lunes, 20 de marzo de 2017

OPINIONES 19/03/2017

 Agua - Patricia Montero
Aquí, todo puede cambiar en una semana -  Rosa María Palacios
Corrupción y Neoliberalismo en el Perú-Final - Félix Jiménez
Desastre, políticas de reactivación y actores - Alan Fairlie
Enroque de roque - Augusto Álvarez Rodrich
La otra defensa - Carlos Enrique Freyre
Más sobre desastres -  Martín Tanaka
“Piensa mal y acertarás” y te enfermarás - Guillermo Giacosa
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Agua
Patricia Montero


Agua, escasa y cara. Es, sin duda, el recurso natural más importante para la vida, pero también el más vulnerable, pues no solo depende de un delicado equilibrio sino que es el más afectado por el cambio climático, el aumento de la población y como consecuencia de la demanda, el crecimiento desmedido de las ciudades, las industrias, el transporte y un largo etcétera.

El Perú figura entre los 20 países privilegiados del mundo con mayor cantidad de fuentes de agua dulce. Aun así, el acceso al agua potable es uno de los principales indicadores de pobreza e inequidad social en nuestro país. Más de 8 millones de peruanos no cuentan con agua potable, a los pobres les cuesta más, pero la usan menos, más de medio millón de niños sufre de diarrea por consumir agua de mala calidad y, aunque la cobertura de acceso al agua es del 87%, varias ciudades solo cuentan con ella durante 9 horas al día, según datos del Banco Mundial.

La situación se agrava debido a la mala gestión del agua, la falta de capacidad institucional para acceder y aprovechar el recurso, la corrupción e intereses políticos que impiden soluciones como la búsqueda de nuevas fuentes de agua, obras de saneamiento y mantenimiento de las mismas, construcción de reservas e implementación de acciones claras y concretar contra el cambio climático provocado por la deforestación, la minería y tala ilegales. Además de la ausencia de prevención y seguridad hídrica que implique la atención adecuada de la población ante emergencias.

El agua es un lujo y en los últimos días quienes accedemos a ella sin mayor esfuerzo estamos sufriendo en carne propia lo que millones de personas padecen a diario. La alarma provocada por inundaciones y huaicos nos ha llevado a actos desesperados y egoístas como la compra compulsiva e innecesaria de agua en lugares que no fueron afectados por los desastres. Finalmente, el racionamiento de agua en casi toda la ciudad genera impaciencia y airados reclamos sin pensar que hay peruanos viviendo situaciones más críticas. Ojalá todo esto nos enseñe a apreciar lo que a diario desperdiciamos.


http://larepublica.pe/impresa/opinion/857484-agua


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Aquí, todo puede cambiar en una semana
Rosa María Palacios


Hace una semana el gobierno de Kuczynski, con apenas 7 meses en el poder, parecía en la recta final hacia su debacle. El ministro Vizcarra, acusado por el procurador anticorrupción “con pruebas”, decía Keiko Fujimori, debía presentarse a ser crucificado por la mayoría fujimorista al Congreso el jueves 16. No habría obstáculo para una segunda censura ministerial y luego para arremeter contra el Presidente “que debería estar en funciones” pero que se “bañaba en la piscina de El Golf mientras el pueblo sufre”, también en las malévolas palabras de Fujimori. Hoy, las cosas han cambiado, tanto como cambiaron en la última semana de las elecciones en las que perdió, justamente, Fujimori.

Nadie tiene culpa si el mar de la costa peruana eleva su temperatura y así, se altera el ciclo regular del agua. Un “Niño Costero” no se presenta en esta magnitud desde 1925. A raíz del fenómeno de 1983, el de 1998 ya fue monitoreado mundialmente y permitió anticipar las anomalías del Océano en sus efectos globales. En ambos casos se trató de masas de agua que atravesaron el Pacífico. Hemos estado esperando un Fenómeno El Niño similar desde entonces y no ha ocurrido. Lo que vivimos hoy, y desde hace más de dos meses es, por ahora, local y solo perturba el clima de Ecuador y Perú. Por esa razón, nadie tenía cómo anticiparlo para este verano. De eso, no hay responsabilidad científica, política o administrativa. Pero de lo que sí hay culpa es de permanecer indiferente a sus consecuencias cuando las lluvias, aludes e inundaciones ya están sobre nosotros.

Solo fue hasta la noche del miércoles 15, horas antes de la cita, en que la mayoría fujimorista entendió que tenía que suspender sus planes de asalto político. Ese día, la costa norte y centro, ya golpeada, se terminó de desbordar por donde pudo. Una interpelación, justamente al Ministro de Transportes que no hacía sino multiplicarse por el país para responder al corte de carreteras por las lluvias, no era más que un debate lleno de mezquindad que sería un boomerang decapitador para el fujimorismo. Luz Salgado lo paró, con las justas, después de las 8 pm.

Desde el miércoles 15, hasta el momento en que esto escribo, el despliegue gubernamental ha tenido una proactividad que estaba dormida. Bajo el lema #UnaSolaFuerza, el que comenzaron a usar las fuerzas armadas y policiales y que luego se extendió a toda la campaña, la movilización ha sido recibida como una bendición –ahí donde ha llegado– por los sobrevivientes. Hay 500,000 afectados para los cuales las fuerzas combinadas son suficientes, aunque falte mucho por hacer. A ello hay que sumar medidas de gran rapidez con suspender escuelas, cerrar vías, establecer rescates aéreos o cerrar la Atarjea en Lima que pueden haber ahorrado muchas vidas y mucho mayores daños.

El gobierno tiene varios elementos que juegan a su favor. Algunas obras para el Niño que se esperaba el 2015, así como la creación del COEN para ese fin y la compra del satélite que ahora resulta de utilidad. Tenemos un país comunicado vía celulares, un mejor sistema de pozos de emergencia para Lima y una generación adulta que ya vivió dos experiencias de esta magnitud. Todo eso no lo tuvo Belaúnde en 1983, así que las comparaciones no tienen sentido. Esta mañana llegó a millones de celulares un mensaje de texto del propio Presidente. La propaganda de emergencia bombardea todos los medios. Se ha hecho rápido y, aunque falte un mes más de lluvias, el desaliento y los gritos están cediendo a la solidaridad y empatía de millones de peruanos que entienden que es hora de actuar.

Es verdad que la mezquindad no descansa. Mensajes maliciosos y falsos sobre saqueos, inundaciones, donde no las hay, y hasta hashtags de fujimoristas descubiertos en su coordinación para celebrar un supuesto desgobierno, no han faltado. Tampoco autoridades locales que han preferido acusar al gobierno central y que reclaman a gritos “estado de emergencia” (para comprar sin control) mientras no asumen que son ellas las encargadas por ley de la prevención que no hicieron. Mención aparte merece la desastrosa actuación del Alcalde de Lima, que espero, haya demostrado a los incrédulos todo lo que siempre se supo.

No creo que esta sea la peor hora del Perú. Salvo la vida humana –que no puede arriesgarse más– todo se puede reparar. Estamos en el momento de mostrar que 30 millones de peruanos pueden ocuparse bien de 500,000 y que la política grande puede hacer cosas inmensas si se usa para el bien. A aguantar el mes que falta de lluvias.


http://larepublica.pe/impresa/opinion/857487-aqui-todo-puede-cambiar-en-una-semana


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Corrupción y Neoliberalismo en el Perú-Final

Félix Jiménez


No se sale de esta situación de degradación solo cambiando el modelo económico o el capítulo económico de la Constitución.

La práctica de atribuirle a otro un argumento que no le pertenece, para luego supuestamente criticarlo, es también un comportamiento inmoral. Uno de estos críticos dice que yo sostengo que “el modelo económico neoliberal es el único causante de la corrupción en el Perú”. Aunque una frase de este tipo no existe en ninguno de mis dos artículos anteriores, el crítico de marras afirma que el concepto de corrupción que desarrollo en ellos, es economicista. Luego sentencia muy orondo que el uso de fondos del tesoro o la práctica de patrimonialismo es una costumbre de los que detentan el poder desde la época virreinal.

La concepción de corrupción que desarrollo en mis artículos no alude exclusivamente al acto ilícito penal de usufructo privado y, por lo tanto, inmoral de la cosa pública. Estos actos han existido siempre y no tienen necesariamente colores ideológicos. Lo que sostenemos es que la corrupción que caracteriza a la sociedad peruana actual, es un proceso sociológico colectivo de degradación. Hay una alteración generalizada de la conducta social y política que desnaturaliza las instituciones de la sociedad. Parafraseando a Eloy García, podemos decir que la sociedad se ha corrompido porque lo que los hombres hacen en su vida social, difiere de lo que tienen por norma, aunque la reconozcan formalmente.

SIGNIFICADO DE LA GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL
El neoliberalismo es un planteamiento ideo-político que se impone en el mundo a fines de los años 1970, mediante cambios constitucionales y las políticas públicas. El nuevo andamiaje institucional subordina a la sociedad y a la política a la dinámica de lo que se concibe como mercado autorregulado. Se impone un modelo político y económico que cambia los equilibrios de poder debilitando notablemente la sindicalización de los trabajadores, y que genera exclusión social, exacerba los problemas de distribución, mina los acuerdos sociales básicos dentro de cada país, y acrecienta la desigualdad en la distribución de los ingresos. Así, a nivel mundial se impone la práctica extractivista de ganancia fácil, que abre paso a una degradación moral generalizada.

De otro lado, con la globalización neoliberal los Estados Nacionales pierden soberanía, dejan de actuar en defensa del interés de su colectividad, facilitando la expansión de las empresas multinacionales que son responsables únicamente ante sus administradores y accionistas. Pierden soberanía. Y, como dice Dani Rodrik “las multinacionales que solicitan tribunales de arbitraje especiales no tienen (…) consideración por el interés público”. Con Estados subordinados, la corrupción se convierte en una forma de gobierno. Sin duda, la intensidad de esta degradación estará en relación directa con la historia pasada de los gobiernos y de su relación con la respectiva comunidad política.

Sin estado soberano y con una conducta individualista que antepone el interés privado sobre el público, se abandona los deberes cívicos y la importancia de estar “socialmente vinculado”. Se llega así a un estado social colectivo de irrespeto deliberado y generalizado de las normas e instituciones que definen el Estado de Derecho.

Como dice J. M. Ros, el repliegue de los individuos en su esfera privada “fomenta su obsesión por el bienestar material y les hace indiferentes hacia los asuntos públicos, lejos de aumentar (…) su independencia y realización personal, los sitúa en realidad, de manera subrepticia y paternalista, a merced de las nuevas formas de despotismo (el providencialismo estatal, la metafísica economicista del mercado etc.) (Véase su artículo “Consideraciones sobre la crítica republicana al liberalismo”).

COMO SALIR DE LA CRISIS
No se sale de esta situación de degradación solo cambiando el modelo económico o el capítulo económico de la Constitución. Como señalamos en nuestro libro “Otra Ruta de Desarrollo para el Perú: crítica del neoliberalismo y propuesta de transformación republicana”, los ejes de las reformas político-constitucionales deberían ser:

1) Como la legitimidad democrática se expresa y compendia en la Constitución, es importante crear condiciones institucionales y legales mediante un cambio de la Constitución, para que la legitimidad del poder político provenga del pueblo. Ello implica, entre otras cosas, incorporar mecanismos explícitos de comunicación y control ciudadano sobre los elegidos por el voto popular.

2) Reivindicar el principio de la participación política, desarrollado ciudadanos como sujetos activos de derechos y deberes. No puede haber ciudadanos súbditos, ni gobernantes soberanos ni representantes elegidos que practican la impostura. El ciudadano, como propietario de su soberanía, debe tener canales para asegurar su participación activa en la discusión y toma de decisiones que atañen a la colectividad, a su vida en sociedad;

3) Transformar el modelo neoliberal. Se tiene que crear un contexto económico y social que haga posible la justicia, libertad, la preservación ecológica, y que funde la legitimidad de la democracia en la licencia social para explotar los recursos naturales.

A MODO DE CONCLUSIÓN
En el libro también proponemos medidas específicas de reforma política para: a) Fortalecer a los partidos sin quitarle poder a los ciudadanos; b) Desprofesionalizar la política, y fortalecer la ciudadanía y la política; c) Fortalecer la independencia de los poderes del Estado e introducir el control constitucional de los elegidos, y, d) Institucionalizar la vigilancia permanente de la ciudadanía a sus representantes.


http://diariouno.pe/columna/corrupcion-y-neoliberalismo-en-el-peru-final/


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Desastre, políticas de reactivación y actores

Alan Fairlie

El gobierno ha tomado medidas positivas, pero insuficientes. Se necesita usar de inmediato parte de las reservas fiscales y olvidarse de la meta de 2.5% de déficit para este año.

El desastre se ha generalizado y estamos en una emergencia nacional. Desde aquí expresamos nuestra solidaridad con las víctimas y afectados.

Las causas se podrán discutir. Desde los efectos estructurales del cambio climático hasta las responsabilidades locales y nacionales de no haber implementado cabalmente las tareas de previsión. Es una combinación de múltiples factores y ya habrá tiempo para evaluar y eventualmente sancionar. Pero ahora debemos enfrentar la emergencia, dando los recursos que se requieran. En segundo lugar, dejar de lado las utilizaciones políticas y trabajar unidos ahora y en la reconstrucción.

Es fundamental reforzar la gestión institucional del Comando Nacional de Emergencia, no solo con los sectores sino territorialmente, recreando en las regiones organismos ejecutores con los diferentes actores representativos.

DESASTRE Y ACTORES
El Congreso hizo muy bien en suspender la interpelación y permitir que los congresistas regresen a sus regiones para atender las emergencias. El Ejecutivo asistió a las diferentes regiones y realizó gabinetes in situ. Las Fuerzas Armadas han hecho un gran despliegue, como el responsable del sector. Los sectores privados comienzan algunas acciones, como el gesto plausible de la SNP de donar medio millón de conservas para los damnificados.

Pero también apreciamos unas empresas buitres que suben tarifas equivalentes a vuelos internacionales. ¿Dónde está Indecopi que no actúa de oficio para sancionar esto?, ¿el Ministerio de Transportes?, señor vicepresidente, hágase una. Peor aún, esto habría sido concertado con la otra empresa que controla nuestros cielos.

Esto no debe quedar impune. Es momento de anular las quintas libertades otorgadas, y renegociar en nuevos términos con los vecinos del sur. Si no lo hacen, confirmarán los vínculos comerciales existentes y lobbies que se asocian con las altas esferas del gobierno, o el dominio político que las asimetrías económicas han impuesto. Grandeza y miseria humanas juntas en este desastre.

POLÍTICAS DE REACTIVACIÓN
El gobierno había anunciado un impulso fiscal de 5,000 millones de soles, antes que se generalizara la emergencia. El viernes 17 tuvo que hacer un nuevo anuncio. Efectivamente, en el primer paquete se calculó unos mil millones de soles para atender la emergencia, ahora se ha incrementado a 2500 millones.

En el primero se buscó un impulso de inversiones en construcción, que complementara las anunciadas políticas de “destrabamiento” que todavía no permiten mover las inversiones duramente golpeadas con el escándalo de corrupción de empresas brasileras, y ahora por los desastres que enfrentamos.

Se dijo que no aumentaría el déficit porque se esperaba recaudar adicionalmente el monto a gastar. Sin embargo, las cifras de la SUNAT no parecen avalar esa inicial expectativa optimista. La recaudación cayó el año pasado, y ha tenido resultados menores a los previstos.

El segundo paquete de medidas incluye incentivos tributarios para donaciones, financiamiento de viviendas para reubicación de los damnificados (módulos temporales de viviendas y bono familiar habitacional). También transferencias de S/100.000 adicionales al presupuesto de los gobiernos locales que están en estado de emergencia. Se agregan al Fondo de Promoción a la Inversión Pública Regional y Local (Foniprel), la suma de S/1.100 millones.

Se autoriza Crédito Suplementario en el Presupuesto del Sector Público Para el Año Fiscal 2017, hasta por la suma de S/4,400.000 para financiar medidas anunciadas.

Son medidas positivas, pero insuficientes. Se necesita usar de inmediato parte de las reservas fiscales y olvidarse de la meta de 2.5% de déficit para este año. El Perú tiene también un bajo coeficiente de deuda pública como % del PBI en la región, si fuera necesario aumentarlo. Ni interna, ni externamente se cuestionará que el gobierno deba aumentar temporalmente el déficit, y tener una meta que se puede ir gradualmente ajustando el ciclo económico en los próximos años. Se les pasó la mano en el ajustón fiscal del último trimestre del año pasado, no pueden volver a cometer un error similar por el fetiche de la meta fiscal.

Debe haber una coordinación con los gobiernos regionales y locales, apoyo en la ejecución de los presupuestos. Para ello, las universidades y gremios empresariales regionales podrían ayudar en un comando unificado. Se debe invertir de inmediato, pero con una perspectiva de mediano y largo plazo. Es momento también que CEPLAN tenga rango ministerial.Se necesita una ley de ordenamiento territorial.

Nadie debería utilizar políticamente la desgracia que estamos pasando, hay que atenderla inmediatamente y dar solidaridad a nuestros hermanos damnificados, desde donde podamos y con lo que podamos contribuir. Ni la “oposición”, pero tampoco el gobierno, pasando gato por liebre.

El pueblo peruano es noble, solidario y trabajador. Saldremos de esta, como hemos salido, históricamente, de peores situaciones.


http://diariouno.pe/columna/desastre-politicas-de-reactivacion-y-actores/


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Enroque de roque
Augusto Álvarez Rodrich


La elección de Roque Benavides como presidente de Confiep parecería buscarle un sentido más político al papel del empresariado en el debate público, lo cual sería apropiado para tiempos complejos como el de hoy y los que vendrán, pero existe el riesgo de que su rol no sea percibido como político sino como politizado.

La empresa privada necesita participar en el debate público, tanto sobre temas sectoriales como en los generales que son la agenda de Confiep.

Los gremios están cambiando el patrón de sus rostros visibles. En los sectoriales, por ejemplo, se ha buscado ‘profesionalizar’ la gestión con personas como Elena Conterno en la Sociedad Nacional de Pesquería o Eduardo Morón en Apeseg.

Confiep también introdujo un cambio desde 2015, buscando un relevo generacional y presidencias de apariencia más técnica. Los últimos dos presidentes fueron Alfonso García Miró y Martín Pérez, quien a pesar de haber sido congresista y ministro, no tiene un perfil político.

Pocos días antes de la elección de Confiep, se especuló que un candidato era Carlos Gálvez, gerente financiero de Buenaventura, pero al final se optó por Benavides, quien ya ha ocupado ese cargo dos veces antes, y quien, por su estilo, le va a dar un perfil público al gremio mucho más alto que el que tuvo durante las presidencias de García Miró y Pérez.

Cuando se prevé que la perspectiva de la presidencia de Pedro Pablo Kuczynski es que se vuelva más frágil; que la oposición fujimorista se ponga más bruta y achorada; que la economía se enfríe más y que la reputación de la política caiga aún más por los escándalos de corrupción, no es una mala idea que la empresa privada quiera tener opinión en el zafarrancho con rumbo de colisión que asoma.

Un presidente como Benavides sería una buena opción para ello. El problema es que él también le da un perfil político alto y produce sospechas de un accionar ‘conversado’ por sus sólidas relaciones con el Apra de Alan García, el fujimorismo de Keiko Fujimori y hasta el cardenal Juan Luis Cipriani, quien hace unos años indagaba sobre una eventual candidatura presidencial del empresario minero.

Eso explica que opiniones suyas como la de renunciar a tener la sede de los juegos Panamericanos en Lima sean percibidas por algunos como parte de la campaña del Apra y del fujimorismo contra el gobierno.

Va a tener que hilar fino Roque Benavides para que sus opiniones como presidente de Confiep sean vistas como políticas –en el buen sentido del término– en vez de politizadas, que se parecen pero no es igual.

http://larepublica.pe/impresa/opinion/857489-enroquede-roque


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La otra defensa

Carlos Enrique Freyre

Las crudas noticias de estos días de marzo nos han expuesto nuevamente como un país bastante vulnerable a los coletazos de la naturaleza. Lo anómalo se ha convertido en un hecho cotidiano y entre lluvias torrenciales, desbordes y huaicos somos testigos de nuestra propia desnudez colectiva: nos hemos quedado sin carreteras, puentes, casas y muchos tipos de infraestructura, como si fueran de papel. Las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional no han sido ajenas al dolor propio y ajeno y han activado sus mecanismos internos para salirle al frente al desafío. Las imágenes son elocuentes. Helicópteros, embarcaciones y hombres se mueven en medio de la desgracia y en muchos casos han servido de alivio y de herramienta providencial ante la posibilidad de perder valiosas vidas humanas.

Tradicionalmente, el rol de la defensa se piensa como un asunto fronterizo. Quizás pueda serlo hasta cierto grado –después de todo las tareas de vigilancia ante las amenazas armadas nunca dejan de ser necesarias–, pero una y otra vez nuestras fuerzas han mostrado una notable ductilidad para pasar de un escenario a otro. Es un hecho previsible que los años venideros tendrán más de lo mismo. Los efectos del cambio climático vienen dejándonos una huella muy dolorosa y, por si fuera poco, vivimos en un territorio donde los terremotos y sus variantes no nos son extraños.

En estos álgidos y reiterativos capítulos de la vida nacional, es imprescindible contar con una fuerza disciplinada, capaz de administrar el pánico, de resolver problemas básicos de supervivencia, de liderar esfuerzos comunes donde las cosas no marchan correctamente y con un agregado de sensibilidad. Se trata de una maquinaria, bastante humana, que pone orden en el caos y es capaz de secar una lágrima en el rostro de un compatriota.

Recuerdo esto último con mucha claridad. El año pasado, después del terremoto que asoló el valle del Colca en Arequipa, el Ejército movilizó fuerzas a esa provincia y se enfrascó en un arduo trabajo de rehabilitación y reconstrucción de las poblaciones afectadas. Debe haber sido al tercer día de nuestra llegada, en que me percaté de la emoción de una anciana. Un grupo de soldados había estado removiendo los escombros de su casa derrumbada, cuando de pronto hallaron dos conejos con vida. Si hablamos desde el frío de las estadísticas, esto podría ser un hecho menor, de no ser que para la anciana era todo lo que tenía.

Por estos días, los pilotos se baten en los cielos caprichosos de las zonas más afectadas llevando ayuda o rescatando a poblaciones aisladas. Las tropas suelen ser desprendidas. Se mojan sin dificultad y se someten al escarnio del clima o la falta de condiciones mínimas para vivir, sin quejarse. Ayudar a la población afectada se ha convertido en una capacidad importante, pues los soldados pueden remover escombros, rescatar personas en parajes donde no hay bomberos, transportar y repartir ayuda humanitaria, controlar el orden público, organizar comunidades damnificadas y hacer tareas múltiples, que no requieren calificación.

En este momento, hay fuerzas distribuidas en la carretera Sullana-Paita, despejando esa vía con equipo de ingeniería militar y tropas a pie. Doscientos hombres con motobombas evacúan agua de lluvia en los distritos de Piura, Castilla, 26 de Octubre y Catacaos, y los noticieros mostraban a las tropas de la Séptima Brigada de Infantería de Lambayeque rescatando a 35 niños en Pacora y Jayanca. El viernes, la Aviación del Ejército rescató en el Chorobal (La Libertad) a la señora Marielena Elguera Jacinto, embarazada y en plenas contracciones. Simultáneamente, desde Lima, partían los primeros hombres a controlar la situación en Mala, localidad que también se ha visto afectada. Similares tareas cumplen fuerzas navales y aéreas en los lugares que les han sido asignados.

Hace unos años, conocí a una oficial del ejército francés que estaba de paso por el Perú. Dentro de la conversación, le pregunté por su especialidad. Me respondió que pertenecía a un cuerpo de ingenieros dedicados al control de daños en plantas termonucleares y al apagado de incendios forestales, con medios aéreos; una realidad bastante atroz y que nos ha comenzado a aquejar no hace mucho. No debemos olvidar que en noviembre del 2016, La Libertad, Pasco, Lambayeque, Áncash, Tumbes, Piura, Ayacucho, Lima, Huancavelica y Cajamarca estaban siendo afectados simultáneamente por estos eventos. Comprendí que los papeles en el futuro inmediato estarían orientados hacia ese espectro y no por una moda, sino por una necesidad de carácter global.

El sentido de la defensa está abarcando un rango mayor que la custodia de fronteras, el control de los movimientos terroristas o la neutralización de amenazas armadas o no, que suelen hacerse visibles en determinadas coyunturas. El sentido de la defensa también requiere un escudo de protección contra estos eventos en que la naturaleza castiga sin misericordia y hace que las poblaciones más vulnerables empeoren sus condiciones de vida. El sentido de la defensa protege la vida de los connacionales y cada soldado, marino y aviador tiene claro que, además del valor que debe demostrar en los hechos de armas, tiene el compromiso de asistir y defender a los peruanos, en estas difíciles circunstancias.


http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/otra-defensa-carlos-enrique-freyre-noticia-1977231

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Más sobre desastres
Martín Tanaka


En los últimos años, como Estado nos hemos preparado, algo, para responder ante desastres naturales. Todos sabemos que un terremoto de grandes proporciones ocurrirá en la costa de Lima, y que vendrá acompañado de un tsunami; hemos hecho simulacros y establecido protocolos de actuación. Entre 2014 y 2016 ocurrió un fenómeno El niño en el Océano Pacífico que esperábamos iba a golpear fuertemente a nuestro país: afortunadamente, sus efectos fueron limitados. Aunque suene totalmente contraintuitivo en este momento, en los últimos años aumentó el presupuesto en gestión de desastres, trabajos de prevención, desarrollo de protocolos de respuesta, compra de maquinaria y equipos para atender diversas contingencias. Es poco consuelo, pero las cosas pudieron ser peores: se hicieron trabajos de prevención en Chosica, Tumbes, Piura, por mencionar algunos casos, que alguna utilidad han tenido.

¿Por qué estamos tan mal entonces? Primero, porque la magnitud de las lluvias ha superado ampliamente las expectativas. Hasta hace algunas semanas la preocupación era la sequía, no el exceso de lluvia. Y en cuanto a estas, mirando lo ocurrido en enero y febrero, se pensaba hacia la segunda semana de marzo que no llovería mucho más. El Niño Costero apareció rápida e inesperadamente, y cogió a todos desprevenidos; en poco tiempo, se convirtió en un “Niño” en cierto modo equivalente al de 1998. Segundo, está por supuesto también la irresponsabilidad o incapacidad de algunas autoridades: como ha sido recordado, en la mayoría de casos los presupuestos asignados a prevención de desastres en regiones y municipios no son utilizados. Ya sea por desidia o por problemas de gestión: para gastar hay que tener establecido un plan, prioridades, identificados proyectos de inversión concretos, y todo esto supera muchas veces lo que la burocracia regional o municipal es capaz o tiene interés de hacer.

Salen también a relucir problemas estructurales. Lo “inesperado” de lo que estamos viviendo deja de serlo si asumimos una perspectiva histórica más amplia (“niños” en 1998 y 1983; “niños costeros” en 1925 y 1891); y si es que consideramos que en el contexto del cambio climático el carácter errático y extremo del clima debe ya considerarse algo “previsible”. Pero pensar con perspectivas temporales y lógicas más amplias resulta algo difícilmente al alcance de nuestra administración pública. Y constatamos también la enorme distancia que hay entre todo lo que se tendría que hacer y las capacidades e incentivos para hacerlo. Arrastramos décadas de crecimiento desordenado que ha erosionado y contaminado nuestros ríos, la consolidación de viviendas en quebradas y cauces de huaicos, la construcción de estructuras sin considerar las contingencias que deben ser capaces de afrontar, la ausencia de infraestructura urbana elemental (alcantarillado, por ejemplo). A esto se suman lógicas políticas: no es rentable invertir en prevención, porque nadie se siente beneficiado por ella cuando no pasa nada, y si es que algo ocurre, probablemente legitime a la autoridad siguiente. Mientras que desalojar y reubicar implica costos y problemas aquí y ahora.

Algo bueno que podría salir de esta experiencia es una intervención integral de la cuenca del río Rímac. Descontaminarla, hacerla más segura, embellecerla, sería una gran iniciativa después de este desastre. Una iniciativa ampliada y mejorada del proyecto Río Verde sería una buena combinación de reconstrucción y prevención, inversión en seguridad hídrica y puesta en valor, un magnífico proyecto en el marco del bicentenario de nuestra independencia.


http://larepublica.pe/impresa/opinion/857488-mas-sobre-desastres


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Piensa mal y acertarás” y te enfermarás

Guillermo Giacosa

El pensar mal “a priori” es producto de la frustración personal, la rabia, el odio, la envidia, la ira. Todas ellas son emociones tóxicas y dañinas para la salud.

Las redes sociales están haciendo un inventario espontáneo del egoísmo humano. Las otras facetas que, felizmente también tenemos, no aparecen en situaciones dramáticas para los directamente damnificados y conmovedoras para quienes somos moralmente solidarios con quienes las padecen.

Es bueno saber que las historias dramáticas se repiten diariamente aún en situaciones meteorológicas normales. Bastaría repasar el índice de ingresos de la mayoría de las familias de los sectores medios y bajos para comprender, sin leer ningún estudio de una empresa de investigaciones, que la deben estar pasando entre mal y muy mal.

Pero de eso, como no es una emergencia nacional o regional y como no interesa a los dueños del poder, no se habla. O sí, pero cada 4 años, y el show está a cargo de los políticos en campaña para anunciar, con pocos que le creen, que todo va a mejorar. Las elecciones y los elegidos se parecen al cambio de piel de las serpientes: Lucen más lustrosas por un tiempo pero su esencia se conserva intacta.

Los efectos a veces devastadores de los fenómenos naturales no se pueden ocultar pero, siendo la naturaleza la responsable, los poderes públicos se lavan las manos haciendo finta de querer solucionar los problemas creados que no son otra cosa, en la mayoría de los casos, que la desidia de un Estado reducido a su mínima expresión y conducido por ciudadanos que solo creen en el mercado y para los cuales todo planificación suena a extremismo.

Este Estado, ocupado de servir a las grandes corporaciones como si ellos fueran sus electores y su responsabilidad, apoyado por una prensa oportunista y socia de dichas corporaciones, parece incapaz de afrontar retos que requieran imaginación, honestidad, compromiso y, lo que es más doloroso, no son acompañados por la credibilidad ciudadana y raramente potencian las esperanzas.

Esa falta de conexión entre la ciudadanía y sus autoridades ha sido alimentada por décadas de frustraciones e incumplimientos. Pareciera que nadie cree en la buena voluntad del otro. El “piensa mal y acertarás” es, con excepciones por supuesto, un lastimoso dogma nacional.

Un conocido conductor radial se atribuyó con aire triunfal, hace unos días, esa convicción. Parecen ignorar los efectos devastadores que tienen sobre la salud las emociones negativas.

El pensar mal “a priori” es producto de la frustración personal, la rabia, el odio, la envidia, la ira. Todas ellas son emociones tóxicas y las emociones tóxicas reducen la capacidad de reacción del sistema inmunológico. Detrás de cada emoción tóxica hay una enfermedad acechando. No controlarlas, por simple instinto de supervivencia, es como escupir al cielo: el único destinatario es el propio cuerpo.

También es socialmente tóxico, es decir nos envenena a todos, competir por llevarse un envase más de agua embotellada. Agua que es producto de una alienación que durante años se han ocupado los medios de instalar en nuestros cerebros. Tan instalada está que sus consumidores son indiferentes a la abundante información existente denunciando los peligros que representan dichas aguas debido a su envase.

En ese campo de la estupidez humana no estamos solos. La sociedad de consumo todo lo contamina, incluso el arriba mencionado instinto de supervivencia.

Hace poco la fábrica de automotores Volkswagen fue denunciada por no respetar las normas anticontaminantes que deben observarse al producir los vehículos. Unas semanas atrás, otro gigante de la producción automotriz, la francesa Renault, recibió una denuncia similar.

Recientemente se hizo una encuesta entre los potenciales compradores de Volkswagen y Renault y a muy pocos parecía importarles las agresiones al Medio Ambiente de ambas empresas. Parecen sentir y opinar que el problema no les incumbe.

Ese es un tema con la Naturaleza y como hemos perdido contacto con ella son muy pocos, bastantes más que años atrás pero aún insuficientes, los que se consideran concernidos por lo que afecta al hábitat de las especies vivas.

Si aprendiéramos a decir, sintiéndolo realmente: “nosotros”, si pudiéramos decir con igual emoción, “nuestro planeta” o “nuestra vida y la vida de las demás especies”, si pudiéramos darnos cuenta que “nuestros hijos” son todos y cada uno de los seres humanos que vienen cada día a este mundo y que les pertenece tanto como a nosotros, si pudiéramos cambiar parte de nuestro egoísmo por una actitud empática hacia la vida quizás ésta, aunque nunca lo sepamos, adquiriría una dimensión que aún no nos hemos atrevido a soñar.


http://diariouno.pe/columna/piensa-mal-y-acertaras-y-te-enfermaras/


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