Las tres mitades de PPK - César Lévano
Pensamientos infantiles - Mirko Lauer
Petroperú: no basta la regla de 3 - Humberto Campodónico
Segundo aire - Luis Davelouis
Se viene otro huaico - Andrés Calderón
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Dejemos de
gestionar desastres
José
Díaz Ísmodes (*)
El impacto económico
global de los fenómenos de El Niño 1982-1983 y 1997-1998 ascendió
a 11,6% y 6,2% del PBI anual de 1983 y 1998, respectivamente. Se
podría calificar como todo un desastre para la economía.
¿Hemos aprendido algo
desde entonces? Sí. Ahora hablamos de ‘gestionar los desastres’,
porque sabemos que somos una región vulnerable. El desastre se
presenta cuando frente a una situación externa –como es el clima o
un fenómeno sísmico–, no hemos tomado las precauciones adecuadas
para mitigar el impacto o no hemos tenido capacidad de respuesta
frente a ella.
Para que los fenómenos
externos no nos sorprendan y se conviertan en desastres, debemos
‘gestionar las vulnerabilidades’, para lo cual requerimos lo que
otros países, en igual condición que nosotros, tienen: un buen
inventario de vulnerabilidades. Una inversión mínima, pero de gran
efecto, sería el contar con cartografía de 1:25,000, donde se
detallen con precisión todos los puntos vulnerables del país.
Aunque no lo crean, solo Moquegua cuenta con ese nivel de detalle,
financiado por el sector privado. En esa región, se ha tenido el
cuidado de que la infraestructura pública y privada no se construya
en ninguna zona vulnerable. El sueño hecho realidad de los
planificadores urbanos.
Frente al desastre, las
intervenciones son de emergencia, orientadas a preservar y proteger
la vida humana y; de mediano plazo, la resiliencia, es decir, volver
a las condiciones iniciales antes del desastre. El Estado cuenta con
fondos para estos casos, la reserva de contingencia, que varía entre
1% y 2% del PBI, y con préstamos blandos que proporciona la banca
multilateral y que podrían oscilar entre US$5.000 y US$10.000
millones.
La experiencia
internacional nos indica que para la atención de desastres naturales
el problema no es la falta dinero ni la ayuda material, sino la mala
gestión y la distribución de la misma. Por eso recomiendan que debe
emerger un líder visible que conduzca directamente las operaciones y
se centralice la gestión en una sola entidad ya existente en la
estructura pública. Algo que no se percibe actualmente.
Los organismos no
gubernamentales y organizaciones religiosas han tenido históricamente
un mayor nivel de gestión en el almacenamiento y distribución
equitativa de la ayuda. Otro aspecto importante es la mano de obra
disponible, los trabajos de ayuda, rescate y atención de los
damnificados son agotadores y requieren contar con las personas
dispuestas y capacitadas para ello. En las experiencias que hemos
tenido siempre se han presentado un gran número de voluntarios, pero
no se ha contado con los canales ni la capacidad para organizarlos y
desplazarlos a los centros focales de los siniestros.
Corresponde al Estado
organizar la logística como la clasificación, selección, descarte
de material no necesario o deteriorado, embalaje, estandarización de
contenedores, transporte a puntos alejados. También corresponde al
Estado la difusión de las medidas y el canalizar las necesidades.
Finalmente, es sabido que
el Perú se encuentra entre los cinco países más vulnerables al
cambio climático. Lo que resulta poco comprensible frente a esto es
que la gestión de riesgo no se encuentre integrada en un
sistema. Las diferentes entidades estatales miran el riesgo desde su
perspectiva: la financiera, de inversión, de los desastres, del
cambio climático, del pago de deuda, de seguridad, etc., sin
entender que todo se encuentra interconectado y relacionado.
Podríamos gestionar
mejor nuestras vulnerabilidades para no terminar gestionando
desastres.
(*) Profesor de la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico
http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/dejemos-gestionar-desastres-jose-diaz-ismodes-noticia-1977379
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Las tres
mitades de PPK
César
Lévano
La reciente encuesta
nacional urbano-rural de El Comercio-Ipsos indica que el presidente
Pedro Pablo Kuczynski ha perdido en seis meses la mitad de la
aprobación que tenía en setiembre del 2015. De 63 por ciento que
tenía entonces ha bajado a 32 por ciento.
El primer mandatario
conserva a su favor, por otra parte, la mitad, el 53 por ciento de
los encuestados de la clase socioeconómica A, es decir, de los
ricos. No es ese gran consuelo si se precisa que en el nivel B recibe
39 por ciento de desaprobación; en el C –ampliamente mayoritario–,
31; en el D, 26 y en E, 31.
El sondeo de El
Comercio-Ipsos se realizó entre el 15 y el 17 de marzo, cuando había
ya empezado la catástrofe natural que nos azota que obligó, el 15
de marzo, al Congreso a suspender la interpelación al vicepresidente
de la República y ministro de Transportes Martín Vizcarra por el
caso del aeropuerto de Chinchero.
Curiosamente, Vizcarra,
defensor de Chinchero, obtiene apenas 30 por ciento de aprobación y
46 por ciento de desaprobación; pero un abrumador 84 por ciento
opina que el aeropuerto debe construirse. Sorprende esa tendencia,
porque hay un cúmulo de razones éticas, técnicas y de seguridad y
no solo las adendas, que deberían impedir esa obra.
Esa valoración
mayoritaria ocurre en días en que la catástrofe de huaicos,
lluvias, carencia de agua potable, quiebre de puentes, destrucción
de viviendas y ciudades, exhiben la sin razón del dicho: roba, pero
hace obra. El alcalde, el gobernante, que roba facilita la obra mal
hecha.
En las redes sociales se
ha exhibido, a escala nacional e internacional, el caso del Puente
Balta, inaugurado en 1869, frente al Puente de Solidaridad que une
los distritos de San Juan de Lurigancho y El Agustino, inaugurado por
el alcalde Luis Castañeda en el 2010. Durante siglo y medio, el
Puente Balta ha resistido las embestidas del Rímac. El Solidaridad
se ha resquebrajado a los siete años por insuficiente cimentación
de las bases y carencia de protección de concreto.
Muchos otros puentes mal
hechos a causa de “roba, pero hace obra”, se han venido abajo. El
problema de la corrupción es tan fuerte como una torrentada:
destruye hogares, pueblos, empleos, vidas. El incólume Puente Balta
nos dice con firmeza: “No elijas ni reelijas al que roba. Él pone
en peligro tus bienes y tu existencia.”
Entretanto, hay que
reconocer que el gobierno de PPK está haciendo esfuerzos por
enfrentar y paliar la tragedia inmensa. Y ha surgido un oleaje de
solidaridad que nos redime como ciudadanos
http://diariouno.pe/columna/las-tres-mitades-de-ppk/
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Pensamientos
infantiles
Mirko
Lauer
Hay indicios de que este
Niño no es como los otros. El apellido Costero indica que no procede
de las habituales ondas oceánicas ecuatoriales llamadas Kelvin.
Estas son la horrible mancha roja que aparece en los mapas apuntando
contra la costa peruana. Costero en cambio indica que el fenómeno
existe como una masa de agua caliente con agenda propia, digamos .
La agenda incluiría la
capacidad de pasar a global, de durar más que los Niños habituales,
de ya no depender de Kelvin sino del puro y duro calentamiento
global. La idea de una globalización de El Niño, cuyo escenario ya
es de por sí una parte grande del planeta, existía. Pero hoy los
especialistas están mirando hacia Ecuador y Perú con especial
atención.
Las hipótesis se están
multiplicando. The Weather Channel propone que El Niño 2016 fue tan
fuerte que ha dejado suficiente agua calentada como para este nuevo
fenómeno, y un Niño acelerado para el 2017 de yapa. El experto Paul
Roundy invita observar lo que está pasando con la temperatura de la
atmósfera en torno del Océano Pacífico.
Para el Perú ninguna de
estas noticias o especulaciones es buena. La modificación del ritmo
de los Niños, que en verdad nunca fue muy exacto, puede empezar a
ser leída como una situación de crisis permanente. Así, podemos
tener crisis de sorpresiva inundación en diversos grados, crisis de
reconstrucción, crisis de recuperación.
Retrospectivamente,
podemos añadirle a la serie una crisis de previsión. No es la hora
de los reproches fundados, pero va a llegar. Pero ya se sabe que los
presupuestos y planes de previsión casi no fueron ejecutados. No
hubiera impedido el drama de este año, pero podría haberlo reducido
en muchas localidades. Ya nos contarán los alcaldes y los gerentes
municipales.
Para quienes gustan de
ver el vaso medio lleno, de aquí puede salir una infraestructura más
moderna y adecuada en las zonas afectadas, y en las de riesgo. El
Ing. Julio Kuroiwa nos ha recordado que hay un mapa de zonas de
peligro en el país que pocos se han tomado la molestia de leer.
Vaticina un decenio más de lluvias y sequías.
Pero si alguien no ha
sido escuchado sobre estos temas, son los científicos. En temas de
catástrofes, preferimos compadecernos de las víctimas, que ayudar a
los que están en peligro.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/857703-pensamientos-infantiles
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Petroperú:
no basta la regla de 3
Humberto
Campodónico
La publicación de los
contratos con Técnicas Reunidas para la modernización de la
Refinería de Talara es clave para la transparencia de las
inversiones, sobre todo ahora que los actos de corrupción atraviesan
múltiples actores, incluidos ex Presidentes de la República, así
como a funcionarios públicos y de empresas privadas .
Ha dicho el Presidente de
Petroperú, Eduardo García Rosell, que las inversiones suman US$
5,400 millones, desagregadas así: US$ 500 millones en obras
preliminares de Petroperú; US$ 2,730 millones para la propia
construcción de la refinería; US$ 815 millones para las inversiones
“complementarias” (planta de ácido sulfúrico, planta de
nitrógeno, desalinización del agua de mar, planta de energía
eléctrica); y US$ 800 millones por pago de intereses de la etapa
preoperativa. A esto se suma la demora de un año en la construcción,
lo que añade intereses por US$ 600 millones.
Hay acá un aumento
sustancial de los montos anteriores. No es posible abordar todo, por
lo que analizaremos solo algunos. El resultado es que los US$ 5,400
millones no son el monto de inversión real. Veamos.
Los intereses en la etapa
preoperativa existen en todos los proyectos de inversión. Toda
empresa tiene que pagarlos, pero la doctrina de los principios
contables y financieros no los considera parte de la inversión (1).
Un segundo tema son los
US$ 600 millones de intereses a pagar por la demora en concretar los
US$ 815 millones para las inversiones complementarias, según Luis
García Rosell (Gestión 21/02). El planteamiento inicial del
contrato (firmado en mayo del 2014), fue que serían realizadas por
inversionistas privados y que Petroperú les compraría los insumos
(el agua, la electricidad, el ácido sulfúrico): una modalidad
particular de APP.
Pero estas “APP” se
demoraron, no se concretaron y ahora serán financiadas por
Petroperú, lo que fue acordado por su Directorio en setiembre
pasado. Dice García Rosell que esa debió ser la opción inicial
pues no es bueno tener 5 o 6 contratistas para las diferentes
inversiones, pues si –por alguna razón– alguno de ellos
incumple, todo el proyecto se retrasa y eso acarrea fuertes
penalidades.
Pero la verdadera demora
es el retraso del “cierre financiero: no se ha concretado aún la
emisión de bonos y el préstamo bancario, a pesar de que han pasado
casi 3 años desde su firma. Esto es muy inusual. El “cierre” es
indispensable para que las inversiones se financien con tasas de
interés de largo plazo, que son mucho más bajas que las de corto
plazo.
¿Por qué no ha habido
“cierre”, estructurado por Societe Genérale, a pesar de que la
agencia española de seguro de crédito a la exportación (CESCE)
había aprobado el aval a un crédito de un sindicato de bancos por
US$ 1,450 millones. También estaba lista la emisión de bonos, lo
que contaba con la aprobación de las calificadoras de riesgo (2).
Sucede que el MEF lo
demoró con múltiples exigencias porque “no le gustaba” el
proyecto (lo aceptó a regañadientes). En el interín, las
elecciones españolas de diciembre del 2015 –que no dieron mayoría
a ningún partido para formar gobierno– determinaron que el
directorio de CESCE no pudiera aprobar el aval hasta que se forme un
nuevo gobierno, lo que recién sucedió en junio pasado.
Los problemas continuaron
con este gobierno, pues el ministro Alfredo Thorne planteó “otros
esquemas de financiamiento”. Pero estos no se materializaron y se
ha vuelto al esquema inicial. Resultado: hay 7 meses más de demora y
las tasas de interés en EEUU han subido, lo que impacta al proyecto.
Resumiendo, los intereses
de la fase preoperativa de US$ 800 millones no son parte de la
inversión y los US$ 600 millones porque no hubo “cierre
financiero” son, sobre todo, responsabilidad del MEF.
Hay otras críticas, como
aquella que dice que si el Perú no tiene petróleo, para qué hace
una refinería y mejor sería importar combustibles. Pero Francia,
Alemania, Corea del Sur y Chile (por citar unos pocos casos) no
tienen petróleo y refinan todos los combustibles que consumen. Eso
tiene que ver con seguridad energética y políticas de
industrialización.
Se objeta, además, que
la refinería es “muy cara”, a partir de algún artículo que
menciona la capacidad de una refinería extranjera y el monto de la
inversión. Luego se hace una regla de 3 simple y el resultado es que
Talara “está cara”. Lo cierto es que Arthur D. Little (EEUU) y
Technip (Francia) le han dado su conformidad. Petroperú debería
“colgar” estos informes para tener una discusión seria.
Debemos buscar un
consenso positivo de largo plazo para Petroperú (como en Chile y
Colombia) de los partidos políticos en el Congreso: Alianza para el
Progreso, PPK, Frente Amplio, AP y Fuerza Popular. Mientras, continúa
y se amplía el debate bien informado y serio en los colegios
profesionales (sobre todo el CIP), gobiernos regionales y locales y
las universidades, la modernización debe seguir su curso.
(1) Ver el detalle en
http://www.otramirada.pe/petroper%C3%BA-ahora-es-cuando-las-cifras-tienen-que-estar-muy-claras
(2)
http://larepublica.pe/impresa/opinion/829797-lote-64-y-financiamiento-de-talara
http://larepublica.pe/impresa/opinion/857705-petroperu-no-basta-la-regla-de-3
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Segundo
aire
Luis
Davelouis
El Perú atraviesa una
emergencia que nos va costando la vida de unos 80 compatriotas y que
ya afecta a más de medio millón de personas. A diferencia de
ocasiones anteriores –en mi registro al menos–, se percibe
presencia del Estado y se percibe que su capacidad de respuesta ante
una emergencia de estas proporciones no falla por falta de gestión,
recursos o voluntad política. En mi registro de casi 40 años, la
escala, el alcance y la amplitud de la respuesta son inusitados e
inéditos.
Nunca antes pudimos ver
qué hacía qué ministro dónde y cuándo (igual, no sabemos dónde
está el Mudo). La tecnología nos permite eso y enterarnos de a qué
lugares aún no llegan y cómo y con qué hay que llegar. El trabajo
de la PCM está siendo sobresaliente: su capacidad de operación
política es desastrosa, pero esta emergencia no los ha desbordado.
El despliegue, esfuerzo (y sacrificio) de los efectivos de la Policía
Nacional y de las Fuerzas Armadas está siendo determinante para
poder ir alcanzando a todos los ciudadanos en todas las regiones. La
opinión pública –mayoritariamente– se ha cerrado como un puño
para apoyar al gobierno en enfrentar la crisis. La respuesta de la
ciudadanía ha sido impresionante: organizándose para recolectar y
enviar donaciones, como voluntarios y también rebotando y
difundiendo información relevante y de ayuda.
Salvo por el vergonzoso
exabrupto del acaparamiento de agua de la semana pasada, los intentos
de gente miserable que en medio de tragedias reales intenta generar
zozobra y crear pánico y caos armando y difundiendo mentiras y
psicosociales, y de algunas empresas que intentan rentabilizar la
emergencia para lavarse la cara y hacerse propaganda, podemos decir,
con relativa certeza, que el Perú se ha unido para superar este
problema.
Ya mañana ajustaremos
las cuentas.
http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-segundo-aire-2274611
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Se viene
otro huaico
Andrés
Calderón
Se le viene un huaico
político al presidente Kuczynski, y su equipo lo sabe (o debería
saberlo).
Cuando pase el momento
más duro de los desastres naturales, el lodo le lloverá al
Gobierno, antes siquiera de que termine de levantar todo el que hoy
afecta miles de calles y viviendas.
Aun cuando el Gobierno
Central no haya tenido la responsabilidad principal en las medidas de
prevención, lo culparán por los estragos de El Niño costero. Aun
cuando trabaje duro en la recuperación de las zonas dañadas, lo
acusarán de no estar presente. Aun cuando lo haga bien, le achacarán
que todo está mal.
Cualquier cosa que tenga
apariencia de discutible, será criticada de ‘equivocada’, o
‘corrupta’ si hay la mínima excusa para apretar ese gatillo.
Pregúntenle al nuevo director de educación del Banco Mundial, Jaime
Saavedra, si no. O a Martín Vizcarra, ad portas de una interpelación
por escoger probablemente la menos mala de entre dos nada atractivas
opciones para sacar adelante el aeropuerto de Chinchero.
La confianza ciudadana en
el gobierno se sigue diluyendo (32% de aprobación presidencial según
la encuesta de ayer de El Comercio-Ipsos), y eso impacta en la
confianza empresarial, altamente correlacionada con la inversión
privada. Si ese motor no prende, el país no avanza.
¿Saben qué otro aspecto
se ve afectado? El capital humano. Animaba en julio pasado ver
cuántas personas, con exitosa trayectoria en los sectores público y
privado, se ponían la camiseta para trabajar en el ingrato Estado.
Hoy, salvo honrosas excepciones, desalienta ver la lista de
postulantes aptos para presidir los organismos reguladores. Episodios
bochornosos como el de Chinchero y una saliente presidenta del
consejo directivo lanzando torpedos al Estado (ella cree que al
gobierno), por supuesto, también desaniman a los buenos cuadros.
Encima, están los
enemigos de la “tecnocracia” (más parece que temieran a la
economía de mercado). Responsabilizan a los tecnócratas –sin
fundamento pero con metralleta– de la corrupción de Odebrecht,
como si las coimas fueran inherentes a la independencia política y
al rigor técnico. Hacen muecas de asco a quienes provienen del
sector privado por las temibles ‘puertas giratorias’, como si
haber trabajado en una empresa privada fuera un pecado (para ellos,
Estado y empresa privada deben ser enemigos, supongo), y como si la
inexistente carrera pública y los “atractivos sueldos” del
Estado fueran suficientes para proporcionarnos una multitud de dónde
escoger.
Criticar –qué duda
cabe– es legítimo, y en el caso de los cuestionamientos a las
reacciones políticas del Gobierno y a la destemplanza verbal del
presidente, además, es acertado. Pero, ojo, también vale
defenderse.
Haría mucho bien al
Gabinete Zavala participar más activamente en las explicaciones de
sus proyectos y decisiones, y confrontar directamente a quienes los
objetan. Los ministros y sus equipos aventajan largamente en
‘expertise’ temático a la mayoría de parlamentarios de
oposición –a juzgar por las excéntricas intervenciones de estos
últimos en sus respectivas comisiones y en entrevistas mediáticas–.
Si conoces más de un tema que quien te critica, ¿por qué no
debatir con él? Si los decretos legislativos aprobados son
positivos, ¿por qué no defenderlos más activamente y evidenciar
públicamente la ausencia de fundamentos de quienes pretenden
derogarlos?
Si no se preparan para lo
que viene, el huaico político y antitecnocrático terminará por
llevarse a lo mejor de la administración ppkausa. Y los ciudadanos
nos quedaremos con puentes construidos no por ingenieros sino por
políticos. Y ya sabemos cuál es el resultado.
http://elcomercio.pe/opinion/mirada-de-fondo/se-viene-otro-huaico-andres-calderon-noticia-1977398
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