viernes, 27 de enero de 2017

OPINIONES 27/01/2017



Cómo redujo el estado sus deudas - Iván Alonso
Construyendo un latino feo - Mirko Lauer
El populismo anticorrupción - Juan de La Puente
“Gracias”, presidente Trump - Marco Sifuentes
Entre la sequía y la lluvia, otra vez la crisis - Santiago Pedraglio
Los huérfanos de la globalización neoliberal - Emir Sader
Negocio seguro - Luis Davelouis
Recetas para enfrentar a la naturaleza - Augusto Álvarez Rodrich
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Cómo redujo el estado sus deudas

Iván Alonso


Hablábamos el viernes antepasado sobre cómo crecen explosivamente las deudas tributarias cuando un contribuyente no paga sus impuestos a tiempo, en virtud de las tasas de interés moratorio que establece el código tributario. Ese mismo día, por coincidencia, el ministro Alfredo Thorne anunciaba con evidente satisfacción que las deudas de los gobiernos locales y regionales con las AFP, la ONP y Essalud se reducirán en un 80%, gracias a un cambio en las reglas “macrofiscales”. Una disparidad de circunstancias que bien podríamos calificar de ostracismo, aunque no en el sentido canónico del término.

El Ministerio de Economía y Finanzas calcula una reducción de 1,337 millones de soles en las deudas de los gobiernos locales y regionales con la ONP y Essalud. Eso se logrará mediante la extinción de los intereses, las multas y las moras. Las deudas con las AFP, por otro lado, se reducirán en 8,467 millones de soles. Pero no porque estos gobiernos vayan a ponerse al día, sino porque se recalculará los intereses por los aportes no efectuados oportunamente, utilizando la tasa de rentabilidad histórica del sistema privado de pensiones (SPP), en lugar de la tasa de interés moratorio, que es más alta.

Obviamente, por cada sol que se ahorre el estado como deudor habrá un sol menos para atender a los afiliados de esas instituciones. Aun así, puede ensayarse una justificación: es mejor que las deudas se reduzcan a un nivel razonable y se paguen de una vez, que dejarlas en donde estaban, pero sin ninguna esperanza de que se paguen. Por lo menos, se les asegura a los tres sistemas una inyección de liquidez inmediata. Y en el caso específico de las AFP, el recálculo de los intereses no parecería perjudicar a los afiliados, porque la tasa de rentabilidad del SPP es más o menos la tasa a la que habrían crecido sus respectivas cuentas individuales de capitalización (o sea, los fondos de donde saldrán sus pensiones) si los gobiernos locales o regionales para los que trabajaban hubieran hecho los aportes cuando debían.

Ahora, si el gobierno piensa que ésas son buenas razones para extinguir las moras y multas y recalcular los intereses que pesan sobre los gobiernos subnacionales, ¿por qué no hacer lo mismo con las deudas de los contribuyentes con la Sunat? En otras palabras, si su razonamiento le parece correcto cuando el estado está en la posición de deudor, debería parecérselo también cuando está en la posición de acreedor.

En nuestro artículo publicado hace dos semanas sugeríamos algo más digerible: modificar el artículo 33° del código tributario de tal manera que la tasa de interés moratorio que la Sunat está autorizada a cobrar no se rija por la tasa activa promedio en moneda nacional (TAMN) del sistema bancario, sino por una tasa intermedia entre ésta y la tasa pasiva promedio (TIPMN).

No es éste, lamentablemente, el único caso en el que el estado crea para sí mismo un régimen distinto del que se aplica a los particulares. En materia laboral, principalmente, el estado suele exonerarse a sí mismo del cumplimiento de normas de contratación y beneficios sociales que encarecen el empleo. El socorrido argumento de las limitaciones presupuestales es inaceptable, porque limitaciones presupuestales las tiene también la empresa privada, a la que, sin embargo, no le queda otro remedio que asumir esas cargas.


http://elcomercio.pe/opinion/mirada-de-fondo/como-redujo-estado-sus-deudas-ivan-alonso-noticia-1963652


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Construyendo un latino feo


Mirko Lauer



El muro que Donald Trump empieza a construir entre los EEUU y México tiene todo el peso simbólico del mundo. En realidad ya existe una barrera discontinua entre estos dos países, y su eficacia contra los migrantes ilegales es discutible. La idea y las cercas están allí desde el 2006. Trump les está dando un sentido nuevo, o más bien antiguo.

El sentido es un deseo de revivir una subordinación política de México que empezó con las invasiones a este país a mediados del siglo XIX. Las subsiguientes anexiones se llevaron la mitad del territorio mexicano. Son más o menos las mismas zonas donde la presencia de mexicanos, antiguos y nuevos, legales o no, es hoy más fuerte.

Un sostenido crecimiento del PBI desde 1930 convirtió a México en una moderna potencia económica y cultural del mundo latino. El TLC Canadá-EEUU-México de 1994 le dio a México los beneficios de ser socio comercial de ese importante bloque. Pero no beneficios suficientes como para frenar el intenso flujo migratorio.

Los temores o celos frente al avance de México y de sus pobladores convertidos en estadounidenses a lo largo de más de un siglo y medio, desarrollaron ideologías sobre un peligro de la latinidad. En el 2009 Samuel Huntington declaró a los latinos un enclave resistente a la asimilación que terminaría partiendo a los EEUU en dos.

Trump es el hijo de este tipo de ideas a lo largo de la historia: los mexicanos pueden ser avasallados, su presencia en el TLC es nociva para los EEUU, su fuerza cultural y demográfica tiene que ser atajada de alguna manera. No es difícil imaginar a este tipo de pensamiento aplicado a toda América Latina.

El mensaje de la pared es que los latinos no son bienvenidos, que son parte de los peligros que acechan a los EEUU en el mundo exterior, y que los estadounidenses deben ser protegidos de ellos. Algo que no tiene que ver tanto con la frontera como con la vida diaria de todos los grupos étnicos no blancos, inmigrantes o no, de los EEUU.

El racismo del planteamiento de Trump en torno a la pared es transparente, así venga disfrazado de siniestra obra de construcción civil.



http://larepublica.pe/impresa/opinion/843166-construyendo-un-latino-feo


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El populismo anticorrupción

Juan de La Puente


La manera de despolitizar un caso de la magnitud que exhibe el Lavajato Peruano es reducirlo a la minucia y jalonearlo desde varios ángulos de la agenda nacional para privarlo de su sentido esencial para el futuro de la democracia. Eso viene sucediendo.

Es el propósito de minucia el que lleva a la demanda de que “primero caigan los peces grandes” como si esa fuese la receta perfecta de toda investigación fiscal y si ese inicio fuese el único modo de garantizar la justicia. La tendencia de este reclamo es riesgosa en la medida que intenta invalidar toda detención que no sea de los hombres importantes de la política. Ninguno de los objetores de las últimas detenciones ha llegado a demostrar –más allá de los insultos– por qué la detención de “peces pequeños” abona el camino de la impunidad.

Sucedáneo punto de vista es la idea de “todos se están escapando”, sin considerar que las fugas se produjeron a pocas horas de la revelación del acuerdo de Odebrecht con las justicias de EEUU y Suiza. Sí es un cargo de fondo a la fiscalía el que abriera el caso contra esta empresa en noviembre del año pasado, cuando en Brasil ya se habían producido las primeras delaciones con evidencia de que el caso se vinculaba al Perú, pero es igualmente cierto que para los plazos procesales peruanos es un éxito relativo que la judicialización del caso se realizara en menos de dos meses.

Cabalga un populismo anticorrupción que alimenta una parte del sistema político poco comprometida en la búsqueda de una estrategia de Estado para avanzar en la agenda de transparencia pública de modo eficaz. La guerra de los gritos donde cada cual lanza piedras desde su esquina sin mayor compromiso que el grito mismo –el clima ideal para la impunidad– viene acompañada en los últimos días de estrategias cruzadas a cargo de poderes que están obligados a cooperar.

Entre las estrategias en pugna, la primera es la del compromiso para la colaboración a cargo de la fiscalía, la que ha funcionado hasta ahora y que es objeto de duras críticas. Algunas de estas son atendibles –como que la procuraduría debió participar en el preacuerdo con Odebrecht– pero la mayoría se centra en exigir imposibles como una larga lista de personas con arraigo judicial que, como se sabe, corresponde a otra fase de los procesos.

La segunda estrategia es “préstame tu investigación” a cargo de la comisión parlamentaria que indaga el caso, un modelo que se basa en recaudar otras investigaciones y en operar a través de audiencias públicas más que diligencias indagatorias. La mayoría de sus miembros cuestiona la supuesta precariedad de la fiscalía pero en cambio no exhibe un plan ambicioso que empodere al Congreso a través de una investigación ejemplar que aborde al mismo tiempo las aristas institucionales y las relaciones de poder construidas para dar vida al entramado mafioso. Inclusive, si la idea era que esta indagación siente en el banquillo de los acusados a los últimos 15 años de democracia, están perdiendo una oportunidad inigualable.

La estrategia más populista es “muerte a Odebrecht ahora” y “todos a la cárcel”, que reúne un conjunto de demandas que van desde el congelamiento de los activos de la empresa, su expulsión del país, la oposición a todo acuerdo de colaboración eficaz de sus funcionarios y la prisión preventiva para todos. Estas demandas suenan bien y es probable que algunas de ellas pudiesen formar parte de una estrategia integral, que ahora no existe. En ese contexto, es positivo el mensaje de Keiko Fujimori que ha llamado al gobierno a mantener la vigencia de los proyectos de infraestructura vitales para el desarrollo, y desautorizando la propuesta de dos legisladores de su bancada que solicitaron prisión preventiva para tres ex presidentes, sin que en todos los casos se tenga previamente la denuncia fiscal y la apertura de instrucción.

La minucia y la despolitización es otro gran tributo a la impunidad. La única alternativa válida frente a esta ruta es que, como el año 2001, se recupere un sentido unitario del Estado en su lucha contra la corrupción.


http://larepublica.pe/impresa/opinion/843170-el-populismo-anticorrupcion


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“Gracias”, presidente Trump

Marco Sifuentes


Hoy Trump cumple una semana en la Casa Blanca y todos los temores respecto de su presidencia se están confirmando a la velocidad de un tuit. Pero hay un aspecto en el que parecería que tendríamos que darle las gracias, al menos, según nuestra izquierda: el TPP.

Este acuerdo multinacional era, para ponerlo en términos llanos, un TLC grupal con 11 países de la cuenca del Pacífico. Las negociaciones venían siendo lideradas, obviamente, por Estados Unidos, que era el más interesado. Su propósito geopolítico era evidente: evitar que siga creciendo la influencia de China en la zona.

Luego de siete largos años de negociaciones a puertas cerradas, de protestas y tensiones, el TPP se firmó hace menos de un año y tenía que ser ratificado por la mayoría de gobiernos. Pero Trump, en la línea de sus medidas proteccionistas, decidió retirar a EE.UU., con lo que todos esos años de trabajo se esfumaron en segundos.

¿Esto es bueno para el Perú? Las protestas de nuestra izquierda no estaban fuera de foco. Conforme empezaron a proliferar en los últimos lustros, los acuerdos multilaterales cada vez tienen que ver menos con el libre comercio y mucho más con asegurar la posición de dominio de determinados monopolios. El nombre del juego es “propiedad intelectual” y aquí Verónika Mendoza acertó, por ejemplo, en los peligros que el TPP representaba para los precios de las medicinas. Las grandes farmacéuticas norteamericanas introdujeron en el acuerdo una protección talibana respecto de sus patentes.

Antes de Mendoza, nuestros activistas digitales locales –que los hay de todas las tiendas políticas– habían advertido de las cláusulas draconianas del TPP respecto de la libertad en Internet (el gobierno hubiera podido cerrar preventivamente una web con una simple acusación de “piratería”, no sería necesaria una investigación, menos un juez).

Pero hay otra forma de verlo. En el papel, el TPP no representa una gran pérdida para el Perú, en la medida en que ya cuenta con acuerdos bilaterales con la mayoría de los 11 países (incluido EE.UU.). Hasta allí, normal. Sin embargo, su defunción sí tendrá un efecto de carambola: ahora China no tiene competencia, es decir, se ha quedado sin incentivos para ceder terreno durante las negociaciones de cualquier futuro acuerdo comercial. Y si Trump sigue en su autodestructiva marcha antiglobalizadora, el mercado chino nos será más necesario que nunca.

La defunción del TPP es un verdadero presente griego para los países involucrados. Las duras condiciones de EE.UU. serán reemplazadas por las aún más duras de China (y, eventualmente, por las psicodélicas de la America Great Again). Quizás por eso es que nuestra izquierda no celebró que se haya cumplido, por fin, uno de los puntos de su plan de gobierno. O quizás solo haya sido el roche de encontrarse, por un momento, del mismo lado que Trump.


http://elcomercio.pe/opinion/rincon-del-autor/gracias-presidente-trump-marco-sifuentes-noticia-1963648?flsm=1

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Entre la sequía y la lluvia, otra vez la crisis

Santiago Pedraglio


A la lamentable rutina anual de los huaicos se le debe sumar un asunto estructural, señalado por Beatriz Salazar, investigadora del Centro Peruano de Estudios Sociales, en Noticias SER: la vertiente oriental de los Andes, es decir, la sierra y la Amazonía, “tiene más del 95% del agua dulce disponible del país, pero ahí hay relativamente poca población”. Por el contrario, “en la vertiente del Pacífico solo hay un 2% de agua dulce disponible (…), pero ahí se asienta más del 50% de la población del país”.

El problema de la escasez estructural de agua en la costa plantea desafíos inmediatos con relación al tipo de producción que se promueve. Salazar cuestiona los megaproyectos, porque requieren una gran cantidad de agua y esfuerzos de trasvase de una a otra vertiente. Finalmente, convierten en insostenible el recurso agua no solo para la producción sino incluso para cubrir las necesidades cotidianas de los habitantes.

El efecto de los desastres naturales tiene que ver no solo con la capacidad destructiva de la naturaleza, sino también con la ineficacia del Estado peruano –y de la sociedad– para prevenir situaciones recurrentes.

Es cierto que este tipo de problemas no los puede resolver gobierno alguno en escasos seis meses. Pero el Ejecutivo no ha movilizado su capacidad para afrontar un fenómeno que se veía venir. Llama la atención la falta de iniciativa del Ministerio de Agricultura. Porque si bien no se pueden controlar los huaicos –ni las sequías–, debería haber una rápida capacidad para minimizar los efectos sobre la población, en especial la que tiene menos recursos para recuperarse.

No deja de llamar la atención que ante las recientes inundaciones el Ejecutivo haya declarado en emergencia solo la región Ica, y no Huancavelica o el sur de Ayacucho. Aunque es probable que el uso de indicadores como la concentración de cultivos y de población ubique a Ica como la región más afectada, resulta absurdo que las otras regiones nombradas no se beneficien de una decisión similar.






http://peru21.pe/opinion/santiago-pedraglio-entre-sequia-y-lluvia-otra-vez-crisis-2268990

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Los huérfanos de la globalización neoliberal

Emir Sader

Era el camino inevitable, que superaba todo lo que la historia había vivido hasta entonces. El libre comercio, la apertura de los mercados nacionales, el fin de los Estados nacionales, la libre circulación de los capitales, la desterritorialización de las inversiones: en la globalización neoliberal desembocaba inexorablemente el movimiento histórico de universalización de las relaciones capitalistas, iniciado hace varios siglos.

Vivíamos ese momento privilegiado de mercantilización del mundo, frente al cual desaparecían las alternativas, todas restringidas, nacionales, anti-mercantiles, desaparecerían las regulaciones que obstaculizaban a la libre expansión del capital. Países de América Latina habían actuado a contramano de esa tendencia global irreversible, hasta que en Argentina y en Brasil se retomaba el camino de la globalización neoliberal y el futuro volvía a abrirse para esos países.

La elección de Hillary Clinton venía a coronar ese futuro, con un neoliberalismo renovado, teniendo a Macri y a Temer como protagonistas. Todo estaba listo para que la historia de América Latina retomara el camino equivocadamente abandonado por la vía del populismo. En este momento Hillary Clinton estaría desfilando por las pasarelas políticas de la región usando su look neoliberal sacado del closet y celebrada por los gobiernos de Macri y de Temer. Chile había declarado que el TPP (Acuerdo Transpacífico) era el acuerdo del siglo. México había jugado todo su destino en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

De repente, el voto de salida de Gran Bretaña de la Unión Europea anunciaba que algo estaba fuera del orden mundial previsto.

Enseguida, Donald Trump gana y anula la participación de EE.UU.en el TPP, así como desiste del Tratado de Libre Comercio con Europa y cuestiona el Tratado con México y Canadá.

La brújula de los neoliberales se atasca. El futuro ya no es lo que sería. Justo quienes les habían vendido ese futuro, lo niegan y vuelven al proteccionismo, que decían que estaba superado definitivamente. Salen de los acuerdos de libre comercio que anunciaban que era el destino obligado. Retornan a la defensa de los empleos dentro del país, cuando explotaban mano de obra barata de afuera como el camino de mejorar la concurrencia.

Total, el futuro ya no es lo que fue. Volvió a estar abierto. Lo que se decía que era superado vuelve con fuerza. Lo que se prometía como el destino inexorable, dejó de ser.

Los que han atado su destino a la globalización neoliberal, se quedaron huérfanos. El canciller José Serra prometía llevar a Brasil al TPP, que ahora no existe más. Argentina y Brasil trataron de debilitar los espacios de integración regional, en función del retorno a la subordinación a los EE.UU. Ahora, al igual que a México, se les cierran las puertas. (A Argentina ya le costó el amargo cierre de la exportación de limones. A México le cuesta todo: inversiones, empleos, remesas desde EE.UU.)

No hay destino obligatorio para la humanidad. El futuro está abierto, será decidido por las vías que los pueblos decidan, democráticamente. ¿Por qué no Argentina, Brasil y México, con gobiernos soberanos, deciden próximamente reencauzar sus políticas externas y ampliar y reforzar los procesos de integración latinoamericana, estrechamente articulados a los Brics? ¿Por qué no?

http://www.pagina12.com.ar/16034-los-huerfanos-de-la-globalizacion-neoliberal



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Negocio seguro

Luis Davelouis


Imagine que usted quiere poner un negocio. Imagine que usted es un profesional de la salud y eso es de lo que sabe. Ahora imagine que descubre un hueco en la cobertura que ofrecen las aseguradoras más grandes del mercado. Estas no cubren –o lo hacen de manera insuficiente y con costos elevadísimos– un tipo de enfermedad que, cuando se presenta, requiere de tratamientos larguísimos y carísimos; o de intervenciones muy delicadas que no siempre tienen final feliz.

Listo, ya tiene su nicho y su oportunidad. Ahora toca implementar. ¿Cómo financiar las necesidades de salud de quienes acepten su propuesta y contraten el seguro que usted ofrece? Usted sabe que los costos de tratamiento son altísimos y los períodos pueden ser muy largos y, de hecho, ese es el gancho: una buena cobertura a un precio muy razonable frente a una competencia desavisada.

Imagine que tiene algunos problemas. El negocio iría de maravillas si no fuera porque la gente se enferma más de lo presupuestado y además se muere. Usted empieza a fallarle a algunos de sus clientes o a encontrarle cinco pies al gato para no asumir las coberturas pero sabe que tal situación es insostenible. Para colmo, el organismo del Estado encargado de atender la misma enfermedad –diseñado para personas con muy bajos recursos y que jamás serían sus clientes– le juega en contra porque hasta la gente con plata se mete.

Imagine que justo cuando está por rendirse, llega la luz: lo hacen ministro y usted decide que de aquí en más ese organismo del Estado será autónomo y su empresa de seguros trabajará directamente con él. Desde entonces, la gente contrata su seguro privado, pero la atiende el Estado. Soñar no cuesta nada.




http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-negocio-seguro-2268974



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Recetas para enfrentar a la naturaleza


Augusto Álvarez Rodrich



En estos días en los que varias zonas del país sufren el embate de la naturaleza por huaycos e inundaciones que se llevan todo lo que encuentran en el camino, liquidando patrimonios e ilusiones, vale la pena plantearse si existen soluciones más estructuradas frente a los mismos desastres que han ocurrido tantas veces en el pasado y que, peor aún, se sabe que volverán a suceder en el futuro.

Estos fenómenos atacan hoy a distintas zonas, desde Cerro Azul y Lunahuaná en el sur chico, hasta Cusco y Huancavelica en la sierra, o Madre de Dios y Ucayali en la selva.

Esto ocurre no solo por huaycos e inundaciones, sino con las olas de frío o los terremotos, todo lo cual no solo destruye patrimonios e infraestructura, sino vidas, y todo lo cual ocurre en las zonas en las que viven los peruanos más pobres.

La explicación principal de esta pérdida de vidas, patrimonios familiares e infraestructura nacional, no son los fenómenos naturales sino, como precisó ayer el editorial de La República, la falta de una cultura de prevención en todos los sentidos.

Esto implica, por cierto, no solo la construcción de infraestructura pensada para encarar estos fenómenos naturales sino, lo que puede ser acaso más importante, crear una cultura de prevención que sea aceptada por toda la ciudadanía, es decir, entender que tomar precauciones antes de que ocurra un desastre es una buena idea, que permite cuidar el patrimonio y no perder vidas de manera tan absurda.

¿Se puede lograr? Sí, pero eso demanda, como editorializó ayer este diario, desde una adaptación a la nueva realidad del clima, hasta un empoderamiento de Defensa Civil.

Mirando a los vecinos se puede encontrar ejemplos valiosos. Por ejemplo, cómo Chile ha conseguido aminorar sustantivamente las consecuencias de los terremotos que con tanta frecuencia afectan a ese país.

Un informe reciente publicado en El País plantea que la receta de Chile del éxito contra los terremotos pasa por la mejora de las normas de construcción, con códigos que promueven el uso de estructuras más resistentes; el estudio de las características de los movimientos telúricos; y la educación de los ciudadanos sobre cómo actuar ante los terremotos.

Como se ve, antes que confiar tontamente en la suerte, o encomendarse a algún santo, lo más relevante frente a los desastres naturales es tener una cultura nacional de prevención y realizar las inversiones requeridas contra los desastres que sabemos que volverán a ocurrir.



http://larepublica.pe/impresa/opinion/843171-recetas-para-enfrentar-la-naturaleza



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