Acuerdos comerciales regionales y Cumbre APEC - Alan Fairlie
Más allá de citas y visitas - Augusto Álvarez Rodrich
Mi amigo Teodoro - Eduardo González Viaña
La milagrosa batalla contra los dragones - Guillermo Giacosa
Una oscura historia de amor - Jorge Millones
Nicaragua 2016: voto cargado de futuro - Manuel Dammert Ego Aguirre
Obama, modesto balance - Mirko Lauer
Un baño de lágrimas - Rosa María Palacios
Fujimorismo: No nos cansaremos de denunciar - Claudia Cisneros
“Posverdad” - Martín Tanaka
Richard Webb - ¿Más es mejor?
EEUU: ¿fallaron las encuestas? - Alfredo Torres
___________________
El síndrome Pablo
Escobar
ALBERTO VERGARA
En el Perú ignoramos la pócima política de la popularidad
gubernamental. Conocemos perfectamente, en cambio, la de la impopularidad. Lo
curioso es que todos los gobiernos abracen la fórmula que garantiza la
bancarrota política. Nuestros gobernantes meten los dedos al enchufe una y otra
vez con una extraña indiferencia frente al chicotazo eléctrico que, cualquiera
reconoce, están por sufrir.
La fórmula de la impopularidad tiene una raíz ideológica: la
teoría de la modernización. En ciencias sociales, ella alude, en términos muy
generales, a una forma de comprender el desarrollo según la cual los países al
modernizarse –esto es, cuando se urbanizan, superan niveles de pobreza
extremos, aumentan sus tasas de alfabetización, complejizan y fortalecen sus
economías, entre otros indicadores sociales y económicos– también desarrollarán
unos sistemas políticos más democráticos, institucionalizados, inclusivos. Es
decir, la modernización de la economía y la sociedad conduce, casi
espontáneamente, a la construcción de mejores instituciones. La traducción
práctica de esto es que, lógicamente, debemos poner todos los huevos en la
canasta del crecimiento económico pues luego aparecerán también en la canasta
del desarrollo institucional.
Hace veinte años que nuestros líderes políticos,
empresariales, intelectuales, tecnocráticos y mediáticos han hecho suya la
teoría de la modernización. Yo mismo publiqué un libro en el 2007 que tenía su
retintín modernizador. Pero a estas alturas la teoría hace agua. Después de
años brindándole la más absoluta prioridad al crecimiento económico y constatar
que su expansión no se traduce en unas instituciones más sólidas y legítimas,
ni en una política más ordenada, es hora de ponerla en entredicho. Este país es
mucho más rico que hace veinte años y, sin embargo, se nos desmondonga política
e institucionalmente por todos lados. Si la modernización no ha producido los
sistémicos resultados que ofrecía, sí ha labrado, en cambio, un país signado
por lo que llamo el “síndrome Pablo Escobar”. El capo colombiano, señaló alguna
vez: no soy un hombre rico, soy un pobre con plata. En el Perú hemos
descubierto exactamente eso: somos un pobre con plata.
Nuestro PBI se ha multiplicado casi por cuatro en 16 años,
mientras en el norte del país se expandieron zonas sin ley ni paz de tintes
centroamericanos (la ciudad de Tumbes ya posee una tasa de homicidios que,
menor que la de Honduras, es mayor que la de Guatemala); hemos vinculado
exitosamente nuestra economía al comercio global a través de incontables
tratados de libre comercio, al mismo tiempo que destacamos entre los campeones
de la esclavitud moderna en América Latina y el mundo; reducimos desigualdad
económica mientras proliferan enclaves infernales de destrucción ambiental y
moral (durante la última década, solo en Madre de Dios, al menos 1.300 km2
fueron deforestados y, junto a Colombia, poseemos la mayor presencia de tráfico
sexual ligado a la minería en el mundo); nuestro ingreso per cápita es ahora
uno bastante saludable, pero la amargura ciudadana hacia sus instituciones
democráticas es una bomba de tiempo; muchos más ciudadanos acceden a crédito
para comprar una casa o un auto, pero deben vivir enrejados y rodeados de
guachimanes. En resumen, escasean los lazos sociales, institucionales,
políticos, que, además de la prosperidad, fundamentan el desarrollo en
cualquier parte del mundo. O sea, somos pobres con plata.
Mi punto no es que debamos deshacernos del “modelo económico”
–no se me ponga nervioso, amigo lector de El Comercio– sino que el paradigma de
la modernización, bobamente confiado en que priorizar el crecimiento económico
es la puerta a un mejor Estado, unas instituciones más estables, o una mejor
democracia, está averiado. La voluntad incansable de las últimas décadas por
construir una economía más saludable ha dado como resultado, oh sorpresa, una
economía más saludable. Pero no se tradujo en beneficios institucionales.
Y la gente lo sabe perfectamente.
Lo recordaba Alfredo Torres hace unos días en estas páginas:
para los peruanos los problemas principales son la violencia y la corrupción.
No los agobia el déficit fiscal que lega Humala. Los abruma el crimen, los
faenones, la impunidad, el desamparo, la incertidumbre, la injusticia. ¿Y qué
era lo único que los peruanos le reconocían a Humala? No el tratado de libre
comercio con la Unión Europea; le agradecían la expansión de programas
sociales. Así, aunque los hechos demuestran que, primero, la modernización no
cumplió con lo prometido y, segundo, que la ciudadanía reclama priorizar la
construcción de un Estado de derecho y una república justa, ¿qué domina la
imaginación y esfuerzo de nuestros gobernantes? Destrabar inversiones, meterle
un puntito más al PBI, agilizar la competitividad.
En el Perú hace rato que alguien debería parar la pelota,
regresarla a la defensa, tenerla, y pensar con calma y cabeza guardiolista:
¿para qué queremos el crecimiento? Ok, empeñemos todo por un punto más de PBI y
crezcamos a 5% en lugar de 4%... ¿De ese puntito adicional surgirá la decisión
y estrategia para tener un Poder Judicial respetable? Lo triste y paradójico es
que somos conscientes de que los grilletes que nos atan al subdesarrollo no
están principalmente en la esfera económica y, sin embargo, continuamos
privilegiando a la economía. Perdón, pero… ‘It’s not the economy, stupid’.
Hechizados de modernización, carecemos de amuleto
alternativo. Este gobierno, empujado por una segunda vuelta donde triunfó la
preocupación por el Estado de derecho contra la corrupción y el autoritarismo,
comprendió brevemente la necesidad de priorizar la construcción de una
república justa. Que había que apostar el capital político en nuevas
prioridades. El discurso republicano de PPK al asumir el poder dio frutos. El
antipático candidato se convirtió, ipso facto, en popular presidente. Luego
volvimos al ritual de lo habitual: con un suave golpe de codo, la modernización
quitó del camino a la república.
El gobierno regaló la Defensoría del Pueblo, ha comprometido
la solidez del BCR, ofrendó la Sunat. La breve voluntad republicana fue
derrotada por la inercia modernizadora. Cuando el advenedizo Carlos Moreno
monta un negociazo, se le expulsa con jacobinas promesas de muerte civil;
cuando “gentita” Jaililie merodea el Estado, el hombre merece una segunda
oportunidad. Cuando la OCDE (no el Frente Amplio) pide esfuerzos para reducir
la elusión tributaria, el ministro de Economía responde “ahorita no, joven”. En
un trueque fáustico, canjeamos Estado de derecho por reactivación vía decreto.
Pero la dificultad para una práctica republicana no es un
asunto de maldad o ineptitud. Estamos ideológicamente incapacitados para
respirar fuera del pulmón de acero de la modernización. Incluso alguien
innovador y genuinamente preocupado por el Perú como el primer ministro
Fernando Zavala resbala en la modernización. Hace una semana publicó en estas
páginas el artículo “Por un Estado más ágil y moderno”, título que revela una
preocupación infrecuente por el Estado en nuestros gobernantes. Sin embargo, la
prioridad del artículo era notoriamente el “destrabe de inversiones” pues “solo
si somos capaces de echar a andar nuestra economía de forma sostenida podremos
dar una respuesta adecuada a las demandas de nuestra ciudadanía en materia de
seguridad, salud y servicios públicos esenciales”. Este es el supuesto
modernizador que, sostengo, debemos poner en entredicho. El Estado de derecho y
la república no son un subproducto del crecimiento económico. Merecen y deben
ser prioritarios en sí mismos.
Por lo demás, este es el tobogán del descrédito político que
nuestros políticos conocen bien. El gobierno desperdicia la oportunidad de
hacer una política innovadora, distanciada tanto del populismo de derecha
fujimorista como de la inconsistencia democrática del Frente Amplio. Toledo,
García y Humala también se hipotecaron al mito modernizador. Ayudaron a
construir el síndrome Pablo Escobar y la ciudadanía lo retribuye con un repudio
indisimulable: los votos de Toledo y García juntos en la última elección apenas
sumaron 7%. ¿Qué inclinaciones autodestructivas llevarían a alguien a
reemprender tal ruta?
¿Permitirá el gobierno un Tribunal Constitucional infestado
de intereses particulares asociados al fujimorismo? ¿Entregará la cabeza de
Jaime Saavedra para reemplazarla con un Trelles o Boloña del nuevo milenio? ¿O,
más bien, se animará a representar a quienes lo eligieron en nombre del Estado
de derecho? Veremos. En todo caso, si opta de lleno por la modernización,
continúo sospechando, el país, como un hámster, seguirá correteando su
trajinada rueda de riqueza y subdesarrollo.
http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/sindrome-pablo-escobar-alberto-vergara-noticia-1947803
_____________
Acuerdos comerciales regionales y Cumbre APEC
Alan Fairlie
Del 14 al 20 de noviembre de 2016, el Perú tuvo el rol de anfitrión de la cumbre APEC, tan solo 8 años después de cumplir similar rol, lo que es inusual.
Durante todo el año, se desarrollaron un conjunto de reuniones en las diferentes regiones del país, en torno a los ejes prioritarios definidos: inversión en el desarrollo de capital humano, hacia la modernización de las pequeñas y medianas empresas, fortaleciendo la seguridad alimentaria regional, y la agenda de la integración económica regional y el crecimiento.
Fue impecable la organización y un éxito rotundo para la imagen del país y su proyección internacional. Esperamos el Presidente haya sacado el máximo provecho de las reuniones bilaterales con los principales líderes mundiales.
APEC desde la cumbre de Bogor se planteó la liberalización del comercio al 2020, y siempre ha tenido una posición a favor del multilateralismo. Pero, coexisten diferentes acuerdos comerciales a su interior (NAFTA, ASEAN)así como dos mega-procesos regionales: TPP y RCEP, uno liderado por EEUU y el otro por China. La coyuntura actual definida por el cambio de gobierno norteamericano, y la promesa del nuevo presidente de no ratificar el TPP, le dio especial importancia a este tema de la agenda.
En efecto, había cierta tensión y competencia entre ambos procesos, y APEC era el único espacio de coexistencia y probable convergencia a nivel mundial. Si EEUU no aprueba el TPP, perdería liderazgo e iniciativa y le dejaría “cancha libre” a China, no solo en APEC, en el objetivo de alcanzar una zona de libre comercio. También, en las relaciones con los países de América Latina, sean o no parte de este foro de cooperación.
Se acordó relanzar la zona de libre comercio pero de forma paralela a APEC, en la medida que este es un foro de cooperación donde la liberalización es voluntaria de acuerdo a las iniciativas individuales o colectivas que se definan, y no un acuerdo comercial regional como los TLCs.
Si el nuevo gobierno norteamericano impulsa efectivamente medidas proteccionistas, no solo puede crear algún grado de “guerra comercial” con los actores principales del comercio mundial. Posiblemente, genere una redistribución de flujos, y un nuevo mapa de acuerdos comerciales. Pero, también abre nuevas posibilidades para la integración regional y sudamericana, el fortalecimiento de la relación con los BRICS, avanzando hacia la construcción de un mundo multipolar. En cualquier escenario, existe la necesidad de impulsar la convergencia de los diferentes procesos de integración de Sudamérica y América Latina.
APEC no es un obstáculo para ese objetivo, y la proyección al Asia-Pacífico debe ser una política de Estado. Saludamos el éxito de la cumbre, porque además prestigia internacionalmente al país. Ahora, algunos acuerdos Norte-sur (TLCs) y procesos mega-regionales (TPP), son otro cantar.
http://diariouno.pe/columna/acuerdos-comerciales-regionales-y-cumbre-apec/
___________________
Más allá de citas y visitas
Augusto Álvarez Rodrich
En el contexto de esta cumbre APEC, es posible pensar en el delineamiento de un lustro para el Perú que traiga progreso para el país.
La cita de estos días en Lima, con la participación de Barack Obama, Xi Jinping y Vladimir Putin, además de líderes mundiales desde la directora del FMI Christine Lagarde hasta el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, es crucial por la inminencia de un hecho que puede cambiar drásticamente el curso de los eventos mundiales: la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump quien, al menos durante la campaña electoral, se proyectó como un troglodita y un energúmeno acaso parecido, por estilo, a otro personaje de mala recordación: Boris Yeltsin.
Para el Perú, la cita y las visitas de estos días crean un clima especial para un país que en ocho años ha sido anfitrión de dos APEC y que hace apenas un cuarto de siglo constituía una nación inviable en medio del terrorismo y el colapso económico.
Los países pueden cambiar, para bien, si, no obstante todos sus problemas, son capaces de idear planes que beneficien al país y, principalmente, a sus ciudadanos y de construir consensos en torno a los mismos.
¿Es esto posible en el Perú en este lustro político que recién arranca? Sí, pero eso pasa por superar obstáculos evidentes como la necesidad de organizar la convivencia entre un gobierno políticamente débil como el de Pedro Pablo Kuczynski y una oposición sólida como la fujimorista.
Ruido habrá, y bastante, en estos años, pero también podría ocurrir que el gobierno de PPK tenga la habilidad básica para estructurar una armonía elemental que permita, en medio de todos los ruidos, progresar.
Hace poco escuché al economista principal de Apoyo Consultoría, Hugo Santa María, precisar algunos logros concretos que el Perú podría conseguir en el año 2021, el del bicentenario y el del final del mandato de PPK: el aeropuerto Jorge Chávez y el puerto del Callao a doble capacidad; doble calzada en casi toda la Panamericana; dos líneas del metro en operación y una en construcción; internet de alta velocidad en 20 regiones; gas natural en ciudades del norte y del sur; mejor cobertura del Estado al servicio del ciudadano (salud, seguridad, educación) y mayor cobertura y mejor servicio de agua potable y alcantarillado.
Logros cruciales como esos, que mejorarían mucho la calidad de vida del ciudadano, tanto durante la etapa de construcción –en el empleo, por ejemplo–, como en la de operación, valen la pena el esfuerzo crucial de construir consensos básicos en el Perú para que este lustro traiga progreso.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/823298-mas-alla-de-citas-y-visitas
___________________
Mi amigo Teodoro
Eduardo González Viaña
Todavía en los años 60, cuando ningún avión comercial volaba a la Isla de Pascua, Teodoro Rivero-Ayllón se hizo a la mar en Valparaíso y navegó hasta ese lugar, en los confines del mundo.
El barco de regreso salía 3 meses después, pero algún encanto irresistible hizo que lo perdiera. El siguiente llegaba al otro año, pero tampoco lo tomó. Al final, se quedó dos años estudiando el idioma de los nativos y tratando de encontrar raíces comunes entre aquél y las lenguas de la América aborigen.
De ese viaje le nació un libro y luego de inmediato otro, ante su encuentro con Machu Picchu. Erraría después por toda América en pos de textos inéditos de algunos poetas modernistas, y ocuparía por fin durante un año la misma silla y mesa en la Biblioteca del Congreso de Washington leyendo sin parar antes de redactar por fin en la universidad de Trujillo la que sería su tesis doctoral que versa sobre el Grupo Norte y sus conexiones con el Modernismo.
En las riberas del Amazonas, llegó a dominar una docena de las lenguas que comunican a los cazadores de aquel bosque impenetrable. Como Vicerrector en Chiclayo, anduvo por las pirámides misteriosas explorando al lado de Walter Alva, el genial descubridor de Sipán.
En Irán, en la China y en la India, como profesor universitario, no dejó ni un minuto de seguir siendo un estudiante enamorado de la forma cómo la palabra humana se entrelaza en el código misterioso del idioma.
Quizás el tiempo dura más para él y eso le permite tanta hazaña, pero también juega a su favor el haber sido formado por la cátedra humanista, tradicional en América Latina, y no por aquella otra, importada de los Estados Unidos, que hace de la educación un producto mercantil adquirible por créditos y convierte al graduado en una persona que ya terminó de comprar sabiduría. Pero no me ocupo de eso, sino de Teodoro.
En estos días le están celebrando en Trujillo, Perú, no sé si cincuenta años de hacer literatura, aunque yo le calculaba un poco más de cien o doscientos.
Las virtudes que algunos (amigos) celebran en mi prosa tienen su origen en la generosidad desbordante de este querido cómplice mío.
Cuando yo era un chico de 16 años, colmado de pelo, de ilusiones y de malos versos, fue él, quien se tomó el trabajo de leer lo que yo escribía, de aplaudir algunos fáciles logros de mi pluma y de llevarme la mano para que corrigiera lo que debía corregirse. O sea, casi todo.
“La tarea del buen escritor no consiste tan sólo en llenar papeles, sino en tener la valentía de borrar y hacer desaparecer textos enteros cuando aquellos están de más.” Eso es lo que me dijo Teodoro, y creo que por eso me he pasado más tiempo borrando que escribiendo.
El año en que yo entraba a la universidad, Teodoro, tal vez quince años mayor que yo, me había convocado junto a otros muchachos para formar un grupo literario que llamamos “Trilce”. La verdad es que nunca he conocido un grupo de gente tan ilusa ni tan generosa.
En el ambiente del Trujillo de entonces, éramos un grupo de locos que se alentaban los unos a los otros para asumir lo que el filósofo Antenor Orrego llamaba un mandato de la tierra y del destino. La vida ha hecho que nos encontremos sin darnos cita en los lugares más remotos de este planeta.
Por mi parte, me choqué con él en el Teherán desbordado de la revolución contra el Shah, y supongo que también ha de ser de casualidad cuando nos encontremos allá arriba, después de después. Los próximos días de Acción de Gracias, en Estados Unidos, se me hacen muy breves para recordar tanta bondad como la que recibo todos los días, y ahora que ha llegado la tarde, no termino de dar las gracias por la gracia de tener amigos.
http://diariouno.pe/columna/mi-amigo-teodoro/
___________________
La milagrosa batalla contra los dragones
Guillermo Giacosa
Me conmovió leer que hay guerreros chinos que se entrenan toda su vida para luchar con dragones, sabiendo que éstos no existen. Me pareció de una sabiduría extrema, casi exquisita, pues quien se prepara para enfrentar un enemigo mayor, estará siempre listo para enfrentar a un enemigo menor y porque el mundo que habitamos se ha vuelto impredecible y si bien es, lo menos, dudoso que aparezcan dragones, las tendencias necrófilas a las que impulsa el consumismo desenfrenado de quienes quieren comer en un dia, como decía Gracián, lo que no digerirán en toda una vida, puede, y ya lo está haciendo, engendrar monstruos en la conducta humana que, sin duda, se harán dueños de su voluntad, tal como lo hacen las drogas destructivas.
Frente a ellas, dramático enemigo interior ya detectado y en plena acción, podemos colegir que equivale a feroces dragones invisibles, frente a ellas toda preparación puede ser insuficiente. Entrenarse para luchar contra los inexistentes dragones es un símbolo que expresa la voluntad de apostar siempre por la vida, más allá de cualquier contingencia.
Es un pensamiento enraizado en alguna de las profundas tradiciones espirituales de Oriente que aún no han sido contaminadas por la contagiosa plaga materialista que ahoga, esclaviza y somete a los occidentales.
La cara opuesta y, a la vez, la coraza, ante los peligrosos dragones potenciales, es algo que la sociedad actual cultiva cada vez con menos fervor: experimentar el placer, inigualable, de sentirse parte reconocida de un tejido social en el cual todos somos simultáneamente imprescindibles y prescindibles.
Parece una contradicción pero no lo es. Y no lo es porque esta pertenencia arranca de una certeza: somos pasajeros en este tránsito terrestre y precisamente el saberlo y vivenciarlo nos hace obrar con un sentido de futuro en favor de seres humanos que nunca conoceremos pero que amamos por anticipado.
Esa fuerte pertenencia a nuestra especie y a la vida es, cuando se toma conciencia de ella, una fuente de gozo que quienes viven obsesionados en su éxito y fortuna personal jamás podrán experimentar.
Ser parte de un todo no solo no te minimiza sino que te proyecta como eslabón de una cadena sobre la cual se sustenta la vida y está impregnado de una indescriptible sensación para la cual no hay palabras.
Comprometerse para que ella –la vida- continúe en sus múltiples expresiones, cultiva y pone en acto lo mejor de nosotros mismos. Nos convierte en protagonistas de una gesta cuyo destino ignoramos, pero cuyas recompensas emocionales son tan fuertes y categóricas que deben parecerse a lo que los distintos seres humanos han llamado con distintos nombre.
Yo, por hoy, no sé mañana, me quedo con una palabra que no siempre me es fácil pronunciar: milagro.
http://diariouno.pe/columna/la-milagrosa-batalla-contra-los-dragones/
___________________
Una oscura historia de amor
Jorge Millones
Al llegar ella siempre estaba allí, despierta, siguiéndome con la mirada, abnegada y perfecta, odiosamente perfecta.
Nunca pude decirle que no. Entró en mi vida todopoderosa, diva, regia, estupenda y sólida. Y aunque la creí mía, siempre fue dueña de su control. Cotidianamente sabia, divertida, culta, vulgar, tristona y alegre a la vez, completa y maravillosa; insoportablemente encantadora.
Cuando empecé a sospechar que su objetivo era controlarme, ya era tarde, desarrollé una obsesión hacia ella. Aunque quería ser controlado y me gustaba ser sometido por ella, también era un juego delicioso de ida y vuelta. Yo sabía que formalmente tenía el poder, pero en realidad ella manejaba todo. Además, ella me daba placer a cualquier hora del día, era sumisa y dispuesta a satisfacer cualquiera de mis fantasías. ¿Cómo no estar dispuesto a todo por ella?
Sin embargo, en toda relación hay problemas, peor aun cuando las relaciones de poder se normalizan. Es así que decidí dejar de verla poco a poco, a ver si con la distancia, si con las horas de ausencia podía vivir sin ella. Dejar de verla un tiempo para hacer un viaje introspectivo haciendo los balances respectivos.
Intencionalmente, llenaba mi agenda para salir temprano y llegar tarde a casa, todo sin que ella se diera cuenta, trataba de llegar lo más tarde que pudiera sin levantar sospechas. Cuando terminaba de trabajar, conversaba con los amigos, los vecinos, en fin, con quien quisiera hablar conmigo. Pero al llegar ella siempre estaba allí, despierta, siguiéndome con la mirada, abnegada y perfecta, odiosamente perfecta. Pasaron los días y comprobé que podía vivir sin ella. Increíblemente la había desterrado de mí.
Conocí a otras personas y reconocí partes de mí mismo que no recordaba que tenía. Poco a poco, recordé cómo era yo antes de ella. Era una buena persona, es decir, rebelde, con ganas de comerme el mundo, de redescubrir todo. No era el hombre sometido por ella a partir del mero placer, del sensualismo, el ensueño y la paralizante modorra. Hubo una época en la que fui más que eso.
¡Cómo decírselo! ¿Cómo decirle que lo nuestro ya no era lo mismo, que esto no tenía vuelta atrás, que yo necesitaba alejarla de mi lado? Busqué ayuda en los amigos más viejos que habían tenido el mismo problema, confesé mi situación y algunos me recomendaban terminar con ella de cuajo, así, radicalmente, y otros, me decían que prosiguiera con lo que ya estaba haciendo, un proceso que no sea traumático para nadie, poco a poco.
La verdad, yo me inclinaba por el primero, porque esto de verla todos los días (en la mañana y en la noche) me estaba matando. A veces, sentía su mirada en mi nuca y debo confesar que muchas veces cedí a la tentación, con las consabidas consecuencias y cada vez que yo cedía, retrocedía todo lo ganado.
Hasta que un día armado de valor decidí terminar con todo de una buena vez. Fui al bar de los viejos amigos, entre otras cosas tomé valor, regresé tardísimo, con algunos boleros colgando todavía en mis orejas, con carmín en el cuello de la camisa, con la corbata en el bolsillo y la billetera vacía.
Ella, ya no pudo ser diplomática, mis provocaciones habían dado en el blanco, logré que me odiara, no sé si logré que me dejara de querer, pero en sus ojitos estaba el odio. Entre gritos y horribles muecas empezó la guerra.
Forcejeos, moretones, palabras gruesas, lágrimas con babas y una lluvia deinsultos que nos dejó la piel abierta. La familia, ante tantos gritos, se metió en la gresca. Pero como ella era la de la imagen débil, la “pobrecita”, se pusieron de su lado.
Ante esa situación, y ya casi al amanecer, decidí que no podría darme el lujo de tener otra batalla con ella (y con mi familia de aliada) pues yo tenía todas las de perder. La furia había tomado control de mí y en medio de mis delirios supe que me quedaba un último ataque y debía ser definitivo.
Fingí que me calmaba, di unas vueltas por la habitación tratando de convencer a mi familia que la víctima era yo. Bajaron la guardia, se descuidaron, entonces aproveché y salté por encima de la cama y con una ágil maniobra me puse detrás de ella, los gritos escandalizados de mi madre invocando a Dios latigueaban el aire; fue entonces que la tomé con fuerza, la levanté y dando un giro de 360 grados llegué hasta la ventana lanzando la tele de plasma y alta definicióndesde el octavo piso ante la mirada estupefacta de mi familia y los llantos desconsolados de mi madre que rumiaba con dolor: “¿Y ahora? la novela, la novela”.
http://diariouno.pe/columna/una-oscura-historia-de-amor/
___________________
Nicaragua 2016: voto cargado de futuro
Manuel Dammert Ego Aguirre
Autor expone su experiencia como observador invitado a las recientes elecciones generales de Nicaragua.
1.Masiva participación del pueblo ciudadano.El 6 de noviembre, recorrí los lugares de votación, presencié el ejercicio del voto, en 6 lugares distintos en la ciudad de Managua, junto con una de las varias delegaciones que fuimos como observadores invitados. El voto está territorializado, las personas votan en la zona donde viven. Desde temprano (7:00am) estaban instaladas las mesas y activos sus responsables, con los equipamientos necesarios.
La tensión estaba en el ambiente ante las amenazas del sector recalcitrante de EE.UU, que buscaba deslegitimar las elecciones para justificar la intervención de la potencia imperial. El voto popular los derrotó, y continuó abriendo los caminos de la dignidad con soberanía y democracia. El voto fue rotundo: Ortega (FSLN) obtuvo un millón 803 mil 944 votos (72.5%)y las otras fuerzas políticas: PLC con 15%, el PLI con 4.5%; ALN con 4.3%, Partido Conservador con 2% y APRE con 1%.El voto en Nicaragua es voluntario, no es obligatorio. La abstención fue de 31.8%, inferior a las del año 2006 (34%) y 2011 (42%).
Tras el derrocamiento de la dictadura de Somoza el 19 de julio de 1979, por la lucha del pueblo conducido por el FSLN, el Gobierno Revolucionario construyó la institucionalidad democrática nacional. En 1984, en la primera elección limpia, el FSLN con Ortega, ganó la elección. En 1990, en las tres elecciones siguientes, se suceden varios gobiernos neoliberales, período en el cual el FSLN estuvo en la oposición democrática.En el 2006el FSLN volvió a ganar las elecciones, con Daniel Ortega como Presidente.
Era imprescindible, incorporar como protagonistas centrales a los jóvenes, a las mujeres, a la mayoritaria pequeña y mediana producción (agrícola, transportista, servicios, industrial), así como a las poblaciones indígenas del caribe, a la producción ganadera, y a los diversos sectores industriales en crecimiento. Para lograrlo se requeríauna nueva gestión del desarrollo, cambiando el modelo productivo, energético y de seguridad ciudadana, que pusiera el acento en diversificar la producción y fortalecer sus nuevos actores nacionales.
2.Los Desafíos que expresa el voto nacional y dan mayoría al FSLN.
El voto ciudadano del 2016 expresa el nuevo rostro ciudadano de unidad nacional, con el 72 % del FSLN y Ortega. Entre los más importantes desafíos están:
Primero, el fortalecimiento como eje de la producción nacional, de la pequeña y mediana propiedad, individual y asociada, especialmente en la agricultura, el transporte, los servicios, en donde son la principal fuerza productiva en ascenso.
Segundo, el reconocimiento de los Derechos Colectivos de las comunidades originarias y afro-descendientes de las Regiones Autónomas del Caribe. Se han entregado 23 títulos, que abarcan a 39,531 familias, dándoles autonomía en un área total del 31 % del territorio nacional (37, 841. 99 Km2).
Tercero, el fortalecimiento de la producción nacional, con energía limpia sostenible, crecimiento de la infraestructura vial y de comunicaciones que conecta el país, y el impulso a las diversas formas productiva en agricultura, industria y servicios.
Cuarto, la prioridad explicita y efectiva a la juventud, incorporándola a la vida nacional con crecientes responsabilidades, con mayores oportunidades en el trabajo, la educación y las responsabilidades en los diverso ámbitos de la vida pública.El 67.2% de la población de Nicaragua tiene menos de 24 años.Existen pandillas pero no tienen vínculos con el crimen organizado. Se enfrentó la violencia con “inclusión social” creando la Dirección de Juventud y Centros de Jóvenes, en donde se capacita en panadería, mecánica, electricidad, carpintería, etc.
Quinto, avances en los derechos políticos generales, como la paridad y alternancia de género efectiva en las listas parlamentarias y composición del congreso.Los cargos políticos se distribuyen al 50% para ambos géneros, siendo uno de los 5 países del mundo con mujeres en un cargo público.A nivel económico, se busca empoderar a la mujer y afirmar las reivindicaciones de género en los asuntos políticos y económicos. En la ciudad: Programa “Usura Cero”. En el campo: “Programa Productivo Hambre Cero”. Benefician a 150 mil familias: un millón de personas. Conducidos por mujeres.
Sexto, reconocimiento y práctica de vida de régimen institucional democrático, afirmando la unidad nacional, centroamericana y latinoamericana, con participación de diversos sectores institucionales, empresariales, iglesia, partidos políticos, etc.Esta victoria se sustenta en una amplia red de alianzas, que el Gobierno de Ortega mantiene con fuerzas políticas de diverso signo ideológico, con el movimiento social y con el sector privado, los que apoyan un modelo de desarrollo que en los últimos 10 años ha transformado el país.
3.Nicaragua, NuestraAmérica y la multipolaridad
En julio de 2012, el gobierno de Nicaragua estableció la ley de El Gran Canal Interoceánico de Nicaragua y en junio de 2013, la Asamblea Nacional otorgó una concesión de 50 años a HKND (Railway Construction Corp. Ltd). Ya está en avances. La actual multipolaridad ya explicita, confirma este rol. Conectan los océanosPacífico y Atlántico a través del Lago Nicaragua, afianzando el CAFTA y el conjunto de NuestraAmérica como patria grande.La megaobra duplicará el Producto Interno Bruto (PIB) de Nicaragua y generará alrededor de 250 mil empleos, entre directos e indirectos.Las obras preliminares del proyecto comenzaron en diciembre del 2014. Está valorado en 50 mil millones de dólares y se espera que su edificación demore cinco años.
Los EE.UU amenazan con cortar los créditos, a fin de ahogar Nicaragua y su economía popular que es la principal fuerza productiva que representa el 40% del producto interno y el 70% del PBI.Responder al desafío es la base de la unidad nacional que el 72 % de Ortega convoca a todos.
Nicaragua sigue las luchas y sueños de Sandino, Darío y Borge. Sus desafíos actuales están en las miradas, alegrías y batallas de su pueblo. Son la entraña del inmenso desafío que están resolviendo. Esta fuerza se aprecia en la lava hirviente de sus volcanes y en el lomo azul de su gran lago, el Cocibolca inmenso que abraza el horizonte. Resuena con los ecos de mil batallas: la soberanía democrática es la fuente de vida de la nación y la savia vital de la unidad de la Patria
http://diariouno.pe/columna/nicaragua-2016-voto-cargado-de-futuro/
___________________
Obama, modesto balance
Mirko Lauer
La parte sorprendente, incluso parecía imposible, en que Barack Obama llegara a presidir los EEUU fue que él fuera afro-americano. Sin embargo hubo factores más convencionales en ese triunfo: en el 2008 la mayoría del país quería un demócrata, un liberal y una imagen de cambio. Obama fue todas esas cosas.
Lo que le tocó en sus ocho años de gobierno fue una reacción de derecha, en que la oposición de los republicanos se radicalizó hasta los extremos casi sublevados de los tea parties. Sin duda el racismo intervino en el coctel derechista, pero también mucho los efectos de la crisis financiera mundial de 2008-2009.
Obama logró capear razonablemente ese temporal, pero no logró que la recuperación resolviera el problema de desigualdad económica agravada que heredó. Esto limitó su capacidad de dar medidas de alivio social, y lo convirtió en un presidente convencional, condenado a decepcionar una revolución de expectativas.
Además, como esperable, la mayoría republicana en el Congreso lo mantuvo acotado en todo momento. La lista de iniciativas progresistas de Obama bloqueadas por el Congreso es larga y probablemente tuvo como efecto una autocensura de la iniciativa política en la Casa Blanca. Las pocas que pasaron no se libraron de seguir bajo ataque.
Pero Obama usó sus considerables poderes presidenciales para evitar que la parálisis fuera total. Entre sus logros está haber terminado la guerra de Irak, frenado la de Afganistán, haber entrado al convenio anti-calentamiento global de París 2015, haber decretado un sistema de salud universal.
Tuvo que enfrentar de lleno las consecuencias de la Primavera Árabe (que alentó) y del Estado Islámico. El Medio Oriente se llevó el grueso de sus esfuerzos internacionales, y fue un mal negocio, a pesar del espectacular aniquilamiento de Osama Bin Laden.
Desde una perspectiva latinoamericana, quizás los dos puntos más notorios son haber puesto en marcha el deshielo con el gobierno cubano (no pudo terminar el embargo) y haber resistido la tentación de intervenir en sucesivas crisis de la región. Solo México mereció una atención especial, con cinco visitas en sus dos periodos.
En lo personal se hicieron notar la inteligencia, la elegancia, la simpatía, y un estilo cool de Obama. Este último solo retrocedió en la última etapa de confrontaciones verbales con Donald Trump. Su aprobación promedio para los ocho años de gobierno fue 48%; parte con una aprobación del 57% este noviembre. El promedio presidencial histórico es 53%.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/823295-obama-modesto-balance
___________________
Un baño de lágrimas
Rosa María Palacios
En el baño de mujeres parlamentarias, las congresistas del fujimorismo viven dramas que difieren mucho de la versión de una bancada monolítica. Si eres nueva en política, sabes poco de leyes y eres mujer provinciana de Fuerza Popular, lo más probable es que en algún momento termines escondida en el baño. Llorando. De rabia, de pena, de frustración. Tus compañeras, tan asustadas como tú, te consolarán. Tal vez, te ayudarán si se te baja la presión y casi te desmayas. Pero te dirán lo que vienen susurrando hace meses: “todavía no es tiempo”.
Las fuentes me piden absoluta discreción sobre su identidad. Tienen miedo. Han visto el modo de operar de la coacción política en el fujimorismo y cualquiera de ellas puede ser la próxima víctima. No es usual lo que me han contado y voy a ahorrarme los nombres, para minimizar las represalias. Espero que, por ahora, sea difícil identificarlas a pesar de las señas que aquí expongo.
Estas mujeres, cuando fueron candidatas, lucharon mucho por llegar al Congreso. Muchas tenían experiencia como dirigentes populares, pero nunca habían participado en política. No conocían a Keiko Fujimori personalmente. Y hasta hoy, aunque parezca increíble, aseguran que nunca han tenido una reunión a solas con ella. Siempre son grupales. Siempre hablan “los antiguos”, la cúpula. Opinan, a veces, pero si su opinión es discordante, se les aprieta la marca. Las llamadas de Ana Vega y Pierre Figari a sus escaños les indican cómo deben votar y como deben callar. Son órdenes inapelables.
¿Y si se rebelan? Es sencillo. Se les abre un proceso en la Comisión de Ética. Un supuesto desconocido presenta una denuncia, ya sea por la hoja de vida (que llenó el personero legal, no ellas) o por la actividad parlamentaria de la congresista. La Comisión de Ética, con mayoría fujimorista, vota para abrir investigación. La coartada es perfecta: “Para que no se diga que blindamos a los nuestros”. Simultáneamente, si se quiere apretar más, se pone una denuncia en el Ministerio Público, siempre a través de terceros. Denuncia que se admite de inmediato. Luego del problema, viene la solución. Si te portas bonito, todo se archiva. Si no te portas bien, te podemos sacar del Congreso porque el accesitario nos conviene más. He encontrado varios casos, de iguales características, siempre con mujeres fujimoristas, lo que confirma todo lo dicho por las fuentes. El mensaje a los demás es claro: lo controlamos todo.
Confundidas (la mayoría no son abogadas) y aterradas, creen que su expulsión es inminente y bajan la cabeza. Acatan. No querían votar a favor de la Ley contra el transfuguismo porque la consideran una “ley mordaza”, un instrumento creado por el entorno de Keiko Fujimori para impedir que hablen. Las obligaron a votar contra su voluntad. Ahora no pueden renunciar a la bancada pese a las trampas que se les han tendido desde el inicio. El malestar está creciendo pero le tienen mucho respeto a Luz Salgado y a Kenji Fujimori quienes siempre las tratan bien. El problema no está ahí. Está en un pequeño entorno que rodea a Keiko Fujimori y que las trata con la punta del pie y bajo amenaza permanente. Me ahorro los calificativos que escuche.
Han leído en su Constitución que los congresistas no están sujetos a mandato imperativo. Es decir nadie puede darles órdenes, menos bajo amenazas, para que voten en un sentido u otro. Peor aún si esas personas ni siquiera pertenecen a la bancada. Pero eso es letra muerta, me dicen.
Mi pregunta fue obvia: ¿no sabían a que se estaban metiendo? Y la respuesta fue que no, que nunca imaginaron ese maltrato. Pero hay más. Si estás dentro del grupo de las vigiladas, olvídate de presentar iniciativas legislativas. No pasarán. Y además, los medios de tu localidad serán usados por agentes de Fuerza Popular para destrozarte, por semanas, con infundios.
¿Y cuándo será el momento de la rebelión? “Cuando Kenji diga”, me informaron. Ahí, ya serán los suficientes para derogar la ley antitransfugismo y formar bancada. ¿Y los hombres? ¿Por qué no sucede lo mismo con ellos? “Ahí, trabajan con otros métodos”. Espero descubrirlos porque no me los contaron al detalle.
Si Keiko Fujimori cree que el autoritarismo crea una bancada sólida, los próximos años le traerán muchas sorpresas. Las lágrimas derramadas por una injusticia no se olvidan. Mucho menos las que se enjugan en un baño público.
___________________
Fujimorismo: No nos cansaremos de denunciar
Claudia Cisneros
Quería escribir sobre la cumbre APEC y los flujos de poderes en reacomodo tras la horrorífica elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos. Debería y quería escribir acerca de la aparente paradoja de que el más grande propulsor de la globalización, hoy se erija –a través de su presidente electo– como el más furibundo enemigo de ella y que sea un país formalmente comunista como China el que esté listo para ocupar el espacio que los EEUU podría estar dejando, porque no hay vacíos en el poder, tampoco en el global. Quería haber podido escribir acerca del verdadero poder global tras el político y tras la globalización: la gran y poderosa empresa. Sobre cómo es que la “religión del mercado” lleva al extremo de equiparar el consumo con la libertad individual, cuando no es más que consumo exacerbado a costa de libertades políticas y conciencia ciudadana. Escribir sobre los peligros del otro extremo: el proteccionismo chauvinista, excluyente, discriminador, que apela al fanatismo nacional para imponerse a los que son diferentes.
Hubiera querido hablar con mayor profundidad sobre estos temas álgidos de nuestros tiempos globales, pero no hay semana en que el fujimorismo no se supere a sí mismo en defraudar al país. No hay semana que no muestren prepotencia y revanchismo. Como si haber puesto tras las rejas a la mayor parte de su cúpula fuese una maldad y no justicia aplicada correctamente por los incontables delitos cometidos en contra de nuestras instituciones y su gente.
Está claro que quieren seguir atropellando desde el Congreso para copar cada posible espacio de poder. Está claro que quieren que nos cansemos, que dejemos de hablar de ellos, de escribir sobre ellos, de criticarlos, de señalar su aporte a la degradación política. Pero mientras más se esfuercen por hacer eso, más insistiremos en exponerlos. Se lo merecen porque su aporte al Perú es nulo. Y eso viene quedando cada vez más claro hasta para quienes alguna vez dieron el beneficio de la duda a Keiko.
Con cada desacierto –que ellos ven como legítimas muestras de poder– se va constatando su incapacidad para pensar en términos de país. Su incapacidad para entender y actuar en democracia, a favor de la gente. Usufructúan de las posibilidades de la democracia, que está pensada para que se aplique bajo un consenso de valores, de procedimientos, y de disposición para servir a la comunidad. Pero ellos la usan solo como fachada para cometer sus atropellos. Usan las leyes para abusar de la democracia, del Estado de Derecho, de las instituciones, de la buena fe de la gente y de sus necesidades. Y todo por pura ambición de su partido por el poder y por la impunidad. Así lo hizo Alberto, así lo continua Keiko.
Al atropello del fujimorismo para la repartija de cargos a favor de personas con cuestionamientos éticos y legales (Defensoría, Sunat, BCR, Comisión de Presupuesto, etc.), se suma el que haya sido nombrado presidente interino del Poder Judicial un juez nada menos que sentenciado por haberse reunido con Montesinos cuando aún era miembro del JNE y Fujimori-Montesinos atropellaban con la tercera e inconstitucional reelección. Ramiro de Valdivia Cano es su nombre y tuvo el desparpajo de denunciar al Poder Judicial que ahora resulta que debe pagarle 2.6 millones de soles (https://goo.gl/fJwchz). Un tremendo juez, que según una investigación de Ojo Público (https://goo.gl/zSzA7K) ha aumentado su patrimonio en 440% en solo cinco años. “Entre el 2011 y el 2012 pasó de tener un patrimonio de S/ 377 mil a S/ 1.4 millones sin explicación alguna”. Sin duda no hay grupo político más contento con esta pésima noticia para el sistema judicial y para el Perú, que el fujimorismo. Casi como si fuera un premio a los favores de antaño. A estar atentos a cualquier artimaña que traten de hacer pasar. Y dejamos constancia de la náusea que nos produce esta degradación institucional.
Así que no. No nos callaremos ni nos cansaremos porque a nosotros sí nos importa el país, a nosotros sí nos importa la institucionalidad pública y porque jamás seremos un país realmente próspero, equitativo e inclusivo mientras las riendas de los poderes las tengan políticos nefastos, ramplones, fanáticos y absolutamente indolentes de las necesidades de la gente.
http://larepublica.pe/impresa/opinion/823302-fujimorismo-no-nos-cansaremos-de-denunciar
. ___________________
“Posverdad”
Martín Tanaka
Desde 2004 el diccionario de Oxford, en su versión inglesa y estadounidense, elige a “la palabra del año” en el idioma inglés, atendiendo su relevancia o significación cultural. En 2016 la palabra elegida en los dos lados del Atlántico ha sido “posverdad”, un adjetivo que refiere a circunstancias en las que los “hechos objetivos” pesan menos en la formación de la opinión pública que llamados a la emoción o a las creencias personales. Según Oxford, su mayor uso ha estado relacionado con el referéndum en el Reino Unido sobre la salida de la Unión Europea, y a la elección presidencial de los Estados Unidos. Este adjetivo aparece asociado al sustantivo “política”: así, se habla cada vez más de la “política de la posverdad”.
Hasta no hace mucho, un político percibido como mentiroso resultaba moralmente inaceptable y aquel que por desconocimiento falseaba la verdad también era repudiable, debido a su ignorancia, falta de preparación. En los últimos años, sin embargo, la dificultad de buena parte de la ciudadanía para aceptar hechos que desafían sus sentidos comunes, prejuicios y convicciones, y el asentamiento de retóricas populistas resultan colocando a la “verdad” en un plano secundario. De este modo, la mayoría de votantes ingleses había optado por salir de la Comunidad Europea basados en información equivocada y expectativas sin fundamento y buena parte de los votantes estadounidenses había votado por Donald Trump a pesar de que lanzó sistemáticamente sobre sus rivales acusaciones que distorsionaban groseramente la realidad, de que su campaña se basó en diagnósticos errados y en propuestas sin mayor fundamento. Lo peor de todo es que podría decirse que la política de la posverdad sería una característica de la política global cada vez más importante, que no nos resulta en absoluto ajena.
En América Latina, hemos tenido tradicionalmente la vigencia de retóricas populistas, una política débilmente institucionalizada, una mayoría de la población excluida social y políticamente, con importantes expectativas de progreso y demandas de igualdad, explicarían la seducción de este tipo de discursos. El asunto es que, en tiempos recientes, a la subsistencia de estos rasgos tradicionales se une lo que se registra también en países desarrollados.
En los últimos tiempos se ha generado una avalancha de información accesible a través de la web y de múltiples medios de comunicación “alternativos” a los tradicionales. Para muchos es cada vez más difícil discernir cuán confiables y creíbles son las fuentes. Un criterio es tomar como referencia a los medios más asentados, así como a la voz de los expertos, asociados a las fuentes tradicionales de conocimiento, como las universidades. En el fondo, la credibilidad ha estado asociada al prestigio y la reputación, para lo cual la percepción de las élites es fundamental. Pero ¿qué pasa cuando la credibilidad de las élites es precisamente la que está en cuestión? En este marco, algunos recurren crecientemente a fuentes de información que más bien validan y refuerzan los propios prejuicios. Esto hace que haya tanta gente que crea en los platillos voladores, la medicina homeopática, múltiples teorías conspirativas y en discursos políticos demagógicos, por ejemplo. Se suele decir en nuestro medio que tal o cual persona expresó “su verdad”, como si esta estuviera en cada quien y no fuera de uno. Un programa de televisión se llamaba “El valor de la verdad”, pero a ella no se llegaba mediante una investigación metódica, sino a través de un medio de valor bastante cuestionable. Seguiremos con el tema.
___________________
Richard Webb
¿Más es mejor?
Es la piedra de toque del economista: más es mejor. Llega la Navidad y los niños solo miran el tamaño de las cajas colocadas debajo del árbol. “Yo quiero esa”, dice cada uno, el dedito señalando a la más grande. Lo mismo sucede con el economista. El niño pierde esa candidez a los cinco años, aprendiendo que lo grande no siempre es lo más deseado, y que si bien se pueden intercambiar los regalos, casi siempre se va a perder en la transacción. De allí el valor de mirar adentro de la caja, que podría decirse es el mensaje principal de Efraín Gonzales de Olarte en su libro “Una economía incompleta”, en la que explora la estructura del aparato productivo aprovechando las llamadas cuentas insumo-producto.
Hay, incluso, cajas de Pandora, como los millones de barriles de petróleo de Venezuela, una caja mayúscula aunque, como ahora se hace evidente, venía acompañada de los venenos de la corrupción, del autoritarismo y del embrutecimiento económico. Hoy ni siquiera se sabe cómo transformar esos barriles en pan o medicinas. Para muchos es injusto culpar al petróleo, y hay democracias, como Chile y Noruega, que no han sido envenenadas por tales riquezas. No obstante, alguna culpabilidad debe haber si consideramos que, de los 30 países más dependientes de sus recursos naturales, ninguno alcanza la categoría de “Democracia plena” en el Índice de Democracia de la revista “The Economist”, aunque tres se categorizan como “Democracias falladas” debido a las irregularidades de sus procesos electorales o prácticas de gobierno.
No se trata solamente de casos de extrema riqueza natural. Independientemente de lo que produce, todo país está obligado a lidiar con dos retos económicos: primero, producir más, y segundo, repartir de una manera que extrae el máximo bienestar de esa producción, tanto lo que va directo a manos de sus ciudadanos como lo que va a manos del Estado para generar bienes y servicios colectivos. El problema es que casi toda la ciencia económica está dirigida a lo primero, a lograr la máxima producción. En cuanto al reparto, el economista se lava las manos. El reparto, dice, no es tarea de la ciencia económica sino de las ciencias políticas y de gestión pública.
Lo que nos pretende ilustrar Gonzales de Olarte es que lo segundo no es independiente de lo primero. La misma lección parece deducirse del ‘impasse’ tanto económico como político que está viviendo el Primer Mundo, donde se frena el crecimiento y surge el populismo. Si bien se debaten las causas, emerge una conclusión principal, que se ha descuidado la interrelación entre la producción y la política. Es cómodo para el economista decir que ha cumplido su labor y que ahora le toca a los políticos y funcionarios hacer bien su trabajo. Pero esa separabilidad de funciones es ilusa.
La calidad de la ejecución política es afectada por la estructura productiva. Ya en 1999 un informe del Banco Mundial sobre el Perú afirmaba que “el patrón del crecimiento afecta la reducción de la pobreza”. La distribución regional, el balance de la producción entre productores grandes y pequeños, el grado de integración productivo entre sectores, y las diferencias en productividad afectan qué tan exigente es un esquema productivo de la calidad del manejo político.
http://elcomercio.pe/opinion/rincon-del-autor/mas-mejor-ricard-webb-noticia-1947822
___________________
EEUU: ¿fallaron las encuestas?
Alfredo Torres
La sorpresiva elección de Donald Trump en Estados Unidos ha dejado la sensación de que las encuestas se equivocaron. La realidad es distinta: las encuestas no estuvieron mal. Los que se equivocaron fueron los analistas que con gran imprudencia se lanzaron a pronosticar el triunfo de Hillary Clinton.
En efecto, aunque aún no ha concluido el cómputo electoral, ya se sabe que Clinton superó por más de un millón de votos a Trump. Ella habría obtenido 48% de los votos; y él, 47%. La mayoría de encuestas daba una diferencia de dos a tres puntos a favor de Clinton, así que, si ella obtuvo un punto porcentual más de votos, la mayoría acertó dentro del margen de error. Si en Estados Unidos hubiese un sistema electoral como el que rige en el Perú, Clinton sería la próxima presidenta de Estados Unidos.
Como se sabe, el sistema electoral norteamericano es diferente y la votación se gana a nivel estatal y luego los votos de los ganadores van a un colegio electoral donde se elige al presidente. La mayoría se alcanza con 270 votos electorales. En estas elecciones, Trump habría obtenido 290 votos electorales y Clinton 232.
Esta contradicción entre el voto popular y el voto de los delegados se debe a que en muchos estados la votación fue muy ajustada. La mayoría de las encuestas señalaba empate técnico (“too close to call”). Sin embargo, ante la presión social, muchos analistas se animaron a pronosticar un ganador.
Lo que pasó fue que en cinco estados la diferencia entre ambos candidatos fue de menos de 1,5% puntos porcentuales y en cuatro de estos cinco estados (Michigan, Wisconsin, Pensilvania y Florida) ganó Trump. Si Clinton hubiese ganado en Florida y alguno de los otros tres, ella habría obtenido más delegados que el candidato republicano y sería la próxima presidenta.
La principal razón por la que Clinton perdió en Florida y otros estados en los que andaba empatada fue el mayor ausentismo de los votantes demócratas. Mientras los blancos de bajo nivel educativo, simpatizantes de Trump, fueron a votar en mayor proporción que en elecciones anteriores, la población negra y latina acudió a votar en menor proporción. En números absolutos, menos latinos y negros votaron por Clinton que por Obama cuatro años antes. Clinton perdió por no ser capaz de entusiasmar y movilizar al electorado demócrata como lo hizo Obama en las dos elecciones que ganó.
Las encuestas tienen siempre un error muestral y otro no muestral. La principal fuente de este último es el sesgo de respuesta por deseabilidad social. Si la mayor parte de los medios de comunicación considera una respuesta más correcta que la otra, algunos encuestados débiles de carácter pueden contestar lo que suponen que el encuestador –percibido como representante de la prensa– espera escuchar. En este caso, algunos podrían haber contestado que pensaban votar por Clinton aunque en el fondo simpatizaban con Trump.
Otra explicación, en la misma línea de respuesta por deseabilidad social, es que algunos electores que rechazaban a Trump contestaban en las encuestas que acudirían a votar y que lo harían por Clinton, aunque al final el desgano y la indiferencia pudieron más y no emitieron su voto. Por eso la candidata demócrata habría recibido esta vez menos votos que su predecesor.
En mi opinión, no hubo tanto sesgo de respuesta de los encuestados como de los observadores. Lo que creo que pasó fue que la mayoría cayó en el sesgo de la autorreferencia. Este sesgo de percepción consiste en mirar la sociedad desde el prisma de nuestro entorno y experiencia cultural. Por ejemplo, la serie “Perils of Perception” de Ipsos ha demostrado que los europeos creen que hay mucho más inmigrantes musulmanes que los que hay en realidad o que en América Latina creemos que más población vive en zonas rurales que en la realidad.
El sesgo de percepción en el que cayeron los analistas en las elecciones norteamericanas probablemente tuvo que ver con que la mayoría de ellos vive en Nueva York, donde Clinton ganó con 59% de los votos; California, donde obtuvo 62%; y, sobre todo, en la capital, Washington D.C., donde barrió con 93% de los votos. Súmase a ello que los analistas suelen ser personas de alto nivel educativo, entre los cuales la idea de Trump presidente era muy difícil de tragar y se entenderá que, al sesgo de percepción, se sumó en muchos casos el deseo proyectado. En conclusión, no se equivocaron las encuestas, sino quienes las malinterpretaron
http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/eeuu-fallaron-encuestas-alfredo-torres-noticia-1947807
___________________
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.