lunes, 8 de mayo de 2017

OPINIONES 08/05/2017

Censura sin interpelación - Augusto Álvarez Rodrich
Francia: luces y sombras - César Lévano
Llave en mano - Mirko Lauer
¿Más censuras? - Luis Davelouis
Modernización sindical: algunas precisiones - Enrique Fernández-Maldonado Mujica
Movadef: odio vs. odio - Andrés Calderón
Venezuela en la hora de los hornos - Atilio A. Boron
Vulnerables: que no vuelvan a la pobreza - Humberto Campodónico
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Censura sin interpelación

Augusto Álvarez Rodrich


Los políticos son más graciosos que nosotros. Fernando Armas.
Si me preocupara por los insultos que recibo todos los días, estaría en el manicomio. Carlos Basombrío.

El Ojo que Llora, el Informe de la CVR o el Museo de la Memoria son mil veces más nocivos socialmente que un mausoleo terrorista o una marcha del Movadef. Eugenio D’Medina Lora.

Un movimiento proterrorista de pacotilla no puede marcar la agenda. Carlos Basombrío sobre el Movadef.

Más publicidad ha obtenido el Movadef con la campaña sobre apología del terrorismo que con su rangalida marcha de cartelitos por el centro de la ciudad. Mirko Lauer.

Montesinos no robó plata del pueblo sino del narcotráfico. Luis María Cuculiza.

A mí nadie me persigue, de repente a él sí. PPK sobre el reglaje a Nieto.

Sí hizo alusión a un pariente cercano al árbitro en su cara. Cardenal Juan Luis Cipriani criticando la eliminación de la sanción a Messi.

Somos cristianos y condenamos estas prácticas, para frenarlas. No podemos matar, pero la autoridad de un gobierno sí tiene autoridad para matar. Dios mandó a matar a los que hacen cosas horrendas. Pastor Rodolfo González sobre los homosexuales.

Ha salido hecha una estúpida, como la babosa esa que tiene las pestañas hasta acá, que es periodista, psicóloga, no sé qué, que no sé cuántos, que no es nada. La de Piura, igualito, tiene título universitario y la universidad dice que no terminó ni quinto de media. Luisa María Cuculiza sobre las congresistas fujimoristas Aramayo y García.

Es irónico que para combatir la corrupción se afecte la libertad de expresión. Matt Sanders, presidente de la SIP, sobre los proyectos fujimoristas contra la libertad de expresión.

En el Perú hay iniciativas contra la libertad de prensa. Es un bicho difícil de matar, realmente tenemos que terminar con esto. PPK.

Si Keiko sigue en ese círculo vicioso perderá por tercera vez y se convertirá en la nueva Lourdes Flores. Congresista Roberto Vieira.

PPK anda en las nubes, toda la vida ha sido lobista. Mauricio Mulder.

Puede ser un traidor, un desleal, pero no creo que sea un asesino. Ulises Humala sobre su hermano Ollanta.

No proyecten en mi vida la podredumbre de sus almas. Alan García a quienes lo acusan de corrupto.

Odebrecht no inventó la corrupción pero participó de ella. Mauricio Cruz, cabeza de Odebrecht en el Perú.


http://larepublica.pe/impresa/opinion/873392-censura-sin-interpelacion

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Francia: luces y sombras

César Lévano

Las elecciones de Francia alegran en cuanto han significado la derrota aplastante de la ultraderechista Marina Le Pen, fascista partidaria del holocausto perpetrado por los nazis, amenaza contra los obreros y los refugiados, aliada de Donald Trump. El vencedor es Emmanuel Macron, neoliberal ligado a las altas finanzas y cómplice del presidente François Hollande en la política antiobrera.

Muchos ciudadanos franceses de izquierda o derecha han votado por Macron para evitar a Le Pen.

Marc Bassets, analista de El País, explicó que Macron “ha sabido captar el humor de una parte de la sociedad francesa, harta de la vieja política y las viejas estructuras y al mismo tiempo esperanzada y optimista. Es la Francia más cosmopolista y educada, la de los ingresos más elevados”.

Maurice Ulrich, redactor del periódico L’Humanité del PC francés, recordó ayer, a la luz de los resultados, que los grupos de reflexión relacionados con el Partido Socialista habían teorizado que en esta elección había que abandonar de alguna manera a los obreros y los campesinos a su suerte para concentrarse en las clases medias urbanas.

Esa discriminación puede haber conducido al triunfo de Macron en la segunda vuelta, pero no otorga fuerza para gobernar. Los resultados de la primera vuelta indican que en el aluvión del voto de ayer hay un ancho sector de izquierda, que puede, que debe, ser el núcleo central de una oposición que combata los puntos más reaccionarios del neoliberalismo.

Recuérdese que en la primera vuelta hubo un casi cuádruple empate entre candidatos presidenciales. Macron logró 24,01 por ciento de los votos; Marine Le Pen, 21,30; François Fillon, 20,01 y el izquierdista Jean-Luc Mélenchon, 19,58.

Macron no ha sumado esos porcentajes. Con el 93 por ciento de los votos, llegaba a 65,3 por ciento (Le Pen tenía la mitad de esa cifra: 34,7).

En un ensayo escrito el viernes 5 de mayo, el filósofo y crítico cultural Slavoj Zizek expuso un problema digno de atención:

“No podemos preguntarnos, al menos: sí, Macron es pro-europeo, pero ¿qué tipo de Europa personifica? La misma Europa cuyo fracaso alimenta el populismo de Le Pen, ¡la Europa anónima al servicio del neoliberalismo! este es el punto clave del asunto: sí, Le Pen representa una amenaza, pero, si todos respaldamos a Macron, ¿no nos quedamos atrapados en una especie de círculo vicioso y combatimos el efecto apoyando su causa?”.



http://diariouno.pe/columna/francia-luces-y-sombras/

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Llave en mano

Mirko Lauer


El tema de la excarcelación de Alberto Fujimori se niega a desaparecer, con varias fórmulas dando vueltas. A keikistas y albertistas el proyecto de arresto domiciliario les disgusta por igual, aunque tal vez por distintos motivos. Algunos fujimoristas incluso consideran a la aparición del tema excarcelatorio una desalmada maniobra política del gobierno.

La ministra de Justicia ha declarado que existen vallas serias para un indulto presidencial, en la forma de una serie de requisitos médicos y procesales. No se sabe si esto significa que ella está a favor del proyecto domiciliario, o si solo quiere sacarle las papas del horno a Pedro Pablo Kuczynski con sucesivas dilaciones.

Pero hay un artículo de la Constitución que es claro sobre el tema: le corresponde al Presidente de la República la atribución de “Conceder indultos, conmutar penas, ejercer el derecho de gracias, etc”. No cabe por ello duda que el indulto es una atribución que la Constitución le otorga al Presidente, sin recortes.

Esta atribución o privilegio le permite, según la mejor doctrina, suprimir o disminuir la pena, y es un acto de generosidad tradicionalmente reconocido. Por eso ya Las partidas de Alfonso X el sabio, siglo XIII, ya consideraban al indulto un acto diferente de la amnistía. El indulto solo extingue la pena, la amnistía borra los efectos del delito.

Por eso, el indulto es un acto político, que en la antigüedad correspondía al soberano y que hoy es atribución del jefe del Estado. Es frente a esto que se encuentra Alberto Fujimori desde hace varios gobiernos.

Por ello solo y únicamente le corresponde al presidente evaluar ante su propia conciencia política si ejerce o no esa atribución, y en qué momento, grado, forma y modo ejecutada. Se trata hoy, nadie puede dudarlo, de un acto político que realizado o evitado, es de singular importancia para el futuro de la marcha política del país.

La historia política nos recuerda cómo esta atribución ha sido ejercida en el pasado. Sin ir muy lejos el presidente estadounidense Bill Clinton lo hizo al término de su mandato en favor de un conocido empresario, Mark Rich. PPK puede considerar que indultar le conviene, o no. Pero la decisión está en sus manos, y no en las de leyes o reglamentos.


http://larepublica.pe/impresa/opinion/873390-llave-en-mano


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¿Más censuras?

Luis Davelouis


¿Por qué Martín Vizcarra sigue siendo ministro de Transportes y Comunicaciones manteniendo en una posición vulnerable al primer vicepresidente de la República? ¿No hay reemplazo?

En el Ejecutivo no entendieron que la amenaza interpelatoria –amenaza porque puede devenir en censura– solo se dejó sin quórum para que el fujimorismo no aparezca como el malo de la película echando ministros mientras miles de peruanos se quedaban sin casa.

Tampoco entendieron –después de la escandalosamente injusta y matonezca censura a Saavedra– que el único argumento que el fujimorismo necesita para salirse con la suya es su número. Menos que dos de cada tres cosas que hace la banKada son motivadas por la sangre que aún llevan en el ojo tras perder la elección.

Sí, Vizcarra será interpelado y su suerte no dependerá de si contesta correctamente el mismo pliego interpelatorio adefesiero de la vez pasada, sino de lo que decidan Keiko and Friends y le comunique por Telegram al mototaxi. Que el proyecto del aeropuerto de Chinchero sea indefendible agrava la situación de Vizcarra.

Algunos congresistas fujimoristas dicen que solo quieren escuchar sus explicaciones. Pero lo mismo dijeron en la interpelación a Saavedra y sabemos cómo acabó eso.

Las “marchas” intactas del Movadef, el hostigamiento policial a Patria Roja y la represión desproporcionada a los que marchaban por la legalización de marihuana han debilitado al ministro del Interior, Carlos Basombrío, por quien el fujimorismo no guarda simpatía alguna y por eso será seguramente el próximo interpelado. La ministra de Salud, Patricia García, pasará por el Congreso después de él. Y quién sabe si el de Agricultura.

No fue fácil para PPK llenar las sillas ministeriales la primera vez, cuando el fujimorismo solo mostraba los dientes. Ya mordió y conseguir recambios será más difícil.


http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-mas-censuras-2280735


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Modernización sindical: algunas precisiones

Enrique Fernández-Maldonado Mujica

José Ignacio Beteta publicó esta semana una columna donde reclama “a la CGTP y nuestros sindicatos (…) se conviertan en organizaciones democráticas, transparentes y técnicas, que dialoguen con una mirada de apertura” (“Modernización sindical”. El Comercio, 3/05/17). Se basa en los siguientes cuestionamientos: a) la negativa dedos centrales sindicales de participar en el CNTPE; b) los conflictos generados por un mejor reparto de utilidades; y c) la formación de “sindicatos” mafiosos.

Ciertamente se requiere una modernización sindical, pero no por las razones que esgrime Beteta. El retiro de las centrales sindicales del CNTPE no es gratuito: es en protesta por el incumplimiento de PPK de sus compromisos electorales. Específicamente, el de no flexibilizar (más) la legislación laboral. Los proyectos presentados por el MTPE van en esa línea. Quedarse en el foro tripartito avalaría tal política.

Segundo. Los reclamos por un mejor reparto de utilidades son justos y están amparados por ley. Que un sindicato (en este caso el de Southern Perú) tenga que recurrir a una huelga, expresaría la resistencia de su empleador para distribuir proporcionalmente las ganancias. La oposición del sindicato de Corporación Lindley (Coca Cola y otras) a trabajar horas extras, en el contexto de la emergencia, dice más del tipo de “filantropía” que estaría queriendoproyectarla empresa, a costa del descanso de sus trabajadores.

En tercer lugar, la aparición de “sindicatos”vinculados con el hampa y la extorsión(aunque creciente) es marginal. Es más: viene siendo denunciada hace años por la propia CGTP, que en repetidas oportunidades ha solicitado al MTPE la eliminación del registro sindical de estas organizaciones. Pero ni el gobierno de Ollanta ni el actual acusan parte.

¿Qué modernización sindical se necesita? Una que implique un recambio generacional y de liderazgos. Que adapte su organización a la nueva estructura económica. Que aproveche las nuevas tecnologías para la incidencia política y social. Que se capacite para proponer alternativas de políticas públicas. Que mantenga firmes sus principios, y los adecúe al nuevo escenario global.



http://diariouno.pe/columna/modernizacion-sindical-algunas-precisiones/

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Movadef: odio vs. odio

Andrés Calderón


La reciente marcha del Movadef (el brazo político del grupo terrorista Sendero Luminoso) ha generado las más predecibles reacciones de nuestra sociedad. Congresistas proponiendo leyes para “endurecer las penas” e impedir que el Movadef vuelva a salir a las calles. Ministros repudiando la marcha, pero explicando que no apresaron a los manifestantes por culpa de una ley “muy ambigua”. Opinantes responsabilizando a todo el mundo.
Todos se preocupan por “mejorar” la ley para impedir una nueva marcha. Dejando de lado ese pequeño obstáculo que en otras arenas apasiona (‘leyes con nombre propio’), este asunto refleja la pobreza de nuestro razonamiento al momento de adoptar políticas públicas. No pensamos en las causas del problema ni las alternativas para enfrentarlo. Queremos regular la anécdota. Queremos cárcel.

Nos indignamos porque no hay suficientes sentenciados por delito de apología (como si tener más presos fuera un objetivo) y creemos que la respuesta es “aclarar” la norma, en lugar de preguntarnos si criminalizar la apología es realmente la mejor herramienta para combatir cualquier intento de resurgimiento terrorista.

Venga el parche de rigor (aquí, si no pones parches, te conviertes en ‘pro-esto’ o ‘anti-aquello’): Repugno al Movadef y su reivindicación terrorista jugando al filo de la ley. Pero también muchas personas siguen reivindicando el golpe de Velasco, la matanza de El Frontón, los asesinatos de Barrios Altos y La Cantuta y, quién sabe, tal vez los de Madre Mía. El del Movadef es un discurso de odio máximo, al punto que menosprecia la vida misma. Pero no es el único con el que convivimos. Está el odio al diferente, al gay, al transexual, y hace unos días el Congreso decidió que ese odio no debería ser penado.
Que no se me malinterprete. No estoy equiparando al Movadef ni proponiendo un trato equivalente al de quienes justifican otros delitos. Estoy evidenciando su raíz. Su discurso es de odio y de reivindicación. Lo que nos lleva a formularnos dos preguntas iniciales: ¿Cómo combatimos al odio en general? Y luego, ¿cómo combatimos al odio terrorista en particular?

Quien reivindica públicamente cualquier delito (o al autor de un delito) puede ser sentenciado a cuatro años de prisión según nuestro Código Penal. Si la apología es de terrorismo puede llegar hasta 15 años. Quien hoy día cree que la ley manda a la cárcel al que levanta una pancarta con el rostro de Abimael Guzmán, por coherencia, también debería augurar un destino similar a quien lo hace con la cara de Alberto Fujimori.

El concepto de “democracia militante” fue introducido por Karl Loewenstein hacia fines de la década de 1930, abogando por la represión de la prédica nazi, y es con base en esta idea que descansan las leyes contra el negacionismo del Holocausto y otros discursos de odio en Europa. No pasa lo mismo en Estados Unidos, donde prima la libertad de expresión, y se confía en el debate público y en la fuerza del discurso verdadero y aleccionador como remedio frente al odio.
No creo que haya una solución sencilla, pero sigo pensando que la norteamericana es preferible. No solo porque confío en la libertad de expresión, sino porque temo que la represión pueda convertir a los villanos en mártires. Más aun con el paso del tiempo, lo cual hace a los terroristas incluso más peligrosos a ojos de niños, adolescentes y jóvenes adultos que no vivieron el terrorismo y solo observarán, preocupados, cómo apresan a unos manifestantes. Además, porque creo que la represión del discurso, así sea de odio, no elimina el odio ni sus peligros, solo los hace menos visibles.

Tengamos la discusión de una buena vez. Aprendamos, con la experiencia de 25 años, que barrer los problemas debajo de la alfombra no los desaparece.


http://elcomercio.pe/opinion/mirada-de-fondo/movadef-odio-vs-odio-andres-calderon-noticia-1989896

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Venezuela en la hora de los hornos

Atilio A. Boron


La dialéctica de la revolución y el enfrentamiento de clases que la impulsa aproxima la crisis venezolana a su inexorable desenlace. Las alternativas son dos y sólo dos: consolidación y avance de la revolución o derrota de la revolución. La brutal ofensiva de la oposición -criminal por sus métodos y sus propósitos antidemocráticos- encuentra en los gobiernos conservadores de la región y en desprestigiados ex gobernantes figurones que inflan su pecho en defensa de la “oposición democrática” en Venezuela y exigen al gobierno de Maduro la inmediata liberación de los “presos políticos”. La canalla mediática y "la embajada" hacen lo suyo y multiplican por mil estas mentiras. Los criminales que incendian un hospital de niños forman parte de esa supuesta legión de demócratas que luchan para deponer la “tiranía” de Maduro. También lo son los terroristas -¿se los puede llamar de otro modo?- que incendian, destruyen, saquean, agreden y matan con total impunidad (protegidos por las policías de las 19 alcaldías opositoras, de las 335 que hay en el país). Si la policía bolivariana -que no lleva armas de fuego desde los tiempos de Chávez- los captura se produce una pasmosa mutación: la derecha y sus medios convierten a esos delincuentes comunes en “presos políticos” y “combatientes por la libertad”, como los que en El Salvador asesinaron a Monseñor Oscar Arnulfo Romero y a los jesuitas de la UCA; o como los “contras” que asolaron la Nicaragua sandinista financiados por la operación “Irán-Contras” planeada y ejecutada desde la Casa Blanca.

Resumiendo: lo que está sucediendo hoy en Venezuela es que la contrarrevolución trata de tomar las calles –y lo ha logrado en varios puntos del país- y producir, junto con el desabastecimiento programado y la guerra económica el caos social que remate en una coyuntura de disolución nacional y desencadene el desplome de la revolución bolivariana. Reflexionando sobre el curso de la revolución de 1848 en Francia Marx escribió unas líneas que, con ciertos recaudos, bien podrían aplicarse a la Venezuela actual. En su célebre El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, describía la situación en París diciendo que “en medio de esta confusión indecible y estrepitosa de fusión, revisión, prórroga de poderes, Constitución, conspiración, coalición, emigración, usurpación y revolución. el burgués, jadeante, gritase como loco a su república parlamentaria: «¡Antes un final terrible que un terror sin fin!»” Sería imprudente no tomar estas palabras muy seriamente, porque eso es precisamente lo que el imperio y sus secuaces tratan de hacer en Venezuela: lograr la aceptación popular de “un final terrible” que ponga término a “un terror sin fin.” A tal efecto Washington aplica la misma receta administrada en tantos países: organizar la oposición y convertirla en la semilla de la contrarrevolución, ofrecerle financiamiento, cobertura mediática y diplomática, armas; inventar sus líderes, fijar la agenda y reclutar a mercenarios y malvivientes de la peor calaña que hagan la tarea sucia de "calentar la calle" matando, destruyendo, incendiando, saqueando, mientras sus principales dirigentes se fotografían con presidentes, ministros, el Secretario General de la OEA y demás agentes del imperio. Esto mismo hicieron hace unos años con gran éxito en Libia, en donde Washington y sus compinches inventaron los “combatientes por la libertad” en Benghasi. La prensa hegemónica difundió esa falsa noticia a los cuatro vientos y la OTAN hizo lo que hacía falta. El resultado final: destrucción de Libia bombardeada a mansalva durante meses, caída y linchamiento de Gadafi, entre las risotadas de una hiena llamada Hillary Clinton. En Venezuela están aplicando el mismo plan, con bandas armadas que destruyen y matan lo que sea ante una policía poco menos que indefensa.
Por comparación, la ofensiva imperial lanzada contra Salvador Allende en los años setentas fue un juego de niños al lado de la inaudita ferocidad del ataque sobre Venezuela. No hubo en Chile una oposición que contratara bandas criminales para ir por los barrios populares disparando a mansalva para aterrorizar a la población; tampoco un gobierno de un país vecino que apañara el contrabando y el paramilitarismo, y una prensa tan canalla y efectiva como la actual, que hizo de la mentira su religión. Días pasados publicaron la foto de un joven vestido con uniforme de combate y arrojando una bomba molotov sobre un carro de policía y en el epígrafe se habla ¡de la "represión" de las fuerzas de seguridad chavistas cuando eran éstas las que eran reprimidas por los revoltosos! Esa prensa proclama indignada que la represión cobró la vida de más de treinta personas pero oculta aviesamente que la mayoría de los muertos son chavistas y que por lo menos cinco de ellos policías bolivarianos ultimados por los "combatientes por la libertad." Los incendios, saqueos y asesinatos, la incitación y la comisión de actos sediciosos son publicitados como la comprensible exaltación de un pueblo sometido a una monstruosa dictadura que, curiosamente, deja que sus opositores entren y salgan del país a voluntad, visiten a gobiernos amigos o a instituciones putrefactas como la OEA para requerir que su país sea invadido por tropas enemigas, hagan periódicas declaraciones a la prensa, convaliden la violencia desatada, se reúnan en una farsa de Asamblea Nacional, dispongan de un fenomenal aparato mediático que miente como jamás antes, vayan a terceros países a apoyar a candidatos de extrema derecha en elecciones presidenciales sin que ninguno sea molestado por las autoridades. ¡Curiosa dictadura la de Maduro! Todas estas protestas y sus instigadores están encaminadas a un solo fin: garantizar el triunfo de la contrarrevolución y restaurar el viejo orden pre-chavista mediante un caos científicamente programado por gentes como Gene Sharp y otros consultores de la CIA que han escrito varios manuales de instrucción sobre como desestabilizar gobiernos. [1]

El modelo de transición que anhela la contrarrevolución venezolana no es el "Pacto de la Moncloa" ni ningún pacífico arreglo institucional sino la aplicación a rajatabla del modelo libio. Y, por supuesto, no tienen la menor intención de dialogar, por más concesiones que se les haga. Pidieron una Constituyente y cuando se la otorgan acusan a Maduro de fraguar un autogolpe de Estado. Violan la legalidad institucional y la prensa del imperio los exalta como si fueran la quintaesencia de la democracia. No parece que la rehabilitación de Henrique Capriles o inclusive la liberación de Leopoldo López podrían hacer que un sector de la oposición admitiera sentarse en una mesa de diálogo político para salir de la crisis por una vía pacífica porque la voz de mando la tiene el sector insurreccional. La derecha y el imperio huelen sangre y van por más, y medidas apaciguadoras como esas los envalentonaría aún más aunque admito que mi análisis podría estar equivocado. Desde afuera, gentuzas como Luis Almagro que emergen cubiertos de estiércol desde las cloacas del imperio orquestan una campaña internacional contra el gobierno bolivariano. Y países que jamás tuvieron una constitución democrática y surgida de una consulta popular en toda su historia, como Chile, tienen la osadía de pretender dar lecciones de democracia a Venezuela, que tiene una de las mejores constituciones del mundo y, además, aprobadas por un referendo popular.

Maduro ofreció nada menos que convocar a una Constituyente para evitar una guerra civil y la desintegración nacional. Si la oposición confirmara en los próximos días su rechazo a ese gesto patriótico y democrático el único camino que le quedará abierto al gobierno será dejar de lado la excesiva e imprudente tolerancia con los agentes de la contrarrevolución y descargar sobre ellos todo el rigor de la ley, sin concesión alguna. La oposición no violenta será respetada en tanto y en cuanto opere dentro de las reglas del juego democrático y los marcos establecidos por la Constitución; la otra, el ala insurreccional de la oposición, deberá ser reprimida sin demora y sin clemencia. El gobierno bolivariano tuvo una paciencia infinita ante los sediciosos, que en Estados Unidos estarían presos desde el 2014 y algunos, Leopoldo López, por ejemplo, condenado a cadena perpetua o a la pena capital. Su mayor pecado fue haber sido demasiado tolerante y generoso con quienes sólo quieren la victoria de la contrarrevolución a cualquier precio. Pero ese tiempo ya se acabó. La inexorable dialéctica de la revolución establece, con la lógica implacable de la ley de la gravedad, que ahora el gobierno debe reaccionar con toda la fuerza del Estado para impedir a tiempo la disolución del orden social, la caída en el abismo de una cruenta guerra civil y la derrota de la revolución. Impedir ese “final terrible” del que hablaba Marx antes del “terror sin fin.”

Si el gobierno bolivariano adopta este curso de acción podrá salvar la continuidad del proceso iniciado por Chávez en 1999, sin preocuparse por la ensordecedora gritería de la derecha y sus lenguaraces mediáticos que de todos modos ya hace tiempo vienen aullando, mintiendo e insultando a la revolución y sus protagonistas. Si, en cambio, titubeara y cayera en la imperdonable ilusión de que a los violentos se los puede apaciguar con gestos patrióticos o rezando siete Ave Marías, su futuro tiene el rostro de la derrota, con dos variantes. Uno, un poco menos traumático, terminar como el Sandinismo, derrotado “constitucionalmente” en las urnas en 1989. Sólo que Venezuela está asentada sobre un inmenso mar de petróleo y Nicaragua no, y por eso hay que desterrar el espejismo de que si los sandinistas volvieron al gobierno los chavistas podrían hacer lo propio, diez o quince años después de una eventual derrota. ¡No! El triunfo de la contrarrevolución convertiría de hecho a Venezuela en el estado número 51 de la Unión Americana, y si Washington durante más de un siglo ha demostrado no estar dispuesto a abandonar a Puerto Rico ni en mil años se iría de Venezuela una vez que sus peones derroten al chavismo y se apoderen de este país y su inmensa reserva petrolera.

La revolución bolivariana es social y política y, a no olvidarlo, una lucha de liberación nacional. La derrota de la revolución se traduciría en la anexión informal de Venezuela a Estados Unidos. La segunda variante de una posible derrota configuraría el peor escenario. Incapaz de contener a los violentos y de restablecer el orden y una cierta normalidad económica una insurrección violenta aplicaría el modelo libio para acabar con la revolución bolivariana. No olvidar que ahora la número dos del Comando Sur es nada menos que un personaje tan siniestro e inescrupuloso como Liliana Ayalde, quien fuera embajadora de Estados Unidos en Paraguay y Brasil y que en ambos países fue la artífice fundamental de sendos golpes de estado. Una mujer de armas tomar a quien no le temblaría la mano a la hora de lanzar las fuerzas del Comando Sur contra Venezuela, derribar su gobierno y, como en Libia, hacer que una turbamulta organizada por la CIA termine con el linchamiento de Maduro como sucediera con Gadafi, y el exterminio físico de la plana mayor de la revolución. La dirigencia bolivariana, la obra de Chávez y la causa de la emancipación latinoamericana no merecen ninguno de estos dos desenlaces, ninguno de los cuales es inevitable si se relanza la revolución y se aplasta sin miramientos a las fuerzas de la contrarrevolución.

Nota:

[1] El más completo de esos infames manuales escrito por Gene Sharp es De la Dictadura a la Democracia publicado en Boston por la Albert Einstein Institution, una ONG pantalla de la CIA. Sharp se considera el creador de la teoría de la “no violencia estratégica”. Para comprender lo que significa esto, y para comprender también lo que está ocurriendo hoy en Venezuela, aconsejo fervientemente leer ese libro y sobre todo el Apéndice, en donde su autor enumera 197 métodos de acción no violentas, entre los que se incluyen “forzar bloqueos económicos”, “falsificar dinero y documentos”, “ocupaciones e invasiones”, etcétera. Todas acciones “no violentas”, como puede verse.


http://rebelion.org/noticia.php?id=226332

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Vulnerables: que no vuelvan a la pobreza

Humberto Campodónico


Después de más de una década de constante reducción, la pobreza en la Región puede volver a aumentar debido al fin del super ciclo de precios altos de los recursos naturales originado –en gran medida– por el crecimiento económico chino. Eso es lo que prevén los organismos multilaterales (Banco Mundial, BID, CEPAL) y numerosos analistas. En el caso peruano, el crecimiento económico ya venía de bajada desde el 2014, lo que se ha agravado con El Niño costero.

Si bien los pronósticos difieren –algunos hablan incluso de crecimiento cero– habrá una incidencia importante, tanto en el empleo como en la pobreza. Actualmente, la tasa de crecimiento del empleo formal es menor que la de la población en edad de trabajar (2.5%), lo que alienta la informalidad (y la pobreza).

No solo eso. La reducción de la pobreza no ha tenido bases sólidas. Muchos de los que ahora no son pobres podrían volver a serlo, dicen los organismos internacionales. Para el BID, en un estudio con cifras de 2013, la población peruana pobre llega al 33% (repetimos, cifras del 2013) y sus ingresos no superan los 400 soles mensuales.

Encima de ellos está la población que no es pobre, pero que es considerada vulnerable. Son el 40.5% del total, o sea unos 12 millones de personas. ¿Por qué es vulnerable? Porque gana entre 400 y 1000 soles mensuales. Y cualquier traspié lo puede llevar a ser pobre otra vez.

Por encima de los vulnerables está la llamada clase media (con ingresos entre 1,000 y 5,000 soles mensuales), la que en el Perú solo es el 25% de la población, a diferencia de Argentina y Chile donde ésta es 52 y 47% respectivamente. Se supone que esta clase media difícilmente puede retroceder y caer en la pobreza.

Todas estas cifras las traemos a colación por la importancia que tienen en la actualidad. Hay diferentes metodologías para catalogar a los “vulnerables” y la “clase media”, agregando a la del BID aquella que utilizan el PNUD, la CEPAL y diferentes economistas. Por ejemplo, la CEPAL considera como “vulnerables” a aquellos que tienen ingresos inferiores a 1.8 veces el ingreso de la línea de pobreza. Dicho de otra manera, si la línea de pobreza fuera de 1,000 soles mensuales, todos los que ganan hasta S/ 1,800 por mes son “vulnerables” y pueden recaer en la pobreza.

Lo importante es que, si bien las metodologías pueden ser distintas, la tendencia es siempre la misma: existe, no como un fantasma, sino como una realidad que los pobres actuales sigan siendo pobres (lo que en la jerga económica se llama la transmisión intergeneracional –de padres a hijos– de la pobreza y, también que los “vulnerables” vuelvan a la situación de pobreza.

El problema es que esta situación se va a agravar con El Niño costero, como dijimos al inicio. El BCR, en su Reporte de Inflación de marzo, tiene importantes estadísticas sobre su impacto en infraestructura (carreteras, puentes), stock de capital perdido, sectores económicos (agricultura, comercio, pesca). De especial importancia son las cifras de viviendas colapsadas y afectadas (12,589 y 131,983), centros de salud colapsados y afectados (8 y 60) y centros educativos colapsados y afectados (30 y 1,093).

Si esto es así, a la discusión sobre la reactivación económica, se suma ahora el necesario gasto para la reconstrucción. Si bien en la actualidad existen ahorros fiscales generados durante la época de las vacas gordas de altos precios de las materias primas, el MEF se ha resistido al uso del Fondo de Estabilización Fiscal. Mala política que, sin embargo, parecen haber re-evaluado según declaraciones recientes.

Pero estos ahorros fiscales no van a durar para siempre. Y el problema de fondo es que debe aumentar la recaudación tributaria, que ha venido bajando y está actualmente llegando al 13% del PBI, de las más bajas en la Región. El gobierno dijo que la recaudación aumentaría con la formalización, pero estamos lejos de ello porque su estrategia estaba, y está, equivocada. No se trata de bajar “costos” para que los informales dejen de serlo, sino de puestos de trabajo productivos, en la industria.

El aumento en la recaudación es tanto más importante porque se va a necesitar (ahora más que antes) elevar la inversión en infraestructura, colegios y centros de salud. Más aún si los vulnerables vuelven a ser pobres, lo que quiere decir que no van a poder pagar salud y educación privada (quienes podían). Es aquí donde se pone a la orden del día una reforma tributaria integral que tenga como eje combatir la evasión y elusión tributaria, el aumento de los impuestos directos y la eliminación de algunas exoneraciones tributarias. Los planteamientos de PPK ya fracasaron.

Lo que nos lleva al tipo de crecimiento que necesitamos. Para la derecha económica, basta que la cifra sea de 4, 5 o 6%. Si eso se alcanza solo exportando minerales, no importa, pues “es lo que mandan las leyes del libre mercado”. Y el resultado no es otro que el reseñado aquí: alivios de la pobreza temporales, así como persistencia de la informalidad, que la marea baja nos muestra con todas sus debilidades. Hay que reemplazarla por una política que enfatice la diversificación productiva para que haya empleos formales que no solo eliminen la pobreza, sino también a los vulnerables.


http://larepublica.pe/impresa/opinion/873394-vulnerables-que-no-vuelvan-la-pobreza

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