Agenda Cipriani-Fujimori - Agustín Haya de la Torre
Estimado PPK (II) - Luis Davelouis
Israel, la resolución 2334 y la última burla de Obama a los palestinos - Nazanín Armanian
No es tanta la novedad - Mirko Lauer
Odebrecht, el dueño - César Lévano
PPK ya no baila tanto - Augusto Álvarez Rodrich
Tomando el control - Fuad Khoury Zarzar
Un chiste de economistas - Diego Macera
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Agenda Cipriani-Fujimori
Agustín Haya de la Torre
Poner de rodillas
en su casa a quien derrotó a su candidata preferida, seguramente le generó
una oscura satisfacción al cardenal Juan Luis Cipriani. Reconocido como
“operador fujimorista” por la prensa internacional (así lo califica un
reciente artículo en Nueva Sociedad, revista de la Fundación Friedrich
Ebert), aprovechó la resaca de la censura al ministro de Educación, para
arrinconar al Presidente.
Acompañado por una
intensa campaña en los medios adictos a la cleptocracia, que no le perdonan
ni una mueca a Pedro Pablo Kuckzynski, ni siquiera una arenga a sus
confundidos partidarios, el arzobispo del Opus Dei trataba obviamente de
llevar agua para su molino.
La agenda de la
extrema derecha anda particularmente agresiva en temas de sociedad. Desde que
el gobierno decidió cumplir con la sentencia judicial que autoriza la
distribución del anticonceptivo oral de emergencia, volvieron a la carga.
Cipriani no solo no se resigna a convivir de acuerdo a los valores
republicanos, sino como sabemos, es un enemigo declarado de los derechos
humanos.
Su admiración por
la dictadura de Alberto Fujimori la convierte en activa militancia. Aliado
con talibanes evangélicos, tiene trazada toda una estrategia de movilización
contra el Estado laico y la dignidad de las personas.
En la empresa
conjunta, propician campañas contra la igualdad de género, el matrimonio
igualitario, la diversidad sexual o el aborto terapéutico. Colocan en el
blanco las políticas públicas en salud reproductiva y educación sexual. En
ambos casos el Perú no hace más que ponerse al día con políticas
internacionales, en las que llevamos atraso precisamente por la intromisión
de los fanáticos.
El fujimorismo
promueve a fondo dicho libreto oscurantista. Plagado de representantes de la
economía delictiva, bendecidos por curas y pastores dogmáticos, pretende
desconocer las libertades ciudadanas.
No resulta extraño
que la única reunión entre fuerzas políticas, al margen de las instituciones
democráticas, sea la propiciada por el promotor eclesiástico de Fuerza
Popular.
Felizmente que el
gobierno recordó que existe el Acuerdo Nacional. Creado precisamente para
reforzar los vacíos políticos dejados por la dictadura en la Carta de 1993.
El Acuerdo funcionó con regularidad hasta el 2011, cuando aprobó por unanimidad
el Plan Estratégico de Desarrollo Nacional al 2021.
Ollanta Humala, en
su acelerado paso del chavismo al liberalismo, lo olvidó. En estos meses, PPK
lo resucita para buscar consensos que ojalá no se reduzcan a mínimos
intrascendentes.
http://diariouno.pe/columna/agenda-cipriani-fujimori/
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Estimado PPK (II)
Luis Davelouis
Le decía que
simpatizo en parte con su mirada hacia la política y sus actores. Que también
encuentro terrible y de miserables que un sujeto negocie un voto para poner
un caño a condición de que se contrate a su pariente para poner ese caño.
El problema es que
en un mundo en el que la obtención de renta se pone por encima de cualquier
otra consideración, ser principista sin ser práctico es un gran riesgo. A las
ratas, le decía ayer, se les mata o aísla. Uno no normaliza su vida para
incorporarlas ni les pone casa, seguro social ni derecho a voto. Y la razón
es simple: la rata no puede ser quien no es porque ni siquiera puede imaginar
otra cosa.
Odebrecht acaba de
reventar y todos estamos pendientes de los detalles y, sobre todo, de los
nombres. En gran medida, porque involucra a más gente de la que uno está
dispuesto a imaginar, pero también porque es la gran oportunidad de las ratas
de demostrar que, en el fondo, todas son ratas. Depende de usted y de su
equipo demostrar que no es así: caiga quien caiga, sin importar si uno se
llevó 50 millones y otro en cambio solo 10 mil o uno antes y otro después.
Todos los corruptos condenados y/o presos, no importa si no cumple condena
por prescripción. El mensaje debe ser fuerte y claro: le robas al país y te
jodes de por vida.
No retroceda. Y si
lo hace pensando que ello servirá aunque sea para sacar los cuatro proyectos
por los que quiere ser recordado, piense que solo se convertirá en un
cómplice de todos a los que les da igual la justicia, la ética y el Perú
republicano que Ud. prometió. La mejor manera de ser intrascendente es no
hacer olas y, en épocas como estas, la intrascendencia es complicidad.
http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-estimado-ppk-ii-2266335
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Israel, la resolución 2334 y la última burla de
Obama a los palestinos
Nazanín Armanian
Mientras un rabino
israelí prohibía la visita al árbol de Navidad por ser “una afrenta a la
identidad judía”, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobaba una resolución
exigiendo a Israel el fin de los asentamientos en Cisjordania y Jerusalén, y
la destrucción de las viviendas palestinas. EEUU, por vez primera, dejó de
vetar una condena a Israel y se abstuvo. La iniciativa fue presentada por
Egipto, aunque había sido gestada por la Casa Blanca, como refleja la prensa
hebrea del mes pasado.
Si con ello, Barak
Obama pretendía en la recta final de su presidencia colocarse en el lado
correcto de la historia, y también salvar a Israel de sí mismo, fracasó en
ambos objetivos. Esta resolución que se niega a tomar medidas para forzar a
Israel a cumplirla, no hace ninguna referencia al cruel bloqueo a Gaza, ni
trata el derecho de retorno de los refugiados, se convertirá en otro papel
mojado.
Al principio de su
mandato, Barak Obama mostró algo de simpatía hacia la causa palestina: eligió
a Egipto, no a Israel, como el destino de su primer viaje al extranjero,
donde reconoció “la intolerable situación del pueblo palestino”. También
intentó desligar la agenda política de EEUU para Oriente Próximo a los planes
de Tel Aviv, pero ante los gritos de Netanyahu de “Aquí mando yo”, al final
se rindió, convirtiéndose en el presidente de EEUU que más apoyo diplomático,
económico y militar ha prestado al régimen israelí: vetó dos resoluciones en
2011 y 2013 que condenaban los asentamientos ilegales de Israel y se negó a
reconocer el Estado palestino. Luego, sin rubor, respaldó la brutal agresión
de Israel a Gaza en 2014 y firmó un paquete de ayuda militar a este país por
el valor de 40.000 millones de dólares (sacados del bolsillo de los
norteamericanos), mientras presionaba a los palestinos que debían “portarse
bien” tragando bombas, como condición previa de iniciar el proceso de paz. La
cuestión palestina es otro de los grandes fracasos de Obama en su política
exterior.
Lo que une a Trump
con Netanyahu
El provocador
Donald Trump, que ha prometido “reducir la asistencia de EEUU a Naciones
Unidas” como castigo por esta resolución, comparte con Netanyahu la ideología
racista: Uno habla de la “supremacía blanca” (¡blanca estadounidense!) sobre
el mundo y el otro la de los judíos sobre los pueblos de Oriente Próximo.
Entre las tareas de los 100 primeros días en el cargo del presidente Trump
está el traslado de la embajada de EEUU de Tel Aviv a Jerusalén. La gravedad
de dicho plan es tal que Obama acaba de renovar por otros seis meses la
renuncia presidencial a mover la sede diplomática de Tel Aviv. Lo mismo
hicieron Bush y Clinton. Sin duda, las discrepancias en el seno del poder en
Washington sobre el papel de Israel en la zona es una de las principales
barreras para la solución de la cuestión palestina.
Una relación
asimétrica donde un pequeño país ha vivido la superpotencia, sin siquiera
darle las gracias o mostrarle respeto al menos en público. Israel está más
interesado en la tierra, el agua y el petróleo de los vecinos que en la paz,
y avanzará en sus planes de crear el “Gran Israel”, ahora que la “cuestión
palestina” no es prioridad para la ONU o para alguna potencia, y eso a pesar
de que sus aliados temen las imprudencias de los mandatarios hebreos.
Esta derrota
diplomática de Israel no significa ninguna victoria para Palestina. La caída
de la Unión Soviética primero y la destrucción de Irak, Libia, Siria y la
soga al cuello de Irán que representa el acuerdo nuclear, han cambiado el
equilibrio de fuerzas en la región en perjuicio del pueblo palestino. El
proceso de paz está muerto y en estos momentos ya no sirven los mecanismos
tradicionales de ejercer una presión tangible sobre Israel para que cumpla
con la legalidad internacional. Difíciles tiempos para los palestinos que
exigen nuevas e ingeniosas formulas de conseguir sus derechos.
http://blogs.publico.es/puntoyseguido/3668/israel-la-resolucion-2334-y-la-ultima-burla-de-obama-a-los-palestinos/
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No es tanta la novedad
Mirko Lauer
Aunque a Pedro
Pablo Kuczynski le gusta decir que llegó a la presidencia por una serie de
milagros, en verdad triunfó a partir de una fórmula conocida, con variantes,
desde 1945 o 1963: enfrentar al Apra y sus socios desde una alianza
derecha-izquierda. Que es lo más parecido que tenemos a un bipartidismo.
Tan conocida la
fórmula, que incluso la megabancada de Fuerza Popular es la versión siglo XXI
de la mayoría parlamentaria Apra-Uno de 1963 que le dificultó la vida a
Fernando Belaunde, y contribuyó al golpe militar de 1968. Ganar y luego
gobernar en minoría ha sido un predicamento frecuente de las presidencias en
el Perú.
En cierto modo PPK
traía la fórmula en la sangre, pues fue funcionario de tres gobiernos que
llegaron con alianzas similares. Aun así, no se puede hablar de una
estrategia planeada. La confluencia con la izquierda electoral prácticamente
le fue impuesta por el camino, y duró el tiempo que demoraron en aparecer los
resultados oficiales.
José Luis
Bustamante no pudo entenderse con la mayoría parlamentaria y fue golpeado en
1948. FBT tuvo el mismo problema y fue golpeado en 1968. Lo mismo sucedió con
Alberto Fujimori, lo cual llevó al autogolpe de 1992. Otros presidentes en
minoría encontraron la manera y pudieron terminar su periodo.
En teoría la
actual no es una era de interrupciones del orden constitucional. El debate
hoy es si zafarse del corsé de una mayoría parlamentaria por la vía
constitucional es materialmente posible, conveniente, o contraproducente. El
otro lado de esta discusión, que es la que terminará definiendo a PPK, sobre
los entendimientos obligatorios.
Donde PPK se
desvía de la fórmula que lo llevó a la presidencia es en su desinterés por
los grupos que no son la mayoría opositora, con los que ha tenido diálogos
poco relevantes. Formalmente ninguno de ellos, ni todos juntos, puede hoy
modificar la aritmética del Congreso, y muchos son impulsadores de un
antifujimorismo incómodo en Palacio.
En otras palabras,
la experiencia del pasado siglo todavía tiene cosas que decir en este siglo,
pero eso no le está sirviendo mucho a PPK. El objetivo de hacer un buen
gobierno viene en segundo lugar. El primero es hacer un gobierno viable en el
plazo que lleva al 2021, y eso se llama alianzas, alianza, alianzas. No
importa cuál sea el escenario que se presente.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/834685-no-es-tanta-la-novedad
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Odebrecht, el dueño
César Lévano
Lo que el
escándalo Odebrecht revela en estos días no es solo el pago de coimas para
estafar al Perú, sino también la arquitectura podrida de un Estado y un
sistema. Que tres presidentes de la República aparezcan involucrados revela
que Palacio es la correa de transmisión de un crimen que implica abdicación
de la soberanía nacional, y traición y engaño a los ciudadanos.
La congresista
ahora independiente Yeni Vilcatoma ha condensado esa catástrofe, al recordar
una discusión que tuvo en 2014 con Daniel Figallo, entonces ministro de
Justicia de Ollanta Humala. La pugna ocurrió porque Vilcatoma, que era
procuradora anticorrupción adjunta, pedía que Odebrecht informara sobre el
nombramiento del exfuncionario del gobierno regional de Ancash Paul Varas
Velarde, acusado de corrupción.
Vilcatoma recuerda
que en la áspera discusión Figallo se exaltó en su defensa de la empresa
brasileña, y llegó a decir: “Odebrecht pone y saca presidentes, Odebrecht es
dueño del Perú, Odebrecht es dueño de Latinoamérica”.
En las redes
sociales circula una revelación, que le añade sal a la herida. En
correspondencia del otrora embajador de Brasil en Lima, André Mattoso, el
diplomático informaba que las empresas brasileñas Odebrecht, Andrade
Gutiérrez, Camargo Correa, Queiroz Galvao y otras pedían 800 millones de
dólares para construir los tramos II, I y IV de la carretera Interoceánica;
pero el gobierno ofrecía 700 millones de dólares.
Los empresarios
cariocas emplearon un recurso que los capitalistas alemanes inventaron a
fines del siglo XIX. La concertación de precios, el cartel. Para presionar,
se abstuvieron en conjunto. El gobierno de Alejandro Toledo cedió al chantaje
y otorgó las obras de los citados tramos por mil millones de dólares. ¡Más de
lo que pedían las empresas!
¿Fue una reacción
del corazón de Toledo, ebrio de generosidad, o hubo, por debajo de la mesa,
el viaje de ese dinero que llega solo a Palacio.
El excongresista Juan
Pari, del bloque Dignidad y Democracia, que investigaba el caso Lava Jato en
el Perú, ha señalado un antecedente del caso. Cuando presentó, en su
condición de presidente de la comisión, un informe, congresistas humalistas y
toledistas, junto con Mauricio Mulder, bloquearon el documento. Dado ese caso
de parcialidad, Mulder debiera abstenerse en el proceso actual.
Tres presidentes
aceitados para saquear el dinero público. ¡Y después nos hablan de democracia
representativa!
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PPK ya no baila tanto
Augusto Álvarez Rodrich
Pedro Pablo
Kuczynski no termina bien el 2016, lo cual contrasta con el optimismo del
inicio de su presidencia hace justo cinco meses.
Esto no tiene que
ver, principalmente, con la pérdida de aprobación en la opinión pública que
PPK sufrió en ese lapso, algo que, sin embargo, no es deleznable ni
irrelevante.
A la popularidad
de PPK le pasó lo que a todos los presidentes: de la euforia inicial pasó a
la desilusión gradual. Alan García II, Ollanta Humala y PPK terminaron su
quinto mes, el de su primera navidad en Palacio, con 50%, 47% y 48%,
respectivamente, según Ipsos. Alejandro Toledo acabó en 30%, pero por la
crisis ‘Zaraí’.
Una presidencia
poco popular siempre es obstáculo para gobernar –en el sentido de concretar
políticas públicas en vez de solo durar–, pero en el caso de PPK el riesgo es
mayor pues un descenso marcado puede producir una inestabilidad grande.
En 48%, como hoy,
no hay problema, pero con una oposición con sangre en el ojo y chaira en la
mano, como la fujimorista, debajo de 20% colocaría a PPK en the twilight
zone.
Pero el problema
principal de la presidencia de PPK en el momento actual no es de popularidad
sino de debilitamiento por pérdida de liderazgo luego del zarandeo que le han
pegado desde que el fujimorismo salió a atacar con todo para bajarse, sin más
argumento que la necesidad de que el gobierno sepa quiénes son, al mejor
ministro del gobierno.
La respuesta
política de PPK fue cambiante y dubitativa, trastabillando entre usar o no el
mecanismo de la cuestión de confianza, y en estas situaciones ocurre como
cuando tienes un arma: si la desenfundas es para disparar, no para amenazar.
Distinto hubiera sido si, en cualquier camino, el presidente hubiera tenido
claro qué iba a hacer desde el inicio.
Y la pérdida de
liderazgo de PPK se agravó por la forma en que se realizó su cita con Keiko
Fujimori, en donde los tres participantes hicieron lo posible para que
quedara claro que ella es la que corta el jamón en el país.
A lo anterior se
suma el despelote en la bancada PpK, dando la sensación de que su gobierno se
empieza a parecer al final de Ollanta Humala.
¿Está todo
perdido? Claro que no. Si algo demostró PPK en la campaña es que, como el Ave
Fénix, cuando todo parecía perdido, resurgía de sus cenizas. La oportunidad
es la primera semana de enero cuando se presenten los decretos legislativos,
pero lo crucial será recuperar liderazgo, rumbo, cohesión, solidez, la
alegría del inicio y hasta, de repente, tirarse por ahí de, vez en cuando, un
bailecito para recordar los buenos tiempos.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/834688-ppk-ya-no-baila-tanto
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Tomando el control
Fuad Khoury Zarzar
Los últimos
acontecimientos vinculados a graves escándalos de corrupción a nivel nacional
(compras públicas) e internacional (el caso Odebrecht y la corrupción
destinada a distorsionar los concursos públicos para las grandes obras de
infraestructura) han puesto nuevamente en agenda la importancia que tiene el
control para la adecuada implementación de políticas públicas en nuestro
país. El sistema de control nos permite establecer los mecanismos que
aseguren el cumplimiento de los objetivos de política y el adecuado
desarrollo de cada uno de los procesos a cargo de las entidades del Estado.
De acuerdo con nuestro diseño constitucional, la Contraloría General de la
República es la entidad rectora del sistema nacional de control y tiene la
responsabilidad de supervisar la legalidad de la actuación de todas las
instituciones públicas.
Es importante, sin
embargo, que la población y otras instituciones conozcan bien cuál es el
ámbito de acción de la contraloría y cómo debe actuar; a fin de evitar
expectativas erróneas. Muchas veces se demanda que la contraloría “les ponga
el guante a los corruptos” sin distinguir la naturaleza del acto corrupto o
el tipo de proceso en el que este se comete. Esto ha generado una presión
política que puede ser contraproducente para el actuar de la contraloría, que
debe ser totalmente técnico y muy ponderado.
La contraloría
puede intervenir de tres formas: previamente, simultáneamente y de manera
posterior. El control previo está previsto para operaciones en las que se
comprometa la capacidad crediticia del Estado, para la autorización de
adicionales de obra y supervisión de obra, así como para operaciones de
secreto militar o de orden interno. El control simultáneo se realiza mientras
se ejecutan los procesos y permite advertir sobre los riesgos que podrían
comprometer el cumplimiento de los resultados. Finalmente, el control
posterior se ejerce a través de auditorías y busca verificar que los
servidores públicos hayan actuado conforme a las leyes.
De acuerdo con las
normas vigentes, la intervención de la contraloría debe ajustarse a ciertos
principios y formas de actuación. Por ejemplo, no puede intervenir en los
procesos de gestión de las entidades auditadas y debe respetar el criterio de
los funcionarios allí donde la ley les da discrecionalidad.
En el control
previo y simultáneo, la contraloría determina si existen riesgos en la
actuación de los funcionarios, con la finalidad de que estos puedan adoptar
las medidas correctivas necesarias. Dada su naturaleza, esta intervención no
busca identificar responsabilidades en los funcionarios. Por el contrario,
los alerta para que hagan bien su trabajo.
Ante la
comunicación de riesgos, la entidad pública puede disponer –o no– las medidas
que se consideren apropiadas para evitar o mitigar sus efectos. La
contraloría tiene la responsabilidad de hacer seguimiento a los resultados
para verificar si se evitó un perjuicio para el Estado. De no ser así, se
activa el control posterior y se identifican las responsabilidades.
Es importante
tomar en cuenta que, en el marco del ejercicio del control simultáneo, a
quien alertamos de los posibles riesgos o irregularidades es a la entidad,
que tiene la posibilidad de rectificarlos en el proceso de gestión. El
control debe regirse por el principio de prudencia y evitar calificar los
hechos advertidos.
Es recién en el
control posterior cuando se verifica que los procesos a cargo de los
funcionarios se hayan ejecutado conforme al marco normativo vigente. Si se
encuentran desviaciones o faltas a la normativa, la contraloría podrá
identificar responsabilidades en los funcionarios y, así, impulsará la
imposición de sanciones, tanto en la vía administrativa (a través de sus
órganos sancionadores y del Tribunal Superior de Responsabilidades
Administrativas), como en sede jurisdiccional (civiles o penales).
En caso
corresponda, el informe que emite la contraloría es derivado al Ministerio
Público, que tiene la función de investigar y elevar el caso al Poder
Judicial para que imponga sanciones. Es importante, por lo tanto, tener claro
que se trata de un sistema en el que hay tres actores: la contraloría, el
Ministerio Público y el Poder Judicial. Si uno de ellos falla, falla toda la
cadena. Y como todos sabemos, si esta cadena no funciona, se afianza un
sistema donde la impunidad sigue imperando.
Un aspecto clave
es que los auditores a cargo de investigar los casos o determinar riesgos
cuenten con el conocimiento técnico y la experiencia suficiente para emitir
una opinión sobre la actuación de los funcionarios. Esto es más relevante aún
cuando se trata del control simultáneo, dado que se debe emitir rápida y
oportunamente una opinión sobre la existencia de hechos que podrían poner en
riesgo el resultado de los procesos a cargo de las entidades públicas, sin
invadir el espacio de discrecionalidad que la ley otorga a los funcionarios.
Por último, un
elemento importante a resaltar es el carácter autónomo y técnico que debe
imperar en el ejercicio del control gubernamental. Se requiere mucha
objetividad en la conducción de los procesos de control, así como tener
cuidado de no adelantar opinión, más aun cuando los casos graves y muy graves
siguen su curso en procesos de investigación que pueden tardar varios meses.
En pocas palabras, la contraloría debe “hablar” primordialmente a través de
sus informes de control, con evidencia clara y contundente.
http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/tomando-control-fuad-khoury-zarzar-noticia-1956772
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Un chiste de economistas
Diego Macera
El chiste dice que
hay dos clases de economistas: aquellos que no saben hacer predicciones y
aquellos que no saben que no saben hacer predicciones. Lo que esto quiere
decir es que los economistas, en general, no somos muy buenos para los
pronósticos económicos –ni tampoco para los chistes–.
Sin embargo, como
en cualquier cierre de año, los pronósticos económicos sobre el año siguiente
abundan. El FMI y el Banco Mundial predicen que la economía global crecería
en 3,4% y 2,8% durante el 2017, respectivamente. Los pronósticos locales
apuntan a una economía peruana que se expandiría 4,3% durante el próximo año
y 4,2% el siguiente.
¿Qué tan acertadas
suelen ser estas proyecciones? Para vergüenza de mi gremio, no mucho. Un buen
número de economistas no pudo prever las tres últimas crisis económicas de
Estados Unidos, ¡incluso meses después de que estas hubieran comenzado! En
noviembre del 2007, a menos de un año de la caída de Lehman Brothers, el
consenso de economistas daba probabilidades de 1 en 500 de que la economía de
Estados Unidos se contrajese en más de 2% para el 2008. Lo hizo en 3,3%.
Pero las rajaduras
en nuestras bolas de cristal no se limitan a la previsión de crisis. Estudios
que contrastan las proyecciones económicas para Estados Unidos desde 1968 con
las cifras reales de crecimiento encuentran que el resultado final estuvo
fuera del rango de confianza de 90% casi la mitad de los años. Si usted
piensa que es imposible tanta mala suerte en tantos años, tiene razón.
A nivel nacional
las cosas no son mucho mejores. En los últimos diez años, la Encuesta de
Expectativas del BCR a analistas económicos sobre la tasa de crecimiento del
PBI en los siguientes 12 meses estuvo alejada del resultado final, en
promedio, 2,1 puntos porcentuales cada año. Por su parte, las expectativas a
dos años fallaron en 2,6 puntos porcentuales.
Para poner esto en
perspectiva: si todos esos años –en vez de usar sofisticados análisis y
regresiones– hubiésemos proyectado que el PBI peruano simplemente crecería a
6% (aproximadamente la tasa potencial del período), el error hubiera sido de
1,96 puntos porcentuales en promedio cada año. Es decir, en general, nos
hubiera ido mejor asumiendo que el PBI siempre crecerá a 6% en vez de hacer
complejas proyecciones en base a si el futuro Plan Quinquenal de China hará
que el precio del cobre suba o a si se viene una buena temporada para la
anchoveta.
La verdad es que
la economía de un continente, de un país o incluso de una ciudad son
extremadamente difíciles de simplificar en un modelo, e incluso más difíciles
de proyectar. Con miles o millones de personas, empresas y gobiernos tomando
decisiones a cada hora, adaptando sus expectativas e interactuando entre sí,
el espacio para la incertidumbre es enorme.
¿Quiere todo esto
decir que debemos descartar cualquier intento de proyección económica? ¿Que
estamos abandonados, en el mejor de los casos, a la absoluta ignorancia y, en
el peor, al completo azar? Por supuesto que no. Hay patrones estables,
inercia y también escenarios más viables que otros. Con alta probabilidad,
por ejemplo, el crecimiento del Perú seguirá siendo mayor que el de Venezuela
o Ecuador durante el 2017.
Lo que sí quiere
decir todo esto es que, con demasiada frecuencia, los economistas
transmitimos proyecciones que dan la sensación de ser más robustas de lo que
en realidad son. Y que, a su vez, con muy poca frecuencia retrocedemos a
verificar el tamaño del espacio entre la flecha y el blanco. Quizá si
hiciésemos esto último más seguido encontraríamos que muchas de nuestras
proyecciones han sido, a lo sumo, un mal chiste.
http://elcomercio.pe/opinion/columnistas/chiste-economistas-diego-macera-noticia-1956774
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