A propósito de héroes - Gustavo Espinoza M.
Aún estamos a tiempo - Rafael Roncagliolo
El fin del mundo - Alfredo Bullard
Manta y Vilca: Violación sexual - Carlos Tapia
Sí necesitamos políticas sociales - Pedro Francke
Revueltos no, juntos tampoco - Mirko Lauer
Ser cholo en la PUCP (2) - Carlos Meléndez
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A propósito de héroes
Gustavo Espinoza M.
Se ha suscitado en
diversos medios un debate intenso y violento a partir de la decisión aprobada
–felizmente no en forma unánime- y mediante la cual el Congreso de la
República declara “héroes” a los integrantes del Comando Chavín de Huántar
por los sucesos ocurridos en nuestra capital en abril de 1997, con todos los
beneficios que ello implica, naturalmente.
Como secuela de la
decisión parlamentaria, el Jefe del Estado, los “condecoró” con la Orden más
alta de la Patria. En la lógica oficial -vale decir, en la mirada de la clase
dominante-, no cabía otra.
Como se recuerda,
en diciembre de 1996, un grupo armado –un contingente del MRTA- liderado por
Néstor Cerpa Cartolín desplegó una acción audaz y se apoderó, sin resistencia
alguna, de 500 personas invitadas a una recepción ofrecida por los
diplomáticos del Imperio del Sol Naciente.
Los retenidos
-entre los que se hallaba la madre del Presidente Fujimori- fueron dejados en
libertad paulatinamente . No obstante, 73 de ellos quedaron en cautiverio
durante cuatro meses.
Fue un martes 22
de abril de 1997, pasadas las tres de la tarde, cuando se produjo el
desenlace previsible: 148 atacantes, armados hasta los dientes y diestramente
preparados, irrumpieron en la vivienda del embajador del Japón en Lima
haciendo uso de túneles secretos, y liberaron a los 73 “rehenes” del MRTA.
Dos muertos de
uniforme y un rehén -el Dr. Giusti Acuña- se contaron en el balance del
hecho. Y, aunque a regañadientes, tuvo que admitirse también a los 14
combatientes del MRTA, como caídos en la acción
Ni Néstor Cerpa ni
sus seguidores pudieron ofrecer resistencia alguna. El Jefe del grupo cayó
abatido casi de manera fulminante cuando corría por la escalera de la
vivienda.
La prensa de
entonces, habló de un “combate” entre soldados y guerrilleros; pero éste,
realmente, no ocurrió.
Del total de 14
activistas del MRTA, 6 murieron antes de iniciarse la brega. Fueron volados
por los aires, gracias a una poderosa carga explosiva que estalló bajo sus
pies mientras jugaban fulbito en la sala de la casa. Dos eran muy jóvenes
muchachas, una de las cuales estaba en avanzado estado de gestación. Serpa
cayó antes de atinar a actuar; Otros se rindieron y los últimos no ofrecieron
tampoco resistencia, abrumados como estaban por lo desigual de la confrontación.
Un funcionario de
la misión diplomática nipona -el señor Ogura-, que estaba también como rehén
en dicha circunstancia, aseguró que dos jóvenes del MRTA que integraban la
Brigada de Cerpa, sobrevivieron al ataque, y fueron ejecutados después. Por
su declaración, recibió un vendaval de críticas. Le dijeron “terruco” y otra
caterva de improperios.
Nunca se hizo,
realmente, una investigación seria de los hechos ocurridos en esa
circunstancia, para no empeñar la imagen del que se consideró “el más exitoso
operativo de rescate ocurrida sobre el planeta”, como la describiera en ese
entonces el exultante Alberto Fujimori para la prensa extranjera.
Ahora, a los
vencedores de e sa jornada, los proclaman héroes. Y exigen que todos los
peruanos aceptemos pasivamente tal denominación.
En verdad, ella no
debiera sorprendernos. Lo que debiera sorprendernos es que no exijan el mismo
reconocimiento para Nicolás Hermoza Ríos, Vladimiro Montesinos, Alberto
Fujimori, y Keny Después de todo , y sin mezquindad alguna, habría que
reconocer que fueron ellos los “autores intelectuales” de lo ocurrido en la
residencia nipona aquella sangrienta tarde, que algunos recuerdan con
delirante júbilo.
Claro que
proclamar “héroes” a estos planificadores de la acción, sería un hecho
inédito: casi todos, están presos por robos, crímenes, y otras acciones
repudiables. Kenyi, por ahora, no lo está
Para los
entusiastas que saludan la idea de sacraliza r la acción del 97, también
debieran ser reconocidos como héroes los que mataron a 350 presos en El
Frontón y en Lurigancho, en junio de 1986; los que arrasaron las aldeas de
Ayacucho a partir de 1983; los que con Thelmo Hurtado a la cabeza- quemaron
vivos a mujeres y niños en Llocllapampa, Accomarca y otros lugares; los que
mataron a los ancianos en Paucartambo; los que se enfrentaron al “terrorismo”
parapetados en el Cuartel Los Cabitos, y sepultaron bajo su suelo a los “
subversivos ” en aquellos años aciagos; los que atravesaron con bayoneta
calada a los campesinos de Cayara, en mayo de 1987; los que defendieron la
democracia de entonces torturando en la DINCOTE a supuestos senderistas. La
lista, sería muy larga. Las Medallas, no alcanzarían para tantos.
Más allá de los
reconocimientos formales y que unos digan que son héroes, y otros que no, lo
importante será el veredicto que arribará con el tiempo. Las nuevas
generaciones tendrán la palabra. Cuando se agoten las pasiones y se abra paso
el sabio topo de la historia, será posible sabe realmente si fueron héroes, o
asesinos.
Y es bueno decir
esto con el mayor respeto y la más alta estima por la Fuerza Armada.
Los peruanos
sentimos una gran identificación con el ejército libertador que en Junín y
Ayacucho consagró la Independencia; por el Mariscal Ramón Castilla, que acabó
con la esclavitud y liberó a los negros ; con Miguel Grau y Francisco
Bolognesi, héroes -ellos sí- abandonados por la Clase Dominante en su
momento; con los héroes de la Breña y el Mariscal Andrés Avelino Cáceres, “el
Brujo de los Andes”; con Juan Velasco Alvarado y los militares del 3 de
octubre del 68; y, claro, saludamos el trabajo esforzado de los militares que
hoy, en todos los confines de la patria, le han dado la mano a los peruanos
más humildes y han recogido el verdadero sentido de su drama..
Ese mensaje es el
que ilustra el uniforme del Perú, y lo ennoblece. Y no el otro, que lo llenó
de sangre y de lodo en los confines más oscuros y que denigra y envilece la
imagen del soldado.
Y esa línea se
extiende a todas partes. Abominamos a los militares griegos que aplastaron a
su pueblo en los años 50; a los coroneles turcos que convirtieron su país en
una base militar yanqui; al general Pinochet y el general Videla. Pero en
contrapartida nos identificamos con el general uruguayo Liber Seregni; con el
chileno Carlos Prat, el boliviano Juan José Torres, con los militares que se
alzaron en Puerto Cabello y Carúpano contra el poder corrupto de los
sirvientes del Imperio. ¿está claro?
No es que sean
uniformados o no. Es que unos apuntaron sus fusiles contra el pueblo; y otros
-con su pueblo- ayudaron con las armas a liberarlos del oprobio. No se
requiere de mucho cacumen dialéctico para percibir la diferencia ¿verdad?
Hay que rechazar,
entonces, firmemente, el chantaje de quienes buscan colocar contra la pared a
los peruanos, haciéndoles consentir la idea que, la única manera de ser
Patriota, es aplaudir los latrocinios, y la muerte.
Los peruanos de
uniforme demostraron, en el pasado, que eso no es así Y volverán a
demostrarlo, sin duda cuando arribe a nuestros calderos la hora de los
hornos.
Cuando eso ocurra,
los ojos de Juan, el soldado, volverán a mirar con infinita ternura el rostro
del Perú.
http://rebelion.org/noticia.php?id=225717
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Aún estamos a tiempo
Rafael Roncagliolo
Llevamos más de
tres lustros discutiendo la necesidad de mejorar nuestro sistema electoral,
una tarea que nunca puede dejarse para la víspera de las elecciones, pues es
entonces cuando los intereses y ambiciones legítimas se enervan, los ánimos
se caldean y las sinrazones campean.
El respectivo
grupo de trabajo del Congreso ha expresado su entusiasta empeño y compromiso
y la Asociación Civil Transparencia ha formulado un conjunto de sugerencias
constructivas.
En este buen clima
parece pertinente introducir un par de consideraciones, formuladas a título
exclusivamente personal y dejando de lado la batalla, al parecer perdida,
contra el nefasto voto preferencial.
La primera
consiste en proponer que la manera democrática de evitar el indeseable
fraccionamiento parlamentario pasa por elevar la valla de acceso al congreso
y no por combatir la creación de nuevas organizaciones políticas. Pruebas al
canto: En el Registro de Partidos Políticos de España existe más de 4,600
partidos políticos, de los cuales 1,122 son de ámbito nacional y otros 1,101
de ámbito autonómico. Sin embargo, los partidos que llegan al parlamento
español rara vez superan la docena.
Y en los Estados
Unidos hay 42 partidos nacionales, incluyendo varios partidos comunistas, el
partido nazi y el partido de la marihuana.
En Australia, The
Wikileaks Party fue creado para apoyar, sin éxito, la candidatura de Julian
Assange por un escaño en el Senado de Australia en las elecciones de 2013.
En Canadá, para
que un partido sea reconocido, debe tener un jefe de partido, tres dirigentes
y 250 miembros, así como enunciar el objetivo principal del partido. A pesar
de ello, solo cinco partidos integran actualmente el congreso canadiense.
En el Perú, a
pesar del desprestigio generalizado de los partidos políticos, padecemos una
cierta obsesión en cerrar la puerta a cualquiera que pretenda ingresar al
club. A ello sirve el famoso requisito de las firmas. En razón de este
requisito quienes aspiran a ejercer cargos de representación son obligados a
una carrera de obstáculos, un verdadero calvario, para salvar la célebre
valla de las firmas y sus verificadores.
El tema sería
menos grave si las firmas expresaran efectivamente el nivel de apoyo
ciudadano. Sin embargo, todos sabemos que existen empresas informales de
recolección de firmas con las que se gana o pierde en virtud de la capacidad
financiera más que de las simpatías populares. Para no recordar el caso
extremo, y no tan lejano, de las fábricas de falsificación de firmas.
La segunda
consideración se refiere al problema central del dinero sucio y la corrupción
en las campañas. Habría que pensar en serio sobre la posibilidad de eliminar
o reducir al mínimo los financiamientos privados, y asegurar un
financiamiento público destinado a crear la mayor igualdad posible en las
condiciones de la competencia. En esta dirección tenemos ya varias
experiencias exitosas no solo fuera de la región sino en varios países
latinoamericanos.
Colofón: En 1994,
el eminente científico italiano, Giovanni Sartori, consideraba que Venezuela
era el único país latinoamericano que podía reunir las condiciones
culturales, políticas y partidarias como para experimentar un sistema
parlamentario. Sartori lo decía con escepticismo, sin entusiasmo ni
optimismo, cuando ya se iniciaba el deterioro de los partidos venezolanos que
trajo a Chávez y a Maduro.
La tragedia que
hoy vive Venezuela no deja de ser un producto final y desquiciado de la
irresponsabilidad de los políticos. Ello debiera servirnos para reflexionar
hasta dónde puede llevar el espíritu oligárquico de los partidos, cuando
legislan solo para ellos mismos. Cosa que, por supuesto, hay que esperar que
no ocurra en el Perú de hoy.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/867936-aun-estamos-tiempo
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El fin del mundo
Alfredo Bullard
Dos semanas atrás,
escribía sobre el pesimismo del ser humano (“¿Todo tiempo pasado fue mejor?”,
8 de abril del 2017). Sostenía que la evidencia empírica demostraba que,
contra lo que se suele decir, la humanidad se ha movido en los últimos dos
siglos hacia el desarrollo y a un incremento espectacular del bienestar
general. Nunca en la historia hemos estado mejor. Pero, a pesar de la
evidencia existente, solemos decir que estamos peor que nunca.
Los comentarios al
artículo confirmaron lo que el propio artículo decía: pesimistamente
sostenían que los niveles de pobreza se habían incrementado y que nos
movíamos hacia el fin del mundo. El calentamiento global, la sobrepoblación,
o una combinación de ambos, nos estarían conduciendo a la autodestrucción. El
fin del mundo está a la vuelta de la esquina.
Pero ninguna de
esas predicciones tiene sustento. No existe ninguna estadística de la que se
derive que los habitantes de la Tierra se han empobrecido. Ello no significa
que no exista pobreza. Solo significa que cada vez existen menos pobres. Hace
200 años el 90% de la población hubiera sido calificada como pobre extremo.
En 1990 era el 37%. Hoy es menos del 10%, según cifras del Banco Mundial.
Más extraordinario
aun, esa cifra supone un descenso de más de tres puntos porcentuales de
pobreza extrema en menos de cinco años: más 200 millones de personas han
salido de la pobreza en ese período (siete veces la población del Perú). Pero
más pesimistas aún son las predicciones (científicas, esotéricas o
religiosas) sobre cómo estamos al borde de la extinción. Tales predicciones
pueblan Internet. Nos hemos despertado varios cientos de mañanas en las que
supuestamente el mundo ya no debería existir. Todas tienen algo en común:
ninguna se ha cumplido.
La más citada
–explícita o implícitamente– en varios de los comentarios fue la predicción
de Thomas Malthus.
Malthus profetizó
en el siglo XIX que, dado que la población crecía en progresión geométrica
pero la producción de alimentos crecía en progresión aritmética, nos
dirigíamos hacia una hambruna de dimensiones colosales.
Steven Landsburg,
comentando el error de Malthus, cita a un tal Baxter (un hombre común y
corriente) que decía que planeaba tener seis hijos para resolver el problema
de la población mundial. El razonamiento de Baxter era simple: la gente
resuelve problemas y cuanta más gente hay, más problemas se resuelven. ¿Por
qué un científico reputado como Malthus estaba en un error y por qué Baxter,
un don nadie, estaba en lo correcto?
El primer error de
Malthus es no darse cuenta de que ningún otro ser de la naturaleza tiene la
capacidad de crear algo nuevo. Ningún animal está en capacidad de transformar
el medio ambiente para adaptarlo y poder así sobrevivir. En un mundo con el
doble de seres humanos, habrá el doble de posibilidades de tener genios o
personas creativas. Eso significa que habrá el doble de posibilidades de
tener nuevas ideas. Buenas ideas resolverán problemas como, por ejemplo,
producir más para alimentar más gente o resolver el problema del
calentamiento global.
El segundo error
de Malthus es que, en realidad, el doble de personas creativas no significa
el doble de buenas ideas, sino muchas más. Malthus no solo olvidó la
creatividad, sino que obvió a las empresas y a los contratos. Dos personas
creativas pueden producir más del doble de ideas que una sola. La
coordinación crea sinergias y ello aumenta la creatividad. La existencia de
empresas y contratos favorece la coordinación. Dentro de una empresa los
equipos creativos pueden actuar bajo reglas que incentivan el compartir ideas
combatiendo el temor a que estas sean apropiadas por terceros. Los contratos
ayudan a crear la certidumbre que disipa ese riesgo.
El tercer error de
Malthus está en olvidar que la creatividad no solo beneficia al creador o a
la empresa que lo acoge. Como decía Thomas Jefferson, tener una idea creativa
es como encender una vela (hoy diríamos como encender un foco): una vez que
lo haces no puedes evitar que la luz ilumine a los demás que están en la
habitación.
Solo un pesimismo
desinformado explica la extraña popularidad de Malthus. Sin embargo, todo
indica que nuestro futuro será mejor que nuestro ya promisorio presente y
mucho mejor que nuestro pasado.
http://elcomercio.pe/opinion/columnistas/fin-mundo-alfredo-bullard-noticia-1985838
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Manta y Vilca: Violación sexual
Carlos Tapia
1).- No son
nombres de mujeres. Son dos distritos de Huancavelica en donde se instalaron
sendas bases militares (1984), convirtiéndose en un estigma contra nuestros
soldados. El próximo lunes se reiniciará el juicio oral contra siete
efectivos acusados de violar a jóvenes campesinas en ese año. Dos de ellas,
33 años después, darán su testimonio en el juicio que ya dura más de 20 años.
2).- De otro lado,
lamentablemente en otras zonas del país sucedieron cosas parecidas. Basta
leer fragmentos de los terribles testimonios de los 538 casos presentados
ante la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR). Pero está claro que no
fue una política sistemática de la estrategia contrasubversiva. Aunque, en
ciertos momentos y lugares, no se trató de casos aislados.
3).- Así, el
Consejo de Reparaciones adscrito al Ministerio de Justicia da cuenta de 4,567
víctimas de violencia sexual como saldo de la lucha contra el terrorismo.
Según los testimonios ante la CVR, el 83% de las víctimas identificaron como
perpetradores a militares (39 bases y 10 cuarteles) y policías (6 puestos y
14 comisarías). El 9% a los senderistas y el 2% al MRTA. El resto no fue
identificado.
4).- La mayoría de
las víctimas fueron analfabetas, quechua hablantes y de origen rural. Nunca
tuvieron las condiciones para hacer sentir su voz y pedir justicia; eran
amenazadas si no guardaban silencio. Y, también, pesaba la vergüenza y el
temor de que se entere su esposo. Ahora, dicen que por “haber sido abusadas”
sufren todos los días de la “enfermedad del miedo”.
5).- ¿Cómo podemos
explicarnos todo esto? Las violaciones de mujeres por la soldadesca chilena
en Barranco y Miraflores era parte del saqueo y rapiña del vencedor. Nuestro
caso fue diferente. Se utilizó el poder de las armas para violar a una
indefensa compatriota. Uno siente ganas de pedir perdón, pero se trata de
exigir justicia.
http://peru21.pe/opinion/carlos-tapia-manta-y-vilca-violacion-sexual-2278730
Sí necesitamos políticas sociales
Pedro Francke
En reciente
entrevista Elmer Cuba, vocero económico de Fuerza Popular en la campaña
electoral pasada y con quienes mantiene “una relación de amistad y que se
activa cuando hay asuntos económicos importantes para el país”, ha afirmado
que a pesar los desastres del primer trimestre del año no se deberían ampliar
los programas sociales. El gobierno parece estar haciéndole caso, ya que en
el proyecto de ley que ha presentado para la reconstrucción, los programas
sociales han sido totalmente olvidados. Discrepo totalmente de este punto de
vista.
Concuerdo con
Elmer Cuba en que la gente necesita empleos. Esa es, precisamente, una de las
cosas que una buena estrategia social debe dar en estos tiempos: empleos temporales
para aquellos cuya micro y pequeña producción se ha visto afectada, o a
quienes han perdido sus trabajos porque las empresas se han visto afectadas.
Pero no es la única razón o necesidad existente. Hay niños que han perdido
sus familias. Hay adultos mayores que han perdido sus casas y sus medios de
vida. ¿Para ellos la respuesta es también darles empleos, a los niños y
ancianos?
Hay necesidad de
ayudar a las familias a cuidar a sus seres queridos mientras los adultos
ponen todo su empeño en reconstruir sus viviendas y sus negocios. Para eso,
ampliar las guarderías y centros de cuidado infantil, y los centros de
atención a adultos mayores, es importante. La salud pública también está
sufriendo, ya que se acumulan las graves deficiencias permanentes del sistema
de salud, los daños a hospitales y centros y puestos de salud y los brotes de
dengue y otras enfermedades. Para ayudar a afrontar eso, el Seguro Integral
de Salud tiene que reforzar su accionar y su financiamiento.
Contrariamente a
lo señalado por Elmer Cuba, cualquier diseño de una red de protección social
debe considerar el hecho de que, cuando se atraviesan tiempos difíciles, los
programas que componen esa red deben ampliarse. En muchos países
desarrollados eso sucede automáticamente cuando hay crisis económicas y los
seguros de desempleo cubren a muchas más personas. En países como el nuestro,
es necesario generar redes de protección social que sepan responder de manera
inteligente a los distintos shocks que sufren los hogares, sean por desastres,
por enfermedades o por razones económicas.
http://diariouno.pe/columna/si-necesitamos-politicas-sociales/
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Revueltos no, juntos tampoco
Mirko Lauer
¿Por qué tiene la
izquierda peruana tantas contradicciones internas, reales o aparentes, en
temas de fondo? Una de las respuestas rápidas es que el tema es generacional:
gente bastante mayor apegada a nociones clásicas coexiste con millenials que
traen perspectivas post muro de Berlín, dos juegos de ideas sin mucho piso
común.
Los partidos de
izquierda tradicionales sobrevivieron a la URSS, al maoísmo, y a Sendero
Luminoso. El PCP, Patria Roja o los socialistas todavía son los más grandes y
estructurados. Pero al no haber pasado por alguna forma de reingeniería,
ideológica u organizacional, sus relaciones con la legalidad del siglo XXI
son sobre todo de supervivencia y cierta distancia.
En cambio los
grupos más jóvenes han nacido a un mundo donde izquierdas de todo tipo ganan
elecciones y gobiernan, al precio de compartir el poder con un sistema
democrático, y limitar los contenidos maximalistas y heroicos de sus
programas. También las antiguas izquierdas tuvieron algunos éxitos
electorales, pero sus límites eran claros.
La explicación
generacional sirve para empezar a pensar, pero no define cabalmente la
realidad. Las generaciones están entremezcladas en el izquierdismo que habla
desde los espacios públicos, y los mensajes chocan entre ellos. El caso de las
opiniones izquierdistas sobre Venezuela, con su fuerte carga de ambivalencia,
es claro en ese sentido.
Nadie ha logrado,
ni buscado, reunir el variado paquete de lo izquierdista en un solo
planteamiento. Las alianzas de partidos no han prosperado desde los tiempos
de la Izquierda Unida, que no logró incluirlos a todos. La IU alojaba en su
seno las divisiones de la izquierda en el mundo a todo lo largo del siglo XX.
En cierto sentido, todas siguen vigentes.
La buena
performance de Verónika Mendoza 2016 fue a expensas de mantener el
izquierdismo de su discurso electoral al mínimo. Pero para un dirigente una
cosa es ejercer el liderazgo frente a un electorado, y otra cosa ejercerlo
frente a las bases organizadas indispensables para existir, es decir influir
en el día a día de la sociedad.
Las generaciones
de la izquierda peruana ni se atraen ni se rechazan. Simplemente coexisten,
yuxtapuestas pero sin posibilidad de reales alianzas, y sin ánimo alguno para
la polémica de ideas interna.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/867934-revueltos-no-juntos-tampoco
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Ser cholo en la PUCP (2)
Carlos Meléndez
Mi columna de la
semana pasada presentó una anécdota personal sobre la discriminación social
en la PUCP durante los años noventa. Las reacciones desbordaron mis
expectativas por su magnitud y ferocidad. Solo el primer posteo del link en
el Facebook de El Comercio generó 761 comentarios. En Twitter llegó a ser
‘trending topic’ el día de su publicación y al siguiente. Estos comentarios y
reacciones son una rica fuente de evidencia empírica de prejuicios y
estereotipos gatillados ante un incentivo (en este caso mi columna),
merecedora de análisis. ¿Qué encontramos al destilar espaldarazos y odios?
Colegas de Social
Data Consulting sistematizaron los referidos comentarios del Facebook de El
Comercio y tuits para ensayar un “sentiment analysis” de sus contenidos.
Excluyendo las palabras que evocan el título del artículo, las diez más
empleadas están relacionadas con consideraciones clasistas (‘clase’,
‘social’, ‘misio’) y con distinciones de raza (‘racismo’, ‘color’, ‘negro’ ),
lo cual subraya que clase y raza se imbrican en el imaginario colectivo de la
discriminación social. Si ampliamos a veinte palabras, aparecen términos
peyorativos acerca del autor (‘complejo’, ‘jajaja’, ‘acomplejado’; con menor
frecuencia ‘resentido’). Continúan aquellos relativos al clasismo (‘pitucos’)
y al racismo (‘piel’, ‘blancos’). En Twitter predominaron los halagos a la columna
porque las críticas fueron indirectas, sin etiquetar al autor. El debate, sin
embargo, ocurrió, aunque esquivando la confrontación directa. Un tema como la
discriminación es preferible hablarlo a espaldas de quienes lo abordan
explícitamente.
Si proseguimos el
análisis de manera cualitativa, encontramos que las críticas se concentran en
el autor –franca estrategia de “asesinato de la reputación”– para esquivar el
tema de fondo. Las detracciones practican formas de discriminación más
sutiles (“es una columna mal escrita”) o reproducen prejuicios sin sustento y
calumnias (“utiliza –el testimonio– vilmente para refrendar sus intereses”).
Si nos concentramos en la destrucción del mensajero, eludimos cómodamente lo
sustantivo: ningún espacio social –ni siquiera el que se ufana de
progresista– escapa a la discriminación estructural en nuestra sociedad.
Sobresale la reacción defensiva, violenta y visceral de integrantes de la
comunidad PUCP (“Meléndez practica una autogestión del racismo”), lo cual
abona a mi hipótesis del falso progresismo. El verdadero progresista no niega
la existencia de prejuicios clasistas (ni se siente ni se concibe emancipado
de ellos), los asume como dados y a partir de esa premisa construye sus
relaciones sociales. Catalogar de “resentido” un testimonio (que no agrada al
‘establishment’ de lo “políticamente correcto”) devalúa la discriminación y
divide las narrativas entre “memoria histórica legítima” y “lamentos
acomplejados”. Es llamativo también que las élites de derecha coincidieran
más en ver la paja en el ojo ajeno.
Arrullamos un
peligroso volcán dormido de racismo, clasismo, sexismo, xenofobia y exclusión
de “otredades”. Este tipo de vilipendios es objeto de mi análisis profesional
(“los antis” políticos en el Perú y América Latina). Por eso me satisface
contribuir al debate sobre discriminación social en nuestro país, ya que
resulta más tabú de lo que creemos. Finalmente, “para esto estudié
Sociología”, para invitar a mirarnos más allá de nuestra autocomplacencia.
http://elcomercio.pe/opinion/rincon-del-autor/cholo-pucp-2-carlos-melendez-noticia-1985880
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