Lava Jato de vértigo - Raúl Tola
Lo peor del año - Mirko Lauer
Mandamientos para PPK - Carlos Meléndez
Odebrecht y los ratones - Gustavo Espinoza M.
Seguridad ciudadana y reforma policial - Carlos Tapia
Tren Bioceánico Brasil-China - Germán Alarco Tosoni
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Lava Jato de vértigo
Raúl Tola
Todavía no somos
conscientes del alcance que tendrá el caso Lava Jato. Primero porque las
investigaciones recién están en curso, y se vienen manejando con bastante
sigilo. El acuerdo de delación entre la justicia de los Estados Unidos y
Odebrecht es apenas la punta de la madeja. En el caso peruano, hemos conocido
coimas por US$ 29 millones de dólares en dos operaciones, la carretera
interoceánica sur y el tramo 1 del metro de Lima. Pero estos son solo dos
ejemplos del accionar de la empresa, planteados en un documento marco, que no
refleja toda la verdad, sino una intención de colaborar con la justicia. Es
más seguro que, cuando las pesquisas avancen y se hagan públicas, sumaremos
nuevas obras, y la cuenta de sobornos de Odebrecht se irá engrosando significativamente.
Segundo, porque
las cifras que comenzarán a aparecer serán tan vertiginosas que ahora mismo
necesitamos hacer un gran ejercicio de imaginación para aprehenderlas.
Odebrecht es solo una de las siete constructoras brasileñas que vienen
trabajando desde años en el Perú, y que están implicadas en las
averiguaciones de Lava Jato (entre otras, falta sumar a OAS, Camargo Corrêa,
Andrade Gutierrez y Queiroz Galvao). Añadamos a ello que nuestro país es nada
más que uno de 12 donde el gigante de la construcción operó sus coimas.
En la última
reunión anticorrupción organizada por Transparencia Internacional en Panamá,
el fiscal brasileño Deltan Dallagnol, que comanda el equipo de investigadores
encargados de desmenuzar Lava Jato, se animó a lanzar un cálculo de todas las
operaciones de las empresas implicadas, en todos los países alcanzados por
sus prácticas. Este podría sumar la escalofriante suma de US$ 300 mil
millones. Según los estándares habituales, entre un 5% y un 10% de ese dinero
fue invertido en coimas.
Mientras usted lee
estas líneas, ejércitos de investigadores repartidos por el mundo intentan
desglosar todas las ramificaciones de esta megaoperación mafiosa. Solo en
Suiza, los fiscales analizan dos millones de documentos incautados a la
División de Operaciones Estructuradas, el departamento de administración de
sobornos de Odebrecht.
La parte que tiene
que ver con el Perú está en manos del grupo al mando del fiscal
supraprovincial anticorrupción Hamilton Castro, que también estuvo en Brasil
reuniendo información. Para impedir cualquier clase de interferencia
política, se ha firmado un acuerdo de confidencialidad con Estados Unidos y
Suiza, que prohíbe hacer públicas estas pruebas. Ojalá éste sea respetado, lo
que evitaría el riesgo de contaminación por parte de la comisión
investigadora abierta por el Congreso de la República. A partir de su
experiencia, el ex procurador anticorrupción José Ugaz dijo que estos grupos
de trabajo nunca obtienen resultados concretos, más bien empantanan los
casos, porque suelen estar “Más interesados en sus pequeñas disputas
partidarias que en la persecución de la verdad”.
Estoy convencido
de que, dentro y fuera del Perú, una vasta colección de corruptos tiembla de
miedo en secreto. Tarde o temprano comenzarán a desfilar ante la justicia, y
si esta actúa con prontitud y firmeza —como lo hizo el Poder Judicial peruano
durante la caída del fujimorismo—, la lista de condenas será tan larga y
sorprendente, que tendrá los efectos de un cataclismo sobre la clase política
de todo un continente. Acá ya nos pasó una vez, y si las pruebas lo
sustentan, ojalá nos vuelva a pasar. Caiga quien caiga.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/835318-lava-jato-de-vertigo
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Lo peor del año
Mirko Lauer
El 2016 probablemente
será recordado como el año en que se consolidó el despegue de la extrema
derecha en el mundo. Bajo diversos nombres (populismo, nacionalismo,
alt-right), los enemigos del orden surgido en 1945 y sus secuelas han
avanzado entre significativos, hasta ganar la elección más importante del
mundo.
Europa teme que
uno de esos partidos enemigos radicalmente del Estado de bienestar, los
derechos humanos o la Unión Europea llegue al poder en algún país de primer o
segundo rango. Con variados argumentos, en 10 países del continente ya hay
gobiernos nacionalistas, aunque ninguno extremo. Los más importantes Bélgica,
Polonia y Suiza.
Es casi seguro que
la extrema derecha va a seguir creciendo, ahora alentada por el triunfo de
Donald Trump, la estrategia anti-occidental de Vladimir Putin, los problemas
de la inmigración, y la crisis económica. De modo que cuando la hora de un
triunfo extremista serio llegue, va a tener apoyo internacional.
La batalla no es
solo en las urnas, sino a la vez en el debate ideológico. Las ideas liberales
de la Revolución Francesa o las de la Declaración de los Derechos del Hombre
están bajo ataque desde las trincheras del conservadurismo religioso
ultramontano, de los demagogos autoritarios, y de otros nostálgicos de las
cavernas.
Una pregunta, en
realidad un temor, frecuente ante esta situación es si el mundo está
regresando a la situación de los años 30, con formas renovadas de nazismo,
fascismo y otras formas de nacionalismo irracionalista dominando la escena y
arrastrando al mundo hacia peores guerras que las que ya hay.
¿Qué ha cambiado?
La versión desde la izquierda es que el capitalismo ha venido haciéndoles
pagar su crisis a los trabajadores, produciendo con ello al ciudadano
descontento y disponible para los mensajes liquidadores de las libertades
democráticas, y en el caso extremo incluso de sus propios intereses.
En la derecha
(incluso la estándar) la versión es que la excesiva acumulación de beneficios
y derechos para el hombre de la calle ha causado la crisis del capitalismo en
primer lugar. Ahora estaríamos viviendo la paradoja de un auge de los
enemigos de esa misma acumulación. La versión moderna, o más bien posmoderna,
de la triste frase del absolutismo español, “¡Vivan las cadenas!”.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/835315-lo-peor-del-ano
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Mandamientos para PPK
Carlos Meléndez
Aunque sabemos que
al presidente Kuczynski le “importa un pepino la opinión de los politólogos”
(sic) –incluyendo la de la colega y primera dama, según reciente entrevista–,
me atrevo a sugerir –desde la buena fe– un decálogo para el mandatario. Luego
de su primer semestre en Palacio –¿o en Choquehuanca?– es evidente que no
dirige un “gobierno de lujo” y que carece de visión política atenida a las
complejidades del país. Pasemos al modesto catequismo político.
Respetarás a la
política por sobre todas las cosas. La tecnocracia arrogante construye su
legitimidad sobre un supuesto ‘expertise’ que desprecia al resto de los
mortales. Error garrafal, porque para “destrabar” al país no se requieren
técnicos sino políticos. Pululan diseñadores de políticas, escasean
operadores de gestión de conflictos y soluciones de crisis en el terreno.
No tomarás el
nombre del “diálogo” en vano. Lo peor para un gobierno minoritario es
devaluar el significado del “diálogo”. De nada valen 211 mesas posconflicto,
“cumbres” con líderes partidarios y ex presidentes, ceremonias del Acuerdo
Nacional, etc., si el “humor inglés” presidencial socava los acercamientos.
Santificarás la
reforma política. El mentado “Estado moderno” requiere instituciones
políticas que conviertan el crecimiento económico en desarrollo integral. La
bonanza económica debe integrar al peruano promedio a una comunidad política.
De otro modo solo se llenan los bolsillos de las élites y vacían los
corazones de los ciudadanos.
Honrarás al
antifujimorismo y al fujimorismo. Evitar el “pan con pescado” que proponen
las dos fuerzas dominantes implica encontrar ese punto medio –la “tercera
vía”– para sortear la confrontación. Ello impone una estrategia mínima de
colaboración con la oposición, que no ha de ser interpretado como “traición”
a su electorado “de segunda vuelta”.
No matarás las
esperanzas. La canasta básica es más determinante para su aprobación que las
demandas antifujimoristas. La mitad del país aún aprueba su gestión. Sin
embargo, de mantenerse el declive puede convertirse en un ‘lame duck’ en
tiempo récord. Para revertir dicha tendencia debe enfocarse en los bolsillos
de los peruanos.
No te codearás con
empresarios impuros. Su mandato y lealtad residen en intereses públicos, no
en privados. El déficit de institucionalización política del partido
oficialista favorece la fluidez de intereses económicos en el entorno de las
decisiones políticas, desnaturalizando el bien público.
No cholearás.
No promoverás
falsos valores. Un buen administrador del sector privado no va a ser
necesariamente un buen funcionario público. El salto del ‘business’ al Estado
requiere un cambio de chip no siempre disponible. Lo único que alienta es la
improvisación.
No consentirás
funcionarios ni conductas corruptas. Tampoco “agradecer los servicios
prestados”.
No codiciarás a
los parlamentarios de tu prójimo. Ni alentarás el transfuguismo para
debilitarlo. La carencia de recursos políticos no justifica una estrategia
ofensiva hacia los rivales políticos. Conviene alentar candidaturas propias
para las subnacionales del 2018. Recuerde: los equipos se arman de atrás
hacia delante.
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Odebrecht
y los ratones
Gustavo
Espinoza M.
Cuando los
militares brasileños adscritos a la Escuela Superior de Guerra –Olimpio Moura
de Minas Gerais, Castello Branco, Amaury Kruel, y
otros- derrocaron a Joao Goulart en marzo de 1964, se inició una nueva
etapa de expansión del capitalismo sub regional en América Latina.
El Golpe tuvo
claras connotaciones imperiales. Su
acción, se desencadenó a partir del 13 de marzo de ese año, cuando el Jefe
del Estado firmó una ley expropiando refinerías de petróleo y tierras. Seis
días después -el 19-, los Cipriani de ese escenario y época, salieron a las
calles en una gigantesca “paseata”, por “Dios, Familia y Libertad” reclamando
“la patriótica intervención de los uniformados”.
Eran los tempos en
los que Carlos Lacerda y la “Prensa Grande”
saludaban las maniobras militares norteamericanas en suelo brasileño
ejecutadas bajo el sugestivo nombre de “Brother Sam”, y decían sin rubor: “lo
que es bueno para los Estados Unidos, es bueno para el Brasil”
A la sombra de ese
golpe -31 de marzo de 1964- y en años sucesivos, algunos grupos económicos
acumularon inmensas fortunas haciendo uso de métodos lícitos unos, e ilícitos otros, que multiplicaron su
capacidad operativa; en tanto que morían en las calles luchadores de la talla
de Carlos Marighella y otros -como Dilma- sufrían horrendos castigos en las
ergástulas del régimen.
Cuando los
uniformados se vieron forzados a dejar el Poder en 1985, gracias al vigoroso
ascenso de un movimiento popular que
nunca dio tregua a la dictadura; estos grupos dejaron de “mandar” en el nuevo
escenario. Virtualmente “quedaron a la
sombra”, y se dedicaron a multiplicar
sus ingresos formando empresas constructoras y financieras, dando fuerza a un verdadero “imperio de la corrupción”
Surgieron así Odebrecht, Camargo Correa, Andrade Gutiérrez,
Queiroz Galvao, y otras, que buscaron
reacomodar su presencia adaptándose a la “nueva situación”, creada a partir
de los años 80 del siglo pasado.
El periodo de
transición de los años de la dictadura
a los de la democracia formal, en ese gigantesco país, fue prolongado; pero,
además, nunca profundo. Se cambiaron las formas de dominación, pero la
esencia, fue la misma.
El Fondo Monetario
y el Banco Mundial acomodaron sus recetes y la aplicación de sus políticas
financieras y de reactivación; en
tanto que los “Poderes Fácticos” - la Prensa Grande, el sistema financiero,
las entidades patronales, la jerarquía eclesiástica, y otros-
mantuvieron intactos sus vínculos
laboriosamente forjados y construidos a partir de la discriminación, el
racismo, la marginación y el anticomunismo desenfrenado.
La llegada del PT
al gobierno a fin es de los años 90 generó una esperanza; pero, sobre todo,
una ilusión. Afincó la idea que era posible introducir cambios profundos en
el esquema de dominación vigente, maquillando el rostro del Poder.
En otras palabras,
se indujo a creer que bastaba variar el rumbo de la política para hacer más
digerible el consistente, y casi imbatible, sistema de dominación hasta
entonces imperante.
A fin de “vender” mejor ese producto,
aparecieron los “programas sociales”, las políticas de inclusión; y las
propuestas orientadas a reducir los índices de pobreza y marginalidad.
El discurso
atractivo se basó en la idea que “en democracia”, era posible disminuir la
pobreza y aliviar la situación las
poblaciones más olvidadas; y que, para hacerlo, no era preciso quitarle nada
a nadie. Como la Revolución no era
posible y el Socialismo no tenía
fuerza; la “salida“, era distinta:
había que embellecer el capitalismo, no cambiarlo..
Con otras
palabras, se hizo carne el mensaje de Haya de la Torre en 1945 en su
recordado discurso de la Plaza San Martín ante los bacones del Club Nacional:
“No se trata de quitarle la riqueza al que la tiene, sino de crear riqueza
para el que no la tiene”. Sabiéndolo, o ignorándolo, esa fue -finalmente-
la esencia de la política del PT en lo
que va del nuevo siglo
A partir de
entonces se vio en la patria de
Tiradantes una suerte de escenario compartido. Los empresarios, hacían sus
“negocios”, y los líderes del PT “sus
políticas”. Ninguno. Interfería en el
juego del otro. Al contrario. Unos y otros se respetaban y aún mas, podían
“darse la mano” si eso fuera necesario. Lo importante era convertir en
realidad “el Milagro Brasileño“, y lograr lo que ya había predicho Richard
Nixon: “hacia donde mira el Brasil, mira
América Latina”.
El “darse la
mano”, tenía sus riesgos, pero valía la pena. Los empresarios podían “aporta
fondos” para algunos de los “programas sociales” en boga, a cambio de que no
se tocaran sus privilegios -ni sus
tierras, ni sus empresas-; en tanto
que los políticos podían ayudarlos a “extender” sus negocios, sin comprometer
los intereses del Estado.
Fue en ese marco
que las empresas brasileñas llegaron al Perú. Las trajo Alberto Fuimori en la última etapa de su gestión; y
las heredó, en su momento, Alejandro
Toledo. Luego vendrían García y
Humala, sólo que en similares
condiciones.
Como lo han dicho
algunos de los “analistas” que abordaron el tema, estas empresas no tenían
contenido político, ni rumbo ideológico. Tenían, simplemente, objetivos
comerciales. Hacían negocios, independientemente del signo político de sus
circunstanciales “aliados“. La vida les había enseñado algo que el mundo
conocería después en palabras de Deng Xiaoping: “no importa de qué color sea
el gato; lo que importa, es que coma ratones”.
Y si
Odebrecht fue el gato, los ratones en
este rincón del mundo, fueron los mandatarios
peruanos que, a cambio de algunos millones de dólares, les dieron
jugosas concesiones. “Hagan sus
políticas, que no nosotros haremos nuestros negocios”, pareciera haber
dicho Marcelo, el brasileño de las coimas.
En 29 millones de
dólares se calcula el monto que el consorcio brasileño “invirtió” en los
gobernantes peruanos que suscribieron convenios. A decir verdad, no
invirtió nada en el rubro; porque la
suma aludida, fue “descontada” del monto de la inversión empresarial, de modo
que la pagamos todos.
De alguna manera
eso lo puso en evidencia, en el
periodo anterior, el congresista Juan Pari, pero no le dieron “bola”. Y es
que, en su informe, no sólo aludió a la “carne fresca” -Humala y Nadine-; son
también a la podrida: Fujimori, Toledo y García.
Hoy, forzada por
la circunstancia, la “prensa grande” resucita el “Informe Pari”, pero querrá
“liberarlo” de la presencia
del chinito de la yuca, para investigar a los
demás -incluida Nadine, claro- porque
a ella, se la tiene jurada.
Que investiguen a
fondo, y que investiguen todo; porque ese olor putrefacto, es del capitalismo
en descomposición; ese que deja “hacer política” mientras no toquen sus
intereses; y que tolera a “los políticos” mientras le sirvan. Cuando eso ya
no ocurra, los tratarán como a Dilma, o como a Nadine, claro.
Una buena
experiencia, al fin y al cabo.
http://rebelion.org/noticia.php?id=221075
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Seguridad ciudadana y reforma policial
Carlos Tapia
1).- En la reunión
del Acuerdo Nacional, el tema del título de esta columna monopolizó las tres
horas del diálogo después de la exposición del ministro del Interior, Carlos
Basombrío. Si bien se planteó combatir la inseguridad desde una lógica
multisectorial, quedó claro que ahora el principal tema es la reforma
policial ya iniciada.
2).- Las
propuestas de una nueva estructura y administración de la Policía Nacional
del Perú (PNP) en curso no serán motivo de estas líneas. Sí, en cambio,
mostrar ciertos estilos y costumbres en la PNP y que son una copia del
Ejército (EP).
Influyó mucho la
lucha contrasubversiva cuando la PNP se tuvo que acoplar a la dinámica
militar.
3).- Los policías
buscan garantizar el orden interno, capturar a los delincuentes y entregarlos
a la justicia. Los soldados están entrenados para la guerra, para matar y
destruir al enemigo. Un jefe militar al ser reconocido por las nuevas tropas,
les exige “subordinación y valor” y estas contestan “viva el Perú”. Lo
primero que se exige a los soldados es la subordinación al mando y valor para
la batalla contra otro ejército. Sin embargo, igual ritual se repite en la
PNP. Más correcto sería: “El honor es su divisa… ¡Viva el Perú!”.
4).- En los
desfiles militares, los policías hasta marchan mejor que los soldados.
Pierden semanas ensayando, cuando deberían utilizar este tiempo para mejorar
su técnica para combatir a la delincuencia. ¡Ciertos generales de la PNP usan
bastón de mando como los del EP!
5).- Para
finalizar, se considera como los máximos héroes de la Policía Nacional a
Mariano Santos y Alipio Ponce, ambos policías pero en función militar, el
primero por una acción de valor en la batalla de Tarapacá y el segundo muerto
en la guerra con Ecuador en 1941.
¿Acaso no hay
ejemplos de heroísmo en el cumplimiento de la labor policial?
http://peru21.pe/opinion/carlos-tapia-seguridad-ciudadana-y-reforma-policial-2266519
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Tren Bioceánico Brasil-China
Germán Alarco Tosoni
Durante el
gobierno del presidente Toledo se dio inicio a los proyectos de integración a
través de las carreteras IIrsa Sur e IIrsa Norte. Ambas fueron razonablemente
exitosas en mejorar la integración al interior del país y coadyuvar a los
tráficos interfronterizos, pero su aportación a los internacionales desde el
Brasil hacia el Asia o viceversa fueron nulos.
Brasil y más
recientemente China están promoviendo la construcción de un Tren bioceánico
con entrada en el Perú por Pucallpa y salida en el puerto de Bayóvar-Piura.
En el gobierno de PPK se ha manifestado que este tren debería pasar por
Bolivia y salir por el puerto de Ilo.
La integración
bioceánica es clave en el Siglo XXI. Sin embargo, tanto cuando se plantearon
los proyectos de IIrsa como la decisión sobre el tren bioceánico no se
realizaron con la rigurosidad debida. A diferencia de nosotros, Brasil y
China sí tienen planeamiento estratégico.
De partida, si el
objetivo de estas vías era la integración bioceánica nunca debieron
realizarse a través de la modalidad carretera: la opción tecnológica era la
ferroviaria que implica menores costos de transporte unitarios a larga distancia
solo superados por el transporte marítimo.
Adicionalmente,
esta opción permitía un mayor control de los impactos ambientales al momento
de la construcción y después. Ni hablar de los problemas en la ejecución ya
la IIrsa Sur tuvo un presupuesto inicial de US$ 893 millones y terminó en US$
2,095 millones más otras obligaciones contingentes pendientes a largo plazo.
Ahora, al igual
que antes, se ha actuado con precipitación. Ya se escogió la ruta que pasa
por Bolivia y desemboca por Ilo desechando la otra. En primer lugar, hay que
evaluar seriamente si las opciones ferroviarias propuestas son en tiempo,
costo y oportunidad mejores que la vía marítima actual. ¿Cuáles serían las
cargas y volúmenes que podrían movilizarse?
En tercer lugar,
hay que establecer cuál es el trazo más conveniente en términos económicos y
sociales. Se trataría de considerar el criterio del menor valor presente neto
de los costos unitarios considerando toda la inversión por realizar y los
costos operativos.
Complementariamente,
habría que valorizar todas las externalidades positivas y negativas
(incluidas las ambientales) de ambos trazos. ¿Cuál generaría mayores
beneficios regionales y locales?, ¿son realmente trazos sustitutos?, ¿habría
que distribuir la inversión en proporción a los beneficios esperados por las
partes, no los KM por país?
El gobierno de
PPK, a diferencia de los anteriores, tiene la oportunidad de demostrar que en
el tema hay planeamiento estratégico, capacidad de negociación,
transparencia, buenos diseños, adecuada formulación de proyectos y contratos,
y supervisión en serio. Ojalá no fallen.
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