APRA, ¿Una franquicia? - Mirko Lauer
Censura: Estrategias y control de daños - Carlos Tapia
Cómo has cambiado, pelona - Alfredo Bullard
Donald Trump y su laberinto - Arthur González
El mismo fujimorismo (II) - Carlos Meléndez
Otra guerra sucia - Raúl Tola
Un fracaso más - César Lévano
Un pacto social por la educación - Alejandra Dinegro Martínez
APRA, ¿UNA FRANQUICIA?
Mirko Lauer
El cambio de
palabras Jorge del Castillo-Mauricio Mulder sobre la censura a Jaime Saavedra
es una suerte de radiografía relámpago del Apra. No tanto el fondo de la
cuestión, sino su forma: artistas de la opinión personal, sin nexos visibles
con una estructura partidaria. La libertad de Alan García se ha difundido y
vuelto costumbre.
Un tweet de
Enrique Cornejo, aspirante a secretario general y candidato, cuenta parte de
la historia: “La preocupación principal de la militancia aprista (me incluyo)
no es censurar un ministro sino iniciar ya la renovación partidaria”. Pero
allí nadie con real acceso a los medios parece muy apurado por iniciar esa
tarea.
El reino de la
opinión personal siempre es más agilito que el de la línea partidaria.
Mulder, por ejemplo, se pronunció a favor de Pedro Pablo Kuczynski durante la
campaña, y ahora ha votado por la censura. Del Castillo no quiso tomar
partido en la segunda vuelta, pero ahora aparecen distancias del fujimorismo
en el tema de Saavedra.
García mira las
cosas desde lejos, declinando por el momento el liderazgo práctico de una
maquinaria disminuida, y en parte detenida. El leninismo en la estructura (no
en los objetivos), con su centralismo, ha cedido el paso a un sistema de
individualidades parecido a la famosa federación de independientes que solía
definir a Acción Popular.
En otras palabras,
el partido en cuanto partido no opina, no fija posición. La tarea simplemente
parece haber sido fijada para luego. Mientras tanto son los congresistas
quienes opinan para aquí y para allá, algo así como condotieros de sí mismos
y concesionarios de un membrete. Generalmente en las inmediaciones de Fuerza
Popular.
Los congresistas
son hábiles, y logran mantener un perfil propio mientras algunos de ellos
juegan de lauchas para el fujimorismo. El fujimorismo en minoría daba un
apoyo vergonzante al Apra olímpica. En cambio hoy estos congresistas parecen
sinceramente orgullosos de su papel, mientras esperan el lejano congreso
partidario.
¿A dónde conduce
todo esto? No se sabe. En otros tiempos la cosa era simplemente esperar que
García relanzara los fierros oxidados. Lo que asoma ahora es más bien la
lucha por mantener la inscripción en el 2021. Va a ser difícil que lo logre
una franquicia con concesionarios.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/831293-apra-una-franquicia
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Censura: Estrategias y control de daños
Carlos Tapia
Fujimorismo:
Después de la luna de miel de los 100 días, para recobrar su papel opositor
decidieron interpelar al ministro de Educación, Jaime Saavedra. La corrupción
de sus funcionarios fue la pepa (los Juegos Panamericanos fueron una simple
yapa). Les interesaba deshacerse de la ligazón fujimorismo-corrupción nacida
en los años 90 (y también de Joaquín Ramírez) mostrándose como una fuerza
inflexible en la lucha contra este flagelo.
Es parte de su
estrategia hacia el 2021. Inició temprano porque requerirán bastante tiempo
para hacer creíble su viraje. ¿Por qué Educación y no Interior o Salud que
tienen mucha corrupción? Porque Saavedra viene del gobierno Ollanta-Nadine,
responsable de su derrota, y acusan al sector Educación de ser reducto de
consultores caviares, sus relaciones con la prensa y apoyo con recursos a los
activistas del antifujimorismo.
PPK y su bancada:
Al comienzo, indecisión arriba y desunión abajo, mostró la debilidad del
oficialismo. A lo que se sumaron polémicas opiniones en medios, y adjetivos
en las redes sociales vaticinando una imparable interpelación de ministros y
chantaje-copamiento de instituciones del Estado. Exigían hacer de la censura
un caso de “cuestión de confianza” y amenazar con la disolución del Congreso.
Aquellos que se oponían eran solapados ‘naranjas’.
Cuando el
presidente comunicó al país que no habría “cuestión de confianza” definió la
táctica gubernamental, alejada de extremismos. Además, con visión, no pidió
la renuncia a Saavedra y mantuvo su apoyo ‘hasta el fin’ (censura).
Decidió que el
enfrentamiento era entre adversarios y no enemigos. Además, definió un nuevo
terreno para el entendimiento (unidad y lucha) en un diálogo, fuera del
Congreso, con todos los partidos, incluida Keiko (Cipriani). La censura quedó
atrás y Saavedra quedó bien.
http://peru21.pe/opinion/carlos-tapia-censura-estrategias-y-control-danos-2265181
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Cómo has cambiado, pelona
Alfredo Bullard
Hace más de seis
años, Fujimori (el papá) fue condenado a 25 años de prisión por asesinato,
secuestro agravado y lesiones graves por las matanzas de Barrios Altos y La
Cantuta. A ello se han sumado otras condenas por delitos de corrupción,
malversación de fondos y similares.
En los asesinatos
nadie lo acusó de haber disparado las armas con las que se mató a las
víctimas. Se le condenó por autoría mediata al haber controlado y liderado el
aparato estatal que desarrolló acciones clandestinas ilegales.
Los fujimoristas
al unísono (siempre lo hacen al unísono) adjetivaron sin piedad en contra de
la sentencia que lo condenó. Para ellos, se sancionó a un inocente sin una
sola prueba de su autoría y sin demostrar su participación en los hechos.
Hace unos días, esos
mismos fujimoristas censuraron al ministro de Educación, Jaime Saavedra, por
actos de corrupción que debió, a su criterio, haber evitado. Y, en este caso,
lo hacen sin una sola prueba de su autoría y sin demostrar su participación
en los hechos.
No quiero que se
confunda sobre los alcances de este paralelo. Uno es un proceso de sanción en
el que se establece responsabilidad penal por comisión de crímenes. El otro
es un proceso en el que se establece responsabilidad política. Sin duda son
distintos. Pero ya verán que los fujimoristas dirán (como suelen hacer para
distorsionar las cosas) que estoy comparando situaciones diferentes sin citar
este párrafo.
Sin embargo, las
diferencias no deben impedirnos identificar las similitudes. Cuando los
fujimoristas defendieron a Fujimori, fueron muy exigentes en que ninguna
responsabilidad (ni política ni penal) podía atribuirse al ex presidente por
actos que no realizó. A Saavedra lo censuran (atribuyéndole responsabilidad
política) por actos que no realizó. La contradicción es obvia.
Pero también
importa destacar algunas diferencias. Fujimori fue condenado por actos
realizados por Vladimiro Montesinos, Nicolás de Bari Hermoza, Martín Rivas y
compañía. Él no solo los colocó en posición de cometer esos crímenes. Los
defendió públicamente. Negó que hubieran estado involucrados en los actos que
hoy sabemos que perpetraron. Los exculpó mediáticamente y los protegió
legalmente. Y dejó pasar delante de él (por no decir que participó) una
estrategia criminal que no se podía ocultar. A veces la ley debe actuar de
manera que evite que el vivo pase por imbécil. Fujimori podrá tener muchos
defectos, pero sin duda era inteligente. No es creíble que no supo todo lo
que se cruzó delante de sus narices. Es claro que sus actos y sus omisiones
lo hacen responsable. Por eso merece estar en la cárcel.
Saavedra no salió
a defender la corrupción que ocurrió en el caso de las computadoras. No
entregó cuotas de poder diseñadas para actuar sin límites. No salió en los
medios a defender a los corruptos como Fujimori salió una y otra vez a
defender a Montesinos y sus compinches. Pero los fujimoristas califican la
conducta del primero de una manera muy diferente a como califican la conducta
del segundo.
Cabe preguntarse
qué hubiera pasado si los fujimoristas (los del Congreso durante el gobierno
de su líder y los que están hoy en el Congreso bajo las instrucciones y
liderazgo de su hija) hubieran participado en la interpelación de algún
ministro de Defensa o del Interior del gobierno del presidente reo, por las
matanzas de Barrios Altos y La Cantuta. ¿Hubieran actuado bajo los mismos
principios? ¿Lo habrían censurado? Todos sabemos que no. Hubieran dicho que
un ministro no puede controlar a todos los funcionarios de su sector ni
evitar que se le pasen algunas “manzanas podridas”. Sin duda, habrían dicho
que el presidente y sus ministros no pueden ser responsables por los actos de
unos cuantos descarriados, así alguno de ellos haya sido su mano derecha.
Pero así son estos
‘angry birds’ anaranjados: destructivos e incapaces de reconocer alguna
capacidad constructiva en el otro. Son por definición inconsistentes. Y es
una inconsistencia rabiosa que los lleva a condenar con la misma euforia el
acto ajeno que usan para defender el mismo acto llevado a cabo por ellos
mismos.
Quién actúa
diferente ante circunstancias iguales asume que estará equivocado en el 50%
de los casos y que será deshonesto en el 100%. Y es que sin consistencia no
se puede ser honesto.
http://elcomercio.pe/opinion/columnistas/como-has-cambiado-pelona-alfredo-bullard-noticia-1954096
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Donald Trump y su laberinto
Arthur González
No son pocos los
que piensan que Donald Trump, por ser un hombre enteramente dedicado a los
negocios, pudiera tener un pensamiento más objetivo respecto a lo inoperante
que ha resultado para Estados Unidos su política hacia Cuba, pero en la
actualidad nadie se atreve a predecir cuáles serán sus pasos una vez asentado
en la Casa Blanca.
Durante su campaña
por la candidatura presidencial, el tema cubano no fue centro de sus
discursos, realmente no sintió la necesidad de obtener el apoyo político y
menos financiero, de la mafia terrorista anticubana asentada en la Florida,
convencido de que ya no tiene el poder que ostentó durante décadas, se han
desgastado en luchas intestinas y la vida demostró que no pudieron ganar una
sola batalla contra la Revolución.
Vinculada desde
siempre a acciones terroristas como agentes al servicio de la CIA, esa mafia
resulta una macha en el expediente que Estados Unidos pretende llevar en su
supuesta lucha contra el terrorismo internacional, pues las pruebas de sus
actos son elevadas, como fueron las presiones para obtener el refugio en
Miami del asesino Luis Posada Carriles y de otros con delitos similares.
Sin embargo,
contra todos los pronósticos Trump antes de las elecciones, hizo una breve
visita al local de la fracasada brigada mercenaria que invadió Cuba por las
arenas de Bahía de Cochinos, y les prometió su apoyo, al parecer
desconociendo la vergonzosa historia de esos que se rindieron
incondicionalmente ante el pueblo uniformado, a solo 66 horas de iniciar su
agresión a la isla, lloraban ante el temor de ser fusilados y muchos
justificaron su participación asegurando que “solo eran cocineros”.
Las
contradicciones del nuevo Presidente ya se ponen de manifiesto, pues por una
parte reitera: “no elijo ministros pobres porque quiero gente que haya hecho
fortunas”; le envía mensajes a Viet Nam con sus deseos de fortalecer las
relaciones con ese país que los derrotó en la guerra, dándole una lección de
resistencia y unidad; y por la otra hace declaraciones agresivas hacia Cuba, amenazando
con deshacer las relaciones diplomáticas y los pocos acuerdos que ejecutó la
administración de Barack Obama.
Los hombres de
negocios ven oportunidades y fortalezas en las relaciones con aquellas partes
que pueden reportarles buenas ganancias, entonces, ¿cuáles son las razones
que tiene Trump para no tomar en cuenta a un vecino tan cercano y abierto a
las inversiones foráneas como Cuba?
Si realmente Trump
está nombrando a ministros multimillonarios, entre ellos al menos hay seis
personas indudablemente ricas que sumadas sus fortunas superan los 14 mil
millones de dólares, no resulta lógico que el magnate inmobiliario no se dé
cuenta de las posibilidades que tiene de invertir a solo 90 millas al sur y
deje a un lado a los verdaderos fracasados del enfrentamiento con Cuba en los
últimos 60 años.
Otra de las
incoherencias del nuevo Presidente es la incorporación de varios
estadounidenses con ancestros cubanos, algunos de ellos con posiciones
reacias al mejoramiento de relaciones con la Isla, quizás marcados por la
amargura traslada desde su niñez de padres y abuelos, muchos vinculados con
la dictadura de Fulgencio Batista, u otros enviados sin acompañantes a
Estados Unidos bajo la cruel y despiadada Operación Peter Pan, diseñada por
la CIA con total apoyo de la Iglesia Católica.
Los asesores de
Trump tienen el deber de alertarlo de que, en los Estados Unidos más del 50 %
de los estadounidenses de origen cubano votaron en su contra, y a favor de la
candidata demócrata Hillary Clinton, superando los datos históricos.
En Miami y otras
ciudades de la Florida, Trump perdió todos los distritos con alta
concentración de electores de origen cubano de extrema derecha, mientras el
lobby anticubano en el Congreso tampoco le daba su apoyo.
Un aspecto que los
asesores del Presidente no pueden pasar por alto, es la actual composición de
los residentes de origen cubano en los Estados Unidos, donde la masa de
jóvenes emigrantes por motivos económicos son mayoría y el reducto de
testaferros del dictador Batista y los burgueses, son cada vez menos y más
viejos.
De ahí que las
actuales encuestas indican que el 55 % de los estadounidenses de origen
cubano son favorables a las relaciones con Cuba, sumado al 73 % de los
norteamericanos que piensan lo mismo.
Si Donald Trump
pretende establecer una alianza con la extrema derecha anticubana y su
cultura de odio intransigente, transitará por el mismo laberinto obteniendo
el mismo resultado de los últimos 58 años, el fracaso, mientras el pueblo
cubano seguirá unido y con muchas reservas de resistencia para enfrentar con
firmeza algo a lo que están acostumbrados, las agresiones imperialistas.
Por esos motivos,
en momentos como estos hay que recordar lo dicho por José Martí: “La patria
se levanta sobre los hombres unidos de todos sus hijos”.
http://martianos.ning.com/profiles/blogs/donald-trump-y-su-laberinto-por-arthur-gonz-lez
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El mismo fujimorismo (II)
Carlos Meléndez
La idea de un
“nuevo” fujimorismo es una ficción de origen antifujimorista. Fue improvisada
al calor de la campaña como intento de domesticación progre ante la
inminencia de una victoria naranja, que solo se concretó en el Legislativo.
Iluminadas mentes –propensas al ‘wishful thinking’– compartieron la ilusión
de una versión caviarizada del fujimorismo. Confundieron los buenos modales
de la candidata Keiko Fujimori con una conversión. Una charla en Harvard no
hizo el verano.
El fujimorismo
–desde Alberto hasta Keiko– ha mantenido su composición molecular:
ascendencia personalista del líder (omnipresente y todoterreno), cultura
organizacional que valúa la lealtad rabiosa, enfrentamiento tanático al
‘establishment’ político y sus formas (democráticas), búsqueda de la
legitimidad política en la relación directa con el electorado (fundamentalmente
marginal). La versión keikista del fujimorismo es un ‘upgrade’ de la
albertista: ha vertido el apoyo amorfo hacia una organización –Fuerza Popular
(FP) es lo más cerca que tenemos a un partido–, ha centralizado la toma de
decisiones inhibiendo el faccionalismo (adiós, montesinismo o absalonismo), e
imponiendo compartimentos estancos, ha erigido una estructura de poder
autónoma (que puede potenciarse con la prebenda estatal). ¿Tiene dudas? Ganó
la hegemonía del Congreso con el voto.
Con estas premisas
auscultemos la lógica fujimorista de las últimas semanas. La prioridad de
Keiko Fujimori es conseguir la cohesión de una bancada de magnitud inédita.
Coordinar 72 voluntades –en un partido personalista– requiere talento y
esfuerzo desde la cúpula. La censura a Jaime Saavedra ha resultado funcional
para dicho objetivo. Ha sido su primer despliegue de gimnasia política: al
tiempo que se prueban las lealtades y se previenen fisuras, los escuderos
ensayan una racionalidad ad hoc que incorpora la polémica y –en el extremo–
el absurdo. La internalización del liderazgo keikista ha supuesto la búsqueda
anticipada de satisfacción de las expectativas de la lideresa por parte de su
séquito.
El fujimorismo
nunca le va a correr a la polarización porque el enfrentamiento con el
‘establishment’ (tecnocrático, pituco, liberal) aviva a su electorado
(antielitista, mano dura, conservador). Radicalizar la disputa –sobre todo
desde la mediocracia– es música para los oídos naranjas. Mientras el
antifujimorismo apuesta a la esfera mediática –el desprestigio crónico del
Congreso puede socavar la popularidad naranja–, el fujimorismo confía en su
maniobra maquinal. FP cuenta con los recursos institucionales para sostener
una confrontación permanente.
Cinco años atrás,
Keiko Fujimori emprendió su trabajo partidario recorriendo el país. Hoy lo
hace cohesionando a su bancada. Si asegura fidelidad, podrá contar con la
reproducción del trabajo proselitista de sus parlamentarios llegado el
momento. La satanización a la Comisión de Presupuesto no ha permitido
evidenciar la habilidad del fujimorismo en el ‘pork-barrel’ informal con los
gobiernos subnacionales (más eficiente que la PCM con las regiones). No creo
que el fujimorismo quiera precipitar un cambio de gobierno, sino que está consolidando
su oportunidad política –consciente de los altos costos–. Estamos ante el
inicio de una nueva estrategia del mismo proyecto. El fujimorismo no cambia,
se sofistica.
http://elcomercio.pe/opinion/rincon-del-autor/mismo-fujimorismo-ii-carlos-melendez-noticia-1954099
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Otra guerra sucia
Raúl Tola
A mí me tocó
comenzar en el periodismo en los años 90, y cubrí en primera línea la crisis
de corrupción que ocasionó el derrumbamiento del gobierno de Alberto Fujimori
y Vladimiro Montesinos en el 2000. En las últimas semanas, no he podido
evitar una fuerte sensación de déjà vu, que me ha devuelto a aquellas épocas,
en las que, valiéndose de todas las herramientas imaginables, el gobierno
diseñó una estructura para perpetuarse en el poder.
La avanzada contra
el ministro de Educación Jaime Saavedra ha sumado las viejas armas aprendidas
en esa época. Las sesiones de interpelación y censura han tenido ese mismo
aire de prepotencia e impunidad de los plenos de aquella época, donde la
mayoría imponía su agenda sin empacho, avasallando la ley y los derechos fundamentales.
Solo un ingenuo puede pensar que, habiéndose aproximado tanto a los 80 votos
que requiere una vacancia presidencial, vayan a parar ahora, cuando el
gobierno de PPK ni siquiera ha cumplido medio año de vida.
Para llevar
adelante esta ofensiva, también han vuelto las viejas artes de la guerra
sucia. Como han perdido el control de los medios de comunicación, el nuevo
campo de batalla parecen ser las redes sociales, donde se repiten las
patrañas, las medias verdades y los insultos, con el concurso de un ejército
de sicarios anónimos, pero también de algunas connotadas figuras.
Hay varios
ejemplos. Rosa María Palacios puede generar las simpatías y los odios más
intensos, pero queda claro que sigue dándose maña para imponer temas en la
agenda, desde la aparente marginalidad de una página web y una cuenta de
Twitter, como ocurrió con la moción de confianza presidencial, frente a la
censura de Saavedra. Al parecer, los ataques contra ella no han sido
suficientes, y a los operadores de la guerra sucia no se les ha ocurrido
mejor idea que atacar a una de sus hijas. Como siempre, han cometido esta
cobardía con mentiras, asegurando que recibe del gobierno un sueldo de 30 mil
soles mensuales como asesora ministerial. Lo cierto es que trabajó durante
dos años, basada en las excavaciones del Camino Inca realizadas en Cañete,
donde su sueldo era de tres mil soles mensuales, como establece la ley para
cualquier bachiller de arqueología. Es una falsedad burda, pero se ha
repetido hasta el aburrimiento, para despertar la sensación de sospecha.
Igual que lo hicieron la excrementicia prensa chicha de los noventa y los
canales comprados a golpe de talonario por Vladimiro Montesinos.
Para vergüenza de
todos, esta semana la revista The Economist publicó un artículo muy crítico
con la interpelación a Jaime Saavedra, a la que calificó como «un pequeño
acto de suicidio nacional». Ahí dijo que la bancada de Fuerza Popular se
comportó como «un matón de recreo» y desbarató uno por uno los argumentos
para la censura, atribuyendo su impulso a los intereses de las universidades
privadas que quieren la derogatoria de la nueva Ley Universitaria. Como por
ensalmo, las redes sociales se cargaron de los comentarios más disparatados
contra una de las revistas más emblemáticas del pensamiento liberal, a la que
acusaron de «caviar», «mermelera» y «sionista».
Son solo dos casos
de un vasto universo, que demuestran el nivel y la imaginación de los
cerebros y sus esbirros detrás de estos manejos. Con ellos contribuyen
numerosos personajes, que se hacen pasar por comentaristas objetivos o
periodistas, y atacan al resto de las mismas prácticas que para ellos son
habituales. Si faltaban pruebas de que el fujimorismo no ha cambiado, que sus
comienzos en campaña fueron un puro espejismo y que le resulta inevitable
manejarse con prepotencia en cuanto tiene algún poder, estas semanas han sido
absolutamente transparentes. ¿Lo habrá notado el gobierno?
http://larepublica.pe/impresa/opinion/831296-otra-guerra-sucia
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Un fracaso más
César Lévano
Me apena haber
acertado respecto a la censura al ministro de Educación, Jaime Saavedra.
Escribí ayer en esta columna, en relación con la táctica tembleque del
presidente Pedro Pablo Kuczynski: “Este jueves se sabrá con mayor claridad si
la táctica del paso atrás y la conciliación sirve para algo”.
No sirve para
nada, como lo sabemos por el voto de censura del Congreso. El fujimorismo no
tiene rival en el Poder Ejecutivo. Cada día está más claro que la única
fuerza que en verdad sostiene la democracia y la institucionalidad
republicana está en las calles, en los jóvenes, en las organizaciones
populares y los partidos de izquierda.
El presidente,
pese a su experiencia familiar, flagelada por el nazismo, olvidó las
lecciones de la historia, en particular la del pacto de Munich en el cual las
potencias capitalistas, en su treta para hacer que Hitler se enfrentara a la
Rusia soviética, conciliaron con él.
Al final solo
estimularon los planes de conquista y de guerra del fascismo. Por miedo a la
guerra, Occidente fomentó la guerra. Por odio al socialismo, orientaron la
agresión nazi a la Unión Soviética. Una maniobra consistió en predicar la no
intervención en la guerra civil española, que Alemania e Italia habían
preparado y en la que participaban militares y bombardeos fascistas como el
de Guernica, que Picasso condenó en un cuadro.
El gran
historiador Eric Hobsbawm en su monumental Historia del siglo XX ha escrito
respecto al acuerdo conciliador de Munich, de octubre de 1938: “Hubo otro
factor que transformó la política nacional en un conflicto internacional: la
debilidad cada vez más espectacular de las democracias liberales (que
resultaban ser los estados vencedores de la primera guerra mundial), y su
incapacidad o su falta de voluntad para actuar, unilateralmente o de forma
concertada, para resistir el avance de sus enemigos. Como hemos visto, fue
esa crisis del liberalismo la que fortaleció los argumentos y las fuerzas del
fascismo y del sistema de gobierno autoritario. El acuerdo de Munich de 1938
ilustraba a la perfección esa combinación de agresión decidida, por un lado,
y de temor y concesión por el otro, razón por la que durante generaciones la
palabra “Munich” fue sinónimo, en el lenguaje político occidental, de
retirada cobarde”.
Si el presidente
PPK no se percata de que el fujimorismo quiere todo el poder para instalar un
narcoestado, corrupto y represivo, puede terminar en la calle. Por ahí
marchan fuerzas nuevas.
http://diariouno.pe/columna/un-fracaso-mas/
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Un pacto social por la educación
Alejandra Dinegro Martínez
A mediados del
2006 se produjo la movilización social más grande conocida hasta entonces,
desde finales de la dictadura de Pinochet, en Chile. La “revolución de los
pingüinos”, como se les denominó a los estudiantes de secundaria, se
declararon en huelga. Ocuparon el 80% de los colegios, marcharon por las
calles cuestionando el modelo educativo neoliberal: una educación de mercado,
desigual, lucrativa y mediocre.
En el 2011, el
Gobierno de Sebastián Piñera mantenía la desigualdad del sistema educativo
chileno y el endeudamiento de las familias, lo cual engendró una nueva
explosión social. Estudiantes de las principales universidades estatales
pasaron a encabezar uno de los movimientos estudiantiles más potentes de
América Latina. La “revolución de los pingüinos” vio continuada su lucha.
Diversos sectores de la sociedad se sumaron a los universitarios: profesores,
padres de familia, escolares, artistas, trabajadores, sindicatos, estudiantes
de las universidades particulares, institutos y más.
Todos ellos
conformaron el “movimiento por la educación”, pactando socialmente una
plataforma de lucha conjunta que iba desde la gratuidad de su educación,
hasta las mejoras remunerativas a los trabajadores. Los estudiantes
entendieron que su problema venía del modelo heredado desde la dictadura de
Pinochet, siendo el corazón del problema el modelo económico que defendía su
gobierno.
Se lograron
cambios importantes y se logró repolitizar a una sociedad adormecida durante
años. Nadie estuvo ausente de una lucha que comprendía y necesitaba de todo
su tejido social. Sabían que del Gobierno no vendrían las mejoras por sí
solas, sin que ellos tomaran la iniciativa de exigirlas.
Una situación
similar vivimos en nuestro país. Heredamos una Constitución que protege el
lucro de las universidades particulares y la privatización de la educación,
mas no defiende a la educación como un derecho social. Consecutivos gobiernos
neoliberales no han realizado ningún cambio sustantivo en esta materia y
mucho menos lo harán, por los múltiples intereses que los atan. Con el
exministro Saavedra se quiso poner mano dura a la mafia, pero terminó siendo
censurado ante la mirada complaciente del propioPPK.
Ante ello, es la
misma ciudadanía la que deberá tomar el toro por las astas y demandar cambios
estructurales en todo nuestro sistema educativo. Necesitamos un pacto social,
para lograr los cambios y para poner en evidencia el gran problema de fondo.
No se trata de “corregir” algunos aspectos, se trata de cambiarlos,
sustituirlo por una educación gratuita y de calidad.
La solución no
dependerá solo de los estudiantes. Necesitaremos a toda la sociedad, a los
trabajadores organizados, para que los esfuerzos no puedan ser revertidos por
las y los defensores del statu quo.
http://diariouno.pe/columna/un-pacto-social-por-la-educacion/
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