Basta de letanías - Aram Aharonian
Donald Trump: presidente inconstitucional - Oswaldo de Rivero
Representación del sindicato mayoritario en negociación colectiva - Arturo Rodríguez
El modelo - Luis Davelouis
La justicia Barata - Dino Carlos Caro Coria
La corrupción y los empresarios - Nelson Manrique
PPK - Trump, un puente - Mirko Lauer
¿Queda, queda, PPK? - Pedro Tenorio
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Basta de letanías
Aram Aharonian
Hipotéticamente,
si realmente en nuestra región, el 33 por ciento de las frecuencias fueran
concedidas a los medios populares, ¿quién abastecería de contenidos a tal
cantidad de canales y radios? Entonces, ¿de qué estamos hablando cuando
reclamamos la democratización de la comunicación y de la información? Los que
controlan los sistemas de difusión, cada vez más inalámbricos, satelitales,
eligen, producen y disponen cuáles serán los contenidos.
¿De qué estamos
hablando cuando reclamamos la democratización de la comunicación y de la
información? ¿Hablamos solo de redistribución de frecuencias radioeléctricas
para garantizar el derecho humano a la información y la comunicación? ¿De qué
forma la redistribución equitativa de frecuencias –éstas patrimonio de la humanidad-
entre los sectores comercial, estatal o público, y popular (comunitario,
alternativo, etc.) puede garantizar la democratización de la comunicación e
impedir la concentración mediática?
A veces pienso que
nos instan, nos empujan a pelear en campos de batalla equivocados o
perimidos, mientras se desarrollan estrategias, tácticas y ofensivas en
nuevos campos de batalla. El mundo avanza, la tecnología avanza… y pareciera
que nosotros –desde lo que llamamos el campo popular- seguimos aferrados a los
mismos reclamos, reivindicaciones de un mundo que ya (casi) no existe.
El mundo cambia
sí, pero el tema de la comunicación, de los medios de comunicación social,
sigue siendo, como en 1980 cuando el Informe Mc Bride, fundamental para el
futuro de nuestras democracias. El problema de hoy es la concentración
oligopólica: 1500 periódicos, 1100 revistas, 9000 estaciones de radio, 1500
televisoras, 2400 editoriales están controlados por sólo seis trasnacionales.
Pero ese no es el único problema.
Hoy los temas de
la agenda mediática tienen que ver con la integración vertical de proveedores
de servicios de comunicación con compañías que producen contenido, la llegada
directa de los contenidos a los dispositivos móviles, la trasnacionalización
de la comunicación y su cortocircuitos con los medios hegemónicos locales,
los temas de la vigilancia, manipulación, transparencia y gobernanza en
internet, el “ruido” en las redes y el video como formato a reinar en los
próximos años.
Estos son, hoy en
día, juntos al largamente anunciado ocaso de la prensa gráfica y la vigencia
de la guerra de cuarta generación y el terrorismo mediático, los vértices
fundamentales para reflexionar sobre el tema de la democracia de la
comunicación, mirando no hacia el pasado, sino hacia el futuro que nos
invade.
Hipotéticamente,
si realmente en nuestra región, el 33 por ciento de las frecuencias fueran
concedidas a los medios populares, ¿quién abastecería de contenidos a tal
cantidad de canales y radios? Entonces, ¿de qué estamos hablando cuando
reclamamos la democratización de la comunicación y de la información?
Los que controlan
los sistemas de difusión, cada vez más inalámbricos, satelitales, eligen,
producen y disponen cuáles serán los contenidos, en una planificada apuesta
por monopolizar mercados y hegemonizar la información-formación del
ciudadano.
¿Adiós televisión?
Controlar los contenidos
Pasaron 140 años
desde que Alexander Graham Bell utilizó por primera vez su teléfono
experimental para decirle a su asistente de laboratorio: “Señor Watson,
venga, quiero verlo”. Su invención transformaría la comunicación humana y el
mundo. La empresa creada por Bell creció hasta transformarse en un inmenso
monopolio: AT&T.
El gobierno
estadounidense consideró luego que era demasiado poderosa y dispuso la
desintegración de la gigante de las telecomunicaciones en 1982… pero AT&T
ha regresado, anunciando la adquisición de Time Warner, una de las
principales compañías de medios de comunicación y producción de contenidos a
nivel mundial, para conformar así uno de los más grandes conglomerados del
entretenimiento y las comunicaciones del planeta.
La fusión
propuesta, que aún debe ser sometida a estudio por las autoridades,
representa desde ya no solo una significativa amenaza a la privacidad y a la
libertad básica de comunicarse, sino también un cambio paradigmático en lo
que hoy entendemos como comunicación. Sería la mayor adquisición hasta la
fecha y llegaría un año después de que AT&T comprara a DirecTV.
AT&T es hoy la
décima entre las 500 compañías más grandes de Estados Unidos y si adquiriera
Time Warner, que ocupa el lugar 99 de la lista Forbes, se crearía una enorme
corporación, integrada verticalmente que controlaría no solo una amplia
cantidad de contenidos audiovisuales, sino la forma en que la población
accedería a esos contenidos.
Según Candace
Clement, de Free Press, esta fusión generaría un imperio mediático nunca
antes visto. AT&T controlaría el acceso a Internet móvil y por cableado,
canales de televisión por cable, franquicias de películas, un estudio de cine
y televisión y otras empresas de la industria. Eso significa que AT&T
controlaría el acceso a Internet de cientos de millones de personas, así como
el contenido que miran, lo que le permitiría dar prioridad a su propia oferta
y hacer uso de recursos engañosos que socavarían la neutralidad de la red.
Pelear guerras que
ya no existen
El mundo no es el
mismo de antes (tampoco el del 1980 cuando el Informe McBride), aunque tanto
derecha como izquierda crean que seguimos en 1990. Es difícil, a quienes como
uno vienen de la época de la tipografía y la linotipia, de los télex y
teletipos -o del dogmatismo y la repetición de consignas-, asimilar los
cambios tecnológicos y la realidad del mundo actual, del big data, de la
inteligencia artificial, de la plutocracia…
Según los últimos
cálculos, en el mundo hay unos 10 zetabytes de información (un zetabyte es un
1 con 21 ceros detrás), que si se ponen en libros se pueden hacer nueve mil
pilas que lleguen hasta el sol. Desde 2014 hasta hoy, creamos tanta
información como desde la prehistoria hasta el 2014. Y la única manera de
interpretarlos es con máquinas.
El Deep Learning
es la manera como se hace la Inteligencia Artificial desde hace cinco años:
son redes neuronales que funcionan de manera muy similar al cerebro, con
muchas jerarquías. Apple y Google y todas las Siri en el teléfono, todos lo
usan.
El Big Data
permite a la información interpretarse a sí misma y adelantarse a nuestras
intenciones, cuánto saben las grandes empresas de nosotros, y lo que más les
preocupa: lo fácil que está siendo convertir la democracia en una dictadura
de la información, haciendo de cada ciudadano una burbuja distinta.
Si uno tiene Gmail
en su celular con wifi, puede ver en Google Maps un mapa mundial que muestra
dónde estuvo cada día, a cada hora, durante los últimos dos o tres años (no
tiene por qué creerme: vea www.google.com/maps/timeline). Es una información
que uno les permites coleccionar al aceptar los términos de licencia cuando
instala la aplicación.
También las
empresas telefónicas, que uno supone que sólo nos cobran el plan, hacen
buenos negocios con nuestros datos. Por ejemplo, Smart Steps es la empresa de
Telefónica que vende los datos de los celulares Movistar. De la noche a la
mañana, la gente pasó a tener un sensor de sí mismo 24 horas al día. Hoy se
puede saber dónde están las personas, pero también qué compran, qué comen,
cuándo duermen, cuáles son sus amigos, sus ideas políticas, su vida social.
El alemán Martin
Hilbert , asesor tecnológico de la Biblioteca del Congreso de EE.UU. señala
que algunos estudios ya han logrado predecir un montón de cosas a partir de
nuestra conducta en Facebook . “Se puede abusar también, como Barack Obama y
Donald Trump lo hicieron en sus campañas, como Hillary Clinton no lo hizo, y
perdió. Esos son los datos que Trump usó. Teniendo entre 100 y 250 likes (me
gusta) tuyos en Facebook, se puede predecir tu orientación sexual, tu origen
étnico, tus opiniones religiosas y políticas, tu nivel de inteligencia y de
felicidad, si usas drogas, si tus papás son separados o no”, señala el
científico.
Y “con 150 likes,
los algoritmos pueden predecir el resultado de tu test de personalidad mejor
que tu pareja. Y con 250 likes, mejor que tú mismo. Este estudio lo hizo
Kosinski en Cambridge, luego un empresario que tomó esto creó Cambridge
Analytica y Trump contrató a Cambridge Analytica para la elección”.
“Usaron esa base
de datos y esa metodología para crear los perfiles de cada ciudadano que
puede votar. Casi 250 millones de perfiles. Obama, que también manipuló mucho
a la ciudadanía, en 2012 tenía 16 millones de perfiles, pero acá estaban
todos. En promedio, tú tienes unos 5000 puntos de datos de cada
estadounidense. Y una vez que clasificaron a cada individuo según esos datos,
los empezaron a atacar”, señala Hilbert.
Por ejemplo, si
Trump dice “estoy por el derecho a tener armas”, algunos reciben esa frase
con la imagen de un criminal que entra a una casa, porque es gente más
miedosa, y otros que son más patriotas la reciben con la imagen de un tipo
que va a cazar con su hijo. Es la misma frase de Trump y ahí tienes dos
versiones, pero aquí crearon 175 mil. Claro, te lavan el cerebro. No tiene
nada que ver con democracia. Es populismo puro, te dicen exactamente lo que
quieres escuchar”. Lo más delicado es que no sólo pueden mandar el mensaje
como más le va a gustar a esa persona, sino también pueden mostrarle sólo
aquello con lo que va a estar de acuerdo.
Al final, el juego
con la tecnología siempre ha sido ver cuáles tareas se pueden automatizar y
cuáles no. Si un robot reconoce células de cáncer, uno se ahorra al médico.
Más del 50% de los actuales empleos son digitalizables, afirma Hilbert. Y ya
no hablamos de reemplazar a los obreros, como en la revolución industrial,
sino también los trabajos de la clase más educada: médicos, contadores. El
99% de las decisiones de la red de electricidad en EEUU son tomadas por IA
que localiza en tiempo real quién necesita energía.
No es en ningún
caso el fin de la humanidad, es la evolución que sigue su camino. Y lo más
importantes es entender en qué mundo vivimos. Por eso llama la atención que
operadores mediáticos, que se autodefinen como radicales de izquierda, sigan
insistiendo en la necesidad de pelear en escenarios que ya no existen, con
léxicos que no corresponden a las realidades reales y tampoco a las
virtuales, en aferrarse al pasado, lo cual es por demás retrógrado.
La dictadura y la
posverdad
Hoy más que nunca
la dictadura mediática, en manos de cada vez menos “generales” de las
corporaciones, busca las formas novedosas de implantar hegemónicamente
imaginarios colectivos, narrativas, discursos, verdades e imágenes únicas. Es
el lanzamiento global de la guerra de cuarta generación, directamente a los
usuarios digitalizados de todo el mundo.
Si hace cinco
décadas la lucha política, la batalla por la imposición de imaginarios, se
dilucidaba en la calle, en las fábricas, en los partidos políticos y
movimientos, en los parlamentos (o en la guerrilla), hoy las grandes
corporaciones de transmisión preparan una ofensiva que saltean los medios
tradicionales para llegar directamente, con sus propios contenidos de
realidades virtuales, a los nuevos dispositivos móviles de los ciudadanos.
¿De qué estamos
hablando cuando reclamamos la democratización de la comunicación y de la
información? ¿Hablamos de redistribución de frecuencias radioeléctricas
cuando hoy el control emerge de la conjunción de medio y contenido? Los que
controlan los sistemas de difusión, cada vez más inalámbricos, satelitales,
eligen, producen y disponen cuáles serán los contenidos, en una planificada
apuesta por monopolizar mercados y hegemonizar la información-formación del
ciudadano.
Cambia la radio.
Bajo la mirada vigilante de otras naciones, Noruega se ha convertido desde el
enero de 2017, en el primer país del mundo en apagar su señal de Frecuencia
Modulada (FM), considerando que tiene 22 estaciones nacionales de radio
digital, y aún hay espacio en su plataforma digital para otras 20.
La tendencia
mundial –y latinoamericana- demuestra que los jóvenes televidentes ya están
pasando del uso lineal de televisión hacia un consumo en diferido y a la
carta, que bien puede optar el dispositivo fijo (el televisor) y optar por
una segunda pantalla (computadora, tablet, teléfonos inteligentes).
Para los
comunicólogos optimistas, de receptores pasivos, los ciudadanos están pasando
a ser, mediante el uso masivo de las redes sociales, productores-difusores, o
productores-consumidores (prosumidores). Para los menos optimistas, si bien
esa es una posibilidad teórica, la práctica demuestra que la producción y
difusión quedarán en manos de grandes corporciones, en especial
estadounidenses, y los ciudadanos podrán ocupar la casilla de consumidores,
en una arremetida del pensamiento, el mensaje, la imagen únicos.
Quizá aquellos que
estamos desde hace años en la lucha creemos que la discusión sobre la
democratización de las comunicaciones está socializada/masificada en nuestras
sociedades. No lo está siquiera en aquellos donde se han hecho esfuerzos de
esclarecimiento en este campo, como Argentina y Ecuador. Hay quienes
sostienen que aún se trata de una discusión elitesca, entre los militantes
políticos, de la comunicación y allegados.
¿De qué estamos
hablando cuando reclamamos la democratización de la comunicación y de la
información en la que ahora se da en llamar la época de la posverdad, donde
los hechos objetivos son menos influyentes en la opinión pública que las
emociones, los imaginarios y las creencias personales?
Hoy, la posverdad
es el arma de desorientación masiva de la opinión pública que emplean los
grandes medios de comunicación y todos los líderes políticos. La sociedad es
hoy un monumental simulacro, un plexo cuasi-infinito de significaciones sin
referente ni realidad que las apoye, una especie de monumental
ciencia-ficción que nos domina, dijera Baudrillard.
En 2016, The
Economist hablaba del arte de la mentira, y señalaba que Trump es el principal
exponente de la política de la posverdad, que se basa en frases que se
sienten verdaderas, pero que no tienen ninguna base real. Una cosa es
exagerar u ocultar, y otra, mentir descarada y continuadamente sobre los
hechos. Y lo peor es que esas mentiras se van imponiendo en el imaginario
colectivo.
Hoy se manipulan,
se omiten, se tergiversan o se falsifican desde las cifras de la desocupación
o del costo de la vida, mientras opinadores muy mediatizados predican
distintas variantes del there is no alternative (no hay alternativa)
thatcheriano.
Disculpe,
entonces, ¿de qué estamos hablando cuando reclamamos la democratización de la
comunicación y de la información?
*Adelanto del
libro El asesinato de la Verdad, a editarse este semestre.
Aharonian es periodista
uruguayo, magister en Integración, fundador de Telesur, codirector del
Observatorio de Comunicación y Democracia y del Centro Latinoamericano de
Análisis Estratégico (Clae), y presidente de la Fundación para la Integración
Latinoamericana (Fila). Autor de Vernos con nuestros propios ojos y La
internacional del terror mediático, entre otros textos.
http://rebelion.org/noticia.php?id=222892
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Donald Trump: presidente inconstitucional
Oswaldo de Rivero
Al jurar como
presidente, sin haber resuelto conflictos, ha violado la Constitución de los
EEUU.
Un reciente
informe de la Brookings Institution, elaborado por los eminentes
constitucionalistas Norman Eisen, Richard Painer y Laurence Tribe, concluye
que Trump ha sido el presidente electo, en toda la historia de los EEUU, con
más conflictos de interés para asumir la presidencia; y que al jurar como
presidente, sin haber resuelto estos conflictos, ha violado la Constitución
de los EEUU.
Estos juristas no
se han limitado solo a denunciar la inconstitucionalidad de la presidencia de
Trump, sino que lo han demandado judicialmente por haber violado la cláusula
de “emolumentos” de la Constitución de los EEUU.
Según esta
cláusula, el Presidente de los EEUU no puede obtener ningún lucro, ganancia,
recompensa o remuneración proveniente del extranjero; y por lo tanto, Trump
está obligado a liquidar la Trump Organization, que es la empresa que se
ocupa de todos sus multimillonarios negocios transnacionales, cosa que no ha
hecho.
Para circunvalar
esta prohibición de la Constitución, Trump ha transferido la administración
de la Trump Organization a sus hijos. Sin embargo, para los juristas que lo
enjuician y también para la importante entidad cívica de los EEUU, la Ameriacan
Civic Liberties Union (ACLU) esta maniobra no tiene ningún valor, porque
Trump ha transferido la administración pero se ha quedado con la propiedad.
Según los juristas
demandantes y la ACLU, Trump, como todos sus antecesores, debe liquidar sus
bienes y poner el producto de la venta en una entidad autónoma llamada “blind
trust” que administrará el producto de la venta de sus bienes, y a la cual
Trump, durante su mandato, no podrá tener acceso.
Esta es la primera
vez en la historia de los EEUU que se enjuicia a un Presidente invocando la
cláusula emolumentos. Nadie puede saber qué resultado tendrá. Sin embargo, se
puede decir que hasta ahora las Cortes de Justicia Federales de los EEUU han
sido contrarias a Trump. Una Corte le hizo pagar 21 millones de dólares por
su fraudulenta universidad; y otra ha declarado que es ilegal su prohibición
temporal de viajar a los EEUU desde ciertos países musulmanes.
Como afirma el
conocido jurista David Cole, director Legal de la American Civil Liberties
Union, la inconstitucionalidad dependerá no solo de los tribunales sino
también de la movilización ciudadana, como ya está sucediendo. En efecto, ya
ha nacido un movimiento ciudadano para protestar por la violación de la
Constitución por Trump.
Si ante esta
demanda judicial inédita la justicia federal termina fallando contra Trump,
entonces es muy posible que el actual movimiento ciudadano, contra la
violación de la cláusula de emolumentos, se transforme en un movimiento
nacional para pedir el impeachment del Presidente Trump.
El talón de
Aquiles del 45 Presidente de los EEUU son sus multimillonarios conflictos de
interés.
http://diariouno.pe/columna/donald-trump-presidente-inconstitucional/
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Representación del sindicato mayoritario en
negociación colectiva
Arturo Rodríguez
Dada la
flexibilidad de la legislación laboral, en muchas empresas coexisten más de
una organización sindical, esto va en desmedro de los propios trabajadores, a
más sindicatos menor capacidad de negociar con la empresa.
A fin de evitar
mayor dispersión, la ley reconoce capacidad de representación única en la
Negociación Colectiva al sindicato que afilie más del 50% de trabajadores,
con lo cual podrá representar a la totalidad de trabajadores así existan
otros sindicatos, siendo los efectos de la negociación colectiva extensibles
a todos los trabajadores, incluso los no afiliados.
Este modelo de
representación única ha merecido diversos cuestionamientos, principalmente de
parte de las organizaciones sindicales minoritarias, acusándola de
discriminadora y antidemocrática, sin embargo desde una perspectiva de buscar
efectividad en el accionar sindical, consideramos la más adecuada.
Aun cuando la
Constitución reconoce como derecho de primer orden el de la Negociación
Colectiva, este no es absoluto y puede ser regulado conforme al modelo de
representación de Sindicato Mayoritario, así ha sido entendido por el TC que
señala: “Es así a fin de asegurar la defensa de los intereses de los
trabajadores, confiando determinadas funciones únicamente a los sindicatos
mayoritarios”.
En posteriores
pronunciamientos el TC ha señalado la posibilidad que la organización
sindical mayoritaria acoja determinadas reivindicaciones de los sindicatos
minoritarios.
Caso distinto es
cuando nos encontramos ante diversas organizaciones sindicales minoritarias,
en cuyo caso la ley sí les reconoce el derecho a que cada una negocie por su
cuenta, siendo el resultado de cada negociación aplicable solo a los
trabajadores afiliados a dicho gremio sindical, sin embargo esto es utilizado
por muchos empleadores que terminan otorgando mayores beneficios a los
sindicatos más “proclives” a la empresa, lo cual nos reafirma en que es mejor
un modelo de representación única en la negociación colectiva.
http://diariouno.pe/columna/representacion-del-sindicato-mayoritario-en-negociacion-colectiva/
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El modelo
Luis Davelouis
“La codicia –a
falta de una mejor palabra– es buena. La codicia es correcta. La codicia
funciona. La codicia se abre camino, aclara y captura la esencia del espíritu
evolucionario. La codicia en todas sus formas: la codicia de vivir, de saber,
del amor, del dinero; es lo que ha marcado el surgimiento de la humanidad”,
decía Gordon Gekko, el personaje de la película Wall Street al que da vida un
impecable Michael Douglas.
Gekko es, por
supuesto, un déspota… con quien puede y le conviene. En el mundo de Gekko, la
justicia no es un valor al que se aspira, sino algo que aparece
espontáneamente en la sociedad a partir de la suma de todas las codicias como
la suya. Su lugar en el mundo se lo ha ganado, dice él, a pulso. Nadie le ha
regalado nunca nada y, por eso, él no le regala nada a nadie; por eso,
además, está bien ser despiadado. Porque ser codicioso, avaro y despiadado es
una manera de ser justo, de hacer su parte.
Gekko, por
supuesto, es un especulador inescrupuloso e histriónico. Y precisamente por
esto último, Gordon Gekko es también un farsante que solo sigue su
“filosofía” cuando le conviene. Como con los salvatajes tras la crisis de
2008 y la posterior socialización de pérdidas con el cuento del “too big to
fail”. O sea: “sálvame con la plata del Estado, pero no me toques un centavo
de mis utilidades, fúchila con tus impuestos antitécnicos”.
De alguna triste
forma, sintetiza los peores atributos que encontré en demasiadas personas a
lo largo de diez años en el mercado bursátil y de inversiones.
No es esto una
apología al socialismo. Es un recordatorio de que cualquier modelo es tan
bueno como las personas que lo usan.
http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-modelo-2270759
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La justicia Barata
Dino Carlos Caro Coria
Jorge Barata es el
principal testigo, denunciante e imputado en el proceso por tráfico de
influencias y lavado de activos en el que se ha impuesto al ex presidente
Toledo detención preventiva por 18 meses, con pedido de captura nacional e
internacional. Su testimonio ante la fiscalía peruana, corroborado
preliminarmente como detalla el mandato judicial, ha sido la clave para este
golpe inicial del Ministerio Público.
Dicha declaración
no es producto del azar. Es el resultado del acuerdo celebrado entre
Odebrecht y el Departamento de Justicia de Estados Unidos, del proceso de
delación premiada (colaboración eficaz aquí) al que Barata se ha sometido en
Brasil y del convenio preliminar entre la fiscalía peruana y Odebrecht, que
implica “colaborar con la investigación y facilitar la entrega de
información”.
Beneficios como la
reducción o la exención de la pena para el delator o autor confeso son tan
antiguos como el propio derecho penal. Se iniciaron con justificaciones
morales como el arrepentimiento, la clemencia o la indulgencia, acordes con
los sistemas inquisitivos y las llamadas teorías retributivas de la pena
(Hegel, Kant): el delincuente disminuye su culpabilidad mediante la
confesión, y con ello la pena. Hoy el llamado derecho penal premial o del
colaborador con la justicia obedece a razones utilitarias: el imputado o
condenado puede disminuir o evitar la pena porque con su colaboración se
reducen los plazos y los costos del proceso, se descubre el delito y a sus
autores, o se desarticulan organizaciones criminales.
El Código Procesal
Penal, premonitoriamente reformado en diciembre mediante el Decreto
Legislativo 1301, ahora permite de modo excepcional la colaboración eficaz
incluso de los “jefes, cabecillas o dirigentes principales de organizaciones
delictivas […], siempre que su aporte permita identificar a miembros de la
organización con mayor rango jerárquico”. Imputados como Belaunde Lossio o
Barata podrían invocar este beneficio si entregan información de calidad que
permita la condena de “alguien de arriba”. Ello no los convertirá en héroes,
como tampoco lo fue Matilde Pinchi Pinchi, sino en aspirantes a una menor
pena por los delitos que hayan podido cometer.
Esta reforma, sin
embargo, debe ser aún complementada. No existe un régimen de colaboración
eficaz para las empresas, algo importante pues desde el 1 de enero del 2018
los entes colectivos podrán ser sancionados por actos de corrupción doméstica
o transnacional, lavado de activos y financiación del terrorismo, según el
reciente D. Leg 1352. Hoy la ley solo prevé atenuantes, no exenciones, para
la empresa imputada que colabore con la justicia, pero sin un régimen
procesal que haga predecible para una corporación las consecuencias de ese
proceso de cooperación premiada.
La jurisprudencia
peruana ha revelado los beneficios y riesgos de esta justicia premial,
instaurada hace tres décadas con la Ley de Arrepentimiento Terrorista y
extendida luego a delitos comunes como el fraude tributario o los delitos
concursales, y además ampliada por la ley de colaboración eficaz, que
permitió el procesamiento, en algunos casos exitoso, de actos de corrupción
de la década del noventa.
La colaboración
eficaz ha sido un espacio de juego para la verdad y la mentira del imputado.
Para una verdad construida o negociada. La Comisión de Indultos y Derecho de
Gracia del gobierno de Fujimori tuvo que dar pase a la liberación de 513
condenados por terrorismo, muchos por “error” de una sumaria justicia
militar; por el solo dicho, no probado, de algún colaborador eficaz. Ese no
parece ser el caso del ex presidente Toledo. La justicia de Barata hoy lo
persigue y le ha pasado la primera factura: una detención preventiva bastante
cara.
http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/justicia-barata-dino-carlos-caro-coria-noticia-1968327
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La corrupción y los empresarios
Nelson Manrique
¿Qué hacer para
erradicar la corrupción? Hay quienes creen que esta está inscrita en nuestro
ADN social y no se puede acabar con ella. Otros proponen reformar
instituciones que parecen irreformables, como el Poder Judicial. Otros creen
que las reformas en el aparato del Estado, los cambios en las leyes y en la
Constitución y el reforzamiento de la educación ética son el camino. Sin duda
son medidas imprescindibles, pero dejan bastante fuera.
Cuando se comparan
las acciones judiciales que se están llevando adelante en Brasil con el Perú
hay diferencias muy llamativas. En Brasil los más importantes investigados y
sancionados son empresarios, como lo son, para comenzar, las cabezas de los
imperios Odebrecht, OAS, Correa y Camargo, y otros, que están enjuiciados y
en prisión, junto con esa constelación de 70 ejecutivos que se han acogido a
la delación premiada y otros tantos más que hoy encaran posibles penas de
carcelería. También están en la mira políticos, especialmente de la tienda
del Partido de los Trabajadores, que fue gobierno durante el periodo
investigado, pero su peso en el escándalo es bastante menor que el de los
empresarios que son hoy reos de la justicia.
En el Perú, en
cambio, no hay ni un –subrayo, ni uno– empresario que haya sido no digamos
condenado por corrupción sino ni siquiera involucrado en una investigación
que pudiera sugerir que este grupo social tiene algo que ver con el
Apocalipsis ético que está viviendo el país. Aparentemente los empresarios
peruanos, socios de las empresas brasileñas, disfrutaron las utilidades
extraordinarias creadas por las adendas y la escandalosa multiplicación del
precio de las obras públicas, pero no estaban enterados de las coimas que
hacían que la plata lloviera del cielo.
Debe hacerse justicia,
caiga quien caiga. Limitarse a los políticos dejando fuera a las empresas
corruptas es hacer cambios superficiales para que no cambie nada. El viejo
sistema de partidos está en extinción; véase lo sucedido con el Apra. Sin
partidos, los presidentes, parlamentarios y el resto de la corte política son
simples agentes del poder empresarial, fácilmente reemplazables cuando se
queman.
Los empresarios en
el Perú tienen un gran poder, que los constituye casi en una casta. Por eso
Lelio Balarezo, el vicepresidente de Confiep, condenado a prisión por evasión
de impuestos, es seguramente el prófugo menos buscado del país. Y esto viene
de atrás. La corrupción fujimorista arrasó con todos los estratos del poder
de la sociedad peruana excepto el empresariado, pese a los vladivideos
condenatorios de grandes empresarios y su complicidad hasta aportando el
avión para que Vladimiro Montesinos fugara del país. En cierto momento
histórico los empresarios se convirtieron en la principal fuerza política del
país.
Las reformas de la
revolución velasquista sacaron a los partidos de la escena política al
dejarlos sin sus banderas de cambio. El vacío que ellos dejaron fue llenado
entonces por los gremios, tanto de trabajadores, cuanto de empresarios, y la
lucha gremial se convirtió en el escenario de la lucha política. Esto ayuda a
comprender por qué la izquierda fue poderosa gracias a los sindicatos y entró
en crisis cuando estos declinaron. Pero también en la derecha los partidos
fueron reemplazados por los gremios empresariales que entonces se
articularon. (¿Alguien recuerda que el PPC era conocido como “el partido de
los gerentes”?).
Así, gremios como
la SIN, ADEX y la CONFIEP (fundadas en 1984) concentraron un gran poder, que
fue reforzado con el control de los medios de comunicación, como sucede con
Graña y Montero, que a través del grupo editorial El Comercio controla más
del 80% de la prensa escrita y los dos más importantes canales de televisión,
abierta y cerrada, lo que le permite imponer su agenda y decidir qué existe y
qué no existe en el país, según sus intereses.
Los gremios
empresariales han mantenido así durante estas últimas cuatro décadas una
continuidad institucional, mientras los partidos se quebraban. En adelante
estos no “representan” más a los empresarios, sino son poco más que
cascarones institucionales que pueden proveerles de operadores políticos
descartables, como estamos viendo. Creció el poder de los lobbies, la
tecnocracia se convirtió en la justificadora de este orden de cosas y se
implantó la puerta giratoria: funcionarios de empresas que se convierten en
ministros y luego regresan a sus empresas para disfrutar de sus recompensas.
Ahí donde se
concentran el poder económico, político y simbólico la democracia se
pervierte y los contrapesos institucionales dejan de funcionar. La corrupción
seguirá gozando de buena salud mientras esto no cambie.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/848237-la-corrupcion-y-los-empresarios
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PPK - Trump, un puente
Mirko Lauer
El incidente
Toledo le ha dado a Pedro Pablo Kuczynski la oportunidad de hacer un gambito,
que en este caso equivale a un guiño, en dirección de Donald Trump. Su
llamada telefónica a Washington el domingo a las 6 pm fue para pedir un favor
personal entre presidentes, la entrega de Toledo al Perú. Pero también para
poner en movimiento algunos engranajes diplomáticos.
PPK está
programado para recibir una medalla como ex alumno distinguido de Princeton
University, junto a Eric Schmidt, el CEO de Google, el 25 de este mes. Torre
Tagle venía explorando si había manera de escalar ese viaje hacia un
encuentro con Trump, y los días para lograrlo se venían acortando. La llamada
telefónica ciertamente ha mejorado las cosas.
Sin embargo
todavía nada es seguro. Sobre la entrega de Toledo, el departamento de Estado
está estudiando la situación. Sobre el encuentro presidencial, según una
versión Trump habló sobre una invitación a PPK, pero no hay nada oficial
sobre el asunto. Cautelosamente PPK no mencionó la llamada en su mensaje por
TV del domingo a las 8:30pm.
La relación
PPK-Trump era mejorable. El liberalismo de PPK lo hacía un clintoniano
natural frente a la campaña de los EEUU, y su temprana defensa cerrada del
libre comercio fue correctamente leída como una crítica a Trump. Incluso hace
menos de un mes llegó a acusarlo de “querer crear miseria en el mundo” con
sus políticas proteccionistas. Pero han aparecido coincidencias. Una es
Venezuela.
PPK ha insistido
en la necesidad de enfrentar la crisis que viene presidiendo Nicolás Maduro.
Incluso poco antes de llegar al poder propuso un grupo regional para ofrecer
asistencia económica en el caso de una transición política. No sorprende,
pues, la invitación telefónica de Trump a trabajar juntos para resolver “la
situación humanitaria en Venezuela”.
De modo que es muy
probable que en la última semana del mes haya un encuentro de los dos
presidentes en Washington, y que esa reunión tenga una agenda de dos
preocupaciones coincidentes. Para Trump se abre la oportunidad de acercarse a
parte de América Latina en sus propios términos. Para PPK sería una forma de
recuperar afuera algo del perfil que está perdiendo en casa.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/848234-ppk-trump-un-puente
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¿Queda, queda, PPK?
Pedro Tenorio
Si hasta el
momento no se ha probado ninguna conducta dolosa por parte del presidente
Pedro Pablo Kuczynski cuando sirvió en el gobierno de Alejandro Toledo, ¿por
qué hay tantas personas preguntándose si PPK será capaz de culminar su
mandato? A diario, me ocurre a mí como a otros analistas: en las últimas
semanas no hay lugar al que vaya donde no me pregunten qué pasaría si
Kuczynski “fuera vacado” del cargo. O si “se descubriera” alguna gestión
ilícita de sus días como ministro de Economía y jefe del gabinete que hoy
hiciera insostenible su permanencia en Palacio de Gobierno.
Especular es
fácil. Y en un país con instituciones como las nuestras, a veces hasta
nocivo. A PPK se le puede acusar de muchas cosas, pero mientras no aparezca
una evidencia que lo incrimine debe permitírsele gobernar sin amenazas ni
contratiempos. A todos nos consta la debilidad de su administración (un
gabinete técnico antes que político, 17 congresistas de un total de 130, una
menguante aprobación popular –que este mes alcanza solo 38% según Ipsos– en
todo el país). A ello se suma que la corrupción carcome a buena parte del
tejido político del país. Ante esto, ¿qué puede hacer el Ejecutivo?
Primero, afrontar
con energía y efectividad la lucha anticorrupción. El mensaje presidencial
del último domingo tuvo aspectos positivos, pero llegó con un mes de retraso.
Sin embargo, lo más importante radica en traducir su discurso –dentro del
debido proceso– en tres acciones concretas: cárcel, más cárcel y sobre todo
cárcel para los corruptos. Cualquier otra actitud será vista como concesiva
por la ciudadanía.
Segundo, combatir
su debilidad política. Y aquí es clave evitar que sean los propios
parlamentarios oficialistas quienes debatan públicamente sobre la
conveniencia o no de realizar ajustes al equipo ministerial. El presidente
debe convocar a sus congresistas, escucharlos y encargarles determinadas
tareas obteniendo su compromiso de no obsequiarle flancos de ataque a la
oposición ahora que las papas queman. No sirve de nada jugar a las palomas y
los halcones cuando el nido pepekausa apenas tiene polluelos.
Tercero, y aunque
moleste a algunos, explorar el terreno para un gabinete conversado con las
principales fuerzas de oposición a fin de darle estabilidad al Ejecutivo. La
visión económica y social de Kuczynski y compañía tampoco es incompatible a
la de otros partidos (salvo el Frente Amplio o lo que queda de él). Este
podría ser el balón de oxígeno que Fernando Zavala requerirá en breve.
El país necesita
diálogo y acuerdos mínimos para avanzar. La lucha anticorrupción debe ser la
piedra angular de este esfuerzo. Los acontecimientos de los últimos días así
lo confirman.
http://elcomercio.pe/opinion/rincon-del-autor/queda-queda-ppk-pedro-tenorio-noticia-1968294
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