La picota gigante - Mirko Lauer
Odebrecht, el gran calateador - Luis Davelouis
PPK avanza en la caída - César Lévano
Todo para las APP - Humberto Campodónico
Una Lima que sigue cambiando - Rolando Arellano
Washington, chapoteando en el vertedero - Higinio Polo
Tips para cazar Odebrechts - Andrés Calderón
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La picota gigante
Mirko Lauer
En la medida que toda asociación con una gran
empresa brasileña chanca los dedos, el escándalo avanza con creciente
velocidad. Las tareas de la moralización se acumulan hasta superar la
capacidad sancionadora del país. Así, la corrupción sería de tamaño brasileño,
mientras que la investigación tiene obvias dimensiones locales.
PUEDES VER: La mitad lo desaprueba.
Sin embargo en la mente del público algunas cosas
ya se están empezando a fijar: todas las figuras políticas recibieron coimas,
ninguno de los que investigan inspira confianza, todo va a quedar en nada.
Las percepciones negativas vienen sazonadas con antipatía política y teorías
conspirativas.
Son dos los factores que están calentando las
brasas de la indignación: las acusaciones no cesan de llegar y tocan, de
lleno o de refilón, a cada vez más personas; todavía nadie importante ha ido
a parar entre rejas. Hay una creciente presión por un desenlace rápido, pero
este no está disponible, ni es realista esperarlo.
Si la cosa sigue avanzando, y si estiramos la
imagen hasta lo inverosímil, el país se podría quedar sin moralizadores
aceptables, en una verdadera epidemia de descreimiento. No solo frente a las
personas, sino también frente a las instituciones. Por lo pronto ya son
muchos los contagiados por la epidemia.
El escenario lleva a pensar en la frase sobre que
en política no hay vacíos. ¿Alguien está llenando el que se está formando
bajo nuestros pies? Los fujimoristas parecen creer que son ellos, y que
Odebrecht & Co es el gran detergente para los horrores de los años 90.
Pero este es un caso en que el control del Congreso no basta.
Pero el desencanto que flota en el ambiente no
parece del tipo que se resuelve cambiando a un partido parlamentario por
otro. Además ni Fuerza Popular, ni los demás tienen la masa crítica ni la
capacidad de elaboración para diseñar propuestas convincentes para la hora
actual. Lo cual nos deja en la espera de un mesías.
Mientras tanto seguiremos en una montaña rusa
toda de bajada, con la fuerte sospecha de que aquí nada se va a resolver
realmente antes de que se resuelva en el epicentro brasileño. Por un tiempo
aquí todavía Odebrecht & Co seguirá siendo más grande que la realidad.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/840091-la-picota-gigante
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Odebrecht, el gran calateador
Luis Davelouis
¿Logrará el caso Odebrecht lo que los
‘vladivideos’? Me gustaría pensar que sí, pero me temo que no. Lo único que
sostiene mis pocas esperanzas de transparencia total es que la justicia de
EE.UU. y Suiza están investigando.
Y es que, primero, por allá no interesa cuántos
congresistas tengas sentados en la Av. Abancay y, segundo, de ser coimeables
–que no–, deben ser mucho más caros que un juzgado que ordena una censura a
medios de comunicación con una excusa ridícula desde alguna lejana región.
Genaro/Orión/Orellana style.
La confesión de Odebrecht y otras constructoras
brasileñas salpicará a todos, pero habrá poco verdaderamente nuevo, ¿cierto,
colegas? No es que en el Perú no sepamos de qué tamaño es la corrupción ni
quién o quiénes están involucrados ni desde cuándo. No es la falta de
indicios lo que salva de la lupa de la justicia a muchos políticos,
empresarios, funcionarios, estudios de abogados, consultoras, auditores,
sindicalistas, empresas, ONG, periodistas, medios de comunicación,
federaciones, etc.
Lo que falta son pruebas contundentes y esto se
lo debemos –seguramente– o a la habilidad de los involucrados y/o al tamaño
de su influencia o billeteras, o a la negligencia sistemática de las
autoridades. La falta de voluntad política para legislar tapando las grietas
que usa la corrupción también nos juega en contra: el caso Heredia es un
claro ejemplo. Por suerte, hay Odebrecht.
Decepcionado, una autoridad de Confiep me dijo en
2007: “Nadie se compromete con la lucha anticorrupción porque les es
funcional a todos”. Así que no es un asunto de ideología señalar que el
sistema está podrido.
Ojo: en el sistema están todos sin distinciones;
derecha, izquierda, centro, arriba y abajo. Y es que ningún sistema se pudre
a sí mismo, lo pudren las personas.
http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-odebrecht-gran-calateador-2267934
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PPK avanza en la caída
César Lévano
El presidente Pedro Pablo Kuczynski ha perdido en
un mes cinco puntos de aprobación, según la encuesta urbano-rural de El
Comercio-Ipsos publicada ayer en el diario de la calle La Rifa. Para consuelo
del oficialismo, la presidenta del Congreso, Luz Salgado, también pierde
cinco puntos.
Causa de la baja de la señora Salgado es que no
cumpliera con su promesa de renunciar al cargo si se demostraba que, respecto
a la compra sin licitación de computadoras, uno de sus funcionarios no
cumplió con su deber. El veredicto de los encuestados es abrumador. Dado que
se ha probado que esto ocurrió, el 68 por ciento opina que debió renunciar.
Solo 29 por ciento cree que no debió renunciar.
El sondeo halla que Keiko tiene 40 por ciento de
aprobación y 53 por ciento de desaprobación. Todo indica, pues, que el voto
abrumador que el fujimorismo obtuvo en las elecciones para el Legislativo fue
una expresión momentánea, que ha perdido fuerza y validez.
El escándalo Odebrecht hunde en el lodo a la
clase política del país. Los ciudadanos condenan a cuatro expresidentes de la
República. A la pregunta: “¿Cree usted que autoridades de … recibieron coimas
de Odebrecht o no recibieron coimas?”. Los más implicados, según el sondeo,
son los funcionarios de Ollanta Humala y Alan García.
Un 95 por ciento señala al régimen de Humala. Un
96 por ciento al de García en el periodo 2006-2010, y 80 por ciento en el
1985-1990. Otro 94 por ciento señala al gobierno de Alejandro Toledo y 78 por
ciento al de Alberto Fujimori.
Dos alcaldes caen bajo la vindicta pública: Luis
Castañeda, con un índice de 76 por ciento, y Susana Villarán, con 79 por
ciento.
Desdorosos son los por cientos del Consejo de
Ministros de PPK. Todo el gabinete resulta desaprobado. El presidente del
Consejo, Fernando Zavala, tiene 32 por ciento de aprobación pero 36 por
ciento de desaprobación. Ese es el nivel de la balanza para los ministros.
La excepción es Alfredo Thorne, ministro de
Economía, quien con las justas aparece con 33 por ciento de aprobación,
versus 32 de desaprobación. La desaprobación más alta corresponde a Martín
Vizcarra, ministro de Transportes: 31 por ciento de aprobación, contra 39 por
ciento, y a Patricia García, ministra de Salud. La aprueba el 33 por ciento,
pero 38 por ciento la desaprueba.
El naufragio temprano de PPK y su equipo obedece
sin duda a la falta de sentido social de su acción. Factor no desdeñable es
la orfandad de elocuencia, la frialdad de su retórica, si es que eso es
retórica.
http://diariouno.pe/columna/ppk-avanza-en-la-caida/
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Todo para las APP
Humberto Campodónico
En los últimos 15 años han cobrado gran
importancia las Asociaciones Público Privadas (APP), definidas como una forma
de colaboración de las empresas privadas con el Estado, con el objetivo
central (aunque no el único) de realizar inversiones en infraestructura:
carreteras, aeropuertos, ferrocarriles, agua y desagüe, gasoductos, entre
otros.
PUEDES VER: La picota gigante.
Dice Proinversión que, del 2001 al 2014, se han
adjudicado inversiones en APP por US$ 15 000 millones. El MEF corrobora: “La
ejecución bajo APP irá cambiando gradualmente el perfil de la inversión
pública pues mientras en el periodo 2005-2015 esta inversión era equivalente
al 7.9% de la inversión pública, se proyecta que esta aumente a 24.6% en el
periodo 2017-2019” (MMM 2017-2019).
Como la inversión pública es US$ 10,000 millones
al año (5.4% del PBI), se invertirán US$ 2,500 millones cada año en APP. La cifra
es considerable y, lógicamente, va a disminuir la inversión publica del
gobierno central, los gobiernos regionales y los gobiernos locales.
Hay varios temas para la discusión: la necesidad
de determinar con claridad si la obra debe ejecutarse bajo la modalidad de
APP o si es más conveniente hacerla como obra pública, la gran cantidad de
renegociaciones (adendas) después de la firma del contrato, los montos
destinados a pagar las inversiones de las APP, entre otros (1).
Comencemos por la última. Dice el MMM del MEF que
los pagos a las APP en el 2016 son US$ 2,362 millones y va a subir a US$
3,182 millones anuales promedio en el 2017-2019. Estos pagos corresponden a
las inversiones en la etapa de construcción y en la etapa de operación.
Estas cifras no incluyen los ingresos de la APP
por concepto de peajes, tarifas y otros. Por tanto, el monto efectivamente
pagado es menor. Aquí entra el factor riesgo: si la obra realizada no genera
el valor esperado para pagar la inversión a la APP, entonces el Estado tiene
que cubrirla, sí o sí.
Es por eso que el análisis previo al otorgamiento
de la APP tiene que ser lo más prolijo posible. Pero ese no ha sido el caso
porque se ha relajado el llamado “comparador público-privado”, que establece
cuál es la mejor alternativa para realizar la inversión: si es inversión
pública o si es APP. Ahora se hace un “análisis comparativo”que no tiene la
misma rigurosidad.
Además, las adendas son numerosas. Dice Germán
Alarco que “el número de contratos de APP del sector transporte es 27 al 31
de diciembre del 2013 y el número de modificaciones contractuales o adendas
es de 74. El subsector de aeropuertos es el que tiene el mayor número de
cambios, seguido por el subsector ferrocarriles y carreteras” (2).
Agrega la CGR: “Existen renegociaciones que no
son eficientes y que son explicadas por el comportamiento oportunista de las
partes contrayentes (tanto del concedente como del concesionario). Este tipo
de renegociaciones pueden menoscabar o eliminar los beneficios esperados de
una licitación competitiva que adjudica la concesión (página 297).
No existe un estudio del costo fiscal de estas
adendas. Lo que sí existe es un estimado de las adendas a diferentes APP
realizadas por Odebrecht, por ejemplo, en todas las carreteras del IIRSA, las
que ascienden a varias centenas de millones de dólares (3). Es importante,
por ello, saber ese costo fiscal.
El gobierno acaba de promulgar una serie de
medidas para “agilizar” y destrabar” las inversiones públicas, lo que incluye
la desactivación del SNIP y la creación de invierte.pe. A ello se suma el
Fondo de Infraestructura Pública y Servicios Públicos (FIP, con el DL 1276)
para “impulsar la productividad de la economía mediante la disposición de
recursos públicos para financiar las diferentes fases del desarrollo de las
APP” (Artículo 20).
La novedad es que ese FIP para las APP dispondrá
del dinero que antes iba al Fondo de Estabilización Fiscal (FEF), siempre y
cuando el FEF tenga, al menos, 4% del PBI. Paradoja: el MEF hasta ahora no ha
querido usar el FEF (que tiene US$ 8,000 millones, 4% del PBI) para reactivar
la economía vía la inversión pública.
Pero ahora sí va a darle plata al FIP para
financiar las APP. Este es un pedido de larga data del sector privado, que ve
en las APP una modalidad de inversión con los dineros públicos que reemplace
la inversión privada “normal”, que está en franco retroceso desde hace varios
años. Ojo: esos pagos a las APP no se pueden cortar porque son obligaciones
contractuales, como sí lo hace el Gobierno con la inversión pública “normal”,
como ahora en el 2016, bajándola en S/ 4,000 millones como parte de su ajuste
fiscal.
Por lo expuesto, es preciso un amplio debate
nacional sobre todos los ámbitos de las APP, lo que está claramente
detallado, por ejemplo, en el citado informe de la CGR. Hay que comenzar ya.
La población así lo exige.
(1) Hay muchos más temas para la discusión, los
que están planteados en el Informe de la CGR: “Causas y efectos de las
renegociaciones contractuales de las APP en el Perú”, julio 2015.(2) Ver:
Riesgos fiscales de las APP en América Latina, 2014, https://goo.gl/E5HfMt.(3)
Ver: https://goo.gl/r2wKZL.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/840095-todo-para-las-app
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Una Lima que sigue cambiando
Rolando Arellano
Han pasado 13 años desde la publicación de la
primera edición de “Ciudad de los Reyes, de los Chávez, los Quispe”, donde
mostrábamos los inmensos cambios sociales que se habían dado en Lima debido a
las migraciones. Hoy, ad portas del aniversario 482 de la ciudad, vemos que
los cambios siguen, a una velocidad más grande de la que todos habíamos
imaginado.
En el 2004 hablábamos que Lima se había
convertido en un crisol, el lugar donde se mezclan los metales, de todas las
regiones del Perú, dando origen a la aparición de la primera nación peruana.
Por primera vez en Lima, decíamos, se mezclaban el cebiche costeño con el
charqui serrano y el tacacho selvático, para dar origen a la primera cocina
peruana integral. Trece años después, la cocina peruana ha traspasado las
fronteras del país, pero también se ha popularizado tanto que empieza a dar origen
a movimientos integradores culinarios en las regiones. Hoy, por ejemplo, los
cocineros arequipeños se unen para repetir, en su nivel, la experiencia
nacional forjada en la capital.
Hoy también vemos una consolidación de las
diversas zonas de Lima, que antes eran simplemente satélites del centro, al
punto que solo los desorientados usan aún la denominación ‘conos’ para
referirse a esas zonas. Incluso, al inicio nosotros preconizamos llamarlas
nuevas Limas, pues la palabra ‘cono’ había tomado un sentido peyorativo. Hoy
ya son simplemente Lima norte, Lima centro y Lima sur, y varios municipios lo
han asumido como denominación oficial. Y más allá del nombre, hoy cada Lima
se está volviendo más autónoma, pues tiene sus propios servicios comerciales,
educativos y productivos.
Y se observa además un cambio muy profundo en la
estructura de la sociedad. Si antes se aceptaba sin dudar que “los pobres”
vivían en la periferia y los ricos en la Lima central, hoy ninguna persona
informada puede sostener lo mismo. Incluso los ciudadanos más tradicionales y
recalcitrantes ven que en la sociedad de barrios diferenciados en que ellas
vivieron, las mezclas de estilos de vida son mayores que las del dinero o la
alcurnia. La muestra está en la avenida Arequipa, que durante un siglo fue el
símbolo de ese poder social y hoy resalta por ser la sede de institutos y
universidades para los limeños de todas partes.
Y quizás el cambio más marcado, en este resumen
de muchos otros cambios más, es la fuerza con que los nuevos limeños, que son
más de dos tercios de la capital, empiezan a reclamar el mismo respeto a sus
derechos que el que reciben los limeños tradicionales. Lo estamos viendo
ahora con el peaje de Puente Piedra y lo veremos con mucho mayor fuerza en
los años que vienen. ¡Feliz aniversario, Lima!
http://elcomercio.pe/opinion/rincon-del-autor/lima-que-sigue-cambiando-rolando-arellano-noticia-1960856
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Washington, chapoteando en el vertedero
Higinio Polo
La llegada de Trump a la presidencia de Estados
Unidos ha propiciado una gigantesca campaña de intoxicación orientada a
mantener la agresiva política exterior norteamericana, plan cuya fuente está
en los servicios secretos norteamericanos, en la élite del Washington
político y en el entramado que controla el Pentágono. El responsable del
vertedero cree siempre que el mundo está lleno de mugre, y sabemos que creer
a Washington es como pensar que los curas pederastas del Vaticano son
defensores de los niños. Que Trump sea un personaje grotesco, propenso a las
bufonadas, xenófobo, abiertamente ofensivo con las mujeres, además de
millonario, no impide que haya llegado a la presidencia a lomos de un
populismo reaccionario y de un programa demagógico que quiere centrar su
política en las cuestiones internas, y que ha conseguido la complicidad de
millones de norteamericanos golpeados por la crisis y la destrucción de
puestos de trabajo: la esperanza de esos trabajadores es un espejismo más y
una contradicción, pero el mundo está lleno de ellas. Y la élite del poder en
Washington, en el partido demócrata y en el republicano, en el Pentágono, en
las grandes empresas y en los grupos de presión o lobbys, teme que Trump
abandone parcialmente la política exterior que Estados Unidos ha seguido
hasta hoy.
En la rueda de prensa con que Trump ha querido
responder a la campaña de intoxicación, anunció que construiría el muro con
México (muro que, parcialmente, ya existe: entre Tijuana y San Diego, en
tramos de la Baja California, Arizona, Sonora, Nuevo México), que las
empresas norteamericanas deberían crear empleos en el país, sin trasladar sus
fábricas al exterior, que anularía el Obamacare, y que tanto China como Rusia
respetarían a Estados Unidos.
Además, criticó a los servicios secretos
norteamericanos: el día anterior se había filtrado un nuevo e inquietante
“informe” cuyas revelaciones sugieren un Trump en manos de Moscú: desde
turbadoras escenas de cama en un hotel de la capital rusa, hasta supuestos
encuentros de un colaborador de Trump con agentes moscovitas en Praga
(Michael Cohen, que ha tenido que exhibir ante la prensa su pasaporte para
demostrar que no ha estado nunca en la capital checa), desde la relación de
su nuevo secretario de Estado, Rex Tillerson, con Putin y Rusia y otras
cuestiones semejantes, todo estaba orientado a marcar el camino a la nueva
presidencia. Tillerson, director ejecutivo de la petrolera Exxon Mobile, que
tiene evidentes intereses económicos para seguir manteniendo buenas
relaciones con el gobierno ruso, no va por ello a convertirse en un
comisionado de Moscú. Ese informe fue elaborado por un antiguo agente del
contraespionaje británico que trabaja ahora para los lobbys de Washington.
A la feroz campaña de intoxicación sobre los
supuestos “piratas informáticos rusos”, lanzada por las agencias de espionaje
norteamericanas sin ofrecer ningún tipo de pruebas, se añade así el
truculento informe del espía británico con que el establishment de Washington
trata de marcar el terreno a Trump. Nada nuevo en un Washington que es una
charca de corrupción, donde bufetes de abogados y empresas de investigación
mercadean con “informes” de oponentes políticos y empresariales, y donde se
recurre a cualquier exceso para destruir al enemigo y al competidor. El caso
de la becaria Mónica Lewinsky en los años de la presidencia Clinton, y las
múltiples maniobras, denuncias, manipulaciones periodísticas y escándalos
asociados, sirve de recordatorio de lo que es el Washington político.
Estados Unidos no ha mostrado hasta el momento
ninguna prueba convincente de sus acusaciones hacia Moscú, y, en cambio, la
prensa norteamericana y sus colegas occidentales han sembrado mentiras por
doquier: desde la afirmación de que el supuesto pirateo ruso al Partido
Demócrata hizo perder las elecciones a Hillary Clinton (ocultando, de paso,
las escandalosas maniobras de la dirección demócrata favoreciendo a Clinton
contra Bernie Sanders), hasta un goteo de alarmantes noticias falsas, como la
publicada por el Washington Post afirmando que los piratas rusos habían
penetrado en la red eléctrica de Vermont, con los riesgos que ello
comportaría; noticia que el propio diario tuvo que rectificar días después
ante la evidencia pública de la mentira. El propio Trump ha acusado
públicamente a la CNN de mentir, sin que esa cadena de televisión haya
respondido de manera convincente.
Es una evidencia que todos los países con
capacidad para hacerlo mantienen programas de espionaje en Internet, y, sin
duda, Moscú y Pekín los tienen: no tenerlos sería una irresponsabilidad para
con su propia seguridad, pero que Washington se muestre ante el mundo como un
país ejemplar que ha sido agredido por los piratas informáticos de Rusia es,
sencillamente, grotesco. Estados Unidos es el país que mantiene el mayor
programa de espionaje del mundo, como reveló Edward Snowden; es un país que
desde sus terminales propias y desde las que posee en países aliados alcanza
a espiar todos los correos electrónicos, llamadas telefónicas, y datos
bancarios que circulan por el mundo, y con ese programa colaboran Microsoft,
Apple, Facebook, Google y otras empresas tecnológicas y de internet. Sabemos
que la NSA norteamericana, que ha infectado miles de redes informáticas en
todo el mundo, ha llegado a piratear los sistemas de reservas de vuelo de la
compañía aérea rusa Aeroflot. Los programas de vigilancia global y de robo de
información que mantiene Estados Unidos, con la complicidad de las agencias
de sus aliados, son, de hecho, la principal fuente de espionaje del mundo, y
un verdadero peligro para la libertad, la democracia y los derechos de los
ciudadanos, aunque no por ello Washington deja de acusar regularmente a Moscú
y Pekín de piratería en Internet.
Que un país como Estados Unidos, que apoyó el
golpe de estado de Yeltsin en 1993, y le asesoró en secreto para robar la
victoria al Partido Comunista en 1996, se declare ahora ofendido por la
supuesta intromisión electoral rusa, es conmovedor. Que un país como Estados
Unidos, que conspiró para destruir la democracia en la Guatemala de Arbenz,
en el Chile de Allende, en el Brasil de Joao Gulart, por citar unos pocos
países, se declare ahora preocupado por los riesgos para la democracia que
supone el pirateo en Internet es, también, emocionante. Que el país que ha
incendiado Oriente Medio, imponiendo guerras en Afganistán, Iraq, Siria,
Libia y Yemen, y que bombardea regularmente, en estos meses, a siete países
(los citados, además de Somalia y Pakistán); que ha apoyado un golpe de
Estado en Ucrania; que fuerza el estacionamiento de nuevas tropas y armamento
de la OTAN en las fronteras rusas y que impulsa el peligroso escudo
antimisiles, declare que las acciones de Moscú son un peligro para el mundo,
sería, también, enternecedor si no fuera siniestro.
Con la presidencia Trump, Moscú va a tratar de
mejorar las relaciones con Washington, después del fiasco que supuso la
promesa de Hillary Clinton, en 2009, de “reinicio” de las relaciones con
Rusia, que fue seguido de la expansión de la OTAN hasta las fronteras rusas.
Por su parte, Trump va a intentar centrarse en la política interior, y, para
ello, tiene que desactivar la tensión internacional; pero para mejorar
relaciones con Moscú debería dar pasos en Siria, dejando de apoyar a los
grupos terroristas que Washington patrocina y financia; debería buscar una
solución, conjunta con Moscú, para Ucrania, donde los acuerdos de Minsk están
en vía muerta; debería detener la expansión de la OTAN en Europa, y negociar
el escudo antimisiles. Demasiado para un personaje como Trump, porque, además,
la inercia de la política exterior norteamericana, el peso del complejo
militar-industrial y del Pentágono, el deseo de mantener un mundo unipolar,
van a ser determinantes en su presidencia. Estados Unidos mantiene hoy más de
setecientas bases militares en ciento veinte países del planeta, y acaba de
enviar tres portaaviones y más de cien aviones de combate al Mar de la China
del sur, en un movimiento que, sin duda, cuenta con el acuerdo de Trump,
obsesionado con China.
No puede esperarse gran cosa de un personaje
estrafalario como Trump, presionado además por esa gigantesca campaña de
intoxicación lanzada por los servicios secretos norteamericanos, y, aunque
Moscú y Pekín van a intentar desactivar la tensión internacional y mejorar
las relaciones con Washington, los obstáculos en el camino son muchos y el
futuro está lleno de incógnitas y de mentiras. Washington va a seguir
chapoteando en el vertedero.
http://www.elviejotopo.com/topoexpress/servicios-secretos-trump/
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Tips para cazar Odebrechts
Andrés Calderón
Ministerio Público (MP): Ahorita ustedes son los
protagonistas. Luego lo será el Poder Judicial (PJ). El fiscal de la Nación
debe ser como el entrenador. Escoger bien a sus jugadores (fiscales) y
aislarlos de la prensa para que se concentren en el partido (el Caso Lava
Jato). Sería bueno reforzar el elenco con economistas y especialistas en
procesos de inversión privada y obras públicas, para que los ayuden a
detectar las posibles irregularidades en el papel. Eso no va a servir para
probar ningún delito, pero sí para saber dónde poner la lupa.
Ya deben estar convencidos de que, por estrategia
y capacidades, lo esencial para su investigación y posteriores acusaciones
viene de afuera. Odebrecht y demás constructoras brasileñas deben estar más
preocupadas por sus acuerdos de colaboración (delación compensada) en EE.UU.,
Brasil o Suiza que en el Perú. ¿Por qué?
Es sencillo: las penas y reparaciones civiles de allá –por sus propias
leyes y por la magnitud de los casos de corrupción– son más fuertes. La
“carne” está en el extranjero. Si el MP logra acceder al detalle de todos los
reconocimientos de casos ilícitos que involucran al Perú presentados ante el
Departamento de Justicia de EE.UU. (cuya norma FCPA sanciona los casos de
corrupción internacional), punto para Perú.
A estas alturas debe ser muy poco lo que puedan
conseguir con incautaciones y allanamientos como reclaman los nostálgicos de
algún show policial noventero (¿en serio creen que toda la evidencia
incriminatoria no ha sido borrada ya de los servidores y oficinas locales?).
Pero si, quizá y solo quizá, pudieran recuperar algo de lo eliminado con un
software forense, necesitan acotar su investigación. Personajes y fechas claves.
Si sucumben a la presión mediática y buscan delitos en la época de Morales
Bermúdez (con seguridad, ya prescritos), les deseo buena suerte encontrando
la aguja en el pajar.
Poder Ejecutivo: No metan la pata. Saben que no
tienen mucho margen de maniobra. Legalmente, no pueden botar a Odebrecht ni
resolver unilateralmente sus contratos sin evidencia judicialmente probada de
ilícitos, pero tampoco tienen que contratarlos de nuevo ni salvarlos.
Sáquense la idea de que pueda existir alguna obra “too big to fail”. Chau
gasoducto. Si hubo corrupción, cualquier megaobra puede y debe caer. El
mensaje debe ir por ese lado. Aun si fuera cierto que “no todo lo que ha
hecho Odebrecht en el Perú es corrupto”, eso le corresponde alegar a sus
abogados defensores. A ustedes alejarse y repudiar todo lo que siquiera tenga
apariencia de tal.
Congreso: Por especialidad y potestades,
difícilmente van a encontrar algo jurídicamente relevante. Seamos sinceros.
No es que la Comisión Lava Jato vaya a lograr mucho preguntando a la
presidenta del OSCE “¿usted ha recibido alguna coima de las empresas
brasileras…?”, salvo provocar risas y vergüenza ajena. Si presumimos su buena
fe y de verdad quieren encontrar a los culpables, lo mejor que pueden hacer
es llegar a acuerdos informales con el MP y PJ, para que les compartan alguna
‘pepa’ y con ello cierta cuota de protagonismo, a cambio de apoyar y no
entorpecer los procesos judiciales.
Periodistas: Por lo que más quieran, lean y
conversen con especialistas. Están cayendo en el mismo circo que tanto
critican al Parlamento y en la misma ‘posverdad’ donde importa más el
‘feeling’ que los hechos. La próxima vez que sientan un impulso para tuitear
o gritar a viva voz: “¿Por qué no han encarcelado ya a fulano?” o
“¡Resolvamos todos los contratos de mengano y expulsémoslo del país!”, alcen
el teléfono, llamen a un penalista y a un especialista en procesos de
inversión privada (que no es lo mismo que contrataciones del Estado) y
pregunten.
http://elcomercio.pe/opinion/mirada-de-fondo/tips-cazar-odebrechts-andres-calderon-noticia-1960870
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