miércoles, 22 de marzo de 2017

OPINIONES 22/03/2017

Agua potable: escandalosa evasión tributaria - Manuel Dammert Ego Aguirre
Desplome verbal en la tragedia - César Lévano
El huaico que salvó a Vizcarra - Luis Davelouis
El otro 2017 - Mirko Lauer
El zar Martín - Augusto Álvarez Rodrich
Es lo que haces - Enzo Defilippi
Reflexiones en torno a una tragedia - Carmen McEvoy
Lluvia avisada no mata gente - Juan José García

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Agua potable: escandalosa evasión tributaria

Manuel Dammert Ego Aguirre

El Perú actual, republicano y del S. XXI, entra en crisis general cuando periódicamente las lluvias de El Niño lo estremece. En Lima se evidencian desafíos. Uno de ellos, clave y estratégico, es el de la Ciudad de Laderas, donde un millón de casas pueden destruirse por lluvias fuertes si no se construyen de inmediato los muros de contención, como hemos formulado en proyecto de ley. Otro desafío es el de la Crisis del Acceso diario al Agua Potable, bien público cuya cantidad está limitada drásticamente, debiendo distribuirse entre consumo humano, agrícola e industrial, y de la cual la población de Lima vive ahora una gravísima restricción. Estoy presentando un nuevo Proyecto de Ley al respecto, con los usuarios del agua potable y trabajadores de Sedapal.

Lima tiene inmensas restricciones para el acceso al agua. Se abastece del río Rímac y otros pequeños ríos.Sedapal activa dos plantas de tratamiento (Atarjea y Huachipa), tiene redes de distribución, y sistemas de reservorios para toda la ciudad, que mantiene preventivamente. Este equipamiento es desbordado cuando los huaicos impiden el adecuado tratamiento en las Plantas y se restringe el abastecimiento. La otra fuente de agua es el acuífero subterráneo, que es donde se encuentra la mayor cantidad de agua dulce. El agua es un bien público y requiere empresas públicas a cargo, Sedapal en el caso de Lima, las que algunos lobistas anti-patria quisieran privatizar para imponer tarifazos para sus negocios.

El uso indiscriminado del agua escasa, depreda el agua dulce subterránea a favor de unas cuantas industrias (cerveceras, embotelladoras de agua, etc.) y además varios no pagan por ella. Son 22 usuarios con fuente propia (no puesto al cobro,) que consumen al mes 101,703 metros cúbicos(m3). En contraste 195,688 usuarios industriales y comerciales conectados a red consumen 29 m3 mes. Y 3,108 usuarios con fuente propia (puesta a cobro), consumen 3,108 m3 al mes. A partir del 2010 Sedapal deja de percibir, de algunos usuarios industriales a cobro, más de S/. 83 millones de ingresos por aguas subterráneas no canceladas. Pero además son otros cientos y/o miles de millones de soles los que deja de percibir por aquellos 22 usuarios que son los principales usuarios privados de agua, no cancelada, pese a ser un bien público.


http://diariouno.pe/columna/agua-potable-escandalosa-evasion-tributaria/

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Desplome verbal en la tragedia

César Lévano


Obligado por la dimensión y los efectos de la catástrofe que afecta al país, he empleado muchas horas en seguir la información brindada por la televisión. Eso me ha permitido aquilatar que al espanto de la furia del Rímac y otros ríos hay que añadir otra tragedia: la pobreza expresiva, la quiebra idiomática de nuestros políticos y… nuestros periodistas.

Tengo un muestrario caudaloso, pero no es hora de exhibirlo. Basta anotar que el lunes 20 escuché que el reportero de un canal hablaba de la riel, de las rieles. El origen de ese desastre es fácil de ubicar: la falta de lectura, el desdén por la palabra, que, como nos recuerda Italo Calvino en su libro Seis propuestas para el próximo milenio, es lo que nos distingue de los animales.

En estos días se ha producido un episodio vial e idiomático, que ha hecho reír a millones, pero no al alcalde Luis Castañeda. Fue debido a que el puente Solidaridad o Talavera, que unía a San Juan de Lurigancho con El Agustino, se vino abajo. En Internet se difundió la comparación con el Puente Balta, que lleva del Cercado de Lima al distrito del Rímac y que se inauguró en 1869, pero desde hace siglo y medio resiste los embates del río murmurador. El puente emblemático de Castañeda no ha resistido ni diez años.

Ante la lluvia torrencial de críticas, el ingeniero José Luis Justiniano, gerente de la Empresa Municipal Administradora de Peaje (EMAPE) de Lima saltó a la arena para defender su obra. “El puente no cayó”, explicó, “Solo se desplomó su apoyo extremo”. Olvidó decir que ese desplome bastaba para volver inútil el puente.

El ingeniero reprochó a un cronista que lo entrevistaba: “Yo le estoy hablando técnicamente. Usted no me va a entender quizá nunca porque es periodista”.

Se abre aquí una brecha metafóricamente comparable a la que desplomó al Puente Solidaridad. ¿Quiso Justiniano decir que los periodistas no le entienden por ser incapaces? ¿O dio atender que ciertos técnicos son incapaces de hacerse entender, cuando de justificar un fracaso se trata?

Hay aquí un problema pedagógico y filosófico, aparte del ético y penal, decisivo. Un pariente mío, profesor de ingeniería y física dentro y fuera de nuestro país, me contó que hace pocos años, de regreso al Perú, retornó como profesor a la Universidad Nacional de Ingeniería. Para empezar, planteó a sus alumnos una tarea sencilla: leer la primera página de Concierto Barroco de Alejo Carpentier, y escribir sobre ella un comentario. Nadie escribió nada. Me cuenta él que no puede concebir que un aspirante a ingeniero solo sepa de números. Renunció a enseñar en Lima.


http://diariouno.pe/columna/desplome-verbal-en-la-tragedia/

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El huaico que salvó a Vizcarra

Luis Davelouis


Se hubiera visto pésimo que, en medio de la emergencia que atravesamos, el Congreso se pase dos días haciéndole decenas de preguntas –de seguro mayoritariamente anodinas y redundantes– al ministro Martín Vizcarra.
El gesto del fujimorismo de no asistir a la interpelación me parece importante más allá del cálculo político. Lo que toca es que todos metamos el hombro y sin distinciones de ninguna clase. Las cuentas sobre quién quiso rentabilizar la desgracia las arreglamos después.

Dicho esto, me parece inexplicable que sigan apareciendo “noticias” falsas y mensajes maliciosos que buscan convertirse en psicosociales y que algunas personas les den crédito y ayuden a difundirlos. La pregunta obvia es ¿quién está detrás de esto? No son la iniciativa de algún estúpido irresponsable que se quiere hacer el gracioso; la forma en la que son concebidos, diseñados y distribuidos requiere cierta organización y producción. Denunciémoslos.

Ojo, criticar está muy bien, es sano y necesario siempre que se haga constructivamente y no intentando desmerecer, desprestigiar o destruir el trabajo o la credibilidad de quienes están en la primera línea de atención de la emergencia nacional. Sugerir que un gobierno que no sabe cómo comunicar ni las cosas que hace bien es capaz de pagar robots que peleen por él en las redes es muy tirado de los pelos, risible. Pero después de los fujitrolls durante la campaña, algo así se vuelve verosímil y hace daño.

PD. Apareció el alcalde de Lima en una conferencia en la que no dijo ni explicó nada relevante y en un programa de espectáculos donde no le preguntaron nada y, más bien, le quisieron poner un rostro humano. Si fuera Villarán, ya la habrían incendiado en la Plaza de Armas para calmar a los apus.


http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-huaico-que-salvo-vizcarra-2274898



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El otro 2017

Mirko Lauer


El 2017 se está volviendo un año muy diferente de lo que se imaginaba. Aunque todavía faltan 15 días de lluvia, The Weather Channel teme más Niño estándar para agosto, setiembre, octubre. En el peor escenario, un año largo de chaparrones y sequías. En el escenario más positivo, un año de urgentes ayudas sociales y reconstrucciones por buena parte del país, buscando una suerte de Plan Marshall de sí mismo.

Aun con menos lluvias y más agua potable, el gobierno va a tener que persistir en una movilización permanente, que lo va a mantener en el primer plano de la noticia y de la política. Los principales grupos opositores han aceptado esto por sentido común en esta hora dramática. Su boicot a la interpelación de mañana es un claro ejemplo de ello.

Pero ese sentido común tiene un límite. Si los opositores no encuentran un lugar frente a la emergencia nacional y su secuela, se verán obligados a volver al estilo pugnaz de tiempos anteriores. Por lo pronto, el Ejecutivo no ha hecho, que sepamos, el menor esfuerzo por compartir algunos reflectores con las transitoriamente opacadas figuras de la oposición, izquierda o derecha.

Sin embargo la estela de la catástrofe va a necesitar legislación a raudales, y eso marcará la hora del Congreso. Así, buena parte del juego político se trasladará hacia las relaciones entre la acción concreta y la propuesta debatida. Un pulseo en el que ciertamente van a participar también los gobiernos locales de las zonas afectadas.

Un alivio para los opositores es la casi inevitable llegada de una mayor desaceleración y de una presión inflacionaria alimentaria en el año. Lo cual activará un debate económico que estaba dormido. Todavía es temprano para calcular el daño económico de lo que viene sucediendo, pero es obvio que el daño existe, y afectará a empresas y hogares.

Los participantes en las elecciones del 2018 (parece que van a ser todos) van a tener que adecuarse a esta nueva situación, en la cual el gobierno se moverá entre la fuerza de su rol ejecutivo sobre el terreno y la debilidad de un manejo administrativo acosado por la economía. Para muchos votar por el gobierno ejecutor parecerá la carta sensata.


http://larepublica.pe/impresa/opinion/858255-el-otro-2017


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El zar Martín

Augusto Álvarez Rodrich


La interpelación –¿en marcha?– al ministro Martín Vizcarra ha perdido interés en el congreso, abriendo una oportunidad política que no debiera ser desaprovechada por el presidente Pedro Pablo Kuczynski.

Programada inicialmente para el jueves 16 de marzo, luego trasladada por la tragedia de los huaicos para mañana, y ahora sin fecha a la vista porque este desastre aún tiene para rato, cada día que pasa decrece el entusiasmo por interpelar a Vizcarra.

Hay, para empezar, un problema reglamentario pues una interpelación debe ocurrir entre el tercer y el décimo día después de darse cuenta de la moción en el pleno del congreso, un plazo que vence mañana.

Pero mañana parece un día bastante inapropiado para interpelar a un ministro absolutamente zambullido en la atención de las emergencias por los huaicos y desbordes, como el de Transportes y Comunicaciones.

En este contexto, la presidenta del congreso Luz Salgado dice que el reglamento debe cumplirse; el congresista Mauricio Mulder plantea que la interpelación podría verse “políticamente más adelante”; y las bancadas fujimorista y de APP anuncian que no irán este jueves al hemiciclo.

Si este jueves no hay –como parece– interpelación, el proceso se va a truncar. Como diría Melcochita, el lema ahora sería el de ‘¡No vayan!’.

No solo los huaicos le quitaron momentum a esta interpelación, sino que el fujimorismo nunca estuvo totalmente convencido de la conveniencia de que esta sea la oportunidad política para tumbarse a otro ministro de PPK, lo cual ha sido una insistencia de Acción Popular.

Como un proyecto de inversión que se pospone mucho; la venta de una casa que se posterga demasiado; o un amorío que se alarga sin concretarse y se enfría, los hechos políticos que demoran mucho, como una interpelación, se acaban pasmando y perdiendo momentum, que es lo que ha pasado en el caso de Vizcarra.

Esta postergación debiera ser aprovechada como oportunidad política por el presidente Kuczynski, con el fin de proteger al vicepresidente Vizcarra de un desgaste mayor.

Sin la presión de la censura, una vez superada la emergencia de los huaicos y desbordes, le convendría realizar un recambio ministerial que refresque políticamente al régimen, y que incluya la salida de Martín Vizcarra del gabinete para que se convierta en el zar de la reconstrucción, cargo que puede desempeñar estupendamente, con notoriedad y efectividad, y sin exponerse al desgaste que siempre se debe evitar en el vicepresidente de la República.


http://larepublica.pe/impresa/opinion/858259-el-zar-martin



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Es lo que haces

Enzo Defilippi


Hace unos días tuve un pequeño pero desagradable incidente, de esos que lo dejan a uno pensando. Estaba en una cafetería bastante tranquila en la que usualmente hay un televisor encendido, pero sin volumen. Al rato, entró una persona con su esposa e hijo, que, minutos después, aumentó el volumen casi al máximo. Cuando le dije que no podía dejar de escuchar el televisor a pesar de que tenía los audífonos puestos, me respondió, displicente, que el problema debía ser que mis audífonos no tenían el volumen suficientemente alto. Y debo haber tartamudeado en algún momento, porque se burló de mi supuesta tartamudez. Desconsideración, prepotencia y cinismo revelados en menos de dos minutos.

Por otro lado, días atrás, fuimos testigos del despido de un locutor radial tristemente célebre por su intolerancia, homofobia y proclividad al insulto. Para decepción de muchos, fue contratado por otra emisora pocos días después, lo que revela que sus nuevos empleadores (que seguramente conocen bien su negocio) creen que existe un número suficientemente grande de gente homofóbica, discriminadora o proclive al insulto (o complaciente con estas actitudes), que seguirá escuchándolo, y de auspiciadores a quienes no les importará relacionar sus marcas con él.

Mientras esto sucedía, la policía, las Fuerzas Armadas y los bomberos demostraban su compromiso con la sociedad asistiendo, en las condiciones más adversas, a los damnificados de huaicos e inundaciones. Y aunque no faltaron los inescrupulosos, miles de personas anónimas dieron ejemplo de ciudadanía organizándose para llevar alimentos, ropa y agua a las víctimas.

A raíz de todo esto, me he estado preguntando qué podemos hacer nosotros, los ciudadanos comunes y corrientes, para que los ejemplos de solidaridad se multipliquen y que personas como el locutor radial o el sujeto con el que me topé sean una minoría cada vez más pequeña.

Para lidiar con los promotores profesionales de la discriminación y el insulto, lo más efectivo parece ser dejar de comprar los productos que los auspician. De hecho, el riesgo de que ello ocurra fue lo que provocó el despido del locutor radial. El bolsillo es el músculo más sensible de cualquier empresa, y en las de consumo masivo, una pequeña reducción de ventas es suficiente para encender las alarmas.

Sin embargo, es necesario entender que la gente así no cambia, se muere. Parafraseando lo que dijo Max Planck sobre los avances científicos, si hoy aceptamos como algo normal el divorcio, los hijos nacidos fuera del matrimonio o la práctica de religiones diferentes a la católica, no es porque sus defensores hayan podido convencer a sus detractores, sino porque estos últimos murieron y una nueva generación creció habituada a estas ideas. De allí la importancia de inculcar tolerancia y solidaridad en nuestros niños.

Para ello, lo más importante es predicar con el ejemplo. Los niños aprenden de muchas fuentes, pero, sobre todo, de lo que hacemos los adultos. Si de verdad queremos construir un mejor país, tenemos que comportarnos como quisiéramos que lo hagan nuestros hijos cuando tengan nuestra edad. Como le dijeron a Bruce Wayne en una antigua película de Batman: no es quien eres, sino lo que haces, lo que te define.

http://elcomercio.pe/opinion/mirada-de-fondo/lo-que-haces-enzo-defilippi-noticia-1977961


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Reflexiones en torno a una tragedia

Carmen McEvoy


“Pagamos nuestros tributos y vivimos como indigentes”. Esta contundente frase, pronunciada por un damnificado por el huaico, alude a la noción de una ciudadanía económica traicionada. Subrayando, además, la miseria física y moral que nos embarga. Porque más allá de los terribles errores –por no decir delitos penales– que han llevado a este megadesastre, la naturaleza se ha encargado de desnudar todas nuestras carencias. Desde la ineptitud de un alcalde que luego de tirar varios millones de dólares al agua insultó al presidente, hasta la precariedad absoluta que define la vida cotidiana de miles de compatriotas. Peruanos que, como nos recordó una vecina de la ribera del río Rímac, son seres humanos e hijos de un país rico y potente, aunque denigrado y maltratado de manera sistemática. Porque a estas alturas creo que resulta obvio lo poco que nos amamos y el ínfimo respeto que mostramos por esa naturaleza reverenciada por nuestros ancestros.

Es sabido que cuando la naturaleza habla los sabios guardan silencio, mientras que en el resto, aterrados por su lenguaje violento, afloran las pulsiones más primarias. De ello dio cuenta, hace poco, ese estridente “me zurro en eso” de una popular animadora reciclada en comentarista de noticias. Porque lo que venimos padeciendo –y de lo cual el huaico es la expresión más radical– tiene una estrecha relación con las endémicas zurradas cargadas de incompetencia, rapacidad, mala educación y falta de amor por el Perú. Empezando con las de nuestros gobernantes (uno preso y el otro fugado) hasta las perpetradas por los traficantes de tierras, los mineros ilegales, los funcionarios corruptos, los destructores del bien común y toda esa caterva de demagogos que ahora corren a ponerse las botas de goma para la foto de rigor.

Lo único que resulta viable en el Perú, dijo alguna vez Federico More, es lo inverosímil y lo imprevisible. La compleja historia de un país cuyo nombre nació de una confusión que, para sorpresa de muchos, logró imbricar lo occidental con lo indígena, se ha visto asociada al concepto del anteproyecto. El que, de acuerdo con Luis Jaime Cisneros, no alcanza a divisar el horizonte de su propia tarea, no alcanza a descubrir los caminos que son capaces de hacer viable un proyecto titánico, por nuestra diversidad y la vastedad de un territorio indomable.

La consecuencia de este vivir en anteproyectos constantes, de “voluntades intermitentes de realización”, podría explicar la sucesión de discontinuidades que, de acuerdo con Cisneros, caracterizan la historia del Perú. Una república de hombres visionarios que se ven constantemente desbordados por la coyuntura. Ese reino de la contingencia donde terminan sus días baleados por la espalda –como fue el caso de Manuel Pardo– o desterrados y con una inmensa pena en el corazón –como le ocurrió a José de la Mar–.

¿Será posible que un país fracturado por el embate de la naturaleza y desnudo en todas sus miserias y contradicciones pueda imaginar un gran proyecto nacional de cara al bicentenario de la independencia? “Yo escojo la esperanza”, afirma el hombre cuyo padre dignificó a los leprosos y al que la historia le ha asignado la tarea de liderar una labor monumental por no decir imposible.

Porque lo que tenemos al frente, luego de que el ciclo de huaicos termine, no es una reconstrucción, como Jorge Basadre denominó al período posterior a la Guerra del Pacífico. Lo que nos espera, si queremos actuar de acuerdo con la grandeza del país que nos vio nacer, es la construcción de las bases materiales, políticas e ideológicas de la república.

El plan urbanístico para el nuevo Perú deberá contemplar los valores de igualdad, justicia y democracia que definieron nuestra liberación del yugo español. Y para ello hay que tener recursos (con los cuales contamos), pero por sobre todo una visión de país y una actitud de servicio casi monacal. En breve, un amor entrañable por ese “bello durmiente” al cual se ha despreciado a lo largo de los siglos.

Y ese amor está surgiendo ante nuestros ojos y en medio del desastre. No hay más que ver a los miles de jóvenes voluntarios recibiendo y seleccionando donaciones en los centros de acopio, al personal de nuestras Fuerzas Armadas entregando sus vidas en el rescate de miles de compatriotas, a ese peruano llorando desconsolado luego de haber rescatado a sus dos perritos o a los que van al lugar de la emergencia llevando ayuda e ilusión a quienes más lo necesitan.

Hay tantas y tantas historias de generosidad y fortaleza que conmueven hasta las lágrimas. La de Evangelina Chamorro luchando contra la muerte por volver a ver a sus dos hijas es la más impactante. Por todo lo anterior, comparto la esperanza que mueve a nuestro presidente y a todo su gabinete. Un gabinete que puede encontrar en esta coyuntura la inspiración que le ha estado faltando para hacer de la empatía y el proyecto de reforma su dirección.

Si articulamos un proyecto innovador, a nivel material y cultural, será posible que finalmente encontremos el camino hacia ese destino grande que la historia, estoy segura, guarda para todos nosotros.


http://elcomercio.pe/opinion/columnistas/reflexiones-torno-tragedia-carmen-mcevoy-noticia-1977927


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Lluvia avisada no mata gente

Juan José García


Hoy el Perú no celebrará el Día Mundial del Agua. Más de 650 mil personas son ahora el centro de nuestra preocupación, aunque este no debió ser el momento para preocuparnos por ellas. Debió ser antes.

La Autoridad Nacional del Agua (ANA) publicó en julio del 2015 un documento de identificación de personas vulnerables por la activación de quebradas, que fue complementado durante el primer semestre del 2016. El informe indicaba que era muy probable que en el futuro inmediato sufriéramos un Niño costero de magnitud fuerte o extraordinaria, y hacía un llamado al gobierno central y a los gobiernos regionales y locales a tomar medidas concretas en el asunto.

Según la ANA, 563 localidades en Tumbes, Piura, Lima, Arequipa y Apurímac eran muy vulnerables a la activación de quebradas, algo que afectaría de manera directa e indirecta a más de 500 mil personas. Predicción cumplida y superada por la realidad.

El mismo informe, finalmente, recomendaba con suma urgencia invertir en obras generales de limpieza y descolmatación en los cauces de los ríos para permitir que el flujo de agua con material de arrastre llegue a las desembocaduras. ¿Se hizo? No se hizo.

Por otro lado, un estudio de Contribuyentes por Respeto también había llegado al mismo punto. A fines del 2015 la brecha en infraestructura de agua y saneamiento ascendía a aproximadamente US$12.200 millones y la causa de esta era la incapacidad de alcaldes y gobernadores regionales para invertir adecuadamente y afrontar compromisos de largo plazo. La recomendación de dicho informe: generar proyectos de inversión en construcción de embalses y trasvases para el aprovechamiento de la totalidad de las cuencas del país y prevenir épocas de huaicos o sequías. ¿Se hizo? Se hizo muy poco.

Seamos sinceros: los damnificados están todos los días frente a nuestros ojos. Son más de 4 millones de peruanos los que a diario deben colgarse de camiones-cisterna, comprarle agua a su vecino acaparador o simplemente caminar largas distancias para abastecerse de agua que no es potable y que les cuesta 15 veces más que a los que están conectados a una red pública de suministro.

Por todo esto, la indignación también tiene cabida en este momento. Las cosas no pueden seguir así. Cuando se aligere este cruel embate de la naturaleza, el Gabinete Zavala deberá centrarse en implementar de inmediato las muchas recomendaciones dadas por los expertos en el sector. En el corto plazo: reparar la infraestructura, limpiar cauces y declarar como intangibles todas las zonas de desborde para que nadie las pueda habitar nuevamente. En el largo plazo: construir reservorios, plantas de tratamiento, muros y diques, y echar mano de la tecnología para contar con mapas detallados con las zonas más vulnerables al clima en todo el país. Por cada sol que se invierta en prevención, se ahorrarán 21 soles en reconstrucción de viviendas (según la ANA).

La naturaleza volverá a golpear, porque el medio ambiente está experimentando un proceso de cambios a una velocidad vertiginosa. Si bien no podemos controlar el momento exacto de un desastre, sí podemos influir en cuán preparados nos sorprenderá. Para levantarnos de estas semanas dramáticas necesitaremos de mucha unión y solidaridad como país, sobre todo en el ámbito político. No necesitamos más advertencias con mártires o héroes. Que la lluvia avisada no mate más gente.


http://elcomercio.pe/opinion/columnistas/lluvia-avisada-no-mata-gente-juan-jose-garcia-noticia-1977938


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