Carta antidemocrática de la OEA - Luis Britto García
¿Dónde está el desastre? - Sinesio López
Estado, religión, educación - Agustín Haya de la Torre
Hora de competir por inversiones - Andreas von Wedemeyer
Los ayudadores - Luis Davelouis
Triunfo de las aguas - Mirko Lauer
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Anticorrupción: solo un recorderis
Diego García Sayán
Duró exactamente
ocho meses y una semana. El gobierno de transición, que encabezó Valentín
Paniagua, dio impulso en ese corto lapso a uno de los procesos de combate a
la corrupción más importantes de la historia reciente no sólo en el Perú sino
en el mundo. Contextos diferentes, cierto, pero con varias semejanzas como
son, entre otras, un Congreso controlado por la oposición y una
institucionalidad débil. En tiempos parecidos otros gobiernos se encuentran
recién en la etapa de “despegue”.
Por eso, un “recorderis”
de lo que se logró en esos ocho meses de laboriosa transición es oportuno.
Demuestra que cuando hay clara decisión política e interacción con el
sentimiento ciudadano es muchísimo lo que un gobierno puede poner en marcha
para enfrentar la corrupción sin afectar un ápice la independencia del poder
judicial. Podría todo esto, acaso, inspirar algunas acciones en otros.
Son muchos los
aspectos que podrían formar parte de esta recordación pero aquí destaco sólo
dos.
En primer lugar,
el diseño de normas legales que fueron –y siguen siendo– herramientas
fundamentales para enfrentar la corrupción. En el contexto adverso de muchos
sospechosos que se daban a la fuga y de un Congreso poco complaciente con el
gobierno, se pudo diseñar y lograr la aprobación en menos de un mes de
gobierno de tres leyes cruciales que sentaron las bases de un nuevo diseño
del proceso penal en el Perú y que, en lo esencial, siguen vigentes 16 años
después: la ley de colaboración eficaz para permitir compensar con reducción
de penas la entrega de información (ley 27378), medidas excepcionales sobre
investigados por corrupción para que en ciertos casos los fiscales pudieran
ordenar detenciones preventivas (ley 27379) y otra sobre fiscales
anticorrupción (ley 27380).
Estas tres leyes fueron
claves en el Perú a partir del 2001; especialmente la de colaboración eficaz.
En las actuales investigaciones contra la corrupción de las empresas
constructoras brasileras la colaboración eficaz y las posibilidades de
disponer detenciones preventivas demuestran, de nuevo, su utilidad para poder
dar pasos concretos y eficaces. Los resultados son todavía, sin embargo,
pocos.
El segundo aspecto
a destacar de esa gran batalla contra la corrupción fueron sus resultados.
Instados por un sistema judicial y el ministerio público que salía del
letargo y con una procuraduría de peso a la que se le dio recursos y apoyo
sólido. Procuraduría a la que, por cierto, se dotó de personal altamente
calificado y que en cada paso aportaba elementos sustantivos de información y
análisis para la defensa de los recursos públicos y en aporte al trabajo de
los fiscales. No fueron sus actos, pues, nunca la inspiración de “ovarios” o
“huevos” de alguien lo que los sustentara sino información y criterios
sólidos.
Empezaron a aparecer
“colaboradores eficaces” de la estructura criminal que devolvían al Estado
millones de dólares obtenidos ilícitamente así como importante documentación
probatoria y declaraciones que hicieron posible que las autoridades
judiciales establezcan posteriormente la responsabilidad penal de decenas de
procesados.
Cerró el período
de la transición con 650 personas bajo investigación por los fiscales y 272
procesados. Tras escasos ocho meses, el país había logrado recuperar más de
100 millones de dólares del dinero que se le había sustraído por coimas y
sobreprecios.
Simultáneamente,
la información disponible permitió gestionar que se congelaran más de 200
millones de dólares en cuentas en Suiza, Luxemburgo, Gran Caimán y Estados
Unidos. Fue un “récord mundial”; no había antecedentes de tanto dinero
recuperado en tan corto tiempo en casos previos de investigaciones
anticorrupción sobre personajes de gobiernos corruptos ni siquiera en los
emblemáticos casos que se habían dado en países como Filipinas, Congo (ex
Zaire) y Uganda.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/856753-anticorrupcion-solo-un-recorderis
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Carta antidemocrática de la OEA
Luis Britto García
1 Una y otra vez
se ve Venezuela en la obligación de defender la soberanía que sus propios
gobiernos inadvertidamente entregan. Desde hace décadas llevo adelante una
campaña para que denunciemos todos los tratados que violan nuestra inmunidad
de jurisdicción y declaran incompetentes a nuestros tribunales para resolver
nuestras controversias de orden público, sometiéndonos al veredicto de
tribunales, cortes, árbitros u organismos extranjeros. Pero siguen pendiendo
sobre la república los infames tratados contra la doble tributación, en
virtud de los cuales las trasnacionales no pagan impuestos en Venezuela. Nos
retiramos por fin del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias sobre
Inversiones (Ciadi), pero quedan pendientes unos 30 litigios con relación a los
cuales nuestro país soporta ruinosas condenas. Finalmente denunciamos la
Carta Interamericana de los Derechos Humanos, pero la OEA sigue redactando
libelos condenatorios contra nuestro país, y tratando de aplicarnos su
injerencista Carta Democrática.
2 El nefasto 11 de
septiembre de 2011, cuando Estados Unidos sufre sospechoso atentado que le
servirá de excusa para invadir países que nada tuvieron que ver con él, se
suscribe en Washington la Carta Democrática de la OEA. Estados Unidos no la
suscribe: la Carta no es para controlarlo a él, sino a sus víctimas. Su
finalidad se aclara justamente ocho meses después, el 11 de abril de 2002,
cuando el embajador estadunidense James Shapiro aparece en las primeras
planas afirmando que Venezuela estaría fuera de la Carta Democrática,
pretendiendo así legitimar el golpe de Estado que reventaría horas después.
3 Perdimos la
oportunidad de retirarnos de ese instrumento intervencionista cuando teníamos
la mayoría parlamentaria; ahora debemos atenernos a las consecuencias. El
ministerio de colonias de Estados Unidos, la OEA, trata una vez más de usar
la Carta Democrática para acabar con la democracia.
4 Al respecto,
según el artículo 19 de la citada Carta Democrática, la ruptura del orden
democrático o una alteración del orden constitucional que afecte gravemente
el orden democrático en un Estado miembro constituye, mientras persista, un
obstáculo insuperable para la participación de su gobierno en las sesiones de
la Asamblea General, de la Reunión de Consulta, de los Consejos de la
Organización y de las conferencias especializadas, de las comisiones, grupos
de trabajo y demás órganos de la organización.
http://www.jornada.unam.mx/2017/03/16/opinion/018a2pol
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¿Dónde está el desastre?
Sinesio López
El desastre
natural no es el problema. El problema somos nosotros como sociedad y como
Estado, ha dicho Jorge Nieto, ministro de Defensa, tratando de explicar y
enfrentar la grave situación que vive el norte del Perú. El problema no
radica tanto en que los ríos y las quebradas invaden las ciudades sino más
bien en que las ciudades invaden los ríos y las quebradas, y el Estado, en
todos sus niveles, no tiene la capacidad institucional, organizativa y
material para prevenirlo y para resolverlo cuando se produce.
Jorge Nieto tiene
razón. Desastres naturales (lluvias torrenciales, terremotos, sequías, etc.)
vamos a tener siempre como todos los países del mundo. Lo que nos diferencia
son los diversos grados de responsabilidad de las sociedades y de los
ciudadanos y las desiguales capacidades de los Estados para prevenirlos y
resolverlos.
¿Por qué el
terremoto de Chile fue menos grave en términos de muertos y daños materiales
que el de Haití? se pregunta Markus J. Kurtz en un reciente libro sobre la
construcción de los estados en América Latina (Latin American States Building
in comparative perspective. Social Foundations of Institutional Order,
Cambridge, 2013). Porque el gobierno chileno ha institucionalizado la
construcción de la infraestructura preparada para sismos desde 1920, se
responde.
¿Por qué el brote
de cólera fue más fuerte en Perú que en Chile?, se repregunta Kurtz. Primero,
dice, por el calamitoso sistema de saneamiento de Perú y, segundo, por
medidas ineficientemente implementadas que incluyen a Fujimori alentando a
que la población peruana coma más ceviche; mientras que en Chile, se pusieron
en marcha medidas drásticas, se prohibió la venta de comida cruda y de
vegetales en restaurantes y se inició una campaña masiva de salud pública.
La diferencia
entre Chile, Perú y Haití frente a los desastres naturales, no es la riqueza,
sino “la capacidad o incapacidad de los Estados para crear una
infraestructura básica, imponer la regulación necesaria en la construcción,
en la producción de comida y en su sistema de distribución, o responder
efectiva y expeditivamente a las emergencias de salud pública que han sido
bien comprendidas” (Kurtz, op. cit. Pág. 2).
Kurtz quiere
entender qué hace a un Estado fuerte y qué lo hace débil en términos de sus
capacidades para manejar sus funciones básicas, imponer políticas públicas
centrales y regular el comportamiento privado. En contra de lo que se piensa,
sostiene, no es la riqueza el factor determinante de la fuerza estatal. El
desarrollo de las capacidades del Estado y de las instituciones estatales de
penetrar en la sociedad, moldear o configurar el comportamiento individual no
es siempre costoso.
La fortaleza de un
Estado tiene que ver con la “capacidad de las instituciones políticas de
penetrar profundamente en la sociedad y regular efectivamente el
comportamiento social, económico o político de sus ciudadanos”. Desde el
siglo XIX las élites han fracasado en la construcción de un Estado fuerte con
capacidades. Hay algunos avances, pero ella sigue siendo, en lo fundamental,
una tarea pendiente.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/856752-donde-esta-el-desastre
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Estado, religión, educación
Agustín Haya de la Torre
La independencia
de la colonización española durante el siglo XIX, se inspiró en los principios
republicanos de la Ilustración, de libertad, igualdad y fraternidad. Tales
propósitos debían consolidarse en las constituciones y los códigos. En ese
tiempo, el continente albergó el mayor número de repúblicas en el mundo,
dando fin al despotismo teocrático que durante casi tres centurias impuso la
Corona.
La tensión con el
antiguo régimen devino en confrontaciones diversas, tanto por razones
sociales o económicas, como políticas y culturales. Algunas sociedades
partieron de bases más firmes, generando en el tiempo estados mejor
estructurados, como México, Argentina, Colombia o Chile.
El gran lastre,
junto al feudalismo, fue el enorme peso de la Iglesia Católica, que no se
resignaba a perder sus privilegios en todo orden de cosas. La unificación de
Italia acabó con los poderosos, militarizados y riquísimos Estados
Pontificios. Sus ejércitos y sus riquezas quedaron reducidos al Vaticano.
Sin embargo, la
Iglesia Católica jamás renunció al coloniaje educativo ni a su intento de
reducir las repúblicas a una caricatura, como estados confesionales.
La ola actual de
oscurantismo contra la educación pública y el laicismo, tomando como bandera
la lucha contra la igualdad de género y el rechazo a la diversidad sexual, no
es nueva. En el Perú, cuando el gobierno de José Pardo legisló sobre el
matrimonio civil, la Iglesia sacó gente en procesión a protestar contra “la
destrucción de la familia”. Ocurrió lo mismo cuando en los años treinta se
legalizó el divorcio.
Su mayor campo de
confrontación resulta el educativo. Pretenden que, como en la colonia, los
hijos sean educados por los padres, para que no adquieran conocimientos que
pongan en duda sus dogmas.
Intentan
desconocer la educación como bien público, por lo que su ofensiva se dirige,
otra vez contra el Estado laico. La presencia de un integrista como cardenal,
permite tal agresión contra derechos fundamentales.
Le preocupa
sobremanera al fundamentalismo el avance de la ciencia, que nos coloca al
borde de la sociedad del diseño inteligente, un salto cualitativo de la
especie, donde no solo las enfermedades, sino hasta la muerte, serán solo un
problema técnico.
Reacciones
http://diariouno.pe/columna/estado-religion-educacion/
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Hora de competir por inversiones
Andreas von Wedemeyer
Durante el período
2001-2013, la economía peruana creció a una tasa promedio anual de más de 6%,
que generaba 320.000 nuevos empleos por año. Pero, en los últimos tres años,
el PBI desaceleró su crecimiento a la mitad (3% anual) y su capacidad para
crear empleo se redujo a la décima parte (30.000 nuevos empleos anuales).
¿Cuál fue la
diferencia? La inversión privada: mientras que entre el 2001 y el 2013 esta
creció 12% anual, en los últimos 3 años disminuyó a una tasa media de 4%
anual. Hoy acumula 12 trimestres de
sostenida reducción.
La inversión
privada es el motor del crecimiento, exportación, empleo y desarrollo. Por
ello, 206 países compiten cada día por atraerla. Más aún, en el actual
entorno global de desaceleración económica y menores precios de los
commodities, cada vez más países aplican medidas para promover la inversión y
combatir la competencia desleal.
¿Nuestro país
compite exitosamente por inversiones? No lo parece. De cada US$100 de
inversión extranjera directa (IED) en el mundo, el Perú recibe solo US$0,50,
y de cada 1.000 proyectos de IED, somos destino de solo cuatro.
Para convertir al
Perú en un país atractivo para la inversión y en una plataforma de
exportación, como demuestra la evidencia internacional, es fundamental
realizar acciones prioritarias en cuatro frentes: i) regulación laboral
generadora de empleo formal, ii) tributación competitiva, iii) marco
regulatorio promotor de la competencia y iv) aumento de la productividad
(infraestructura, educación, innovación).
En el Perú, sin
embargo, no se comprende aún la impostergable necesidad de convertirse en un
imán de inversiones. Según un reciente estudio de la Sociedad Nacional de
Industrias (SNI), comparado con países de la OCDE, la Alianza del Pacífico y
economías emergentes como China e India, el Perú está en la cola en los
citados frentes para atraer inversiones.
Si bien cuenta con
fortalezas como su ubicación geográfica y estabilidad macroeconómica, dado
este clima no competitivo, nuestro país no se inserta plenamente en cadenas
globales de valor y no aprovecha los diversos tratados de libre comercio que
hoy son autopistas de –prácticamente– una vía, con limitada salida de
manufacturas (exportaciones), pero amplio flujo de entrada (importaciones).
Así, un sector clave para el desarrollo como la industria, que representa el
13% del PBI y emplea a un millón y medio de peruanos, registra un retroceso
de 7% en los últimos 3 años y una pérdida de 150.000 empleos desde el 2012.
Reconociendo que
ello nos limita seriamente, a fin de crear oportunidades para los peruanos,
el Ministerio de la Producción organizó en febrero pasado el Foro
Reactivación Industrial, un evento sin precedentes que reflejó el compromiso
del gobierno con la recuperación de la industria. Frente a seis ministros de
Estado (PCM, Producción, Economía, Trabajo, Comercio Exterior y Salud), se
puso en agenda pública la necesidad de convertir al Perú en un destino
atractivo de inversiones y se debatieron propuestas técnicas de la SNI para
reactivar la industria e incrementar la competitividad.
Dichas propuestas
se enmarcan en la consolidación del modelo de libre mercado que el Perú
aplica hace más de dos décadas, resaltando la agenda pendiente para
perfeccionarlo y adecuarlo a un entorno global de creciente competencia por
inversiones.
Esta agenda tiene
como ejes: i) la eliminación de los obstáculos transversales para invertir y
crear empleo, y ii) la aplicación de condiciones para invertir similares a
las que tienen nuestros principales competidores, nivelando el campo a todos
los sectores económicos acorde con estándares internacionales. Como muestra,
acciones exitosas para atraer inversión incluyen los casos de la
agroexportación y la minería en el Perú o las más de 100 zonas económicas
especiales –sujetas a compromisos de inversión y empleo– de Colombia.
Creemos que este
foro es un punto de partida para que los sectores público y privado trabajen
conjuntamente para la ejecución inmediata de acciones concretas que hagan del
Perú un imán de inversión y foco de exportación manufacturera, una condición
imprescindible para crear empleos formales y oportunidades para todos los
peruanos.
http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/hora-competir-inversiones-andreas-von-wedemeyer-noticia-1976313
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Los ayudadores
Luis Davelouis
Según la Ley
Orgánica de Municipalidades, el alcalde preside el Sistema de Defensa Civil
de su jurisdicción. El desempeño de las autoridades frente a las desgracias
de las últimas semanas ha sido, en promedio, deficiente. Con pocas
excepciones, la mayoría de los gobiernos regionales y municipales ejecutó
menos de la mitad de los presupuestos asignados para la prevención de
desastres naturales en 2016.
El problema de
gestión persiste en todos los niveles de gobierno y es inocultable. E,
insisto, no es que no haya recursos, es que se gasta pésimo o no se gasta.
Por eso, es tan interesante que el alcalde de Lima, Luis Castañeda, sugiriera
que los Juegos Panamericanos deberían aplazarse para invertir esos recursos
en remediar los efectos de las inundaciones y los huaicos. Más tarde, cosa
curiosa, Castañeda se atrevió a sugerir que ese dinero se invierta mejor en
la prevención de desastres y la ayuda a los damnificados.
Y digo curiosa
porque Castañeda solo ha ejecutado el 2.9% de su propio presupuesto de
Reducción de Vulnerabilidad y Atención de Emergencias por Desastres. Si ese
es el mejor alcalde de la historia de esta ciudad, es un verdadero milagro
que todavía exista.
Mientras escribo
esta columna, me cuentan que un huaico afectó Punta Hermosa y otro avanza por
Chosica amenazando las vías y que, además, los ríos Huaycoloro –ese que se
llevó el puente que repuso muy rápido el MTC pero que al toque se atribuyó
Castañeda– y Rímac se desbordaron.
Voy a insistir con
esto: ayudar a personas en desgracia y publicitarlo no es ayudar, es hacer
propaganda de la más sucia, porque se usa la tragedia ajena para hacer
relaciones públicas. Y sí, lo digo por Ud., congresista Becerril.
http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-ayudadores-2274172
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Triunfo de las aguas
Mirko Lauer
Confirmando una
tendencia que viene de años atrás, las ventas de agua embotellada acaban de
superar a las de gaseosas en los EEUU. En el Perú vamos por el mismo camino,
pues en casi dos decenios el volumen de consumo de esta agua se ha
multiplicado por 30. A ese ritmo el bidón o la botella de plástico
transparente pronto pasarán a ser N°1 entre nosotros.
Son aguas
cristalinas que representan la pureza, el estado natural, la magia de los
manantiales (algunas en efecto salen de allí, pero no todas), por extensión
la frescura. Para reforzar todo esto, algunas de las más populares entre
nosotros llevan nombres de localidades andinas, o de santos, lo cual
sutilmente desliza la idea de la comunión.
El retroceso de
las gaseosas en el mercado se debe a una mala fama anclada en su contenido de
azúcar u otros edulcorantes considerados peligrosos para la salud: obesidad y
diabetes sobre todo. Del agua con gas se dice que puede producir cálculos
renales, pero es un temor que no ha prosperado tanto como la mala fama de las
gaseosas.
El Perú empezó a
volcarse hacia el agua embotellada en la pandemia de cólera de 1991. El agua
de caño se volvió sospechosa y lo siguió siendo desde entonces. Para quienes
se lo pueden permitir, bidón y botella devinieron en hábito desde entonces,
generalmente producidos por las mismas empresas que producen y distribuyen
las gaseosas.
También hay un
factor de moda traída por los yuppies. Cosas como la cultura de la salud y
del deporte, el cultivo de una silueta delgada, o la proyección de una imagen
de sobriedad en las reuniones, invitan a preferir el agua. Aunque no es
precisamente una moda, la prohibición de manejar luego de haber consumido
alcohol suele volver al agua el líquido de reemplazo.
Todavía es posible
obtener gratis en cualquier establecimiento público un vaso de agua de caño o
hervida. El agua embotellada siempre cuesta, pero los precios de una misma
agua varían de acuerdo a dónde se vende. Un lugar elegante puede cobrar diez
veces el precio al pie del semáforo, o vender solo botellas importadas, a
precios que nos enturbian el agua.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/856750-triunfo-de-las-aguas
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