La
política y el BCR
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Carlos
Tapia
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La elección en el Congreso de los tres
miembros del directorio del BCR ha tenido sus bemoles:
1).- En esta
oportunidad, la aplastante mayoría fujimorista decidió dejar de lado remilgos
anteriores que favorecían una imagen concertadora. ¿Qué es lo que han ganado?
Ha sido una victoria pírrica. Aunque la votación contó con el quórum legal y
la mayoría requerida, su legitimidad está en cuestión. Y cuando esto sucede
la polarización crece.
2).- Amplios
sectores critican la nula calificación económica de Rafael Rey y el dudoso
comportamiento de Chlimper al fin de la campaña. Sin embargo, pocos
cuestionan a Elmer Cuba, conocido economista y socio director de Macroconsult,
consultora de importantes empresas en el país. Y que su negocio, también, es
el de analizar previsibles inversiones ventajosas. Su plus se basa en tener
información privilegiada.
3).- ¡Ojo!, el
artículo 11 de la Ley Orgánica del BCR señala que los directores “No
representan a entidad o INTERÉS PARTICULAR alguno”. Es verdad que Cuba, una
vez integrado a la campaña de Keiko, pidió licencia de su importante cargo.
De ahí el comunicado de esta empresa consultora: “Macroconsult no ha
participado ni participará DIRECTAMENTE en política. La participación de sus
socios y profesionales en política o cargos públicos ha sido a título
personal” (Gestión 6/5/16). ¿No les suena parecido a los dueños de
universidades particulares, miembros de la Comisión de Educación en el
Congreso?
4).- Sin embargo,
hay que reconocer la validez del acuerdo. Y del error de quienes lo
consideran un “caballazo”, pero lo avalaron con su apurada participación y su
inútil presencia.
5).- Todavía no
está dicho todo. Hay que esperar la marcha estudiantil, porque en nuestro
país la democracia también se construye a punche y borbotones de rebeldía.
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http://peru21.pe/opinion/carlos-tapia-politica-y-bcr-2261484
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LA
BURBUJA
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Mirko
Lauer
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Se supone que pasados los 100 días ya nada
es sorprendente. Las fuerzas ya están atrincheradas en los hábitos adquiridos
en ese plazo. El siguiente momento de balance será cuando el gobierno cumpla
el año, y tengamos la elección de gobiernos locales a la vuelta de la
esquina. En el ínterin seguirán reinando las encuestas.
Fuerza Popular
dedicó estos meses a una estrategia de tornillo, no de martillo, como dice la
vieja frase. Su principal preocupación ha sido mantener al Ejecutivo acotado
en unos pocos temas, pero sin interferir realmente en su trabajo y en natural
proceso de desgaste. Esto sugiere que evitará el choque con PPK todo lo que
pueda.
El Ejecutivo ha
estado dedicado a aprender las artes de un gobierno en minoría, administrando
con cierta prudencia su parcela de poder. Esto ha significado alternar gestos
de fuerza con gestos de retroceso, señalando en todo momento que no hay
intención de cuestionar la cómoda hegemonía del fujimorismo.
En estos 100 días
la izquierda parlamentaria se ha dedicado a reproducir mecánicamente más o
menos la misma estrategia que la puso en el mapa electoral. Es decir
esfuerzos para ubicarse en los medios, las redes y las calles, como el gran
motor polémico. Transitoria distancia táctica frente a los conflictos
sociales.
Por el momento las
tres fuerzas parecen cómodas en sus posturas operativas, y dan la impresión
de que las sienten provechosas. Adviértase, sin embargo, que las tres tienen
un fuerte aroma a mal menor. Pero a la vez, quizás por eso mismo, un cierto
aire a compromiso. Exagerando un poco, podría hablarse de una burbuja de los
cien días.
¿Qué podría
reventarla? La pared más débil de la burbuja quizás está en las necesidades
de la izquierda, unida o no, de construir una plataforma de gobiernos
regionales y municipales frente a las próximas elecciones, que podría
volcarla hacia formas más drásticas de oposición al sistema.
En cambio el
mecanismo PPK-FP parece más estable, y en esa medida algo más duradero. Sin
embargo para FP es importante acopiar gobiernos locales para el 2021, y
evitar que la izquierda lo haga. Lo cual podría llevar a todos a endurecer el
estilo opositor. Para el Ejecutivo sería una crisis política a tres bandas.
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http://larepublica.pe/impresa/opinion/818530-la-burbuja
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Conectarse
para crecer
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Augusto
Álvarez Rodrich
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Para una columna como esta que se ocupa casi
cotidianamente de asuntos políticos que suelen ser tan estridentes como
intrascendentes más allá de la quincena, constituye una bendición encontrar
espacios que aunque no sean notorios sí sean relevantes para la vida de
peruanos de las zonas pobres del país.
Es lo que
encuentro cada año, desde hace seis años, como miembro del jurado del premio
‘ConectaRSE para crecer’, organizado por Telefónica del Perú, para reconocer
y promover el desarrollo rural a través de las telecomunicaciones, poniendo
en valor los beneficios de las tecnologías de la información y comunicación
para reducir las brechas sociales y económicas del país.
Este es un gran
premio porque identifica proyectos en los que las telecomunicaciones se han
posicionado como una herramienta de inclusión social a nivel regional que
tienen incidencia en el desarrollo rural.
El crecimiento de
las telecomunicaciones en el Perú desde que se inició el proceso de
privatización del sector, hace dos décadas, en 1994, ha sido exponencial,
construyendo una de las actividades más dinámicas.
El desarrollo de
las telecomunicaciones constituye, sin duda, uno de los instrumentos más potentes
para el progreso de una sociedad.
Su impacto es
obvio a través de todos los beneficios asociados a su desarrollo, los cuales
se vinculan al efecto en la calidad de vida de la gente y de las familias
tanto en el ámbito personal como en el económico.
Su efecto es más
visible en el sector urbano, pero es en el ámbito rural en el que se pueden
identificar las consecuencias más dramáticas por su mayor resultado relativo
en el cambio en la calidad de vida de la gente.
En este sentido,
el premio ‘ConectaRSE para crecer’ reconoce, precisamente, a esas iniciativas
en el ámbito rural que inciden de un modo decisivo en el bienestar de la
población, su calidad de vida o su acceso a las oportunidades; su
sostenibilidad con el fin de mantenerse en el tiempo por sí solo; su
replicabilidad en otros contextos y situaciones; y su innovación por
incorporar un componente diferencial o único.
El gran premio
Conectarse para Crecer 2016 fue para el proyecto “Sistema de SMS para la
mejora de la gestión del agua de consumo humano en zonas rurales. Anco,
Churcampa” (Huancavelica). Esta iniciativa se basa en un sistema de envío de
SMS que ha permitido mejorar la calidad de vida de diez localidades rurales,
disminuyendo los altos índices de desnutrición infantil y beneficiando a más
de seis mil ciudadanos.
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http://larepublica.pe/impresa/opinion/818534-conectarse-para-crecer
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Más
cínico que mudo
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Raúl
Tola
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La segunda tanda de revelaciones presentada
esta semana por IDL Reporteros cierra el círculo de las negociaciones que
Luis Castañeda Lossio habría encargado para frustrar el proyecto Río Verde,
impulsado por la gestión de Susana Villarán. Sabíamos que la abogada Giselle
Zegarra —gerente de Promoción de la Inversión Privada en las primeras
gestiones de Castañeda— había sostenido un fluido intercambio de
comunicaciones con Léo Pinheiro —expresidente de la constructora brasileña
OAS, hoy condenado a 16 años de prisión por pagar US$ 8,6 millones en coimas
para beneficiarse con contratos de Petrobras— que impidió que la obra se
concretara. Ahora nos hemos enterado de que estas tratativas, ocurridas en
plena campaña municipal de 2014, incluso se preocuparon en bloquear la
publicidad del proyecto.
¿Por qué Castañeda
habría querido frenar el proyecto Río Verde? Para apuntalar la imagen de
ineficiencia y ociosidad que se le construyó a Villarán, quien aparecía como
su principal competidora. Esto pese a que, como ha citado Rosa María
Palacios, durante su período como alcaldesa se concesionó más obra pública
que en el Gobierno Nacional.
Pero tan
lamentables como las denuncias han sido las reacciones del alcalde y sus
allegados. En un comunicado de prensa lambiscón y mentiroso, Solidaridad
Nacional intentó vender una conspiración contra «El mejor Alcalde de Lima de
todos los tiempos». Despreciando las mínimas reglas de la transparencia y la
decencia, Castañeda no se ha preocupado por comparecer ante los medios, para
ofrecer alguna explicación más o menos coherente. En su cuenta de Twitter
escribió que su respuesta a las denuncias eran «obras y más obras». Su
presentación ante el Congreso fue una pantomima, gracias al blindaje de sus
aliados políticos.
Castañeda recién
dio la cara este viernes por la mañana, cuando un monumental incendio
consumió las viviendas de la comunidad shipiba de Cantagallo. Por
coincidencia, su reubicación estaba prevista como parte del proyecto Río
Verde, lo que quedó cancelado por su gestión. Con un descaro que lo pinta de
cuerpo entero, quiso culpar de esta situación a la gestión de Villarán,
diciendo: «A los shipibos de Cantagallo les vendieron ilusiones».
Tropezándose y balbuceando quiso contestar a los reporteros, que aprovecharon
su aparición para hacerle varias de las preguntas que estaban pendientes.
Sobre el bloqueo de la publicidad de 2014 atinó a decir: «Es probable que lo
haya hecho».
Hace unos días,
GfK publicó una encuesta que revelaba un retroceso de la popularidad de
Castañeda, luego de que se conocieran sus tratos con OAS, así como el retraso
de las obras de los Juegos Panamericanos de 2019. Uno diría que es lógico,
tomando en cuenta las denuncias que recaen sobre el alcalde, quien no se
molesta en explicarle a sus votantes cómo gobierna y parece vivir tomándoles
el pelo. Increíblemente, esa caída de siete puntos lo mantuvo en el 60% de
aprobación, algo que cualquier político peruano envidiaría. Pero lo que
todavía resulta más insólito es que, una semana después, Datum reveló que el
alcalde había recuperado esos puntos, sumaba uno más, y llegaba al ¡68% de
aprobación! ¿Tenemos alguna responsabilidad los vecinos de todo lo que está
pasando con nuestra ciudad?
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http://larepublica.pe/impresa/opinion/818533-mas-cinico-que-mudo
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El juego
de fujimori
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Jason
Day
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¿Nos alcanzará la
memoria hasta las elecciones del 2018? ¿Recordaremos entonces el triste papel
que está jugando hoy Fujimori con su mega bancada (electa por solamente el
30% de los peruanos)? ¿Recordaremos que prometió garantizar “el no copamiento
político de las instituciones públicas”, que los miembros del BCR “deben ser
personas independientes, con experiencia e intachables” y que, sin embargo,
copó la institución que preserva la estabilidad monetaria del país con dos de
sus ex candidatos a vicepresidentes: uno con serios cuestionamientos por
entregar un audio manipulado a un medio de comunicación con el claro objetivo
de manipular a la opinión pública, y el otro con tal nivel de inexperiencia
que el decano del Colegio de Economistas del Perú se ha referido a él como un
“cachimbo”? ¿Nos alcanzará la memoria?
Porque el juego de
Fujimori es claro: mostrarse como la fuerza política más poderosa del país,
neutralizar al Ejecutivo y asfixiar la imagen del Presidente –a ver si, con
suerte, no llega al quinto año de mandato–; y ganar ampliamente las
elecciones regionales y municipales del 2018 como catapulta al 2021.
Lo bueno de todo
esto es que el fujimorismo, fuerza torpe, incapaz de hilar fino, tropezará de
nuevo y con la misma piedra (que rechazaran la invitación de PPK a discutir
sobre la lucha anti corrupción cuando perdieron la elección precisamente por
el halo de corrupción que les rodea, lo evidencia). Lo triste es que embarran
a su paso la dignidad del país, nos llenan de desconfianza y de ese tan
dañino desprecio por la política.
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http://larepublica.pe/impresa/la-contra/818604-el-juego-de-fujimori
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La
latinoamericanización de EE.UU.
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Ian
Vásquez
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La esposa de un ex presidente a la que
rodean serios cuestionamientos éticos se enfrenta este martes en las reñidas
elecciones presidenciales de Estados Unidos a un candidato demagógico que
promete volcar el ‘establishment’ podrido de Washington. Es una señal más de
la latinoamericanización de la política estadounidense.
Quien más
simboliza este fenómeno es el magnate Donald Trump, aspirante a la Casa
Blanca por parte del Partido Republicano. Ha creado un culto de personalidad
a raíz de sus afirmaciones de que todo está mal en EE.UU. y que solo él puede
arreglar los grandes problemas del país, tal como declaró en la convención de
su partido. Su estilo es de un populista autoritario. Propone cambios
radicales sin ofrecer detalles. Es agresivo, intolerante e insultante hacia
quienes difieren con él.
Es un nacionalista
que favorece el proteccionismo y aborrece a los inmigrantes. Quiere revertir
la política comercial internacional de EE.UU. Para Trump, el extranjero es el
enemigo y se colude con la élite estadounidense, de la que la candidata
Hillary Clinton es parte.
El hecho de que un
40% de estadounidenses esté apoyando a un ‘outsider’ como Trump dice mucho de
la polarizada política estadounidense. Pero no es que Clinton sea muy
querida. El nivel de rechazo de los dos candidatos es el más alto desde que
se empezaron a hacer tales encuestas décadas atrás. La mayoría de los
estadounidenses considera que ambos son deshonestos. Y la verdad es que
Clinton ha sido por largo tiempo parte de ese ‘establishment’ que tantos
estadounidenses ven con desdén por proteger cada vez más los intereses de
grupos poderosos, entre ellos, la clase política.
Tal sentimiento se
ve reflejado en el bajo nivel de confianza que los estadounidenses tienen en
las instituciones de su país. Según la encuestadora Gallup, está en niveles
históricamente bajos o cerca de estos. Solo un 35% de estadounidenses le
tiene mucha confianza a la Corte Suprema, un 23% al sistema de justicia
penal, alrededor del 20% a los periódicos y noticieros de televisión, un 18%
a las grandes empresas, y tan solo 9% confía en el Congreso.
Ese declive es
producto de una concentración de poder en Washington que se aceleró durante
la presidencia de George W. Bush. Con el respaldo de un Congreso republicano,
Bush incrementó el gasto público más que cualquier otro presidente en cuatro
décadas.
Las guerras en
Medio Oriente y contra el terrorismo llevaron a violaciones de privacidad y
derechos civiles, muchos de las cuales siguen siendo vulnerados. La respuesta
a la crisis financiera, primero por Bush y luego por Barack Obama, se ha
visto como arbitraria, no muy eficaz y algo injusta, pues se ha usado dinero
público para beneficiar a Wall Street y otros grupos políticamente
conectados. La deuda pública se ha disparado y la gente se ha hartado del
capitalismo de compadrazgo. Con razón que los índices internacionales de
Estado de derecho muestran un deterioro marcado para Estados Unidos desde
principios de siglo.
Cuando se pierde
la fe en las instituciones de un país, se alienta la esperanza en un hombre
fuerte que pueda poner orden, ya que las reglas del juego no son de confiar.
Así es cómo un Trump puede llegar a declarar que si fuera presidente
encarcelaría a Clinton, deportaría a millones de inmigrantes, reduciría las
libertades de la prensa, prohibiría la entrada de musulmanes al país,
impondría impuestos altos a empresas particulares, investigaría a sus
opositores –y aun así mantener un alto nivel de apoyo–. Y si no llega a ser
elegido, será porque el sistema está amañado, según él. Son cosas propias de
un caudillo latinoamericano.
Y tal como muchas
campañas electorales en América Latina, la estadounidense hace rato carece
del debate de ideas. En vez, los candidatos se acusan de mentirosos y el
debate se enfoca en el escándalo del día. En estas elecciones, hasta hay un
elemento de injerencia extranjera, pues hay mucha evidencia de que el Kremlin
está tratando de influir a favor de Trump y en contra de las instituciones
democráticas, especialmente a través de intervenciones cibernéticas que ponen
a Clinton en una mala luz.
Pase lo que pase
el martes, será en buena parte resultado del deterioro de las instituciones
estadounidenses.
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http://elcomercio.pe/opinion/mirada-de-fondo/latinoamericanizacion-eeuu-ian-vasquez-noticia-1944316
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Lima
para los limeños
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Alfredo
Bullard
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La inmigración desata la ira de los limeños.
La llegada continua de personas del interior buscando trabajo en la gran
ciudad genera que el alcalde dé una ordenanza por la que, para entrar a Lima,
tiene que tenerse una autorización previa de la municipalidad metropolitana.
Además, si
obtienes el permiso, este solo te autoriza a visitar la ciudad temporalmente
y no te permite trabajar salvo que tengas además un permiso de trabajo.
“Tenemos que detener la migración que nos lleva a un crecimiento desbordante
y desordenado. Además, hay que preservar Lima para los limeños. No podemos dejar
que los inmigrantes nos quiten trabajo y que además disfruten de los
servicios y beneficios que proveemos con los impuestos que pagan los
residentes locales”, dijo el alcalde en una concurrida conferencia de prensa.
Por supuesto que
esas declaraciones del alcalde no existen y tampoco existe la ordenanza.
Además de inconstitucional, por violar el derecho a la libre movilidad y el
derecho al trabajo, la medida es absurda. Como en todo, la competencia (y las
oportunidades que ella genera) aumenta el bienestar general. Y hacer ello en
Lima, una ciudad cuyo desarrollo proviene principalmente del esfuerzo de los
inmigrantes, parece atacar precisamente su propia historia.
Sin embargo, y por
ridícula que suene la propuesta, es precisamente lo que plantea profundizar
Donald Trump. Y es que las medidas hipotéticas del alcalde limeño ya son
realidad en Estados Unidos. Los originarios de varios países (entre los que
se encuentra el Perú) requerimos un permiso para movernos hacía ese país
(llamado visa), y uno aun más exigente para poder trabajar ahí.
Y como Lima,
Estados Unidos ha crecido y se ha desarrollado gracias a la inmigración. El
estadounidense típico difícilmente tiene su origen en oriundos de
Norteamérica. Estados Unidos se ha volteado contra su propia historia. Y
ahora Trump pretende radicalizar aun más la situación, levantar un muro que
los separe de México y ser más duro con la inmigración. Y, sorprendentemente,
su política contra los inmigrantes parece haberse vuelto uno de los puntos
que le ha dado mayor popularidad.
Para quienes digan
que no se puede comparar el ejemplo de Lima con el de Estados Unidos porque
la primera es una ciudad y el segundo un país, habría que recordar que los
países son circunscripciones territoriales arbitrariamente definidas. Sus
fronteras no están definidas por la naturaleza sino por decisiones de
personas. Si reconocemos que las personas tenemos derecho a vivir (y
trabajar) donde mejor nos parezca, limitar el acceso a Lima es tan arbitrario
como limitar la entrada a Estados Unidos o a cualquier otro país.
Las fronteras han
sido tradicionalmente usadas para limitar la movilidad de información,
mercaderías, capitales y personas. Son formas de reducir la competencia y son
usadas por los estados para reforzar su poder. Y los ciudadanos suelen ver
con simpatía que se reduzca la competencia en el territorio en el que viven,
a pesar de que en el mediano plazo reducen su bienestar al reducir sus
opciones y elevar los precios.
Curiosamente,
hemos ido al revés. En lugar de liberalizar el movimiento de personas (es
decir, proteger el derecho fundamental a la libre movilidad) hemos avanzado
más en liberalizar el movimiento de mercaderías, capitales e información. Es
más fácil vender nuestros productos en Estados Unidos a que los peruanos sean
autorizados a trabajar en dicho país.
Por eso las
propuestas de Trump no alcanzan solo a radicalizar políticas migratorias
restrictivas, sino a proteger su mercado interno de las importaciones.
Finalmente, quiere “América” para los “americanos”, lo que significa menos
alternativas y precios más altos para los mismos “americanos”. Y Clinton no
nos ofrece nada mejor. El panorama de estas elecciones no es muy alentador.
La xenofobia tiene
muchas expresiones. Incluso en el Perú solemos creer que los residentes de
una localidad tienen derecho a ser contratados en proyectos que se
desarrollan en la zona solo por vivir en ella. Basta ver los ejemplos de las
demandas en protestas contra la minería. Finalmente, no nos diferenciamos
tanto de Trump. Como él, queremos levantar muros que impidan la llegada de
competencia. El mercantilismo proteccionista viene muchas veces no solo de
los empresarios, sino de los ciudadanos y de los trabajadores.
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http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/lima-limenos-alfredo-bullard-noticia-1944267
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Túpac
Amaru II - Revolución y religión
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Julio
Yovera
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1
La presencia de la
cultura y la civilización hispana, ajena a la cosmovisión de los pueblos
ancestrales de nuestro continente, fue percibida de distintas formas. Si las
etnias, a los inicios de la llegada de los bárbaros colonialistas eran vistos
como amigos y aliados para golpear a los quechuas, que en el proceso de
expansión y de configuración de su imperio, habían actuado con violencia,
bien pronto se dieron cuenta que los invasores no eran sus liberadores sino
sus verdugos.
El extermino fue
atroz. Según Bartolomé de las Casas, desde que los colonialistas entraron a
los dominios del Tahuantinsuyo, hasta 1542, cuatro millones de nativos habían
muerto, bien porque fueron asesinados o por epidemias y enfermedades.
La reacción de los
pueblos nativos frente a los agresores no fue uniforme, ni siquiera al
interior de las propias etnias. En efecto, mientras unos devinieron en
colaboracionistas, otros los enfrentaron. Quizá el caso más didáctico del
prototipo de traidor sea el de Felipillo, quien representa la imagen del
inescrupuloso (independientemente que haya muerto por apoyar la rebelión de
los nativos mapuches del sur). Otro, muy distinto, es el ejemplo de los caciques
Marca Huilka o Poechos, que fueron los primeros que se enfrentaron a la
invasión hispana y por ese “delito” murieron en la hoguera, asistidos por
sacerdotes cómplices.
De hecho, hubo
resistencia por ésta no calificada de acción revolucionaria. Hagamos la
siguiente reflexión: Desde que se impuso la dominación, tomando como
referencia la ejecución de Atahualpa, noviembre de 1532, hasta la primera
gran rebelión de Juan Santos Atahualpa, 1742, habían pasado 210 años. ¿Qué
explicación podemos dar a esto? ¿Por qué se reaccionó tan tarde?
La respuesta es
una sola: la dominación fue no solo física, sino también mental. La religión,
el opio de los pueblos que llamaría Marx casi un siglo después, convirtió a
la población en rebaño, sino conforme por lo menos soportando su destino y
temerosa de un dios supremo.
Herida en su
autoestima, satanizada por haber practicado “la adoración de idolatrías”, la
religión católica fue utilizada no como arma auxiliar sino fundamental en la
mente de los nativos, que soportaron con estoicismo la explotación esclavista
en las minas y la servidumbre feudal en el campo.
La superioridad
técnica, el uso de la pólvora, el caballo, la lanza, el arcabuz no son
suficientes para explicar la penetración profunda en la conciencia de los
indígenas del temor, más que al castigo, a la irremediable condena al
infierno. Los ministros de la fe les hacía creer que por el hecho de ser
“indios” no eran seres humanos.
2
Aflora entones una
pregunta: ¿10 mil años –como mínimo- de cosmovisión ancestral, de adoración a
las fuerzas de la naturaleza, a los apus, al sol, al dios Wiracocha, pudieron
ser erradicadas fácilmente por el sacerdote, la Biblia y la cruz? ¿Y no es
éste un argumento para sostener que el religión católica con su dios barbado
es una demostración que se estaba frente a la “religión verdadera”?
No perdamos de
vista que la evangelización fue un acto de imposición violenta, y traumática.
Sobre todo, fue un asunto de vida o muerte para los españoles. Y por eso,
torturaban y “evangelizaban” a los indios. Al respecto, el padre Bartolomé de
las Casas nos da el siguiente testimonio de lo que fue la cristiana forma de
tratar a los nativos:
“… yo afirmo que
yo mismo vi antes mis ojos a los españoles cortar manos, narices y orejas a
indios e indias, sin propósito, sino porque se les antojaba hacerlo, y en
tanto lugares y partes que sería largo de contar. E yo vi que los españoles
les echaban perros a los indios para que los hicieran pedazos, y los vi así
aperrear a muy muchos. Asimesmo es verdad que tomaban niños de teta por los
brazos y los echaban arrojadizos cuanto podían, e otros desafueros y
crueldades sin propósito, que me ponían espanto, con otros innumerables que
vi que serían largas de contar” (De las Casas: 176)
3
Toda revolución es
producto de un estallido de contradicciones acumuladas. La teoría científico
social señala: cuando los de arriba ya no pueden gobernar como antes y los de
abajo ya no están dispuestos a seguir dominados, las confrontaciones empiezan
a manifestarse.
Pero, hay un
factor más. Las revoluciones no solo requieren de condiciones objetivas,
requieren también de condiciones subjetivas.
En los tiempos de
la rebelión de Túpac Amaru, noviembre de 1780 (252 años de la muerte de
Atahualpa), las condiciones objetivas maduraban a favor de la revolución. La
vida de las masas indígenas se pauperizaron. Las minas eran tumbas; el orden
colonial era un reino de exterminio y hambruna para las masas nativas; los
tributos, verdadera estafas; las reparticiones y obrajes, actos de genocidio.
En la costa, los esclavos negros vivían atados a las cadenas de la hacienda.
Las condiciones objetivas eran follaje seco.
También se daban
las condiciones subjetivas que operan o se manifiestan en el estado de ánimo,
en la conciencia, en la voluntad de quienes están dispuestos a liderar las
acciones que impulsen a las masas –también identificadas con la urgencia del
cambio- a tomar el cielo por asalto. Este fenómeno apareció en toda su
expresión con el liderazgo de Túpac Amaru II, descendiente directo del última
inca Túpac Amaru, quien consideró que estaban dadas las condiciones para
organizar y levantar a las masas para incendiar la pradera.
¿Fue mesiánico
Túpac Amaru II? Nosotros preferimos decir que fue consciente de su destino.
No era un fanático. Era un hombre preparado. Su formación intelectual era
resultado de las dos culturas que estaban en permanente choque pero que a la
vez, paulatinamente, se imbricaban en un complejo proceso de sincretismo.
Los jesuitas se
habían hecho cargo de su formación occidental, leyó a los pensadores
franceses; pero también se educó en la tradición oral de sus ancestros. Leía
al cronista Garcilaso Inca de la Vega. No era un hombre más dentro de la
sociedad colonial. Tenía cultura, economía y era cacique (jefe) de poblados
importantes: Surimana, Pampamarca y Tungasuca. Por eso logró proyectar su
liderazgo.
4
Hábil y perspicaz.
Se propuso unir alrededor de la revolución a las amplias masas. Que no lo
haya logrado no descalifica su grandeza. No perdamos de vista su proyección
estratégica, que la muestra cuando da su famoso bando antiesclavista de
liberación de los negros. Muchos con ingenuidad y algunos con cierta sorna
(recordemos que Túpac Amaru todavía sigue dando batallas), se han preguntado
pero, ¿por qué la libertad de los negros si en el Cusco no los había en
número significativo? La respuesta es la siguiente: con esa bandera
programática buscaba que la rebelión prendiera también en los valles de la
Costa, donde estaba concentrada una enorme masa de población negra. ¿Eso era
o no una muestra de pensamiento estratégico?
Cuando se declara
inca logró atraer a una masa importante. Era identificable y reconocido como
un líder de coraje y buen entendimiento. Su ritualidad católica la siguió
practicando. La contraofensiva hispana no solo fue militar, también fue
religiosa. En la ciudad del Cusco en los años de revolución tenía 30 mil
habitantes. En ella se concentraban “nueve conventos, tres monasterios, ocho
beateríos y siete colegios manejados por la Iglesia” (WALKER: 93), que
hicieron su “guerra santa” para derrotar a Túpac Amaru.
Al iniciarse la
revolución, después de darle muerte al corregidor Arriaga y cuando obtiene su
primera victoria en Sangarará, Tupac Amaru se convierte en el jefe de una
revolución que es una lucha de clases, la primera que remece los cimientos
del orden colonial. España apela a todo su poder, a todas sus malas artes
para derrotar el movimiento. Y pese a todo, la revolución se mantuvo, cierto,
cada vez en las condiciones más difíciles.
El clero en esta
lucha de clases estuvo dividido. El sector privilegiado al lado de los
jerarcas coloniales y el bajo clero, los sacerdotes, no todos pero sí un
cierto número, al lado de las fuerzas insurrectas. Cuando la autoridad
eclesiástica en su afán de romper el cordón que unía al líder con la masa
creyente, lo excomulga lo hace porque sabe que esta acción a los ojos de la
gente era una maldición que alcanzaba no solo al jefe y su familia sino
también a sus seguidores.
La revolución se
batió por dos años. Y cierra su primer capítulo con la captura y ejecución de
un líder que murió para vivir. Desde la perspectiva de estos tiempos podemos
decir que Túpac Amaru encarnó un Proyecto Revolucionario Andino. En efecto,
aun cuando con la derrota de Túpac Amaru II se pierde la posibilidad que los
sectores nativos lideraran y hegemonizaran el proyecto emancipador y se
frustra la posibilidad de reconstruir en las mejores condiciones, la
identidad de las culturas ancestrales y la construcción de la nación peruana
de “todas las sangres”, como diría el escritor José María Arguedas, este
ideal permanece.
El gran encuentro
entre las culturas originarias y la cultura occidental está pendiente. Esa
será una tarea que tendrá que asumir el pueblo y sus organizaciones
políticas, cívicas y culturales.
Notas:
De Las Casas,
Bartolomé. Brevíssima relación de la destryción de las indias, Biblioteca
EDAF, España, 2005.
Walker, Charles.
La Rebelión de Túpac Amaru, Instituto de Estudios Peruanos, Lima, 2015.
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http://rebelion.org/noticia.php?id=218800
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Fuera
Castañeda
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Alejandra
Dinegro Martínez
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Vamos a ser claros
y directos desde un inicio. La anterior gestión de la Municipalidad de Lima
(que dirigió la exalcaldesa Susana Villarán), no aceptó tranzar con la mafia
y ese fue el punto clave para iniciar la campaña más sucia, orquestada en su
contra. Ella les maleó el mercado y los negociazos, cosa que jamás se lo
perdonarán.
Luis Castañeda
nada cómodamente en la corriente de la informalidad, que lo alimenta con un
respaldo incomprensible y tirado de los cabellos. Este sector ve en Castañeda
al alcalde permisible a la más mínima señal de corrupción. Es quien
personifica el pragmatismo en esencia y anula cualquier traba que pueda
limitar un paraíso de gananciales. En pocas palabras, es la versión peruana
del “dejar hacer, dejar pasar” la frase francesa que resume la mano invisible
del mercado y la mínima intervención del Estado.
Lo sucedido en la
Comunidad Shipiba de Cantagallo es un hecho más que se suma a los escándalos
políticos y financieros en los cuales está inmersa su gestión y su persona.
En tan solo dos semanas, investigaciones de IDL-Reporteros han puesto al
descubierto la forma en la que Luis Castañeda intervino -durante la gestión
de Villarán-para que la empresa brasileña retire la publicidad del Proyecto
Vía Parque Rímac.
Y hay que
detenernos aquí un momento para entender lo siguiente: cuando Susana Villarán
asumió como alcaldesa de Lima, convirtió lo que Castañeda llamó “Línea
Amarilla” en “Vía Parque Rímac” y agregó, a esta obra gigantesca, un
fideicomiso que permitía crear el Proyecto Río Verde, que consistía en la
recuperación de áreas verdes de la rivera del río Rímac para revalorizar el
centro histórico de nuestra ciudad. Río Verde implicaba, a su vez, la
reubicación de las familias de la comunidad shipiba de Cantagallo. Estas iban
a ser reubicadas, de forma ordenada y gratuita, en un terreno ya disponible
en Campoy, en San Juan de Lurigancho.
Cuando Castañeda
asumió nuevamente como alcalde, el 1 de enero de 2015, se trajo abajo este
proyecto (con las artimañas que hoy en día todos conocemos) y con ese dinero,
decidió hacer el inútil bypass de 28 de Julio, en beneficio de los dueños de
las universidades e institutos de los alrededores, porque incluso los vecinos
de la zona manifestaron su rechazo a una obra sin estudios técnicos completos
y sin ser una necesidad demandante.
Y que ahora, con
la mayor caradura posible, afirme que no es responsable de nada, simplemente
da asco, vergüenza e indignación. Lo mismo genera ese juego complaciente de
parte de un sector de la prensa que lo considera intocable. A estas alturas
si la misma campaña de odio ejercida contra la gestión de Villarán la
aplicaran contra la gestión amarilla, simplemente Castañeda estaría fuera del
sillón municipal. Pero estamos pidiendo, creo, demasiado.
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http://diariouno.pe/columna/fuera-castaneda/
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