martes, 28 de marzo de 2017

OPINIONES 28/03/2017



Asustando con el cuco de la planificación central - Carlos Monge
4 mil millones de dólares para reconstrucción - Pedro Francke
El huaico también es naranja - Pedro Tenorio
Reguladores I - Luis Davelouis
Dilemas de Escocia - Mirko Lauer
Piura - Rocío Silva Santisteban
¿Quién debe ejecutar la reconstrucción? - Gianfranco Castagnola
Señor, aplaca tu ira - Nelson Manrique
Zar o no zar, es la cuestión - Augusto Álvarez Rodrich
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Asustando con el cuco de la planificación central
Carlos Monge

El Comercio editorializa contra Verónika Mendoza porque, frente al desastre que vivimos, ella reclama recuperar “la planificación central de la economía… que, sintomáticamente, impregnaba el plan de gobierno del FA para las elecciones pasadas.”

El Comercio miente. Lo que Verónika Mendoza propuso durante la campaña electoral fue la regulación del mercado para evitar concentraciones monopólicas y abusos de posición de dominio, organismos reguladores fuertes e independientes que frenen los abusos de las empresas a los consumidores, tributación progresiva y eliminación de beneficios extraordinarios al gran capital para que paguen más los que ganan más, regulaciones ambientales fuertes para evitar la degradación de los ecosistemas, y políticas similares.

¿Pero, “planificación central de la economía”? ¿Al estilo militar de los 70 o soviético de las décadas anteriores? Me gustaría saber en qué declaración o en qué documento oficial de la campaña electoral se dice algo semejante.

EC también busca reducir el concepto de la planificación a hacer a tiempo las obras de prevención. Eso por supuesto que debe hacerse. Y se debe sancionar severamente a autoridades como Luis Castañeda Lossio, que no ejecutaron los presupuestos asignados para la prevención o los usaron para otra cosa.

Pero la planificación que Verónika Mendoza propone es la que se basa en acuerdos entre autoridades y habitantes de los territorios sobre qué actividades económicas se pueden hacer, cómo y en dónde, y sobre qué lugares se pueden urbanizar. Algo parecido a la zonificación urbana en las zonas residenciales, en las que los dueños y editores de EC jamás aceptarían una industria contaminante al costado de sus casas. O en la línea de las recomendaciones de EC a los pobres urbanos cuando les dice que no se deben asentar en las quebradas por las que eventualmente bajará un huaico.

Entonces, ¿por qué no quiere EC que este sea tema central del debate nacional? Porque en las zonas rurales un buen ejercicio de zonificación y ordenamiento puede llegar a la conclusión que en ciertos lugares no se debe hacer minería o extraer petróleo o gas. Esa es la madre del cordero.

http://diariouno.pe/columna/asustando-con-el-cuco-de-la-planificacion-central/

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4 mil millones de dólares para reconstrucción
Pedro Francke

A la fecha, el primer estimado del valor de los daños producidos por las lluvias y huaicos arroja un total algo superior a 3 mil millones de dólares, 1,6% del PBI. Como queremos reconstruir mejor necesitaremos unos 4 mil millones de dólares. ¿Tiene el Estado peruano ese dinero?

La respuesta inequívoca es: Sí, sí lo tiene. En realidad el estado peruano tiene bastante más de reservas fiscales de propiedad del Tesoro Público. El Fondo de Estabilización Fiscal tiene el doble de esa suma, según su último balance publicado casi 8 mil millones de dólares. El estado tiene depositado en los bancos nacionales 97 mil millones de soles, equivalente a unos 30 mil millones de dólares, es decir 7 veces más de lo que se necesitaría para la reconstrucción.

Esto no quiere decir que nos sobre la plata. El Perú tiene muchas necesidades, frente a las cuales no está bien que siga habiendo exoneraciones tributarias beneficiando principalmente a las grandes empresas por 15 mil millones de soles anuales. Cada año una refinería de Talara completita, cada año el triple de lo que cuestan los Panamericanos, a pesar de lo cual muchos lo olvidan u ocultan. Ojo, que esos 15 mil millones anuales es gracias a las leyes que desde el gobierno de Fujimori los favorecen, a lo que hay que sumar todos los impuestos que Telefónica, LAN, Claro y Minas Buenaventura se resisten a pagar con pretextos miles.

Desde luego hay que resolver el problema histórico de una sociedad con grandes necesidades básicas insatisfechas cuyo Estado regala favores a quienes concentran el poder económico y la riqueza y pierde ingentes sumas en corrupción. Pero estamos ante una emergencia y necesidad de reconstrucción, y en esa situación, es el momento de usar una parte del dinero que tenemos guardado en el “chanchito” fiscal. Es lo que haría cualquier familia, ¿o acaso usted, si su casa sufre daños, no sacaría parte de sus ahorritos del banco para rehabilitarla? Invirtiendo bien, eso sí, sin robos de por medio.

Eso debe hacer el Ministerio de Economía y Finanzas. Darle ese dinero a las distintas instituciones públicas, ministerios y también gobiernos regionales y locales, con la planificación y los controles necesarios. Eso llevará a un mayor déficit, que hay que aceptar. Hoy, eso es necesario.



http://diariouno.pe/columna/4-mil-millones-de-dolares-para-reconstruccion/

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El huaico también es naranja

Pedro Tenorio


Estos días sugieren que el fujimorismo también está en emergencia y que parece muy poco dispuesto a hacer algo al respecto.

Primero, porque lo mejor que podría hacer Keiko Fujimori es anunciar el retiro del proyecto de ley presentado por su bancada para prohibir que una persona denunciada por delitos de corrupción pueda ser director, productor o accionista de un medio de comunicación (absurdamente, bastaría una denuncia fabricada para retirar de circulación a un periodista incómodo para el poder) y que establece, además, una “veeduría” que garantice la objetividad de las noticias a ser difundidas. Ambos supuestos son peligrosas armas contra la libertad de expresión: ¿quién y cómo decidiría lo que debe o no publicarse? Más allá de una supuesta buena intención, es inconstitucional ¡y absurdo! Asimismo, la iniciativa trae consigo algo letal para Keiko y compañía: revive las peores pesadillas sobre lo que para el fujimorismo de los años 90 fue la libertad de expresión.

Todos lo recordamos: millones de dólares entregados por Vladimiro Montesinos para comprar la línea editorial de importantes medios de comunicación y una prensa chicha financiada para acosar y difamar al periodismo crítico. Cómo será de monumental esta metida de pata que varios analistas que suelen simpatizar con Keiko vienen tomando distancia del proyecto.

Segundo, porque pese al tiempo transcurrido desde el inicio del gobierno –ocho meses–, el fujimorismo parlamentario no se consolida. Setenta y dos votos no han significado una diferencia de fondo, solo aritmética, respecto del oficialismo y sus eventuales aliados, como APP. La bancada naranja parece inundada más de voces disonantes e intereses individuales que de una idea y acción de conjunto.

Tercero, porque Keiko tampoco ha logrado articular una buena respuesta política ante los yerros del Ejecutivo. Tras el equipo técnico de primer nivel que la acompañó durante la campaña, no cuenta hoy con lo más parecido a un “gabinete en la sombra” que le dé ideas, cifras y sentido común a sus críticas. Mensajes que acentuarían en muchos votantes la idea del tipo de presidenta que se perdió el país y no la imagen de una lideresa incapaz de superar la derrota que a veces proyecta.

Cuarto, el enfrentamiento que mantienen Keiko y Kenji, que refuerza la idea de un fujimorismo dividido. Keiko parece olvidar que en política las apariencias cuentan, ¡y vaya que cuentan! Le ocurrió en el 2011 y en la campaña del año pasado, donde perdió en el último tramo y por errores propios. Aunque muchos no lo crean –o les disguste admitirlo– el fujimorismo también está en emergencia.


http://elcomercio.pe/opinion/rincon-del-autor/huaico-tambien-naranja-pedro-tenorio-noticia-1979436


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Reguladores I

Luis Davelouis


Es común que algunas personas confundan lo que es ser pro mercado con ser pro empresa. El mercado debe ser ciego: si tu producto es malo y tu empresa poco competitiva, ambos desaparecen sin importar cómo te llames ni a quién conozcas. Al menos en teoría, la idea es que se premia el riesgo, la innovación y la creación de valor precisamente porque mejoran la competitividad. Eso es ser pro mercado.

Ser pro empresa es cuando tus amiguitos en el gobierno te pintan la cancha como a ti te gusta y conviene, y cuidan tus rentas manteniendo a raya a la competencia ayudándote a mantener tus privilegios de posición de dominio de un mercado y necesidades que no has creado tú. Y todo con el cuento de “hay que proteger la inversión”. De esos “mercas” abundan.

Cuando las características del mercado impiden que este sea competitivo y, más bien, tienda a la concentración y a la formación de oligopolios y monopolios, es necesario regularlo.

Hoy se está eligiendo al presidente de Osiptel. Sí, es un mal regulador, pero si así de malos son los servicios de telecomunicaciones con Osiptel, ¿cómo serían sin regulador? Aunque ya vimos que no funciona como dice el libro que debería, el gobierno está optando por dejar que el mercado se acomode solo.

De 19 postulantes a la presidencia quedaron 4. De estos, Alfredo Dammert (sí, el del audio de Chinchero) y Guillermo Thornberry (ex presidente de Osiptel) probablemente queden fuera. Quedarán Carlos Barreda y Carolina Linares, ambos ex empleados de Telefónica, y la segunda, absuelta en un caso de concusión a favor de la misma empresa. Por transparencia, sus hojas de vida deberían estar en la página de la PCM o de Osiptel. Lo mismo que las del comité que los elige.



http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-reguladores-2275603



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Dilemas de Escocia
Mirko Lauer


Cuando en el 2014 los escoceses decidieron permanecer en Gran Bretaña, por un margen de 10%, la cosa parecía resuelta. Pero luego Gran Bretaña decidió abandonar la Unión Europea, por un margen de 4%, y las cosas cambiaron. En la votación sobre el Brexit el año pasado Escocia votó a favor de mantenerse en la UE, un dato clave para lo que ahora puede suceder. Pero no decisivo, como veremos.

Hoy el gobierno de Escocia y su líder Nicola Sturgeon parecen considerar que mantenerse en la UE (uno de los propósitos declarados en la propuesta de segunda consulta) es más importante que seguir en la GB. Eso solo lo lograrían soltando las amarras y solicitando a Bruselas la membresía en la UE como país independiente.

Querer dejar la GB puede ser un asunto de nacionalismo. Pero mantenerse en la UE es un tema económico: casi la mitad de las exportaciones de Escocia son a países de la UE. A lo cual hay que sumar (o más bien restar) los efectos del Brexit sobre la economía de toda la isla. Así, a primera vista la decisión parece obvia.

Sin embargo hay escollos. Si bien el año pasado 62% de escoceses votaron por mantenerse en la UE, eso fue considerando que Escocia seguiría en la GB, que fue la opción ganadora en el 2014. La UE sin GB da la impresión de ser un planteamiento sustantivamente distinto, y por tanto un tipo de campaña y de votación muy diferente.

Otro escollo es un probable veto a un ingreso de Edimburgo a la UE por parte de aquellos miembros con problema de regionalismo, temerosos de que la independencia escocesa le abra las puertas a un blitz regionalista. El principal candidato a vetador es España, cuyo problema de independentismo catalán no está ni remotamente resuelto.

Un tercer escollo es la opinión pública. Se pensó que la votación Brexit del año pasado haría crecer el independentismo de los escoceses, pero no ha sido así. Mantenerse en la GB sigue siendo la carta ganadora en las encuestas, por un margen similar al de su triunfo en el 2014. Algo nuevo tendría que suceder para que esto cambie.


http://larepublica.pe/impresa/opinion/859892-dilemas-de-escocia


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Piura
Rocío Silva Santisteban


Mi madre, que tiene 93 años, siempre recuerda que cuando era niña y jugaba en la Plazuela Merino caían los tamarindos golpeando el cemento. Ese sonido le gustaba. Poc poc pac. Un sonido como en cadena, que se juntaba con el olor de los árboles después de las lluvias. Eran lluvias benignas aunque persistentes. Mi abuelo era profesor del Colegio San Miguel y toda la familia vivía en la ahora totalmente inundada calle Lima, donde aprendió a nadar con sus hermanos mayores, atada de una cuerda a un árbol en el patio trasero. Ellos la tiraban al río cuando andaba de crecida. Pero era una crecida benigna. Después todos se sentaban mirando el río a comer mangos, cuyo néctar naranja, se esparcía por las camisitas y los vestidos. Pobres pero maravillosamente felices.

Hoy la tierra de mis ancestros, Chulucanas, y los pueblos cercanos como Morropón, Tambogrande, Locuto, La Matanza, están totalmente bajo las aguas. Ayer mi mamá lloró y rezó por todos los piuranos sintiéndose totalmente impotente. ¿Qué puede hacer una jubilada de 93 años por sus paisanos? Ha donado cuanto podía donar, pero si por ella fuera, regresaría a baldear la Plaza de Armas.

Como me comenta Lupo Canterac, coordinador de la Red Regional Agua, Desarrollo y Democracia (REDAD), todas las medidas de prevención han sido superadas por el caudal del río Piura cuyo nivel ha llegado a cifras históricas, 3468 m/s, cuando “normalmente” ha sido de 800 m/s aproximadamente. Por eso los daños y estragos que esta crecida está dejando en el centro de la ciudad de Piura y en Castilla, al otro lado del río, hoy completamente inundada.

No hay pase entre Piura y Castilla, excepto por el Puente Bolognesi que ahora lo han hecho peatonal y el Puente Cáceres, casi como aferrándose de brazos, aún no se destruye por las aguas. La Universidad Nacional de Piura está inundada, así como colegios privados y particulares; hay algunas personas que se encuentran en los segundos pisos de sus viviendas, sin poder salir. Casi todos los pueblos del Bajo Piura están pidiendo auxilio, por la inundación y rebalse de los diques. Y lo paradójico es que, además, todos necesitan cisternas para poder tener agua potable. En los mercados no hay alimentos, muchos puestos cerrados y los precios son de escándalo: la cebolla de S/1.50 ha subido a S/6.00 kilo, el tomate de S/2.5 a S/8.00 kilo, entre otros productos.

Lupo nos escribe desesperado: “A mi parecer los grandes problemas están por venir: población que atender en especial con alimentación; las plagas de ‘zancudos’, para lo cual se necesitarían mosquiteros y prevención; las poblaciones rurales están padeciendo peor, como reitero, sin vías de comunicación”. En efecto, Tambogrande está además de inundada, aislada, pues el puente que se construyó durante el gobierno regional del APRA se ha caído. Muchas personas han sido reubicadas pero aún algunas siguen en la zona por miedo a perder sus pocas pertenencias por los robos que no faltan. Piura no puede ser un pueblo “alejado del Perú” sino en su corazón.


http://larepublica.pe/impresa/opinion/859895-piura


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¿Quién debe ejecutar la reconstrucción?

Gianfranco Castagnola


El Niño costero que ha azotado el país este verano ha generado un alto costo en vidas y población damnificada, infraestructura pública y privada destruida y actividad económica perdida. La respuesta del gobierno a esta situación de emergencia merece el reconocimiento del país. El despliegue de ministros responsables por regiones, la eficacia y entrega de las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional y los bomberos, así como la capacidad de reponer vías de comunicación en horas y de llegar con ayuda a los damnificados, han sido sorprendentes. Ello, junto con la solidaridad de ciudadanos y de la empresa privada –en silenciosa labor, que debe ser reconocida–, ha permitido aliviar el dolor de las personas afectadas. Esperamos que en pocas semanas el Niño costero llegue a su fin. Allí empezará la inmensa labor de reconstrucción, reto para el cual el Estado Peruano no está preparado.

Esta carencia quedó demostrada en la fallida labor de reconstrucción del sur de Lima, Ica y Huancavelica luego del terremoto del 2007. Diez años después, la infraestructura de la zona no se ha repuesto plenamente. Recursos había, lo que faltaba era institucionalidad y capacidad de gestión. Se creó Forsur, entidad inspirada en una exitosa experiencia en la reconstrucción de la ciudad colombiana de Armenia luego del terremoto de 1999.

En sus inicios, el directorio de Forsur tuvo 19 miembros –entre ministros, presidentes regionales, alcaldes y representantes del sector privado–. Esta entidad coordinaba y los gobiernos regionales y locales ejecutaban las obras, siguiendo lo establecido por las leyes de descentralización, y bajo los procedimientos burocráticos usuales del Estado Peruano. Bajo ese marco, era imposible que pudiera tener éxito.

Hoy el Perú cuenta con un Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres, donde la entidad encargada de coordinar las labores de prevención y reconstrucción es el Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción de Desastres (Cenepred). Este centro genera información, elabora planes y capacita a las entidades que tienen la responsabilidad de ejecutar las tareas de prevención y reconstrucción (es decir, principalmente gobiernos regionales y locales).

En teoría, el Cenepred, que ahora está adscrito al Ministerio de Defensa, debería ser el encargado de elaborar el plan de reconstrucción de los desastres del Niño costero y coordinar con los ministerios y gobiernos regionales y locales su ejecución. Este arreglo institucional es posible que pueda funcionar para desastres de bajo nivel. Pero el que el Perú vive bajo el Niño costero (considerado de nivel 4 en una escala donde 5 es el más alto) sobrepasa claramente sus capacidades de gestión. Y para estos casos extremos no existe un diseño institucional especial.

Frente a este panorama, el gobierno tiene dos opciones. La primera es ceñirse al diseño institucional existente, dotar de recursos a Cenepred y esperar que esta entidad elabore un plan de reconstrucción a la altura de las circunstancias y luego logre que los gobiernos regionales y locales lo ejecuten, bajo los procesos y procedimientos burocráticos y de control estándares de nuestro Estado. Esta ruta está condenada al fracaso, pues en esencia, es una repetición de la experiencia fallida de Forsur.

La segunda opción es diseñar un arreglo institucional para desastres de gran magnitud, hoy inexistente. Esto es, crear una entidad empoderada, con una cabeza responsable que lidere, durante el tiempo que se requiera, el esfuerzo de reconstrucción, que consiste en elaborar el plan y dirigir y monitorear su ejecución.

Esa entidad debería operar bajo una normatividad de excepción, que le permita tomar decisiones de inversión y ejecución con mucha agilidad y flexibilidad, por supuesto, bajo eficaces normas de transparencia y rendición de cuentas, pero libre de obstáculos meramente formalistas que retrasan la gestión pública. Asimismo, habrá que optar por rutas creativas que permitan usar las capacidades existentes en el Estado, pero sin seguir el molde rígido de las leyes de descentralización que determinan que sean los gobiernos locales y regionales necesariamente los que se encarguen de la ejecución de obras que muchas veces los sobrepasan.

Los gobiernos regionales y locales tienen que ser activos participantes en la reconstrucción, pero también tiene que abrirse el espacio para que entidades del gobierno central con capacidad técnica puedan asumir responsabilidades directas en la ejecución. Esto implica que el Congreso apruebe una ley que lo haga posible. Y ello de ninguna manera debería ser interpretado como una recentralización, sino como una medida de excepción totalmente justificada por la situación.

Al fin y al cabo, todos estos son solo instrumentos para un fin mayor: el de una reconstrucción pronta y bien hecha de infraestructura y servicios, viviendas, escuelas y hospitales, para devolverle al ciudadano una calidad de vida mayor a la que tenía antes de este Niño costero.


http://elcomercio.pe/opinion/columnistas/quien-ejecutar-reconstruccion-g-castagnola-noticia-1979429


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Señor, aplaca tu ira
Nelson Manrique


La encuesta de GfK del pasado domingo aporta información interesante sobre el escenario político en el que deberá emprenderse la reconstrucción.

Una primera impresión es que Kuczynski introduce un cambio en la lógica del ejercicio del poder al cual hay que prestar atención: se comporta no como un caudillo –lo que ha sido habitual en las últimas décadas– sino como el líder de un equipo de gobierno.

Durante la crisis del Niño de 1998 Alberto Fujimori se vio desbordado por la masividad del desastre. Todos los recursos del Estado se usaban para presentarlo como “salvador providencial” del país y solo él podía inaugurar las obras del gobierno, presentándolas como su “regalo” personal al pueblo, reforzando así relaciones clientelistas laboriosamente construidas. El problema fue que había que inaugurar muchas obras de emergencia al mismo tiempo y Fujimori no podía darse abasto, lo que paralizó la ayuda, pues sin inauguración las obras no podían ponerse a funcionar. Así, como consecuencia de una gran crisis, por primera vez sus ministros pudieron inaugurar obras de su sector sin su presencia. Fue el preludio del fin. Dos años después su régimen se desplomó.

Por contraste, el manejo de la crisis de PPK es marcadamente institucional. Él se moviliza conjuntamente con sus ministros, trabaja codo a codo con ellos y comparte los reconocimientos y las críticas por la labor realizada, lo que se refleja en la encuesta de GfK. Mientras PPK ha tenido una modesta subida de 2 puntos en su aprobación en un mes, de 29 a 31, el Consejo de Ministros ha subido siete puntos: de 23 a 30, poniendo al Presidente y sus ministros en un nivel similar de aprobación, con algunos cuya popularidad supera la del presidente, como el de Economía, con 34 puntos y el de Cultura, con 43. Es de preguntarse cómo reaccionarían los caudillos ante semejantes cifras. Pero visto desde una perspectiva de madurez democrática es elogiable la forma como este ejercicio del poder contribuye a la construcción de institucionalistas que fortalecen al Estado.

El Niño costero constituye un punto de quiebre en la relación entre Luis Castañeda Lossio y el electorado limeño. Su caída en las encuestas bien merece el calificativo de desplome: 13 puntos de caída en el respaldo general y 17 en los sectores D y E, su más importante bastión electoral. Hay quienes sostienen que se trata de un fenómeno transitorio y que una vez que cesen las lluvias y el desastre dé un respiro Castañeda recuperará la popularidad temporalmente perdida. Personalmente creo que la crisis ha provocado un daño profundo a su imagen.

Castañeda actuó políticamente hasta aquí identificando demandas sensibles de los sectores sociales más marginados a través de un sistema de sondeos estadísticos continuos. Eso le permitió focalizar su esfuerzo en reclamos populares claves, como las escaleras en las zonas de más difícil acceso de los barrios que circundan la capital y los Hospitales de la Solidaridad, dándole un firme respaldo en las zonas más pauperizadas de la capital. Pero la crisis del Niño ha desnudado una realidad menos halagüeña. Los sectores que más vienen sufriendo con los huaicos y el desborde de los ríos son los más pobres y la responsabilidad de Castañeda por irresponsabilidad y negligencia es inocultable. Aunque un 56% responsabiliza de las calamidades a la furia de la naturaleza hay un 41% que atribuye el desastre a las carencias en las obras de infraestructura. Ha sido devastador descubrir que casi todo el presupuesto destinado a las obras de prevención de desastres de la Municipalidad de Lima se desvió para la conversión de la Costa Verde en una autopista que alivie el tráfico de los vehículos privados; poniendo por delante los intereses de ese 15% que se moviliza en automóvil propio.

Los próximos meses prometen un escenario movido, cuando se haga pública la información brindada por la investigación Lava Jato sobre la corrupción en el país. Ya es un escándalo enterarse de que la construcción del caído puente Solidaridad, y su gemelo hoy sostenido por una grúa, fue encomendada a una empresa, única postura, que nunca había hecho un puente.

La historia reciente de América Latina muestra que hay permisividad de los sectores populares con relación a la corrupción cuando quienes están en el poder tiene recursos como para ejecutar una redistribución populista: “Roba, pero hace obra”. Pero esa permisividad se acaba cuando la fase de expansión económica termina y con ella la política populista redistributiva. Entonces la corrupción anteriormente aceptada se hace intolerable.

Estamos en el umbral de un nuevo escenario político.


http://larepublica.pe/impresa/opinion/859896-senor-aplaca-tu-ira


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Zar o no zar, es la cuestión
Augusto Álvarez Rodrich


El debate de si el liderazgo de la reconstrucción tras los huaicos y desbordes lo debe tener un ‘zar’ o la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) es importante porque el éxito del proceso va a depender bastante del diseño institucional que se elija.

La idea del zar la trajo el propio presidente Pedro Pablo Kuczynski en el contexto de la interpelación al ministro Martín Vizcarra, y quizá pensando que así lo sacaba de la candela, pero luego cambió de opinión y anunció que la PCM, es decir, el Estado en su conjunto, será la entidad responsable de la reconstrucción.

Para empezar, la figura del ‘zar’ no existe en el organigrama del sector público peruano, pero sí tiene connotaciones e implicancias sobre el diseño institucional que se está buscando para la meta propuesta.

La idea del zar parte del supuesto de que el Estado está tan ocupado con sus funciones regulares, las cuales apenas puede cumplir, que no estaría en capacidad de emprender un proyecto nuevo de gran envergadura como una reconstrucción a nivel nacional tras un gran desastre.

Por ello, se asume que sería mejor crear una entidad ad-hoc con autonomía, y con jefatura y presupuesto separados, como una manera de superar las trabas burocráticas propias de un sector público ineficiente, y así poder avanzar con rapidez.

La verdad, sin embargo, es que los zares no han funcionado bien en el Perú, tal como ocurrió en la reconstrucción por el terremoto de Pisco, o en las comisiones anticorrupción.

El otro camino institucional es que la reconstrucción se realice con el liderazgo de una entidad que ya existe en el sector público, como un ministerio específico o la PCM, que es la ruta finalmente escogida.

Esto tiene la ventaja de que el premier posee el poder mayor en la jerarquía del sector público y puede acelerar las decisiones, pero debe remontar el problema de la complejidad de las muchas otras tareas que tiene la cabeza del gabinete.

El objetivo, en cualquier caso, es de titanes. No es solo hacer de nuevo los puentes y casas perdidas, sino pensar en un concepto estratégico de reconstrucción de largo plazo, con un enfoque multidisciplinario que armonice funciones entre los gobiernos central, regional y municipal, que asigne recursos, reubique poblaciones, y que todo se haga con eficiencia, oportunidad y honestidad.

Es un proceso, finalmente, que no va a ser tan popular como lo está siendo la atención de la emergencia, pues las demandas son tan grandes que nunca dejará satisfechos a todos.



http://www.larepublica.pe/impresa/opinion/859894-zar-o-no-zar-es-la-cuestion


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