Francia: luces y sombras - César Lévano
Llave en mano - Mirko Lauer
¿Más censuras? - Luis Davelouis
Modernización sindical: algunas precisiones - Enrique Fernández-Maldonado Mujica
Movadef: odio vs. odio - Andrés Calderón
Venezuela en la hora de los hornos - Atilio A. Boron
Vulnerables: que no vuelvan a la pobreza - Humberto Campodónico
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Censura sin
interpelación
Augusto Álvarez Rodrich
Los políticos son más graciosos que nosotros. Fernando Armas.
Si me preocupara por los insultos que recibo todos los días,
estaría en el manicomio. Carlos Basombrío.
El Ojo que Llora, el Informe de la CVR o el Museo de la
Memoria son mil veces más nocivos socialmente que un mausoleo terrorista o una
marcha del Movadef. Eugenio D’Medina Lora.
Un movimiento proterrorista de pacotilla no puede marcar la
agenda. Carlos Basombrío sobre el Movadef.
Más publicidad ha obtenido el Movadef con la campaña sobre
apología del terrorismo que con su rangalida marcha de cartelitos por el centro
de la ciudad. Mirko Lauer.
Montesinos no robó plata del pueblo sino del narcotráfico.
Luis María Cuculiza.
A mí nadie me persigue, de repente a él sí. PPK sobre el
reglaje a Nieto.
Sí hizo alusión a un pariente cercano al árbitro en su cara.
Cardenal Juan Luis Cipriani criticando la eliminación de la sanción a Messi.
Somos cristianos y condenamos estas prácticas, para
frenarlas. No podemos matar, pero la autoridad de un gobierno sí tiene
autoridad para matar. Dios mandó a matar a los que hacen cosas horrendas.
Pastor Rodolfo González sobre los homosexuales.
Ha salido hecha una estúpida, como la babosa esa que tiene
las pestañas hasta acá, que es periodista, psicóloga, no sé qué, que no sé
cuántos, que no es nada. La de Piura, igualito, tiene título universitario y la
universidad dice que no terminó ni quinto de media. Luisa María Cuculiza sobre
las congresistas fujimoristas Aramayo y García.
Es irónico que para combatir la corrupción se afecte la
libertad de expresión. Matt Sanders, presidente de la SIP, sobre los proyectos
fujimoristas contra la libertad de expresión.
En el Perú hay iniciativas contra la libertad de prensa. Es
un bicho difícil de matar, realmente tenemos que terminar con esto. PPK.
Si Keiko sigue en ese círculo vicioso perderá por tercera vez
y se convertirá en la nueva Lourdes Flores. Congresista Roberto Vieira.
PPK anda en las nubes, toda la vida ha sido lobista. Mauricio
Mulder.
Puede ser un traidor, un desleal, pero no creo que sea un
asesino. Ulises Humala sobre su hermano Ollanta.
No proyecten en mi vida la podredumbre de sus almas. Alan
García a quienes lo acusan de corrupto.
Odebrecht no inventó la corrupción pero participó de ella.
Mauricio Cruz, cabeza de Odebrecht en el Perú.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/873392-censura-sin-interpelacion
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Francia: luces y
sombras
César Lévano
Las elecciones de Francia alegran en cuanto han significado
la derrota aplastante de la ultraderechista Marina Le Pen, fascista partidaria
del holocausto perpetrado por los nazis, amenaza contra los obreros y los
refugiados, aliada de Donald Trump. El vencedor es Emmanuel Macron, neoliberal
ligado a las altas finanzas y cómplice del presidente François Hollande en la
política antiobrera.
Muchos ciudadanos franceses de izquierda o derecha han votado
por Macron para evitar a Le Pen.
Marc Bassets, analista de El País, explicó que Macron “ha
sabido captar el humor de una parte de la sociedad francesa, harta de la vieja
política y las viejas estructuras y al mismo tiempo esperanzada y optimista. Es
la Francia más cosmopolista y educada, la de los ingresos más elevados”.
Maurice Ulrich, redactor del periódico L’Humanité del PC
francés, recordó ayer, a la luz de los resultados, que los grupos de reflexión
relacionados con el Partido Socialista habían teorizado que en esta elección
había que abandonar de alguna manera a los obreros y los campesinos a su suerte
para concentrarse en las clases medias urbanas.
Esa discriminación puede haber conducido al triunfo de Macron
en la segunda vuelta, pero no otorga fuerza para gobernar. Los resultados de la
primera vuelta indican que en el aluvión del voto de ayer hay un ancho sector
de izquierda, que puede, que debe, ser el núcleo central de una oposición que
combata los puntos más reaccionarios del neoliberalismo.
Recuérdese que en la primera vuelta hubo un casi cuádruple
empate entre candidatos presidenciales. Macron logró 24,01 por ciento de los
votos; Marine Le Pen, 21,30; François Fillon, 20,01 y el izquierdista Jean-Luc
Mélenchon, 19,58.
Macron no ha sumado esos porcentajes. Con el 93 por ciento de
los votos, llegaba a 65,3 por ciento (Le Pen tenía la mitad de esa cifra:
34,7).
En un ensayo escrito el viernes 5 de mayo, el filósofo y
crítico cultural Slavoj Zizek expuso un problema digno de atención:
“No podemos preguntarnos, al menos: sí, Macron es
pro-europeo, pero ¿qué tipo de Europa personifica? La misma Europa cuyo fracaso
alimenta el populismo de Le Pen, ¡la Europa anónima al servicio del
neoliberalismo! este es el punto clave del asunto: sí, Le Pen representa una
amenaza, pero, si todos respaldamos a Macron, ¿no nos quedamos atrapados en una
especie de círculo vicioso y combatimos el efecto apoyando su causa?”.
http://diariouno.pe/columna/francia-luces-y-sombras/
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Llave en mano
Mirko Lauer
El tema de la excarcelación de Alberto Fujimori se niega a
desaparecer, con varias fórmulas dando vueltas. A keikistas y albertistas el
proyecto de arresto domiciliario les disgusta por igual, aunque tal vez por
distintos motivos. Algunos fujimoristas incluso consideran a la aparición del
tema excarcelatorio una desalmada maniobra política del gobierno.
La ministra de Justicia ha declarado que existen vallas
serias para un indulto presidencial, en la forma de una serie de requisitos
médicos y procesales. No se sabe si esto significa que ella está a favor del
proyecto domiciliario, o si solo quiere sacarle las papas del horno a Pedro
Pablo Kuczynski con sucesivas dilaciones.
Pero hay un artículo de la Constitución que es claro sobre el
tema: le corresponde al Presidente de la República la atribución de “Conceder
indultos, conmutar penas, ejercer el derecho de gracias, etc”. No cabe por ello
duda que el indulto es una atribución que la Constitución le otorga al
Presidente, sin recortes.
Esta atribución o privilegio le permite, según la mejor
doctrina, suprimir o disminuir la pena, y es un acto de generosidad
tradicionalmente reconocido. Por eso ya Las partidas de Alfonso X el sabio,
siglo XIII, ya consideraban al indulto un acto diferente de la amnistía. El
indulto solo extingue la pena, la amnistía borra los efectos del delito.
Por eso, el indulto es un acto político, que en la antigüedad
correspondía al soberano y que hoy es atribución del jefe del Estado. Es frente
a esto que se encuentra Alberto Fujimori desde hace varios gobiernos.
Por ello solo y únicamente le corresponde al presidente
evaluar ante su propia conciencia política si ejerce o no esa atribución, y en
qué momento, grado, forma y modo ejecutada. Se trata hoy, nadie puede dudarlo,
de un acto político que realizado o evitado, es de singular importancia para el
futuro de la marcha política del país.
La historia política nos recuerda cómo esta atribución ha
sido ejercida en el pasado. Sin ir muy lejos el presidente estadounidense Bill
Clinton lo hizo al término de su mandato en favor de un conocido empresario,
Mark Rich. PPK puede considerar que indultar le conviene, o no. Pero la
decisión está en sus manos, y no en las de leyes o reglamentos.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/873390-llave-en-mano
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¿Más censuras?
Luis Davelouis
¿Por qué Martín Vizcarra sigue siendo ministro de Transportes
y Comunicaciones manteniendo en una posición vulnerable al primer
vicepresidente de la República? ¿No hay reemplazo?
En el Ejecutivo no entendieron que la amenaza interpelatoria
–amenaza porque puede devenir en censura– solo se dejó sin quórum para que el
fujimorismo no aparezca como el malo de la película echando ministros mientras
miles de peruanos se quedaban sin casa.
Tampoco entendieron –después de la escandalosamente injusta y
matonezca censura a Saavedra– que el único argumento que el fujimorismo
necesita para salirse con la suya es su número. Menos que dos de cada tres
cosas que hace la banKada son motivadas por la sangre que aún llevan en el ojo
tras perder la elección.
Sí, Vizcarra será interpelado y su suerte no dependerá de si
contesta correctamente el mismo pliego interpelatorio adefesiero de la vez
pasada, sino de lo que decidan Keiko and Friends y le comunique por Telegram al
mototaxi. Que el proyecto del aeropuerto de Chinchero sea indefendible agrava
la situación de Vizcarra.
Algunos congresistas fujimoristas dicen que solo quieren
escuchar sus explicaciones. Pero lo mismo dijeron en la interpelación a
Saavedra y sabemos cómo acabó eso.
Las “marchas” intactas del Movadef, el hostigamiento policial
a Patria Roja y la represión desproporcionada a los que marchaban por la
legalización de marihuana han debilitado al ministro del Interior, Carlos
Basombrío, por quien el fujimorismo no guarda simpatía alguna y por eso será
seguramente el próximo interpelado. La ministra de Salud, Patricia García,
pasará por el Congreso después de él. Y quién sabe si el de Agricultura.
No fue fácil para PPK llenar las sillas ministeriales la
primera vez, cuando el fujimorismo solo mostraba los dientes. Ya mordió y
conseguir recambios será más difícil.
http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-mas-censuras-2280735
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Modernización sindical:
algunas precisiones
Enrique
Fernández-Maldonado Mujica
José Ignacio Beteta publicó esta semana una columna donde
reclama “a la CGTP y nuestros sindicatos (…) se conviertan en organizaciones
democráticas, transparentes y técnicas, que dialoguen con una mirada de
apertura” (“Modernización sindical”. El Comercio, 3/05/17). Se basa en los
siguientes cuestionamientos: a) la negativa dedos centrales sindicales de
participar en el CNTPE; b) los conflictos generados por un mejor reparto de
utilidades; y c) la formación de “sindicatos” mafiosos.
Ciertamente se requiere una modernización sindical, pero no
por las razones que esgrime Beteta. El retiro de las centrales sindicales del
CNTPE no es gratuito: es en protesta por el incumplimiento de PPK de sus
compromisos electorales. Específicamente, el de no flexibilizar (más) la
legislación laboral. Los proyectos presentados por el MTPE van en esa línea.
Quedarse en el foro tripartito avalaría tal política.
Segundo. Los reclamos por un mejor reparto de utilidades son
justos y están amparados por ley. Que un sindicato (en este caso el de Southern
Perú) tenga que recurrir a una huelga, expresaría la resistencia de su
empleador para distribuir proporcionalmente las ganancias. La oposición del
sindicato de Corporación Lindley (Coca Cola y otras) a trabajar horas extras,
en el contexto de la emergencia, dice más del tipo de “filantropía” que estaría
queriendoproyectarla empresa, a costa del descanso de sus trabajadores.
En tercer lugar, la aparición de “sindicatos”vinculados con
el hampa y la extorsión(aunque creciente) es marginal. Es más: viene siendo
denunciada hace años por la propia CGTP, que en repetidas oportunidades ha
solicitado al MTPE la eliminación del registro sindical de estas
organizaciones. Pero ni el gobierno de Ollanta ni el actual acusan parte.
¿Qué modernización sindical se necesita? Una que implique un
recambio generacional y de liderazgos. Que adapte su organización a la nueva
estructura económica. Que aproveche las nuevas tecnologías para la incidencia
política y social. Que se capacite para proponer alternativas de políticas
públicas. Que mantenga firmes sus principios, y los adecúe al nuevo escenario
global.
http://diariouno.pe/columna/modernizacion-sindical-algunas-precisiones/
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Movadef: odio vs. odio
Andrés Calderón
La reciente marcha del Movadef (el brazo político del grupo
terrorista Sendero Luminoso) ha generado las más predecibles reacciones de
nuestra sociedad. Congresistas proponiendo leyes para “endurecer las penas” e
impedir que el Movadef vuelva a salir a las calles. Ministros repudiando la
marcha, pero explicando que no apresaron a los manifestantes por culpa de una
ley “muy ambigua”. Opinantes responsabilizando a todo el mundo.
Todos se preocupan por “mejorar” la ley para impedir una
nueva marcha. Dejando de lado ese pequeño obstáculo que en otras arenas
apasiona (‘leyes con nombre propio’), este asunto refleja la pobreza de nuestro
razonamiento al momento de adoptar políticas públicas. No pensamos en las
causas del problema ni las alternativas para enfrentarlo. Queremos regular la
anécdota. Queremos cárcel.
Nos indignamos porque no hay suficientes sentenciados por
delito de apología (como si tener más presos fuera un objetivo) y creemos que
la respuesta es “aclarar” la norma, en lugar de preguntarnos si criminalizar la
apología es realmente la mejor herramienta para combatir cualquier intento de
resurgimiento terrorista.
Venga el parche de rigor (aquí, si no pones parches, te
conviertes en ‘pro-esto’ o ‘anti-aquello’): Repugno al Movadef y su
reivindicación terrorista jugando al filo de la ley. Pero también muchas
personas siguen reivindicando el golpe de Velasco, la matanza de El Frontón,
los asesinatos de Barrios Altos y La Cantuta y, quién sabe, tal vez los de
Madre Mía. El del Movadef es un discurso de odio máximo, al punto que
menosprecia la vida misma. Pero no es el único con el que convivimos. Está el
odio al diferente, al gay, al transexual, y hace unos días el Congreso decidió
que ese odio no debería ser penado.
Que no se me malinterprete. No estoy equiparando al Movadef
ni proponiendo un trato equivalente al de quienes justifican otros delitos.
Estoy evidenciando su raíz. Su discurso es de odio y de reivindicación. Lo que
nos lleva a formularnos dos preguntas iniciales: ¿Cómo combatimos al odio en general?
Y luego, ¿cómo combatimos al odio terrorista en particular?
Quien reivindica públicamente cualquier delito (o al autor de
un delito) puede ser sentenciado a cuatro años de prisión según nuestro Código
Penal. Si la apología es de terrorismo puede llegar hasta 15 años. Quien hoy
día cree que la ley manda a la cárcel al que levanta una pancarta con el rostro
de Abimael Guzmán, por coherencia, también debería augurar un destino similar a
quien lo hace con la cara de Alberto Fujimori.
El concepto de “democracia militante” fue introducido por
Karl Loewenstein hacia fines de la década de 1930, abogando por la represión de
la prédica nazi, y es con base en esta idea que descansan las leyes contra el
negacionismo del Holocausto y otros discursos de odio en Europa. No pasa lo
mismo en Estados Unidos, donde prima la libertad de expresión, y se confía en
el debate público y en la fuerza del discurso verdadero y aleccionador como
remedio frente al odio.
No creo que haya una solución sencilla, pero sigo pensando que
la norteamericana es preferible. No solo porque confío en la libertad de
expresión, sino porque temo que la represión pueda convertir a los villanos en
mártires. Más aun con el paso del tiempo, lo cual hace a los terroristas
incluso más peligrosos a ojos de niños, adolescentes y jóvenes adultos que no
vivieron el terrorismo y solo observarán, preocupados, cómo apresan a unos
manifestantes. Además, porque creo que la represión del discurso, así sea de
odio, no elimina el odio ni sus peligros, solo los hace menos visibles.
Tengamos la discusión de una buena vez. Aprendamos, con la
experiencia de 25 años, que barrer los problemas debajo de la alfombra no los
desaparece.
http://elcomercio.pe/opinion/mirada-de-fondo/movadef-odio-vs-odio-andres-calderon-noticia-1989896
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Venezuela en la hora de
los hornos
Atilio A. Boron
La dialéctica de la revolución y el enfrentamiento de clases
que la impulsa aproxima la crisis venezolana a su inexorable desenlace. Las
alternativas son dos y sólo dos: consolidación y avance de la revolución o
derrota de la revolución. La brutal ofensiva de la oposición -criminal por sus
métodos y sus propósitos antidemocráticos- encuentra en los gobiernos
conservadores de la región y en desprestigiados ex gobernantes figurones que
inflan su pecho en defensa de la “oposición democrática” en Venezuela y exigen
al gobierno de Maduro la inmediata liberación de los “presos políticos”. La
canalla mediática y "la embajada" hacen lo suyo y multiplican por mil
estas mentiras. Los criminales que incendian un hospital de niños forman parte
de esa supuesta legión de demócratas que luchan para deponer la “tiranía” de
Maduro. También lo son los terroristas -¿se los puede llamar de otro modo?- que
incendian, destruyen, saquean, agreden y matan con total impunidad (protegidos
por las policías de las 19 alcaldías opositoras, de las 335 que hay en el
país). Si la policía bolivariana -que no lleva armas de fuego desde los tiempos
de Chávez- los captura se produce una pasmosa mutación: la derecha y sus medios
convierten a esos delincuentes comunes en “presos políticos” y “combatientes
por la libertad”, como los que en El Salvador asesinaron a Monseñor Oscar
Arnulfo Romero y a los jesuitas de la UCA; o como los “contras” que asolaron la
Nicaragua sandinista financiados por la operación “Irán-Contras” planeada y
ejecutada desde la Casa Blanca.
Resumiendo: lo que está sucediendo hoy en Venezuela es que la
contrarrevolución trata de tomar las calles –y lo ha logrado en varios puntos
del país- y producir, junto con el desabastecimiento programado y la guerra
económica el caos social que remate en una coyuntura de disolución nacional y
desencadene el desplome de la revolución bolivariana. Reflexionando sobre el
curso de la revolución de 1848 en Francia Marx escribió unas líneas que, con
ciertos recaudos, bien podrían aplicarse a la Venezuela actual. En su célebre
El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, describía la situación en París
diciendo que “en medio de esta confusión indecible y estrepitosa de fusión,
revisión, prórroga de poderes, Constitución, conspiración, coalición, emigración,
usurpación y revolución. el burgués, jadeante, gritase como loco a su república
parlamentaria: «¡Antes un final terrible que un terror sin fin!»” Sería
imprudente no tomar estas palabras muy seriamente, porque eso es precisamente
lo que el imperio y sus secuaces tratan de hacer en Venezuela: lograr la
aceptación popular de “un final terrible” que ponga término a “un terror sin
fin.” A tal efecto Washington aplica la misma receta administrada en tantos
países: organizar la oposición y convertirla en la semilla de la
contrarrevolución, ofrecerle financiamiento, cobertura mediática y diplomática,
armas; inventar sus líderes, fijar la agenda y reclutar a mercenarios y
malvivientes de la peor calaña que hagan la tarea sucia de "calentar la
calle" matando, destruyendo, incendiando, saqueando, mientras sus
principales dirigentes se fotografían con presidentes, ministros, el Secretario
General de la OEA y demás agentes del imperio. Esto mismo hicieron hace unos
años con gran éxito en Libia, en donde Washington y sus compinches inventaron
los “combatientes por la libertad” en Benghasi. La prensa hegemónica difundió
esa falsa noticia a los cuatro vientos y la OTAN hizo lo que hacía falta. El
resultado final: destrucción de Libia bombardeada a mansalva durante meses,
caída y linchamiento de Gadafi, entre las risotadas de una hiena llamada
Hillary Clinton. En Venezuela están aplicando el mismo plan, con bandas armadas
que destruyen y matan lo que sea ante una policía poco menos que indefensa.
Por comparación, la ofensiva imperial lanzada contra Salvador
Allende en los años setentas fue un juego de niños al lado de la inaudita
ferocidad del ataque sobre Venezuela. No hubo en Chile una oposición que
contratara bandas criminales para ir por los barrios populares disparando a
mansalva para aterrorizar a la población; tampoco un gobierno de un país vecino
que apañara el contrabando y el paramilitarismo, y una prensa tan canalla y
efectiva como la actual, que hizo de la mentira su religión. Días pasados
publicaron la foto de un joven vestido con uniforme de combate y arrojando una
bomba molotov sobre un carro de policía y en el epígrafe se habla ¡de la
"represión" de las fuerzas de seguridad chavistas cuando eran éstas
las que eran reprimidas por los revoltosos! Esa prensa proclama indignada que
la represión cobró la vida de más de treinta personas pero oculta aviesamente
que la mayoría de los muertos son chavistas y que por lo menos cinco de ellos
policías bolivarianos ultimados por los "combatientes por la libertad."
Los incendios, saqueos y asesinatos, la incitación y la comisión de actos
sediciosos son publicitados como la comprensible exaltación de un pueblo
sometido a una monstruosa dictadura que, curiosamente, deja que sus opositores
entren y salgan del país a voluntad, visiten a gobiernos amigos o a
instituciones putrefactas como la OEA para requerir que su país sea invadido
por tropas enemigas, hagan periódicas declaraciones a la prensa, convaliden la
violencia desatada, se reúnan en una farsa de Asamblea Nacional, dispongan de
un fenomenal aparato mediático que miente como jamás antes, vayan a terceros
países a apoyar a candidatos de extrema derecha en elecciones presidenciales
sin que ninguno sea molestado por las autoridades. ¡Curiosa dictadura la de
Maduro! Todas estas protestas y sus instigadores están encaminadas a un solo
fin: garantizar el triunfo de la contrarrevolución y restaurar el viejo orden
pre-chavista mediante un caos científicamente programado por gentes como Gene
Sharp y otros consultores de la CIA que han escrito varios manuales de
instrucción sobre como desestabilizar gobiernos. [1]
El modelo de transición que anhela la contrarrevolución
venezolana no es el "Pacto de la Moncloa" ni ningún pacífico arreglo
institucional sino la aplicación a rajatabla del modelo libio. Y, por supuesto,
no tienen la menor intención de dialogar, por más concesiones que se les haga.
Pidieron una Constituyente y cuando se la otorgan acusan a Maduro de fraguar un
autogolpe de Estado. Violan la legalidad institucional y la prensa del imperio
los exalta como si fueran la quintaesencia de la democracia. No parece que la
rehabilitación de Henrique Capriles o inclusive la liberación de Leopoldo López
podrían hacer que un sector de la oposición admitiera sentarse en una mesa de
diálogo político para salir de la crisis por una vía pacífica porque la voz de
mando la tiene el sector insurreccional. La derecha y el imperio huelen sangre
y van por más, y medidas apaciguadoras como esas los envalentonaría aún más
aunque admito que mi análisis podría estar equivocado. Desde afuera, gentuzas
como Luis Almagro que emergen cubiertos de estiércol desde las cloacas del
imperio orquestan una campaña internacional contra el gobierno bolivariano. Y
países que jamás tuvieron una constitución democrática y surgida de una
consulta popular en toda su historia, como Chile, tienen la osadía de pretender
dar lecciones de democracia a Venezuela, que tiene una de las mejores
constituciones del mundo y, además, aprobadas por un referendo popular.
Maduro ofreció nada menos que convocar a una Constituyente
para evitar una guerra civil y la desintegración nacional. Si la oposición
confirmara en los próximos días su rechazo a ese gesto patriótico y democrático
el único camino que le quedará abierto al gobierno será dejar de lado la
excesiva e imprudente tolerancia con los agentes de la contrarrevolución y
descargar sobre ellos todo el rigor de la ley, sin concesión alguna. La
oposición no violenta será respetada en tanto y en cuanto opere dentro de las
reglas del juego democrático y los marcos establecidos por la Constitución; la
otra, el ala insurreccional de la oposición, deberá ser reprimida sin demora y
sin clemencia. El gobierno bolivariano tuvo una paciencia infinita ante los
sediciosos, que en Estados Unidos estarían presos desde el 2014 y algunos,
Leopoldo López, por ejemplo, condenado a cadena perpetua o a la pena capital.
Su mayor pecado fue haber sido demasiado tolerante y generoso con quienes sólo
quieren la victoria de la contrarrevolución a cualquier precio. Pero ese tiempo
ya se acabó. La inexorable dialéctica de la revolución establece, con la lógica
implacable de la ley de la gravedad, que ahora el gobierno debe reaccionar con
toda la fuerza del Estado para impedir a tiempo la disolución del orden social,
la caída en el abismo de una cruenta guerra civil y la derrota de la
revolución. Impedir ese “final terrible” del que hablaba Marx antes del “terror
sin fin.”
Si el gobierno bolivariano adopta este curso de acción podrá
salvar la continuidad del proceso iniciado por Chávez en 1999, sin preocuparse
por la ensordecedora gritería de la derecha y sus lenguaraces mediáticos que de
todos modos ya hace tiempo vienen aullando, mintiendo e insultando a la
revolución y sus protagonistas. Si, en cambio, titubeara y cayera en la
imperdonable ilusión de que a los violentos se los puede apaciguar con gestos
patrióticos o rezando siete Ave Marías, su futuro tiene el rostro de la
derrota, con dos variantes. Uno, un poco menos traumático, terminar como el
Sandinismo, derrotado “constitucionalmente” en las urnas en 1989. Sólo que
Venezuela está asentada sobre un inmenso mar de petróleo y Nicaragua no, y por
eso hay que desterrar el espejismo de que si los sandinistas volvieron al
gobierno los chavistas podrían hacer lo propio, diez o quince años después de
una eventual derrota. ¡No! El triunfo de la contrarrevolución convertiría de
hecho a Venezuela en el estado número 51 de la Unión Americana, y si Washington
durante más de un siglo ha demostrado no estar dispuesto a abandonar a Puerto
Rico ni en mil años se iría de Venezuela una vez que sus peones derroten al
chavismo y se apoderen de este país y su inmensa reserva petrolera.
La revolución bolivariana es social y política y, a no
olvidarlo, una lucha de liberación nacional. La derrota de la revolución se
traduciría en la anexión informal de Venezuela a Estados Unidos. La segunda
variante de una posible derrota configuraría el peor escenario. Incapaz de
contener a los violentos y de restablecer el orden y una cierta normalidad
económica una insurrección violenta aplicaría el modelo libio para acabar con
la revolución bolivariana. No olvidar que ahora la número dos del Comando Sur
es nada menos que un personaje tan siniestro e inescrupuloso como Liliana
Ayalde, quien fuera embajadora de Estados Unidos en Paraguay y Brasil y que en
ambos países fue la artífice fundamental de sendos golpes de estado. Una mujer
de armas tomar a quien no le temblaría la mano a la hora de lanzar las fuerzas
del Comando Sur contra Venezuela, derribar su gobierno y, como en Libia, hacer
que una turbamulta organizada por la CIA termine con el linchamiento de Maduro
como sucediera con Gadafi, y el exterminio físico de la plana mayor de la
revolución. La dirigencia bolivariana, la obra de Chávez y la causa de la
emancipación latinoamericana no merecen ninguno de estos dos desenlaces,
ninguno de los cuales es inevitable si se relanza la revolución y se aplasta
sin miramientos a las fuerzas de la contrarrevolución.
Nota:
[1] El más completo de esos infames manuales escrito por Gene
Sharp es De la Dictadura a la Democracia publicado en Boston por la Albert
Einstein Institution, una ONG pantalla de la CIA. Sharp se considera el creador
de la teoría de la “no violencia estratégica”. Para comprender lo que significa
esto, y para comprender también lo que está ocurriendo hoy en Venezuela,
aconsejo fervientemente leer ese libro y sobre todo el Apéndice, en donde su
autor enumera 197 métodos de acción no violentas, entre los que se incluyen
“forzar bloqueos económicos”, “falsificar dinero y documentos”, “ocupaciones e
invasiones”, etcétera. Todas acciones “no violentas”, como puede verse.
http://rebelion.org/noticia.php?id=226332
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Vulnerables: que no
vuelvan a la pobreza
Humberto Campodónico
Después de más de una década de constante reducción, la
pobreza en la Región puede volver a aumentar debido al fin del super ciclo de
precios altos de los recursos naturales originado –en gran medida– por el
crecimiento económico chino. Eso es lo que prevén los organismos multilaterales
(Banco Mundial, BID, CEPAL) y numerosos analistas. En el caso peruano, el
crecimiento económico ya venía de bajada desde el 2014, lo que se ha agravado
con El Niño costero.
Si bien los pronósticos difieren –algunos hablan incluso de
crecimiento cero– habrá una incidencia importante, tanto en el empleo como en
la pobreza. Actualmente, la tasa de crecimiento del empleo formal es menor que
la de la población en edad de trabajar (2.5%), lo que alienta la informalidad
(y la pobreza).
No solo eso. La reducción de la pobreza no ha tenido bases
sólidas. Muchos de los que ahora no son pobres podrían volver a serlo, dicen
los organismos internacionales. Para el BID, en un estudio con cifras de 2013,
la población peruana pobre llega al 33% (repetimos, cifras del 2013) y sus
ingresos no superan los 400 soles mensuales.
Encima de ellos está la población que no es pobre, pero que
es considerada vulnerable. Son el 40.5% del total, o sea unos 12 millones de
personas. ¿Por qué es vulnerable? Porque gana entre 400 y 1000 soles mensuales.
Y cualquier traspié lo puede llevar a ser pobre otra vez.
Por encima de los vulnerables está la llamada clase media
(con ingresos entre 1,000 y 5,000 soles mensuales), la que en el Perú solo es
el 25% de la población, a diferencia de Argentina y Chile donde ésta es 52 y
47% respectivamente. Se supone que esta clase media difícilmente puede
retroceder y caer en la pobreza.
Todas estas cifras las traemos a colación por la importancia
que tienen en la actualidad. Hay diferentes metodologías para catalogar a los
“vulnerables” y la “clase media”, agregando a la del BID aquella que utilizan
el PNUD, la CEPAL y diferentes economistas. Por ejemplo, la CEPAL considera como
“vulnerables” a aquellos que tienen ingresos inferiores a 1.8 veces el ingreso
de la línea de pobreza. Dicho de otra manera, si la línea de pobreza fuera de
1,000 soles mensuales, todos los que ganan hasta S/ 1,800 por mes son
“vulnerables” y pueden recaer en la pobreza.
Lo importante es que, si bien las metodologías pueden ser
distintas, la tendencia es siempre la misma: existe, no como un fantasma, sino
como una realidad que los pobres actuales sigan siendo pobres (lo que en la
jerga económica se llama la transmisión intergeneracional –de padres a hijos–
de la pobreza y, también que los “vulnerables” vuelvan a la situación de
pobreza.
El problema es que esta situación se va a agravar con El Niño
costero, como dijimos al inicio. El BCR, en su Reporte de Inflación de marzo,
tiene importantes estadísticas sobre su impacto en infraestructura (carreteras,
puentes), stock de capital perdido, sectores económicos (agricultura, comercio,
pesca). De especial importancia son las cifras de viviendas colapsadas y afectadas
(12,589 y 131,983), centros de salud colapsados y afectados (8 y 60) y centros
educativos colapsados y afectados (30 y 1,093).
Si esto es así, a la discusión sobre la reactivación
económica, se suma ahora el necesario gasto para la reconstrucción. Si bien en
la actualidad existen ahorros fiscales generados durante la época de las vacas
gordas de altos precios de las materias primas, el MEF se ha resistido al uso
del Fondo de Estabilización Fiscal. Mala política que, sin embargo, parecen
haber re-evaluado según declaraciones recientes.
Pero estos ahorros fiscales no van a durar para siempre. Y el
problema de fondo es que debe aumentar la recaudación tributaria, que ha venido
bajando y está actualmente llegando al 13% del PBI, de las más bajas en la
Región. El gobierno dijo que la recaudación aumentaría con la formalización,
pero estamos lejos de ello porque su estrategia estaba, y está, equivocada. No
se trata de bajar “costos” para que los informales dejen de serlo, sino de
puestos de trabajo productivos, en la industria.
El aumento en la recaudación es tanto más importante porque
se va a necesitar (ahora más que antes) elevar la inversión en infraestructura,
colegios y centros de salud. Más aún si los vulnerables vuelven a ser pobres,
lo que quiere decir que no van a poder pagar salud y educación privada (quienes
podían). Es aquí donde se pone a la orden del día una reforma tributaria
integral que tenga como eje combatir la evasión y elusión tributaria, el
aumento de los impuestos directos y la eliminación de algunas exoneraciones
tributarias. Los planteamientos de PPK ya fracasaron.
Lo que nos lleva al tipo de crecimiento que necesitamos. Para
la derecha económica, basta que la cifra sea de 4, 5 o 6%. Si eso se alcanza
solo exportando minerales, no importa, pues “es lo que mandan las leyes del
libre mercado”. Y el resultado no es otro que el reseñado aquí: alivios de la
pobreza temporales, así como persistencia de la informalidad, que la marea baja
nos muestra con todas sus debilidades. Hay que reemplazarla por una política
que enfatice la diversificación productiva para que haya empleos formales que
no solo eliminen la pobreza, sino también a los vulnerables.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/873394-vulnerables-que-no-vuelvan-la-pobreza
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