lunes, 20 de marzo de 2017

OPINIONES 20/03/2017

Dejemos de gestionar desastres - José Díaz Ísmodes
Las tres mitades de PPK - César Lévano
Pensamientos infantiles - Mirko Lauer
Petroperú: no basta la regla de 3 - Humberto Campodónico
Segundo aire - Luis Davelouis
Se viene otro huaico - Andrés Calderón
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Dejemos de gestionar desastres

José Díaz Ísmodes (*)



El impacto económico global de los fenómenos de El Niño 1982-1983 y 1997-1998 ascendió a 11,6% y 6,2% del PBI anual de 1983 y 1998, respectivamente. Se podría calificar como todo un desastre para la economía.

¿Hemos aprendido algo desde entonces? Sí. Ahora hablamos de ‘gestionar los desastres’, porque sabemos que somos una región vulnerable. El desastre se presenta cuando frente a una situación externa –como es el clima o un fenómeno sísmico–, no hemos tomado las precauciones adecuadas para mitigar el impacto o no hemos tenido capacidad de respuesta frente a ella.

Para que los fenómenos externos no nos sorprendan y se conviertan en desastres, debemos ‘gestionar las vulnerabilidades’, para lo cual requerimos lo que otros países, en igual condición que nosotros, tienen: un buen inventario de vulnerabilidades. Una inversión mínima, pero de gran efecto, sería el contar con cartografía de 1:25,000, donde se detallen con precisión todos los puntos vulnerables del país. Aunque no lo crean, solo Moquegua cuenta con ese nivel de detalle, financiado por el sector privado. En esa región, se ha tenido el cuidado de que la infraestructura pública y privada no se construya en ninguna zona vulnerable. El sueño hecho realidad de los planificadores urbanos.

Frente al desastre, las intervenciones son de emergencia, orientadas a preservar y proteger la vida humana y; de mediano plazo, la resiliencia, es decir, volver a las condiciones iniciales antes del desastre. El Estado cuenta con fondos para estos casos, la reserva de contingencia, que varía entre 1% y 2% del PBI, y con préstamos blandos que proporciona la banca multilateral y que podrían oscilar entre US$5.000 y US$10.000 millones.

La experiencia internacional nos indica que para la atención de desastres naturales el problema no es la falta dinero ni la ayuda material, sino la mala gestión y la distribución de la misma. Por eso recomiendan que debe emerger un líder visible que conduzca directamente las operaciones y se centralice la gestión en una sola entidad ya existente en la estructura pública. Algo que no se percibe actualmente.

Los organismos no gubernamentales y organizaciones religiosas han tenido históricamente un mayor nivel de gestión en el almacenamiento y distribución equitativa de la ayuda. Otro aspecto importante es la mano de obra disponible, los trabajos de ayuda, rescate y atención de los damnificados son agotadores y requieren contar con las personas dispuestas y capacitadas para ello. En las experiencias que hemos tenido siempre se han presentado un gran número de voluntarios, pero no se ha contado con los canales ni la capacidad para organizarlos y desplazarlos a los centros focales de los siniestros.

Corresponde al Estado organizar la logística como la clasificación, selección, descarte de material no necesario o deteriorado, embalaje, estandarización de contenedores, transporte a puntos alejados. También corresponde al Estado la difusión de las medidas y el canalizar las necesidades.

Finalmente, es sabido que el Perú se encuentra entre los cinco países más vulnerables al cambio climático. Lo que resulta poco comprensible frente a esto es que la gestión de riesgo no se encuentre ­integrada en un sistema. Las diferentes entidades estatales miran el riesgo desde su perspectiva: la financiera, de inversión, de los desastres, del cambio climático, del pago de deuda, de seguridad, etc., sin entender que todo se encuentra interconectado y relacionado.

Podríamos gestionar mejor nuestras vulnerabilidades para no terminar gestionando desastres.

(*) Profesor de la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico

http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/dejemos-gestionar-desastres-jose-diaz-ismodes-noticia-1977379


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Las tres mitades de PPK

César Lévano


La reciente encuesta nacional urbano-rural de El Comercio-Ipsos indica que el presidente Pedro Pablo Kuczynski ha perdido en seis meses la mitad de la aprobación que tenía en setiembre del 2015. De 63 por ciento que tenía entonces ha bajado a 32 por ciento.

El primer mandatario conserva a su favor, por otra parte, la mitad, el 53 por ciento de los encuestados de la clase socioeconómica A, es decir, de los ricos. No es ese gran consuelo si se precisa que en el nivel B recibe 39 por ciento de desaprobación; en el C –ampliamente mayoritario–, 31; en el D, 26 y en E, 31.

El sondeo de El Comercio-Ipsos se realizó entre el 15 y el 17 de marzo, cuando había ya empezado la catástrofe natural que nos azota que obligó, el 15 de marzo, al Congreso a suspender la interpelación al vicepresidente de la República y ministro de Transportes Martín Vizcarra por el caso del aeropuerto de Chinchero.

Curiosamente, Vizcarra, defensor de Chinchero, obtiene apenas 30 por ciento de aprobación y 46 por ciento de desaprobación; pero un abrumador 84 por ciento opina que el aeropuerto debe construirse. Sorprende esa tendencia, porque hay un cúmulo de razones éticas, técnicas y de seguridad y no solo las adendas, que deberían impedir esa obra.

Esa valoración mayoritaria ocurre en días en que la catástrofe de huaicos, lluvias, carencia de agua potable, quiebre de puentes, destrucción de viviendas y ciudades, exhiben la sin razón del dicho: roba, pero hace obra. El alcalde, el gobernante, que roba facilita la obra mal hecha.

En las redes sociales se ha exhibido, a escala nacional e internacional, el caso del Puente Balta, inaugurado en 1869, frente al Puente de Solidaridad que une los distritos de San Juan de Lurigancho y El Agustino, inaugurado por el alcalde Luis Castañeda en el 2010. Durante siglo y medio, el Puente Balta ha resistido las embestidas del Rímac. El Solidaridad se ha resquebrajado a los siete años por insuficiente cimentación de las bases y carencia de protección de concreto.

Muchos otros puentes mal hechos a causa de “roba, pero hace obra”, se han venido abajo. El problema de la corrupción es tan fuerte como una torrentada: destruye hogares, pueblos, empleos, vidas. El incólume Puente Balta nos dice con firmeza: “No elijas ni reelijas al que roba. Él pone en peligro tus bienes y tu existencia.”

Entretanto, hay que reconocer que el gobierno de PPK está haciendo esfuerzos por enfrentar y paliar la tragedia inmensa. Y ha surgido un oleaje de solidaridad que nos redime como ciudadanos


http://diariouno.pe/columna/las-tres-mitades-de-ppk/


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Pensamientos infantiles
Mirko Lauer


Hay indicios de que este Niño no es como los otros. El apellido Costero indica que no procede de las habituales ondas oceánicas ecuatoriales llamadas Kelvin. Estas son la horrible mancha roja que aparece en los mapas apuntando contra la costa peruana. Costero en cambio indica que el fenómeno existe como una masa de agua caliente con agenda propia, digamos .

La agenda incluiría la capacidad de pasar a global, de durar más que los Niños habituales, de ya no depender de Kelvin sino del puro y duro calentamiento global. La idea de una globalización de El Niño, cuyo escenario ya es de por sí una parte grande del planeta, existía. Pero hoy los especialistas están mirando hacia Ecuador y Perú con especial atención.

Las hipótesis se están multiplicando. The Weather Channel propone que El Niño 2016 fue tan fuerte que ha dejado suficiente agua calentada como para este nuevo fenómeno, y un Niño acelerado para el 2017 de yapa. El experto Paul Roundy invita observar lo que está pasando con la temperatura de la atmósfera en torno del Océano Pacífico.

Para el Perú ninguna de estas noticias o especulaciones es buena. La modificación del ritmo de los Niños, que en verdad nunca fue muy exacto, puede empezar a ser leída como una situación de crisis permanente. Así, podemos tener crisis de sorpresiva inundación en diversos grados, crisis de reconstrucción, crisis de recuperación.

Retrospectivamente, podemos añadirle a la serie una crisis de previsión. No es la hora de los reproches fundados, pero va a llegar. Pero ya se sabe que los presupuestos y planes de previsión casi no fueron ejecutados. No hubiera impedido el drama de este año, pero podría haberlo reducido en muchas localidades. Ya nos contarán los alcaldes y los gerentes municipales.

Para quienes gustan de ver el vaso medio lleno, de aquí puede salir una infraestructura más moderna y adecuada en las zonas afectadas, y en las de riesgo. El Ing. Julio Kuroiwa nos ha recordado que hay un mapa de zonas de peligro en el país que pocos se han tomado la molestia de leer. Vaticina un decenio más de lluvias y sequías.

Pero si alguien no ha sido escuchado sobre estos temas, son los científicos. En temas de catástrofes, preferimos compadecernos de las víctimas, que ayudar a los que están en peligro.

http://larepublica.pe/impresa/opinion/857703-pensamientos-infantiles


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Petroperú: no basta la regla de 3

Humberto Campodónico


La publicación de los contratos con Técnicas Reunidas para la modernización de la Refinería de Talara es clave para la transparencia de las inversiones, sobre todo ahora que los actos de corrupción atraviesan múltiples actores, incluidos ex Presidentes de la República, así como a funcionarios públicos y de empresas privadas .

Ha dicho el Presidente de Petroperú, Eduardo García Rosell, que las inversiones suman US$ 5,400 millones, desagregadas así: US$ 500 millones en obras preliminares de Petroperú; US$ 2,730 millones para la propia construcción de la refinería; US$ 815 millones para las inversiones “complementarias” (planta de ácido sulfúrico, planta de nitrógeno, desalinización del agua de mar, planta de energía eléctrica); y US$ 800 millones por pago de intereses de la etapa preoperativa. A esto se suma la demora de un año en la construcción, lo que añade intereses por US$ 600 millones.

Hay acá un aumento sustancial de los montos anteriores. No es posible abordar todo, por lo que analizaremos solo algunos. El resultado es que los US$ 5,400 millones no son el monto de inversión real. Veamos.

Los intereses en la etapa preoperativa existen en todos los proyectos de inversión. Toda empresa tiene que pagarlos, pero la doctrina de los principios contables y financieros no los considera parte de la inversión (1).

Un segundo tema son los US$ 600 millones de intereses a pagar por la demora en concretar los US$ 815 millones para las inversiones complementarias, según Luis García Rosell (Gestión 21/02). El planteamiento inicial del contrato (firmado en mayo del 2014), fue que serían realizadas por inversionistas privados y que Petroperú les compraría los insumos (el agua, la electricidad, el ácido sulfúrico): una modalidad particular de APP.

Pero estas “APP” se demoraron, no se concretaron y ahora serán financiadas por Petroperú, lo que fue acordado por su Directorio en setiembre pasado. Dice García Rosell que esa debió ser la opción inicial pues no es bueno tener 5 o 6 contratistas para las diferentes inversiones, pues si –por alguna razón– alguno de ellos incumple, todo el proyecto se retrasa y eso acarrea fuertes penalidades.

Pero la verdadera demora es el retraso del “cierre financiero: no se ha concretado aún la emisión de bonos y el préstamo bancario, a pesar de que han pasado casi 3 años desde su firma. Esto es muy inusual. El “cierre” es indispensable para que las inversiones se financien con tasas de interés de largo plazo, que son mucho más bajas que las de corto plazo.

¿Por qué no ha habido “cierre”, estructurado por Societe Genérale, a pesar de que la agencia española de seguro de crédito a la exportación (CESCE) había aprobado el aval a un crédito de un sindicato de bancos por US$ 1,450 millones. También estaba lista la emisión de bonos, lo que contaba con la aprobación de las calificadoras de riesgo (2).

Sucede que el MEF lo demoró con múltiples exigencias porque “no le gustaba” el proyecto (lo aceptó a regañadientes). En el interín, las elecciones españolas de diciembre del 2015 –que no dieron mayoría a ningún partido para formar gobierno– determinaron que el directorio de CESCE no pudiera aprobar el aval hasta que se forme un nuevo gobierno, lo que recién sucedió en junio pasado.

Los problemas continuaron con este gobierno, pues el ministro Alfredo Thorne planteó “otros esquemas de financiamiento”. Pero estos no se materializaron y se ha vuelto al esquema inicial. Resultado: hay 7 meses más de demora y las tasas de interés en EEUU han subido, lo que impacta al proyecto.

Resumiendo, los intereses de la fase preoperativa de US$ 800 millones no son parte de la inversión y los US$ 600 millones porque no hubo “cierre financiero” son, sobre todo, responsabilidad del MEF.

Hay otras críticas, como aquella que dice que si el Perú no tiene petróleo, para qué hace una refinería y mejor sería importar combustibles. Pero Francia, Alemania, Corea del Sur y Chile (por citar unos pocos casos) no tienen petróleo y refinan todos los combustibles que consumen. Eso tiene que ver con seguridad energética y políticas de industrialización.

Se objeta, además, que la refinería es “muy cara”, a partir de algún artículo que menciona la capacidad de una refinería extranjera y el monto de la inversión. Luego se hace una regla de 3 simple y el resultado es que Talara “está cara”. Lo cierto es que Arthur D. Little (EEUU) y Technip (Francia) le han dado su conformidad. Petroperú debería “colgar” estos informes para tener una discusión seria.

Debemos buscar un consenso positivo de largo plazo para Petroperú (como en Chile y Colombia) de los partidos políticos en el Congreso: Alianza para el Progreso, PPK, Frente Amplio, AP y Fuerza Popular. Mientras, continúa y se amplía el debate bien informado y serio en los colegios profesionales (sobre todo el CIP), gobiernos regionales y locales y las universidades, la modernización debe seguir su curso.

(1) Ver el detalle en http://www.otramirada.pe/petroper%C3%BA-ahora-es-cuando-las-cifras-tienen-que-estar-muy-claras

(2) http://larepublica.pe/impresa/opinion/829797-lote-64-y-financiamiento-de-talara


http://larepublica.pe/impresa/opinion/857705-petroperu-no-basta-la-regla-de-3


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Segundo aire

Luis Davelouis

El Perú atraviesa una emergencia que nos va costando la vida de unos 80 compatriotas y que ya afecta a más de medio millón de personas. A diferencia de ocasiones anteriores –en mi registro al menos–, se percibe presencia del Estado y se percibe que su capacidad de respuesta ante una emergencia de estas proporciones no falla por falta de gestión, recursos o voluntad política. En mi registro de casi 40 años, la escala, el alcance y la amplitud de la respuesta son inusitados e inéditos.

Nunca antes pudimos ver qué hacía qué ministro dónde y cuándo (igual, no sabemos dónde está el Mudo). La tecnología nos permite eso y enterarnos de a qué lugares aún no llegan y cómo y con qué hay que llegar. El trabajo de la PCM está siendo sobresaliente: su capacidad de operación política es desastrosa, pero esta emergencia no los ha desbordado. El despliegue, esfuerzo (y sacrificio) de los efectivos de la Policía Nacional y de las Fuerzas Armadas está siendo determinante para poder ir alcanzando a todos los ciudadanos en todas las regiones. La opinión pública –mayoritariamente– se ha cerrado como un puño para apoyar al gobierno en enfrentar la crisis. La respuesta de la ciudadanía ha sido impresionante: organizándose para recolectar y enviar donaciones, como voluntarios y también rebotando y difundiendo información relevante y de ayuda.

Salvo por el vergonzoso exabrupto del acaparamiento de agua de la semana pasada, los intentos de gente miserable que en medio de tragedias reales intenta generar zozobra y crear pánico y caos armando y difundiendo mentiras y psicosociales, y de algunas empresas que intentan rentabilizar la emergencia para lavarse la cara y hacerse propaganda, podemos decir, con relativa certeza, que el Perú se ha unido para superar este problema.
Ya mañana ajustaremos las cuentas.



http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-segundo-aire-2274611


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Se viene otro huaico

Andrés Calderón


Se le viene un huaico político al presidente Kuczynski, y su equipo lo sabe (o debería saberlo).

Cuando pase el momento más duro de los desastres naturales, el lodo le lloverá al Gobierno, antes siquiera de que termine de levantar todo el que hoy afecta miles de calles y viviendas.

Aun cuando el Gobierno Central no haya tenido la responsabilidad principal en las medidas de prevención, lo culparán por los estragos de El Niño costero. Aun cuando trabaje duro en la recuperación de las zonas dañadas, lo acusarán de no estar presente. Aun cuando lo haga bien, le achacarán que todo está mal.

Cualquier cosa que tenga apariencia de discutible, será criticada de ‘equivocada’, o ‘corrupta’ si hay la mínima excusa para apretar ese gatillo. Pregúntenle al nuevo director de educación del Banco Mundial, Jaime Saavedra, si no. O a Martín Vizcarra, ad portas de una interpelación por escoger probablemente la menos mala de entre dos nada atractivas opciones para sacar adelante el aeropuerto de Chinchero.

La confianza ciudadana en el gobierno se sigue diluyendo (32% de aprobación presidencial según la encuesta de ayer de El Comercio-Ipsos), y eso impacta en la confianza empresarial, altamente correlacionada con la inversión privada. Si ese motor no prende, el país no avanza.

¿Saben qué otro aspecto se ve afectado? El capital humano. Animaba en julio pasado ver cuántas personas, con exitosa trayectoria en los sectores público y privado, se ponían la camiseta para trabajar en el ingrato Estado. Hoy, salvo honrosas excepciones, desalienta ver la lista de postulantes aptos para presidir los organismos reguladores. Episodios bochornosos como el de Chinchero y una saliente presidenta del consejo directivo lanzando torpedos al Estado (ella cree que al gobierno), por supuesto, también desaniman a los buenos cuadros.

Encima, están los enemigos de la “tecnocracia” (más parece que temieran a la economía de mercado). Responsabilizan a los tecnócratas –sin fundamento pero con metralleta– de la corrupción de Odebrecht, como si las coimas fueran inherentes a la independencia política y al rigor técnico. Hacen muecas de asco a quienes provienen del sector privado por las temibles ‘puertas giratorias’, como si haber trabajado en una empresa privada fuera un pecado (para ellos, Estado y empresa privada deben ser enemigos, supongo), y como si la inexistente carrera pública y los “atractivos sueldos” del Estado fueran suficientes para proporcionarnos una multitud de dónde escoger.

Criticar –qué duda cabe– es legítimo, y en el caso de los cuestionamientos a las reacciones políticas del Gobierno y a la destemplanza verbal del presidente, además, es acertado. Pero, ojo, también vale defenderse.

Haría mucho bien al Gabinete Zavala participar más activamente en las explicaciones de sus proyectos y decisiones, y confrontar directamente a quienes los objetan. Los ministros y sus equipos aventajan largamente en ‘expertise’ temático a la mayoría de parlamentarios de oposición –a juzgar por las excéntricas intervenciones de estos últimos en sus respectivas comisiones y en entrevistas mediáticas–. Si conoces más de un tema que quien te critica, ¿por qué no debatir con él? Si los decretos legislativos aprobados son positivos, ¿por qué no defenderlos más activamente y evidenciar públicamente la ausencia de fundamentos de quienes pretenden derogarlos?

Si no se preparan para lo que viene, el huaico político y antitecnocrático terminará por llevarse a lo mejor de la administración ppkausa. Y los ciudadanos nos quedaremos con puentes construidos no por ingenieros sino por políticos. Y ya sabemos cuál es el resultado.


http://elcomercio.pe/opinion/mirada-de-fondo/se-viene-otro-huaico-andres-calderon-noticia-1977398


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