¿Déficit fiscal e inflación? - Germán Alarco Tosoni
Extraño, muy extraño - Luis Davelouis
La importancia de prevenir - César Leigh Arias
La lógica del corrupto - Francisco Miró Quesada Rada
La tragedia nacional como reflejo del país - Alberto Adrianzén
Malos bichos - Augusto Álvarez Rodrich
Reconstrucción, tarea intelectual - Mirko Lauer
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Construcción y
reconstrucción
Sinesio López
Aún no acaba la situación de emergencia, pero ya es hora de
pensar en la construcción y en la reconstrucción. Se supone que el gobierno
tiene ya equipos de especialistas pensando y diseñando las políticas públicas
para enfrentar estas dos grandes tareas que son diferentes, pero que están
estrechamente vinculadas.
La reconstrucción alude a las tareas y políticas de
recuperación de lo perdido en los diversos aspectos de la vida económica y
social para que el país y las regiones del norte vuelvan a desenvolverse con
una cierta normalidad. Las escuelas, los hospitales y los centros de salud
tienen que atender a la población con regularidad; la infraestructura sanitaria
(agua y desagüe) tiene que ser reparada; las carreteras y los puentes colapsados
tienen que ser reconstruidos; las necesidades de alimentación y vivienda de los
más pobres tienen que ser atendidas; los daños que han sufrido los empresarios
y productores, en especial los pequeños y medianos empresarios urbanos y
rurales, tienen que ser reparados con apoyo decidido del Estado.
Pero no todo lo perdido tiene que ser recuperado. Las
viviendas ubicadas en el borde los ríos y en el lecho de las quebradas, por
ejemplo, tienen que ser reubicadas en zonas seguras. Esta es una tarea difícil
dados el volumen y los costos, además de la probable resistencia de la gente al
cambio. En estos aspectos se vinculan la reconstrucción con la construcción de
realidades nuevas: nuevo acondicionamiento del territorio, planificación
urbana, construcción de grandes drenajes en las ciudades, amurallamiento y
encauzamiento profundo de los ríos, construcción de puentes en las quebradas
más importantes. En este sentido, la construcción es prevención.
La reconstrucción es una tarea urgente mientras la
construcción es, en lo fundamental, una tarea de mediano y largo plazo, pero
hay ciertas tareas de la construcción que tienen que ser iniciadas en el
período de la reconstrucción: la reubicación de viviendas ubicadas al borde de
los ríos y en las quebradas, el acondicionamiento del territorio y la
planificación urbana.
La reconstrucción y la construcción son tareas complejas que
tienen que ser encaradas con políticas públicas multisectoriales en las que
deben intervenir diversos ministerios organizados como un equipo bajo la
dirección de una autoridad legítima y competente como el ministro de Transporte
y vicepresidente al mismo tiempo u otro que tenga autoridad parecida. No puede
ser un zar privado sin autoridad, como en el caso de FORSUR de García que se
caracterizó por la ineficacia y la corrupción. Nada de zares: Nos basta con un
gobierno democrático eficaz y transparente.
Así como en la emergencia salieron a luz y mostraron su
capacidad las fuerzas más organizadas del Estado, las FFAA y la Policía, en la
reconstrucción y en la construcción se va a requerir el despliegue de todas las
capacidades del Estado dada la complejidad de las tareas y políticas: capacidad
coercitiva, capacidad impositiva, efectividad legal, eficacia burocrática,
seguridad ciudadana, capacidad de penetrar en la población y en el territorio.
Este es el gran desafío del gobierno. La reconstrucción y la construcción son
la gran ocasión para que el gobierno apueste a la construcción de un Estado
moderno con todas sus capacidades.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/858487-construccion-y-reconstruccion
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¿Déficit fiscal e
inflación?
Germán Alarco Tosoni
Tradicionalmente se plantea que un mayor déficit fiscal
genera inexorablemente más inflación. El origen de este planteamiento se
origina en la macroeconomía neoclásica y sus variantes modernas que se enseñan
y repiten al por mayor.
Efectivamente, toda política que alimente la demanda de
manera sostenida en el mediano y largo plazo, que no esté acompañada por la
oferta, elimina su desajuste a través de mayores precios e importaciones. Sin
embargo, ni la teoría ni la realidad es tan simple como parece.
Toda esta discusión cobra sentido cuando el actual titular
del MEF acaba de señalar que no está muy preocupado, por las urgencias, en
rebasar la meta del déficit fiscal de 2.5% del PBI para 2017.
La teoría económica estándar establece varios mecanismos de
transmisión para explicar ese resultado negativo pero que implican una serie de
supuestos que no necesariamente se dan. El canal monetario señala que más
déficit fiscal implicaría financiamiento monetario que genera más inflación.
Se olvidan que el BCRP está prohibido de hacerlo y que la
demanda de dinero también puede variar. El segundo circuito plantea que el
mayor gasto público (aun financiado con impuestos) significa aumentar la
demanda por la mayor propensión a gastar del gobierno respecto a la del sector
privado.
Se supone que la producción es fija o que la inversión
pública desplaza a la privada, no que la complementa. Se olvidan que los
resultados son diferentes si el déficit se financia con deuda interna o externa
y de la opción de importar.
En las actuales circunstancias se dan varias condiciones para
que el mayor déficit fiscal no genere inflación: capacidad instalada ociosa en
todos los sectores productivos y divisas suficientes para importar. La regla de
aumento de la inversión pública podría ser la de un monto equivalente a la
contracción de la inversión privada entre el multiplicador del gasto.
Asimismo, acompañarse de un MEF vigilante para facilitar
importaciones en productos sensibles; de un Indecopi con ley de control de
fusiones y adquisiciones y activo en la promoción de la competencia; y un BCRP
preocupado por la evolución de los márgenes de comercialización y de ganancia.
Una caída de la inversión privada del 2% del PBI daría margen a un gasto
adicional del 1.3% del producto.
El gobierno tiene S/. 68,951 millones depositados en el BCRP,
parte de ellos aprovechables. Asimismo, los críticos deben ver lo que ocurre en
el resto del mundo. Según el Banco Mundial entre 2000 y 2014 el promedio del
déficit fiscal de las economías de altos ingresos fue 3.5% del PBI con una
inflación de 2.2% anual. Aquí cerca, en Colombia, entre 2013 y 2014 el déficit
fue 5.5% y 5.4% del PBI y la inflación fue 2% y 2.9% respectivamente. No se
pongan tan nerviosos.
http://diariouno.pe/columna/deficit-fiscal-e-inflacion/
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Extraño, muy extraño
Luis Davelouis
El congresista Yonhy Lescano asegura que, el lunes, su
bancada –Acción Popular– presentó ante la Mesa Directiva del Congreso un pedido
de retiro de la moción de interpelación al ministro Vizcarra programada para
hoy. Hasta el mediodía del lunes, la presidenta del Congreso, Luz Salgado,
insistía en que la interpelación debía realizarse de todos modos. Recién
alrededor de las 6 de la tarde admitió la posibilidad de que no se lleve a
cabo.
Más de una bancada anunció que no asistiría a interpelar al
ministro. Ponerse fiscalizador mientras los huaicos se llevan las casas de la
gente es una tontería. También lo es que a sabiendas de que no habrá
interpelación Vizcarra deba asistir de todos modos para guardar las formas
constitucionales: estas nunca les han quitado el sueño a nuestros
(K)congresistas.
Lo que sí debería quitarles el sueño –y hasta deberían ir
pensando en armar comisión investigadora, pero sin pasarle la voz a Galarreta–
es el mapa de la corrupción en nuestro país y, en particular, en nuestra
ciudad. Ayer, el Poder Judicial condenó a 16 años de prisión al ex alcalde de
San Juan de Lurigancho Carlos Burgos por enriquecimiento ilícito y lavado de
activos. Burgos ha sido socio político de Alex Kouri (hoy preso), de Alan
García (seriamente cuestionado) y de Luis Castañeda (ultracuestionado).
Y hablando de eso, es raro que Alan García haya viajado 23
veces con Barata, se haya reunido oficialmente 16 veces con él; que sus ex viceministros,
ex ministros y ex jefes de reguladores estén investigados por coimear con la
empresa de Barata y que Alan no sepa nada. Me recuerda a los mellizos Fuji y
Vladi.
PD: Al cierre de esta columna, Burgos estaba no habido.
¿Saben dónde lo vieron por última vez? Con Butters. A Castañeda también.
http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-extrano-muy-extrano-2275050
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La importancia de
prevenir
César Leigh Arias
La reciente situación de emergencia ocasionada,
principalmente, por el desborde de ríos, las inundaciones por lluvias
torrenciales y la caída de huaicos en zonas habitadas ha puesto a prueba las
capacidades de nuestro país.
Y nos ha afectado, de una u otra manera y en diversa medida,
a casi todos los peruanos.
Para muchos, el impacto de estos fenómenos ha sido en forma
directa y demoledora, convirtiéndolos en damnificados que lo han perdido
prácticamente todo, en miles de compatriotas que ahora requieren de nuestra
ayuda inmediata para sobrevivir.
Los Bomberos Voluntarios, tanto hoy como lo hemos hecho en
los últimos 156 años, respondimos rápidamente a este dramático llamado.
Despachamos a nuestros jóvenes rescatistas entrenados en salvar vidas para
ayudar a los miles de atrapados por las aguas torrentosas, y también para
evacuar a familias enteras de las zonas de riesgo, o atender innumerables
emergencias médicas, especialmente en favor de los niños, enfermos y adultos
mayores.
En las últimas semanas, nuestras estadísticas registran más
de 50 mil atenciones de urgencia en todo el país, a cargo de nuestros 14 mil
voluntarios ‘de rojo’, en un escenario de drama humano que se multiplica y que
requiere de nuestro máximo compromiso social.
Este es un momento de emergencia, qué duda cabe. Pero también
para la reflexión. Para pensar en cómo podemos evitar mayores daños en
situaciones que puedan darse en el futuro. Y en qué debemos hacer para que
nuestras propias imprudencias y descuidos no nos coloquen en una situación de
alta vulnerabilidad que pueda poner en peligro nuestras vidas y las de nuestros
familiares.
Podemos empezar informándonos sobre los riesgos que nos
afectan. Si vivimos en la costa, en la sierra o en la selva, debemos conocer
cuáles son las amenazas y de qué manera podemos neutralizarlas o reducirlas. Igualmente,
si habitamos en el llano o en las faldas de un cerro, cerca de un río o junto
al mar. Debemos estar preparados siempre, nosotros y nuestros seres queridos.
Un segundo paso es mantener una estrecha relación de
coordinación con nuestras autoridades locales y regionales, especialmente con
las que hemos elegido. Y aplicar un monitoreo ciudadano a lo que se nos propone
y ejecuta en temas de seguridad ciudadana. Esto no solo significa evitar los
robos, también tiene que ver –y mucho– con lo preparados que estamos para
enfrentar los desastres en nuestra comunidad.
Una apreciación importante: escuelas, institutos, academias y
universidades tienen una enorme población ávida de conocimiento. Hacia esos
espacios deben orientarse los mayores esfuerzos en el marco de una doctrina de
educación para la prevención de emergencias, y mediante un abordaje serio y
responsable que deje de lado el sensacionalismo en favor de la construcción de
una verdadera cultura de la prevención.
Podemos comenzar por casa, con una pregunta frecuente y
sencilla que todo peruano debería hacerse: ¿qué haría en caso de emergencia? Si
podemos hacer ese ejercicio básico y tener respuestas claras y precisas –o
trabajar para obtenerlas–, creo que habremos avanzado un paso importante en lo
que deberíamos tener todos como meta: prevenir antes que lamentar.
Los Bomberos Voluntarios también podemos acompañar a la
comunidad en este esfuerzo. No están solos, nosotros trabajaremos siempre en
favor del que lo necesita. Somos una sola fuerza.
http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/importancia-prevenir-cesar-leigh-arias-noticia-1978243
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La lógica del corrupto
Francisco Miró Quesada
Rada
Corrían los inicios del primer gobierno de Alan García, más o
menos 1986, y le escuché decir al entonces presidente en uno de sus
acostumbrados balconazos ante la multitud que lo oía absorta: “Si yo me hundo,
ustedes se hunden conmigo”. Y nos hundimos y nos fundimos. No solo por la
crisis económica que se produjo, sino porque en ese lustro se inició la
desinstitucionalización de la débil democracia que nos costó recuperar a partir
de 1980 y porque se crearon los cimientos para que aumente la corrupción que luego
se convirtió en un sistema durante el gobierno de Alberto Fujimori (pero que
continuó en este siglo a pasos agigantados, sobre todo con lo revelado por el
Caso Lava Jato).
El día en que Alan García pronunció ese discurso –que la
verdad me impactó, primero porque asoció su fracaso al de todos los peruanos y
luego porque, sin duda, tuvo razón–, fui invitado a un almuerzo en una casa de
playa al sur de Lima. En esa reunión nos encontramos dos políticos ya conocidos
en esa época y que todavía continúan en la fangosa arena política actual, el
dueño de un medio de comunicación televisivo y yo.
Cuando en el transcurso de la conversación, ante la pregunta
de uno de los políticos sobre lo mucho que este ‘manager’ televisivo le había
pagado a un destacado periodista, el dueño del medio respondió que todos
“tienen un precio”. Ante tamaña y repugnante respuesta, le respondí “Ah, ¿sí?,
dime cuál es el tuyo”. Él, mucho mayor que yo, trató de atarantarme y
levantando la voz me respondió: “¿Cómo te atreves a decirme esto?”. Yo dije:
“Ya ves, no todos tienen un precio. Unos no miden la vida en dinero, porque no
ven el mundo a través de criterios como el de costo-beneficio y porque tienen
dignidad”.
Claro, como entre el dicho y el hecho hay mucho trecho, en
los años noventa el dueño de este medio estuvo bien sentadito en el despacho de
Montesinos recibiendo un buen fajo de billetes verdes. Los dueños de Odebrecht
son de esa calaña, por eso crearon una oficina organizada para corromper. Su
lógica es: si todos tienen un precio, basta darles el dinero que piden para que
nos favorezcan en una licitación.
Pero hay otra lógica, la del corrupto que cree que todos son
como él y que se generaliza así: todos los peruanos son corruptos. Hilarión es
peruano, entonces es corrupto.
Nos meten a todos en un mismo saco y lo peor es que muchos se
lo creen seriamente. Así el corrupto justifica su corrupción, al quedar
generalizada.
Como ha señalado Javier Díaz-Albertini en un artículo
publicado en estas páginas el 21 de febrero, “la corrupción cotidiana surge
cuando relativizamos y personalizamos las normas”. Hay entonces dos lógicas:
una que afirma que todos tenemos un precio y otra que podríamos llamar “el
enunciado de la corrupción generalizada”.
Esta lógica también interviene entre los políticos corruptos
(y hago aquí la precisión de que no todos los políticos son corruptos). En este
caso, cuando un político es acusado de corrupción, y por evidencias
convincentes la fiscalía le abre un proceso de investigación, él y sus
allegados dicen que es “víctima de una persecución política”. Eso se puede
creer si el gobierno es dictatorial, pero no en una sociedad democrática y
abierta donde hay libertad de opinión y está garantizada la legítima defensa.
Entonces, la mejor forma para despejar cualquier duda es que
el político acusado se someta a la ley y pruebe ante esta y la opinión pública
que no es corrupto. El argumento de la persecución es un pretexto para evadir a
la justicia, lo usó Fujimori. Por eso el señor Alejandro Toledo, por respeto a
los que creyeron en él, debe venir al Perú a declarar y someterse a ley. Porque
mientras esté fuera seguirán las dudas de que recibió dinero de la empresa
corruptora Odebrecht.
Finalmente, como prueban los hechos, los países en donde hay
menos corrupción tienen una política transparente y en el Perú,
lamentablemente, predomina la política del secretismo.
http://elcomercio.pe/opinion/columnistas/logica-corrupto-francisco-miro-quesada-rada-noticia-1978246
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La tragedia nacional
como reflejo del país
Alberto Adrianzén
Una frase de César Vallejo que me gusta citar es: “confianza
en el anteojo, no en el ojo”. Se podría decir que esta frase es como una suerte
de grito moderno porque opta por lo artificial, el “anteojo”, frente a lo
natural, que es el “ojo”. Sin embargo, la frase puede tener también otro
significado. El anteojo o los anteojos ayudan a ver “mejor” que el ojo.
En los años que fui Parlamentario Andino solía decir, sobre
todo cuando hablaba del tema de la migración, que debíamos ponernos los
“anteojos” de los que migraban para ver y criticar a nuestro país. El Perú,
para los peruanos migrantes, no era ni es un “refugio protector”, como son los
países donde se establecen, sino más bien un laberinto donde campea la
inseguridad y solo les espera un futuro incierto.
En estas últimas semanas el país ha sido escenario de
copiosas lluvias, de desbordes de ríos y terribles huaicos que han provocado
decenas de víctimas, cientos de miles de damnificados, destrucción de nuestra
infraestructura pocas veces vista en las últimas décadas. Casas y pueblos han
desaparecido, ciudades importantes convertidas en lagunas y sus calles en ríos,
puentes que se han “desplomado”, sembríos destruidos y otras desgracias que se
resumen en una frase: “tragedia nacional”.
Por eso lo mejor que podemos hacer si queremos entender mejor
lo que nos está pasando en estos días es “ponernos” los anteojos de aquellos
que han sido las principales víctimas de esta tragedia que no ha sido producto,
como han dicho algunos, de la “crueldad” o de la “furia” de la naturaleza.
Expresión de una mentalidad animista que cree encontrar las razones de esta
“tragedia” en una naturaleza que se comporta como lo hacen los seres humanos y
no en nosotros mismos.
En realidad lo que nos pasa –y que es parte del cambio
climático– es sobre todo un reflejo del país que hemos construido. En estos
procesos siempre hay algunos que son más responsables que otros. Y si bien es
hora de ser solidarios y ayudar a todas las víctimas, es también hora de hablar
públicamente de lo que pasa hoy en el país donde vivimos.
Sobre todo porque las víctimas, casi siempre, son los
sectores marginales o pobres, es decir aquellos que construyen sus viviendas en
los cauces de los ríos, en las quebradas, en las laderas de los cerros y en
ciudades mal diseñadas y construidas, y peor administradas donde campea la
corrupción y la informalidad. La pregunta que debemos responder si no queremos
que esto se repita es por qué las autoridades locales, regionales o nacionales
han permitido todo ello a lo largo de tantos años.
Hace pocos días, el ministro de Defensa ha dicho que no es
que las aguas hayan invadido las ciudades sino más bien que han sido las
ciudades las que han invadido los ríos. La permisividad en dejar que eso suceda
nos permite hablar no solo de las malas autoridades sino también de que para el
poder y para aquellos que están detrás de éste, la vida de estos sectores vale
poco o nada. La llamada falta de autoridad es expresión de esta suerte de
desprecio por el otro.
En México en 1985, como consecuencia de un terremoto que
afectó a miles de personas, y dejó en la calle a otras tantas, surgió un
potente movimiento social y de protesta que cambió el rumbo de la política en
ese país, alterando seriamente el control político y social del partido oficial
y la propia sociedad.
Y si bien no se trata de negar la solidaridad con los
afectados ni mezquinar lo que está haciendo este gobierno; se trata de decir
que en estos casos el responsable no es la crueldad de la naturaleza sino más
bien aquellos que nos han gobernado todos estos años y que en verdad poco o
nada han hecho en la mayoría de los casos. Ejemplos de ello son Luis Castañeda
y sus puentes que no se “caen” sino que se “desploman”, el fujimorismo que
“confunde” ayuda humanitaria con clientelismo político, los fanáticos del
mercado que no les gusta la palabra “panificar” y otros que solo piensan en
robar los dineros públicos.
Por eso, la tragedia nacional que hoy vivimos no es solo por
el comportamiento de la naturaleza sino también por el de los políticos;
también del llamado “mundo de la informalidad” y de las élites económicas y
sociales que nos han gobernado y nos siguen gobernando. Las tragedias como
estas siempre muestran el talante de las élites y del Estado que tenemos.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/858486-la-tragedia-nacional-como-reflejo-del-pais
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Malos bichos
Augusto Álvarez Rodrich
Con sus declaraciones penosas contra el presidente Pedro
Pablo Kuczynski, el alcalde Luis Castañeda ratifica que es un mal bicho.
Castañeda siempre ha sido un tipo raro. Lo fue durante su
primer paso por el municipio de Lima, en el cual hizo una buena gestión que lo
ensoberbeció y que, con el paso del tiempo, lo transformó en el ser tan extraño
que es, que se jacta de ser el mudo porque habla poco, pero que, cada vez que
habla, se proyecta como un mal bicho. Y cada vez está peor.
Como anteayer cuando tuvo una agresión contra el presidente
de la república que lo pinta como un chavetero desinformado, quizá porque se le
ha pegado fuerte eso de ‘roba pero hace obra’ y, entonces, cualquier atisbo de
crítica a su gestión lo lleva a pensar que le dicen ladrón.
“Me llama la atención que los puentes que se construyeron en
el siglo XVIII todavía están en pie, y los que se construyeron en los últimos
años se caen; hay que tener estándares muchos más altos aunque nos cueste más”,
dijo PPK.
Es un comentario, la verdad, sensato frente a lo que está
pasando, pero que impulsó a Castañeda a suspender su mudez con una mezcla de
matón desinformado: “El ladrón cree que todos son de su propia condición (...)
no te salgas de la caja porque tienes rabo de paja”.
Su respuesta es más insólita aún porque PPK ni aludía al
emblemático puente de la solidaridad pintado de amarillo –nombre y color
proselitistas– hecho por Castañeda y que se cayó… perdón, que se desplomó, sino
al puente sobre el río Virú.
“La ingeniería ha sido superada por la naturaleza”, fue la
respuesta increíble de Castañeda por la caída de su puente, pero incluso cuando
le hablan de ingeniería, él se refugia en el terreno del robo y del hampa.
Mal bicho este alcalde de Lima. Y hablando de malos bichos
ediles, uno vinculado a él: Carlos Burgos, el ex alcalde de SJL, que tiene el
dudoso honor de ser el primer condenado en el país, a 16 años de cárcel, por
lavado de activos provenientes de un delito de corrupción de funcionarios como
es el enriquecimiento ilícito.
Aunque es justo decir que Carlos Burgos no solo fue hombre de
Castañeda, pues este joyón también fue apapachado por el PPC, y sobre todo y
nada menos que por Alan García.
Finalmente, otro mal bicho: qué estará pagando Arequipa y el
Perú para tener un regidor provincial como Ricardo Medina, quien proclama que
los huaicos son un “castigo divino” por la inclusión en el currículo de la
supuesta ‘ideología de género’. ¡Hay cada tetudo suelto!
http://larepublica.pe/impresa/opinion/858485-malos-bichos
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Reconstrucción, tarea
intelectual
Mirko Lauer
Un exitoso zar de la reconstrucción en Lima y Callao fue el
virrey José Antonio Manso de Velasco, a quien le tocó enfrentar el catastrófico
terremoto-tsunami de 1746. Con solo 200 sobrevivientes en el puerto y 25 casas
en pie en la capital, la tarea no fue solo reconstruir, sino hacerlo de modo
que las edificaciones resistieran nuevos sismos.
El aporte de Manso a la ingeniería civil de la época fue
aceptar que volver a las mismas edificaciones equivalía a construir las mismas
desgracias para el futuro. Las estructuras más afectadas eran, por su volumen,
las iglesias. Pál Kelemen escribió que “la historia de la gran catedral [de
Lima] es el relato de una interminable lucha contra los terremotos”.
Quizás el intelectual de la transformación fue el jesuita
praguense Juan Rehr, llegado para la reconstrucción, quien entendió que una
catedral de piedra y adobe se seguía cayendo, y recomendó incorporar la
quincha, una milenaria técnica local desde el nombre. Este añadido redujo
considerablemente los daños sufridos por la catedral desde entonces.
Casi 10 años después Francisco Ruiz Cano, joven catedrático
de la Universidad de San Marcos, ensayó una explicación para el éxito de Manso:
las técnicas y los materiales de construcción autóctonos se adecuan mejor a las
condiciones locales. No lo dijo así, pero su idea es que la experiencia
histórica es indispensable para la buena ingeniería.
La lección para estos días es clara: sin un cambio de fondo
en la concepción de la índole del problema, las llamadas catástrofes naturales
seguirán afectando al país de la misma manera. Otra lección es que una parte
clave de las respuestas está en la historia urbanística de este territorio,
incluso la muy antigua.
La parte intelectual de la tarea ya debería estar comenzando.
Aunque podría decirse que ya ha comenzado, con las evidencias aportadas por
científicos locales y extranjeros en las más variadas áreas. Se necesita una
nueva explicación integral, para no terminar reconstruyendo lo mismo, y
mandando a los mismos al sacrificio.
Es interesante advertir que al proponer una nueva mirada a la
catástrofe de 1746 Ruiz Cano también se estaba adelantando a la idea criolla,
independentista, de una primacía de lo local. No usa la frase, pero hubiera
podido decir: conócete a ti mismo.
http://larepublica.pe/buenazo/855305-huevitos-crispy-para-la-lonchera
.....
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