jueves, 11 de mayo de 2017

OPINIONES 11/05/2017


De la prisión a la presión - Augusto Álvarez Rodrich
El Congreso tricameral del Ejecutivo - César Delgado-Guembes
El fascismo a la ofensiva - Gustavo Espinoza M.
Juego grande - Sinesio López
Fábula - Luis Davelouis
La última tarde del antiterrorismo - Carlos Alonso Bedoya
Literatura y derecho - Francisco Miró Quesada Rada
Los casos Pativilca y Chavimochic - Antonio Maldonado
Perversiones totalitarias - Agustín Haya de la Torre
¿Quiénes asisten a las marchas del antichavismo?
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De la prisión a la presión

Augusto Álvarez Rodrich    


El archivamiento de la iniciativa del congresista Roberto Vieira para que el ex presidente Alberto Fujimori acabe su condena como arresto domiciliario tendrá implicancias relevantes en la política peruana.

Para empezar, esta votación en bloque del fujimorismo constituye una expresión de sólida cohesión de la bancada de Fuerza Popular (FP) pues es un tema que la divide entre los que estaban dispuestos a aceptar la ley Viera para que Fujimori vaya a su casa de una vez y los que –como Keiko– apuntan al objetivo maximalista del indulto presidencial.

Kenji piensa distinto pues prioriza la situación personal de su padre frente a la perspectiva política de su hermana, lo cual quedó claro tras la votación: “Yo amo a mi padre. Repito: yo amo a mi padre. Quiero pedir que no se juegue ping pong con la vida de mi padre y no me voy a quedar de brazos cruzados, voy a luchar hasta lograr su libertad. Ha llegado el momento –y lo digo a título personal– de que FP asuma de manera más activa la lucha para lograr su libertad”.

Por ello, ahora toda la presión interna en el fujimorismo pasa a estar sobre Keiko para conseguir el indulto mediante la amenaza que, a través del congreso, le meta al gobierno de PPK.

Además de la salida de Fujimori de la Diroes, lo que en el fondo está en juego es la pugna entre ambos hermanos por el liderazgo del fujimorismo. Si Keiko no consigue pronto el indulto de su padre, sin duda perderá peso político interno frente a Kenji.

Eso explica las declaraciones de keikistas como Héctor Becerril, Úrsula Letona, Alejandra Aramayo, Lourdes Alcorta y Karina Beteta, echándole la culpa a PPK por una supuesta falta de humanidad. Lo que en el fondo hacen es limpiar a Keiko.

Lo que aún constituye un misterio es qué pasó en los días del aniversario del rescate de los rehenes de la embajada, en los que parecía, por las señales de acercamiento entre gobierno y oposición, que la salida de la Diroes ya estaba arreglada entre ambos.

Pero el desenlace no fue el previsto, y ahora la bancada de FP está afilando las armas para presionar y hasta chantajear al gobierno de PPK para conseguir la salida de Fujimori ‘por la puerta grande’ del indulto, empezando con la censura sin interpelación del ministro Carlos Basombrío.

El problema es que el indulto no funciona en sentenciados por los motivos por los que se condenó a Fujimori, algo que PPK planteó desde la campaña electoral, pero vamos a ver ahora cuánta presión podrá tolerar cuando el fujimorismo haga papilla su gobierno, y deba elegir entre la legalidad y la viabilidad política.


http://larepublica.pe/impresa/opinion/874477-de-la-prision-la-presion


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El Congreso tricameral del Ejecutivo

César Delgado-Guembes


Si el objetivo del gobierno es poner en agenda el retorno a la bicameralidad, probablemente el gesto sea elocuente. La presencia del Poder Ejecutivo a favor de la bicameralidad no es indiferente. Su proyecto, sin embargo, contiene propuestas marginales, incompletas y defectuosas que no merecerían aprobación en su formulación actual.

Para decirlo con propiedad, no se trata de una propuesta integral de bicameralidad orgánica, sino más bien de una propuesta torcida de tricameralidad funcional. Es decir, un Congreso compuesto por dos cámaras (el Senado y la Cámara de Diputados) en el que, además, la Cámara de Diputados desarrolla, a través de la Comisión Permanente, funciones independientes a las que se asignan a las otras cámaras.


Las características más saltantes del proyecto presentado por el gobierno son que los candidatos a la presidencia y vicepresidencias de la República pueden postular como candidatos a diputados o senadores. Asimismo, se mantiene a la Comisión Permanente como instancia de evaluación de los procesos de acusación constitucional, y el Senado no tiene representación en ella, pues es elegida únicamente por la Cámara de Diputados (conformada por 100 representantes). En esta propuesta, la Comisión Permanente –y no la Cámara de Diputados– tiene funciones presupuestales durante el receso, y puede tomar decisiones legislativas durante este período.

Por su parte, el Senado, que sería integrado por 30 representantes, se concibe como una instancia de apelación de lo resuelto por los diputados en casos de acusación constitucional y actúa como segunda y definitiva instancia en casos de denegatoria de pedidos de delegación de facultades legislativas presentados por el gobierno.

En el proyecto del Ejecutivo, además, subsiste la limitación a la independencia de la fiscalía y a la Corte Suprema respecto de los términos de la acusación constitucional.

Lo lamentable de la propuesta, sin embargo, es la insuficiente seriedad técnica con la que se presenta. Entre las deficiencias más graves cabe anotar la existencia de una instancia que reúne a ambas cámaras (es decir, las reuniones en conjunto de senadores y diputados en una misma sesión), sin que se señale cuáles serían sus competencias, y retiene nominalmente a esta instancia como apéndice supérstite del actual Congreso unicameral.

Asimismo, la iniciativa legislativa del gobierno no prevé si la aprobación del presupuesto de la República tiene trámite conjunto o separado entre las cámaras, ni contiene regla alguna respecto de la situación de las cámaras en caso de disolución del Congreso. Lo mismo ocurre tanto con la indefinición, ambigüedad e incertidumbre sobre el papel de la Cámara de Diputados en el proceso de reconsideración de las leyes observadas por el Ejecutivo como con el desconocimiento del régimen de representación vigente mediante voto popular y directo ante el Parlamento Andino.

Por último, el proyecto lleva una innecesaria intoxicación de lenguaje judicial por completo ajeno a los procesos parlamentarios, como cuando refiere que el Senado “emite pronunciamiento vinculante en última instancia” y que esos pronunciamientos se realizan “de oficio o a petición de parte”, desconociendo que en el proceso parlamentario en general, y en el legislativo en particular, el impulso en el cumplimiento de funciones no admite la diferencia entre dichos términos.

No hay bicameralidad eficiente sin distinción clara de misiones, tareas y funciones en cada cámara. No hay bicameralidad útil sin identificación clara de las capacidades personales requeridas para alcanzar la misión, realizar las tareas y cumplir las funciones en cada cámara. No hay bicameralidad eficaz sin partidos que certifiquen que los candidatos que postulan ante el elector reúnen los perfiles de los puestos representativos. No hay bicameralidad segura sin partidos que no tengan que hipotecar la independencia de su ideología a los recursos económicos que les faltan para postular a los mejores candidatos capaces de hacerse cargo de la gestión del Congreso.

La necesaria reforma del Congreso debe prever estos aspectos antes de apresurarse, una vez más, a hipertrofiar el mercado legislativo con medidas inadecuadamente pensadas y defectuosamente elaboradas. El tricameralismo es un ejemplo bisoño del camino que no conduce a los puertos que el futuro del Perú nos exige.



http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/bicameralidad-congreso-tricameral-ejecutivo-c-delgado-guembes-noticia-1990787


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El fascismo a la ofensiva

Gustavo Espinoza M.


En las últimas semanas hemos sido espectadores de lo que bien podría considerase la más agresiva campaña del reducto fascista que anida en nuestra tierra, y que toma fuerza en procura de capturar, de manera definitiva, las riendas del Poder.
La ofensiva que nos preocupa tiene que ver con dos elementos claros del debate: el comportamiento de la “mayoría parlamentaria” en el Congreso de la República y el cúmulo de ataques al ex Presidente Ollanta Humala a quien -independientemente de sus aciertos o errores- la Mafia quiere colocar hoy mismo tras las rejas.

El antecedente se registra en el “homenaje” a los integrantes de Comando Chavin de Huantar, los 148 “héroes” que, armados hasta los dientes y preparados como combatientes de primer nivel; mataran, en abril de 1997, a 14 insurgentes en la residencia nipona en Lima. En esa circunstancia, toda la carga fue disparada contra el congresista Justiniano Apaza, quien se atrevió a no estar de acuerdo con la desafinada melodía de “la mayoría” casual.

La Mafia acosa

Las belicosas expresiones de Lourdes Alcorta y Héctor Becerril, vertidas en los días subsiguientes, forman parte del primer elemento de nuestro análisis. Revelan una agresividad demencial, y una violencia verbal de alto octanaje. El odio desborda en sus dichos, y aflora en sus miradas como fuego inextinguible.

Esto, fue posible advertirlo con motivo de lo ocurrido el 1 de mayo; y después, cuando el titular del Interior se presentó ante la Comisión de Defensa, del Congreso. Ambos parlamentarios -y algunos más- tuvieron expresiones de irrefrenable ira cuando enjuiciaron las acciones gubernativas y los hechos acecidos, aludiendo a la presencia del MOVADEF en la marcha CGTP.

En ese marco, la rueda de prensa anunciada por ex miembros del MRTA fue la pieza que faltaba para alborotar el cotarro, y poner de vuelta y media a la Mafia fujimorista. La irracionalidad fue el común denominador en las expresiones vertidas por los representantes de “Fuerza Popular”.

Usaron la presencia de Sendero en la calle después que la “prensa grande” se regodeara, complaciente, de la misma; y denostaron de la intención de los liberados emerretistas que iba precisamente en sentido contrario a la de los seguidores de Abimael Guzmán: proclamaban su voluntad de paz. A unos los resguardaron; y a los otros, buscaron amordazarlos.

Pero más allá de las consideraciones que unos u otros congresistas esgrimieron, lo que quedó en la retina de los espectadores, fue el odio expresado en palabras, gestos y miradas, lanzados por la Alcorta y Becerril, exponentes más caracterizados de la mediocre “mayoría” congresal. Su descomunal intolerancia fascista, asomó acompañada por signos de malacrianza inaceptable; pero fue lo más aproximado a la demencia

Como bien lo dice Luis Gárate –dirigente de PR- “No es casual que en los últimos días se empiece a hablar del "rebrote" terrorista, y que a su vez se recrudezca el hostigamiento y campaña contra la izquierda, buscando vincularla al terrorismo. Hay que estar alertas y rechazar esta burda campaña que solo busca desviar la atención de la real podredumbre y corrupción en la que están embarcadas los grupos dominantes”.

Y es que la Mafia, en efecto, es diestra en el arte de manejar “la amenaza terrorista” en función de sus más recónditos intereses. La usa a su antojo para denigrar a unos, y reprimir a otros; jugando peligrosamente con el tema de la “violencia” que tantos réditos le generara en el pasado. La usa hoy para liberar a Fujimori, sacar de la cárcel al generalato corrupto liderado por Hermoza Rios, premiar a sus “héroes” y salvar a los integrantes del Grupo Colina.

El caso Madre Mía

Y es a partir del tema de la violencia que se agita hoy el caso de Ollanta Humala -“el Capitán Carlos"- y los sucesos de Madre Mía.

Vale explicar la cosa con precisión. Contra Humala y Nadie Heredia se ha desatado una durísima campaña de demolición. Los mismos que justifican la matanza de los penales de 1986; los crímenes del fujimorismo; los negocios turbios de Alan García y sus secuaces; se lanzan como galgos buscando morder a Humala y a su esposa desde cualquier lugar.

Lo que pretenden, simplemente -con razón, o sin ella- es ponerlos tras las rejas, e inhabilitarlos; para que nunca más “se metan en política” . Que reconozcan que ese campo, es terreno exclusivo de la Mafia y sus sirvientes.

Contra ellos han descargado acusaciones de lavado de activos, ligazón con el narcotráfico, usurpación de funciones, financiación ilegal, vínculos con Odebrecht, asesinato (caso Fasabi), y otras lindezas. Como en ninguno han logrado abrir un proceso -todos están en la Fiscalía- ahora buscan poner cadáveres sobre la mesa, y hablan de los muertos de Madre Mía.

Es curioso. Nunca les importó el tema de los muertos en los “años de la violencia”. Ni en los Penales, ni en Soccos, Accomarca, Lloocllapama, Santa Rosa, Ocros, Pomatambo, Cayara, Bellavista o Huancapi. Dijeron siempre que eran “los costos de la guerra”; apenas el “daño colateral de la confrontación armada”. A lo más, excesos” que había que superar.

Pero ahora sí. Madre Mía es crucial: hay que investigar, juzgar y castigar. Condenar sin piedad al que torturó y mato a uno, dos o tres pobladores. No se puede permitir el crimen. Y es que ahí está Ollanta Humala.

Los que tuvimos la ocasión de seguir más o menos de cerca este durísimo periodo de la historia nacional, sabemos bien que sí, que lo de Madre Mía debe ser cierto, que allí fueron torturados y asesinados campesinos por el delito de serlo; y que todos estos hechos ocurrieron por acción de los comandos operativos de la Fuerza Armada que actuaron bajo la jefatura de “Capitán Carlos”, y de otros en gran parte del país. Terrorismo de Estado en acción.

Pero sabemos también que eso ocurrió a partir de 1983, cuando el gobierno de Belaunde declaró el Estado de Guerra y movilizó a la Fuerza Armada contra las poblaciones “alzadas en armas”, como se les llamaba entonces a las aldeas de Ayacucho y lugares contiguos, para luego extenderse.

12 mil oficiales fueron enviados a las “zonas de emergencia” para acabar con la subversión. Se les dijo en todos los tonos que el país “estaba en guerra”, y que en la guerra “todo vale”; que de lo que se trataba era “exterminar al enemigo, antes que el enemigo te extermine a ti”.

Con ese mensaje se instruyó a todos. Todos tenían que torturar, secuestrar y matar; todos debían saquear y quemar, agredir y violar. En otras palabras todos debían tener las manos bañadas en sangre para que nadie, después, pudiese hablar, o contar lo ocurrido.

En los años previos a la Revolución Francesa se conocía una frase: “Si Versalles hablara… ”. Era una manera de decir que la aristocracia francesa guardaba en las paredes de ese Palacio, muchos secretos que no podrían revelarse. Parodiando el caso, podríamos decir: “si los soldados hablaran” se conocerían todos los crímenes que se cometieron contra miles de peruanos en esos años. Y los responsables de ellos, no fueron los soldados que mataron; sino los gobiernos que diseñaron esas políticas, y los generales que las implementaron. El APRA y el fujimorismo, allí, se bañaron en sangre.

Y el responsable mayor, fue el gobierno de los Estados Unidos, que impuso eso con un doble propósito: hacer que los militares odien y desprecien al pueblo; y que el pueblo vea a los uniformados, como sus asesinos. Demoler el símbolo que hizo historia en los años de Juan Velasco: la unidad del Pueblo y la Fuerza Armada como garantía de victoria.

Esa unidad es la que hoy se impone en Venezuela y que, para desesperación de la “contra”, asegura el rumbo liberador en la Patria de Bolívar. Y esa es, en otros escenarios, la viga que afirma cambios progresistas y aun revolucionarios en Nicaragua, Bolivia, Ecuador, El Salvador y otros países.

Y es que el Imperio sabe que si, para desgracia suya, el pueblo y la fuerza armada en todo el continente afirmaran su unidad, e impulsaran un rumbo patriótico y liberador; el destino de los explotadores estaría sellado.

Hay muchos indicios de culpa en el caso Madre Mía. Pero hay evidencia de que esos mismos crímenes anegaron de sangre el suelo patrio durante veinte años. ¡No olvidarlo!


http://rebelion.org/noticia.php?id=226494


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Juego grande

Sinesio López    


De los principales actores que juegan en la actual cancha política (FP, El Ejecutivo, los medios y el FA), el fujimorismo es el que tiene un juego grande y articulado que ha salido a luz a propósito de las presiones que viene ejerciendo para que AF salga libre. He aquí las movidas principales de su juego político:

En primer lugar, FP quiere que AF salga libre sin pagar los costos políticos que su liberación implica. El Parlamento ha rechazado un proyecto de prisión domiciliaria para AF e insiste en el indulto. En segundo lugar, FP pretende que PPK otorgue el indulto y pague los costos políticos que eso conlleva: traición a sus electores, deslegitimación y debilitamiento casi total del gobierno para convertirlo en su pelele. El único temor que el fujimorismo parece albergar es el probable cuestionamiento del liderazgo de KF por parte de AF libre como nuevo actor en la cancha.

En tercer lugar, FP está aplicando una política del chantaje para lograr el objetivo del indulto. Para doblegar a PPK amenaza con censurar a algunos ministros generando inestabilidad e ingobernabilidad. El primero en la lista es Carlos Basombrío, el ministro del Interior, con el pretexto baladí de hacerse de la vista gorda frente a la apología del terrorismo. Las Alcortas y los Becerril han hecho más propaganda al Movadef que todas sus marchas juntas: ¿Quién hace objetivamente alegoría al terrorismo?

En cuarto lugar, FP busca neutralizar e inmovilizar al FA y a las izquierdas con la misma acusación idiota de alegoría del terrorismo. Lastimosamente, parece que en el FA hay colaboradores (¿voluntarios e involuntarios?) del fujimorismo. En quinto lugar, FP se ha propuesto intimidar, neutralizar y negociar (al final) con los medios presentando proyectos que vulneran la libertad de empresa y la libertad de expresión. FP ha logrado ya infiltrar topos en algunos medios (RPP y diarios de 50 céntimos) con el apoyo probable de sus propietarios.

En sexto lugar, FP sueña con secuestrar la política, convertirla en su coto cerrado (compartido con fantasmas del pasado que deambulan por los pasillos del Congreso y con otros personajillos que tienen la franquicia electoral) y excluir a los nuevos actores de la de la renovación política (Julio Guzmán y Verónika Mendoza). Este es el objetivo central de la llamada reforma del sistema electoral elaborada por una comisión especial del Congreso.

Todas estas movidas configuran una estrategia de construcción de una dictadura parlamentaria que tiene como objetivo no solo debilitar más aún y desbarrancar a PPK y al Ejecutivo sino también someter a los medios y excluir al FA y a las izquierdas del juego democrático electoral. Esta estrategia autoritaria presenta grandes desafíos a las fuerzas democráticas de derecha, de centro y, en particular, de la izquierda.

¿Cómo están respondiendo las fuerzas democráticas a estas movidas y a esta estrategia autoritaria del fujimorismo? En los próximos artículos examinaré los límites y capacidades de los principales actores de la cancha política para enfrentar al fujimorismo.



http://larepublica.pe/impresa/opinion/874479-juego-grande


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Fábula

Luis Davelouis


Salgo de mi casa y el primer taxista que me encuentro cierra a dos autos para tratar de recogerme. Ni me acerco. El segundo no me quiere llevar a mi destino porque dice que “no va”. El que le sigue me quiere cobrar 50% más de lo que pago normalmente, lo cual es un absurdo. El tercero me da un precio, le cuento lo que pago todos los días y acepta. En el camino se pasa una luz roja. Le llamo la atención, pero me ignora. Luego se cambia abruptamente de carril y cierra a otro conductor. Cuando este reclama, le grita un improperio y acelera para ganarle a la luz ámbar. No puede seguir avanzando porque otros como él le ganaron el vivo en la transversal. Refunfuña parado en el cruce peatonal y encima le dice a la gente que lo mira feo que se dé la vuelta, que no jodan. Agarro mis chivas y me bajo. “Oiga, ¿no me va a pagar?”. “¡En cinco cuadras ha cometido todas las faltas del reglamento de tránsito, agradezca que no lo denuncio!”. El tipo se baja y camina hacia mí. Cambia la luz, sigue caminando hacia mí. Me detengo, lo espero.

-¿Qué?
-Ya pes aunque sean dos luquitas dame.

No le di nada y tomé otro taxi.

El siguiente taxista no dijo una palabra (siempre un plus). Me llevó sin pasarse las luces ni atropellar a nadie. Pagué, me bajé y fui por un café dado que aún era temprano. Cuando iba a pagar, reparé en que mi billetera se había caído en el último taxi. Entré a mi reunión luego de llamar a cancelar todas mis tarjetas. Lo que más me jodía eran las fotos de mis hijos y mis documentos.

Cuando llegué a mi casa, mi billetera esperaba. Póngale nombre a la historia.


http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-fabula-2281146


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La última tarde del antiterrorismo

Carlos Alonso Bedoya


Una de las ideas más generalizadas sobre el periodo de la guerra interna se centra en que los subversivos eran unos monstruos, casi que mataban por placer. A partir de esa construcción es imposible entender lo que pasó en esos años de violencia tan cruenta, tarea de interpretación imprescindible especialmente para que no se repita.

Como dijo Rubén Merino en el colofón del libro “Los Rendidos” de José Carlos Agüero: “El modo más sencillo de lidiar con asuntos polémicos de la vida pública es ajustarse a lo que repiten los discursos hegemónicos”. Así, cualquier disidencia respecto del “polo antiterrorista” en el que se ha querido constituir el fujimorismo, sus aliados y las élites del poder económico (reales vencedores de la guerra) equivale a ser un pro-terruco.

De hecho, por más conjuros contra la lucha armada, la violencia y cuanta cosa haga falta para zanjar con la subversión que haga la izquierda electoral, siempre termina puesta en el mismo saco. En el extremo se estigmatiza la protesta social, la sindicalización o cualquier expresión de progresismo.

Esa “verdad de la guerra” que nos repiten a diario los medios de comunicación, tiene además un objetivo político claro en el escenario pos huaico, como se ve en la apertura de investigación por supuesta apología de terrorismo a los congresistas Arana y Apaza del Frente Amplio, o en el acordonamiento policial al local de Patria Roja.

Más allá del burdo anticomunismo de los Becerriles, las Alcortas, los Galarretas y hasta los Basombríos o, se trata de llegar a un consenso sin progresismo en el Perú para los próximos años, como advierte Alberto Adrianzén. Un consenso en el que Fujimori sale indultado, PPK se rinde a Fuerza Popular, la izquierda es criminalizada y marginalizada, la democracia se reduce a que todos se chuponean, y alias AG aplaude desde Madrid.

Así, la crisis de Lava Jato se resolvería reafirmando el fujimorismo económico sin Fujimori que sostuvo la transición y sincerando, además, el montesinismo del chantaje, la componenda y el espionaje que se mantuvo en las sombras. Un pacto de cogobierno e impunidad, mientras las izquierdas se pelean entre ellas.

En medio de esa descomposición, Joel Calero nos entrega “La última tarde” que llena salas y recibe aplausos, lo que no pasaría de ser un éxito cinematográfico, si no se tratara del reencuentro 19 años después, de un matrimonio de exemerretistas que fugaron derrotados de la guerra cada uno a su modo y que redimidos se encuentran para divorciarse. El diálogo de Ramón y Laura logra una gran empatía con el público. Precisamente, el acierto de Calero es lograr que no se les vea como dos terrucos impunes, sino como dos personas que ejercieron su derecho a cambiar.

Como ellos, hay varios por las calles de Huamanga, de Lima y otras ciudades que reclaman una última tarde del antiterrorismo del discurso fujimorista. Ese que juzga y estigmatiza a los demás pasando la aplanadora mediática a quien se resista, con el único fin de seguir consolidando su hegemonía política.


http://diariouno.pe/columna/la-ultima-tarde-del-antiterrorismo/

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Literatura y derecho

Francisco Miró Quesada Rada


No me refiero a la relación entre ambas disciplinas o sobre cuánta terminología jurídica existe en las obras de grandes escritores, sino al reciente artículo sobre Alberto Fujimori del consagrado y joven escritor Santiago Roncagliolo titulado “El delincuente común” (El Comercio, 28/4/2017).

Quiero resaltar una frase: “Si eres un gran padre de familia, o un brillante profesional, y un día robas un banco, vas a la cárcel. Los éxitos personales y profesionales no se restan de las condenas penales”. Luego, “El Perú ha dado un ejemplo internacional de primer orden al ser capaz de imponer la ley sobre las bajas pasiones políticas. En nuestro país, como en pocos (y hay que subrayar pocos), están presos los cabecillas subversivos, pero también militares, ministros y un presidente”.


En cuanto a lo primero, el derecho sustantivo es definitivo. Para hablar en otros términos, se juzga a una persona por algún supuesto delito, que en el proceso debe demostrarse que cometió, porque si no lo hace va a la cárcel. No se le juzga por otros actos, incluso aquellos buenos que realizó en su vida, ya que eso no borra el daño cometido que debe reparar.

Por ejemplo, en su obra “Las benévolas”, el escritor franco-estadounidense Jonathan Littell dice sobre el monstruo nazi, el exterminador de judíos Adolf Eichmann, que “no era la encarnación del mal banal sino un burócrata de talento, extremadamente competente en sus funciones, con altura de miras y un considerable sentido de la iniciativa personal”.

Asimismo, en “Los miserables” de Víctor Hugo, el inspector Javert, el perseguidor implacable por razones de Estado, luego de sus crímenes, al llegar a casa, besa amorosamente a su esposa y hace dormir a su bebe como si todo fuera normal, como si no hubiera pasado nada. No hay conciencia, solo satisfacción de haber cumplido las órdenes de los jefes.

Guardando las distancias, esta ceguera moral anidó en el fujimorismo. Se trata de una mancha imborrable para desgracia de sus seguidores que han sido cegados por la creencia incuestionable en el líder, por el sometimiento total a su figura y a sus pocas palabras (debido a su parquedad), pero suficientes para que en su gobierno existieran muchos daños colaterales y otros que no se borran del recuerdo de los familiares de los asesinados, de los torturados, de las ultrajadas y de muchos otros que nos solidarizamos con esos espíritus dolientes.

Se trata, entonces, de fríos burócratas al servicio del poder, porque tienen ceguera moral y no hay reconocimiento del otro. La suma de todos estos dolores es la principal causa por la que Keiko Fujimori no llega al poder, lo que desde luego les debe causar mucha ira.

Respecto al segundo punto que hace Roncagliolo, tuve las siguientes experiencias:

Cuando en el 2005 en Francia le presenté mis credenciales como embajador del Perú a Jacques Chirac, y en el proceso de lo que significa ese acto protocolar, le conté que Fujimori había sido capturado en Chile y que las autoridades judiciales peruanas iban a pedir su extradición, me respondió en francés: “¡A ese desgraciado! No se preocupe, señor embajador, los chilenos son serios, se lo van a entregar al Perú”.

Años después, en el 2011, cuando ya Fujimori estaba condenado, dando una conferencia en una maestría de la Facultad de Derecho de la Universidad de Bilbao (donde estudié entre 1967 y 1968), precisamente sobre democracia en América Latina, al referirme a los problemas de corrupción, un catedrático de Derecho Penal me dijo: “Un caso emblemático de que en América Latina sí se lucha contra la corrupción y la violación de los derechos humanos es el juicio y la condena de Fujimori”. Sin duda, una sanción ejemplar de nuestras autoridades judiciales reconocida en el extranjero.

Precisamente, sobre ese tema ha declarado la ministra de Justicia y Derechos Humanos, Marisol Pérez Tello, al afirmar que “Fujimori no califica para un indulto común, porque está sentenciado por delitos de corrupción y de lesa humanidad”. Esto es justicia y no odio, como afirman los fujimoristas contra todo aquel que –como Roncagliolo o Mario Vargas Llosa– critican al fujimorismo por los daños que causaron a la humanidad de los peruanos. Aunque también muchos digan “no se escucha, compadre, yo no vi nada”, en total autoengaño.


http://elcomercio.pe/opinion/columnistas/literatura-y-derecho-francisco-miro-quesada-rada-noticia-1990772


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Los casos Pativilca y Chavimochic

Antonio Maldonado


El 20 de febrero del 2017, Chile accedió a la ampliación de la extradición de Alberto Fujimori solicitada por el Perú, por los casos conocidos como Pativilca y Chavimochic. El primero, por graves violaciones de los derechos humanos cometidas por el grupo Colina, el tristemente célebre escuadrón de aniquilamiento concebido, abastecido y protegido por Fujimori, Montesinos y Hermoza Ríos, el cual secuestró, torturó y ejecutó extrajudicialmente a tres campesinos, un chofer, un profesor y un estudiante. El segundo es un caso de corrupción (peculado) consistente en la utilización de fondos –más de US$1 millón– del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) para la compra de un terreno en Chavimochic a favor de Augusto Miyagusuku, ex presidente de la Compañía de Seguros Popular y Porvenir. La Corte Suprema de Chile también concedió, para ese caso, la extradición por el delito de asociación ilícita, de elevado estándar probatorio en Chile.

El 6 de noviembre del 2005, por primera vez desde su fuga al Japón, Alberto Fujimori fue detenido en Chile. Tras la activación del tratado de extradición que el Perú tiene con dicho país, en menos de 48 horas ya habíamos recuperado la iniciativa en el caso y definido la estrategia que llevaría a la exitosa extradición de Fujimori al Perú para ser luego juzgado y condenado. Ello, cabe resaltar, en estricto respecto del juicio justo y del debido proceso, por las graves violaciones a los derechos humanos en los casos Barrios Altos y La Cantuta.

En total, en aquel momento el Perú presentó a Chile doce cuadernos de extradición (luego se presentó una solicitud más, por el Caso Sótanos SIE). Para ello se basó en una estrategia que privilegió los casos de derechos humanos que, por su gravedad, sistematicidad e imprescriptibilidad, podían ser considerados como crímenes de lesa humanidad, lo que aumentaba la posibilidad de una condena más severa contra Fujimori.

Considerando los fundamentos de esta nueva extradición, resulta razonable esperar que esta vez también Alberto Fujimori pueda ser hallado responsable y condenado por los casos Pativilca y Chavimochic, los cuales no han sido considerados en el reciente debate sobre su posible indulto o arresto domiciliario. No obstante, la posibilidad de un indulto o amnistía está impedida por los principios, la doctrina y la jurisprudencia del derecho internacional de los derechos humanos, en especial la de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, a menos que existan fundadas razones de carácter estrictamente humanitario.

Una ley con nombre propio a favor de Alberto Fujimori, sin que concurriese la causal humanitaria, sería absolutamente violatoria del cumplimiento de la condena legítimamente impuesta, que ya es cosa juzgada. Se otorgaría impunidad al condenado y se vulnerarían los derechos a la justicia y a la reparación de sus víctimas.

De otro lado, conceder el arresto domiciliario a Alberto Fujimori, afectaría la eficacia de las obligaciones jurídicas del Perú en derecho internacional público y, en especial, el tratado de extradición entre el Perú y Chile –que es el que permitió su captura–, así como los tratados y convenciones de derechos humanos, los cuales se tornarían en ilusorios . El objeto general de dicho tratado con Chile es que la extradición repare los derechos e intereses de la(s) víctima(s) y del Estado en que se cometió el delito. Por ello, este está obligado a garantizar que los responsables sean efectivamente identificados, investigados, juzgados y, en su caso, sancionados sin ampararse en figuras jurídicas que atenten contra las obligaciones internacionales pertinentes.

De aceptarse alguna de la medidas en debate, quedaríamos como un Estado que no respeta el orden jurídico nacional ni internacional y que propicia la impunidad de perpetradores de graves violaciones de los derechos humanos.


http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/casos-pativilca-y-chavimochic-antonio-maldonado-noticia-1990791


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Perversiones totalitarias

Agustín Haya de la Torre


En medio de los escándalos de corrupción que no dejan de asombrar al país, Fuerza Popular y sus amigos suprimieron el Decreto Legislativo 1323, promulgado a principios de enero.

Dicho dispositivo modificaba el Código Penal, para fortalecer la lucha contra el feminicidio, la violencia familiar y la violencia de género, agravando las penas si las personas atacadas resultaban víctimas de la intolerancia y la discriminación, por razón de su sexo, etnia, religión, orientación sexual, identidad de género, entre otras especificaciones.

El decreto contemplaba una lacerante realidad frente a la cual, incomprensiblemente, ciertos sectores no solo cierran los ojos, sino que se dedican a justificar o promover la violencia contra segmentos vulnerables.

Tal comportamiento no refleja una sociedad sana. Por el contrario, revela un grave deterioro de la comprensión elemental que merecen las garantías constitucionales de la convivencia pacífica.

El reconocimiento de la violencia familiar o los feminicidios, cada vez más denunciados en una sociedad que suele apañarlos, es un síntoma de la gravedad del problema. Cotidianamente la crónica policial aparece repleta de espantosos crímenes machistas, de violación de menores por sus padres o de ataques sin ton ni son a homosexuales.

Incluso algunos colectivos religiosos emprenden desde hace años, una guerra santa contra la igualdad de género y la diversidad sexual. Con un lenguaje procaz, repleto de vulgaridades, incitan con descaro a la violencia. Citan mandatos asesinos del mundo antiguo, que ordenan repetir, conmoviendo a mentes ingenuas y supersticiosas, que creen cualquier cosa como afirmaba Baruch Spinoza.

La prédica del odio no anda muy lejana del tono senderista. Esta vez las víctimas son grupos indefensos, como las mujeres sometidas al dominio del macho, o los menores indefensos ante el instinto animal de sus progenitores.

El blanco favorito, sin duda, la comunidad LGTBI. El dilema, saber si el fujimorismo quiere convertirnos en una sociedad totalitaria.


http://diariouno.pe/columna/perversiones-totalitarias/

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¿Quiénes asisten a las marchas del antichavismo?

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Los trancones, plantones y similares. El letargo del tráfico en ciudades y municipios ya congestionados, se reproduce en los rostros cansados de conductores que entrompan la calle, para llegar a las intersecciones cerradas casi totalmente por pequeños grupos de desaforados mentales que generan severas molestias a la rutina y día a día de los demás.

Zonas enteras en algunos municipios, donde hay centenas de miles de niños que durante semanas no saben lo que es ir a la escuela por las trancas, las barricadas y la incertidumbre de quedar del otro lado de una refriega. Padres y madres que tienen dificultades para ir a trabajar, hacer sus compras y desenvolverse en el día a día.

Urbanizaciones donde gente de la oposición debe rogarle a sus vecinos opositores fanatizados que no cierren la calle del frente que da acceso al sector donde viven. Dueños de negocios que no pueden permanecer cerrados por las protestas y por las guarimbas, pero a los cuales les ordenan “democrática y pacíficamente” cerrar. La clase media acomodada y medio acomodada, que se sumerge en su propio guetto político donde reina la guarimba. Este es el mundo de la clase media, donde están los reductos duros de apoyo a la escalada antichavista. Hablaríamos de Chacao como también podríamos hablar de San Cristóbal, Iribarren o San Diego.

Son los espacios urbanos donde quienes organizan el despelote deben cuidar las horas para mantener abierto el paso para que la gente vaya a sus movilizaciones. Los mismos lugares donde se activan los pirómanos al final de la tarde y la noche para incendiar basura, cauchos y árboles en hogueras que se funden solas hasta la madrugada.

La clase trabajadora asume esas protestas como una pérdida de tiempo ante la necesaria cotidianeidad
El mundo de la clase media, sujeto político clave de la coyuntura, es de donde acude el grueso de apoyo a las movilizaciones de la MUD, signados por un claro triunfalismo, expectativas a corto plazo y una ansiedad tremenda para que se generen resultados que no terminan de aparecer.

El modelo de “protesta continuada” o “calle sin retorno” diseñado por la MUD parece ideado precisamente para gente que no tiene nada que hacer. Señoras católicas, viudas o divorciadas que son jefas de condominio, el raspacupos, el muchacho vago que no asiste a clase, la sifrina mantenida y bachaqueros emprendedores de Mercado Libre. Hemos de imaginarnos especímenes de ese estilacho, si entendemos que sólo un desocupado escuálido-patológico está en condiciones de calarse esa ñema de ir todos los días a marchar para hacerle bulto a los tirapiedras.

Son la gente que tiene la responsabilidad inequívoca de no dejar caer la movilización, son los que se señalan entre sí por no ir a la vaina todos los días. Los mismos que, en simultáneo a estas circunstancias, intentan sostener el sentido de normalidad en sus vidas, pues entre ellos, quienes trabajan deben ir a labores, quienes deben criar deben ocuparse, quienes tienen responsabilidades deben asumirlas, quienes tienen negocios deben atenderlos, quienes deben ir de compras tienen que hacerlo. En fin.

Contrariamente al discurso de la “crisis humanitaria” la MUD le propone a usted faltar a su trabajo para acompañarlos a marchar, a riesgo de que pierda sus cobres y su trabajo en un contexto económico difícil.

Buena parte de las aspiraciones entre quienes participan, comienzan a desinflarse. Ya comienza a parecer demasiado prolongado un ciclo que estimaban que era más corto. Al decaer los ánimos, la realidad se impone, las rutinas reaparecen y la lucha de los particulares por la “normalidad” choca con la consistencia presencial de quienes “deben” estar en la movilización.

Mientras tanto, muchos tumbagobierno de redes sociales se imponen desde la comodidad de sus casas en la República Twitter y comienzan a acusar de “débiles” a los que ya no van. Todo en simultáneo a los ataques con excremento que los guarimberos organizan contra los cuerpos de seguridad. Lo que era inspirador ya no lo es tanto. La prensa al servicio de la escalada debe cerrar los planos de sus cámaras y concentrarse en la violencia y en “la represión” ante la ausencia de imágenes impactantes al momento, de enormes masas movilizándose contra el rrrrégimen. Ya no son lo que eran hace unas semanas.

Ambivalentes, movidos por una emotividad que aumenta y decae, regidos por una propaganda que promete resultados inmediatos y frente al irrefutable hecho de que el chavismo no ha cedido en ninguna de las demandas de la MUD, el tiempo comienza a conspirar en contra, no sólo de quienes conspiran en su golpe continuado, sino contra las aspiraciones de ese piso de respaldo,

En la capa social media-baja y en sectores populares, quienes se identifican con el propósito de las movilizaciones antichavistas sencillamente no tienen tanto ímpetu para aguantar la guarimba perenne y las marchas, samplegorios y bochinches. Las preocupaciones (y dificultades) elementales de la clase trabajadora no sólo les inhibe participar continuamente en esas movilizaciones, es que además las asumen (en sentido figurado y literal) como una gran pérdida de tiempo. El mecánico, la peluquera, el vendedor de empanadas y donas, la cajera de una panadería, el que atiende una tienda de zapatos o una banca de parley, sí, esos que son la mayoría de la gente en Venezuela (trabajadores que todos los días tienen que salir a resolver sus necesidades), no van a peder su trabajo, poner en riesgo el sustento de sus chamos, para ir en búsqueda de “la libertad”, que no es más que tirarse unos selfies en la Francisco Fajardo.

Por ende estas protestas están diseñadas para gente (clase media en su mayoría) que realmente no tiene esa imperiosa necesidad de ir a trabajar, que cuenta con el tiempo y el dinero suficiente para asistir todos los días que convoque Freddy Guevara sin que eso signifique una preocupación. Es un peo de clase.

En esta carrera contra el tiempo gana quien tiene posición de dominio político sobre las circunstancias y hasta ahora quien sigue inamovible es el chavismo. ¿Cuál será el futuro del apoyo a las movilizaciones antichavistas dentro de un mes? La cartografía se irá definiendo acorde al desarrollo de los eventos. Y sobre el desarrollo de las acciones articuladas de violencia paramilitar en etapa germinal, bueno, eso quedará para otra nota.
https://escuelapopularaliprimera.wordpress.com/2017/05/11/quienes-asisten-a-las-marchas-del-antichavismo/


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