Esa virtud sospechosa que llaman caridad - Miguel
Flores-Montúfar
Impotencia del Poder Mediático - César Lévano
Sucursales en la mira - Mirko Lauer
Congreso corrupto y mediocre - Augusto Álvarez Rodrich
Mordiendo la manzana - Juan de la Puente
Las cosas que sé - Gabriela Wiener
Incendios - Santiago Pedraglio
¡Mi negocio no! (II) - Luis Davelouis
Trump y su plan de
infraestructura - Iván Alonso
Los radicales de la Postverdad - Marco Sifuentes
No subestimar el destrabe - Gianfranco Castagnola
La reforma universitaria bajo ataque - Alberto de
Belaunde
Mientras las mujeres árabes se convierten en
estadísticas sus asesinos caminan libres - Samah Salaime
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“Esa virtud sospechosa que llaman caridad”
Miguel Flores-Montúfar
VIUDA: Nosotros
estamos de duelo ahorita, no sé cómo pueden bailar los bomberos…
PRODUCTOR: Están
bailando por un deseo… que necesitan los bomberos, y se lo vamos a cumplir.
VIUDA: Pero…
PRODUCTOR: Aparte,
discúlpame, pero yo tengo una posición personal: el luto se lleva de
diferentes maneras […] no tienes que estar todo el rato deprimido […]
VIUDA: Pero, en
este caso, son tres personas que han fallecido…
PRODUCTOR: Pero,
por eso, es que… no seas tan extremista.
PRODUCTOR: Tú
estás siendo de otra manera, con tu posición muy egoísta con tus hijos,
porque se les puede conseguir una beca, pero si no la quieres, no te
preocupes. […] El programa igual va a seguir y va a salir al aire.
La actitud del
productor es despreciable, por supuesto. Pero sería un error concentrarnos en
él y exigir su cabeza para quedarnos tranquilos. Otra vez: sí, es
despreciable, asqueroso. Y si la bulla continúa, el canal lo botará o lo
moverá de lugar. Y ya. El problema, sin embargo, no habrá pasado.
El problema es que
estamos muy acostumbrados a convertir en espectáculo absolutamente todo, la
miseria y el dolor incluidos. Eso es algo que han entendido muy bien, y hace
mucho tiempo, los que hacen televisión en nuestro país.
Esa conversación
de arriba debería recordarnos que esa necesidad de hacer una exhibición
grosera de la vida de la gente no acaba con los famosos. La ridiculización de
los pobres, consentida y celebrada porque venía con regalo, era bastante común
en los clips de Trampolín a la Fama que han llegado hasta nosotros.
En esa misma
línea, pero ya sin ninguna vergüenza, siguió Laura Bozzo, a quien no hace
falta agregarle descripciones. También está ese programa atroz en que una
periodista mete su cabeza en la vida de las personas (pobres siempre, hasta
donde sé), rebusca en sus miserias, los persigue con una cámara y trata de
solucionar sus problemas. Y Gisela, por supuesto.
No recuerdo ya
cuántas veces ha hecho subir a su set a personas enfermas, a veces tendidas
en una camilla, y les ha puesto el micrófono en la boca para que hablen
(incluso cuando no pueden hacerlo) y ha acomodado la escena para que las
cámaras ponchen la herida, la marca, la malformación. Y el momento es
acompañado por sus palabras, que no dicen nada pero ella ni cuenta, las dice
tan sentida, tan conmovida, como si realmente creyera que está haciendo el
bien.
Y ahí está el
problema.
No hay bien
posible en la humillación. No se puede ser solidario con alguien si primero
no se le respeta, si no se respeta su dolor. No hay solidaridad en los bailes
por un sueño, las vidas extremas, los cuéntame tu caso. No hay solidaridad en
los gestos públicos, visibles, promocionales. No: hay negocio. Y a esa gente
le importa un cuerno negociar con tu enfermedad, tu pobreza o tu muerte.
Hace poco,
hablando de Cantagallo, contaba Jimena Ledgard:
En el 2007 pasé
una semana entre Chincha y Pisco desde el día siguiente del terremoto
ayudando en la entrega de donaciones. Recordaré mucho de esos días para
siempre, pero hay una cosa de la que con certeza NUNCA me voy a olvidar: que
un camión con donaciones de medicinas (que se necesitaban con urgencia pues
ya se habían agotado) estuvo tres días cerrado en el depósito en el que
trabajábamos porque debíamos esperar a que llegara el gerente de la empresa
que lo había donado y se tomara fotos durante la entrega.
En Dirección
equivocada, un cuento de Julio Ramón Ribeyro, el narrador comenta que la
acción del protagonista no se debe, entre otras cosas, a “esa virtud
sospechosa que se llama caridad”. Eso es lo que no queda claro: si ya sabe
que detrás de estos programas no hay ninguna intención real de hacer el bien,
si ya se sabe que maltratan y hostilizan a las personas a las que, se supone,
quieren ayudar, si ya se sabe que los seres humanos se miden en índices de
sintonía, ¿por qué lo hacen? Es decir, ¿para quién? Ellos no quieren ayudar,
el público no cree que lo quieran, ¿para qué tanto espectáculo, entonces?
A menos que lo que
nos guste sea el desfile de las miserias. En uno de sus Dichos de Luder, dice
el mismo Ribeyro:
«La gente duerme
más tranquila arrullada por la música de una desgracia ajena.»
http://utero.pe/2016/11/24/no-hay-solidaridad-en-los-bailes-por-un-sueno-las-vidas-extremas-los-cuentame-tu-caso-hay-negocio/
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Impotencia del Poder Mediático
César Lévano
El miércoles 9 de
noviembre, a medianoche, cuando ya parecía irreversible el triunfo de Donald
Trump en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos, el analista
Ignacio Ramonet colocó en Internet una opinión cuyo primer párrafo decía: “El
éxito de Trump (como el ‘Brexit’ en el Reino Unido, o la victoria del ‘no’ en
Colombia), significa una estrepitosa derrota de los grandes medios dominantes
y de los institutos de sondeo y de las encuestas de opinión”.
El texto, cuyo
título era: “Las 7 propuestas de Donald Trump que los grandes medios
censuraron… y que explican su victoria”. Aparte del tsunami contra el poder
mediático, Ramonet precisaba que el triunfo de Trump significa también que
“toda la arquitectura mundial, establecida al final de la Segunda Guerra
Mundial, se ve ahora trastocada y se derrumba. Los naipes de la geopolítica
se van a barajar de nuevo”.
Durante la
campaña, Trump expresó más de una vez: “No estoy compitiendo contra Hillary
Clinton; estoy compitiendo contra los corruptos medios de comunicación”.
Viéndolo bien,
pudiera ser que el ataque de los grandes medios haya favorecido a Trump. Esto
parece insinuar el editorial del semanario parisiense Le Point del 10 de
noviembre. “Vivimos”, afirma Franz-Olivier Giesbert, “en un mundo en que basta
ser odiado por los medios para ser popular. Trump puede agradecer, entre
otros, al New York Times”.
Esto me recuerda
un texto de Noam Chomsky en su reciente libro Who runs the world? (¿Quién
gobierna el mundo?). Un capítulo esencial se titula: “Un día en la vida de un
lector de New York Times”. El escrito desenmascara los métodos de ese diario
que muchos intelectuales peruanos, incluso algunos de izquierda, estiman
impecable.
En la página 7 del
10 de abril de 2015 se incluye el artículo de Thomas Fuller ‘La Misión de una
mujer para librar Laos de millones de bombas que no estallaron’. La dama es
Channapha Khamvongsa, estadounidense de origen laosiano, empeñada en limpiar
a Laos de los millones de bombas todavía enterradas ahí, herencia de una
campaña aérea de Estados Unidos a lo largo de nueve años.
Fue en la época de
la guerra contra Vietnam. Laos no era parte del conflicto. El presidente
Lyndon Johnson ordenó, en noviembre de 1968, que cesaran los bombardeos en
Vietnam y que los aviones se desplazaran a Laos. El subjefe de la Misión en
Vietnam declaró ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, en
octubre de 1969: “Bueno, teníamos todos esos aviones dando vueltas y no
podíamos permitir que permanecieran allí sin hacer nada”.
The New York Times
aseguró que los bombardeos se justificaban porque Laos era refugio de
vietnamitas y en Laos había comunistas.
Chomsky
puntualiza: “El reportero de New York Times tenía una fuente: la propaganda
de los Estados Unidos”.
http://diariouno.pe/columna/impotencia-del-poder-mediatico/
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Sucursales en la mira
Mirko Lauer
Hemos entrado a
una nueva racha de asaltos a bancos. El ritmo de estas olas delictivas
locales está por estudiarse, pero las explicaciones estándar siempre han sido
la mayor presencia de efectivo en caja durante ciertas fechas y las
periódicas disminuciones en el resguardo policial a las sucursales. Esto
ayuda a comprender, pero no explica todo.
Con la creación
del destacamento especializado en el tema Águilas Negras (1988), como parte
de un acuerdo entre la PNP y Asbanc, las sucursales bancarias empezaron a
vivir largos periodos de tranquilidad. Las cosas empezaron a cambiar cuando
en el 2011 el gobierno retiró a las Águilas de 900 de las 1,200 sucursales
del país.
Hacia el último
trimestre de ese año 2011 la SBS informaba que los asaltos habían empezado a
subir. Entonces Orlando López, encargado del tema, dijo: “Si hago un recuento
de los últimos cinco años; en el 2009 tuvimos ocho asaltos; en el 2010, seis
y en el 2011, cinco. Si analizamos los últimos datos sí vemos una mayor
frecuencia”.
Para el 2015 los
asaltos propiamente a bancos del año habían vuelto a ser ocho, según
estadísticas de la propia policía, 42% menos que en el 2014. En el segundo
semestre del 2016 los asaltos ya han pasado de 10, casi la mitad de ellos
fuera de Lima, algunos de ellos frustrados por la vigilancia, otros no.
Es evidente que
las bandas de delincuentes han detectado una oportunidad en la menor
vigilancia de los bancos, en las ventajas que dan las nuevas armas de fuego,
en la multiplicación de las sucursales bancarias y en la muy razonable
pasividad de los funcionarios. La racha no puede durar mucho tiempo, y los
cacos están apurados.
Los asaltos a
bancos son delitos de alto perfil, como los accidentes aéreos, pero con la
bancarización en limitada a 28% de las transacciones (70% en Chile) y
creciendo a paso de tortuga, 8% en seis años, los asaltos contra el efectivo
que circula fuera de los bancos son mucho más frecuentes. Son más difíciles
de atajar y no llegan al horario estelar.
La situación en
ambos casos, bancos y la calle, todavía puede empeorar antes de comenzar a
mejorar. Repotenciar a las Águilas Negras parece un camino conveniente para
esta hora.
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Congreso corrupto y mediocre
Augusto Álvarez Rodrich
El fujimorismo se
apresta a usar su fuerza bruta –que no es poca– contra el ministro Jaime
Saavedra, un esfuerzo que, sin embargo, les reventará como bumerán pues
desnudará la real intención política, así como la severa limitación, de
Fuerza Popular.
El fujimorismo ya
adelantó, a través de dos de sus preclaros amautas, Héctor Becerril y Cecilia
Chacón, que el palitroque con el inaugurarán su temporada de bowling para
demoler al gabinete se llama Jaime Saavedra.
Su elección no es
casual. Desde que Pedro Pablo Kuczynski anunció, como presidente electo, que
quería a Saavedra de ministro de Educación, el lobby contra la ley
universitaria se activó, con el fujimorismo en primera fila y el Apra ahí
bien aconchabadito.
No lo
consiguieron. PPK obvió a ese lobby y Saavedra retuvo el cargo que ya ocupaba
en el gobierno previo.
Entonces el lobby
pasó al esfuerzo de traerse abajo a la cabeza de la reforma universitaria, y
lo sometió a un fuego cruzado intenso para involucrarlo en cuanta cuchipanda
pudo, tarea en la que fujimoristas y apristas gozan de reputación bien
ganada.
Los interpeladores
de turno dicen que la censura no tiene nada que ver con la ley universitaria
sino con otros escandaletes –que ellos han promovido– pero es obvio que esa
ley –es decir, la agenda del lobby que defienden– es el motivo crucial.
Por supuesto que
la ley es mejorable, pero la pregunta, entonces, cae de madura: si ese es
–como que es– el objetivo crucial de sus ‘preocupaciones’, ¿por qué no
derogan o cambian la ley nomás en el Congreso, un asunto para el que tienen
los votos?
La respuesta
también cae de madura: porque es rochoso que ellos mismos cambien las reglas
del juego para su beneficio. Lo ‘elegante’, como con los sicarios, es que ese
trabajito lo hagan otros, como ministros, colegas y coleguitas del más noble
y vil de los oficios.
El futuro evidente
de Saavedra es la interpelación y censura con la que sus promotores quieren
hacer sentir su fuerza bruta para advertirle al gobierno que las cosas son
como son.
Es un juego
peligroso que podría llevar a quiebres como los que el Apra propició con
Fernando Belaunde o José Luis Bustamante y Rivero. Ya se verá hasta dónde
quieren llegar.
Hizo bien el
presidente PPK al respaldar a su ministro, pero Saavedra ya debiera irse
preparando para salir del gabinete recordando que ser censurado por un
Congreso corrupto (intereses subalternos del lobby universitario) y mediocre
(sin ideas valiosas) es una condecoración que enaltece. Mejor así, todo más
claro.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/824827-congreso-corrupto-y-mediocre
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Mordiendo la manzana
Juan de la Puente
La reforma
judicial ha sido los últimos 15 años la manzana prohibida del Estado peruano.
Toda propuesta legislativa relativa a ella era rápidamente anatemizada como
un intento de intervención y el intento más serio, entre 2003-2004, fue la de
la Comisión Especial para la Reforma Integral de la Administración de
Justicia (CERIAJUS) que partió de una ley aprobada por el Congreso, y que
ordenaba elaborar el Plan Nacional de Reforma Integral de la Administración
de Justicia, la cual fue congelada por presión de los reformados.
Desde entonces, y
hace más de una década no se habla en serio de la reforma de la justicia. Y
de paso, la administración de justicia no ha experimentado ningún cambio
significativo. En ese lapso se agravó la crisis del Ministerio Público –al
punto que el Fiscal de la Nación debió ser destituido– y del Consejo Nacional
de la Magistratura (CNM). En el Poder Judicial las cosas no han pasado a
mayores solo porque ha tocado fondo y porque no es posible lo peor. Bajo este
cuadro se constata un impulso inicial de cambio en el Ministerio Público y un
débil impacto de los códigos Procesal Constitucional (2005) y Procesal Penal
(2004).
Por esa razón es
importante la convocatoria al Acuerdo Nacional por la Justicia, suscrito hace
poco por el Ejecutivo, el CNM, la Fiscalía y el Poder Judicial a instancias
de la ministra de Justicia, Marisol Pérez Tello. Surgido modestamente solo
como un espacio de coordinación y colaboración para mejorar la calidad de
estos servicios al ciudadano y enfrentar con éxito a la corrupción, contiene
cinco acuerdos base, seis compromisos urgentes y acciones inmediatas, que son
la semilla de cambios mayores.
La riqueza de este
acuerdo reside en la ruptura de los límites institucionales que desde hace 15
años impiden cambios en la justicia. Esta voluntad de los poderes y
organismos de compartir la crisis es positiva y puede ser el primer paso de
una reforma profunda. Por ahora sus objetivos podrían parecer de poco calado,
y por eso la falta de interés de los medios y de la academia, pero no lo son.
Entre sus iniciativas se cuentan acciones para disminuir la carga procesal,
fortalecer la formación de operadores jurídicos, presentar medidas
legislativas para mejorar los procesos de justicia y una política de
transparencia y buenas prácticas de acceso al ciudadano. Es destacable
también que cada institución firmante se comprometa a adoptar prioridades en
tres áreas: sistema anticorrupción, servicios de justicia y sistema
penitenciario y que el MINJUS opere como una secretaría técnica del acuerdo.
El modelo escogido
para gestionar los cambios es prometedor especialmente porque se ubica a
medio camino entre dos dinámicas, por un lado la autorreforma de las
instituciones, una utopía desarmada por las lógicas internas en cada caso y
por la demostrada falta de consenso interno (especialmente en la Corte
Suprema), y por el otro la reforma desde fuera, siempre cuestionada como
violatoria de la independencia de la función jurisdiccional. La presencia del
Ejecutivo y el seguimiento atento de la Defensoría del Pueblo y el Acuerdo
Nacional permitirán una mejor gestión del cambio.
Por ahora no hay
otra salida a la vista que morder la manzana de ese modo. Este acuerdo
naciente establece un escenario desafiante con dos grandes actores: una
batería de decenas de proyectos de ley presentados al Congreso que persiguen
desde cambios precisos en varios códigos normativos hasta reforma
constitucionales, y una coalición de instituciones que pugnan por cambios
hacia adentro, que no descartan salidas legislativas.
La idea básica es
que estos dos impulsos se relacionen para evitar tanto que el acuerdo se
localice en el corto plazo y huya de las reformas de fondo como para evitar
un tratamiento legislativo desordenado de la administración de justicia, lo
que ha sido la nota dominante desde el año 2001.Acuerdo más acuerdo es un
imperativo para que esta vez no fracasen los cambios en la justicia.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/824828-mordiendo-la-manzana
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Las cosas que sé
Gabriela Wiener
Leo los poemas de
la rapera inglesa Kate Tempest por primera vez en papel. La vi rapeando en el
festival de Paraty. Estuvimos ambas sentadas una al lado de la otra,
esperando turno para leer, hablando monosílabos. Parecía tímida y amable. Tenía
cara de niña skater, sonrosada por el sol. La noche se perfilaba ruidosa. Los
recitales poéticos de los brasileños se parecen a los partidos de fútbol en
que ganan ellos. Nada de tristeza. La presentadora pedía olas. Cuando leí me
dio un poco de vergüenza mi sentimentalidad, la melancolía de mis textos. Me
sentí antigua por leer, nadie lo hacía: recitaban, cantaban, rapeaban,
predicaban, escupían, estremecían. La rabia era política y poética. En
algunos sitios la poesía no tiene nada que ver con las venas y los vasos
rotos. Me alegré por eso. Luego le tocó a Kate. Fue como si de repente se
echara a llover con rayos y truenos y saliera el sol al mismo tiempo y el
arcoíris y los pajaritos y fuera de día y de noche a la vez. Como si esto
fuera posible. Su voz contenía todas las furias y también todos los remansos.
Ahora la leo en papel, a la antigua, y sigue siendo nuevo: “Si quieres saber
lo que vales pregúntale a tus amantes, sobre todo a aquellos que ya no te
hablan. No puedes ser buena persona y tratar mal a tus amantes/da igual
cuánto dones a causas benéficas. Mejor ser imbécil y darse cuenta/que ser un
hijo de puta toda la vida y no saberlo. El dolor de haberla cagado tanto no
nos dejará nunca. Nunca infravalores lo agradable que resulta/preparar a alguien
una taza de té sin que la haya pedido”. Ni autocompasión, ni pretensión, ni
sordera. Poesía de una mujer contra la imbecilidad, contra la cobardía,
contra la violencia. “Si te han golpeado bien por ti, si nunca lo han hecho
bien por ti”. Pensé que me gustaría tener el corazón lleno de rap en lugar de
lleno de elegías.
http://larepublica.pe/impresa/la-contra/824913-las-cosas-que-se
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Incendios
Santiago Pedraglio
La semana pasada
le espetó a la capital del país cinco muertes evitables: la del niño de
Cantagallo, por las quemaduras que sufrió en el incendio de 400 viviendas de
migrantes shipibos en Lima; y las de los cuatro trabajadores que fallecieron
en el incendio que se produjo en el centro comercial Larcomar. En ambos
casos, aún no se han señalado responsabilidades individuales ni
institucionales. Mientras tanto, miles de hectáreas están siendo arrasadas
por incendios en la sierra norte. Aquí hace falta un sistema masivo de
control de catástrofes, y lamentablemente el Estado peruano no está
preparado: para empezar, no hay aviones ni helicópteros acondicionados para
controlar este tipo de emergencias. A esto cabe sumarle una seguidilla de
asesinatos de alcaldes distritales, también en el norte. El representante del
área de seguridad de la Asociación de Municipalidades del Perú (AMPE) y
alcalde de Los Olivos ha informado, además, que más de 70 alcaldes
distritales “han sido amenazados de muerte por bandas criminales” (La
República, 21.11.16).
El asunto es
grave: si se revisan las estrategias de expansión de bandas vinculadas a los
grandes negocios de la economía ilegal en Colombia o México, se ve que su eje
es el copamiento territorial de zonas clave para sus negocios, como áreas de
producción, tránsito o comercialización. Acá en el Perú, en las últimas
semanas, bandas de este tipo asesinaron a tres alcaldes distritales: al de
Paimas (Piura), el 6 de octubre; al de Pión (Chota, Cajamarca), el 14 de
noviembre; y al de Yaután (Casma, Áncash), también el 19 de noviembre.
Los decididos
esfuerzos del ministro del Interior no bastan para combatir la violencia,
sobre todo cuando se extiende territorialmente. Se requiere, según todo lo
indica y entre otras medidas urgentes, fortalecer la inteligencia y articular
una alianza con las autoridades locales y con la sociedad civil organizada.
De lo contrario, como con los incendios, el espacio resultará demasiado
grande para cercarlo y controlarlo.
http://peru21.pe/opinion/santiago-pedraglio-incendios-2263279
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¡Mi negocio no! (II)
Luis Davelouis
El negocio
educativo es ultra lucrativo. Y si el encargado de supervisarlo es el mismo
que lo opera, es más lucrativo aun. ¿A alguien en su sano juicio –y a la luz
de las evidencias– se le ocurriría que los proveedores de servicios de telefonía
e Internet (como Movistar, Claro o Entel, por ejemplo) estén a cargo de
supervisarse a sí mismos y de castigarse y multarse a sí mismos cuando
brinden un servicio que no cumpla con los requisitos mínimos ofrecidos por
ellos mismos?
Eso es exactamente
lo que sucedía con la Asamblea Nacional de Rectores (ANR). Utilizaban la
figura legítima de la autonomía universitaria para alcahuetearse entre ellos
o hacerse los de la vista gorda frente a flagrantes violaciones y
despropósitos que terminaban siempre afectando a los estudiantes. La Ley
Universitaria acabó con la ANR y el compadrazgo al reemplazarla con la
Sunedu. Se pretendió afirmar que esto vulneraba la autonomía universitaria,
pero el Tribunal Constitucional se pronunció y dijo que no vulnera nada.
El proyecto del
congresista aprista Velázquez Quesquén busca que todo vuelva a ser como
antes. “¿Acaso Harvard necesita una Sunedu para alcanzar la excelencia?”, se
preguntó. En un país con universidades que funcionan en garajes, chifas y
corralones, que venden títulos sin respaldo, que utilizan el dinero de las
exoneraciones a las que tienen derechos nadie sabe en qué, con una
universidad (UIGV) sin ningún reconocimiento nacional o internacional que le
paga 2 millones de soles mensuales a su rector, ¿tiene sentido que el Estado
no supervise que no estafen a los chicos con lo que les venden? Por cierto,
el rector de Harvard gana la cuarta parte que el rector de la UIGV. ¿Acaso la
Policía necesita ir armada en Londres?, habría que preguntarle a él.
http://peru21.pe/opinion/luis-davelouis-mi-negocio-no-ii-2263270
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Trump y su plan de infraestructura
Iván Alonso
La reacción
instantánea de los mercados financieros a la elección de Donald Trump como
próximo presidente de los Estados Unidos fue de sorpresa, pero al final del
día ya se habían recuperado. Desde entonces los principales índices de la
bolsa norteamericana han subido un 3%; la bolsa de Japón, otro tanto; las
bolsas europeas, un poco menos. Lo mismo ha pasado con los metales, especialmente
el cobre, que ha subido casi 20%, y con el petróleo.
El motivo de tanta
euforia (o, en todo caso, uno de ellos) es el plan de infraestructura de
Trump. Más que un plan, es una “visión”: miles de puentes reparados; miles de
nuevas redes de agua; miles de empleos en la industria de la construcción, en
la manufactura de acero y en otros sectores. “Una oportunidad de oro”, dice
su página web, “para acelerar el crecimiento económico.”
Trump apunta a
cubrir las necesidades de infraestructura para los próximos diez años, que la
National Association of Manufacturers estima en un billón de dólares. Todo
con inversión privada… y una ayudita de su amigo. Aquí es donde uno comienza
a pensar que el plan no es necesariamente bueno para los Estados Unidos.
La idea es la
siguiente. Las empresas que inviertan en infraestructura recibirán un crédito
tributario equivalente al 82% de su inversión, de acuerdo con un análisis
publicado por el inversionista Wilbur Ross y el profesor Peter Navarro de la
Universidad de California, Irvine, ambos asesores de la campaña de Trump. El
crédito tributario servirá para moderar las expectativas de rentabilidad de
los inversionistas, haciendo viables proyectos que, de otro modo, no se
ejecutarían. El gobierno recuperará el crédito tributario con los impuestos a
las utilidades de los contratistas y a las remuneraciones de los trabajadores
empleados en la construcción. Ambos puntos descansan en un razonamiento
económico equivocado.
El crédito
tributario ciertamente reduce la expectativa de rentabilidad del
inversionista, pero la reduce única y exclusivamente porque la mayor parte de
la plata que invierte no es suya, sino del gobierno. El inversionista no se
hace problema si el gobierno le devuelve el 82% de su inversión mediante una
reducción de impuestos para sus otros negocios. Y en tanto no es plata suya,
no necesita que el proyecto le deje suficientes ganancias para remunerarla.
Pero al gobierno sí debería interesarle, porque la plata que indirectamente
le facilita al inversionista podría utilizarse para otras cosas que el
público norteamericano quizás juzgaría tan o más valiosas que, digamos, un
puente en Alaska.
De otro lado, la
posibilidad (mas no la certeza) de que el crédito tributario sea recuperado
con los impuestos futuros no implica, como erróneamente sostiene Trump, que
su plan no tenga un impacto en la recaudación y el déficit fiscal. La razón
es muy simple: si el proyecto se ejecutara sin crédito fiscal, el gobierno
igual cobraría esos impuestos. Siempre se puede decir que sin el crédito
fiscal el proyecto no se ejecutaría y el gobierno nunca recaudaría esos
impuestos; pero esa lógica (o falta de) es igualmente aplicable a la
infraestructura como a cualquier otra clase de inversión.
Por lo que hasta
ahora sabemos, el plan de infraestructura de Trump no garantiza que se
construya la infraestructura que los Estados Unidos más necesitan y su costo
fiscal será enorme.
http://elcomercio.pe/opinion/mirada-de-fondo/trump-y-su-plan-infraestructura-ivan-alonso-noticia-1948840
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Los radicales de la Postverdad
Marco Sifuentes
A todos nos ha
pasado. Compartimos algo en redes sociales y, de pronto, alguien,
discretamente o no, nos avisa que esa noticia o meme o información no es
real. ¿Qué hacemos? Yo diría que en la mayoría de los casos lo dejamos pasar,
lo ignoramos y lo dejamos así. Sinceramente, nos da lo mismo que sea cierto.
Usualmente, se
trata de algo inofensivo: un meme chistoso, una imagen ‘photoshopeada’ o la
prueba de que los animalitos tienen tantos sentimientos como los humanos.
Pero a veces es
una “denuncia”: la corrupción de una figura pública, la insensibilidad de los
medios, la prepotencia de un vecino. A veces es un meme, pero a veces,
superserio todo, es un enlace a alguna web noticiosa. Da lo mismo si la
acusación es infundada o sencillamente falsa: si coincide con tu visión de la
realidad, entonces tiene que ser real.
Hay muchos
factores que colaboran con este tipo de radicalizaciones pero uno en
particular –gracias a las elecciones estadounidenses– ha saltado a la
palestra en estos días: Facebook.
La explicación es
muy sencilla. La mayoría evita los enfrentamientos en Facebook (y si estás
pensando en que ese no es tu caso ni el de mucha gente que conoces,
excelente, ya conoces los límites de una de tus burbujas). Esto quiere decir
que interactúas menos con la gente que no piensa como tú y viceversa. La
consecuencia es que el algoritmo de Facebook sabe qué usuarios son tus
preferidos y, por tanto, prioriza el contenido que ellos publican. Esto, a su
vez, genera más ‘engagement’ con la plataforma y, por tanto, pasas más tiempo
en ella.
El resultado final
es que, de todo el contenido que Facebook aloja, se te ofrece lo que confirma
tu propia percepción de la realidad. Después de todo, nadie entra a las redes
sociales para que sus convicciones sean desafiadas.
Facebook, por
supuesto, no es el único desencadenante de nuestro mundo ‘posverdad’, una
sociedad en la que todo lo que apela a la emoción y las creencias personales
es mucho más influyente en la opinión pública que los datos objetivos.
La gente mira
‘realities’ sabiendo perfectamente que no tienen nada de ‘real’. Eso importa
poco. Pero un entorno mediático en el que los periodistas no hacemos ni
siquiera el menor intento de ‘fact-checking’ en nuestros medios (y, menos
aún, en nuestras redes: nunca falta el colega que comparte con mucha gravedad
una noticia falsa o, peor aún, evidentemente satírica).
Estados Unidos
acaba de descubrir la ‘posverdad’ (‘post-truth politics’), gracias a la
impunidad con la que Trump y sus seguidores actuaron en estos meses. Aquí,
desde los 90, la tenemos incorporada como una característica más de ciertos
sectores (o momentos, como las elecciones) de nuestra sociedad. Pero las
redes han exacerbado esta característica. ¿Hay salida? Por el momento, solo
analizar nuestras propias actitudes y pedirle más responsabilidad a los
medios. Y esperar que no llegue nuestro Trump.
http://elcomercio.pe/opinion/rincon-del-autor/radicales-posverdad-marco-sifuentes-noticia-1948847
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No subestimar el destrabe
Gianfranco Castagnola
El primer paquete
simplificador anunciado por este gobierno fue muy bien recibido por la opinión
pública. Pero, con el transcurrir de los días, se han generado dos tipos de
críticas. Una primera procede de algunos analistas políticos, que señalan un
supuesto sobredimensionamiento de la importancia para la economía y la
sociedad de estas iniciativas versus otros problemas más profundos y
relevantes que enfrenta el Perú. Una segunda, motivada por el trágico
incendio en los cines UVK en Larcomar, apunta a una aparentemente excesiva
desregulación que resultaría peligrosa para la sociedad. Ambas críticas son
infundadas y no deberían ser causa de un retroceso del gobierno en sus
esfuerzos por la desregulación y la simplificación administrativa.
Empecemos por la
primera. Es innegable que el Perú, a pesar de los avances logrados en los
últimos 25 años en materia económica y en el bienestar de su población,
enfrenta retos formidables para aspirar algún día a ser un país del Primer
Mundo. Estos se presentan en el propio campo económico, en el social y en el
institucional. Y los tres están muy relacionados. Por ejemplo, según el Foro
Económico Mundial, uno de los factores que más afecta nuestra competitividad
es nuestra deficiente institucionalidad, que incluye el sistema de justicia,
el aparato burocrático, la corrupción y la inseguridad ciudadana. Economía y
desarrollo institucional no son excluyentes. Al contrario, la economía
necesita el buen desempeño de estas instituciones, y estas necesitan del
crecimiento económico para poder financiarse.
Las trabas a los
proyectos de inversión y los excesivos y onerosos trámites que se exigen a
ciudadanos y empresas son precisamente consecuencia de la disfuncionalidad de
nuestro Estado (la limitada o nula coordinación entre distintas instancias
gubernamentales, el temor de los funcionarios a tomar decisiones ante acciones
de control arbitrarias, la debilidad técnica, y otros muchos problemas que
deben ser enfrentados con reformas sustantivas). Sin embargo, con las medidas
de destrabe y simplificación no solo se alivia la vida de los ciudadanos y
empresas, sino que se da la señal correcta a los altos funcionarios para que
apliquen en la práctica diaria medidas y principios que implican una reforma
institucional. Por ejemplo, la obligación de cumplir con el principio de
presunción de veracidad –y su correlato, el control posterior– en casos
específicos como los establecidos en el paquete simplificador marca el inicio
de necesarias coordinaciones entre entidades públicas y transformaciones
internas.
Atacar la
tramitología, además, contribuye a reducir la gran brecha de desconfianza que
existe entre los ciudadanos y el Estado. ¿Cómo puede reaccionar un ciudadano
que ha sido asaltado y acude a la comisaría a sentar la denuncia respectiva,
y allí le exigen que vaya al Banco de la Nación para pagar una tasa, cuando
probablemente no tenga un sol en el bolsillo? ¿Qué puede sentir un
pensionista cuando periódicamente tiene que ir a una comisaría o notaría para
demostrar que está vivo, cuando el propio Estado tiene esa información en el
Reniec?
Finalmente, la
política de simplificación ataca un problema que se ha ido agravando con los
años: el llamado “recurseo” del sector público. En teoría, el Estado debe
vivir de la recaudación de impuestos y del cobro de tasas por servicios y
trámites, a valores que debieran reflejar su costo real. Lamentablemente, en
los últimos años han proliferado mecanismos perversos de financiamiento de
entidades públicas que se inventan trámites absurdos con el fin de
incrementar sus ingresos. Por ejemplo, el Ministerio de Trabajo extraía
anualmente S/40 millones de empresas vía el cobro de tasas por presentación
de copia de contratos laborales. Una obligación inútil, además, pues la
Sunafil, cuando inspeccionaba a las empresas, les pedía nuevamente copia de
los contratos.
La segunda crítica
era esperable en una administración pública tradicionalmente orientada a
pretender solucionar los problemas con papeleo y formalismos en lugar de
enfrentarlos con criterio y buena gestión. Un ejemplo es la respuesta que
tuvo el Ministerio de Transportes y Comunicaciones a fines del gobierno
anterior cuando, ante los frecuentes accidentes de tránsito, no tuvo mejor
idea que aumentar los requisitos para la obtención y renovación de licencias
de conducir con cursos de primeros auxilios y mecánica –dicho sea de paso,
sorprende que el nuevo gobierno aún no derogue esta disparatada
reglamentación–. Ahora, la burocracia resistente al cambio quiere hacernos
creer que el incendio en Larcomar se explica porque las inspecciones de
seguridad ya no se renuevan cada dos años, sino que se expiden de manera
indefinida, olvidando que las municipalidades conservan la obligación de
realizar inspecciones periódicas. Hoy tenemos un sistema de inspecciones de
seguridad tan confuso y poco transparente que favorece la arbitrariedad y la
corrupción. El sistema regula lo que no debe y deja suelto lo importante.
Haría bien el gobierno en declararlo en reorganización total.
En su esfuerzo
desregulador y simplificador, el gobierno va a enfrentar incomprensión de su
real importancia, fuerzas resistentes al cambio e intereses mercantilistas.
Esperemos que persevere y que no retroceda ante sus ataques. Este esfuerzo
por sí solo no nos va a convertir en Noruega, pero claramente va en la
dirección correcta.
http://elcomercio.pe/opinion/columnistas/no-subestimar-destrabe-gianfranco-castagnola-noticia-1948837
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La reforma universitaria bajo ataque
Alberto de Belaunde
Para nadie es un
secreto que existen muchas universidades privadas en nuestro país que son una
estafa. Durante años se han aprovechado de la falta de regulación para
lucrar a costa de nuestros jóvenes, quienes reciben una pobre educación que
no garantiza un empleo digno. Esta situación está empezando a cambiar gracias
a la Ley Universitaria y al liderazgo de la Sunedu. Pese a que la reforma
universitaria cuenta con más del 80% de aprobación de los jóvenes
universitarios, actualmente se encuentra bajo ataque en tres frentes.
Primer frente: el
ministro de Educación. Jaime Saavedra es un ministro exitoso. Así lo
reconocen las encuestas que lo colocan como uno de los ministros más
populares, y sectores bastante diversos de la opinión pública. Saavedra ha
hecho una gran inversión en infraestructura, tiene claras las metas de
calidad educativa, ha mejorado la cobertura de educación básica, etc.
Su“pecado”: apoyar de manera decidida la reforma universitaria. En teoría, la
interpelación que le han presentado es por las denuncias periodísticas del
pasado domingo. ¿La verdad? Solo 4 de las 18 preguntas del pliego
interpelatorio son sobre ese tema.
Segundo frente: el
Concytec. Como señalamos en este mismo espacio semanas atrás, existe una
campaña de desprestigio a la correcta presidenta del Concytec. En paralelo,
hay un proyecto de ley que busca que sea el Congreso el que designe la
presidencia de dicha institución, propuesta completamente atípica pues el
Legislativo estaría designando a un funcionario que depende de la PCM. La
pieza que falta en este rompecabezas: la presidencia del Concytec tiene un
sitio en la Sunedu.
Tercer frente: la
ley. Se está discutiendo en la Comisión de Educación un proyecto de
“contrarreforma universitaria”. Este proyecto es un retroceso hacia el
antiguo modelo de la Asamblea Nacional de Rectores, donde los rectores eran
juez y parte, para evitar cualquier tipo de supervisión y eliminar los
procesos de licenciamiento en marcha.
El ataque avanza
de manera agresiva en los tres frentes. No hay tiempo que perder, debemos
defender en el Congreso, en los medios de comunicación y en las plazas el
derecho de nuestros jóvenes a un mejor futuro.
http://exitosanoticias.pe/opinion-alberto-de-belaunde-la-reforma-universitaria-bajo-ataque/
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Mientras las mujeres árabes se convierten en
estadísticas sus asesinos caminan libres
Samah Salaime
Sana al-Zana fue asesinada y enterrada en el
desierto a finales del año pasado. Los medios de comunicación no informaron
del asesinato, la policía hizo poco o nada y el asesino aún anda suelto.
Recientemente he
descubierto que nosotras, las mujeres árabes, somos un colectivo hábil:
resulta que en el Israel de 2016 una mujer árabe puede poner fin a su vida,
enterrarse a sí misma en medio del desierto, deshacerse de las pruebas,
regresar a su familia como un cuerpo sin vida y ser enterrada una vez más sin
que nadie levante sospechas sobre la causa de la muerte. Mientras ocurre todo
esto también es capaz de garantizar que todo el mundo vuelva a su vida
normal: la policía, la oficina del fiscal, el instituto forense, la familia,
el pueblo.
Esta historia
comenzó el verano pasado cuando publiqué una entrada en Facebook sobre el
asesinato de Amana Yasin, embarazada en el momento en que fue apuñalada hasta
la muerte y quinta mujer árabe asesinada en 2016. Mientras guardaba luto por
su muerte junto con otros usuarios de Facebook ocurrió algo sorprendente. Una
mujer a la que no conozco me envió el siguiente mensaje: "Usted se
equivoca, Samah. Mi vecina fue asesinada hace varios meses y no está incluida
en las estadísticas".
La vecina anónima
me dijo que una joven beduina, al-Zana al-Sana, del pueblo de Lakiya, en el
desierto de Negev, desapareció durante un período de tiempo. Se anunció en el
pueblo que al-Zana murió y fue enterrada de manera modesta. Sin embargo todo
el mundo sabía que fue asesinada por su familia. La gente vino a la tienda
del duelo, sabía que fue asesinada ysin embargo nadie hablaba de ello. La
historia no se reiteró en los medios de comunicación y de hecho la muerte de
al-Zana no se convirtió en una estadística.
Usando solo su
nombre, sin una fecha o alguna otra pista, empecé a buscar la documentación
de un caso similar en el sur. Simplemente no había mención a al-Zana en
ningún lugar. Le conté la historia a Haggai Matar, de +972 y pedí su ayuda
para hablar con la policía y el fiscal del Estado. La historia sonaba
completamente loca: ¿cómo es que nadie supiera decirme lo que realmente
ocurrió?
Después de hablar
con la policía descubrí que al-Zana, efectivamente, había desaparecido en
diciembre pasado. La policía buscaba a su hermano y le detuvo después de que
se enterara de que la había amenazado. Poco después de su detención los
miembros de la familia de al-Zana encontraron su cuerpo parcialmente
enterrado en el desierto, no lejos de un empalme central del Negev. Su cuerpo
fue entregado a la familia después de la autopsia, que extrañamente no reveló
nada para promover una investigación sobre la causa de la muerte. El
instituto de medicina forense fue incapaz de "esclarecer la causa de la
muerte".
En otras palabras,
el instituto no pudo siquiera determinar si al-Zana había sido asesinada.
Debido a que es poco probable que una joven pueda morir de causas naturales y
luego enterrarse en la arena, tuve la sospecha de que la vecina tenía razón.
El hermano de al-Zana fue liberado poco después de la autopsia y el caso se
cerró hace cinco meses. La investigación policial continúa, aunque sin ningún
resultado.
¿Cuál es la gran
cosa, después de todo?
Nos dirigimos al
portavoz de la policía en un intento de descubrir cómo era posible que una
mujer sea asesinada y nadie diga nada en los medios de comunicación o cómo
pasan los meses y nadie es acusado. Nos preguntamos si existe una diferencia
en la forma en que la policía trata los asesinatos de mujeres judías y
árabes. Fue difícil para nosotros creer que el asesinato de una mujer judía
se encontrara con el mismo silencio.
La primera parte
de la respuesta del portavoz incluyó una breve conferencia sobre la igualdad
entre los cuerpos: el comisario del Estado debe tratar igual todos los
cuerpos, independientemente de su nacionalidad, religión, raza o sexo. El
resto de la declaración es el siguiente:
En diciembre de
2015 recibimos un informe sobre una persona desaparecida, después de lo cual
la policía lo consideró un caso,llevó a cabo las acciones necesarias para este
tipo de sucesos y realizó las búsquedas e investigaciones del caso. Durante
la investigación tuvimos testimonios de su hija, que durante su cuarto
testimonio dijo que la persona desaparecida había sido atacada anteriormente
por su hermano. Una búsqueda en el registro de la policía reveló que había
llegado previamente al hospital con contusiones en su cuerpo. Los agentes de
policía que llegaron a interrogarla se encontraron con la negativa absoluta a
cooperar, ella se negó a hablar o a contarnos quién le había hecho estas
contusiones y en qué circunstancias, a pesar de los intentos de la policía de
hacerla hablar. Por lo tanto, sin las pruebas necesarias para identificar al
atacante, se cerró el caso.
Después de su
desaparición, y siguiendo el testimonio de la hija, el hermano de al-Zana fue
detenido e interrogado. Unos días después se encontró el cuerpo de la mujer
se envió para someterlo a autopsia. Después de que la causa de la muerte no
pudo determinarse y tras consultar con el abogado del Estado, el hermano fue
puesto en libertad.
La Policía de
Israel lamenta las trágicas consecuencias de este caso y se sigue
investigando el asunto tanto de manera abierta como encubierta.
Ahora, queridos
lectores, permítanme traducir la declaración como yo la veo:
Sí, pesada. Hace
un año, en el momento álgido de las tensiones que surgieron como resultado de
la violencia nacionalista, algo ocurrió en algún pueblo lejano en el Negev,
donde otra mujer árabe desapareció. Vaya cosa. Hemos interrogado a la familia
y la hija nos dijo, después de cuatro interrogatorios, que su tío es un
maltratador. Sólo entonces nos tomamos la molestia de revisar los registros y
descubrimos que hacía tiempo fuimos convocados al hospital debido a que la
fallecida había sido golpeada. Pero no fuimos capaces de tomar su testimonio.
La computadora dice que lo intentamos seriamente pero no está claro si la
familia estaba alrededor y a quién interrogamos o si las autoridades de
bienestar social o algún otro organismo oficial intervinieron para ayudarla.
No tenemos ni idea de nada de esto, pero lo que está claro es que hemos
actuado de manera apropiada.
Una vez que
entendimos que la fallecida había sido previamente hospitalizada debido a la
violencia grave, muy probablemente de su hermano,y después había
desaparecido, llegamos a la conclusión de que de alguna manera el hermano
estuvo relacionado y se le detuvo. Entretanto, después de la detención, se
encontró el cuerpo de al-Zana. Las autoridades legales no entendieron qué
había pasado con ella, por lo que pensamos que no tenía sentido la detención
de su hermano. Después de todo está muerta. Que descanse en paz, ¿ahora vas a
dejar de molestarnos?
Y eso es todo,
queridos lectores. La policía israelí, el sistema legal, el sistema de salud,
el sistema de bienestar y el sistema educativo les invitan a expresar su
pesar por el asesinato de mujeres. Unámonos y lloremos por nuestra impotencia
ante los hombres violentos que carecen tanto de educación como de moral.
Yo también lamento
la muerte de al-Zana. Pero también junto con otros miles de mujeres y hombres
árabes y judíos de todo el país me niego a callar por más tiempo. Vamos a
seguir manifestándonos, gritando y luchando por nuestro derecho a vivir. Pero
no sólo a vivir, sino a trabajar diariamente para corregir esta horrible
situación.
Traducido del
inglés por J. M.
http://972mag.com/as-arab-women-become-statistics-their-killers-walk-free/123282/
http://rebelion.org/noticia.php?id=219582
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