sábado, 11 de marzo de 2017

OPINIONES 11/03/2017

Capitán Fantástico - Alfredo Bullard
Conflictos sociales y la minería - Carlos Tapia
Derrota de PPK y de Vizcarra - César Lévano
El Estado como educador sexual - Carlos Contreras
Cuando la izquierda vota por un banquero - Sebastián Vallejo
El “otro” eres tú - Carlos Meléndez
La marcha del fin del mundo - Raúl Tola
Mala noticia - Augusto Álvarez Rodrich
MOVIDAS DE PISO - Mirko Lauer
PUCP: CIEN AÑOS CON LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS - Rafael Roncagliolo
______________



 




Capitán Fantástico

Alfredo Bullard


Hace varios años participé en un debate en la Universidad de Yale. Una reconocida académica colombiana sostuvo que el Estado debía intervenir para evitar las enseñanzas de la Iglesia Católica, principalmente las relacionadas a su conservadurismo extremo en asuntos como el rol de las mujeres o los derechos de los homosexuales. Calificó esas enseñanzas como una nueva forma de Inquisición.

Debo reconocer (y creo que no es ningún secreto) que simpatizo con su crítica al conservadurismo extremo y, muchas veces, deshumanizante de la Iglesia. Pero expresé mi absoluto desacuerdo con censurarla. Su derecho a decir y enseñar cosas (así las consideremos equivocadas) es tan sagrado como mi derecho a discrepar. Usar el poder estatal para impedirle expresarse es, en realidad, la verdadera Inquisición.

El fin de semana anterior a la marcha conservadora en contra del Currículo Nacional de Educación Básica (esa de #ConMisHijosNoTeMetas) vi la película “Capitán Fantástico”, dirigida por Matt Ross y con la actuación de Viggo Mortensen (que le valió una nominación al Óscar).

La película refleja el mismo debate. Pero lo hace de una manera bastante más inteligente, muy por encima del nivel de Phillip Butters o del cardenal Cipriani. Se la recomiendo. El protagonista decide, con el acuerdo de la madre de sus hijos, sacarlos de la sociedad y vivir en las entrañas de un bosque. Ninguno de los seis hijos va a la escuela (lo que era ilegal). Son educados por sus padres sin ajustarse a ningún currículo ni plan nacional de educación. Los niños reciben una educación excepcional. Han leído de todo: historia, literatura, física cuántica. Admiran a Chomsky. Son atletas capaces de escalar montañas, cazar animales y construir casi cualquier cosa. Su educación supera con creces la de cualquier niño de edad similar.

La vida del Capitán Fantástico se basa en el mismo lema: Con Mis Hijos No Te Metas. Reivindica su derecho legítimo, como padre, de educarlos como considere conveniente. Por supuesto que cuando salen al encuentro con la sociedad padecen todas las falencias culturales y de trato social derivado de una educación de ese tipo. A mi criterio, el Capitán Fantástico cometió muchos errores entre varios aciertos. Pero ese es su derecho.

El problema de ese debate no nace en lo que dice el currículo nacional. Coincido plenamente con la parte que ha generado la reacción de los conservadores, y decir que ello contiene algo llamado ideología de género es tan absurdo como sostener que el pasaje en que Cristo decide no lanzarle piedras a la esposa infiel a su  marido contiene la ideología del adulterio.

Mi discrepancia es con la existencia de un currículo nacional que regle la educación que nuestros hijos deben recibir. Si es correcta la idea de Con Mis Hijos No Te Metas, entonces lo es para todo. El Estado ha expropiado buena parte del derecho de los padres a decidir sobre la educación de los hijos. Como el Capitán Fantástico, los padres podemos cometer errores, pero estoy en mi derecho de hacerlo, pues el Estado también se equivoca y lo hace además sin ninguna legitimidad.

Usemos otro ejemplo del mismo currículo nacional. Según su texto, “El estudiante comprende la trascendencia que tiene la dimensión espiritual y religiosa en la vida moral, cultural y social de las personas”. Y si como padre soy ateo o agnóstico y deseo transmitirles a mis hijos que la religión no es buena, ¿no estoy acaso en mi derecho? ¿Quienes marcharon ese día estarían de acuerdo con que también debe retirarse esa parte del currículo? Porque si no lo están, son unos hipócritas que reclaman que no se metan con sus hijos pero sí se quieren meter con los hijos de los demás.

Es curioso que un currículo que pretende defender el respeto a la diversidad –con la que coincido– sea en sí mismo una negación del derecho a la diversidad educativa, que debe ejercerse mediante el derecho inalienable de los padres de ser quienes decidimos cómo educar a nuestros hijos.

Creo que son las escuelas las que deben definir qué es lo que se va a enseñar y la matrícula, como acto libre y voluntario de los padres, la que refleje qué modelos educativos y principios deben preferir unos y otros. Lo demás es meterse con los hijos ajenos.

http://elcomercio.pe/opinion/columnistas/mis-hijos-no-te-metas-capitan-fantastico-alfredo-bullard-noticia-1975127



_______________



Conflictos sociales y la minería

Carlos Tapia


1).- Nuestra democracia es débil y contaminada. Débil, porque solo en la cola del día de las elecciones todos ejercemos el mismo derecho. Contaminada, ya que nos hemos acostumbrado a ver que el poder del dinero manda. Se dice “falta institucionalidad”. No lo creo, la tenemos, pero al servicio de los de siempre, aunque se perciben ciertas islas de honestidad y un espíritu de cambio.

2).- Los conflictos sociales expresan, a borbotones, la justa protesta, pero también el desorden y mucha violencia. No hay que idealizarlos, también contienen no poco de lo viejo. Por eso, es gravitante abordarlos como una oportunidad para avanzar, pero que conlleva muchos riesgos.

3).- La mitad de los conflictos ocurren en el sector de la minería (55% de las exportaciones y 15% del PBI). En algunos casos, la dinámica y poder avasallador de la empresa (triquiñuelas, etc.), enfrentada a las expectativas de los poblados aledaños, es la base del conflicto. El resentimiento se convierte en desbordada y masiva ira. Además, se percibe que el Estado no es neutral sino que favorece a la empresa aunque, a veces, le endilga sus propias obligaciones.

4).- La intervención policial con apoyo del Ejército, con muertos y muchos heridos, controla el desorden y extrema violencia, pero no resuelve el problema. Tampoco un diálogo impuesto e improvisado. Conga y Tía María son paradigmáticos ejemplos. ¡Agro sí, mina no! se impuso, convirtiéndose en una bandera de dignidad local, terminando así con toda discusión.

5).- Sin embargo, también hay las ‘lentejas’ de Pepe Julio Gutiérrez (Islay), los solapas aprovechadores que ofrecen alquiler de maquinaria, alimentación para los obreros en el futuro campamento, etc. Es el lado feo que utiliza la protesta en beneficio propio. ¿Y los muertos?


http://peru21.pe/opinion/carlos-tapia-conflictos-sociales-y-mineria-2273569


_______________

Derrota de PPK y de Vizcarra

César Lévano

El Congreso aprobó, con 88 votos a favor, dos en contra y 19 abstenciones, una moción de interpelación al ministro de Transportes y vicepresidente de la República Martín Vizcarra. La interpelación, derecho constitucional del Congreso, no es en este caso un simple pedido de información. Por la empecinada defensa oficialista de la adenda al contrato para el aeropuerto de Chinchero y del discutido proyecto cargado de peligros, la interpelación puede conducir a una crisis ministerial.

Establece al artículo 133 de la Constitución:

“El Presidente del Consejo de Ministros puede plantear ante el Congreso una cuestión de confianza a nombre del Consejo. Si la confianza le es rehusada, o si es censurado, o si renuncia o es removido por el Presidente de la República, se produce la crisis total del gabinete”.

El presidente de la República ha escogido, de esa gama de posibilidades, plantear el voto de confianza. Si confirma esa decisión, estará pensando quizá en recurrir al artículo 134 de la Carta, que expresa que el presidente de la República “está facultado para disolver el Congreso si este ha censurado o negado su confianza a dos Consejos de Ministros”.

Una primera pérdida de confianza, quedaría a la espera de una segunda.

Escoger lo peor, el voto de confianza, le parecería lo mejor al primer mandatario. El artículo mencionado precisa que el decreto de disolución del Congreso contiene la convocatoria a elecciones para un nuevo Congreso. Dichas elecciones, indica la Carta, se realizan dentro de los cuatro meses de la fecha de disolución.

Pero el proceso previsto por la Constitución no aborda coyunturas como la actual. Puede conducir a la pérdida –previsible– de la ancha mayoría de Fuerza Popular en el Congreso. Pero, ¿quién ganaría? No hay en el momento una fuerza de oposición con apoyo de masas. Algo más, la defensa de lo indefendible practicada por el gobierno de PPK en el caso Chinchero no es prometedora para este.

Una conjetural elección de otro Congreso nos puede dar un racimo de minorías. El trasfondo innegable de descrédito de la clase política puede desembocar en un resultado que equivalga a “que se vayan todos”. Quizás las curules serán acaparadas por movimientos oportunistas sin brújula, sin pasado y sin porvenir que hundan más al país.


http://diariouno.pe/columna/derrota-de-ppk-y-de-vizcarra/

_______________

El Estado como educador sexual

Carlos Contreras



Tremendo debate se ha armado en estos pagos en torno al tema de la ‘ideología de género’ que el nuevo currículo escolar incorporaría en la formación de los estudiantes. Numerosos padres de familia y organizaciones eclesiásticas entienden que el Estado puede encargarse de la enseñanza de las matemáticas o la historia, pero que un tema como el de los roles de cada género y el funcionamiento de la familia corresponde, sobre todo, a los propios padres y a la Iglesia en cuya organización han confiado su orientación espiritual.

En buena parte se trata, pues, de un conflicto entre el Estado y la Iglesia, o entre la población experta, moderna e ilustrada, que controla al primero, y la católica tradicional, más apegada a la segunda. No es un enfrentamiento nuevo. Desde que Jesucristo dijo aquello de “Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios” en tiempos del Imperio Romano, la tensión entre estos dos poderes –que son simultáneamente dos organizaciones complejas y estructuradas–, ha sido grande y turbulenta, hasta desembocar en guerras y violencias de lo más cruentas. Recordemos sino las matanzas de San Bartolomé en Francia en el siglo XVI, la rebelión de Canudos en Brasil a finales del siglo XIX o las guerras contra los cristeros de la revolución mexicana de inicios del siglo XX.

Y es que, aunque aquello de dar al César lo que le toca, y a Dios lo suyo, suena como una razonable y salomónica solución práctica, nadie ha establecido qué es lo que a cada uno le corresponde y quién lo determina. Desde la venerable revolución francesa, la criatura triunfante ha sido el gobierno nacional, o el partido del César, para expresarlo en lenguaje bíblico. El Estado nacional ha avanzado arrollador, expropiando a los señores feudales, a los cabildos municipales, a las organizaciones de la aristocracia y a las comunidades de la plebe y, por supuesto, a la Iglesia, sus prerrogativas, sus bienes y sus competencias.

Hace menos de dos siglos en este país que pisamos, por ejemplo, era la Iglesia –más que las Fuerzas Armadas nacionales– la que custodiaba las fronteras, montaba los hospitales donde encontraban alivio (probablemente más espiritual que corporal) los moribundos, mantenía escuelas de primeras letras en los pueblos  (y seminarios para estudios más avanzados en las ciudades), registraba nacimientos, matrimonios y muertes de las personas, y disponía de una gran cantidad de tierras rurales y urbanas que la proveían de rentas y poder. También tenía sus propios ingresos tributarios para financiar su obra pía.

El gobierno nacional no podía dejar de sentir celos por tanto poder a su costado. Desde que el rey Carlos III expulsó a los jesuitas de su imperio, hace exactamente 250 años, el Estado en el Perú inició una lenta y sistemática labor de zapa de esta poderosa entidad rival, a quien, mientras podía, procuraba tener de aliada, pero con la que inevitablemente surgían áreas de interferencia. Hitos de este avance fueron la expulsión de sacerdotes realistas y el cierre de conventos después de la Independencia, la abolición de los diezmos y primicias, la desamortización de los censos y tierras de la Iglesia, la implantación del registro civil de nacimientos, matrimonios y defunciones (optativo al inicio, pero obligatorio después), la proclamación de la libertad de cultos y el establecimiento del divorcio.

No todo fueron victorias. También hubo retrocesos y concesiones, como el Concordato de 1980 suscrito con el Vaticano por el gobierno de Francisco Morales-Bermúdez, que garantizó la autonomía y personería jurídica de las organizaciones eclesiales católicas, la colaboración económica del Estado y las exoneraciones tributarias que las beneficiaban.

El gran aliado del avance del Estado nacional fue su carácter secularizado, racionalista y liberal. Esto quiere decir que toleraba todas las creencias, que en adelante pasaban a ser un asunto individual, de la consciencia de cada persona, territorio de Dios y no del César; que respondía a argumentos de razón y no de fe, y que dejaba a la población en libertad para sus actividades económicas y asociaciones civiles y políticas, con la única restricción de no afectar el derecho de los demás.

Esa trilogía puso a los intelectuales de su lado. El Estado nacional se fue volviendo una organización de expertos: abogados, médicos, ingenieros, economistas, que fundaban la bondad de su quehacer en su carácter científico. A diferencia de la Iglesia, sus dirigentes procedían, además, de un sistema de elección popular que garantizaba la rotación en el mando y el recojo de las demandas de la población.

En el Perú, sin embargo, el Estado no alcanzó el liderazgo, legitimidad y prestigio que en otros lares. Todavía hay muchas regiones y estamentos en los que la Iglesia goza de mayor confianza de la población que las autoridades del Estado. Hace apenas 100 años, cuando el gobierno nacional daba los primeros pasos hacia la creación de un sistema educativo nacional obligatorio, menos de la mitad de los niños acudía a las escuelas, por la desconfianza de los padres de familia, sobre todo del campo, de qué pasaría con sus hijos y –principalmente– sus hijas durante las largas horas en las que estarían bajo la autoridad de los maestros. A los padres les preocupaba si lo que les iban a enseñar iría en contra de sus ideas y creencias, si sería útil para su vida diaria y si la escuela no significaría mayores gastos para su precaria economía.

Tomó gran parte del siglo XX vencer esa desconfianza y temor. No cabe esperar que ahora vaya a ser distinto. El Estado tiene que saber ganarse la confianza de la gente y no estigmatizar al que desconfía como a un bárbaro. Debe comprender humildemente que detrás del resquemor hay una larga historia en la que los hombres del Estado peruano no siempre estuvieron a la altura de las tareas que asumieron o se les encomendó.

http://elcomercio.pe/opinion/columnistas/educacion-estado-como-educador-sexual-carlos-contreras-noticia-1975115


_______________


Cuando la izquierda vota por un banquero

Sebastián Vallejo



O bien esta segunda vuelta está desenmascarando a la izquierda, o la izquierda desorientada se creyó el cuento aquel del neoliberalismo democratizador. La semana anterior el Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador (PCMLE), y creo que en este punto es importante expandir el acrónimo y enfatizar su calidad de Comunista, Marxistas y Leninista, anunció su apoyo a la candidatura de Guillermo Lasso, el banquero, el neoliberal, la personificación de un modelo capitalista de acumulación y segregación. A la voz de “Fuera, Correa, Fuera”, el PCMLE argumentó que tomará la “posición del lado del pueblo, de enfrentar y derrotar al principal enemigo de la Patria y la Democracia”, dándole el voto a Lasso.

Las bases sociales, los sindicatos, los movimientos sociales tienen una larga lista de agravios que el gobierno de Rafael Correa ha cometido en contra de ellos. Como ya lo he mencionado antes, los límites del modelo político y económico desarrollista y poco plural de la Revolución Ciudadana han alienado a quienes deberían ser los aliados naturales de un proceso que se dice de izquierda. Es decir, no solo que es comprensible su rechazo a la candidatura de Moreno, sino que este debió ser un tiempo de reconstrucción y autocrítica para conjugarse como una verdadera fuerza política en el futuro, precisamente para combatir y limitar los avances neoliberales de los próximos cuatro años.

Sin embargo, la posición adoptada por el PCMLE contradice lo que debería ser un principio de base de un movimiento de izquierda, más aún uno que se autoproclama Marxista y Leninista. Porque el apoyo a Lasso no presupone la democratización del régimen, si el razonamiento detrás de su apoyo fuera ese. La represión a los movimientos sociales en el Ecuador tiene larga data, y los diez años de Revolución Ciudadana no han cambiado esas dinámicas. Pero votar por la derecha, en especial por esa derecha conservadora y, ahora más claro que nunca, intolerante y violenta, es, no solo es únicamente cambiar el color de la bota, sino también perder cualquier tipo de legitimidad ideológica y política como izquierda. Es desperdiciar la oportunidad de reforzar y reposicionar los movimientos, apropiarse de espacios políticos perdidos, retomar discursos. Peor aún, es permitir que un gobierno como el de Lasso termine absorbiendo lo que queda de la izquierda organizada.

Y no son los únicos que han adoptado esta posición. Paco Moncayo se decantó tempraneramente por Lasso. Lo siguieron algunos dirigentes del movimiento indígena y luego se sumaron otras voces de la Izquierda Democrática.  Sucumbieron, al final, a esa posición de Torquemada que asumieron los voceros de Lasso, donde todo aquel que no está con Lasso está atentando contra la democracia. Se está volviendo costumbre que los mejores aliados del capital sean los partidos de izquierda. ¿Podrán regresar de esto? Difícil. Será su estigma histórico. Perdida estará su legitimidad como representantes de los “intereses del pueblo”, como combatientes de un sistema burgués que reparte el poder de acuerdo a la capacidad de acumulación. Es más, reivindicarán al poder del capital: habrán votado por un banquero. (Y no cualquier banquero, un banquero con una historia nefasta).

La concentración del poder previo al 2007 fue una de las causas que desencadenó en la elección de Correa. La reacción a la pugna de poder históricamente controlado por la burguesía creó un cambio en las relaciones de poder. La visualización de estas contradicciones no significó la resolución de las contradicciones. Si bien no hubo una verdadera democratización de la distribución del poder, las preferencias de las élites fueron reveladas, cuestionadas, creando nuevos discursos y divisiones. La Revolución Ciudadana nunca buscó la transformación de estas asimetrías, pero sí creó el momento histórico para cuestionarlas. La izquierda lo está botando a la basura.



http://rebelion.org/noticia.php?id=223944
http://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/columnistas/1/cuando-la-izquierda-vota-por-un-banquero

_______________


El “otro” eres tú


Carlos Meléndez



La marcha #ConMisHijosNoTeMetas ha sido una de las más importantes respuestas conservadoras locales a las iniciativas liberales de los últimos años. La ola igualitaria gatillada a nivel mundial –reconocimiento de derechos para la comunidad homosexual, respeto y políticas de equidad para mujeres, etc.– provocó una contraola conservadora que hemos apreciado en las urnas (Brexit, Trump, victoria del No en el referéndum por la paz en Colombia).

En el Perú, la polarización en torno a valores (aún) se detenta en el campo de la sociedad civil. Periodistas y “líderes de opinión” esgrimen sus posiciones en la prensa; iglesias evangélicas y colectivos asociados a ONG en las calles. Aunque algunos atemorizan con la eminencia de un “Trump chicha” (¿Phillip Butters?), el nivel de politización en el Perú es menor en comparación con otros países (Colombia, por ejemplo).

Los asuntos morales son motivaciones poderosas para el activismo ciudadano porque están directamente asociados a las identidades personales. Se defiende el “enfoque de género” o se lo ataca como “ideología” porque toca las pulsiones más elementales de quienes se enlistan en uno u otro lado de la disputa. Cada grupo enfrentado apela al paradigma que justifique su razonamiento, ya sea científico o religioso. En la confrontación pública de estas estructuras morales, estudios científicos y sagradas escrituras se convierten en documentos de posverdad. El intercambio desordenado de posiciones se superpone sobre desencuentros sociológicos previos (de clase y origen social). Así, la polarización de valores se agudiza cuando uno de estos paradigmas se presupone “superior” a otro. Por ejemplo, quienes defienden la “superioridad de la razón” lo hacen exhibiendo las jerarquías de ingreso, estatus social, nivel educativo, etc. Como consecuencia, el conflicto estalla de manera irreconciliable.

La situación es grave porque entonces no estamos ante una disputa en torno al currículo escolar, sino ante un serio problema de convivencia social. Se ha perdido el sentido de comunidad (“nosotros”) y establecido la división entre “unos” y “otros”. El “progre” que intenta ponerse en el lugar ajeno lo hace desde una posición superior (“son ignorantes”), ofensiva (“son la encarnación del Ku Klux Klan”) y burlesca (“la Tierra es plana”). El “conserva” se siente perteneciente al antiestablishment, así que insulta a diestra y siniestra (“aborteros”, “promotores del lobby gay”). Lo que se ha perdido de vista es que, cualquiera que sea el paradigma que endose, el “otro” es Usted mismo.

Este es el tipo de conflicto social que estalla en las narices del gobierno pepekausa, carente de respuesta política. Pareciera que para quienes ocupan el Ejecutivo, gobernar significa exclusivamente administrar la economía; desconocen qué hacer cuando surgen conflictos en la sociedad. Analizan las protestas ambientales desde sus anteojeras pro empresa, pero les asalta la inamovilidad ante conflictos valóricos. Ante ellos, el Ejecutivo ignora cómo ponerse por encima de los bandos y consensuar políticas públicas, especialmente en los sectores Educación, y Justicia y Derechos Humanos. Ellos también parecen ser el “otro” de una sociedad que no comprenden.

http://elcomercio.pe/opinion/rincon-del-autor/genero-otro-eres-tu-carlos-melendez-noticia-1975134


_______________


La marcha del fin del mundo

Raúl Tola


La marcha «Con Mis Hijos No Te Metas» marcó el nacimiento de un nuevo movimiento político de extrema derecha. Sus principios son el autoritarismo, el menosprecio por los derechos de las minorías, la violencia verbal (y física, cuando es necesario) y un discurso con iguales dosis de populismo y mesianismo. Aglutinados en las iglesias urbanas evangélicas y en grupos católicos como el Opus Dei (algo que hace poco tiempo habría parecido un imposible), sus seguidores suelen ser muy fundamentalistas, interpretan la realidad a través del prisma de sus creencias religiosas y descreen de cualquier rastro de laicismo en el Estado.

Mientras veía las imágenes de la movilización del sábado pasado, no podía dejar de pesar en «La guerra del fin del mundo», donde Mario Vargas Llosa relata la epopeya de Canudos, un pueblo construido por gentes religiosas, que bajo la guía iluminada de Antonio Conselheiro luchan por recuperar los principios del Buen Jesús, amenazados por los horrores del mundo moderno, cuya encarnación demoníaca es la naciente república. Como aquellos hombres y mujeres del noreste del Brasil de 1897, los peruanos que el 4 de marzo de 2017 salieron a las calles para oponerse a los embates de la sociedad «homosexualizante» no dudan de la bondad de sus propósitos, pues los respalda el mismísimo Dios.

Lamentablemente, al leer sus carteles, revisar sus volantes, escuchar sus cánticos y atender a los incendiarios discursos de sus líderes, recordé otro fenómeno social más reciente y cercano: el de la Unión Revolucionaria (UR). Fundada por Luis Miguel Sánchez Cerro, la UR fue el partido de inspiración fascista más importante de América Latina y llegó a ganar las elecciones presidenciales de 1931. Contaba con el apoyo de los sectores populares y de los grupos de poder económico y, siguiendo el ejemplo de Mussolini en Italia, aspiraba a imponer el orden y la tradición a toda costa, incluso por encima de la ley.

La aventura de la UR sobrevivió al asesinato de Sánchez Cerro a manos de un seguidor aprista, durante una revista a las tropas que combatirían en la guerra con Colombia. El partido comenzó su declive en 1938, cuando Óscar R. Benavides deportó a sus principales dirigentes, incluido Luis A. Flores, quien había asumido el comando del partido, extremando su propuesta.

Aunque la UR terminó por desaparecer, los reflejos que la originaron nunca se extinguieron. Una buena parte de ellos fue aprovechada por el fujimorismo auroral, que supo vincularse a los sectores intelectuales más conservadores, a las fuerzas armadas, a las nacientes iglesias evangélicas, y encontró un inestimable aliado en el arzobispo Juan Luis Cipriani.

Estos vínculos fueron mantenidos por Keiko Fujimori. Pero, como es lógico, sus derrotas en 2011 y 2016 han tenido consecuencias (en especial, luego del fallido intento de moderación fujimorista, hacia posiciones más progresistas). Aunque de momento mantienen la alianza, todo indica que este sector comienza a buscar un espacio propio para su desarrollo político. Que sea un mayor protagonismo dentro de Fuerza Popular o una aventura individual queda por verse.

La marcha del sábado fue un tanteo, del que creen haber salido bien librados (la Policía calculó 68 mil manifestantes a nivel nacional, pero ellos están convencidos de haber convocado a cerca de un millón). De momento, al menos parecen haber encontrado en Phillip Butters a ese líder excéntrico y confrontacional, una mezcla de Antonio Conselheiro y Luis Miguel Sánchez Cerro, que les abrirá las puertas de su ansiado cielo sin maricones.



http://larepublica.pe/impresa/opinion/855418-la-marcha-del-fin-del-mundo


_______________

Mala noticia

Augusto Álvarez Rodrich


Un recurso frecuente de los gobiernos a los que se les acaban las justificaciones de sus desventuras es atribuir sus males a ‘un problema de comunicación’, y ese riesgo ya se empieza a percibir en la presidencia de Pedro Pablo Kuczynski.

Es una salida tramposa que los gobiernos usan para decir ‘somos excelentes, pero con un solo defecto: no sabemos cómo contárselo a la gente’.

La verdad suele ser distinta: antes que de comunicación, los gobiernos suelen tener problemas de gestión o manejo político, algo que no impide reconocer que siempre se puede mejorar la manera de comunicar. Por ejemplo, si el presidente PPK va a Kuélap a inaugurar teleféricos, debiera hablar de eso en vez de opinar sobre otros temas que desvían la atención.

‘Un problema de comunicación’ puede significar, en este contexto de la búsqueda de explicaciones por un mal desempeño político, muchas cosas, desde críticas fuertes en los medios, una oposición enconada o una aprobación baja en la opinión pública.

Pero esas son las causas, no la raíz de la dificultad. La mayor parte de los problemas de los gobiernos suelen estar en el nivel de la gestión y no en el de la comunicación, aunque eso, con frecuencia, les cuesta mucho reconocerlo a los líderes políticos.

Hoy que se escucha a varios miembros del gobierno decir que están teniendo un problema de comunicación, el cual se arreglaría si los medios tuvieran una actitud más condescendiente, la oposición criticara menos, se hiciera mejor publicidad del gobierno o, incluso, se pusiera los medios de comunicación del Estado a informar las 24 horas del día sobre el presidente PPK, valdría la pena recordar dónde están, realmente, los problemas.

Estos radican en la falta de estrategia y de reacción política del gobierno, en sus contradicciones frecuentes (¿no pudieron ponerse de acuerdo sobre el plazo de la concesión del aeropuerto de Chinchero?) o en las críticas de los miembros de la bancada PpK a los ministros y hasta al propio presidente, al punto de plantear ellos mismos su vacancia, además de enmendarle la plana casi todos los días.

Por ello, es pertinente el comentario reciente del ministro de Defensa Jorge Nieto: “Nosotros, como gobierno, a veces cometemos errores y no ponemos el acento suficiente en las cosas que realmente se están haciendo (…) Nuestras propias acciones muchas veces no son todo lo acertadas que deberían ser”.

Lo más importante es definir una estrategia política y ordenar a la bancada. Sin eso, cualquier plan de comunicación no sirve para nada.

http://larepublica.pe/impresa/opinion/855419-mala-noticia




_______________

MOVIDAS DE PISO

Mirko Lauer



Sigue avanzando el rumor de cambios en el gabinete antes del fin de marzo, junto con la idea de que refrescaría la imagen del Ejecutivo. Se dice que Pedro Pablo Kuczynski le ha empezado a dar vueltas al asunto. Incluso más de un parlamentario oficialista lo está reclamando, quizás con la esperanza de calarse un fajín.

Pero a comienzos de mes PPK dijo que no habría cambios en el gabinete, en nombre de la estabilidad del gobierno. Una encuesta de esos días mostraba que 81% de los consultados consideraba necesario hacer esos cambios. Desde entonces los incidentes vinculados a la posibilidad se han multiplicado, y el panorama es otro.

Sin duda hay ministros en problemas, el más acosado Martín Vizcarra, de Transportes. Su reemplazo parece natural, pero es complicado. Hacerlo antes de que sea interpelado sería percibido como una deslealtad, cambiarlo si sobrevive a la interpelación sería darles la razón a sus críticos, y de paso perder a un eficaz operador político.

También está en la cuerda floja Marisol Pérez Tello, de Justicia. El tropezón con sus procuradoras la pone en la línea de mira, sobre todo porque no se ve cómo podría ordenar su sector, como se lo ha reclamado Mercedes Aráoz. Habrá que ver qué tanto la pueden sostener los ataques que viene recibiendo desde la derecha.

Quien está viviendo en una borrasca administrativa es Gonzalo Tamayo, de Energía y Minas, quien parece tener serios problemas para impedir que el titular del MEF le maneje el ministerio. La turbulencia en torno al gasoducto y las presiones para frenar el proyecto Talara desde el MEF pueden terminar en la salida de Tamayo.

Dicho todo esto, un argumento para evitar cambios en el gabinete es que si el Ejecutivo tiene una debilidad de partida en el Congreso, no tiene sentido agudizarla con una barrida extemporánea de ministros. No da la impresión de que en este momento haya mejores cuadros haciendo cola para una cartera ministerial.

A favor de cambiar está el argumento de que en la anterior crisis del Ejecutivo se perdió a un buen ministro censurado, se precipitó la renuncia de otro no tan bueno, y en lo político no pasó realmente nada, ni a favor ni en contra del gobierno.


http://larepublica.pe/impresa/opinion/855415-movidas-de-piso


_______________

PUCP: CIEN AÑOS CON LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS

Rafael Roncagliolo


Entre los partidos que integraban la Unión Mundial Demócrata Cristiana en los años sesentas, se contaba el “Partido Antirrevolucionario” de los Países Bajos. En una pequeña reunión del Comité Mundial de la JDC, en Venecia, le pregunté, con cierta timidez, a uno de sus dirigentes, si su partido se llamaba así por estar contra la Revolución Bolchevique. “No, me respondió, es contra la Revolución Francesa”.

Ya hacía 40 años que Jacques Maritain había publicado “El humanismo integral” y casi treinta de “Cristianismo y Democracia”, un texto que reivindica al cristianismo como fermento histórico que, a partir de la igualdad de los hombres ante Dios, prepara las condiciones para la democracia, que es la igualdad de los hombres entre sí. Maritain, asesor del Concilio Vaticano II, fue por eso el gran referente de los partidos demócrata cristianos y de la reconciliación del pensamiento de los católicos con el ideal democrático.

Como los primeros partidos europeos de inspiración cristiana de entreguerras (El Zentrum alemán e Il Partito Populare de Luigi Sturzo en Italia), Maritain fue un antifascista convencido y comprometido, acusado en su momento de ser un rouge chretien.

En el Perú, sin embargo, sí hubo devaneos y el propio José de la Riva Agüero, cuyos méritos y aportes superan ampliamente su temporada aristocrática fascista, llega a considerar a la democracia como “señorío de la hez” y “gobierno de la chusma”.

Con el triunfo del fascismo de Franco en la Guerra Civil Española (1936-1939), y el marco de la cruenta confrontación entre la Unión Revolucionaria de un lado y el aprismo y el comunismo del otro, era comprensible que en el mundo católico surgieran expresiones fascistas y que éstas se expresaran también entre pensadores de la Universidad Católica, que había nacido en 1917, contra el positivismo, el liberalismo y la radicalización del movimiento estudiantil en San Marcos, sacudido por el ideal de la Reforma Universitaria.

Sin embargo, en el pensamiento de los cristianos y en la PUCP, disgregándose del hispanismo fascista surgen expresiones de un pensamiento propiamente social cristiano, cuyos primeros abanderados son, entre otros, César Arróspide de la Flor, Gerardo Alarco Larrabure y José Jiménez Borja, los que constituyen el Centro FIDES en 1930 y el partido La Unión Popular en 1931. Naturalmente, la vuelta al Perú de Víctor Andrés García Belaúnde vino a dotarlos de una autoridad intelectual de primera magnitud. Luego, para el deshielo de 1945, vendrían los tiempos de la colaboración con el gobierno de José Luis Bustamante y Rivero y la gesta de una nueva promoción de jóvenes que animaría largamente la política peruana durante las siguientes décadas.

Lo que quiero subrayar con estos apuntes sueltos son dos cosas: la primera es que en el Perú, a pesar del páramo de estos tiempos de vergüenza, ha habido pensamiento político serio (no sólo el social cristiano, por supuesto); y la segunda, que si algo caracteriza a la PUCP a lo largo de sus primeros cien años es la tolerancia y el pluralismo para analizar y discutir los problemas del país sin fundamentalismos, anatemas ni pensamientos únicos.

No es del caso analizar aquí la diáspora que luego experimentaron los social cristianos. Sólo cabe recordar que al interior de la revista francesa Esprit, surgió una importante corriente que cuestionaba el uso del título “cristiano” para la acción política partidaria y proponía la participación de los cristianos en instancias sin títulos confesionales. El principal abanderado de esta corriente, el personalista Emanuel Mounier, introdujo una nueva y fecunda perspectiva que vino a enriquecer este proceso de creciente diversificación de un pensamiento que sin duda ha enriquecido al país y a América Latina y Europa. Mal habría hecho la PUCP en fosilizarse en cualquiera de los momentos de este diálogo inacabable entre la fe y la cultura.

http://larepublica.pe/impresa/opinion/855417-pucp-cien-anos-con-los-signos-de-los-tiempos


_______________



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

Seguidores

Archivo del blog