jueves, 19 de enero de 2017

OPINIONES 19/01/2017


Adendas y destrabe - Luis Davelouis
Alas Peruanas del Cóndor - César Lévano
Árbitro, hincha y jugador - Huáscar Ezcurra
De dónde son los cantantes - Mirko Lauer
Hussein Obama y 8 años de una compleja relación con el islam político - Nazanín Armanian
El gran desorden que se viene - Diego García Sayán
El gran huayco político - Augusto Álvarez Rodrich
Pies de plomo - Agustín Haya de la Torre
¿Tiempo de pecar? - José Gallardo Ku
¿Y cómo lo hacen? - Sinesio López
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Adendas y destrabe

Luis Davelouis

Ayer, José Luis Guash escribió una columna como las que, él mismo dice, ha escrito montones de veces, pero que el affaire Odebrecht recién ha puesto en relieve: los procesos de concesión y de asociaciones público-privadas (APP) en el Perú –y en general en América Latina– han sido y son muy adefesieros.

Ello permite (sí, permite, hoy, aún, ahorita, en tiempo presente) que, por ejemplo, un operador interesado “lubricaba el sistema para ganar el proyecto en la licitación o hacía (si el factor de adjudicación era a variable única) una apuesta temeraria; luego generaría los beneficios y rentas a través de adendas que modifiquen el contrato, y facilitaría la aprobación y contenido de las adendas, con la miel de la ‘mordida’ a los niveles apropiados”.

Según Guash (ex jefe de expertos globales de APP del Banco Mundial), el 80% de las APP en el Perú han sido renegociadas y varias veces cada una. Las adendas así incorporadas a los contratos casi en su totalidad benefician a la parte privada en desmedro del Estado. En 31 APP en el sector transporte se hicieron 104 adendas; en 15 APP en carreteras, 61 adendas (solo IIRSA Sur tiene 22 adendas). El costo de estas adendas para el Estado –por proyecto– es de unos US$30 millones, según Guash. Eso quiere decir que las adendas le costaron al Estado US$930 millones solo en el sector transporte. Negociazo.

Las adendas son necesarias porque, en contratos grandes y de plazos largos, las condiciones pueden cambiar y amenazar con convertir en inviables algunos proyectos. Pero en el Perú se convirtieron en una puerta falsa para estafar al Estado y a la competencia.

A la vista de todo esto, esperemos que el ánimo “destrabador” del gobierno no pase por ser más flexible al pedido de adendas.



http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-adendas-y-destrabe-2268227



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Alas Peruanas del Cóndor

César Lévano


Evelina Canale, presidenta de la Tercera Corte Penal de Roma, Italia, dictó sentencia de cadena perpetua contra el expresidente de facto del Perú, general Francisco Morales Bermúdez y otros militares de América Latina que, en aplicación del Plan Cóndor, encarcelaron, torturaron y asesinaron a miles de personas.

Se ha repetido en el Perú que la iniciativa del Plan fue del dictador de Chile Augusto Pinochet. No. El Plan fue obra de los gobernantes, los militares y la CIA norteamericanos.

Esto está probado en libros, documentos y hasta textos oficiales de los Estados Unidos. Por ejemplo, en el libro Los pasos del lobo. Operación Cóndor se rastrea en los métodos criminales estrenados en Vietnam y aplicados en América Latina por genocidas avezados. Hace mucho, la entonces secretaria de Estado de Washington Madeleine Albright pidió disculpas por los “errores” en Vietnam y en el Plan Cóndor.

A partir de mi experiencia personal puedo dar fe de que el régimen proaprista de Morales Bermúdez sí se sumó al Plan Cóndor. Estuve en la lista de los que fueron deportados –sin duda para ser asesinados– en mayo de 1978 a la Argentina de los gorilas. Mi grave estado de salud y la solidaridad de mis compañeros de prisión hizo que me internaran de urgencia en el Hospital de Policía.

En su edición de junio de 1978 la revista limeña “Kuman” publicó este texto:

“A las tres de la madrugada del jueves 24 de Mayo, un avión Buffalo de la Fuerza Aérea decoló de su base del aeropuerto Internacional Jorge Chávez llevando a bordo a once ciudadanos peruanos a quienes el Gobierno decidió deportar del país.

“Los Almirantes José Arce Larco y Guillermo Faura, vistiendo su uniforme, abordaron el avión junto con nueve civiles. Ellos fueron: José Luis Alvarado Bravo, Asesor de la CNA; Hugo Blanco, candidato a la Asamblea Constituyente en la lista del FOCEP; Humberto Damonte Larraín, Ricardo Díaz Chávez, Javier Diez Canseco Cisneros, Ricardo Letts Colmenares, Ricardo Napurí y Alfonso Baella Tuesta. El avión se detuvo en La Joya y allí treparon dos pasajeros más: Justiniano Apaza Ordóñez y Valentín Pacho Quispe. Algunas horas más tarde, la nave descendió en Jujuy, en el norte Argentino, y dejó allí a los deportados. Las autoridades militares argentinas condujeron a los peruanos a un cuartel ubicado a 30 kilómetros de la pequeña localidad argentina.

“Al parecer la operación fue coordinada a muy alto nivel entre el Vice-Almirante Jorge Parodi Galliani, Ministro de Marina del Perú, y el Vice-Almirante Massera, miembro de la Junta Revolucionaria Argentina”.

En años recientes fui invitado a la embajada de Argentina en Lima para dar mi testimonio sobre aquella deportación. Allí había una jueza del juicio abierto en Buenos Aires a insistencia de Ricardo Napurí. En el legajo judicial estaba la crónica de como un periodista de Jujuy se sorprendió por la insólita presencia de un avión de la Fuerza Aérea del Perú. El agudo reportero averiguó y publicó los nombres de los pasajeros.

Sin querer, así salvó la vida de peruanos perseguidos por el Plan Cóndor.


http://diariouno.pe/columna/alas-peruanas-del-condor/

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Árbitro, hincha y jugador

Huáscar Ezcurra


Ser árbitro e hincha no es posible, pues un hincha no es imparcial ni tiene por qué serlo. La imparcialidad del árbitro, en cambio, es la garantía de una decisión justa.

En nuestro país, sin embargo, es frecuente que la misma empresa que acude al proceso arbitral para resolver sus diferencias con otra empresa (o el Estado) designe repetidas veces, año a año, a los mismos árbitros. Las designaciones repetidas de árbitros son un mal popular que afecta la capacidad del sistema arbitral de constituirse en un medio transparente e imparcial de resolución de conflictos. Una reciente investigación de IDL Reporteros colgada en su web se refiere a un caso (Lava Jato) con casi una veintena de designaciones del mismo árbitro. En la web del OSCE existen casos de cuestionamientos de árbitros por la misma razón. Casos de árbitros designados múltiples veces por la misma empresa (o por el mismo estudio de abogados) son muy frecuentes. Hasta he escuchado casos de árbitros designados más de 70 veces. Sí, 70. Leyó bien.

¿Podría uno sentirse tranquilo de que habrá imparcialidad en este tipo de casos? No existe garantía de imparcialidad cuando el mismo árbitro se benefició tantas veces con designaciones repetidas. El riesgo de las designaciones repetidas es que el árbitro se convierta en hincha del equipo que lo designó y hasta se anime a ser “jugador”. El problema es grave. Sobre todo si se considera que el arbitraje es la alternativa justa e imparcial para la resolución de conflictos ante un Poder Judicial afectado estructural e históricamente por la corrupción.  

¿Cómo resolvemos el problema? Las reglas de la International Bar Association (IBA) sobre conflictos de intereses, que contienen las mejores prácticas internacionales en esta materia, disponen que más de dos designaciones por la misma empresa, en un período de tres años, deben ser reveladas. Igualmente, deben revelarse más de tres designaciones por el mismo estudio de abogados. Dichas circunstancias, según el caso, podrían dar lugar a una recusación válida del árbitro. Son reglas aún poco utilizadas. No obstante, ya comienzan a mejorar nuestra práctica. Incluso la Cámara de Comercio Internacional de París, el referente más importante del mundo en arbitraje internacional, ha comenzado a publicar en su página web los nombres de los árbitros que conforman los tribunales arbitrales. Esa información ya está disponible en línea, y constituye un importante avance.

En nuestro país, sin embargo, no sabemos los nombres de las personas que conforman los tribunales arbitrales. La información existe. Sería facilísimo organizarla y publicitarla. La tienen los centros arbitrales como el de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), AmCham y la PUCP. Sin embargo, no la publican. La razón es la confidencialidad del arbitraje. El resultado es que la confidencialidad favorece las designaciones repetidas, y los árbitros hincha (y “jugadores”) se consolidan. Renegamos de la corrupción del Poder Judicial, pero no damos garantías mínimas de transparencia en el mercado arbitral.

Para acabar con la cultura de los árbitros hinchas, los centros arbitrales deberían publicar la conformación de sus tribunales. Incluso podría considerarse una disposición en el reglamento arbitral por la que las partes autoricen que se publique el nombre de la empresa y los árbitros que esta ha designado. Podrían igualmente publicarse las resoluciones que resuelven recusaciones de árbitros. Así conoceríamos a los más hinchas y “jugadores”.

Cambiar prácticas que favorecen la corrupción es en este caso, principalmente, una tarea de la sociedad civil. Y, como dijo el juez de la Corte Suprema de Estados Unidos Louis Brandeis refiriéndose a la necesidad de mayor transparencia como antídoto frente a la corrupción, no cabe duda de que “la luz del sol es el mejor de los desinfectantes”.



http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/arbitro-hincha-y-jugador-huascar-ezcurra-noticia-1961627

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De dónde son los cantantes

Mirko Lauer


P: ¿Era usted de izquierda, de derecha o de centro al momento de tramitar el soborno?

R: Yo solo estaba pensando en el dinero.

Entre los ejercicios más inútiles de estos tiempos está el intento de demostrar que el tsunami corruptivo es de izquierda o de derecha. Esto tiene una cierta relación con otra candidez que desde hace tiempo circula por la política: la idea de autoridad moral, y la, generalmente exaltada, determinación de quién la tiene y quién no la tiene.

Si de lo que se trata es de demostrar que personas de todo el espectro ideológico pueden caer en la corrupción, entonces se está flagelando un caballo muerto. Esa demostración tiene siglos de existencia. Si se trata de obtener ventajas políticas, se cae en un error: aquí el desprestigio corruptivo ni gana ni pierde elecciones.

El esfuerzo por imponerle a la corrupción el rostro de nuestro rival ideológico y político está condenado al fracaso. Pues ese mundo no se divide entre coimeadores de derecha y coimeros de izquierda. La cosa también puede ser perfectamente al revés, como hemos visto. Además, son típicos casos en que una golondrina no hace verano.

Quizás la idea de que la corrupción está en otro punto del cuerpo político es consoladora para algunos. Pero no conduce a ninguna parte, puesto que hoy se sospecha que hay corruptos para todos los gustos, y que pueden empezar a aparecer hasta debajo de las piedras. No sería raro que los cazadores de brujas también sean brujas.

Pero como el proceso local a la corrupción todavía tiene problemas para mostrar resultados, pues es un proceso de importación, la culpa legal viene siendo reemplazada por sustitutos como la culpa ideológica, la partidaria, la gremial, o la corporativa. Así, cada culposo (todos presuntos) viene con una etiqueta adosada, para mayor dramatismo.

Mientras tanto una pasión liquidacionista que no parece reconocer límites está surtiendo sus efectos. Las ONGs que asesoran empresarios han rebajado la cifra de crecimiento 2017 de 4%+ a un mucho más modesto 3.3%. Si esto es así en enero, podemos irnos preparando para una cifra final por debajo del 3% en diciembre. Castigo a la corrupción, por cierto.

http://larepublica.pe/impresa/opinion/840948-de-donde-son-los-cantantes



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Hussein Obama y 8 años de una compleja relación con el islam político

Nazanín Armanian



El Hussein más poderoso de la historia, después de Hussein Ibn Ali, el nieto del profeta del Islam, traspasa el mando de la superpotencia a un “cristiano presbiterano dominical” que presume de ser anti musulmán. El nerviosismo entre los tres millones de musulmanes de EEUU, así como de otros 1.200 millones esparcidos por todo el mundo, es evidente. Pero, ¡tranquilos! En EEUU la política interna y exterior del “sistema” es independiente de la inteligencia emocional y del coeficiente intelectual de sus presidentes.

¿No fue durante la presidencia de Jimmy Carter, en 1978, cuando se creó a los monstruosos yihadistas afganos y Al Qaeda en el estratégico corazón de Asia Central para destruir a las fuerzas progresistas de la región y acorralar a la URSS? También fue “el sistema” quien en el mismo año elevó en el Vaticano al polaco Karol Wojtyla, un fundamentalista de derecha católica para cumplir la misma misión en Europa Oriental desde Polonia (¿y cuál es el papel del Papa Francisco?). Así, Washington no solo utiliza el fundamentalismo religioso para alcanzar sus fines estratégicos sino que fabrica líderes y grupos integristas en países donde la modernidad capitalista les había dejado sin aliento. Dichas sociedades estaban evolucionando hacia el laicismo y modernidad (que no la “occidentalización” como afirman los poco doctos).

Obama, el Gatopardo, estaba encargado de maquillar la imagen destrozada de EEUU por su antecesor. La letra pequeña de su discurso en la Universidad egipcia de Al Azhar, en 2009 así lo anunciaba: EEUU iba a seguir utilizando el islamismo (la derecha fundamentalista del Islam), marginando a los grandes partidos laicos y progresistas en decenas de países musulmanes. Así, para mandar un mensaje de “reconciliación” de EEUU con los “musulmanes”, en vez de acudir a un lugar neutral en un país como Indonesia-el principal país musulmán del mundo-, eligió la escuela del fundamentalismo sunnita de los Hermanos Musulmanes (HM), además de Egipto, el único país que había firmado la paz con Israel. Convencido de que los HM, al contrario de los al qaedistas, sabían guardar las formas, los utilizó en 2012 para abortar la Primavera de quienes en Egipto o Túnez exigían la democracia política y económica que no el regreso a la oscura Edad Media. Otro de sus ingeniosas políticas ha sido la creación del Estado Islámico (EI): ante el veto de Rusia y China a una intervención de la EEUU-ONU en Siria, el grupo apareció en Irak. A la vez que las televisiones mostraban sin pudor sus barbaridades ya firmaban curiosamente que el cuartel central del grupo estaba en Siria. Así Obama, sin la autorización del gobierno sirio ni de la ONU, consiguió intervenir en Siria (¡y objetivo conseguido, se acabaron las decapitaciones televisivas del EI!). Derrocar a los mandatarios laicos de esta región ha formado parte de la política de EEUU, instalando en su lugar regímenes religiosos.

Obama empezó su presidencia en 2009 bombardeando a países débiles pero estratégicos, que por pura casualidad eran “musulmanes”. La novedad que registró en sus acciones bélicas fue el uso de los drones, estos soldados que matan y no mueren; así no habrá madres como Cindy Sheehan que convirtieron la muerte de sus hijos soldados en protestas contra el militarismo. Los drones de Obama asesinaron a miles de civiles en Pakistán, Afganistán, Irak, Yemen, Libia y Siria, dejando sin hogar a millones.

Un Obama confuso

En una entrevista con The Atlantic, Barak Obama, que siempre rehusó utilizar términos como “el terrorismo islámico” -en su lugar hablaba del “terrorismo fanático”- apunta a las siguientes cuestiones, en su despedida de la Casa Blanca:

1.-Lamenta que los líderes musulmanes sigan haciendo responsable a EEUU de todos los males de Oriente Próximo. Obama tiene razón. Quienes utilizan el enfoque anti-marxista de Tres Mundos de Mao, del “Norte explotador y Sur víctima”, ocultan la división de clases sociales de ambos lados del mundo y eximen de responsabilidad de crímenes y abusos que cometen las dictaduras capitalistas del Sur. Por ejemplo, la “crisis de refugiados” sirios que ha causado la muerte de miles de personas fue planeada por Turquía y Arabia Saudí, aunque si no hubiesen contado con la complicidad de Alemania y Francia no hubiera sido posible.

2.-Identifica a las élites fundamentalistas con los ciudadanos musulmanes (quienes pueden ser practicantes o no), y desde esta postura, es obvio que no encuentre respuesta al “¿por qué la “gente” utiliza el terrorismo?”. Sería como si los iraquíes preguntasen “¿por qué la “gente“ de España o de Francia les han bombardeado”.

3.- Desde su defensa a las religiones, Obama niega los nexos entre la religión y el terror. ¿Qué páginas de la Tora leen los soldados israelíes en sus puestos de combate?

4.- Obama cree que la “patología de la violencia” afecta principalmente a los jóvenes árabes y no a los musulmanes de África o de Asia Central. Increíble visión etnisista, que además ignorar que los talibanes o los grupos terroristas chechenos o bosnios no son árabes. Por cierto, si los jóvenes árabes iraquíes hubieran querido vengarse el asesinato de cerca de tres millones de sus gentes a causa de toneladas de bombas y el bloqueo económico que EEUU y sus aliados les han sometido desde el 1991 hasta ahora mismo, el mundo se hubiera convertido en un verdadero infierno. El terrorismo islámico no es fruto de la islamofobia y de las guerras imperialistas.

5.- También está en lo cierto al afirmar que Israel es sólo uno de tantos problemas del Oriente Próximo, pero se equivoca al pensar que los intelectuales “musulmanes” deberían ser sensatos al respecto y mostrar su capacidad y voluntad de modernizar el islam. Sr, Obama, la solución del fundamentalismo pasa primero por apartar a la religión de las actividades políticas, resaltar la identidad de “ciudadanía” de las personas frente a su religión, que debería ser un asunto privado y personal y sin exhibiciones públicas.

No hay ningún interés en acabar con el terrorismo religioso, ni con la supuesta guerra contra él. El chollo de “choque de Civilizaciones” seguirá beneficiando a los señores que mandan en sobre un bando y el otro.


http://rebelion.org/noticia.php?id=221816

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El gran desorden que se viene

Diego García Sayán


Bramaba Mao Ze Dong sobre un “gran desorden bajo las cielos”, que sería antesala de la tercera guerra mundial y de su revolución mundial. Cuando esas exaltaciones demenciales parecerían haber quedado atrás, sepultadas en el desastre de la “revolución cultural” china, el mundo se encuentra a las puertas de que –desde mañana viernes– un enfoque que arrastra esta remembranza coja el timón de la primera potencia.

Porque Trump es una amenaza. No solo para la industria automotriz mexicana sino para el mundo. Y esto lo digo no por su flamígera e irresponsable palabra, sino por el desorden bajo los cielos que ya viene generando y la capacidad inagotable de generar confrontación.

De ser llevado a cabo lo que anuncia Trump, traería al mundo dos consecuencias gravísimas. Primero, una guerra comercial de impredecibles efectos y que podría llegar a ser comparable a la que abonó el terreno para la segunda guerra mundial. Segundo, una amenaza global a la paz mundial por su desprecio al multilateralismo, a las reglas más elementales de convivencia y por su manía de enfrentar.

El proteccionismo –se sabe–opera negativamente y en espiral. Genera un “efecto dominó”: la reacción frente al proteccionismo es más proteccionismo. Eso erosiona la economía y tensiona la relación entre naciones como ocurrió durante la crisis de los 30. Ahora existen candados que dan estabilidad a algunos acuerdos vigentes, sí, pero una espiral proteccionista podría amenazarlos.

¿Puede darse ahora un fenómeno igual al de los treinta? Igual imposible; el mundo ha cambiado y el primer exportador mundial del presente (China) ha reafirmado a través de Xi Jinngping en el foro de Davos que ha apostado por la continuidad de la liberalización global del comercio y la inversión. Pero EE.UU. sigue siendo la principal economía del mundo y, a la vez, en Europa manos proteccionistas –como las de Marine Le Pen– ya tocan ruidosos tambores de guerra aislacionistas para acabar con la UE.

¿Nadie reaccionará ante EE.UU. cuando Trump empiece a elevar brutalmente los aranceles a productos mexicanos, europeos o chinos? Habrá, sin duda, respuesta pues hay poderosos intereses de por medio. Todo indica, por eso, que alguna forma de “guerra comercial” proteccionista global se nos viene ya que la “bronca” no es solo con México. De esas guerras comerciales grandes el mundo nunca ha salido bien parado.

Por otro lado, la paz mundial –y no solo el comercio– está ya en salmuera. Como mono con metralleta, dispara contra todo y contra todos. Lo reseñaba antes de ayer, con precisión, el New York Times: “Los alemanes están molestos. Los chinos están realmente furiosos. Los líderes de la OTAN están nerviosos, mientras sus contrapartes en la Unión Europea están alarmados”. A eso se suman los anuncios armamentistas frente a Rusia y las consabidas monsergas contra México y los mexicanos.

Los anuncios de Trump “… relativos a las armas nucleares, al rechazo de las Naciones Unidas y al incumplimiento de los Acuerdos sobre el Cambio Climático constituyen una intolerable amenaza global” como se menciona en una fantástica declaración que viene circulando el ex director general de la UNESCO Federico Mayor Zaragosa.

Y el Perú, ¿qué? Visto en un sentido sólo mercantilista, podría ser que en lo inmediato “no pase nada”. Nuestra canasta de “no tradicionales” exportada a EE.UU. libre de impuestos es esencialmente de productos agrícolas; los espárragos, las alcachofas y las uvas no parecen ser consideradas una “amenaza” por Trump. Incluso podría ocurrir que en los próximos meses aumente el precio de los metales por el aumento del gasto público en EE.UU.

Pero la paz regional y el mundo concierne a nuestra política exterior. Retada ahora a actuar con propositivo y visible perfil, incentivando la coordinación latinoamericana y a su identidad en espacios multilaterales amenazados, como la ONU, es algo que corresponde a los intereses nacionales.


http://larepublica.pe/impresa/opinion/840950-el-gran-desorden-que-se-viene

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El gran huayco político

Augusto Álvarez Rodrich


Las revelaciones por venir de las investigaciones Lava Jato pueden terminar siendo el gran huayco que se lleve por delante el sistema político peruano, demoliendo trayectorias, trastocando cronogramas, y creando espacios para opciones nuevas.

En parte, es lo que ya viene sucediendo pues, para empezar, una amplia mayoría de la opinión pública cree –según la última encuesta de Ipsos– que el elenco estelar de la política peruana ha recibido sobornos de una constructora brasilera en el marco del caso Lava Jato:

Eso cree 96% sobre Alan García en su segundo gobierno; 95% sobre Ollanta Humala; 94% sobre Alejandro Toledo; 80% sobre Alan García en su primer gobierno; 79% sobre Susana Villarán; 78% sobre Alberto Fujimori; y 76% sobre Luis Castañeda.

Consecuente con lo anterior, se ha producido una caída importante en la aprobación ciudadana a las principales figuras políticas del país.

La aprobación al presidente Pedro Pablo Kuczynski cayó en el último mes en ocho puntos porcentuales según Datum y en cinco según Ipsos, mientras que la lideresa de la oposición, Keiko Fujimori, tuvo, en el mismo lapso, un incremento de ocho puntos en su desaprobación, logrando un peor balance de popularidad que el de PPK porque su aprobación es de 38% y su desaprobación de 55%.

A su vez, la popularidad del ‘teflón’ de la política peruana, Luis Castañeda, se movió de tal modo que, en enero, por primera vez en su actual mandato, tuvo una desaprobación (51%) superior a su aprobación (45%), siendo su caída estrepitosa en los niveles E (28 puntos) y A/B (18 puntos).

El resultado es igualmente lamentable cuando se pregunta al ciudadano por su confianza en instituciones que, de distintas maneras, son relevantes para el procesamiento de las investigaciones del caso Lava Jato: El 68% no confía en el Poder Judicial, y 67% piensa lo mismo del Congreso, 57% del Ministerio Público, 57% del gobierno, y 42% de la prensa.

Lo del congreso es particularmente preocupante pues 77% siente –según Ipsos– que no lo representa, y cuando se pregunta por bancadas, la ciudadanía concluye que ninguna está capacitada.

Pero este cuadro político actual, que ya es bastante negativo, puede ser agua de malva comparado con lo que ocurrirá cuando revienten las revelaciones, desde Brasil, de los nombres precisos que fueron sobornados, demoliendo trayectorias, trastocando cronogramas, y creando espacios para opciones distintas y generando ilusión en los aspirantes a outsider.


http://larepublica.pe/impresa/opinion/840952-el-gran-huayco-politico


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Pies de plomo

Agustín Haya de la Torre


Pese a que están presos desde junio del 2015, tanto los dueños como decenas de ejecutivos, en el Perú apenas tocan a las empresas de Marcelo Odebrecht y Camargo Correa o a las otras constructoras brasileñas.

En Brasil, un eficaz trabajo que inició el juez Sergio Moro el 2014 en Curitiba, ha llevado a prisión a decenas de altos directivos y cómplices, incluidas autoridades políticas. El terremoto acabó con el gobierno del Partido de los Trabajadores e involucra ahora mismo al de Michel Temer, según las últimas revelaciones de la trama Castillo de Arena, montada por Camargo Correa.

El esquema organizado para América y África, se expandió como parte de la política exterior de ese país. Creó así uno de los mayores sistemas de delincuencia empresarial privada jamás descubiertos. Desde hace 40 años, Odebrecht en especial, empezó a expandir sus inversiones, apuntando a comprar autoridades para ganar licitaciones.

Solo en el Perú, en los últimos veinte años, se le calcula contratos por 16 mil millones de dólares, con fórmulas cada vez más descaradas. Montos que se duplican o cuadruplican, acaban convirtiéndose en un hábito. La línea 2 del Metro de Lima o el gasoducto del sur, llegan de pronto a sumas siderales.

Gracias a la protesta masiva de los ciudadanos de Puente Piedra, descubrimos que un costo de 590 millones de dólares en 36 puentes, les deja en uno solo de los peajes, 4400 millones de dólares de ingresos. Todo sin invertir un solo centavo, de acuerdo al “generoso” contrato suscrito por el municipio de Lima.

Mientras que en Colombia, Panamá, República Dominicana, Ecuador, las empresas mafiosas son intervenidas, sus bienes embargados, sus cuentas paralizadas, sus directivos o cómplices puestos tras las rejas, en el Perú son prácticamente intocables.

En las delaciones documentadas aparecen los nombres de los tres últimos presidentes del Perú, ministros o funcionarios de alto nivel. Un expresidente tomó su Copa y alzó vuelo una apresurada madrugada. Los otros dos proclaman su inocencia pese a que sus nombres aparecen con todas sus letras en los documentos entregados por los canarios de Bahía.

Las constructoras generaron un eficaz esquema que seguía todas las reglas de la competitividad empresarial aplicadas al delito. Oficinas especializadas en sobornos, una permanente relación con los poderes públicos, dirigencias partidarias, grandes empresarios, bufetes y periodistas. Crearon una funcional cadena de lavado de activos para ocultar las coimas, utilizando la trampa habitual del capitalismo, las empresas off shore.

Arropados por la narrativa neoliberal de que no es posible el desarrollo sin la libre iniciativa de la gran empresa privada, hicieron de las suyas.

Tras dos años de estallado el escándalo, con pruebas evidentísimas en Brasil y Nueva York, en el Perú, mientras les dan tiempo para sus coartadas, nos engañan con la frase “nos preparamos para investigar”.


http://diariouno.pe/columna/pies-de-plomo/


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¿Tiempo de pecar?

José Gallardo Ku


El presidente de la República dio a sus ministros siete “mandamientos”. Uno de ellos, dedicarse únicamente a temas de su sector. Este modo de trabajar con compartimentos estancos resulta poco adecuado para los desafíos de la política pública y, sobre todo, para enfrentar una situación inédita de múltiples riesgos que amenazan actualmente a nuestra economía.

Algo que no debe dejar de tomar en cuenta la administración es la confluencia de crecientes riesgos en todos los aspectos que afectan el desempeño de una economía (contexto externo, macroeconomía, modelo y funcionamiento institucional). Y que gradualmente están convirtiendo el escenario conservador –la trayectoria de crecimiento con tasas en transición de 4% a 5% dejada por la administración anterior– en un escenario más bien deseable, pero cada vez menos factible. 

Por un lado, en el contexto externo no se perciben mejoras, luego de un período ya largo de deterioro en los términos de intercambio. Por el contrario, prestigiosos economistas señalan el riesgo de un período de estancamiento secular, causado por el desbalance entre las propensiones a ahorrar más y a invertir menos, todo esto asociado a una contracción de la demanda, inflación y crecimiento. Asimismo, la poca certeza del camino que tome la economía estadounidense añade incertidumbre.

Por otro lado, decisiones políticas y la propia interacción de grupos políticos crean riesgos en la macroeconomía, el modelo económico y la institucionalidad.

En lo referente al manejo macroeconómico, se observan inconsistencias de decisiones y mensajes que están causando una disminución de expectativas en inversionistas y consumidores, las cuales han sido señaladas por Alonso Segura en un reciente artículo en este Diario. Resultan preocupantes aspectos como la fuerte caída en la inversión pública del Gobierno Central en el 2016, el ajuste fiscal de fin de período y su potencial efecto sobre el producto.

Un riesgo adicional es el creado en relación con el cambio en los énfasis del modelo económico, dando paso a una estrategia de formalización que gradualmente deja de lado las políticas de capital humano (social, educativa y de salud) y diversificación productiva (infraestructura regional, productividad, mesas ejecutivas). Es posible que los beneficios de este cambio sean poco importantes. Evidencia empírica robusta indica que los esfuerzos de formalización (simplificación administrativa, reducción de impuestos) ayudan, pero no generan mayor crecimiento. Los costos sí pueden ser altos: se sacrifica crecimiento de largo plazo y se puede exacerbar la conflictividad social.

Además de los riesgos de las modificaciones en la política pública, están los crecientes riesgos institucionales. Si bien es cierto que la regresión institucional empezó en la contienda electoral, también es verdad que está siendo incrementada por la inconsistencia en la postura política del Ejecutivo ante el Legislativo, con una alternancia entre fases de agresividad y de repliegue, todo con innegables costos para la administración.

Existen ejemplos de coordinación transversal que pueden servir de referencia. El plan de diversificación productiva, inexistente antes del 2014, creó rápidamente instrumentos de política como las mesas ejecutivas (que ponían a los sectores público y privado en un mismo momento y sitio para resolver los distintos problemas de una actividad económica), generó mejores normas como el ‘factoring’ (con el MEF) o la forestal (con Agricultura), y dio sentido a proyectos existentes como la pavimentación de la red vial nacional, que se adecuó como una estrategia de reducción de costos logísticos para el sector productivo (turismo, agricultura).

La reforma educativa es otro ejemplo. Coordinaciones sectoriales dieron lugar a una apuesta presupuestal sustantiva, lo que posibilitó una reforma real en la educación básica. La propia red dorsal nacional y las redes regionales de fibra óptica en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones se concibieron para dar soporte a la reforma del Estado, especialmente en los sectores Educación y Salud. El bachillerato internacional en colegios públicos, educación multilingüe o la telemedicina serán una realidad con estas redes.

Entonces, tenemos una coyuntura externa poco favorable, pero otros riesgos se están añadiendo por una combinación de fallas de diagnóstico (que exagera logros de la formalización), burocráticas (menor ejecución, inconsistencia de mensajes y acciones) e institucionales (debilitamiento de alianzas de la administración, sacrificio de su mejor ministro). La posibilidad de resolver varios de estos problemas es mayor si se rompe con el “mandamiento” que establece los compartimentos estancos, y se ejerce un mayor liderazgo y coordinación de los esfuerzos de los ministros, por parte del propio presidente o del primer ministro.

http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/tiempo-pecar-jose-gallardo-ku-noticia-1961616


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¿Y cómo lo hacen?

Sinesio López


La corrupción es destructiva de la política, de la sociedad y, a la larga, de la misma economía. Ella conduce a la antipolítica, a la desmoralización social y probablemente al estancamiento económico. Ella ha convertido a algunos políticos de origen social modesto en ampulosos millonarios y ha incrementado significativamente las ganancias de grandes empresas nacionales y extranjeras. No se trata de una empresa, sino de varias, por no decir casi de todas. Stiglitz afirma que en los presupuestos de las grandes corporaciones figura un rubro dedicado a la corrupción.

Para comprenderla a cabalidad hay que desplegar diversos enfoques interdisciplinarios, pero es la economía política la que permite entender algunos aspectos sustantivos de la misma. Sugiero algunas ideas exploratorias sobre el tema.

En primer lugar, hay una relación estructural entre la economía y la política en el capitalismo. Ella consiste en lo siguiente: el Estado promueve la inversión privada y garantiza la seguridad jurídica de las inversiones del capital y este, a cambio, ofrece los impuestos necesarios para que el Estado se organice y funcione. A los políticos les interesa que a los capitalistas les vaya bien porque de ese modo ellos resultan también favorecidos. Este es un intercambio legalizado y legitimado, pero puede ser fuente de inequidad y de corrupción, en particular por el lado de la capacidad impositiva (evasión, elusión, regresión, etc.).

En segundo lugar, hay una relación coyuntural entre la economía y la política que se desarrolla en los procesos electorales competitivos para acceder al gobierno en los regímenes democráticos. La competencia electoral se desarrolla principalmente a través de los medios (en particular la TV) que son muy costosos y obliga a los políticos a buscar los recursos económicos necesarios para financiarla. El financiamiento puede ser público (franjas electorales) o privado que, a su vez, puede ser legal (de individuos o empresas) o ilegal (robos al fisco, coimas de empresas, narcotráfico, etc.).

Algunos candidatos han desarrollado sus campañas dentro de la legalidad, pero sospecho que otros han apelado a la corrupción disfrazándola de actividades legales. No es posible ni creíble que algunos candidatos financien sus millonarias campañas electorales con rifas, polladas o contribuciones de sus modestos militantes. El problema es que los organismos electorales son incapaces para controlarlos y el poder judicial es incapaz para juzgarlos y sancionarlos.

En tercer lugar, hay una relación entre la economía y la política que surge de las políticas públicas que despliega el Estado. Para analizar la corrupción en este nivel hay que considerar principalmente cuatro políticas públicas: las privatizaciones de las empresas públicas, las inversiones públicas, las concesiones del Estado a las empresas privadas y las Alianzas Público Privadas. La corrupción del fujimorismo se produjo en las dos primeras mientras la corrupción de los tres gobiernos democráticos (Toledo, García y Humala) se ha dado en las dos últimas. Vuelvo sobre la corrupción que nace de estas cuatro políticas públicas en la próxima columna.



http://larepublica.pe/impresa/opinion/840951-y-como-lo-hacen


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