sábado, 22 de abril de 2017

OPINIONES 22/04/2017

A propósito de héroes - Gustavo Espinoza M.
Aún estamos a tiempo - Rafael Roncagliolo
El fin del mundo - Alfredo Bullard
Manta y Vilca: Violación sexual - Carlos Tapia
Sí necesitamos políticas sociales - Pedro Francke
Revueltos no, juntos tampoco - Mirko Lauer
Ser cholo en la PUCP (2) - Carlos Meléndez
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A propósito de héroes

Gustavo Espinoza M.


Se ha suscitado en diversos medios un debate intenso y violento a partir de la decisión aprobada –felizmente no en forma unánime- y mediante la cual el Congreso de la República declara “héroes” a los integrantes del Comando Chavín de Huántar por los sucesos ocurridos en nuestra capital en abril de 1997, con todos los beneficios que ello implica, naturalmente.
Como secuela de la decisión parlamentaria, el Jefe del Estado, los “condecoró” con la Orden más alta de la Patria. En la lógica oficial -vale decir, en la mirada de la clase dominante-, no cabía otra.

Como se recuerda, en diciembre de 1996, un grupo armado –un contingente del MRTA- liderado por Néstor Cerpa Cartolín desplegó una acción audaz y se apoderó, sin resistencia alguna, de 500 personas invitadas a una recepción ofrecida por los diplomáticos del Imperio del Sol Naciente.

Los retenidos -entre los que se hallaba la madre del Presidente Fujimori- fueron dejados en libertad paulatinamente . No obstante, 73 de ellos quedaron en cautiverio durante cuatro meses.

Fue un martes 22 de abril de 1997, pasadas las tres de la tarde, cuando se produjo el desenlace previsible: 148 atacantes, armados hasta los dientes y diestramente preparados, irrumpieron en la vivienda del embajador del Japón en Lima haciendo uso de túneles secretos, y liberaron a los 73 “rehenes” del MRTA.

Dos muertos de uniforme y un rehén -el Dr. Giusti Acuña- se contaron en el balance del hecho. Y, aunque a regañadientes, tuvo que admitirse también a los 14 combatientes del MRTA, como caídos en la acción

Ni Néstor Cerpa ni sus seguidores pudieron ofrecer resistencia alguna. El Jefe del grupo cayó abatido casi de manera fulminante cuando corría por la escalera de la vivienda.

La prensa de entonces, habló de un “combate” entre soldados y guerrilleros; pero éste, realmente, no ocurrió.

Del total de 14 activistas del MRTA, 6 murieron antes de iniciarse la brega. Fueron volados por los aires, gracias a una poderosa carga explosiva que estalló bajo sus pies mientras jugaban fulbito en la sala de la casa. Dos eran muy jóvenes muchachas, una de las cuales estaba en avanzado estado de gestación. Serpa cayó antes de atinar a actuar; Otros se rindieron y los últimos no ofrecieron tampoco resistencia, abrumados como estaban por lo desigual de la confrontación.

Un funcionario de la misión diplomática nipona -el señor Ogura-, que estaba también como rehén en dicha circunstancia, aseguró que dos jóvenes del MRTA que integraban la Brigada de Cerpa, sobrevivieron al ataque, y fueron ejecutados después. Por su declaración, recibió un vendaval de críticas. Le dijeron “terruco” y otra caterva de improperios.

Nunca se hizo, realmente, una investigación seria de los hechos ocurridos en esa circunstancia, para no empeñar la imagen del que se consideró “el más exitoso operativo de rescate ocurrida sobre el planeta”, como la describiera en ese entonces el exultante Alberto Fujimori para la prensa extranjera.

Ahora, a los vencedores de e sa jornada, los proclaman héroes. Y exigen que todos los peruanos aceptemos pasivamente tal denominación.

En verdad, ella no debiera sorprendernos. Lo que debiera sorprendernos es que no exijan el mismo reconocimiento para Nicolás Hermoza Ríos, Vladimiro Montesinos, Alberto Fujimori, y Keny Después de todo , y sin mezquindad alguna, habría que reconocer que fueron ellos los “autores intelectuales” de lo ocurrido en la residencia nipona aquella sangrienta tarde, que algunos recuerdan con delirante júbilo.

Claro que proclamar “héroes” a estos planificadores de la acción, sería un hecho inédito: casi todos, están presos por robos, crímenes, y otras acciones repudiables. Kenyi, por ahora, no lo está

Para los entusiastas que saludan la idea de sacraliza r la acción del 97, también debieran ser reconocidos como héroes los que mataron a 350 presos en El Frontón y en Lurigancho, en junio de 1986; los que arrasaron las aldeas de Ayacucho a partir de 1983; los que con Thelmo Hurtado a la cabeza- quemaron vivos a mujeres y niños en Llocllapampa, Accomarca y otros lugares; los que mataron a los ancianos en Paucartambo; los que se enfrentaron al “terrorismo” parapetados en el Cuartel Los Cabitos, y sepultaron bajo su suelo a los “ subversivos ” en aquellos años aciagos; los que atravesaron con bayoneta calada a los campesinos de Cayara, en mayo de 1987; los que defendieron la democracia de entonces torturando en la DINCOTE a supuestos senderistas. La lista, sería muy larga. Las Medallas, no alcanzarían para tantos.

Más allá de los reconocimientos formales y que unos digan que son héroes, y otros que no, lo importante será el veredicto que arribará con el tiempo. Las nuevas generaciones tendrán la palabra. Cuando se agoten las pasiones y se abra paso el sabio topo de la historia, será posible sabe realmente si fueron héroes, o asesinos.

Y es bueno decir esto con el mayor respeto y la más alta estima por la Fuerza Armada.

Los peruanos sentimos una gran identificación con el ejército libertador que en Junín y Ayacucho consagró la Independencia; por el Mariscal Ramón Castilla, que acabó con la esclavitud y liberó a los negros ; con Miguel Grau y Francisco Bolognesi, héroes -ellos sí- abandonados por la Clase Dominante en su momento; con los héroes de la Breña y el Mariscal Andrés Avelino Cáceres, “el Brujo de los Andes”; con Juan Velasco Alvarado y los militares del 3 de octubre del 68; y, claro, saludamos el trabajo esforzado de los militares que hoy, en todos los confines de la patria, le han dado la mano a los peruanos más humildes y han recogido el verdadero sentido de su drama..

Ese mensaje es el que ilustra el uniforme del Perú, y lo ennoblece. Y no el otro, que lo llenó de sangre y de lodo en los confines más oscuros y que denigra y envilece la imagen del soldado.

Y esa línea se extiende a todas partes. Abominamos a los militares griegos que aplastaron a su pueblo en los años 50; a los coroneles turcos que convirtieron su país en una base militar yanqui; al general Pinochet y el general Videla. Pero en contrapartida nos identificamos con el general uruguayo Liber Seregni; con el chileno Carlos Prat, el boliviano Juan José Torres, con los militares que se alzaron en Puerto Cabello y Carúpano contra el poder corrupto de los sirvientes del Imperio. ¿está claro?

No es que sean uniformados o no. Es que unos apuntaron sus fusiles contra el pueblo; y otros -con su pueblo- ayudaron con las armas a liberarlos del oprobio. No se requiere de mucho cacumen dialéctico para percibir la diferencia ¿verdad?

Hay que rechazar, entonces, firmemente, el chantaje de quienes buscan colocar contra la pared a los peruanos, haciéndoles consentir la idea que, la única manera de ser Patriota, es aplaudir los latrocinios, y la muerte.

Los peruanos de uniforme demostraron, en el pasado, que eso no es así Y volverán a demostrarlo, sin duda cuando arribe a nuestros calderos la hora de los hornos.

Cuando eso ocurra, los ojos de Juan, el soldado, volverán a mirar con infinita ternura el rostro del Perú.





http://rebelion.org/noticia.php?id=225717

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Aún estamos a tiempo

Rafael Roncagliolo


Llevamos más de tres lustros discutiendo la necesidad de mejorar nuestro sistema electoral, una tarea que nunca puede dejarse para la víspera de las elecciones, pues es entonces cuando los intereses y ambiciones legítimas se enervan, los ánimos se caldean y las sinrazones campean.

El respectivo grupo de trabajo del Congreso ha expresado su entusiasta empeño y compromiso y la Asociación Civil Transparencia ha formulado un conjunto de sugerencias constructivas.

En este buen clima parece pertinente introducir un par de consideraciones, formuladas a título exclusivamente personal y dejando de lado la batalla, al parecer perdida, contra el nefasto voto preferencial.

La primera consiste en proponer que la manera democrática de evitar el indeseable fraccionamiento parlamentario pasa por elevar la valla de acceso al congreso y no por combatir la creación de nuevas organizaciones políticas. Pruebas al canto: En el Registro de Partidos Políticos de España existe más de 4,600 partidos políticos, de los cuales 1,122 son de ámbito nacional y otros 1,101 de ámbito autonómico. Sin embargo, los partidos que llegan al parlamento español rara vez superan la docena.

Y en los Estados Unidos hay 42 partidos nacionales, incluyendo varios partidos comunistas, el partido nazi y el partido de la marihuana.

En Australia, The Wikileaks Party fue creado para apoyar, sin éxito, la candidatura de Julian Assange por un escaño en el Senado de Australia en las elecciones de 2013.

En Canadá, para que un partido sea reconocido, debe tener un jefe de partido, tres dirigentes y 250 miembros, así como enunciar el objetivo principal del partido. A pesar de ello, solo cinco partidos integran actualmente el congreso canadiense.

En el Perú, a pesar del desprestigio generalizado de los partidos políticos, padecemos una cierta obsesión en cerrar la puerta a cualquiera que pretenda ingresar al club. A ello sirve el famoso requisito de las firmas. En razón de este requisito quienes aspiran a ejercer cargos de representación son obligados a una carrera de obstáculos, un verdadero calvario, para salvar la célebre valla de las firmas y sus verificadores.

El tema sería menos grave si las firmas expresaran efectivamente el nivel de apoyo ciudadano. Sin embargo, todos sabemos que existen empresas informales de recolección de firmas con las que se gana o pierde en virtud de la capacidad financiera más que de las simpatías populares. Para no recordar el caso extremo, y no tan lejano, de las fábricas de falsificación de firmas.

La segunda consideración se refiere al problema central del dinero sucio y la corrupción en las campañas. Habría que pensar en serio sobre la posibilidad de eliminar o reducir al mínimo los financiamientos privados, y asegurar un financiamiento público destinado a crear la mayor igualdad posible en las condiciones de la competencia. En esta dirección tenemos ya varias experiencias exitosas no solo fuera de la región sino en varios países latinoamericanos.

Colofón: En 1994, el eminente científico italiano, Giovanni Sartori, consideraba que Venezuela era el único país latinoamericano que podía reunir las condiciones culturales, políticas y partidarias como para experimentar un sistema parlamentario. Sartori lo decía con escepticismo, sin entusiasmo ni optimismo, cuando ya se iniciaba el deterioro de los partidos venezolanos que trajo a Chávez y a Maduro.

La tragedia que hoy vive Venezuela no deja de ser un producto final y desquiciado de la irresponsabilidad de los políticos. Ello debiera servirnos para reflexionar hasta dónde puede llevar el espíritu oligárquico de los partidos, cuando legislan solo para ellos mismos. Cosa que, por supuesto, hay que esperar que no ocurra en el Perú de hoy.


http://larepublica.pe/impresa/opinion/867936-aun-estamos-tiempo

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El fin del mundo

Alfredo Bullard


Dos semanas atrás, escribía sobre el pesimismo del ser humano (“¿Todo tiempo pasado fue mejor?”, 8 de abril del 2017). Sostenía que la evidencia empírica demostraba que, contra lo que se suele decir, la humanidad se ha movido en los últimos dos siglos hacia el desarrollo y a un incremento espectacular del bienestar general. Nunca en la historia hemos estado mejor. Pero, a pesar de la evidencia existente, solemos decir que estamos peor que nunca.

Los comentarios al artículo confirmaron lo que el propio artículo decía: pesimistamente sostenían que los niveles de pobreza se habían incrementado y que nos movíamos hacia el fin del mundo. El calentamiento global, la sobrepoblación, o una combinación de ambos, nos estarían conduciendo a la autodestrucción. El fin del mundo está a la vuelta de la esquina.

Pero ninguna de esas predicciones tiene sustento. No existe ninguna estadística de la que se derive que los habitantes de la Tierra se han empobrecido. Ello no significa que no exista pobreza. Solo significa que cada vez existen menos pobres. Hace 200 años el 90% de la población hubiera sido calificada como pobre extremo. En 1990 era el 37%. Hoy es menos del 10%, según cifras del Banco Mundial.

Más extraordinario aun, esa cifra supone un descenso de más de tres puntos porcentuales de pobreza extrema en menos de cinco años: más 200 millones de personas han salido de la pobreza en ese período (siete veces la población del Perú). Pero más pesimistas aún son las predicciones (científicas, esotéricas o religiosas) sobre cómo estamos al borde de la extinción. Tales predicciones pueblan Internet. Nos hemos despertado varios cientos de mañanas en las que supuestamente el mundo ya no debería existir. Todas tienen algo en común: ninguna se ha cumplido.

La más citada –explícita o implícitamente– en varios de los comentarios fue la predicción de Thomas Malthus.

Malthus profetizó en el siglo XIX que, dado que la población crecía en progresión geométrica pero la producción de alimentos crecía en progresión aritmética, nos dirigíamos hacia una hambruna de dimensiones colosales.

Steven Landsburg, comentando el error de Malthus, cita a un tal Baxter (un hombre común y corriente) que decía que planeaba tener seis hijos para resolver el problema de la población mundial. El razonamiento de Baxter era simple: la gente resuelve problemas y cuanta más gente hay, más problemas se resuelven. ¿Por qué un científico reputado como Malthus estaba en un error y por qué Baxter, un don nadie, estaba en lo correcto?

El primer error de Malthus es no darse cuenta de que ningún otro ser de la naturaleza tiene la capacidad de crear algo nuevo. Ningún animal está en capacidad de transformar el medio ambiente para adaptarlo y poder así sobrevivir. En un mundo con el doble de seres humanos, habrá el doble de posibilidades de tener genios o personas creativas. Eso significa que habrá el doble de posibilidades de tener nuevas ideas. Buenas ideas resolverán problemas como, por ejemplo, producir más para alimentar más gente o resolver el problema del calentamiento global.

El segundo error de Malthus es que, en realidad, el doble de personas creativas no significa el doble de buenas ideas, sino muchas más. Malthus no solo olvidó la creatividad, sino que obvió a las empresas y a los contratos. Dos personas creativas pueden producir más del doble de ideas que una sola. La coordinación crea sinergias y ello aumenta la creatividad. La existencia de empresas y contratos favorece la coordinación. Dentro de una empresa los equipos creativos pueden actuar bajo reglas que incentivan el compartir ideas combatiendo el temor a que estas sean apropiadas por terceros. Los contratos ayudan a crear la certidumbre que disipa ese riesgo.

El tercer error de Malthus está en olvidar que la creatividad no solo beneficia al creador o a la empresa que lo acoge. Como decía Thomas Jefferson, tener una idea creativa es como encender una vela (hoy diríamos como encender un foco): una vez que lo haces no puedes evitar que la luz ilumine a los demás que están en la habitación.

Solo un pesimismo desinformado explica la extraña popularidad de Malthus. Sin embargo, todo indica que nuestro futuro será mejor que nuestro ya promisorio presente y mucho mejor que nuestro pasado.


http://elcomercio.pe/opinion/columnistas/fin-mundo-alfredo-bullard-noticia-1985838

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Manta y Vilca: Violación sexual

Carlos Tapia


1).- No son nombres de mujeres. Son dos distritos de Huancavelica en donde se instalaron sendas bases militares (1984), convirtiéndose en un estigma contra nuestros soldados. El próximo lunes se reiniciará el juicio oral contra siete efectivos acusados de violar a jóvenes campesinas en ese año. Dos de ellas, 33 años después, darán su testimonio en el juicio que ya dura más de 20 años.

2).- De otro lado, lamentablemente en otras zonas del país sucedieron cosas parecidas. Basta leer fragmentos de los terribles testimonios de los 538 casos presentados ante la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR). Pero está claro que no fue una política sistemática de la estrategia contrasubversiva. Aunque, en ciertos momentos y lugares, no se trató de casos aislados.

3).- Así, el Consejo de Reparaciones adscrito al Ministerio de Justicia da cuenta de 4,567 víctimas de violencia sexual como saldo de la lucha contra el terrorismo. Según los testimonios ante la CVR, el 83% de las víctimas identificaron como perpetradores a militares (39 bases y 10 cuarteles) y policías (6 puestos y 14 comisarías). El 9% a los senderistas y el 2% al MRTA. El resto no fue identificado.

4).- La mayoría de las víctimas fueron analfabetas, quechua hablantes y de origen rural. Nunca tuvieron las condiciones para hacer sentir su voz y pedir justicia; eran amenazadas si no guardaban silencio. Y, también, pesaba la vergüenza y el temor de que se entere su esposo. Ahora, dicen que por “haber sido abusadas” sufren todos los días de la “enfermedad del miedo”.

5).- ¿Cómo podemos explicarnos todo esto? Las violaciones de mujeres por la soldadesca chilena en Barranco y Miraflores era parte del saqueo y rapiña del vencedor. Nuestro caso fue diferente. Se utilizó el poder de las armas para violar a una indefensa compatriota. Uno siente ganas de pedir perdón, pero se trata de exigir justicia.


http://peru21.pe/opinion/carlos-tapia-manta-y-vilca-violacion-sexual-2278730



Sí necesitamos políticas sociales

Pedro Francke


En reciente entrevista Elmer Cuba, vocero económico de Fuerza Popular en la campaña electoral pasada y con quienes mantiene “una relación de amistad y que se activa cuando hay asuntos económicos importantes para el país”, ha afirmado que a pesar los desastres del primer trimestre del año no se deberían ampliar los programas sociales. El gobierno parece estar haciéndole caso, ya que en el proyecto de ley que ha presentado para la reconstrucción, los programas sociales han sido totalmente olvidados. Discrepo totalmente de este punto de vista.

Concuerdo con Elmer Cuba en que la gente necesita empleos. Esa es, precisamente, una de las cosas que una buena estrategia social debe dar en estos tiempos: empleos temporales para aquellos cuya micro y pequeña producción se ha visto afectada, o a quienes han perdido sus trabajos porque las empresas se han visto afectadas. Pero no es la única razón o necesidad existente. Hay niños que han perdido sus familias. Hay adultos mayores que han perdido sus casas y sus medios de vida. ¿Para ellos la respuesta es también darles empleos, a los niños y ancianos?

Hay necesidad de ayudar a las familias a cuidar a sus seres queridos mientras los adultos ponen todo su empeño en reconstruir sus viviendas y sus negocios. Para eso, ampliar las guarderías y centros de cuidado infantil, y los centros de atención a adultos mayores, es importante. La salud pública también está sufriendo, ya que se acumulan las graves deficiencias permanentes del sistema de salud, los daños a hospitales y centros y puestos de salud y los brotes de dengue y otras enfermedades. Para ayudar a afrontar eso, el Seguro Integral de Salud tiene que reforzar su accionar y su financiamiento.

Contrariamente a lo señalado por Elmer Cuba, cualquier diseño de una red de protección social debe considerar el hecho de que, cuando se atraviesan tiempos difíciles, los programas que componen esa red deben ampliarse. En muchos países desarrollados eso sucede automáticamente cuando hay crisis económicas y los seguros de desempleo cubren a muchas más personas. En países como el nuestro, es necesario generar redes de protección social que sepan responder de manera inteligente a los distintos shocks que sufren los hogares, sean por desastres, por enfermedades o por razones económicas.


http://diariouno.pe/columna/si-necesitamos-politicas-sociales/

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Revueltos no, juntos tampoco

Mirko Lauer


¿Por qué tiene la izquierda peruana tantas contradicciones internas, reales o aparentes, en temas de fondo? Una de las respuestas rápidas es que el tema es generacional: gente bastante mayor apegada a nociones clásicas coexiste con millenials que traen perspectivas post muro de Berlín, dos juegos de ideas sin mucho piso común.

Los partidos de izquierda tradicionales sobrevivieron a la URSS, al maoísmo, y a Sendero Luminoso. El PCP, Patria Roja o los socialistas todavía son los más grandes y estructurados. Pero al no haber pasado por alguna forma de reingeniería, ideológica u organizacional, sus relaciones con la legalidad del siglo XXI son sobre todo de supervivencia y cierta distancia.

En cambio los grupos más jóvenes han nacido a un mundo donde izquierdas de todo tipo ganan elecciones y gobiernan, al precio de compartir el poder con un sistema democrático, y limitar los contenidos maximalistas y heroicos de sus programas. También las antiguas izquierdas tuvieron algunos éxitos electorales, pero sus límites eran claros.

La explicación generacional sirve para empezar a pensar, pero no define cabalmente la realidad. Las generaciones están entremezcladas en el izquierdismo que habla desde los espacios públicos, y los mensajes chocan entre ellos. El caso de las opiniones izquierdistas sobre Venezuela, con su fuerte carga de ambivalencia, es claro en ese sentido.

Nadie ha logrado, ni buscado, reunir el variado paquete de lo izquierdista en un solo planteamiento. Las alianzas de partidos no han prosperado desde los tiempos de la Izquierda Unida, que no logró incluirlos a todos. La IU alojaba en su seno las divisiones de la izquierda en el mundo a todo lo largo del siglo XX. En cierto sentido, todas siguen vigentes.

La buena performance de Verónika Mendoza 2016 fue a expensas de mantener el izquierdismo de su discurso electoral al mínimo. Pero para un dirigente una cosa es ejercer el liderazgo frente a un electorado, y otra cosa ejercerlo frente a las bases organizadas indispensables para existir, es decir influir en el día a día de la sociedad.

Las generaciones de la izquierda peruana ni se atraen ni se rechazan. Simplemente coexisten, yuxtapuestas pero sin posibilidad de reales alianzas, y sin ánimo alguno para la polémica de ideas interna.


http://larepublica.pe/impresa/opinion/867934-revueltos-no-juntos-tampoco

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Ser cholo en la PUCP (2)

Carlos Meléndez

Mi columna de la semana pasada presentó una anécdota personal sobre la discriminación social en la PUCP durante los años noventa. Las reacciones desbordaron mis expectativas por su magnitud y ferocidad. Solo el primer posteo del link en el Facebook de El Comercio generó 761 comentarios. En Twitter llegó a ser ‘trending topic’ el día de su publicación y al siguiente. Estos comentarios y reacciones son una rica fuente de evidencia empírica de prejuicios y estereotipos gatillados ante un incentivo (en este caso mi columna), merecedora de análisis. ¿Qué encontramos al destilar espaldarazos y odios?

Colegas de Social Data Consulting sistematizaron los referidos comentarios del Facebook de El Comercio y tuits para ensayar un “sentiment analysis” de sus contenidos. Excluyendo las palabras que evocan el título del artículo, las diez más empleadas están relacionadas con consideraciones clasistas (‘clase’, ‘social’, ‘misio’) y con distinciones de raza (‘racismo’, ‘color’, ‘negro’ ), lo cual subraya que clase y raza se imbrican en el imaginario colectivo de la discriminación social. Si ampliamos a veinte palabras, aparecen términos peyorativos acerca del autor (‘complejo’, ‘jajaja’, ‘acomplejado’; con menor frecuencia ‘resentido’). Continúan aquellos relativos al clasismo (‘pitucos’) y al racismo (‘piel’, ‘blancos’). En Twitter predominaron los halagos a la columna porque las críticas fueron indirectas, sin etiquetar al autor. El debate, sin embargo, ocurrió, aunque esquivando la confrontación directa. Un tema como la discriminación es preferible hablarlo a espaldas de quienes lo abordan explícitamente.

Si proseguimos el análisis de manera cualitativa, encontramos que las críticas se concentran en el autor –franca estrategia de “asesinato de la reputación”– para esquivar el tema de fondo. Las detracciones practican formas de discriminación más sutiles (“es una columna mal escrita”) o reproducen prejuicios sin sustento y calumnias (“utiliza –el testimonio– vilmente para refrendar sus intereses”). Si nos concentramos en la destrucción del mensajero, eludimos cómodamente lo sustantivo: ningún espacio social –ni siquiera el que se ufana de progresista– escapa a la discriminación estructural en nuestra sociedad. Sobresale la reacción defensiva, violenta y visceral de integrantes de la comunidad PUCP (“Meléndez practica una autogestión del racismo”), lo cual abona a mi hipótesis del falso progresismo. El verdadero progresista no niega la existencia de prejuicios clasistas (ni se siente ni se concibe emancipado de ellos), los asume como dados y a partir de esa premisa construye sus relaciones sociales. Catalogar de “resentido” un testimonio (que no agrada al ‘establishment’ de lo “políticamente correcto”) devalúa la discriminación y divide las narrativas entre “memoria histórica legítima” y “lamentos acomplejados”. Es llamativo también que las élites de derecha coincidieran más en ver la paja en el ojo ajeno.

Arrullamos un peligroso volcán dormido de racismo, clasismo, sexismo, xenofobia y exclusión de “otredades”. Este tipo de vilipendios es objeto de mi análisis profesional (“los antis” políticos en el Perú y América Latina). Por eso me satisface contribuir al debate sobre discriminación social en nuestro país, ya que resulta más tabú de lo que creemos. Finalmente, “para esto estudié Sociología”, para invitar a mirarnos más allá de nuestra autocomplacencia.



http://elcomercio.pe/opinion/rincon-del-autor/cholo-pucp-2-carlos-melendez-noticia-1985880

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