incentivo para no
revelar los aumentos de productividad, si la consecuencia de hacerlo es
perder el subsidio. Dudará también en subirle más adelante el sueldo al
trabajador, así lo merezca, porque el gobierno podría interpretarlo como un
reconocimiento de que la productividad ha aumentado y retirarle el subsidio.
Una alternativa es
ponerles fecha de caducidad a los beneficios tributarios, como ha sugerido el
primer ministro para todas las regulaciones que emita la administración
pública. Pero no es una alternativa creíble porque al acercarse esa fecha el
gobierno se enfrentará a la posibilidad de que algunas personas –o muchas,
dependiendo de cuán efectivo resulte el decreto– pierdan su empleo. La
vigencia de la norma se extenderá, primero, “por única vez” y luego terminará
perpetuándose.
Hay otro peligro
que se cierne sobre aquellas empresas que reciban los beneficios tributarios.
El incentivo a la creación de empleo es, al mismo tiempo, un desincentivo a
la inversión en tecnología, porque hace más barato que ciertas tareas se
ejecuten manualmente. Eso, a la larga, las volverá menos competitivas.
Las interferencias
con el mecanismo de oferta y demanda que regula los precios –y el salario es
un precio también– tienen la mala costumbre de ocasionar más problemas de los
que resuelven.
http://elcomercio.pe/opinion/mirada-de-fondo/no-puestos-trabajo-subsidiados-ivan-alonso-noticia-1958485
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Posverdad: la palabra del año 2016
Alejandro Teitelbaum
«Post-truth
(posverdad): «Relativo o referido a circunstancias en las que los hechos
objetivos son menos influyentes en la opinión pública que las emociones y las
creencias personales».
Esta es la palabra
del año para el Diccionario Oxford, que ha constatado un incremento en su uso
“en el contexto del referéndum británico sobre la Unión Europea y las
elecciones presidenciales en Estados Unidos”, hasta convertirse en un término
habitual en los análisis políticos.
Según Oxford, el
término se usó por primera vez en un artículo de Steve Tesich publicado en
1992 en la revista The Nation, en el que hablaba de la primera Guerra del
Golfo. Tesich lamentaba que “nosotros, como pueblo libre, hemos decidido
libremente que queremos vivir en una especie de mundo de la posverdad”, es
decir, un mundo en el que la verdad ya no es importante ni relevante.
Oxford cita un
artículo del Independent, publicado antes de las elecciones estadounidenses,
en el que se apuntaba que tras las elecciones hemos pasado a vivir en la
sociedad de la posverdad: “La verdad se ha devaluado tanto que ha pasado de
ser el ideal del debate político a una moneda sin valor”. También otro de The
Economist, titulado “El arte de la mentira”, en el que se dice que “Trump es
el principal exponente de la política de la posverdad, que se basa en frases
que ‘se sienten verdaderas’, pero que no tienen ninguna base real”.
En EL PAÍS,
Soledad Gallego-Díaz escribía a finales de septiembre un artículo titulado
“La era de la política posverdad”, en el que recordaba que "una cosa es
exagerar u ocultar, y otra, mentir descarada y continuadamente sobre los
hechos”.
Nada más cierto.
Entre muchos otros
ejemplos, se manipulan, se omiten, se tergiversan o se falsifican desde las
cifras de la desocupación o del costo de la vida, economistas muy
mediatizados predican distintas variantes del TINA (no hay alternativa) thatcheriano
y hasta se oculta la verdadera naturaleza del sangriento conflicto en Siria,
llamando rebeldes (ya casi inexistentes como fuerza autónoma) a los
terroristas (bien equipados y financiados por Occidente vía Arabia Saudita y
Turquía). A los ataques de la aviación estadounidense se los llama «apoyo
aéreo» y a los de la aviación rusa «masacre» y «genocidio».
La posverdad es el
arma de desorientación masiva de la opinión pública que emplean los grandes
medios de comunicación y todos los líderes políticos, no sólo Trump.
Desorientación masiva que se revela muy útil para la preservación del sistema
capitalista dominante, explotador, ecocida, represor y guerrerista.
Una de las pruebas
de su eficacia son las contiendas electorales, donde la grandes mayorías
creen votar por la mejor alternativa cuando en realidad están eligiendo entre
la sartén y el fuego, con una tendencia manifiesta a inclinarse ahora por el
populismo de derecha en sus distintas variantes.
Esta
desorientación masiva se extiende y agrava a causa de la falta de propuestas
alternativas coherentes y consecuentes para construir un sistema socialista
auténticamente democrático y realmente participativo con rotación periódica
de los dirigentes, no reelegibles y sometidos a revocación.
Y por cierto, no
hay ejemplos o modelos a los cuales referirse, mal que les pese a algunos
opinólogos profesionales con sus escritos apologéticos sobre gobiernos
supuestamente progresistas o revolucionarios de países que nunca han salido o
en franca regresión a típicas sociedades duales de explotadores y explotados.
Es verdad que en
el balance del fracaso de los distintos intentos de realizar cambios sociales
radicales es imprescindible también tener en cuenta, además de los factores
internos, la “variable externa”, dicho de otro modo, la agresión
imperialista, como son los casos –entre otros– de medio siglo de embargo
contra Cuba, de la “contra” armada y financiada por USA para hostigar con
actos terroristas a la revolución sandinista en Nicaragua, el golpe de Estado
contra Allende en Chile, la invasión a Guatemala en 1954, organizada por la
CIA y financiada por la United Fruit, etc. etc.
http://rebelion.org/noticia.php?id=221323
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PPK y su resistencia a la política
Santiago Pedraglio
El presidente Pedro
Pablo Kuczynski insiste en comportarse como ministro de Economía, presidente
del Consejo de Ministros o banquero victorioso y relajado. Es lo que ha hecho
en el pasado y lo que ha sabido hacer bastante bien. El cargo de presidente
de la República es, sin embargo, esencialmente político, y él se niega a
asumirlo así.
Para evidenciarlo,
basta tomar como ejemplo tres señales, siempre tan importantes en la
política.
La primera tiene
que ver con el encuentro con Keiko Fujimori. Es comprensible que el
presidente considerara urgente tener un contacto directo con ella, pero la
forma fue desprolija. La reunión debió ser en Palacio –era el sitio
“natural”– y sin intermediarios, más aun cuando la censura a su ministro de
Educación no equivalió a una crisis de gobierno ni nada por el estilo.
Tampoco debió permitir la difusión de fotos como esa en la capilla, en la que
está arrodillado, detrás del arzobispo de Lima y de la lideresa de Fuerza
Popular.
Otra señal es la
poca importancia que le otorga a su bancada parlamentaria. Es cierto que hubo
roces internos. Es verdad, además, que los 72 congresistas del FP son,
cuantitativamente, más de cuatro veces los 18 de PPK. Pero las relaciones
políticas no se miden con esa vara. Si bien minoritaria, su bancada debería
–y podría– convertirse en un círculo de defensa mucho más poderoso de lo que
PPK considera.
Finalmente, sus
reiterados errores al hacer declaraciones son, también, señales de una
actitud que ignora la política. En el caso del tratamiento tributario a
Universitario y Alianza, hoy con grandes deudas que solventar, ¿por qué tenía
que opinar sobre el asunto?
La reacción fácil
consiste en cargarles la responsabilidad a sus asesores. Pero ¿tiene PPK
operadores políticos?, ¿los toma en cuenta? En cualquier caso, parece que
está escuchando poco. Prefiere creer, según todo lo indica, que la mejor
forma de gobernar es apelando solo a la desenvoltura de un personaje canchero
y exitoso.
http://peru21.pe/opinion/santiago-pedraglio-ppk-y-su-resistencia-politica-2267037
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Rechazamos la reforma laboral contra los
trabajadores
Mario Huamán Rivera
La situación
económica presenta signos de deterioro. Los alimentos suben en los mercados
afectando la economía popular. Los trabajadores son despedidos o, como
prefieren decir los empresarios, “no se renuevan los contratos”.
Por estos y otros
problemas, el 3 de enero, en reunión con el ministro de Trabajo, Alfonso
Grados, la CGTP expresó su preocupación y rechazo a las medidas que aparentan
ser parte de un proceso de simplificación administrativa, pero realmente son
una reforma laboral que contribuye a la precariedad laboral y que se hace en
contra de los compromisos firmados por el presidente de la República con la
CGTP.
Kuczynski se
comprometió a no desarrollar ninguna reforma que precarice el empleo y a
respetar los derechos existentes y las libertades sindicales. Nada de eso se
ha cumplido. Expresamos nuestro rechazo a la nueva ley MYPES, el DS
013-2014-TR; la eliminación de la obligatoriedad de copia de contrato al
MTPE; la eliminatoria del recurso de revisión contenido en el D.S.
017-2012-TR; entre otros cambios en materia laboral que ha perpetrado este
Gobierno.
Este Gobierno debe
retroceder en las modificaciones a la norma de Seguridad y Salud en el
Trabajo, pues se ha eliminado los exámenes médicos obligatorios de ingreso al
trabajo, por lo que será difícil constatar una enfermedad profesional.
Asimismo, está pendiente la dación de los reglamentos de salud y seguridad en
sectores claves como Agroindustria, Salud y Construcción Civil.
Exigimos la
promulgación del Reglamento de la Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo,
del nuevo Reglamento de la Ley de Tercerización y la modificación de los
reglamentos internos de las empresas; los proyectos de estos dos últimos
fueron presentados hace más de cinco años por la CGTP.
Actualmente, se
limita el plazo para el registro sindical a dos días útiles, se exige un
notario para validar trámites internos y no se reconoce la cuota sindical en
organizaciones de segundo y tercer grado. Eso debe cambiar. Es necesaria la
revisión de los registros sindicales de Construcción Civil para derogar los
que pertenecen a bandas delincuenciales.
Demandamos la
plena vigencia y respeto irrestricto de la negociación colectiva. Es
necesario fortalecer el Arbitraje Potestativo y no eliminarlo, así como la
Mediación que actualmente es sólo retórica. Demandamos la derogatoria de la
Ley Servir por ser contraria al derecho internacional en materia de
negociación colectiva y libertad sindical.
El diálogo social
es legítimo cuando llega a acuerdos y resultados concretos. Exigimos que el
Ministerio de Trabajo recoja todo lo expuesto por la CGTP, como parte del
cumplimiento de los compromisos firmados por Pedro Pablo Kuczynski con la
clase trabajadora.
http://diariouno.pe/columna/rechazamos-la-reforma-laboral-contra-los-trabajadores/
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